ENFOQUE
TEÓRICO Y CONCEPTUAL PARA EL ESTUDIO DE LAS URBANIZACIONES CERRADAS+
Matilde Malizia*
Introducción
Las ciudades se construyen a partir de las historias locales y de las necesidades y requerimientos de sus habitantes, con el fin de generar formas arquitectónicas especializadas y adaptadas a los deseos de los clientes[1]. Cada sociedad produce su espacio urbano y rural, es decir su territorio, de acuerdo con los patrones culturales vigentes en cada época. La cultura actúa como mediadora en las relaciones entre la sociedad y la naturaleza, impulsando una manera particular de valorar los recursos y estableciendo un determinado tipo de economía. Así es que, en términos de Sauer, para entender la configuración de un espacio determinado es necesario descubrir cómo se desarrollan las sociedades humanas, sus distribuciones -instalaciones- y actividades -uso de la tierra-.[2]
Curtit reconoce tres tipos de actores en la construcción del territorio: los económicos vinculados con los procesos de producción de equipamientos y servicios; sociales relacionados con los procesos de consumo y; políticos asociados con el proceso de gestión en sus diferentes niveles[3]. La apariencia que adquiere cada ciudad y la manera en como ésta organiza sus espacios constituyen la base material sobre la cual se desarrollan las prácticas sociales[4].
Surgen distintas metrópolis delineadas por los tipos de construcción y los modelos de planificación vigentes en cada época[5]. Estas metrópolis permitirán recuperar la riqueza simbólica de las formas urbanas tradicionales, fundadas en la proximidad, el diálogo y la diversidad, poniendo de manifiesto la articulación entre espacios públicos y tejido urbano.
Las
metrópolis poseen rasgos particulares en sus formas de sociabilidad, movilidad
de sus residentes, producción de seguridad y educación[6]. En la actualidad algunas ciudades, grandes e
intermedias, son definidas por Donzelot como tripartitas y se caracterizan por
la combinación de tres procesos interrelacionados: la relegación urbana de los
sectores empobrecidos en viviendas sociales, el ennoblecimiento de los centros
históricos habitados por los grupos más acomodados y la periurbanización del
sector medio que se traslada de la ciudad-centro hacia espacios residenciales
privados[7].
Para
Castells las viviendas se distribuyen en el espacio en función de la capacidad
de sus residentes para adquirirlas y/o abonar los alquileres de acuerdo con su
nivel de instrucción y status profesional. A su vez tal distribución determina
el tipo y calidad de los bienes y servicios que se ofrecen en la zona. En la
actualidad los urbanistas plantean formas arquitectónicas y diseños urbanos
modernos, adecuados a las distintas áreas de la ciudad, que respondan a las
necesidades de sus clientes[8].
En América Latina la investigación urbana- modelos de análisis de
segregación socio-funcional- fue, en primer lugar, investigación sobre las
grandes ciudades y los fenómenos resultantes del actual proceso de urbanización[9].
Entre tales fenómenos, aparece la construcción de espacios perimetrados por
muros, barreras y/o rejas y, controlados durante las 24 hs.- con el fin de
garantizar seguridad a sus residentes. Se llaman urbanizaciones cerradas en
Argentina, condominios
horizontales en Brasil, condominios cerrados en Chile y fraccionamientos
cerrados en México[10].
En Argentina, la aparición de este fenómeno es relativamente tardía en comparación con otros
países latinoamericanos y, hasta hace muy poco tiempo, se reducía prácticamente
a la extensión del Gran Buenos Aires. Su desarrollo se produjo a lo largo de tres etapas claramente diferenciadas
entre sí pero complementarias como partes integrantes de un mismo proceso[11]. Por el contrario es prácticamente escasa la
información disponible sobre el desarrollo de estos emprendimientos en ciudades
de menor tamaño[12].
Son múltiples las causas que provocan y explican el surgimiento de estos
emprendimientos residenciales. Es posible encontrar en todas ellas respuestas a las demandas que caracterizan a un
determinado sector de la sociedad a fines del s XX y comienzos del XXI. Las
urbanizaciones cerradas -en adelante UC- se convirtieron en una moda que se
propagó desde el centro hacia la periferia. Tal difusión implicó
la importación de nuevos valores y estilos de vida junto con la importación de
capitales, ambas relacionadas con la producción de nuevos espacios urbanos. En las ciudades de gran tamaño la seguridad es la
razón que se menciona con más frecuencia ya que es probablemente la más fácil
de apoyar con datos estadísticos y la menos problemática. No obstante en las
ciudades intermedias prevalece otro aspecto relacionado con el contacto directo
con la naturaleza. Este, junto con la seguridad, adquieren un papel encubridor de otros procesos sociales como la
exclusividad y homogeneidad del grupo social. El hecho de habitar y pertenecer a una UC otorga un determinado status
social. Brindan la posibilidad de estar en contacto directo con aquellos a los
que se quiere parecer por la tenencia de ciertas características comunes, con
la idea de lograr la homogeneidad social, y hasta generacional del lugar en el
que se habita[13].
Las UC adquieren una especificidad propia en las ciudades intermedias.
Se ubican, principalmente, en la periferia de las ciudades, cercanas a espacios
verdes con buenas condiciones ambientales y paisajísticas. Impulsan el
desarrollo y/o mejora de la infraestructura de servicios que, hasta el momento,
era escasa. Amplían, mejoran y/o construyen redes viales que conectan distintas
partes de la ciudad. No
obstante el cierre de calles y parques pone en evidencia ambigüedades que
desdibujan lo que se considera público y privado, se privatizan ciertos
espacios que antes eran públicos, redefiniendo las estructuras urbanas
tradicionales.
La instalación de estos emprendimientos trajo aparejada modificaciones
en los procesos de segregación social y fragmentación espacial, acorde a los
actuales procesos urbanos. Generan una distancia social y física que se
materializa en los intensos procesos de suburbanización y en la fractura social
que dificulta el establecimiento de vínculos entre las viejas y nuevas formas
urbanas. Las barreras físicas
se convierten en barreras sociales y marcan profundas diferencias entre quienes
viven adentro de las UC y quienes viven afuera, es decir con el resto de los habitantes
de la ciudad.
Estas
urbanizaciones ocupan superficies pequeñas en comparación con las extensiones ocupadas por
los emprendimientos construidos en las grandes ciudades, como el caso de la
provincia de Buenos Aires. Esta situación, a su vez, limita el tamaño de los
lotes y el equipamiento recreativo, deportivo y social de uso común que ofrecen
estos emprendimientos residenciales. Por este motivo, es relativamente bajo en
número de UC que cuentan con este tipo de infraestructura[14].
Finalmente es preciso mencionar brevemente como los sucesos políticos y económicos acontecidos en la mayoría de los países latinoamericanos en las últimas décadas se vinculan con el surgimiento de las UC[15]. Las transformaciones socio-espaciales ocurridas en estos países a partir de los noventa, se vieron reforzadas y aceleradas por procesos neoliberales globales. Los mismos implicaron cambios económicos y sociales en el contexto sectorial y regional cuyas repercusiones se manifestaron en la mayoría de los países latinoamericanos[16]. Las reformas económicas de los años noventa apuntaban a contraer el Estado y generaron un proceso de polarización social que se vio reflejado en la nueva redistribución espacial de las ciudades, en la cual cada vez mas ciudadanos buscan una organización privada y eficiente de su vecindario que les provea de los servicios que antes eran públicos.
La aplicación de estas reformas puso en evidencia una marcada tendencia hacia formas globales de vida, vivienda y trabajo. Surgieron nuevas formas comercializables, redituables y valiosas para el mercado, dirigidas principalmente a los ganadores de las transformaciones económicas. Las ciudades latinoamericanas cambiaron su estructura y fisonomía, aparecieron nuevos elementos característicos tales como los muros y las cercas alrededor de barrios y calles[17]. Espacial y urbanísticamente hablando estos cambios se expresaron en el aumento de edificios inteligentes, urbanizaciones cerradas y condominios verticales, entre otros, en su mayoría construidos bajo condiciones de sociedad público-privado -public-private partnership-[18].
Las
ciudades latinoamericanas y su análisis socio-espacial
Uno de los caminos a seguir para estudiar la evolución socio-espacial de
las metrópolis latinoamericanas es el uso de modelos de análisis
espacio-temporales. Su diseño muestra que estas ciudades tienen similitudes en
su estructura espacial y socio-funcional, pero su composición social y estructuras políticas son ampliamente divergentes. Algunos de ellos se diseñaron a
fines de los años setenta y principios de los ochenta y se basaban en el
estudio de las grandes ciudades de América Latina[19]. Buscaban
reflejar, de manera simplificada, el uso del espacio, su entorno y la
distribución de la población[20].
No obstante las transformaciones urbanas y los actuales procesos de desarrollo obligaron a los investigadores a replantear tales modelos y elaborar, posteriormente, otros más específicos que tuvieran en cuenta los nuevos fenómenos urbanos. Los modelos resultantes no rechazan los patrones anteriores, por el contrario los actualizan e incorporan elementos propios del crecimiento urbano de la última década.
Mertins enfatiza la necesidad de mostrar en el modelo el aumento creciente de UC, sobre todo en el área suburbana; la extensión de los Central Business District- en adelante CBDs- existentes y la conformación de nuevos CBDs y/o subcentros; la creciente construcción de centros comerciales- en distintos sectores de la ciudad-; el aumento de vías de rápida circulación -ejes referenciales para el crecimiento espacial- y la creciente construcción de condominios verticales, entre otros (Figura 1).[21]
Figura 1. Modelo de análisis de la estructura social y funcional de las metrópolis latinoamericanas
Fuente: Bähr y Mertins, 1992 y
1995, modificado; citado por Mertins, 2003, p. 205.
Por su parte
Janoschka pone en evidencia en el modelo la transformación gradual de la
estructura en cuña desarrollada previamente en la periferia urbana y su
reemplazo por estructuras insulares- islas de riqueza, producción, consumo y
precariedad- que se superponen sobre los ejes radiales y sectoriales de los
modelos anteriores o bien se desarrollan a partir de ellos. El carácter
marcadamente insular de las nuevas formas urbanas resalta la tendencia hacia
una ciudad segregada y dividida, la “ciudad de islas” (Figura 2)[22].
La misma se caracteriza por el
desarrollo y dispersión de fragmentos urbanos no
integrados entre sí. Las ciudades
latinoamericanas alcanzaron una fase de desarrollo urbano que deja de lado la ciudad tradicionalmente abierta y signada por la existencia de
espacios públicos.
Figura 2. Nuevo modelo de análisis de la estructura social y funcional de las metrópolis latinoamericanas
Fuente: Borsdorf, Bähr y Janoschka,
2002, adaptado; citado por Borsdorf, 2003c, p. 138.
Las ciudades
intermedias
Existe
una amplia variedad de criterios para definir a las ciudades intermedias- secondary cities, middle level cities-. Algunos de ellos son
la diferenciación socio-espacial y funcional, la estructura económica y
laboral, la fisonomía urbana, las funciones centrales y el enlace con ciudades
de menor tamaño. Mertins y Vapñarsky utilizan el número de personas para
delimitarlas, y establecen que los valores pueden variar entre 50.000 y 999.999
habitantes[23].
La
combinación específica de factores funcionales, socioeconómicos y físicos,
conllevan a que las ciudades intermedias incluyan desde una metrópolis regional
hasta una ciudad mayor. Son, sobre todo, capitales provinciales o departamentales- en el
caso de Argentina también pueden ser aglomerados-. Por lo tanto cumplen la
función de centros administrativos secundarios y centros de acopio y
distribución de su entorno, por lo cual se espera que produzcan efectos de
descentralización.
Fuchs
sostiene que estas ciudades tienen economías de escala eficientes, una relación
sustentable con su entorno natural y un tipo de gestión con mayores grados de
participación. Existe una tendencia hacia el decrecimiento de las áreas
metropolitanas y el crecimiento de las ciudades intermedias, sin embargo esto
no se puede generalizar a todo el contexto de América Latina[24]. No
obstante en el caso de Argentina se verifica, mediante los estudios de
Vapñarsky y Jordán y Simioni, que las ciudades intermedias crecieron
enormemente desde 1950 y contenían en 1991 aproximadamente una tercera parte de
la población total, o sea más del doble que en 1950[25].
El proceso de suburbanización que caracteriza a estas ciudades provoca, en la actualidad, la formación de extensas franjas periurbanas, de límites imprecisos, donde se mezclan los usos del suelo y las formas de vida del campo y la ciudad[26]. La franja periurbana constituye un mosaico que ofrece diferentes posibilidades según el nivel socioeconómico de los compradores. Se caracteriza por el aumento de las formas y modos de vida urbanos, donde las costumbres y las formas de trabajo propias de la ciudad se imponen progresivamente[27].
En
la periferia de las ciudades conviven distintos grupos sociales. Los grupos de
escasos recursos tienen sus viviendas en asentamientos- muchas veces ilegales-
localizados generalmente en terrenos poco propicios para la urbanización y
carentes de infraestructura básica. En contraste los barrios de los sectores
más pudientes se ubican en áreas con infraestructura adecuada, de fácil acceso
a las vías rápidas de circulación y un entorno medioambiental favorable. Las UC y los barrios marginales se mezclan en esta
franja suburbana, produciendo la ruptura de la ciudad bipolar rica/pobre.
Se desarrolla en este sector una nueva centralidad que se caracteriza por la articulación de actividades y funciones urbanas de variada índole, junto a la expansión y modernización de las actividades y funciones ya existentes[28]. El centro comercial tradicional tiende a disminuir en sus funciones a medida que la ciudad se extiende, aumenta la movilidad de su población y se desarrollan formas de compra que no exigen el contacto directo. A su vez surgen nuevos centros comerciales y de entretenimiento- shopping center- en la periferia de las ciudades ligados a los nuevos procesos de urbanización.
Estos nuevos centros urbanos impulsan el crecimiento de sectores poco desarrollados hasta el momento, mientras que el centro disminuye gradualmente sus funciones comerciales y residenciales y, por consiguiente decrece la relación centro-periferia. Como lo explica Castells:
Considerando que el papel simbólico y la función comercial del viejo centro urbano tienden paulatinamente a desparramarse espacialmente y que la función residencial desaparece prácticamente de este sector, el nombre de “centro de negocios” parece el más adecuado para designarlo, a condición de comprender “negocios” en un sentido suficientemente amplio como para incluir en él la gestión pública, político y administrativa[29].
En
resumen, se insertan en las ciudades nuevos fenómenos socio-urbanos que
implican espacios estratégicos reestructurados, entre los que se ubican las UC
estrechamente vinculadas a otras tendencias como la instalación de centros
comerciales, de producción y servicios y megaproyectos en cuyo seno se
posicionan los sectores sociales considerados integrados. Como contraparte
surgen los espacios residuales de este modelo en cuyo contexto se encuentran
los excluidos sociales[30]. Nos
encontramos ante
una nueva realidad que se manifiesta acorde a los actuales procesos de
desarrollo y crecimiento urbano. La fragmentación espacial y segregación social
se redefinen en función de esta realidad, adquiriendo matices propios y
característicos que las diferencian de otras épocas.
Procesos de
segregación social y fragmentación espacial
En
una primera aproximación, la segregación se define como el proceso de
concentración colectiva de grupos sociales o demográficos en determinadas
partes de la ciudad[31]. La
segregación es la tendencia a organizar el espacio en zonas con fuerte
homogeneidad social interna y fuerte disparidad social entre ellas, en términos
de diferencia y jerarquía. El término se utiliza para explicar situaciones
urbano-residenciales extremas y contrastantes: el aislamiento involuntario e
impuesto a un grupo social determinado- ghetto- por oposición al aislamiento
voluntario de los grupos de mayor poder adquisitivo- preferencias de hábitat-.
Implica una diferenciación o discriminación en el trato cotidiano.
La
segregación liga fenómenos sociales con los espacios en los cuales se
inscriben. Se refiere a la organización territorial de la ciudad y a los lazos
que establecen entre sí los grupos que la habitan, resaltando su desigual
distribución en el espacio y su acceso diferenciado a los recursos materiales y
simbólicos, poniendo de manifiesto una amplia desigualdad social.
Los procesos de segregación social se materializan a
través de la fragmentación del espacio, manteniendo y/o acrecentando las
diferencias socioeconómicas entre los grupos. Para Valenzuela Aguilera la no
integración de esos grupos fomenta la creación, en su interior, de subculturas
particulares que acentúan, aun más, la separación de esos espacios ya de por sí
fragmentados[32].
Es
posible encontrar distintos tipos de segregación- social, económica, cultural,
residencial y urbana, entre otras- relacionadas entre sí, cuya identificación y
separación resulta prácticamente imposible[33]. No
obstante la mayoría de los textos sobre segregación explican las categorías
social, urbana y residencial, entendiendo que todas las demás están incluidas
en las mismas.
La
segregación social refleja la incompatibilidad entre los grupos y conduce a la
polarización de la estructura urbana generando la construcción de distintos
tipos de barrios: de médicos, abogados, maestros e ingenieros, entre otros. En
este tipo de segregación juegan un rol determinante, en relación a la
concentración selectiva de grupos sociales, la renta del terreno, las
preferencias de hábitat y los factores de prestigio. También hay que considerar
elementos culturales y de comunicación.
La
segregación urbana es el resultado de un proceso sociohistórico que reúne a
personas que comparten características sociales, económicas, políticas,
culturales y/o étnicas en un determinado territorio de baja valoración
económica y reducida dotación de infraestructura y servicios. Se relaciona con
la imposibilidad del estado para paliar las fallas del mercado en cuanto a
oportunidades e integración de esos grupos. Sus causas pueden ser estructurales
o relativas a los actores sociales. Entre las primeras se encuentran la
polarización social, el aumento de la pobreza y los hechos delictivos, y cierta
tendencia impulsada por los desarrolladores urbanos. Por otra parte las causas
relativas a las personas se refieren al escaso o nulo contacto entre los
residentes de distintos barrios, tal como es el caso de la relación entre los
residentes de las UC y sus vecinos próximos[34].
Finalmente
la segregación residencial resulta, en la mayoría de los casos, de las
migraciones dentro de la ciudad. De esta manera las metrópolis se transforman,
gradualmente, en espacios complejos donde distintos grupos sociales se mezclan
en espacios geográficos pequeños:
…los ricos y los pobres viven en diferentes áreas de la ciudad
latinoamericana […], los ricos pueden elegir la localización de su residencia, mientas que
los pobres ocupan el suelo sobrante, generalmente en las partes menos
atractivas de la ciudad[35].
Las
ciudades contemporáneas atraviesan un proceso gradual de transformación que, si
bien no es nuevo, en la actualidad adquiere una dimensión distinta en la medida
en que se agudiza y varía.
La
noción de fragmentación, como lo explica Prévôt Schapira, se asocia a
componentes espaciales- desconexión física y discontinuidad morfológica-,
sociales- repliegue comunitario y lógicas exclusivas- y políticas- dispersión
de actores y autonomización de dispositivos de gestión y regulación urbana-[36].
Posteriormente, en la década del ’90, este término comenzó a utilizarse para
analizar un fenómeno cada vez más frecuente en las metrópolis latinoamericanas.
La pauperización de una parte importante de la población junto al
enriquecimiento de una minoría, diseñaron una nueva geografía de los centros y
márgenes que rompe con el modelo centro/periferia, generando fragmentos y
estableciendo relaciones asimétricas entre las partes de la ciudad.
La
fragmentación se refiere al cambio en el esquema de interdependencia entre los
distintos sectores y zonas de la ciudad, que tienden a convertirse en entes
autónomos, donde la vida gira en torno a pequeños fragmentos que promueven la
dispersión de la ciudad. Se caracteriza por la transferencia de la población
desde el centro o zonas residenciales tradicionales hacia la periferia urbana[37]. Estos
fragmentos ponen de manifiesto la discontinuidad entre los espacios urbanos, la
diversidad de elementos morfológicos y tipológicos que surgen de ellos y, las
disparidades en cuanto a infraestructura y servicios.
El crecimiento fragmentado de las metrópolis conduce a la
creación de enclaves urbanos, cuyos habitantes- pertenecientes a un grupo
autodefinido por una determinada condición- se reúnen para protegerse y
fortalecer su desarrollo económico, político, cultural y/o social. La
coexistencia, dentro de un mismo territorio, de sistemas cerrados sin
heterogeneidad y sin conexión entre ellos es definido por Vidal Koppmann como
urbanización difusa[38].
La
fragmentación como la desintegración espacial de la urbe y su posterior
construcción en unidades independientes. Implica la organización de la vida
cotidiana hacia adentro- intra muros- evitando el contacto directo con personas
que se distinguen en el estilo de vida[39]. Estas
unidades territoriales auto-referentes sólo establecen relaciones de interés
con el resto del territorio en función de sus necesidades. La fragmentación
urbana es una tendencia generalizada en las ciudades actuales y se refiere a
procesos de exclusión y segregación[40].
Los
procesos de segregación y fragmentación socio-espacial, adquieren en la
actualidad características propias que tienden a generar, como resultado, dos
grandes grupos de personas, los de adentro y los de afuera. A su vez los
miembros de cada uno de estos grupos poseen características propias que los
definen y diferencian del resto, pertenecer al mismo grupo no significa tener
condiciones de vida similares. Ahora bien, cabría preguntarse ¿adentro y afuera
de dónde? ¿qué significa estar adentro o afuera? y ¿qué ventajas y/o
desventajas existen en uno y otro lado? Calvino en su relato sobre las
ciudades- la mayoría de ellas imaginarias, fuera del espacio y del tiempo-
mostraba la existencia de dos espacios claramente diferenciados entre sí.
Cuenta que al acercarse a Pentesilea:
… ves alzarse de la llanura polvorienta un cerco de murallas, que te
aproximas paso a paso a la puerta vigilada por aduaneros que echan miradas
desconfiadas y torcidas a tus bártulos. Mientras no has llegado allí estás
fuera; pasas por debajo de una archivolta y te encuentras dentro de la ciudad,
su espesor compacto te circunda…[41].
Adentro/afuera:
dos verdades de una misma ciudad
Los
habitantes de toda ciudad ponen en juego percepciones de la realidad e
intereses personales al momento de apropiarse del espacio. Pero el espacio no
se puede conceptuar como algo neutral que existe donde se desarrollan procesos
sociales, sino que es, como afirma Giddens, algo socialmente producido[42]. La
ciudad no es un simple escenario en el cual se desarrollan y localizan las
relaciones sociales, sino que es el ámbito mismo de su realización. Las
metrópolis son el lugar donde la vida social se despliega y el medio a través
del cual las relaciones humanas se producen y reproducen.
En
el contexto de estas ciudades las UC- rodeadas por muros, rejas y/o alambrados- ponen en evidencia la
existencia de dos espacios territoriales prácticamente aislados uno del otro,
uno adentro y otro afuera[43].
Los cercos actúan como fronteras artificiales que separan a estos
emprendimientos residenciales del resto de la ciudad y generan distinciones
entre los habitantes de la ciudad abierta, los de afuera, y los residentes de
las UC, los de adentro. La distancia que se crea entre ambos grupos, lejos de
ser objetiva e impersonal, es un producto social estratificado por los grupos
sociales. Para Bauman:
…las vallas [los cercos] tienen dos
lados…dividen un espacio uniforme en un ‘afuera’ y un ‘adentro’, pero lo que es
‘adentro’ para los que están de un lado de la valla es ‘afuera’ para los que
están del otro lado. Los residentes de los condominios usan la valla para estar
‘fuera’ de la desagradable, inquietante, vagamente amenazante y dura vida de la
ciudad, y ‘dentro’ del oasis de calma y seguridad. Pero, al mismo tiempo y con
el mismo gesto, impiden el acceso a los demás, dejándolos fuera de los lugares
decentes y seguros… La valla separa el ‘ghetto voluntario’ de los encumbrados y
poderosos de los numerosos ‘ghetto forzosos de los marginados. Para los que
están dentro del ‘ghetto voluntario, los otros ‘ghetto son espacios ‘en los que
no entraremos’. Para los que están dentro de los ‘ghetto involuntarios, la zona
en la que están confinados (y excluidos de los demás) es el espacio del que no
se permite salir[44].
Así es que, como expresan Svampa y Bauman, adentro representa la
ausencia de problemas, un ámbito armónico en el cual las regulaciones son claras y los códigos
de comportamiento previsibles, un espacio donde los individuos se sienten “como en su casa”. Por el contrario afuera refleja un espacio
donde suceden cosas que no se pueden anticipar o comprender, donde prevalece la
incertidumbre, un espacio al que las personas de adentro concurren rara vez[45].
Situarse adentro o afuera de estos lugares
refleja la posición de las personas en la estructura social, sus formas de
relacionarse y el uso que hacen del espacio. Las personas se construyen a sí mismas a partir de las
relaciones entabladas con el otro y del reconocimiento del lugar que ocupan en
la estructura social, teniendo en cuenta la manera en que se perciben a sí mismas y al entorno
en el que se encuentran y cómo éste
influye sobre su comportamiento y toma de decisiones. Así
es que las personas que ocupan posiciones semejantes en la estructura social- dada por la distribución del capital
económico, cultural, social y simbólico- tienen altas posibilidades de
compartir una visión del mundo similar a través de la cual otorgarán sentido a
sus prácticas[46].
Interpretan la realidad a través de sus experiencias personales y de su sistema
de valores. Bourdieu llama a esto habitus[47].
El mismo es un sistema de esquemas de producción de prácticas y un sistema de
esquemas de percepción y apreciación de las prácticas. Ambos están disponibles
para la clasificación de acuerdo con la propia condición social y, a su vez,
objetivamente diferenciadas, teniendo en cuenta la influencia permanente de las
condiciones externas. Sin embargo no todas las personas que comparten los
mismos códigos clasificatorios perciben ciertas prácticas y representaciones de
la misma manera. Para Bourdieu “…sería ingenuo suponer
que todos los practicantes de un mismo deporte- o cualquier otro tipo de
práctica- atribuyen el mismo sentido a su práctica o incluso suponer que
practican, propiamente hablando, la misma práctica”[48].
La dinámica adentro/afuera se combina en la periferia urbana conformando
espacios y grupos claramente diferenciados. En los extremos más contrastantes
de esa diferencia se ubican los grupos de mayor y menor poder adquisitivo. Los
primeros encuentran adentro de las UC la pertenencia a un sector de clase,
vivir en un sitio confortable, presuntamente más seguro y en contacto con la
naturaleza- aunque esto no significa la reproducción de costumbres rurales sino
solamente otro modo de vivir lo urbano-. Por el
contrario los
grupos de escasos recursos ocupan tierras poco valorizadas- en zonas bajas o
inundables-, autoconstruyen sus casas con escasa o nula asistencia técnica e
instalan sus propias fronteras mediante carteles u otras señales.
Las fronteras impuestas por las UC convierten a estos lugares en
espacios cerrados y prohibidos para aquellas personas que no cuentan con el
permiso de ingreso correspondiente. Asimismo los espacios urbanos abiertos,
donde las personas pueden encontrarse cara a cara, disminuyen rápidamente- en
dimensiones y número- y los pocos que quedan tienden a ser cada vez más
selectivos:
Las elites han optado por el aislamiento, pagan por
él generosamente y de buen grado… Los que no pueden optar por vivir
aisladamente y pagar los costes correspondientes de seguridad son las victimas
del equivalente contemporáneo de los cerramientos de la modernidad temprana, se
los coloca lisa y llanamente “afuera” sin consultarlos…[49]
Los residentes de las UC elaboran “estrategias de distinción” con el
objeto de establecer diferentes posiciones al interior de un espacio
jerarquizado. Se definen en
función de la posición privilegiada ocupada en el espacio social y son el
producto de condicionamientos asociados a determinadas condiciones de
existencia[50].
Los portadores de tales estrategias se consideran ganadores dentro su grupo de
pertenencia por más que los contactos se realicen entre semejantes, aunque no
se trate verdaderamente de iguales. Operan sobre el propio grupo y sobre el
otro del cual se quiere diferenciar y con el que se pretende evitar ser
confundido. Son reconocidos como poseedores de un estilo de vida legítimo en
contraste con los hábitos de los grupos de escasos recursos utilizados como
contraste[51].
Las interacciones sociales entre ambos grupos parten desde la identificación
más o menos mimética con el otro y desde el reconocimiento de la distancia,
convirtiéndose en una mirada hacia arriba o hacia abajo, una mirada desde una
posición, más que de una situación[52].
El
intento por comunicar distinciones sociales a través de símbolos de status
constituye un aspecto central en la vida urbana. Estimula al mercado
inmobiliario y de la construcción a diversificar y modernizar los ambientes
urbanos y estilos arquitectónicos. Pero, como expresa Harvey el gusto esta
lejos de constituir una categoría estática, el capital simbólico sigue siendo
capital sólo en la medida en que lo sustenten los caprichos de la moda[53].
Las
urbanizaciones cerradas
El
término UC designa un territorio que posee en todo su perímetro una cerca y
accesos controlados por dispositivos y fuerzas de seguridad privada[54]. Sin
embargo no existe unicidad de criterios en cuanto a su definición, podrían
abarcar desde una calle cerrada al libre acceso peatonal y vehicular hasta un
complejo cerrado formado por múltiples barrios[55]. Para
Roitman:
…la urbanización cerrada incluye viviendas unifamiliares de propiedad
privada individual y otros edificios u espacios de uso común que son de
propiedad privada colectiva. Este tipo de desarrollo residencial es concebido
desde su inicio como un lugar cerrado y privado y cuenta con una serie de
dispositivos de seguridad como un cierre perimetral -muro, alambrado o rejas-,
alarmas, cámaras de circuito cerrado y guardias de seguridad que en algunos
casos portan armas de fuego. El complejo cuenta con servicios e infraestructura
de alta calidad. Generalmente este tipo de urbanización tiene una asociación de
residentes con funciones de poder ejecutivo y en algunas ocasiones también
legislativo y judicial. En el primer caso se ocupa de la administración del
barrio. Pero también puede ejercer una función legislativa al establecer las
normas que rigen la conducta social de los residentes y aquellas relacionadas
con la construcción de las viviendas…[56]
Los
investigadores que participaron del Coloquio sobre el fenómeno de las UC en las
metrópolis latinoamericanas, llevado a cabo en Guadalajara en al año 2002,
definieron a las UC como:
…un conjunto de edificios residenciales, frecuentemente con servicios,
equipamiento y espacio libre común, acotado al exterior, desarrollado en
cualquier parte de la ciudad o su región metropolitana, principalmente
destinado a clases medias y medias-altas, pero extendiéndose en la actualidad a
otros grupos sociales[57].
En
los estudios de Tella, Svampa, Carballo, Janoschka y Glasze, Borsdorf e Hidalgo
y Vidal Koppmann se caracteriza a las UC como áreas residenciales cerradas por
muros, barreras o rejas que las separan del espacio público y/o privado.
Cuentan con puestos de vigilancia y sistemas de seguridad- durante las 24
horas- a cargo de agencias privadas que controlan en forma permanente las
entradas y salidas de residentes, visitantes y trabajadores. Sus habitantes
pertenecen a los sectores alto y medio alto de la sociedad, conformando grupos
y ambientes bastante homogéneos. Se ubican en la periferia urbana, próximas a vías
de rápida circulación con el fin de facilitar el desplazamiento de sus
residentes. Parte de estos emprendimientos residenciales, en especial los
countries, megaemprendimientos y torres jardín, poseen instalaciones sociales,
deportivas y recreativas de uso común[58].
Las
UC son planificadas, construidas y administradas bajo condiciones de sociedad público-privado -public-private partnership-
por parte de empresas
inmobiliarias y/o constructoras. No obstante la paradoja de estas
urbanizaciones es que pretenden disminuir y/o eliminar la intervención del
estado en sus regulaciones pero al mismo tiempo ponen énfasis en la regulación
privada que rige al interior de sus límites. Las calles y los lugares comunes-
plazas, parques- de estos emprendimientos son consideradas como espacios
públicos por excelencia en la medida en que, a través de ellos, se especula con
regresar al barrio donde los niños podían jugar en la calle[59].
Para
García Canclini el cierre de calles y parques o la construcción de shopping center ponen en evidencia ambigüedades que
desdibujan lo que se considera público y privado, redefiniendo las estructuras
urbanas tradicionales[60].
Siguiendo a Keane se debe concebir lo público y lo privado como sistemas
articulados de redes que se superponen entre sí en función de la organización
social y territorial moderna[61].
Los
nuevos emprendimientos residenciales forman parte de la competencia política y
administrativa de los municipios que los contienen. Sin embargo su
planificación- gestión e inversiones públicas- deja de ser competencia del
estado municipal o provincial, y es sustituida por actores privados, pero
solamente allí donde la demanda promete un margen de ganancia. Este proceso
implica la privatización del desarrollo urbano en detrimento del espacio público.
Los habitantes de estas urbanizaciones desarrollan una existencia privada,
mediante el modelo de “ciudadanía privada”. El mismo requiere costos de
autorregulación muy elevados destinados a asegurar la efectividad del modelo
propuesto[62].
En
la medida en que estas urbanizaciones se consoliden como macrociudades, con
normativas y organizaciones específicas, instituciones propias, y una
administración que garantice la infraestructura de servicios y gestione la
relación con los servicios públicos privatizados, el correlato lógico
continuará siendo el decline gradual del espacio público.
Tipología de los espacios residenciales cerrados
En
la bibliografía analizada existen distintos tipos de UC cuya caracterización
depende de los criterios utilizados para definirlos. Para ello se tiene en
cuenta ubicación geográfica, tamaño de los lotes, instalaciones deportivas y
recreativas, usos de la vivienda- permanente o secundaria- y población
destinataria- desde sectores de las clases alta y media alta consolidadas, con
un importante capital económico, hasta clases medias en ascenso, sobre todo las
que tuvieron acceso al crédito en los noventa-, entre otras cosas. Incluye los countries o clubes de campo, barrios privados, condominios y
dúplex, megaemprendimientos, torres jardín y club de chacras (Cuadro 1).
§Countries o clubes de campo: surgieron bajo la estructura de club de campo o
quinta de fin de semana y funcionaban como residencia secundaria debido a su
falta de equipamiento. En la actualidad son utilizados como residencia
permanente, principalmente, por los grupos más acomodados de la sociedad. Se
reconocen por la valoración de la vida al aire libre, el contacto con amplios
espacios verdes y la práctica de deportes, cuentan con canchas de fútbol y
tenis, campos de golf, sectores hípicos y náuticos. Las actividades ecuestres y
el golf destacan la exclusividad de estos countries.
También cuentan con salón de usos múltiples- espacios de uso comunitario y
familiar- y club house. Para residir en estos
countries o clubes de campo es necesario contar con la membresía y la
aceptación de los demás socios. La residencia en estos complejos urbanos es más
costosa, en términos financieros, que en un barrio privado debido a los
elevados costos de sus expensas y cuota social.
§Barrios privados: constituyen la oferta más difundida entre las UC.
Su uso residencial es permanente y constituyen la expresión de una nueva lógica
de ocupación del espacio urbano por parte de grupos con ingresos medio alto y
alto. No disponen, o es mínimo, el equipamiento deportivo y recreativo para uso
común, aunque generalmente cuentan con una pequeña plaza. La edificación de
estos barrios impulso la instalación y/o mejora del equipamiento de
infraestructura y servicios existentes en la zona donde se localizan.
§ Condominios y dúplex: son conjuntos de viviendas multifamiliares
edificados sobre una fracción de tierra que, generalmente, no supera la
hectárea. Los edificios se construyen en forma de tiras o bloques de
departamentos siguiendo un prototipo de vivienda predeterminado. Cuentan con
escasos o nulos espacios de recreación y en algunos casos tienen una plaza.
§ Megaemprendimientos: también llamados ciudad-pueblo o ciudad satélite.
Están integrados por un conjunto de barrios privados y se definen por su gran
superficie y la elaboración de un plan maestro- similar a los master planned communities norteamericanos- que rige las
etapas de su desarrollo con el fin de combinar estética y funcionalidad.
Cuentan con un pequeño centro cívico donde se instalan jardines de infantes,
colegios primarios y secundarios, iglesias, clubes deportivos y centros
médicos, comerciales y de recreación, entre otras cosas.
En
Argentina los más conocidos son Nordelta, creado en 1999, localizado en el
noroccidente del Gran Buenos Aires (Municipio de Tigre) y previsto para
albergar a 80.000 personas; y Valle Escondido, situado al noroeste de la ciudad
de Córdoba, inaugurado en 1998 y destinado a unos 15.000 habitantes.
§ Torres jardín: surgieron en Buenos Aires a comienzos de la década
del `90, sin embargo algunas características esenciales de estos
emprendimientos ya habían sido introducidas en la arquitectura argentina en la
década del `30, como por ejemplo en la torre Kavanagh
edificada en 1934[63].
En
la actualidad se definen como una torre habitacional, para uso permanente, que
conserva varios metros de separación en relación con la línea municipal con
jardines de uso privado lindantes con el espacio público a su alrededor. Ocupan
una hectárea e incluyen un departamento por planta, de grandes dimensiones- más
de 200 mts2-. Cuentan con estacionamiento, salón de usos múltiples y
espacios para la práctica de deportes- jaulas de golf, canchas de tenis y
gimnasio-. En una primera fase estos emprendimientos estaban dirigidos a los
grupos más acomodados de la sociedad, pero desde mediados de los noventa la
oferta se amplió a los sectores medios.
§ Clubes de chacras: se basan en las casas de campo tradicionales. En
virtud de su extensión y características- lotes de varias hectáreas- recrean
las condiciones de vida campestre a través del contacto directo con la
naturaleza y la realización de pequeños cultivos en su interior, pero no con
fines comerciales. Se ubican lejos de la ciudad, en zonas rurales, motivo por
el cual su ocupación generalmente es temporal, durante el fin de semana o las
vacaciones.
Tipos Carac. |
Countries o clubes de campo |
Barrios privados |
Condominios y dúplex |
Mega-emprendimientos |
Torres Jardín |
Club de chacras |
Ubicación |
Periferia |
Periferia |
Periferia Centro |
Periferia |
Centro |
Áreas
rurales |
Superficie |
10
a 400 ha aprox. |
2
a 400 ha aprox. |
No supera 1 ha |
300
ha en adelante |
No
supera 1 ha |
Lotes
de 1 a 20 ha |
Uso |
Permanente Fin
de semana |
Permanente |
Permanente |
Permanente
fin de semana |
Permanente |
Fin
de semana |
Equipamiento |
Deportivo Recreativo Club
house |
Plaza |
Plaza |
Deportivo Recreativo Centro
cívico |
Deportivo Recreativo Usos
múltiples |
No
tiene |
Reglamento |
Co-propiedad Cosntrucción Convivencia |
Co-propiedad Consntrucción Convivencia |
Co-propiedad Convivencia |
Co-propiedad Cosntrucción Convivencia |
Co.propiedad Convivencia |
Co-propiedad Cosntrucción Convivencia |
Cuadro 1. Tipología de Urbanizaciones Cerradas
Fuente: Elaboración propia.
Algunos
trabajos de investigación destacan el carácter ubicuo de las UC como una
particularidad esencial de las mismas[64].
No obstante Vidal Koppmann, en su tesis doctoral, refuta esta idea y agrega que
no todas ellas pueden situarse en cualquier sector de las metrópolis. Señala
que los clubes de chacras deben ubicarse exclusivamente en las afueras de la ciudad, y explica que al no existir una normativa específica para estos emprendimientos, los
mismos deben regirse por
Los megaemprendimientos se encuadran en la categoría urbanizaciones especiales de la mencionada ley y se ubican en la periferia urbana. Por otra parte los barrios privados, condominios o torres jardín pueden localizarse en cualquier zona de la ciudad debido a que no existe- hasta el momento- reglamentos que determinen su ubicación. En general la mayoría de estos proyectos inmobiliarios tienen como premisa buscar tierras desocupadas y a bajos costo considerando poco, o nada, las condiciones intrínsecas del terreno- inundable, próximo a basurales, cementerios o espacios contaminados, entre otras cosas-.
Las dimensiones de las UC son variables. Con excepción de los condominios y las torres jardín, que se asientan en una hectárea y a veces en superficies menores, el resto de los emprendimientos ocupan terrenos de diversas extensiones. Generalmente los barrios privados ocupan superficies más reducidas en comparación con los countries. Ello obedece a que el equipamiento comunitario que poseen estos barrios es de menor envergadura por lo que no requieren tanto espacio; están destinados a usuarios de nivel económico medio por lo que sus dimensiones son más modestas que los countries; y están construidos en áreas urbanizadas consolidadas donde los lotes disponibles son de menor tamaño. Por último las chacras y ciudades pueblos son las que ocupan los terrenos de superficies más amplias.
La mayoría de estos emprendimientos urbanísticos se rigen por reglamentos de construcción, convivencia y co-propiedad. Asimismo deben adecuarse al marco normativo municipal vigente, aún cuando tendrían que estar contemplados en marcos legales más específicos. En la provincia de Buenos Aires estos marcos reguladores determinan que tipos de urbanizaciones pueden estar dentro de la planta urbana de los municipios y cuáles en las áreas complementarias- periferia- o en zonas rurales. Así es que los barrios cerrados y los condominios pueden insertarse en el tejido urbano e integrarse paulatinamente al resto de la ciudad.
Ingresó: 20 de noviembre de 2009
Aceptado: 27 de abril de 2010
Enfoque
teórico y conceptual para el estudio de las urbanizaciones cerradas
Resumen
Este trabajo
presenta un enfoque teórico-conceptual para el estudio de las urbanizaciones
cerradas en ciudades intermedias. En América Latina la investigación urbana fue, en
primer lugar, investigación sobre la gran ciudad y los fenómenos resultantes
del actual proceso de urbanización. Por lo tanto es escasa la información disponible para el estudio
de estos emprendimientos en ciudades de menor tamaño. A través de la bibliografía se puede observar
que las urbanizaciones cerradas adquieren una especificidad propia en las
ciudades intermedias. Se ubican en la periferia de las ciudades, cercanas a
espacios verdes con buenas condiciones ambientales y paisajísticas. Impulsan el
desarrollo y/o mejora de la
infraestructura de servicios. Modifican los procesos de segregación social y
fragmentación espacial, acorde a los actuales procesos urbanos. Las barreras físicas se convierten en barreras
sociales y marcan profundas diferencias entre quienes viven adentro y quienes
viven afuera. Finalmente, estas urbanizaciones ocupan superficies pequeñas en comparación con las extensiones
ocupadas por los emprendimientos construidos en las grandes ciudades, situación
que, a su vez, limita el tamaño de los espacios ofrecidos.
Palabras
claves: Urbanizaciones
cerradas; Ciudades intermedias; Adentro/Afuera; Segregación social;
Fragmentación espacial
Matilde
Malizia
Theoretical and conceptual approach to the study
of gated communities
Abstract
This paper presents a theoretical and conceptual approach to the study
of gated communities in secondary cities. In
Key
words: Gated
communities; Secondary cities; Social segregation; Inside/Outside; Spatial fragmentation
Matilde
Malizia
+
Este trabajo forma parte de la tesis doctoral en curso titulada “Countries y barrios privados en el Gran San
Miguel de Tucumán. Efectos y contrastes sociales”, dirigida por el Dr. Pablo
Paolasso.
* Lic.
en Trabajo Social. Becaria Doctoral CONICET. Instituto Superior de Estudios
Sociales (ISES), Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Universidad Nacional de
Tucumán (UNT), Tucumán, Argentina.
[1]
Calvino afirma que las ciudades son un conjunto de muchas cosas: memorias,
deseos, signos de un lenguaje, lugares de trueque pero no sólo de mercancías,
sino también de palabras, deseos y recuerdos. Calvino, Ítalo, Las ciudades invisibles,
Minotauro, 2ª edición, España, 1995.
[2] Sauer, Carl, “Introducción a la geografía histórica”,
en Association
of american Geographers,
Vol. 31, Traducción Marta Rezanowicz, revisión
Alfredo Bolsi, Instituto de
Geografía, Facultad de
Humanidades, UNNE, 1941.
[3] Curtit, Guillermo, Ciudad, gestión local y
nuevos desafíos ambientales. Reflexiones en torno a las políticas neoliberales
y sus efectos sobre nuestros territorios, Editorial Espacio y Centro
de Investigaciones Ambientales (CIAM), Buenos Aires, 2003.
[4] Harvey, David, La condición de la
posmodernidad. Investigación sobre los orígenes del cambio cultural,
Amorrortu editores, Buenos Aires, 1998 (1ª edición en inglés 1990).
[5] Arizaga las divide en dos
categorías: abiertas y peligrosas y, cerradas y seguras. Arizaga, María Cecilia, “Murallas y barrios
cerrados. La morfología espacial del ajuste en Buenos Aires”, en Nueva Sociedad, Nº 166, Buenos Aires, 2000, pp. 22-32.
[6] Las ciudades actuales están asociadas con la
seguridad, en lugar de estar asociadas con el peligro, y esto se manifiesta en
la proliferación de sistemas de seguridad, comunidades cercadas y seguras para
grupos de todas las edades y niveles de ingresos y la creciente vigilancia de
los espacios públicos. Bauman, Zygmund, La globalización. Consecuencias humanas, Fondo de Cultura
Económica, 1ª reimpresión, Buenos Aires, 2005.
[7]
Este autor entiende por periurbanización al traslado de las clases medias hacia
espacios distantes de la centralidad. Desde este enfoque los conjuntos
residenciales periurbanos conforman universos socialmente homogéneos que
implican la constitución de una comunidad de afines basada en el urbanismo
electivo. Donzelot, Jacques, “La nouvelle question urbaine”, en Revue Esprit, Nº 258; en: Girola, Florencia,
“Tendencias globales, procesos locales: una aproximación al fenómeno de los
conjuntos residenciales con seguridad de la región metropolitana de Buenos
Aires”, en Revista de Antropología Iberoamericana, Nº
43, España, 2005, p. 6.
[8] El término
urbanización se refiere a la construcción de formas espaciales propias de las sociedades
humanas, caracterizada por la significativa concentración de actividades y
poblaciones en un espacio restringido y por la existencia y difusión de un
particular sistema cultural, la cultura urbana. Castells, Manuel, La cuestión
urbana, Siglo veintiuno editores, Argentina, 1974.
[9] Mertins, Günter, “La diferenciación socio-espacial y funcional de
ciudades Latinoamericanas: ejemplos del noroeste argentino”, en I Congreso Investigación social. Región y Sociedad en
Latinoamerica. Su problemática en el noroeste argentino, Universidad
Nacional de Tucumán, Argentina, 1995.
[10] La bibliografía es mucho más abundante, a
continuación sólo se cita algunos ejemplos: Svampa,
Maristella, Los que ganaron. La vida en los
countries y barrios privados, Biblos, Buenos Aires, 2001. Rodrigues
Soares, Paulo, Fragmentación y segregación espacial en ciudades no
metropolitanas: las periferias urbanas del sur de Brasil, en Cabrales Barajas, L. F. (comp.), Latinoamérica: países
abiertos, ciudades cerradas, Universidad de Guadalajara, UNESCO,
México, 2002. Borsdorf,
Axel y Hidalgo Rodrigo, “Formas tempranas de exclusión residencial y el modelo
de la ciudad cerrada en América Latina. El caso de Santiago”, en Norte Grande, Nº 32, Chile, 2004, p. 21-37. Cabrales Barajas, Luís Felipe y Elia Canosa Zamora, “Segregación
residencial y fragmentación urbana: los fraccionamientos cerrados en
Guadalajara”, en Espiral, Vol. 7, Nº 20, México,
2001, p. 223-253.
[11] Janoschka, Michael, “El
nuevo modelo de la ciudad latinoamericana: fragmentación y privatización”, en Eure, Vol. 28, Nº 85, Chile, 2002. Svampa, 2001, ob.cit.
[12] Al respecto pueden
consultarse Bragos, Oscar, et al.,
“Procesos de segregación social y espacial en el oeste Rosarino”, en de Queiroz
Ribeiro, Luís y Oscar Bragos (eds.), Territorios en transición:
Políticas públicas y transformaciones metropolitanas, UNR editora,
Rosario, 2003. Roitman, Sonia, “Barrios cerrados y segregación social urbana”,
en Scripta Nova, Vol. 7, Nº 146 (118), Barcelona,
2003. Malizia,
Matilde y Pablo Paolasso, “Countries y barrios privados en Yerba Buena, Gran
San Miguel de Tucumán, Argentina: nuevas formas de expansión urbana”, en Estudios Demográficos y Urbanos, en prensa.
[13] Svampa, Maristella, La
brecha urbana. Countries y barrios privados, Capital intelectual,
Buenos Aires, 2004.
[14]
Cabrales Barajas, Luís Felipe (comp.),
Latinoamérica: países abiertos, ciudades cerradas, Universidad de Guadalajara, UNESCO, México, 2002.
[15] Durante el último siglo, aproximadamente, el
desarrollo político y económico de América Latina transitó por tres fases
diferentes. En la primera, que culminó en la década del ’30, primó el
crecimiento económico guiado por las exportaciones de productos primarios. A
partir de ese momento el proceso económico se apartó del crecimiento guiado por
las exportaciones y se orientó hacia el desarrollo basado en la
industrialización por sustitución de importaciones. La tercera fase comenzó en
el transcurso de los años sesenta cuando algunos países latinoamericanos
comenzaron a apartarse del desarrollo hacia adentro y a buscar un nuevo tipo de
integración a la economía mundial, sobre la base de exportaciones no
tradicionales. Bulmer Thomas, Victor,
[16] Estos cambios se refieren
al aumento de la flexibilización económica, concentración regional de la
economía, centralización de las decisiones en las metrópolis, crecimiento del
sector informal, aumento del desempleo y/o subempleo, aumento de la
polarización socio-económica, segregación socio-espacial, creciente
criminalidad y desregulación del mercado urbano y de las normas de
planificación, entre otros.
[17]
Borsdorf plantea que en América Latina desde los orígenes de la ciudad moderna
existieron muros dentro de las metrópolis los cuales nunca funcionaron como
límites logísticos. Borsdorf, Axel, “Hacia la ciudad fragmentada. Tempranas estructuras
segregadas en la ciudad Latinoamericana”, en Scripta Nova,
Vol. 7, Nº 146 (122), 2003.
[18]
Malizia, Matilde y Pablo Paolasso, “Countries y barrios privados en Yerba Buena, Gran San Miguel de Tucumán,
Argentina: nuevas formas de expansión urbana”, en Estudios
Demográficos y Urbanos, Nº 72, México, 2009, p. 583-614.
[19]
Éstos se apoyaban en los principios
básicos de diferenciación interna de las ciudades, que forman tres patrones parcialmente superpuestos, aunque no se
desarrollen al mismo tiempo y con íconos idénticos. De los mismos él último patrón está representado por una
estructura celular y discontinua de barrios situados en la periferia urbana.
Incluye los barrios informales- ilegales y semilegales- habitados por los
grupos de escasos recursos; proyectos gubernamentales o municipales de vivienda
destinados a los sectores medio y medio bajo de la sociedad y; barrios
residenciales de los grupos alto y medio alto pensados, en sus inicios, como
viviendas de fin de semana o veraneo. Bähr,
Jürgen y Günter Mertins, “La ciudad en América Latina”, en Población y
Sociedad, Nº 1, Tucumán, 1993, pp. 5-14. Mertins, 1995, ob.cit.
Janoschka, 2002, ob.cit.
[20] Mertins estudia, mediante este modelo, tres ciudades
capitales del noroeste argentino- Salta, Santiago del Estero y Gran San Miguel
de Tucumán- y demuestra que los resultados obtenidos no pueden constituir un
modelo que explique el desarrollo socio-espacial, la estructura y
diferenciación de las ciudades intermedias de Argentina o América Latina. No
obstante plasman algunos criterios que pueden considerarse típicos en el
desarrollo socio-espacial de las ciudades respectivas; Mertins, 1995, ob.cit.
[21]
Los CBDs se caracterizan por la accesibilidad de los medios de transporte, la
concentración de edificios en altura, la intensidad de tráfico vehicular y
peatonal, el elevado valor del suelo y, la concentración elevada de
transacciones financieras en relación con la transferencia de mercancías.
Mertins, Günter, “Transformaciones
recientes en las metrópolis Latinoamericanas y repercusiones espaciales”, en
Luzón, J. L., C. Stardel y C. Borges (coords.), Transformaciones regionales y urbanas en Europa y América Latina, Universitat
de Barcelona, España, 2003, pp. 191-207.
[22]
Estas ciudades se caracterizan por la difusión de complejos habitacionales
cerrados y con vigilancia permanente, centros
comerciales y de entretenimiento y, parques industriales, entre otros, que
ponen en evidencia el surgimiento de nuevas formas de consumo. Asimismo se
construyen o refaccionan vías de acceso rápido, se mejora la infraestructura de
transporte, con el fin de facilitar la comunicación entre las distintas áreas
de la ciudad. Janoschka, 2002, ob.cit.
[23]
Sin embargo el agrupamiento
de estas ciudades en un sola categoría, cualquiera sea el criterio utilizado,
oculta enormes diferencias sociodemográficas y de otra índole. Vapñarsky,
Jordan y Simioni subdividen a las ciudades intermedias en dos categorías: las
que tienen menos de 500.000 habitantes y las que tienen entre 500.000 y 999.999
habitantes. Las primeras tendieron a crecer más rápido que las segundas, tal
como lo demuestran en ciudades estudiadas de Argentina, Chile y Brasil.
Mertins, 1995, ob.cit. Vapñarsky, César, “Primacía y
macrocefalia en
[24] Fuchs, Pablo, “Ciudades medianas y gestión urbana en
América Latina”, en Las ciudades de América
Latina: problemas y oportunidades, Colección Oberta, Puncel eds.,
Valencia, 1994.
[25] Las tasas de crecimiento poblacional de todas las
ciudades capitales fueron durante el período 1947-1991 significativamente mayor
que las tasas de las provincias respectivas así como de la región noroeste-
Gran san Miguel de Tucumán, Santiago del Estero y Salta- y de Argentina en
general. Mertins, 1995, ob.cit.
[26]
La franja periurbana se extiende más allá de la ciudad tradicional, sobre una
zona entre 19 y 50 kms según las ciudades Su desarrollo se relaciona con los procesos de suburbanización que
empezaron en las ciudades anglosajonas a fines de mil ochocientos apoyados en
la difusión de las líneas de transporte, las facilidades de crédito para la adquisición
de viviendas y las inversiones masivas en obras públicas. Recién a partir de
los años sesenta los fenómenos de suburbanización que conducen a la ciudad
dispersa actual alcanzaron intensidad en el mundo entero. Zárate Martin, Antonio, “El espacio interior de la
ciudad”, en Espacio y Sociedades, Nº 12, Síntesis, Madrid, 1991, pp.175-195.
[27] Girola, Florencia, “Nuevos paisajes residenciales en el Gran Buenos Aires:
los emprendimientos cerrados entre el urbanismo escenográfico y el urbanismo
afinitario”, en Revista Litorales, Año 5, Nº 6,
Argentina, 2005.
[28] El grado de centralidad de
un espacio varía según su capacidad de atracción y articulación de actividades,
en Licnerski, J. R., Las grandes
intervenciones urbanas como espacio de centralidad. [En Línea] http://www.ciccp.es/biblio_digital/Urbanismo_I/congreso/pdf/050102.pdf
Bauman señala que estas actividades, por
ejemplo los centro comerciales, están construidos de manera tal que mantienen a
la gente en movimiento, mirando a su alrededor, pero no por mucho tiempo debido
a las innumerables atracciones. No alientan a las personas a detenerse, mirar,
conversar y debatir sobre algo distinto de los objetos de exhibición. Bauman, 2005,
ob.cit.
[29]
Castells, 1974, ob.cit., p. 274.
[30] Lacarrieu, Mónica, “La comunidad: el mundo
imaginario en las urbanizaciones privadas en Buenos Aires”, en Cabrales Barajas, 2002, ob.cit.
[31] Borsdorf, Axel, “La
segregación socio-espacial en ciudades Latinoamericanas: el fenómeno, los
motivos y las consecuencias para un modelo del desarrollo urbano en América
Latina”, en Luzón, et al., 2003, ob.cit.
En
el mundo anglosajón se asocia con espacios culturalmente modelados por grupos
étnicos minoritarios que definen su territorialidad mediante la configuración
de ghettos o slums. Por el contrario en las ciudades de América Latina este
concepto se relaciona con la pobreza, que en la actualidad está lejos de ser un
grupo minoritario. Cabrales Barajas y Canosa Zamora, 2001, ob.cit.
[32] Valenzuela Aguilera, Alfonso, “Las nuevas
centralidades. Fragmentación, espacio público y ciudadanía”, en: Cabrales Barajas, 2002, ob.cit.
[33]
No existe una teoría general de la segregación que
explique el proceso y grado de diferenciación socio-espacial, como así tampoco
una tipología adecuada sobre la misma.
[34] Roitman, Sonia, “Urbanizaciones cerradas: Estado de la
cuestión hoy y propuesta teórica”, en Norte
Grande, Nº 32, Chile, 2004,
p. 5-19. Paulsen,
Abraham, “Los modos de ser urbano y ciudadano: Concepciones acerca de la
segregación urbana y/o exclusión social”, en Hidalgo, Rodrigo et a.l (edit.), Transformaciones urbanas y
procesos territoriales. Lecturas del nuevo dibujo de la ciudad latinoamericana,
Pontificia Universidad Católica de Chile, Instituto de Geografía, Serie Geo Libros,
Chile, 2005.
[35] Fischer, K., J., Jäger y C. Parnreiter, “Transformación socioeconómica, políticas urbanas y
desarrollo socioespacial en América Latina: Algunas consideraciones teóricas y
políticas”, en: Hidalgo, 2005, ob.cit., p. 58.
[36] Prévôt Schapira, Marie,
“Fragmentación espacial y social: conceptos y realidades”, en Perfiles Latinoamericanos, Nº 19, México, 2001, p. 33-56.
[37]
Rodrigues Soares, 2002, ob.cit. Ueda, Vanda, “Nuevas
periferias y nuevas urbanizaciones: los condominios cerrados en la metrópoli de
Porto Alegre, Brasil”, en Gutiérrez,
Obdúbila (coord.), “La ciudad y el miedo”, en VII Coloquio
de Geografía Urbana, Grupo de geografía urbana, Asociación de
geógrafos españoles y Universitat de Girona, España, 2005.
[38] Vidal Koppmann, Sonia, “Las
urbanizaciones privadas: ¿una innovación para la transformación del
territorio?”, en Scripta Nova, Nº 69,
Barcelona, 2000.
[39]
Es un producto del deseo intrínseco de distinción social. Janoschka, Michael y George Glasze, “Urbanizaciones cerradas: un modelo analítico”, en Ciudades,
Nº 59, 2003, p. 9-20.
[40] Hidalgo, Rodrigo y Axel Borsdorf, “Barrios cerrados y fragmentación urbana
en América Latina: Estudio de las transformaciones socioespaciales en Santiago
de Chile (1990-2000)”, en Hidalgo, 2005, ob.cit.
[41]
Calvino, 1995, ob.cit., p. 238.
[42] Giddens, Antony, “Hermenéutica,
etnometodología y problemas del análisis interpretativo”, en Cuadernos de Antropología Social, Vol. 2, Nº 1, Buenos
Aires, 1989, pp. 71-77.
[43] Los
centros comerciales y de entretenimiento, y los parques empresariales también
influyen en la generación de estos dos espacios.
[44] Bauman, Zygmund, Amor líquido. Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos, Fondo
de Cultura Económica, 10ª reimpresión, Buenos Aires, 2008. pp. 142-143.
[45]
Svampa, ob.cit. Bauman, 2005, ob.cit.
[46] El capital económico implica los recursos materiales
disponibles, el capital cultural está ligado al conocimiento, el social a la
red o círculo de relaciones y el simbólico incluye el prestigio de vivir en un
determinado lugar y el reconocimiento por parte de los demás. Arizaga, María Cecilia, El mito de
comunidad en la ciudad mundializada. Estilos de vida y nuevas clases medias en
urbanizaciones cerradas, Ediciones El Cielo por Asalto, Buenos
Aires, 2005. Barenboim, Cintia, “Enfoques
espaciales y sociológicos en los procesos de urbanización de los barrios
cerrados: los casos de Buenos Aires, Bogotá y México D. F.”,
ponencia presentada en el Décimo Encuentro
Internacional Humboldt, Rosario de Santa Fe, Argentina, 2008.
[47] Bourdieu, Pierre, Cosas Dichas, Gedisa
editorial, Barcelona, 1996.
[48] Bourdieu, Pierre, La distinción. Criterios y
bases sociales del gusto, Taurus, España, 1998, p. 208.
[49]
Bauman, 2005, ob.cit., p. 32.
[50] Reúnen a todas aquellas personas que se encuentran bajo condiciones
semejantes pero distinguiéndolas de todos los demás, ya que el gusto es el
principio de lo que se tiene y de lo que se es para los otros, de aquello por
lo que uno se clasifica y lo clasifican. Se basan en tres estructuras de
consumo: alimentación, cultura y gastos de presentación de si mismos- vestido,
cuidados de belleza, personal de servicio, entre otros-. Bourdieu, 1998.
ob.cit.
[51]
El concepto
estilo de vida en la cultura actual sugiere individualidad y autoconciencia
estilística que se expresa a partir de múltiples indicadores del gusto y el
estilo: la vestimenta, el habla, el cuerpo, los usos del tiempo libre, la casa,
la decoración y las comidas, entro otros.
[52] Berger, Peter y Thomas Luckmann, La construcción social de la realidad, Amorrortu editores, 20º reimpresión, Buenos Aires, 2006. Goffman, Erwing, La presentación de la
persona en la vida cotidiana, Amorrortu editores, 1º reimpresión,
Buenos Aires, 1989.
[53]
Harvey, 1998, ob.cit.
[54]
Una urbanización es un conjunto residencial con equipamientos comunitarios,
infraestructura de servicios y espacios abiertos comunes administrados por un
organismo interno integrado por un grupo de vecinos. La autora explica que si a
esto se le agrega el adjetivo “privado” significa que el proyecto y la gestión
de la misma no provienen del sector estatal en ninguno de sus niveles sino de
la iniciativa de actores privados.
[55] Blakely y Snyder centran su estudio en las ciudades estadounidenses y
llaman a estos emprendimientos “comunidades enrejadas”, las definen como un
microcosmos de segmentación y separación de acuerdo a ingreso, raza y
oportunidad económica. Blakely,
Edward y Mary Snynder, “Comunidades fortificadas: amurallamiento y enrejamiento
de los suburbios estadounidenses”, en Eure, Vol. 28, Nº
84, Chile, 2002.
[56] Roitman, Sonia, “Urbanizaciones cerradas: Estado de la
cuestión hoy y propuesta teórica”, en Norte Grande, Nº 32,Chile, 2004, p. 9.
[57]
Como resultado de dicho coloquio se editó un libro titulado Latinoamérica: Países abiertos, ciudades cerradas. En el
mismo participaron diversos autores que expusieron amplias miradas sobre el
fenómeno de las UC en distintas metrópolis latinoamericanas. Cabrales Barajas,
2002, ob.cit., p.54.
[58] La bibliografía es mucho
más abundante, a continuación sólo se citan algunos ejemplos: Tella, Guillermo,
“La modernización de una metrópolis semiperiférica: el caso de Buenos Aires
y sus transformaciones socio territoriales recientes”,en Scripta Nova, Nº 69 (70), Barcelona, 2000. Svampa, 2001,
ob.cit. Carballo, C. T, “Buenos Aires y urbanización cerrada: nuevas formas de
apropiación del espacio urbano”, en Cabrales Barajas, 2002, ob.cit. Janoschka y
Glasze, 2003, ob.cit. Borsdorf e Hidalgo, 2004, ob.cit. Vidal Koppmann, Transformaciones socio-territoriales de
[59] Lacarrieu, Mónica y Guy Thuillier, “Las urbanizaciones privadas en Buenos
Aires y su significación”, en Perfiles latinoamericanos,
Nº 19, México, 2001, pp. 83-113.
[60] García Canclini, Néstor, “Público-privado: la ciudad desdibujada”, en Alteridades, Nº 6 (11), México, 1996, pp. 5-10. Por su
parte, Díaz Alandi explica que los centros comerciales desincentivan a los
clientes a pasear al aire libre, generando una negación de la calle, del
verdadero espacio público. Los pasillos de los centros comerciales adquieren un
papel de calle pública pero sin los temores y peligros de la ciudad, se recrea
una ciudad utópica de la que subyace una clara negación de la ciudad
consolidada. Díaz
Alandi, Eva María, “El megaproyecto urbano del sur metropolitano de Madrid:
Madrid-Xanadú y su entorno”, en La ciudad y el miedo. VII
Coloquio de Geografía Urbana, Grupo de Geografía Urbana, Asociación
de Geógrafos Españoles y Universitat de Girona, España, 2005, pp. 195-207.
[61] Keane, John, “Strucutral Transformations of the
Public Sphere”, en The Communication Review,
Vol. 1, Nº 1,
[62]
Svampa, 2001, ob.cit.
[63] Welch Guerra, Max y Paula Valentín, “Torres Jardín en
Buenos Aires. Proyecciones de una tipología habitacional”, en: Welch Guerra, M.
(edit.), Buenos Aires a la deriva. Transformaciones urbanas
recientes, Editorial Biblós, Buenos Aires, 2005.
[64] Rodríguez Chumillas, Isabel, “¿`Privatopía’ versus
ciudad pública? La materialización del miedo en el espacio urbano”, en
Gutiérrez, Oscar (coord.), La ciudad y el miedo. VII
Coloquio de Geografía Urbana, Grupo de geografía urbana, Asociación
de geógrafos españoles y Universitat de Girona, España, 2005.
[65] Vidal Koppman, 2007,
ob.cit.