Revista Andes, Antropología e Historia
Vol. 2, Nº 30, Julio-Diciembre 2019
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ISSN Nº 0327-1676
POBLACIONES
HUMANAS DEL CURSO INFERIOR DEL RÍO SAN ANTONIO A FINALES DEL HOLOCENO TARDÍO.
CONTRIBUCIONES A PARTIR DE UN RESCATE ARQUEOLÓGICO EN EL SITIO LA QUINTA
1915-12 (VALLE DE PUNILLA, CÓRDOBA)
HUMAN POPULATIONS OF THE LOWER COURSE OF THE SAN ANTONIO RIVER AT THE
END OF THE LATE HOLOCENE. CONTRIBUTIONS FROM AN ARCHAEOLOGICAL RESCUE IN LA QUINTA 1915-12 SITE
(PUNILLA
VALLEY, CÓRDOBA)
Mariana Fabra - Soledad
Salega
Gisela Sario - Paloma
Zarate
Romina Canova - Aldana Tavarone
Mariana Dantas
Instituto de Antropología de Córdoba - CONICET
Museo de Antropología
Facultad de Filosofía y Humanidades
Universidad Nacional de Córdoba
Córdoba - Argentina
marianafabra@gmail.com
soledadsalega@gmail.com
giselasario@hotmail.com
palomazrt@gmail.com
canovaromina@gmail.com
aldyt@hotmail.com
dantasmariana@hotmail.com.
Fecha
de ingreso: 19/03/2018
Fecha
de aceptación: 23/11/2018
Resumen
Se presentan los resultados de los análisis realizados al
material arqueológico y bioantropológico recuperado
en el sitio La Quinta 1915-12. Se efectuaron análisis tafonómicos
sobre el material óseo (relevamiento de meteorización, marcas de raíces,
precipitaciones químicas, fauniturbación,
fragmentación, modificaciones antrópicas, porcentaje de superficie preservada y
grado de integridad), bioantropológicos (MNI, MNE,
MAU, MAU%), así como análisis tecnotipológicos sobre
el material lítico. Se recuperaron restos óseos humanos de al menos 7
individuos (6 adultos y 1 infante), 308 especímenes faunísticos, identificados
como Chinchillidae, Equidae,
Bovidae y mamíferos grandes indeterminados y 184
artefactos líticos de cuarzo y rocas silíceas y 4ecofactos, que por sus
características sugieren actividades de talla y procesamiento de materias
primas. Se discuten similitudes y diferencias con respecto a otros sitios de la
región. Interesa aportar a la discusión acerca de las ocupaciones humanas que
habitaron esta región en el Holoceno tardío, particularmente aspectos
vinculados a la dieta y salud de las personas que fueron inhumadas en el sitio,
la presencia de anomalías congénitas, así como cuestiones relacionadas al uso
que hicieron del espacio y los recursos disponibles.
Palabras clave: La Quinta 1915/12, Valle de Punilla
(Córdoba), Bioarqueología, Zooarqueología,
Análisis tecnotipológico
Abstract
The results of the analyses carried
out on archaeological and bioanthropological material
recovered at La Quinta 1915-12 site are. Taphonomic
variables were recorded on the osseous material (weathering, root marks,
chemical precipitation, fauniturbation, fragmentation,
anthropic modifications, percentage of preserved surface and degree of
integrity). Bioanthropological analyses (MNI, MNE,
MAU, MAU%), and techno-typological analyses on lithic material were also
applied. Human skeletal remains of at least 7 individuals (6 adults and 1
infant) were recovered, as well as 308 identified faunal specimens which were
identified as Chinchillidae, Equidae
and Bovidae and undetermined mammals, 185 quartz and
siliceous lithic artifacts and 4 ecofacts (whose
characteristics suggest activities of carving and processing of raw materials).
Similarities and differences regarding to other sites in the region are
discussed. It is interesting to contribute to the discussion about the human
settlements that were established in this region during the late Holocene, especifically related to the diet and health of people who
were buried in the site, congenital anomalies, as well as issues related to
their use of space and available resources.
Keywords: La Quinta 1915/12,
Punilla Valley (Córdoba), Bioarchaeology, Zooarchaeology, Techno-tipologicalanalysis
Introducción
En años recientes, desde diferentes líneas de investigación
arqueológica se ha aportado al conocimiento de las poblaciones originarias que
habitaron la región serrana de la provincia de Córdoba, particularmente en el
Holoceno tardío. Estos trabajos han permitido indagar acerca de cambios y
continuidades en distintos aspectos de la organización social, en la producción
de distintas tecnologías, el uso de recursos faunísticos, líticos y vegetales[1]
así como en la historia biológica de las mismas[2].
Particularmente se destacan variaciones regionales y
temporales notables, ya sea en los recursos alimenticios consumidos y la forma
de procesarlos[3],
las actividades físicas realizadas y el uso del cuerpo[4],
así como los modos en que las personas fueron enterradas[5].
Es de destacar que gran parte de estas investigaciones
provienen del estudio de sitios trabajados en el marco de rescates
arqueológicos[6].
En la provincia de Córdoba, particularmente en los últimos años, se han puesto
en valor estos sitios a partir del estudio de los restos bioarqueológicos
recuperados[7].
Desde el año 2009 se encuentra vigente un convenio de cooperación, firmado
entre el Poder Judicial de la provincia, el Equipo Argentino de Antropología
Forense y el Museo de Antropología de la Facultad de Filosofía y Humanidades de
la Universidad Nacional de Córdoba, mediante el cual se formalizó un equipo
interdisciplinario de trabajo, integrado por bioarqueólogos,
antropólogos forenses, historiadores y estudiantes de antropología, que se especializa
en la prospección y excavación de este tipo particular de sitios, así como en
el análisis y posterior conservación de los restos recuperados[8].
En este marco, el objetivo del presente trabajo es aportar
al estudio de las poblaciones humanas que habitaron el valle de Punilla, en la
región serrana de la provincia de Córdoba, a partir de las investigaciones
realizadas en el sitio La Quinta 1915/12. Nos interesa particularmente
presentar los trabajos arqueológicos realizados, y los resultados de los
estudios bioarqueológicos, zooarqueológicos,
tafonómicos y de tecnología lítica llevados a cabo sobre
los materiales recuperados.
Antecedentes de
trabajos arqueológicos realizados en la región
Las investigaciones arqueológicas en el valle de Punilla
tienen como antecedente los trabajos de
E. Argüello de Dorsch, G. Figueroa, M. Dantas,
M. Medina, A. Nielsen, S. Pastor, E. Pautassi, D. Rivero y F. Roldán, realizados desde la década
de 1980[9].
Particularmente, en el área del sitio La Quinta, se encuentra el sitio El Fantasio excavado en la década de 1980 por A. Nielsen y F. Roldán (1991). Se trata de un abrigo rocoso en
donde se identificaron restos cerámicos, líticos, faunísticos y un
enterramiento humano. Para este sitio fue planteado un modelo de asentamiento
de utilización transitoria por parte de poblaciones agrícolas. Sin embargo,
trabajos posteriores afirman un uso residencial del mismo[10].
Por otra parte, también se excavó el sitio La Quinta por F. Roldán, que
corresponde a otro abrigo rocoso, en donde, de acuerdo a sus hallazgos, se
llevaron adelante actividades múltiples asociadas a los campos de cultivo[11].
Posteriormente se realizó un estudio tecnológico y funcional del registro
cerámico confirmando esta hipótesis[12].
Respecto a estudios zooarqueológicos,
los trabajos dirigen su atención a la determinación de la importancia relativa
de las especies que fueron obtenidas como parte de la subsistencia a lo largo
del tiempo y del espacio –ya que posiblemente hayan variado localmente las
porciones y las formas de obtención-, y a la variabilidad de estrategias
implicadas[13].
También se han realizado trabajos tafonómicos y
experimentales para explorar las incidencias de huellas de procesamiento en
huesos animales que permitan inferir la explotación intencional por parte de los
humanos, permitiendo diferenciarlos de aquellos huesos incidentalmente
incorporados en el registro arqueológico[14];y
estudios enfocados en aspectos paleoecológicos, los
cuales se sirven de la taxonomía presente en el registro arqueofaunístico
como eco-indicadores de la evolución ambiental[15].
Muchos de los trabajos señalan la complementación hacia
momentos tardíos del Holoceno (ca. 1000-300 años AP)
del consumo básico de animales de gran porte y alto rendimiento económico como
los macrovertebrados – guanacos, taruca,
venados de las pampas-, con la recurrencia al consumo de
animales de menor porte -cérvidos y pequeños vertebrados-, incluyendo huevos de
ñandu[16].
Sitio La Quinta 1915-12.
Localización y características del rescate arqueológico
El sitio se encuentra ubicado a 31°25'28.35"S de
latitud Sur, y 64°31'5.99" de longitud Oeste, a 670 msnm, y a 600 metros
del río san Antonio, de carácter permanente, el cual junto a otros cursos de
agua conforman el valle intermontano de Punilla,
delimitado al este por la Sierra Chica y al oeste por la Sierra Grande (Figura
1). Esta región forma parte del distrito chaqueño serranosiendo
característico el bosque serrano con especies dominantes como el molle (Schinus mollesp.), el quebracho (Schinopsislorentzii y Aspidosperma quebracho-blanco), el espinillo (Vachellia caven), y el
algarrobo (Ceratoniasiliqua)
entre otros[17].
En la actualidad, el crecimiento de la ciudad de Carlos Paz
como un destacado centro turístico ha conducido al desmonte del bosque serrano
y la construcción de obras de infraestructura que dejan al descubierto restos
arqueológicos y bioantropológicos, siendo las tareas
de rescate una actividad primordial para la protección y conservación del
patrimonio. En este contexto, en el mes de Diciembre de 2012, se produjo el
hallazgo fortuito de restos óseos humanos durante los trabajos de excavación de
una fosa de 5 m de largo, por 1.5 m de ancho y 1.2 m de profundidad en el patio
de una vivienda particular, en el Barrio La Quinta, de Villa Carlos Paz.
Figura 1. Localización del sitio La Quinta
1915-12
De dicha fosa se retiraron 9 m3 de sedimento. Los
propietarios de la vivienda dieron aviso a la policía, y procedieron a efectuar
la denuncia. Por tratarse de restos óseos, la Fiscalía de Instrucción de primer
turno de la ciudad de Carlos Paz solicitó la intervención del Equipo de Levantamiento de restos óseos humanos para su
recuperación (actuaciones sumariales 5620/12). Los mismos fueron encontrados a
1 metro de profundidad respecto al suelo actual, y fueron removidos, junto a otros
materiales arqueológicos por los albañiles que trabajaban en el lugar. Debido a
que los hallazgos se encontraban descontextualizados, se procedió a tamizar el
sedimento ubicado al costado de la fosa excavada, y a colocarlos en bolsas, de
acuerdo al tipo (óseo humano, óseo faunístico, material lítico, material
cerámico)[18].
Ya durante las tareas de recuperación en campo se identificaron partes
anatómicas que corresponderían a más de un individuo. Lamentablemente, por
haber sido realizada la remoción por parte de personal no capacitado, los
restos fueron mezclados, perdiendo su individualidad, y el registro de su
ubicación espacial, no pudiendo estimar si se trata de un entierro primario o
secundario. En la fosa se procedió a realizar una limpieza de perfiles. Se
tomaron las coordenadas geográficas y la elevación sobre el nivel del mar. Es
de destacar que los restos fueron recuperados a 50 metros de un alero, que por
sus dimensiones y ubicación puede corresponder al denominado sitio La Quinta,
mencionado en este mismo artículo[19].
Una vez recuperados los restos, se procedió su traslado a
dependencias del Instituto de Medicina Forense de la Provincia de Córdoba,
donde ingresaron con el número 1915/12. Se informó a la Fiscalía interviniente
que se trataba de restos óseos y dentales humanos de origen arqueológico, y
posteriormente fueron trasladados al Museo de Antropología de la Facultad de
Filosofía y Humanidades, de la Universidad Nacional de Córdoba, para su
acondicionamiento, análisis y resguardo.
Consideraciones
metodológicas
Para el
relevamiento de las variables tafonómicas tanto en los
restos óseos humanos como faunísticos, se realizó un examen macroscópico de
cada elemento óseo, utilizando una lupa de mano de 15X. Se registró la
presencia y extensión de cada una de las marcas observadas y se cuantificó la
abundancia utilizando el NISP (Número de Especímenes Identificados por Taxón)[20].
Esta es una medida que se obtiene mediante la suma de todos los huesos
(enteros, fragmentados o dientes sueltos). Las variables consideradas fueron:
meteorización[21],
marcas de raíces, de roedores[22],
de carnívoros[23],
precipitaciones químicas (óxido de manganeso y carbonato de calcio), fauniturbación, fragmentación[24]
y modificaciones antrópicas[25].
La meteorización es el proceso por el cual los componentes
microscópicos orgánicos e inorgánicos del hueso son separados unos de otros y
destruidos por agentes físicos y/o químicos, tanto cuando se encuentra en la
superficie del suelo como cuando está enterrado[26].
El grado de meteorización de un espécimen óseo se encuentra influenciado por
varios factores, como las condiciones iniciales del hueso (taxón, elemento
anatómico, edad del individuo, tasa de descomposición de los tejidos blandos,
historia de la acumulación), el microambiente de depositación
(vegetación, química del suelo, temperatura, humedad) y la duración de la
exposición a la meteorización[27].
Se siguieron los estadios propuestos por Beherensmeyer
(1978) para medir la duración de este proceso[28].
Las raíces de la gran mayoría de la vegetación secretan
ácido húmico que al entrar en contacto con el hueso, producen marcas grabadas
que afectan tanto la superficie cortical como la porción interna del mismo[29].
Comúnmente este tipo de marcas presentan un patrón dendrítico con surcos
curvos, irregulares y multidireccionales[30].
Por otra parte, los roedores pueden segmentar, movilizar y/o
destruir materiales arqueológicos, como así también pueden reexponer
materiales previamente enterrados[31].
Durante el roído se produce un tipo de
huella característica, que aparece como pares de estrías paralelas que pueden
ser cortas o extensas, siendo poco profundas con el fondo plano o redondeando[32]
y por la presencia de las llamadas chattermarks
o marcas de rechinado[33].
Las marcas de carnívoros son susceptibles de ser reconocidas
por la presencia de huellas cónicas, que pueden estar acompañadas de una
acanaladura en forma de V o de U como consecuencia del arrastre del diente
sobre la superficie del hueso[34].
Para identificar las marcas provocadas por carnívoros se siguieron los
criterios de Binford[35],
Mengoni Goñalons[36]
y Mondini[37],
que agrupan las modificaciones en distintas clases: 1) marcas -surcos o ranurado (scoring), poceado u hoyuelos (pitting),
pozos/hoyos o perforaciones (punctures)-; 2) remoción
-ahuecado (furrowing), ahuecado extremo (scoopingout), huesos acanalados, remoción-; 3) daños en
bordes -aserrado o mellado (crenulated), denticulado
(chipped back), con escotaduras o lascados, con punto
de impacto, irregular, pulido o redondeado-; y 4) otros daños -fisuras,
abrasión, erosión digestiva o corrosión-. Además de la identificación de los
daños, se registró la localización de los mismos, la distribución (es decir: D:
dispersas; A: aisladas; C: concentradas o agrupadas en un sector y V: agrupadas
en varios sectores).
En cuanto a las alteraciones químicas, la provocada por el
óxido de manganeso se produce por la descomposición de materia orgánica durante
la diagénesis temprana[38].
Posteriormente, cuando desaparecen las condiciones de humedad, el manganeso se
oxida y forma manchas negras de bordes irregulares. La depositación
de carbonato de calcio está relacionada con los sedimentos depositados
inmediatamente por encima o alrededor del material óseo[39].
Este agente, al presentarse como una cubierta blanca y dura que recubre la
totalidad o parte de los especímenes, influye en la visibilidad de los demás
efectos tafonómicos superficiales[40].
Respecto a la fragmentación, se la define como aquella
ruptura o corte transversal, oblicuo o longitudinal, que se desarrolla debido a
la acción prolongada o repetida de fuerzas y otros agentes que inciden sobre un
hueso (ej.: presión de los sedimentos)[41].
Para el relevamiento de las fracturas se distinguieron tres categorías
principales, siguiendo los lineamientos resumidos por Mengoni
Goñalons[42]
y De Nigris[43]:
fracturas a) en espiral, b) longitudinal, c) transversal. Asimismo, se
registraron los atributos asociados a la morfología general de la fractura -astillada
simple o regular, y el estado en el que se encontraba el hueso en el momento de
fragmentarse -fresco, o seco[44].
Finalmente, las actividades culturales pueden generar
distintos tipos de modificaciones y/o alteraciones sobre los restos humanos
enterrados, entre los cuales se pueden mencionar procedimientos para el
acondicionamiento del cadáver para su depositación,
remoción intencional, reacomodo, aprovechamiento y reutilización del espacio
sepulcral, entre otros, los cuales suelen producir marcas distintivas sobre los
mismos[45].
Entre los tipos de marcas que genera se hallan las huellas de corte, machacado,
raspado, percusión, así como termo alteraciones[46].
A su vez, se tuvo en cuenta el porcentaje de la superficie
preservada afectada que consiste en evaluar la extensión de hueso que no se vio
afectado por ningún agente tafonómico[47].
Para la cuantificación de esta variable, se tuvieron en cuenta los siguientes
valores: 0% cuando el espécimen presenta el total de la superficie cortical
perturbada por alguna de las variables analizadas; 25% cuando se observa 1/3 de
la superficie cortical libre de alguno de los agentes o factores considerados;
50% cuando la mitad del espécimen no presenta ninguna de las variables;75%
cuando se observa más de la mitad del hueso libre de perturbaciones y 100%
cuando el hueso no presenta ninguna perturbación de tipo tafonómico.
Finalmente, para precisar el grado de integridad de los
especímenes, se definieron tres categorías cualitativas: a) muy buena: cuando
su aspecto exterior se encuentra bien conservado, puede presentar alguna
pérdida menor de tejido óseo, pero sin verse alterada la estructura de manera
sustancial; b) buena: cuando la superficie exterior se encuentra medianamente
afectada, esto implica pérdida de tejido y/o fragmentación pequeña, pero sin
que su morfología original se encuentre modificada; c) regular: cuando se ha
perdido en forma considerable la macro estructura del elemento; presenta
alteraciones tales como eliminación de tejido y fragmentación que han provocado
una transformación en la superficie cortical externa. En este último caso, la
macro estructura se encuentra alterada de manera significativa y la integridad
del elemento óseo se ha modificado sustancialmente[48].
Para llevar adelante los análisis bioantropológicos,
y en función de las características que tuvo el rescate arqueológico y la
composición de la muestra -varios individuos mezclados, sin registro de su
ubicación espacial-, se procedió en primer lugar al cálculo de cinco índices -NISP,
MNI, MNE, MAU y %MAU[49].
El NISP (Número de Especímenes Identificados o Number
of Identified Specimens) es
un estimador de abundancia, permite calcular la representatividad de cada
elemento óseo recuperado. El MNE (número mínimo de elementos) es la medida de
abundancia relativa de partes esqueletarias, que se
calcula sobre la base de la frecuencia con que se hallan representadas cada una
de las categorías anatómicas o elementos que componen el esqueleto[50].
El MAU (número mínimo de unidades anatómicas) se obtiene dividiendo el MNE para
cada unidad anatómica por las veces que esa parte está presente en un esqueleto
completo, independientemente de la lateralidad. Así, la frecuencia es
normalizada[51].
El MAU porcentual (unidades anatómicas mínimas estandarizadas en porcentajes)
es una medida estandarizada, en una escala que va del 1 al 100, respecto de aquella
que posee el MAU más alto[52].
Finalmente, el MNI (número mínimo de individuos) es un indicador de abundancia,
que permite estimar la cantidad de individuos presentes en un conjunto esqueletal que ha sido mezclado. Para estimarlo hemos
tenido en cuenta a) la lateralidad del hueso más representado en la muestra, y
b) el pareo o matching
bilateral, considerando el sexo, la edad, la evaluación morfoscópica
y métrica de los elementos[53].
Posteriormente, para la determinación del sexo en adultos se
consideraron los métodos compilados por Buikstra y Ubelaker[54],
en particular aquellos métodos que valoran la morfología del cráneo y la pelvis[55].
En el cráneo, se relevaron indicadores tales como la glabela,
la cresta nucal, el proceso mastoideo, el margen supraorbital, la prominencia del mentón y el ángulo de la
rama mandibular. Respecto a las características de la pelvis, se tuvieron en
cuenta fundamentalmente la expresión de la escotadura ciática, el surco preauricular, el ángulo y la concavidad subpúbica.
En cuanto a los métodos cuantitativos, se consideró la propuesta de Pearson y
Bell[56]
que mide el diámetro de la cabeza femoral.
Para la estimación de la edad se tuvo en cuenta el cierre de
las epífisis como primer rasgo diagnóstico para clasificar la muestra en las
categorías subadultos y adultos. En el caso de los
adultos, se observaron los cambios en la sínfisis púbica[57]
y en la morfología esternal de las costillas[58][59].
En el caso de los subadultos, dado
que solo se contó con fémures en buen estado de preservación, se midió la longitud
máxima de esta parte anatómica para estimar la edad[60].
No se pudo determinar el sexo debido a la ausencia de piezas diagnósticas.
Respecto a los análisis paleopatológicos,
se relevaron todas aquellas alteraciones de forma, tamaño o cantidad en las
distintas partes anatómicas, atendiendo también a su localización y distribución
en el esqueleto, siguiendo las recomendaciones de Ortner[61].
Para el relevamiento de lesiones de la cavidad bucal se siguió la clasificación
de Lukaks[62]
agrupando las lesiones en infecciosas (caries, pérdidas dentales antemortem), degenerativas
(cálculo dental, periodontitis) o metabólicas (hipoplasias del esmalte), o
estrés fisiológico (desgaste dental) según su etiología primaria. Estas
lesiones son informativas de cuestiones relacionadas con la dieta,
características de los recursos consumidos, salud oral, prácticas culturales,
entre otras. Se relevó la presencia o ausencia de cada patología a nivel
macroscópico, en el caso de caries siguiendo la metodología de Hillson[63]
y Lanfanco y Eggers[64].
Para el desgaste dental, se siguió la propuesta de Smith[65],
que considera una escala ordinal de 8 grados, para toda la arcada bucal.
Para la asignación taxonómica del material arqueofaunístico se utilizaron muestras comparativas
procedentes del Museo de Antropología (UNC) y de guías osteológicas[66].
Se observó cada elemento óseo de forma macroscópica y haciendo uso de una lupa
de mano de 15X. Una vez identificados los especímenes, se los cuantificó
utilizando las medidas NISP (Número de Especímenes Identificados por Taxón),
MNI (Número Mínimo de Individuos) y MNE (Número Mínimo de Elementos)[67].
Respecto al análisis del material lítico, se siguió la
metodología tecno-morfológica planteada por C. Aschero
y Aschero y Hocsman[68];
como así también criterios propios. Los
atributos y categorías analíticas que se tomaron en cuenta para el conjunto en
general son: materia prima, calidad para la talla, presencia de corteza,
medidas longitudinales, peso, tamaño, estado de fragmentación, clase
artefactual, forma geométrica, forma base. Además, para el caso de las lascas,
cantidad de negativos en la cara dorsal, tipo de talón, tipo de lasca. En el
caso de los núcleos, tipo de núcleo, morfología de la plataforma de percusión,
cantidad de negativos o extracciones, dirección de los lascados. Para las
puntas y otros artefactos formatizados, situación de
los lascados, forma de la base, morfología de los filos. Clasificaciones y
observaciones propias han sido incorporadas en este estudio, referidas a los
tipos de cuarzo y a sus características macroscópicas en base a la estructura,
textura y composición, como la presencia de inclusiones; los cuales son tomados
en cuenta al momento de definir las calidades para la talla. Las calidades han
sido clasificadas en excelentes, muy buenas, buenas, regulares y malas, de
acuerdo a la homogeneidad de la materia prima. El análisis del cuarzo tiene su
propia problemática, en función de que posee un comportamiento mecánico
particular. Tanto la estructura cristalina como la interacción entre varios
cristales de cuarzo ejercen control sobre la fractura dando lugar, en algunos
casos, a formas prismáticas. En estos últimos años se han realizado avances en
cuanto a su estudio desde perspectivas tipológicas, no tipológicas y
experimentales[69].
Registro bioarqueológico
Resultados tafonómicos
La muestra analizada se encuentra conformada por un total de
184 especímenes óseos (exceptuando astillas y fragmentos menores a 2 cm) y
sobre este NISP se calculó la frecuencia de todas las variables mencionadas.
Las marcas de raíces (96,19%) fue la variable que más afectó el conjunto óseo,
seguido por la fragmentación (85,87% - NISP: 158). Las fracturas transversales son
las que presentan los valores más altos (84,81%), mientras que las de tipo
longitudinal fueron registradas en el 32,91% de los elementos, no observándose
fracturas de tipo espiraladas. En relación a los
atributos asociados con la morfología general de la fractura, encontramos que
las de tipo astillada se presentan en la totalidad de los especímenes
analizados. El tipo de fractura seca domina sobre el conjunto óseo, así como el
carbonato de calcio (57,61%) (Tabla 1). En el caso de las marcas de raíces se
registraron en 177 de los especímenes. Asimismo, esta variable cubre mayormente
entre el 25% y el 50% de la superficie cortical de cada espécimen, pudiendo ser
identificadas principalmente, de manera agrupada en varios sectores y, en menor
proporción, en sectores aislados de ambas caras de los elementos óseos.
Tabla 1. Frecuencia de variables tafonómicas registradas sobre restos óseos humanos– NISP
TOTAL: 184
|
|
Precipitaciones químicas |
|
Meteorización NISP / % |
Marcas de raíces NISP / % |
óxido de manganeso NISP / % |
carbonato de calcio NISP / % |
31 / 16,85 |
177 / 96,19 |
0 / 0 |
106 / 57,61 |
Fauniturbación |
|
|
|
Roedores NISP / % |
Carnívoros NISP / % |
Fragmentación NISP / % |
Modificaciones Antrópicas NISP
/ % |
9 / 4,89 |
0 / 0 |
158 / 85,87 |
6 / 3,26 |
La acción de los animales se registra en el 4,89%, siendo
los roedores los únicos que dejaron vestigios en 9 de los especímenes
analizados. Sólo en el 16,85% (NISP=31) de los casos se registró el estadio de
meteorización tipo 1. Por último, en sólo 6 (3,26% de los elementos óseos
analizados, se registraron marcas de origen antrópico, atribuibles a marcas de
pala, producto de una remoción incorrecta de los elementos del sustrato.
El 80,98% del total de la muestra presenta el 25% de su
superficie cortical afectada por una o más de las variables consideradas. El
9,24% registra el 50% de la superficie alterada. Por otro lado, el 1,09
presenta el 75% de la superficie afectada, mientras que el 8,15% revela una
superficie íntegramente perturbada por alguna de las variables registradas. Por
último, sólo un bajo porcentaje de la muestra (0,54%), no presentó alteraciones
de tipo tafonómicas. Teniendo en cuenta el grado de
integridad del total de los elementos recuperados, las estimaciones observadas
indican que el 49,46% se encuentra en un estado de preservación Regular,
mientras que un 26,63% de los huesos presentan Muy Buen estado de conservación
y un porcentaje menor (23,91%) exhibe Buenas condiciones de preservación.
Resultados bioantropológicos
La muestra de restos humanos está compuesta por 225
fragmentos óseos, de los cuales 23son piezas dentales, 189elementos que por su
grado de preservación pueden adscribirse a un elemento anatómico en particular
y 13 elementos no identificables (Tabla 2).
Tabla 2. Índices calculados, en función de las
categorías de edad
|
|
|
|
|
|
ADULTO |
|
|
|
|
|
|
NISP |
D |
I |
In |
MNE |
MAU |
MAU% |
MNI |
SEXO |
Esqueleto
Axial |
Hueso/pieza dental |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
Cráneo |
parietal |
5 |
3 |
2 |
|
5 |
2,5 |
62,50% |
1 |
- |
|
margen supraorbital |
2 |
|
2 |
|
2 |
1 |
25% |
2 |
|
|
cigomatico |
2 |
2 |
|
|
2 |
1 |
25% |
1 |
|
|
frontal |
2 |
|
|
|
2 |
2 |
50% |
2 |
|
|
temporal |
2 |
|
2 |
|
2 |
1 |
25% |
2 |
F |
|
occipital |
2 |
|
|
|
2 |
2 |
50% |
2 |
|
|
indet |
9 |
|
|
9 |
0 |
- |
- |
1 |
|
Maxilar |
Molares |
4 |
2 |
2 |
|
4 |
- |
- |
1 |
|
|
Premolares |
3 |
2 |
2 |
1 |
3 |
- |
- |
1 |
|
|
Caninos |
3 |
1 |
1 |
1 |
3 |
- |
- |
1 |
|
|
Incisivos |
1 |
|
|
1 |
1 |
- |
- |
1 |
|
Mandibula |
|
4 |
1 |
3 |
|
3 |
1 |
- |
1 |
M |
|
Molares |
6 |
3 |
3 |
|
6 |
- |
- |
1 |
|
|
Premolares |
1 |
|
1 |
|
1 |
- |
- |
1 |
|
|
Caninos |
2 |
1 |
1 |
|
2 |
- |
- |
1 |
|
Atlas |
|
1 |
|
|
|
1 |
1 |
25% |
1 |
|
Cervicales |
|
7 |
|
|
|
3 |
0,43 |
10,75% |
1 |
|
Dorsales |
|
14 |
|
|
|
7 |
0,58 |
14,50% |
2 |
|
Lumbares |
|
1 |
|
|
|
1 |
0,2 |
5% |
1 |
|
Vertindet |
|
6 |
|
|
|
- |
|
|
1 |
|
Costilla |
|
43 |
14 |
3 |
26 |
17 |
0,71 |
17,75% |
1 |
|
Esqueleto
apendicular |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
Sacro |
|
3 |
|
|
|
2 |
2 |
50% |
3 |
|
Sinfisis púbica |
|
2 |
|
|
2 |
2 |
1 |
25% |
2 |
1 F 1 M |
Pelvis indet |
|
5 |
|
|
5 |
5 |
|
|
1 |
|
Coxal |
|
6 |
4 |
2 |
|
6 |
3 |
75% |
4 |
2 F 2M |
Illion |
|
4 |
|
1 |
3 |
4 |
2 |
50% |
3 |
M (escotadura ciática) |
Esternon |
|
2 |
|
|
|
1 |
1 |
25% |
2 |
|
Omóplato |
|
11 |
1 |
1 |
9 |
2 |
1 |
25% |
1 |
|
Clavícula |
|
1 |
|
1 |
|
1 |
0,5 |
12,50% |
1 |
|
Peroné |
|
10 |
5 |
5 |
|
8 |
4 |
100% |
5 |
|
Tibia |
|
7 |
4 |
3 |
|
7 |
3,5 |
87,50% |
4 |
|
Húmero |
|
4 |
3 |
1 |
|
4 |
2 |
50% |
3 |
|
Cúbito |
|
4 |
3 |
1 |
|
3 |
1,5 |
37,50% |
3 |
|
Radio |
|
3 |
1 |
2 |
|
2 |
1 |
25% |
2 |
|
Fémur |
|
2 |
1 |
1 |
|
1 |
1 |
25,00% |
3 |
PF |
Tarsos |
|
8 |
4 |
4 |
|
8 |
1,14 |
28,60% |
4 |
|
Metatarsos |
|
1 |
1 |
|
|
1 |
0,1 |
2,50% |
1 |
|
Carpos |
|
4 |
2 |
2 |
|
4 |
0,25 |
6,25% |
2 |
|
Falanges mano |
|
1 |
|
|
1 |
1 |
0,03 |
0,75% |
1 |
|
Metatarso/metacarpo |
|
1 |
|
|
1 |
1 |
0,1 |
2,50% |
1 |
|
Huesos largos |
|
2 |
|
|
2 |
2 |
0,2 |
5% |
1 |
|
Huesos indet |
|
13 |
|
|
13 |
0 |
- |
- |
1 |
|
TOTAL |
|
214 |
|
|
|
|
|
|
|
|
Tabla 2. Continuación
|
|
|
|
|
|
ADULTO
MEDIO |
|
|
|
|
|
|
NISP |
D |
I |
In |
MNE |
MAU |
MAU % |
MNI |
SEXO |
Esqueleto
Axial |
|
- |
- |
- |
- |
- |
- |
- |
- |
- |
Coxal |
|
1 |
|
1 |
|
1 |
0,5 |
10% |
1 |
F |
Illion |
|
1 |
1 |
|
|
1 |
0,5 |
10% |
1 |
F (escotadura ciática) |
TOTAL |
|
2 |
|
|
|
|
|
|
|
|
Tabla 2. Continuación
|
|
|
|
|
|
ADULTO
JOVEN |
|
|
|
|
|
|
NISP |
D |
I |
In |
MNE |
MAU |
MAU% |
MNI |
SEXO |
Esqueleto
apendicular |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
Coxal |
|
1 |
|
|
|
1 |
0,5 |
12,50% |
1 |
F |
Isquion |
|
1 |
|
|
1 |
1 |
0,5 |
12,50% |
1 |
- |
Fémur |
|
6 |
3 |
3 |
|
3 |
3 |
75% |
3 |
3 F |
TOTAL |
|
8 |
|
|
|
|
|
|
|
|
Tabla 2. Continuación
|
|
|
|
|
|
INFANTE |
|
|
|
|
|
|
NISP |
D |
I |
In |
MNE |
MAU |
MAU% |
MNI |
SEXO |
Esqueleto
apendicular |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
Coxal |
|
0 |
|
|
|
0 |
|
- |
- |
- |
Isquion |
|
0 |
|
|
|
0 |
|
- |
- |
- |
Fémur |
|
1 |
1 |
|
|
1 |
0,5 |
12,50% |
1 |
- |
TOTAL |
|
1 |
|
|
|
|
|
|
|
|
El total de elementos se distribuye, en orden de mayor
frecuencia, en especímenes correspondientes a las categorías etarias adulto (95.11%),
adulto joven (3.55%%), adulto medio (0.90%) e infante (0.44%). Es posible que
la categoría adulto se encuentre sobre representada, pudiendo algunos elementos
óseos corresponder a adultos mayores o jóvenes. Para los individuos adultos,
las partes esqueletales con mayor representación
fueron los huesos largos correspondientes a los miembros inferiores (peroné y
tibia) y los huesos coxales que en conjunto representan el 24.47% de las partes
presentes para el esqueleto apendicular, seguidos por los huesos parietales
cuyos especímenes cubren el 4.54% de las partes presentes correspondientes al
esqueleto axial. Para los adultos jóvenes, las partes esqueletales
mayormente representadas fueron los fémures (85,71% del esqueleto apendicular)
y el infante fue representado por un único fémur.
Si consideramos la información aportada por el MAU% vemos
una representatividad media y alta del esqueleto apendicular tanto para los
adultos (a excepción de los huesos de la cintura escapular, carpos, metacarpos,
falanges, tarsos y metatarsos) como para el infante. Hay relativa ausencia del
esqueleto axial (con excepción de los huesos del cráneo, mayormente
representados por los parietales) para los adultos y completa ausencia para el
infante (Figura 2).
Figura2. Unidades anatómicas
mínimas estandarizadas en porcentajes (MAU%), por categorías de edad
Las edades fueron estimadas considerando a) la morfología de
tres sínfisis púbicas, en rangos de entre 30-50 años (femenino), 20-24 años
(masculino), 22-24 años (masculino), y b) a partir de la fusión parcial de la
cresta iliaca, 16-23 años (femenino). La edad del subadulto
se estimó entre3 y 6 meses, en función de la longitud de la diáfisis del fémur
(10.7 cm).
Respecto al sexo de los individuos recuperados, se prestó
especial atención a las partes anatómicas diagnósticas, dentro de cada categoría
de edad estimadas previamente. Para la categoría adulto se pudo estimar un número
mínimo de dos individuos femeninos y dos masculinos, en función de la
morfología de la cintura pélvica. Para el adulto medio, se determinó el sexo
como femenino, en función de la morfología del coxal e ilion. Para la categoría
adulto joven, se determinó el sexo como femenino en función del diámetro de la
epífisis proximal del fémur.
En síntesis, el número mínimo de individuos es de 7: 3
adultos jóvenes femeninos, 1 adulto medio femenino, 2 adultos jóvenes
masculinos y 1 infante de entre 3 y 6 meses de edad.
Con respecto al registro de bioindicadores
orales de dieta y salud en las 23 piezas dentales recuperadas, se identificaron
líneas de hipoplasia del esmalte solamente en un canino (4,34%), y tres caries
(13.04%), dos de ellas profundas, lo cual sugiere cronicidad de la patología.
Todas las piezas dentales presentaron grados de desgaste de los grados 5
(13.63%), 6 (27.27%), 7 (22.72%) y 8 (36.38%). En 2 piezas, cálculo dental. No
se identificaron pérdidas dentales antemortem
o periodontitis.
En cuanto al registro de lesiones óseas, se observó un
proceso osteogénico de 4 mm de ancho en epífisis
proximal de un peroné izquierdo, sobre la cara posterior que se ubica en la inserción
del músculo sóleo[70].
En un sacro femenino adulto se detectó un elemento vertebral extra y con una
apertura incompleta de la primera y última línea transversa. El último segmento
presenta en su lado izquierdo una fusión incompleta en el sector que
corresponde al foramen sacral en la porción superior,
mientras que en la porción inferior hay una fractura post-mortem
(Figura 3.A.1 y 3A.2). Finalmente, en un sacro masculino -si bien se
identifican los cinco elementos normales- el arco neural en S1 se encuentra
bifurcado y con una aplasia unilateral del proceso espinoso que afecta al lado
izquierdo (Figura 3B.1 y B.2).
Figura3. Patologías en sacros. Elemento
vertebral extra, norma anterior (a1) y posterior (a2), y arco neural bifurcado,
norma anterior (b1) y posterior (b2)
Registro arqueofaunístico
El conjunto óseo examinado se compone de 308 especímenes,
los cuales pudieron ser identificados y atribuidos a tres familias: Chinchillidae (41,55%), Equidae (1,29%)
y Bovidae (0,32%) (Tabla 3). En el caso del 57%
restante de la muestra no fue posible una asignación a nivel taxonómico, dado
el alto grado de fragmentación de los restos. No obstante, teniendo en cuenta su
gran tamaño, se los consideró bajo la categoría mamífero grande indeterminado.
Tabla 3.
Cantidad de especímenes identificados por taxón
Taxón |
NISP |
% |
Chinchillidae |
128 |
41,55 |
Mamífero grande indet. |
175 |
56,81 |
Equidae |
4 |
1,29 |
Bovidae |
1 |
0,32 |
Total |
308 |
100 |
Para Chinchillidae se estimó un
MNI de 4 individuos adultos. En cuanto a la representación de partes óseas, se
puede señalar la presencia de casi la mayoría de los elementos que componen el
esqueleto. Se observa una mayor representación de la tibia, el fémur y la pelvis,
y una baja de metapodios, falanges y costillas (Tabla
4).
Asimismo, se consideró el estado de fusión como un indicador
de aproximación al perfil etario, dividiendo la muestra en tres categorías:
fusionado, semi-fusionado y no fusionado. En este
sentido, se observa una predominancia de especímenes no fusionados (64,06%),
por sobre los fusionados (18,75%), los semifusionados
(7,81%) y los indeterminados (9,37%), por lo que se puede inferir una mayor
frecuencia de individuos subadultos.
Tabla 4. MNE de Chinchillidae
Parte esqueletal |
NISP |
MNE |
MAU |
MAU% |
Cráneo |
2 |
2 |
1 |
25 |
Vertebras |
60 |
41 |
0,83 |
21 |
Costillas |
8 |
8 |
0,3 |
8 |
Sacro |
1 |
1 |
1 |
25 |
Pelvis |
7 |
7 |
7 |
175 |
Húmero |
3 |
3 |
1,5 |
38 |
Radio |
2 |
2 |
1 |
25 |
Ulna |
4 |
4 |
2 |
50 |
Fémur |
9 |
7 |
3,5 |
88 |
Fíbula |
1 |
1 |
0,5 |
13 |
Tibia |
12 |
8 |
4 |
50 |
Metapodio |
6 |
6 |
1 |
25 |
Falange |
5 |
5 |
0,25 |
6 |
Carpiano
(4to) |
4 |
4 |
2 |
50 |
Calcáneo |
4 |
4 |
||
Total |
128 |
103 |
Entre los especímenes identificados en este taxón se observóun2,3%
con huellas de procesamiento en diáfisis de huesos largos. Dentro de las
mismas, se encuentran marcas de raspado en un fémur, caracterizadas por ser aisladas,
superficiales cortas y que se disponen oblicuamente al eje del hueso; y huellas
de corteen tres tibias, las cuales pueden agruparse en: (1) numerosas y
agrupadas en un sector, siendo además profundas y cortas, y (2) aisladas, transversales
al hueso y superficiales cortas. Esta
última categoría, al igual que el caso del fémur, concuerda con lo definido por
Quintana[71]
como la fisonomía de los raspados, ya que provendrían de un único gesto
efectuado con el filo del instrumento dispuesto algo oblicuo, por lo que serían
principalmente evidencia de descarne.[72]Cabe
destacar, además, que no se halló registro de exposición térmica.
Si tomamos conjuntamente la información acerca de las marcas
de corte y raspado con la arrojada por el MNE, son varias las observaciones que
se pueden realizar al respecto. En primer lugar, que los miembros posteriores
se encuentran altamente representados y escasamente fragmentados (72% se
encuentran completos), lo que permite descartar alguna explotación
significativa relacionada con la extracción de médula, que habría generado una
destrucción de estos elementos[73].
Además, la presencia de prácticamente todas las partes esqueletarias,
salvo la escápula y algunos carpianos y tarsianos,
indica que no hubo patrones de descarte particulares.
Con relación a las alteraciones no antrópicas se puede
mencionar la baja presencia de marcas de raíces (8,6%) y el buen estado de
conservación de los huesos, ya que se registraron estadios de meteorización equivalentes
a 0 y 1. Las fracturas, de tipo transversales simples, afectaron el 42,18% de
los restos. Las generadas sobre el hueso en estado fresco son muy escasas.
Considerando a los mamíferos grandes indeterminados, se
encuentran compuestos por fragmentos que representan distintas partes
esqueletarias:7 fragmentos de costillas, 4 especímenes de vértebras, 4 de huesos
largos y 160 fragmentos axiales indeterminados. Los mismos registran estadios
de fusión que varían entre no fusionados (2,85%) e indeterminados (97.14%). Dentro
de este conjunto, únicamente se observaron marcas de corte y machacado en la
diáfisis de un fragmento de hueso largo, pudiendo tratarse de una posible
acción de descarne y trozamiento. Por su parte, los
estadios de meteorización dentro de este grupo varían entre 0-1 (87,42%) y 2-3
(12,57%), por lo que el estado de conservación podría caracterizarse de bueno a
regular. No se observaron indicios de otras alteraciones no antrópicas.
Respecto a los restos óseos de Equidae,
se tratan de cuatro fragmentos pertenecientes a tibia, ilion y húmero. En su
mayoría se encuentran fusionados (excepto una tibia indeterminada) por lo que
podrían considerarse dentro de la clase etaria adulto-juvenil. Es de destacar
que se encuentran considerablemente meteorizados (estadios 2-3), careciendo de
otro tipo de modificaciones, tanto naturales como antrópicas.
Por último, el espécimen perteneciente a Bovidae,
corresponde a un astrágalo que presenta fractura seca, que se encuentra
completo y no registra modificaciones tafonómicas ni
antrópicas.
Registro lítico
El material lítico recuperado en este sitio ha sido
analizado en su totalidad y comprende 189 objetos, de los cuales 185 son
artefactos y 4 ecofactos. Entre los artefactos se
observan 184 tallados y un fragmento de artefacto de molienda. En el conjunto
abundan los de materia prima cuarzo (N=184), siendo minoritarias otras rocas
como las rocas silíceas (N=2). La calidad del cuarzo para la talla varía entre
muy buena (N=177), buena (N=7) y regular (N=1), siendo la mayoría homogénea,
sin la presencia de otros minerales y rocas asociados. Los artefactos de roca
silícea son de excelente calidad, se diferencian en cuanto a color y no
presentan inclusiones.
Los artefactos fracturados son 89 (47%), los enteros 52
(27%) y los indiferenciados 48 (25%) siendo la mayor parte de los enteros las
lascas (N=33), seguido de los instrumentos (N=9), bifaces
(N=4) y núcleos (N=3). En las clases artefactuales son mayoritarios los
desechos de talla, que comprenden lascas (N=96) y desechos indiferenciados
(N=48), seguido por bifaces (N=17) y núcleos (N=9).
Las clases menos representadas son los filos retocados (N=6), los raspadores
(N=4), las puntas de proyectil (N=2), preformas (N=1) y artefactos compuestos
(N=1) (Figuras4 y 5).
Figura 4. A) desecho de talla de roca silícea, b)
biface, c) lasca retocada
Figura 5. Representación de las clases
artefactuales
Con respecto a los núcleos, todos de cuarzo, hay poliédricos
(N=5), bipolares (N=3) y bifaciales (N=1). Este último se haya entero y es de
muy buena calidad para la talla. Dos de los bipolares se hayan enteros y poseen
forma piramidal, que evidencian varios negativos de lascado; uno de ellos
presenta algunas inclusiones. Los poliédricos se encuentran fracturados y solo
uno de ellos parece estar completamente agotado. Todos son de muy buena calidad
para la talla.
Las lascas son 95 de cuarzo y una de roca silícea, de las
cuales hay 33 (34%) enteras y 63 (65%) fracturadas. Los tamaños que predominan
en las enteras son el mediano-pequeño (54%), seguido por el pequeño (36%),
mediano-grande (6%) y muy pequeño (3%). Los tipos de lasca son primarias (N=1),
secundarias (N=86), de adelgazamiento (N=5) y de reactivación (N=3). En los
tipos de talones observamos: un diedro, uno con inclusiones, dos facetados (uno
corresponde a una lasca de adelgazamiento), 19 lisos, 3 preparados, 5 fracturados
y dos no se observan.
Las puntas de proyectil son de cuarzo de muy buena calidad.
Poseen forma geométrica triangular, están enteras, presentan reducción bifacial
y micro retoques a presión. La base se encuentra rebajada, siendo una recta y
la otra escotada. Esta última es muy pequeña (Largo máximo= 16 mm; Ancho
máximo= 11 mm; Espesor máximo= 4 mm; Peso= 0,8 gramos). También se ha hallado
una preforma bifacial, que presenta charnelas y domos. Este artefacto pudo ser refuncionalizado en raedera y punta destacada (Figura 6).
Figura 6. A) puntas de proyectil triangulares, B)
punta triangular muy pequeña, C), preforma con probable filo de raedera y punta
destacada
Discusión y
conclusiones
Los trabajos arqueológicos llevados adelante en el sitio La
Quinta 1915/12 posibilitaron recuperar gran cantidad de restos, que si bien
carecen de información contextual precisa dadas las características del
rescate, permiten realizar una serie de inferencias acerca de los usos que tuvo
ese espacio durante su ocupación, cuestiones vinculadas con la dieta y la salud
de las personas que allí vivieron, las tecnologías presentes, así como los
recursos faunísticos y líticos aprovechados por estas comunidades.
En primer lugar, queremos destacar el elevado número de individuos
recuperados, dado el reducido espacio excavado del sitio. Se recuperaron restos
de al menos 6 individuos adultos (3 adultos jóvenes femeninos, 1 adulto medio
femenino, 2 adultos jóvenes masculinos) y1 infante de entre 3 y 6 meses de edad
al momento de morir. En general, los hallazgos de restos humanos en contextos
arqueológicos en la región serrana de Córdoba son primarios y aislados, de un
único individuo o de hasta dos[74],
por lo cual resulta sumamente interesante este sitio para pensar acerca de las
comunidades que habitaron este espacio, sus vínculos biológicos y sociales, sus
patrones de movilidad, entre otros aspectos. Interesa pensar si este sector
particular, utilizado para la inhumación de sus muertos, tuvo un uso intensivo
durante algunas generaciones, o, por el contrario, fue ocupado de manera
recurrente y con continuidad a lo largo del tiempo. Estimamos que la futura realización de
fechados radiocarbónicos sobre el material óseo permitirá
discutir estas opciones.
Respecto a la composición y características biológicas de la
población arqueológica que ocupó este espacio, aún no se han realizado estudios
genéticos que permitan corroborar la existencia de vínculos biológicos entre
los individuos recuperados a partir del análisis de marcadores de STRs autosómicos, STRs del
cromosoma Yy polimorfismos del ADN mitocondrial a
nivel de la región control[75].
Sin embargo, se destaca el hallazgo de las anomalías de tipo congénito
registradas en los sacros y que se deben a defectos del desarrollo del
mesodermo. En el sacro femenino se presenta una vértebra transicional, la cual
toma las características del elemento adyacente, ya sea en dirección craneal o
caudal. La fusión incompleta del último elemento del sacro sugeriría que se
trata de una anomalía de transición en el borde sacro caudal, es decir de la
fusión del sacro con el primer elemento del cóccix. Sin embargo, no se ha
recuperado este último ni las vértebras, lo cual dificulta realizar un
diagnóstico diferencial[76].
Por otra parte, en el sacro masculino se identifica un
defecto clasificado por Barnes[77]como
“hipoplasia-aplasia del complejo del arco neural”. Éstos se originan por un
retraso en el crecimiento de cualquier parte del arco neural ocurrido durante
la etapa blastemal en que se desarrolla la
morfogénesis temprana de la columna. Un pequeño retraso origina una apertura en
la línea media del proceso espinoso (siendo éste el defecto más común en el
arco neural), mientras que un retraso mayor resulta en una hipoplasia o aplasia
unilateral, por lo que el lado no afectado crece a menudo más allá de su límite
normal[78].
En clínica, ambas anomalías son asintomáticas, por lo que
suelen pasar desapercibidas hasta el momento de, por ejemplo, una exploración
radiológica. En la literatura arqueológica de nuestro país hay escasos
antecedentes de casos reportados, y las interpretaciones de anomalías como la
apertura del canal neural en S1 difieren[79].
Por otro lado, también hay que considerar que para realizar un diagnóstico
diferencial es necesario contar con el resto de los elementos vertebrales. No
obstante, la presencia de este tipo de condiciones -las cuales implican
factores genéticos- puede sugerir cierta homogeneidad poblacional[80].
El elevado desgaste dental, así como la moderada frecuencia
de lesiones cariosas, pero de larga data, relevadas en esta muestra concuerdan con
datos relevados previamente sobre otras poblaciones arqueológicas del centro de
Argentina a las cuales se las ha vinculado con el consumo de dietas mixtas durante
el Holoceno tardío, no sólo por las patologías orales presentes, sino los datos
isotópicos[81].
Estudios sobre micro restos vegetales contenidos en cálculos dentales permitirán
corroborar esta afirmación. De la misma manera, si bien aún no disponemos de información isotópica que nos permita
avanzar respecto a la importancia que pueden haber tenido los recursos
cultivados o silvestres en la dieta, sí podemos decir que seguramente
consumieron alimentos fibrosos o duros, o que fueron procesados en instrumentos
que eliminaron partículas abrasivas. Si bien reconocemos que la muestra es
pequeña, un 13.04% de caries estaría indicando que estas personas consumieron
alimentos con elevados niveles de carbohidratos y azucares, tales como los
frutos silvestres del algarrobo y chañar, o vegetales cultivados como zapallos
o maíz.
Otros resultados que interesan destacarse de este trabajo
son los tafonómicos, tanto sobre los restos humanos
como los arqueofaunísticos. Estos estudios
permitieron estimar cómo diferentes procesos y agentes afectaron la integridad
del conjunto. En el caso de los restos humanos, las marcas de raíces (96,19%),
la fragmentación (85,87%) y el carbonato de calcio (57,61%) fueron las
variables con mayor frecuencia registrada. La totalidad de las fracturas fueron
postmortem,
caracterizadas como de tipo seco y de superficie astillada. Es factible que el
alto porcentaje de esta variable se deba a la acción provocada por el peso del
sedimento durante un constante y prolongado lapso de tiempo.
La superficie cortical de numerosos especímenes fue afectada
por diferentes agentes y procesos, tal como lo indica el grado de integridad ósea.
Respecto a la fauniturbación, las evidencias de roído
se hallaron en el 4,89% de los especímenes, mientras que no se registraron
alteraciones provocadas por carnívoros. Los huesos largos (húmero, fémur, tibia
y peroné) fueron los elementos más afectados por roedores, seguidos en menor
medida, por las costillas. Las marcas fueron encontradas tanto de manera
concentrada en un determinado sector del hueso, como de forma aislada. Por otro
lado, no se observaron estadios elevados de meteorización, ya que la mayor
parte de la muestra presenta un estadio 0, encontrándose solo el 16,85% en el
primer estadio. Si bien al momento de realizar el rescate, todos los restos
estaban enterrados, es posible que algunos de los elementos recuperados
estuvieron expuestos a las condiciones ambientales externas por un corto período
de tiempo. Por último, en el 3,26% de los especímenes recuperados, se
encontraron marcas de origen antrópico, asociadas al uso incorrecto de las
herramientas de trabajo, las mismas fueron encontradas en diáfisis de fémur y en
vértebras.
Respecto a los análisis
arqueofaunísticos, en los últimos años se han desarrollado numerosos estudios acerca del origen cultural o natural de los
conjuntos, así como al rol de los micro vertebrados en sitios arqueológicos[82]. Entre otros autores, Salemme y
colaboradores[83] han remarcado la utilización de la fauna de porte menor
como recurso. Estos trabajos consideran que su presencia podría estar indicando
estrategias de diversificación de la dieta al incluir recursos de bajo ranking e intensificación en su explotación, aprovechando su
amplia distribución y dinámica poblacional que favorecían su captura durante
todo el año[84].Si bien aún no disponemos de fechados radiocarbónicos
para el sitio La Quinta 1915/12, es interesante pensar en el origen antrópico
de los conjuntos de Chinchillidae como producto de la
explotación de estos recursos por parte de la comunidad, como ha sido postulado
en otro sitio de la región serrana[85]. No obstante, no hay que descartar también la acción de Chinchillidae como agentes disturbadores
del sitio, como podría ser el caso de las marcas de roedor presentes en los
restos humanos. Nuevamente, la falta de un registro estratigráfico preciso
dificulta precisar estas posibilidades; sin embargo, la realización de fechados
radiocarbónicos podrá orientarnos tanto sobre la
cronología de los entierros humanos como del ingreso de la fauna al registro
arqueológico.
Para el caso de Equidae y Bovidae, es interesante
asociar su presencia a un contexto colonial temprano, similar al recuperado en
el sitio Alero Tala Huasi, con una cronología que lo
ubica en los siglos XVI y primera mitad del XVII[86]. Pastor y Medina han interpretado la presencia de ganado
euroasiático en estos sitios post contacto como parte de las estrategias no
solo de subsistencia, sino de resistencia a la dominación española, por parte
de indios “huidos” o “cimarrones” que se dedicaban al robo de hacienda, tal
como mencionan las crónicas tempranas[87].
Otro aspecto notable, dentro del conjunto analizado, es la
ausencia de ungulados tales como Lama guanicoe.
Algunos autores han relacionado la disminución o ausencia de ungulados de gran
porte con un proceso de intensificación y diversificación económica ocurrido
hacia fines del Holoceno tardío, que llevó hacia el aprovechamiento de animales
de menor porte[88].Asimismo,
puede relacionarse con un uso estacional de los recursos, combinado con las
características de ocupación temporaria que tienen numerosos sitios serranos[89].
Sin embargo, consideramos que dado el tamaño y las características del conjunto
arqueofaunístico analizado, por el momento no es
posible inferir cambios en el uso de recursos por parte de los habitantes de La
Quinta 1915/12.
Finalmente, a partir del estudio de la tecnología lítica,
destacamos las actividades de talla con el cuarzo. La presencia de núcleos, bifaces, preformas, puntas de proyectil y desechos de talla
nos estarían indicando procesos de reducción de núcleos, adelgazamiento de bifaces y confección de puntas de proyectil de forma
triangular pequeñas y otros instrumentos, indicando secuencias completas de
talla. Llama la atención la alta proporción de bifaces
y la presencia de una preforma con un probable filo de raedera y punta
destacada, que son característicos de sitios de contextos
cazadores-recolectores (com.pers. Pautassi).
Si bien estos hallazgos son producto de tareas de rescate y no cuentan con la
posición estratigráfica exacta, futuros trabajos de excavaciones con detalle en
diferentes sitios proporcionarán más información sobre la manufactura de bifaces en las diferentes ocupaciones del Holoceno.
Es de destacar la importancia de este sitio como un lugar
estratégico por su cercanía a un curso de agua de tipo permanente, y como
reservorio de materia prima de cuarzo para la confección de las herramientas.
También, la presencia de filones de cuarzo pudo haber sido la fuente primaria
de aprovisionamiento de esta materia prima, cuyas fuentes no han sido identificadas,
ya que este trabajo no forma parte de un proyecto integral en la zona. La
presencia de un instrumento y de una lasca de roca silícea nos indica la
adquisición de otras materias primas, que pudieron ser aprovisionadas en
afloramientos de la región o ingresar al sitio en forma de herramienta.
Por otra parte, las variedades en los núcleos son producto
de tipos de percusión, como la directa, la talla bipolar y la percusión con
apoyo. En el caso de los tipos de lasca y de talones se observa que refieren a
ciertas actividades de talla, como la reducción, la talla bipolar, el
adelgazamiento y la reactivación de filos. Hay un predominio de desechos
indiferenciados, que son característicos en estos conjuntos[90].
En cuanto al tamaño de las lascas, predominan las de tamaño pequeño y mediano,
característicos de los procesos de manufactura de momentos medios a finales de
la secuencia de talla. Una de las puntas de proyectil, muy pequeña, habría
tenido una energía cinética limitada, por lo que su poder de penetración
hubiera sido escaso, según estudios experimentales[91].
También la presencia de algunos instrumentos estaría indicando la realización
de actividades de uso, por lo que en el lugar no sólo se estarían realizando
tareas de talla sino también de procesamiento.
Si bien aún no se cuenta con cronología absoluta para este
sitio, la similitud con otros sitios cercanos, con cronologías absolutas que
los ubican en momentos postcontacto[92],
así como el análisis de los materiales arqueológicos recuperados –fragmentos de
cerámica, tipología del material lítico, así como la presencia de ciertos
taxones permite estimar una ocupación tardía del sitio, durante los siglos
previos al contacto hispano o colonial temprano. En síntesis, proponemos que se
trata de un sitio que pudo haber sido ocupado por periodos prolongados de
tiempo, donde se realizaron diversas actividades, similares a otros sitios
estudiados en la región[93],
incluyendo la inhumación de sus muertos. Sin embargo, destaca en el contexto
regional por la elevada cantidad de restos humanos recuperados en un área
reducida y la variedad de artefactos líticos encontrados. Por último, consideramos
que a pesar de las limitaciones que puede ofrecer el trabajo sobre sitios
arqueológicos altamente impactados, el aporte que se puede realizar a partir
del estudio de los materiales recuperados es muy valioso y debe ser destacado,
particularmente en aquellos casos donde se combinan distintas líneas de
evidencia y abordajes temáticos.
Agradecimientos
Las autoras desean agradecer a los propietarios de la
vivienda ubicada actualmente sobre el sitio arqueológico, por su compromiso e
interés en la protección del patrimonio arqueológico. También, a los alumnos
Silvana Robin y Marcelo Gritti,
quienes participaron en los trabajos de campo. Especialmente a Eduardo Pautassi por las sugerencias con el material lítico y a
Marcos Salvatore por la realización del mapa. Este trabajo forma parte del
Programa de Arqueología Pública (SEU, FFyH, UNC) y
del proyecto “Estudios bioarqueológicos en
poblaciones de la región central de Argentina” (PICT 2013-2028). Finalmente, a
los dos revisores externos por sus sugerencias, las cuales contribuyeron a
mejorar la versión original del trabajo.
[1] Medina, Matías y
Merino, Mariano, “Zooarqueología de Puesto La Esquina
1 (ca. 360 AP, Pampa de Oláen,
Córdoba), Su importancia biogeográfica y paleoecológica”,
en Intersecciones en Antropología N° 13,
Buenos Aires, 2012, pp. 473-484; Soibelzon, Esteban,
Medina, Matías y Abba, Agustín, “Late Holocene
armadillos (Mammalia, Dasypodidae)
of the Sierras of Córdoba, Argentina: Zooarchaeology, diagnostic characters and their paleozoological relevance”, en Quaternary International Nº299, Elsevier Ltd Reino Unido, 2013, pp. 72-29.
[2] Fabra, Mariana y Demarchi, Darío,
“Variabilidad craneofacial en poblaciones del sector
austral de las Sierras Pampeanas: aportes desde la morfometría
geométrica”, en Relaciones de la Sociedad Argentina de
Antropología Nº 34, 2009, Buenos Aires, pp. 1-24; Fabra, Mariana y Demarchi, Darío,
“Geographic Patterns of Craniofacial Variation in Pre-Hispanic Populations from the Southern
Cone of South America”, en Human Biology Nº 83 (4), 2011, pp.
491-507; Fabra, Mariana y Demarchi, Darío, “Análisis morfogeométrico aplicado al
estudio de los patrones espaciales y temporales de variación morfológica craneofacial en poblaciones del centro de Argentina”, en Cuadernos del Instituto Nacional de Pensamiento Latinoamericano edición
especial I, Congreso Internacional de Arqueología de la Cuenca del Plata 1 (1),
Buenos Aires, 2013, pp. 87-101; Fabra, Mariana,
“Variación epigenética craneofacial
y dinámica evolutiva de poblaciones humanas del norte de la región pampeana
durante el holoceno tardío”, en Cuadernos del Instituto
Nacional de Pensamiento Latinoamericano, edición especial I Congreso
Internacional de Arqueología de la Cuenca del Plata 1 (1), Buenos Aires, 2013,
pp. 74-86; Nores, Rodrigo, García,
Angelina; Fabra, Mariana y Demarchi,
Darío, “Diversidad
Genética en Restos Humanos Arqueológicos del Sitio El Diquecito (Costa Sur,
Laguna Mar Chiquita, Provincia de Córdoba)”, en Revista Argentina de Antropología
Biológica, Vol. 19, La Plata, 2017.
[3] Fabra, Mariana y González, Claudina, “Diet
and Oral HealthofPopulationsthatInhabited Central
Argentina (Córdoba Province) during
Late Holocene”, en International
Journal of Osteoarchaeology,
Nº 25, Estados Unidos, 2012, pp. 160–175; González, Claudina, “Dieta y salud
oral en poblaciones del centro de Argentina durante el Holoceno tardío”, Tesis
doctoral en Antropología, inédita, Facultad de Filosofía y Humanidades,
Universidad Nacional de Córdoba, Argentina, 2016.
[4] Salega, Soledad y Fabra,
Mariana, “Niveles de actividad física en poblaciones de las sierras y las llanuras
de la provincial de Córdoba (Argentina) durante el Holoceno tardío”, en Relaciones de la Sociedad
Argentina de Antropología 38(2), Buenos Aires, 2013, pp. 401-420;
Salega, Soledad, Prácticas cotidianas, niveles de actividad
física y modos de vida en poblaciones del sector austral de las Sierras
Pampeanas durante el Holoceno tardío, editorial de la Facultad de
Filosofía y Humanidades UNC, Córdoba, 2017.
[5] Fabra, Mariana, Salega, Soledad; Smeding,
Risha y Pautassi, Eduardo, “Arqueología de rescate en la costa sur de la Laguna Mar
Chiquita: sitio arqueológico El Diquecito”, en Memorias del
Pueblo: Revista del Museo Histórico Municipal La Para, Nº 8,
Córdoba, 2008, pp. 37-46; Fabra, Mariana, Salega,
Soledad y González, Claudina, “Comportamiento mortuorio en poblaciones
prehispánicas de la región austral de las Sierras Pampeanas durante el
Holoceno”, en Arqueología, Nº 15, Buenos Aires,
2009, pp. 165-186.
[6] Fabra, Mariana, Salega, Soledad, Smeding,
Risha y Pautassi, Eduardo
2009, Ob. Cit., pp. 165-18.
[7] Fabra, Mariana, Salega, Soledad; González, Claudina y Tavarone, Aldana, “Lo que el agua nos dejó: investigaciones
bioarqueológicas en la costa sur de la laguna Mar
Chiquita (Córdoba, Argentina), en Jangwa Pana, Nº 13, Colombia, 2014, pp. 51-64.
[8] Fabra, Mariana y Ginarte, Anahí, Protocolo de hallazgo, recuperación y análisis de restos óseos.
Presentado al Tribunal Superior de Justicia de la Provincia de Córdoba,
en el marco del convenio firmado para la exhumación y análisis de restos óseos
humanos en la Provincia de Córdoba. Manuscrito inédito, Córdoba, 2009.
[9] Argüello De Dorsch, Elsa, “Investigaciones arqueológicas en el
Departamento Punilla (Provincia de Córdoba - República Argentina). Sitio: C.
Pun. 39”, en Comechingonia, Nº 1, Córdoba, 1983, pp. 41-60; Figueroa,
Germán, Dantas, Mariana y Pautassi,
Eduardo, “Análisis
tecnológico y funcional del registro cerámico del sitio La Quinta (Dpto.
Punilla- Pcia. De Córdoba)”, en Terceras
Jornadas de Arqueología Histórica y de Contacto del Centro-Oeste de la Argentina
y Seminario de Etnohistoria. Cuartas Jornadas de Arqueología y Etnohistoria del
Centro-Oeste del País, Tomo II, Universidad Nacional de Río Cuarto,
2004, pp. 81-88; Nielsen, Axel y Roldán,
Fabiana, “Asentamientos satélites y asentamientos agrícolas permanentes: el
caso “El Fantasio” (Depto. Punilla - Córdoba)”, en Comechingonia, Nº 7,
Córdoba, 1991, pp. 65-75; Pautassi, Eduardo, El sistema de producción de instrumentos formales tallados en cuarzo,
en la cuenca del río San Antonio (Provincia de Córdoba), Tesis de
Licenciatura en Historia, inédita, Universidad Nacional de Córdoba, 2003;
Rivero, Diego, Ecología de cazadores-recolectores en las
Sierras de Córdoba. Investigaciones en el sector meridional del valle de
Punilla y pampas de altura, Tesis doctoral inédita, Universidad
Nacional de Córdoba, 2006; Roldán, Fabiana y Pastor, Sebastián, “Variabilidad ocupacional en los abrigos rocosos del sur
del valle de Punilla (Provincia de Córdoba)”, Actas
Segundas Jornadas de Investigadores en Arqueología y Etnohistoria del
Centro-Oeste del País, Río Cuarto, 1999, pp. 59-69; Pastor,
Sebastián, y Medina, Matías.“Prácticas resistentes, elusión y
reproducción social en un contexto histórico adverso. Una mirada a los
indígenas de Córdoba (Argentina) en tiempos coloniales tempranos”, en Memoria Americana, Buenos Aires, 2010, 21-1: 65-92.
[10] Roldán, Fabiana y
Pastor, Sebastián, 1999, Ob. Cit., pp.
59-69.
[12] Figueroa, Germán,
Dantas, Mariana y Pautassi, Eduardo, 2004, Ob. Cit., pp. 81-88.
[13] Medina, Matías,
“Tendencias en el consumo Prehispánico Tardío de recursos faunísticos: Zooarqueología de C.Pun.39 y Puesto La Esquina 1 (Córdoba,
Argentina)”, en Archaeofauna, Nº 18, Madrid, 2009, pp. 119-136; Rivero, Diego, Medina,
Matías, Recalde, Andrea y Pastor, Sebastián,
“Variabilidad en la explotación de recursos faunísticos durante el Holoceno en
las Sierras de Córdoba (Argentina): una aproximación zooarqueológica”,
en Zooarqueología a Principios del Siglo XXI: Aportes Teóricos, Metodológicos y Casos de
Estudio, Ediciones Libros del Espinillo, Buenos Aires, 2010,
pp.321-333.
[14] Medina, Matías,
Teta, Pablo y Rivero, Diego, Burningdamage and small-mammal human consumption in
Quebrada del Real 1 (Córdoba, Argentina): an experimental
approach”, en Journal of Archaeological Science,
Nº 39, Estados Unidos, 2012, pp. 737-743.
[15] Izeta, Andrés, Costa, Thiago,
Gordillo, Sandra; Cattáneo Roxana, Boretto, Gabriella y Robledo,
Andrés, “Los Gasterópodos del Sector B del Sitio Alero Deodoro
Roca, Valle de Ongamira (Córdoba, Argentina): un
análisis preliminar”, en Revista Chilena de
Antropología, Nº 29, Universidad de Chile, 2014, pp. 74-80; Medina,
Matías y Merino, Mariano, “Zooarqueología de Puesto
La Esquina 1 (ca. 360 AP, Pampa de Olaen, Córdoba). Su importancia biogeográfica y paleoecológica”, en Intersecciones en
Antropología, Buenos Aires, Nº 13, 2012, pp. 473-48; Soibelzon, Esteban, Medina, Matías y Abba, Agustín, 2013, Ob. Cit., pp. 72-29.
[16] Rivero, Diego,
Medina, Matías, Recalde, Andrea y Pastor, Sebastián,
2010, Ob. Cit., pp.321-33.
[17] Cabrera, Ángel,
“Regiones fitogeográficas argentinas”, en Enciclopedia Argentina de
Agricultura y Jardinería, 2º ed., Tomo II. Fasc. I, Buenos Aires: Acme, 1976.
[18] Dado que solo se recuperaron 3
fragmentos de cerámica, de los cuales no se pudo obtener información sobre su
forma y funcionalidad, en este trabajo se priorizó el análisis de los
materiales bioarqueológicos, zooarqueológicos
y líticos.
[19]Figueroa, Germán,
Dantas, Mariana y Pautassi, Eduardo, 2004, Ob. Cit., pp. 81-88; Roldán, Fabiana y Pastor, Sebastián,
1999, Ob. Cit., pp. 59-69.
[20] Lymann, R. Lee, “Vertebrate Taphonomy”, Oxford: Cambridge University Press,
Estados Unidos, 1994; Mengoni Goñalons,
Guillermo, Cazadores de Guanacos de la Estepa Patagónica, Sociedad
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[21] Berensmeyer, Anna, “Taphonomic and ecologic information from bone weathering”, en Paleobiology, Nº 4, Reino Unido,
1978, pp. 150-162.
[22] Mengoni Goñalons, Guillermo,
1999, Ob. Cit.; Politis,
Gustavo y Madrid, Patricia, “Un hueso duro de roer:
análisis preliminar de la tafonomía del sitio Laguna
Tres Reyes 1, 1 (Pdo. de Adolfo Gonzales Chaves, Pcia.
de Buenos Aires)”, en De Procesos, Contextos y
otros Huesos, A. Haberyy N. Ratto (Eds.), Buenos Aires, 1988, pp. 29-44.
[23] Binford, Lewis, Bones: Ancient Men and
Modern Myths, Nueva York: Academic Press, 1981; Mengoni
Goñalons, Guillermo, 1999, Ob. Cit.; Mondini, Mariana, Formación del registro arqueofaunístico en abrigos rocosos de la Puna argentina. Tafonomía de carnívoros, Tesis Doctoral inédita,
Universidad de Buenos Aires, Argentina, 2003.
[24] Johnson, Eileen, “Current developments in bone
technology”, en Advances in Archaeological
Method and Theory, Nº 8, Academic Press, Nueva York, 1985, pp.
157-235; Mengoni Goñalons,
Guillermo, 1999, Ob. Cit.; Miotti, Laura, “La experimentación simulativa
de fracturas y marcas óseas y sus implicancias arqueológicas”, en Arqueología Contemporánea, Nº 3, Buenos Aires,1999-1992, pp.
39-61.
[25] Gabrielloni, Carolina, Estudios tafonómicos sobre restos óseos humanos: Sitio Laguna El
Doce (Departamento General López, Provincia de Santa Fe, Tesis de
Licenciatura inédita, Universidad Nacional de Rosario, 2009; White, Tim y Pieter Folkens, Human Osteology, Academic Press, San Francisco,
1991.
[26] Berensmeyer,
Anna, 1978, Ob. Cit.
[27] Berensmeyer,
Anna, 1978, Ob. Cit.; Gutiérrez, María, Análisis tafonómicos en el área Interserrana (provincia de Buenos Aires), Tesis
Doctoral inédita, Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad Nacional
de La Plata, La Plata, 2004; Lymann, Lee, 1994, Ob. Cit.
[28] Estadio 0: la superficie ósea no
muestra señales de exfoliación o agrietamiento debido a la meteorización. Estadio
1: los huesos presentan grietas normalmente paralelas a la estructura y las
articulaciones pueden presentar craquelado. Estadio 2: se caracteriza por el descascaramiento y exfoliación de las capas de tejido más
externas, sumado a agrietamientos con bordes de sección transversal angular.
Estadio 3: la superficie ósea se caracteriza por presentar segmentos de
rugosidad que meteorizan homogéneamente la superficie del hueso resultando en
una textura fibrosa. En estos segmentos toda la capa externa y concéntrica del
hueso ha sido removida. Estadio 4: la superficie ósea aparece fibrosa y rugosa
de textura, con astillamientos abiertos, profundos y
bordes astillados, y cuando se intenta mover el hueso puede haber pérdida ósea.
Estadio 5: se dificulta determinar la forma original del hueso y se quiebra
fácilmente si se lo intenta mover. El tejido es ponjoso
está expuesto
[29] Berensmeyer, Anne, 1978, Ob. cit. pp: 150 -162.; Gutierrez, Maria, 2004, Ob. cit. pp: 533. Morlan, Richard, Taphonomy and archaeology in the upper Pleistocene of the northern Yukon
Territory: A glimse of the peopling of the New World,
Canadian National Museum of Man, Mercury Series, Archaeological Survey of
Canada. Paper 94, 1980, pp. 1-398.
[30] Binford, Lewis, 1981, Ob. Cit. pp:
320; Wood, Raimond y Johnson, Donald. “A survey of disturbance processes in archaeological site formation”, enAdvances in Archaeological Method
and Theory, 1978, 1, Pp. 315-381.Este tipo
de marcas se clasificaron como: D: dispersas; A: aisladas; C: concentradas o
agrupadas en un sector y V: agrupadas en varios sectores. También se consideró
la frecuencia en que se encontraban en los conjuntos
[31] Barrientos,
Gustavo, Nutrición y dieta de las poblaciones aborígenes
prehispánicas del sudeste de la Región Pampeana, Tesis Doctoral
inédita, Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad Nacional de La
Plata, Argentina, 1997, pp. 231;
Mengoni Goñalons, 1999, Ob. cit.; Politis, Gustavo, y
Madrid, Patricia, 1988, Ob. Cit., pp. 29-44
[32] Binford, Lewis, 1981, Ob. Cit., p. 320; Mengoni Goñalons, Guillermo, 1999, Ob. Cit. p. 281.
[33] Shipman, Pat y Rose, Jerome, “Early
hominid hunting, butchering and carcass-processing behaviors: approaches to the
fossil record”, en Journal of
Anthropological Archaeology, 1983, 2, pp. 57–98.
[34]
Gabrielloni, Carolina, 2009, Ob. Cit., p. 152
[35] Binford,
Lewis, 1981, Ob. Cit., p. 320.
[36] Mengoni Goñalons, Guillermo, 1999, Ob. Cit., p. 281
[37] Mondini, Mariana, 2003, Ob. Cit., pp.
87-108
[38] Gutierrez,
Maria, 2004, Ob. Cit., p. 533; Parker,
Ronald, y Toots, Heinrich, Minor elements in fossil
bone. Geological Society of American Bulletin, 1970, 81 (3): 925-932
[39] Gutiérrez,
María, año, 2004, Ob. Cit., p. 533
[40] Barrientos, Gustavo, Oliva, Fernando,
y Mariano Del Papa, Historia pre y postdepositacional
del entierro secundario del sitio laguna Los Chilenos I (Provincia de Buenos
Aires), en Revista Relaciones de la Sociedad Argentina de
Antropología, Tomo 27, 2002, pp. 303-325.
[41]
Barrientos, Gustavo, Oliva, Fernando, y Mariano Del Papa, Ob. Cit., pp. 303-325
[42] Mengoni Goñalons, Guillermo, 1999, Ob. Cit., p. 281.; Johnson,
Eileen, “Current developments in bone technology”, en Advances in Archaeological Method and Theory
8, 1985, pp. 157-235.
[43] De Nigris,
Mariana, El consumo en grupos cazadores recolectores. Un
ejemplo zooarqueológico de Patagonia meridional,
Sociedad Argentina de Antropología, Colección de Tesis Doctorales, Buenos Aires, 2004, p. 289
[44] Mengoni Goñalons, Guillermo, 1999, Ob.Cit., p. 281
[45] Gabrielloni,
Carolina, 2009, Ob. Cit., p. 152; Martínez-López, Joao, Carlos Arredondo Antúnez, Roberto
Rodríguez Suárez y Stephen Díaz-Franco, “Aproximación tafonómica
en los depósitos humanos del sitio arqueológico Canímar
Abajo, Matanzas, Cuba”, en Arqueología Iberoamericana
4, 2009, pp. 5–21.
[46] White, Tim y Folkens
Pieter, Human Osteology, Academic Press, San
Francisco, 1991, p. 236
[47] Dantas, Mariana, “Tafonomía
de los conjuntos faunísticos del sitio Piedras Blancas, Valle de Ambato,
Catamarca”, en Zooarqueología a Principios del Siglo XXI. Aportes Teóricos, Metodológicos y Casos de
Estudio, Ediciones Libros del Espinillo, Buenos Aires, 2010, pp.
397-407.
[48] González,
Mariela, “Procesos de formación y efectos tafonómicos
en entierros humanos: El caso del sitio Paso Alsina 1 en Patagonia Nororiental,
Argentina”, en Magallania, 41(1), 2013, pp. 133-154.
[49] Binford, Lewis, Faunal Remains from Klasies River Mouth,
Academic Press, Londres, 1984, p. 305.
[50] Lyman, R. Lee, 1994, Ob. Cit., p. 524.
[51] Lyman, R. Lee, 1994, Ob. Cit., p. 524
[52] Lyman, R. Lee, 1994, Ob. Cit., p. 524
[53] Barrientos, Gustavo, Nutrición y dieta de las
poblaciones aborígenes prehispánicas del sudeste de la Región Pampeana, Tesis Doctoral inédita, Facultad
de Ciencias Naturales, Universidad Nacional de La Plata, 1997, p. 261
[54] Buikstra, Jane y Ubelaker, Douglas, Standards for data Collection from Human Skeletal Remains, Arkansas
Archaeological Survey Research, Series N° 44, Arkansas, 1994, p. 272.
[55] Phenice, Terrell W., “A newly development visual method of
sexing the os pubis”, en
American Journal of Physical Anthropology, N° 30, 1969, pp. 297-301; Acsadi G, y J. Nemeskeri, History of human life span and mortality, Akademiai Kiado, Budapest, 1970, p. 346.
[56] Pearson, Karl
y Bell, Julia, “The study of the long bones of the English skeleton - I - The
Femur”, en Drapers’ Co. Research Mem.
Chapters 1-4 Biometric Series X, Universidad de Londres,
1917, p. 172.
[57] Todd, T.
Wingate, “Age changes in the pubic bone: I The White male pubis”, en American Journal of Physical Anthopology
3, 1920, pp. 285-334.
[58]Buikstra, Jane y Ubelaker,
Douglas, 1994, Ob. Cit., p. 272. Iscan, Yasar M., Loth, Susan R. y
Wright, Ronald, “Metamorphosis at the sternal rib end: a new method to estimate
age at death in white males”, en American
Journal of Physical Anthropology 65, 1984, pp. 147-156.
[59] Se aclara que si bien no se pudo
determinar fehacientemente la numeración de las costillas, por tratarse de
individuos que fueron mezclados durante la exhumación, se decidió aplicar el
método de Iscan y colaboradores (1984) para estimar
edad de muerte a través de los cambios en la superficie esternal de las
costillas.
[60] Maresh M. M. “Measurements from roentgenograms”, En RW McCammon (ed) Growth and development. CC Thomas Publisher,
Springfield, Illinois, 1970, pp 157- 200.
[61] Ortner, Donald, Identification of Pathological Conditions in Human Skeletal Remains,
2nd Edition Academic Press, Amsterdan, 2003 1970, p. 645; Differential Diagnosis and Issues in Disease Classification,
A Companion to Paleopathology, Blackwell Publishing Ltd., Reino
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[62] Lukacs, John, Dental paleopathology: methods for reconstructing dietary patterns.
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[63] Hillson, Simon,
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International Journal of Osteoarchaeology,
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2001, pp. 249-289.
[64] Lanfranco, L.P. y L. Eggers, “The Usefulness of caries
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and past subsistency: a test on early and later
agriculturalist from the Peruvian coast”, en American Journal of Physical Anthropology, 14, 2010,
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[65] Smith, B.
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Physical Anthropology, Nº 63, Estados Unidos, 1984, pp. 39-56.
[66] López Plana, Carlos, Aparicio
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Romay, Ana, Nacher García, Víctor; López Béjar, Manel y Ruberte París, Jesús, “Atlas de Osteología de mamíferos domésticos”, Barcelona,
2008. [En línea] http://veterinariavirtual.uab.es/anatomía/
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