UNAS FOTOGRAFÍAS PARA DAR A CONOCER AL MUNDO LA CIVILIZACIÓN DE LA REPÚBLICA GUARAYA

 

 

Pilar García Jordán

Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC),

Madrid, 2009, 358 páginas.

 

 

La historiadora Pilar García Jordán[1] investigó durante más de diez años las características de la política estatal boliviana en relación al control del territorio y población de las tierras bajas desde la independencia hasta 1950. A partir de esos estudios observó que el instrumento fundamental utilizado por los gobiernos -tanto conservadores como liberales- fueron las misiones católicas para beneficiar la expansión de la frontera interna y civilizar[2], controlar y concentrar en pueblos a la población bárbara. Luego de indagar las funciones cumplidas por las misiones franciscanas en la Bolivia republicana y conocer el proyecto teórico y la praxis implementada por los sacerdotes para la conquista y reducción de los Guarayo[3], la historiadora nos presenta un nuevo trabajo. Un corpus de 247 fotografías son analizadas como documento histórico y no como un elemento meramente “ilustrativo”.

 

La autora realizó una selección entre más de 1.000 fotografías que encontró en diferentes archivos franciscanos de Bolivia -muchas de ellas tomadas a partir de 1898- y publicó las más relevantes en este libro. Desde su punto de vista, la fotografía “es uno de los apoyos más significativos de la memoria de los individuos, de las familias y de las comunidades” y “es un medio de comunicación, de propaganda y publicidad”. El análisis de las imágenes abre un amplio mundo de interpretaciones, parafraseando a Susan Sontag[4] son “inagotables invitaciones a la deducción, la especulación y la fantasía”. Sin embargo, deben ser interrogadas adecuadamente como todo documento histórico. Este es, precisamente, el objetivo de García Jordán: interrogar las fuentes fotográficas para indagar cuestiones que no se advierten en el registro escrito.

 

El libro se estructura en dos partes. El objetivo de la primera es reconstruir la historia de la conquista y reducción de los Guarayo entre 1790 -década de los primeros contactos- y 1939 -año de la secularización de las misiones- y se presenta a través de cinco capítulos. García Jordán marca las diferentes cuestiones que le permiten al lector arribar a la segunda parte con los elementos necesarios para comprender el eje central de la obra. La autora comienza su análisis con una especie de presentación de los Guarayo, su historia y praxis social, a través de la doble mirada del naturalista francés Alcide d´Orbigny y del franciscano José Cors (capítulo 1). Luego señala las características de la política estatal en relación a sus orientes desde la independencia hasta 1930; estudia el rol que le adjudicó el poder político central y regional a los misioneros como instrumento primordial para la conquista, ocupación y ampliación de su frontera interna (capítulo 2). Lo interesante de este punto es observar cómo los sucesivos gobiernos bolivianos consideraron las misiones como mecanismos reductores y domesticadores de la mano de obra indígena, centros de colonización e instrumentos de nacionalización del territorio.

 

En el tercer capítulo García Jordán indaga específicamente la historia de las misiones franciscanas entre los Guarayo- que en realidad es una síntesis de los aspectos más significativos ya trabajados en 2006- y sigue una línea explicativa que comprende la fundación de los primeros poblados -conocidos hoy como Ascensión, Urubichá, Yaguarú y Yotatú-, su consolidación y las amenazas a su continuidad por la propia “buena marcha” de las reducciones. La hipótesis central es que los gobiernos bolivianos utilizaron a los misioneros franciscanos para concentrar, controlar y civilizar a la población nativa y una vez cumplido este objetivo sobrevino la secularización de las misiones. García Jordán toma este acontecimiento como una paradoja: el éxito alcanzado por los religiosos fue la causante de su final. En cierto sentido podría serlo si se lo mira desde los propios misioneros, pero si se tiene en cuenta el contexto histórico de construcción del Estado nación boliviano, la lógica propia de la expansión y modernización política y económica y el interés de diferentes grupos socioeconómicos por acceder a la mano de obra sin mediación de los franciscanos, tal paradoja desaparece.

 

El contenido de los dos últimos capítulos de la primera parte introduce directamente al análisis del corpus fotográfico. En primer lugar, se profundiza en el proyecto misional propiamente dicho, el proceso de construcción de un espacio cristiano y civilizado que reemplazó al espacio indígena preexistente, considerado por los contemporáneos como bárbaro y salvaje; en otras palabras la configuración del “microcosmos misional”. En segundo lugar, la autora expone lo que se denominó la república guaraya, un proyecto “inventado” por el prefecto Pesciotti entre 1897 y 1903, para hacer frente a la amenaza que estaban sufriendo las misiones. Esto último merece especial atención pues, como se anuncia ya en el título del libro, las fotografías fueron realizadas y utilizadas con un objetivo claro y conciso: dar a conocer al mundo la civilización de la república guaraya.

 

La segunda parte del libro está conformada por el capítulo seis y el álbum fotográfico. García Jordán realiza un minucioso estudio del estilo de las tomas y su composición, y ha logrado identificar -en gran parte de las fotografías- los fotógrafos, los individuos fotografiados y ha fechado muchas de las imágenes que carecían de todos estos datos. Estas son únicas en el mundo, pues registran la mirada europea del proceso de civilización de una cultura indígena americana. La autora ordenó y catalogó el corpus fotográfico en cuatro series. El objetivo de la primera -datada en 1898- fue dar a conocer a los civilizados y lo conseguido por los franciscanos entre los bárbaros guarayos. Dicho conjunto se destinó a una exposición en Turín en el mismo año. En este caso, es interesante la propuesta de la autora de observar lo que las imágenes tratan de transmitir como si fueran un relato del pasaje entre dos mundos, del salvaje al civilizado. La segunda serie la conforman fotografías tomadas en 1918 a causa de la visita pastoral del internuncio Rodolfo Caroli que coincidió con el final del segundo sexenio de Pesciotti al frente de la Prefectura. El móvil fue mostrar los “éxitos” de los misioneros como una forma de justificar su propia existencia. Las fotografías de la tercera serie fueron tomadas en diversas fechas y por varios autores. Estas resaltaron la importancia de la actividad misional franciscana en la Bolivia republicana en un momento en que esta era fuertemente cuestionada. En este sentido, buscaron mostrar la productividad desarrollada al interior de los poblados. Aquí los personajes de las fotografías también fueron los propios franciscanos. La cuarta serie, en estrecha relación a la anterior, la conforman imágenes que reproducen la vida cotidiana al interior de los poblados. Por último, junto a estos cuatro conjuntos fotográficos, la autora incluyó algunas reproducciones de origen diverso, realizadas por viajeros europeos que tomaron imágenes relativas al paisaje y a la población guaraya o sirionó.

 

Para García Jordán el conjunto de fotografías buscaba reflejar el “momento biográfico o histórico”. La autora reflexiona, a partir de las series fotográficas, sobre el espacio guarayo resultado de la implementación del proyecto misional franciscano. El lector y observador podrá advertir que el principal móvil de las fotografías fue la posibilidad de dejar constancia de la actividad misionera, de sus logros y utilizarlas como propaganda para la continuación de sus actividades.

 

Aún cuando la autora española es consciente que el registro fotográfico ofrece fragmentos de un lugar y de un tiempo pasados, el análisis brinda un complejo y minucioso estudio de las misiones franciscanas a las que los gobiernos bolivianos otorgaron el monopolio de la socialización de los bárbaros. La función primordial de las fotografías fue documentar y aportar elementos útiles para la comprensión del plan y praxis misional. La historiadora efectúa una lectura de una fuente que informa, documenta y permite comprender parte de un proceso histórico determinado. Es decir, estas imágenes fueron tomadas por un fotógrafo y, en cierto sentido, el investigador accede a lo que los “lentes” quisieron y pudieron captar.

 

Con la solidez científica que ha caracterizado los trabajos anteriores, García Jordán articula ambos tipos de fuentes, las impresas-textuales y las fotográficas para encarar un proyecto ambicioso. En este sentido, el libro constituye un valioso aporte y un desafío sobre el uso de la fotografía como documento en la investigación histórica, ofrece claves de interpretación para comprender la complejidad de la historia de los pueblos indígenas del oriente boliviano.

 

Para concluir, es relevante destacar que el libro se encuentra dentro de los estudios sobre las problemáticas de la Historia de la religión, específicamente las que versan alrededor de la relación Estado-Iglesia Católica-sociedad; brinda claves de análisis y se convierte en un estímulo para aquellos investigadores especializados o que se relacionan de una u otra manera con el tema en cuestión.

 

 

Rocío Guadalupe Sanchez

CONICET-IEHS/UNICen-IESH/UNLPam



[1] Es Doctora en Historia por la Universidad de Barcelona, catedrática de Historia de Historia de América en la misma Universidad, directora del Taller de Estudios e investigaciones Andino-Amazónicos (TEIAA) con sede en Barcelona y coordinadora del Máster en Estudios Latinoamericanos (Universitat de Barcelona/Universitat Autònoma de Barcelona/Universitat Pompeu Fabra).

[2] Los conceptos: civilización, bárbaro, salvaje, espacio cristiano, espacio indígena, república guaraya,  aparecen en cursiva, respetando el uso que les confiere la autora del libro.

[3] Cuyos resultados fueron publicados en 2006 en el libro “Yo soy libre y no indio: soy guarayo”. Para una historia de Guarayos, 1790-1948. Lima, IFEA/​PIEB/​IRD/​TEIAA),

[4] Sontag, Susan, Sobre la fotografía. Barcelona Edhasa. 1996.