EL CAMINO DEL INKA EN EL SECTOR CENTRAL DE LA PROVINCIA DE CATAMARCA: ACTUALIZACIÓN Y PERSPECTIVAS

 

Reinaldo Andrés Moralejo[1]

 

 

Introducción

 

Muchos son los temas que despertaron interés a los españoles en los tiempos de la conquista, la mayoría giraban alrededor del enriquecimiento económico tanto a través de la posesión de tierras como del dominio de los mercados; leyendas como la de “El Dorado” o Paititi marcaron un deseo ambicioso por la búsqueda de lo desconocido. Pero sin dudas lo que despertó la admiración de los hombres de la conquista, y que han sido y serán un punto inagotable de investigación en los estudios americanistas, fueron los caminos incaicos.

 

Cada camino fue construido mediante una planificación deliberada, destinado a ser un enlace de desarrollo regional y estatal. A raíz de ello el sistema vial era el símbolo de la omnipresencia Inka a lo largo de los Andes; era el vínculo con la autoridad del Estado que manejaba la necesidad vital de mano de obra a través de sus instalaciones en los caminos[2].

 

Para una adecuada definición de camino Inka recurrimos a Hyslop (1992)[3] quien lo define como “cualquier ruta que exhiba o no elementos formales de construcción, que fue usada en tiempos del Imperio y que estuviera relacionada a edificios y/o asentamientos cuyas funciones estuvieran vinculadas al manejo del Estado Inka”.

 

Los estudios referentes a los caminos incaicos son variados debido a la existencia de diversos marcos teórico-metodológicos que permiten analizarlo como un marcador de filiación cultural de alto valor simbólico.

 

Los primeros trabajos relacionados con el sistema vial incaico corresponden a cronistas (soldados, clérigos, marinos, escribas y funcionarios) al servicio de la Corona española[4]. Estos eran de índole descriptiva, señalando las características e importancia de los caminos como elemento de la cultura material. Recién a mediados del siglo XX y con los aportes de investigadores como Regal (1936), Levillier (1946), Von Hagen (1958, 1976), Strube Erdmann (1958, 1963), Raffino (1981), Hyslop (1984) comenzó un periodo de importantes contribuciones científicas. Ello implico un avance teórico-metodológico marcado por el trabajo de campo y el análisis de fuentes documentales[5]. En la actualidad existen numerosos trabajos de investigación en relación a la red vial Inka[6]. Cabe destacar que a este proceso acumulativo de conocimiento se debe sumar la postulación ante la UNESCO con el objetivo de ser declarado Patrimonio de la Humanidad, situación que ha provocado la profundización de varios estudios acerca de los caminos y sitios asociados[7].

 

Las redes de caminos canalizan y dirigen las actividades socio-culturales de una población, por lo que no son un simple reflejo de las instituciones político-económicas, sino que cumplen un papel activo en la estructura de la vida diaria de los pueblos. De esta manera los estudios acerca de la organización formal de las redes viales podrían mejorar nuestra comprensión de la interacción social.

 

El objetivo de este trabajo consiste en presentar los registros de vialidad incaica observados en el valle del Río Quimivil y en el interfluvio montañoso de la Sierra de Zapata, ambos en la provincia de Catamarca. De esta manera, y tomando como eje central el sitio El Shincal, podremos incorporar nuevas rutas de comunicación en los sectores mencionados y comenzar a establecer los vínculos sociales interregionales para el momento de expansión incaica.

 

 

Área de estudio

 

El área de estudio comprende el sector central de la provincia de Catamarca y corresponde al sistema de Sierras Pampeanas Noroccidentales (Figura 1). Los estudios geológicos revelan la presencia de un basamento precámbrico compuesto por metamorfitas y granitos. También se han hallado depósitos terciarios en valles y bolsones, y cuaternarios en las áreas proximales de los piedemontes[8]. Dichos lugares constituyen los principales espacios de ocupación humana de la región.

 

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Ocupación Inka en el valle del Río Quimivil y en el interfluvio de la Sierra de Zapata

 

El clima es de tipo subtropical, árido con una temperatura media anual de 18° C. Las precipitaciones poseen un rango de 300 a 600 mm anuales, concentrándose en verano y siendo, generalmente, de tipo torrencial[9]. Fitogeográficamente, el área pertenece al Dominio Chaqueño de la Región Neotropical, y a su vez dentro de éste abarca el extremo norte de la Provincia del Monte[10] y la porción central de la Provincia Prepuneña[11]. La distribución de las distintas unidades fisonómicas de vegetación se halla fuertemente influenciada por variables topográficas (pendiente, orientación), altitudinales (1200 a 3000 msnm), latitudinales y pedológicas. Según las consideraciones zoogeográficas de Cabrera (1947), la región se enmarca dentro de los distritos Subandino y Andino[12].

 

En cuanto a la hidrografía el curso principal que alimenta la región es el Río Quimivíl, cuyo gradiente es relativamente fuerte arrastrando rodados y bloques en cantidad. El mismo nace en Cienaga Grande ubicado al norte de Las Vallas sobre la base del cerro El Mojón (4679 msnm)- noreste de la Carta Geológico-Económica, E 1:200000, Hoja 13c Sierra de Fiambalá, Provincia de Catamarca[13] y sureste de la Carta Geológico-Económica, E 1:200000, Hoja 12c Laguna Helada, Provincia de Catamarca[14]-, inmediatamente al sur recibe las aguas del río Lampazar y varios afluentes menores que aumentan su caudal. Luego pasa por la quebrada que separa el Cordón de los Colorados y el cerro Tres Mogotes donde recibe la corriente que drena la cuenca de Las Pailas, y finalmente desemboca en el Campo de Belén. Aquí se encajona entre barrancas de varios metros de altura, los rodados desaparecen y son reemplazados por sedimentos finos[15]. Otros afluentes de importancia son el río Los Colorados o Los Baños antes de entrar a la quebrada, y el Piedra Larga antes de desembocar en los Campos de Belén.

 

La importancia del Río Quimivil se debe a su uso antrópico, destinado tanto al abastecimiento de agua de la población como para el riego. Esta situación se ve favorecida por el alto nivel de precipitaciones durante los meses estivales, las que registran sus valores máximos en la falda oriental de la Sierra de Zapata, el Cordón de los Colorados y cerro El Fraile (4025 msnm). Esto se debe a que se encuentran altamente beneficiadas por la humedad de los vientos del sudeste, dando como consecuencia la presencia de una espesa vegetación de gramíneas y herbáceas, mientras que el resto es de tipo xerófilo (más marcada en dirección oeste). También hay formaciones arbustivas en zonas bajas (montes de tala y algarrobo) y pastos duros en las zonas altas.

 

Esta breve descripción de las características ambientales del área conduce a pensar nuestro objeto de estudio, caminos y sitios asociados, en relación con el espacio físico que lo rodea, conformando un paisaje que se presenta socialmente construido. De este modo, creemos que este tipo de estudios no puede limitarse sólo a la red vial, sino también a sus constructores, técnicas empleadas y usuarios.

 

 

Metodología para el estudio de las vías de comunicación

 

Teniendo en cuenta las características del objeto de estudio se planteó una técnica de investigación basada en un abordaje micro y macromorfológico[16]. Este enfoque permitió caracterizar la red vial, no solo como elemento en sí mismo, sino como parte de una red de interconexiones que involucra el sector meridional del Valle de Hualfín y septentrional de la Sierra de Zapata.

 

El estudio micromorfológico se corresponde con un tipo de análisis particularista, en el cual se registran todos los rasgos culturales relacionados con la construcción de una vía, tales como rectitud, características de la superficie, presencia de obras viales- rampas, muros de contención y retención, escalinatas, sistemas de drenaje, bordillos o banquinas, puentes- y otros rasgos como puntos de conexión con otras vías, asentamientos laterales de apoyo, montículos artificiales de piedra y presencia de objetos materiales en superficie[17].

 

Por su parte, el enfoque macro u holístico intenta registrar la información relacionada con la extensión de la red dentro del área de estudio, la función y contemporaneidad de los puntos conectados y la configuración global del sistema vial[18].

 

Para poder localizar las vías de comunicación en el área de estudio, y llevar adelante la metodología propuesta, fue necesario combinar los análisis de cartas geológicas, topográficas, fotografías aéreas e imágenes satelitales, toponimia local, documentos históricos, antecedentes bibliográficos y de investigación específica, entrevista a pobladores y prospecciones arqueológicas.

 

Con toda la información recabada se elaboró un Sistema de Información Geográfica (SIG) sobre cartografía digital a escala 1:100000 del Instituto Geográfico Nacional (cartas Londres y Belén, provincia de Catamarca). Sobre la cartografía de base se volcaron las coordenadas de los puntos de interés tomados con GPS, trazándose los segmentos de caminos y los elementos relacionados con éste.

 

 

Terminología empleada

 

La variedad morfológica de las redes viales es muy amplia. En términos generales se encuentra condicionada por las características físicas del terreno que circundan[19]. Para lograr una mayor homogeneidad terminológica, se adoptaron los términos genéricos de “vía” y/o “ruta” para designar a cualquier curso de tránsito humano físicamente visible en el terreno, independientemente de sus características. Existen dos tipos de vías o rutas a considerar: los caminos y los senderos.

 

Un camino es una vía formal que presenta evidencias significativas de planeamiento y construcción[20]. Es decir que constituyen entidades o rasgos del paisaje formalmente construidos por uno o varios elementos arquitectónicos, tales como, muros laterales (camino encerrado por muros), delineación de banquinas (rebordes), superficies preparadas, muros de contención, peldaños, superficies elevadas (calzadas o terraplenes), etc.[21]. Según Earle (1991) el trazado de los caminos puede superar grandes obstáculos, creando así, una red menos redundante, que a largo plazo sería menos costosa para el transporte[22]. Esto lleva a suponer que su planeamiento y construcción requieren de una instrucción organizada y una determinada inversión de trabajo.

 

Por su parte, un sendero constituye una vía informal caracterizada por no poseer, o apenas poseer, un trabajo dirigido hacia su elaboración o mantenimiento[23]. Son producto del desgaste a raíz del continuo movimiento de personas, y en algunos casos de animales, a través del paisaje. Esto los convierte en rasgos totalmente geomórficos. No implican inversión de trabajo en la construcción de su curso o trayectoria; es decir que no son resultado de una planificación, sino de las necesidades y utilidades de los viajeros[24]. Estas rutas presentan un trazado muy irregular, porque, a diferencia de los caminos, tienden a evitar los grandes obstáculos naturales[25]. Además, se caracterizan por tener muchas vías alternativas (siguiendo por lo general la ruta más fácil y directa entre dos puntos), lo que los convierte en altamente redundantes.

 

Es importante resaltar que en la práctica, la distinción entre caminos y senderos no es sencilla. Existe una amplia variedad de rutas producto de la superposición y el cambio en los patrones de interacción y planificación. Su determinación dependerá de la estrategia observacional del investigador, la cual debería contemplar las transformaciones que estos rasgos sufren a lo largo del tiempo.

 

 

La ruta a través del interfluvio de la Sierra de Zapata

 

Desde el casco urbano de El Shincal (27º 41´ 24,1´´ de latitud sur y 67º 11´ 03,3´´ longitud oeste) el camino se bifurca en dos direcciones. Una de ellas hacia el noroeste en dirección al Cordón de Los Colorados y Las Vallas, que describiremos más adelante, y otra en dirección sudoeste hacia la Sierra de Zapata. Esta última ruta fue oportunamente analizada por el historiador León Strube Erdmann (1958, 1963)[26], quien carecía de reconocimientos en el terreno pero que supo emplear correctamente las fuentes etnohistóricas para reconstruir los caminos del Kollasuyu. En ambos trabajos dejó plasmado el paso de Almagro y los Inkas desde las ruinas incaicas de El Shincal de Quimivil hasta el sitio Watungasta en la quebrada de La Troya a través de la Cuesta de Zapata. También contamos con el trabajo de González (1966)[27] quien hace una breve referencia a los topónimos Tambo o Tambillos para indicar el paso del camino incaico por la Sierra de Zapata; y los aportes de Raffino que identifican esta ruta como un eje articulador entre el valle de Hualfín y el Valle de Abaucán[28].

 

Las últimas investigaciones realizadas en esta zona nos han permitido precisar y caracterizar la presencia del sitio Tambillo Nuevo (27º 48´ 25,2´´ de latitud sur y 67º 17´ 25.5´´ de longitud oeste), conocido también como Tambillo de Zapata II[29]. Esta instalación se agrupa en dos sectores, uno inmediatamente por encima de la planicie de inundación- margen izquierda- del río El Tambillo en dirección aguas abajo, mientras que el otro se ubica sobre su margen derecha, en una meseta a 6,80 m de altura con respecto al río (Figura 2). En términos generales posee un diseño ortogonal, conformado por recintos perimetrales compuestos (RPC) y caracterizado por la verticalidad y linealidad de su arquitectura en superficie. Existe un alto porcentaje de alfarería Inka Provincial, con formas de aribaloide, obtenida por muestreo superficial dirigido a intramuros[30].

 

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Imagen del sector noroeste del sitio Tambillo Nuevo

 

Entre los dos sectores mencionados, y en dirección suroeste-noreste, corre un tramo de camino incaico de 90 m de largo y 5 m de ancho, sobre una superficie de arena y rocas sobreelevada en relación al nivel de base del río. Posee varios mojones de piedra en sus laterales producto de la remoción superficial, y corresponde al tipo despejado y amojonado.

 

El curso zigzagueante del río interrumpe el camino en ambas direcciones y, de acuerdo a los estudios realizados aguas arriba, suponemos que este obstáculo se pudo haber salvado por medio de la utilización de algún sistema de puentes, cruzando el río simplemente a pie o utilizando algún camino alternativo a través de la sierra, que hasta el momento no ha podido ser identificado[31].

 

Transpuesto el Tambillo Nuevo, el camino continúa con tramos intermitentes en dirección sudoeste hacia la Cuesta de Zapata, para luego desplazarse hacia el occidente por la Quebrada Abra del Paraguay y conectarse al chasquihuasi de Anillaco. Desde allí, comienza su descenso al Valle de Abaucán en dirección al sitio Watungasta[32] (Figura 3).

 

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Imágenes del chasquiwasi de Anillaco y del camino Inka visto desde la Cuesta de Zapata

 

 

La red vial en el valle del Río Quimivil

 

El restante ramal de la bifurcación de El Shincal señalado anteriormente se dirige con rumbo al noroeste hacia Los Colorados y Las Vallas. La primer parte de este trayecto se presenta discontinuo sobre ambas márgenes del Río Quimivil debido a una alta presencia de derrumbes. A la altura del puesto de la Sra. Selsa Ramos, a pocos metros de la confluencia de los ríos Quimivil y Piedra Larga, se han encontrado las mejores evidencias arquitectónicas viales[33]. También hay que tener en cuenta el alto grado de reutilización contemporánea del camino. Tal es así que podemos encontrar muros (camino con talud) que se corresponden con la senda utilizada actualmente por los pobladores locales y muros por encima de aquella que podrían estar correspondiendo a un trazado más antiguo.

 

A tan solo 12,6 km de El Shincal se halla el sitio Los Colorados sobre la confluencia de los ríos Quimivil y Los Baños (este último desciende desde la serranía occidental)[34]. El paisaje se distingue por la presencia de gran cantidad de estructuras especializadas para el cultivo como andenes y terrazas. Asimismo, se encuentran algunas zonas que han sido objeto de transformaciones (e.g. aplanamiento) con el fin de adecuarlas para el cultivo de vegetales. También se han hallado grandes áreas de despedre, muros largos de contención combinados con otros más pequeños y muros delimitadores de las zonas utilizadas. Esto lo posiciona como un lugar de alta especialización agrícola. Otro de los aspectos a considerar es el carácter multicomponente del sitio evidenciado a través de la variabilidad de cerámica recuperada. La misma corresponde a los períodos Temprano (estilo Ciénaga), Medio (estilo Aguada) y Tardío (estilo Belén) del NOA[35].

 

Sobre la meseta de la margen derecha del río Los Baños, y enfrentado al conjunto anterior, hemos observado una estructura muy particular de cinco recintos rectangulares que rodean una especie de patio central. Sus paredes son de piedra, presentan vanos de acceso y exhiben dos formas constructivas bien diferenciadas: desde la superficie hasta 1,20 m de altura el muro es doble, muy bien construido con piedras seleccionadas por tamaño y unidas por mortero de barro; mientras que por encima se presenta un muro simple con piedras poco seleccionadas y sin unión con mortero. Una característica altamente llamativa fue el hallazgo de al menos tres hornacinas dos de las cuales están en buen estado de conservación, presentando largo, alto y profundidad de 40 cm x 17 cm x 30 cm y 22 cm x 22 cm x 30 cm, respectivamente[36]. Estos rasgos más el hallazgo de cerámica de tipo Inka Mixto y la asociación espacial con los campos de cultivo nos hacen pensar en un conjunto habitacional de construcción incaica correspondiente a una kancha o RPC cuyos indicadores lo adscriben como un clásico tambillo o puesto de control de construcción original Inka: “tambillo Los Colorados”[37]. Debido a la presencia de fragmentos de vidrio, metal y losa (siglo XIX) no se descarta la posibilidad de una reocupación histórica, lo que a su vez podría explicar las diferencias arquitectónicas descriptas más arriba[38].

 

Desde este conjunto habitacional, sobre la misma meseta y en dirección oeste hacia el cordón de Las Lajas, siguiendo el curso- aguas arriba- del río Los Baños, se halló un tramo de vía cuya arquitectura es claramente incaica. El relevamiento del mismo constató que los primeros 560 m. corresponden a un sendero muy deteriorado por causa de los agentes naturales y del uso antrópico histórico sin su correspondiente mantenimiento actual. Como agente natural principal tenemos los efectos producidos por las torrenteras de agua, que no sólo producen un número alto de cárcavas que afectan la vía, sino que van remodelando la senda a tal punto que se la puede confundir con una pequeña cárcava.

 

Inmediatamente después de la meseta, sobre el pie del cerro, se observó un muro de contención de 3,10 m de largo; 0,45 m de altura y 0,30 m de ancho cuya función es delimitar el camino. La pendiente lateral de este cerro es muy abrupta y/o escarpada, situación que determinó que sus constructores debieran tallar la ladera rocosa y construir consecuentemente una serie de taludes o muros de contención. Dicha labor debe haber demandado un considerable esfuerzo colectivo, propio de la organización del trabajo incaico. Este tipo de camino con talud o en cornisa es muy común en este sector ya que está trazado sobre una superficie muy irregular. Hyslop lo identifica como “caminos en pendientes cuesta arriba y cuesta abajo combinando pendientes laterales”[39].

 

Continuando por el camino en cornisa el Qhapaq Ñan se pierde en una meseta para reaparecer entre dos grandes bloques de piedra[40]. Posteriormente se abre paso a través de sucesivos andenes, terrazas y canchones agrícolas emplazados sobre la terraza del río Los Baños sobre la cota de 2.105 msnm. Los mismos fueron construidos con muros simples y dobles que, además de cumplir con su función específica[41] sirven para delimitar y contener el camino.

 

A continuación el camino continúa en zig-zag sobre la ladera de la serranía hasta su correspondiente portezuelo (27º 37´ 54,4´´ latitud sur y 67º 16´ 43,5´´ longitud oeste). Se repite el mismo tipo en talud ya descrito, pero esta vez se encuentra muy afectado por el derrumbe, lo que provoca una baja visibilidad en su identificación.

 

Desde el abra se observa: a) en dirección suroeste, y sobre la terraza correspondiente a la margen izquierda del río Los Baños, dos recintos rectangulares de tiempos históricos recientes, a juzgar por el tipo de construcción de sus paredes y por la presencia de fragmentos de vidrio y metal; b) hacia el oeste, el cordón montañoso de Las Lajas, cuya divisoria de aguas marca el límite departamental Belén-Tinogasta.

 

Descendiendo del abra, y siempre por la margen derecha del río Los Baños, el Qhapaq Ñan se presenta en cornisa con muros de contención y, de manera intermitente, se va abriendo paso entre secciones de campos de cultivos hasta llegar al puesto de La Ramadita (2.140 msnm). En este puesto estacional, ocupado por la familia Quiroga, culmina una parte de nuestro recorrido. Por información de los lugareños el camino continúa en dirección al río Las Lajas o Río del Inca en el departamento de Tinogasta, través del puesto El Durazno (Figura 4).

 

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Tramo del Camino Inka entre Los Colorados y La Ramadita

 

Retomando desde el sitio Los Colorados, el camino continúa por un recodo abrupto del Río Quimivil hasta el paraje La Cuesta (2.340 msnm). Allí se presenta un área de 453 ha. con canchones, terrazas y andenes de cultivo construidos con muros simples y dobles de piedra, en algunos casos rellenos con mortero de barro. La misma se extiende hasta el paraje de Las Vallas sobre los 2.760 msnm (27º 33´ 38´´ de latitud sur y 67º 16´ 09´´ de longitud oeste). Dichas estructuras están asociadas a canales, acequias y tomas destinados al riego y almacenamiento de agua. En el interior de los canchones se registró la presencia de gran cantidad de morteros y manos. También se han observado pequeñas unidades simples subcirculares y subcuadrangulares que podrían considerarse puestos de ocupación transitorios relacionados, en este caso, con actividades agrícolas[42] (Figura 5).

 

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Campos agrícolas de Las Vallas

 

En términos generales la franja de cultivos de Las Vallas posee aproximadamente 7,5 km de largo con un ancho variable de 150 a 700 m hacia ambos lados del curso principal y una pendiente de 8° a 19°[43]. Es necesario aclarar que sobre los sectores cercanos a los puestos de ocupación permanente (Las Vallas propiamente dicho, Agua del Monte y La Cuesta) se encuentran superficies de cultivo modernas yuxtapuestas a las arqueológicas; y que muchas estructuras arqueológicas son reutilizadas en la actualidad como corrales. A partir de ello resulta difícil distinguir los vestigios correspondientes a la agricultura prehispánica.

 

El camino incaico, claramente visible desde Los Colorados, puede observarse bajo dos formas: a) en cornisa y enfrentado a los campos de cultivos; y b) despejado a medida que va cruzando por sucesivas zonas agrícolas (Figura 6).

 

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Tramo del Camino Inka entre Los Colorados y Las Vallas.

 

En la localidad arqueológica de Las Vallas se realizo un muestreo sistemático de materiales arqueológicos, tanto sobre el camino como a la vera del mismo. Se recolectaron fragmentos de cerámica, hueso, lítico y metal[44]. Los análisis de los restos de alfarería demuestran la presencia de varios estilos alfareros, correspondientes los períodos Temprano (estilo Ciénaga), Medio (estilo Aguada), Tardío (estilos Belén y Sanagasta), Inka y Hispano-Indígena del NOA. Los resultados obtenidos se corresponden con los análisis efectuados por Giovannetti para el sitio de Los Colorados[45].

 

 

Consideraciones finales

 

Los trabajos de campo realizados en el interfluvio de la Sierra de Zapata y el valle del Río Quimivil nos permiten sumar nuevos registros de ocupaciones prehispánicas en el sector central de la provincia de Catamarca.

 

La heterogeneidad de los estilos cerámicos hallados revela el carácter multicomponente de las ocupaciones a través del tiempo. Esta situación, vinculada a los diferentes patrones constructivos, nos conduce a pensar en diversos procesos de reutilización y resignificación espacial vinculados con los caminos.

 

Con la llegada de los Inkas en el último tercio del siglo XV, y sobre una región de extrema fertilidad en recursos naturales agrícolas y mineros[46], se formalizaron los contactos culturales intensificando el tráfico de la región. Esta situación permitió sistematizar una articulación regional ya existente desde los tiempos Formativos y conformar un paisaje social incaico bajo una determinada racionalidad tecnológico-productiva. Así fue como se construyeron nuevos enclaves como los sitios Tambillo Nuevo y el tambillo de Los Colorados, y se ampliaron otros ya existentes como los sitios agrícolas de Los Colorados y Las Vallas.

 

Los trabajos de infraestructura residencial, agrícola y vial, presentes en ambas regiones, implicaron una intensa labor que posiblemente demandó un considerable esfuerzo colectivo, propio de la organización del trabajo incaico. Ello nos conduce a plantear la hipótesis de un movimiento efectivo de personas, con un planeamiento previo, sobre la base de conocimientos técnicos relacionados a una organización y administración centralizada en el sitio incaico de El Shincal de Quimivil. Como dijimos al comienzo, estas redes viales permitieron la canalización de diversas actividades socioculturales, tanto desde el punto de vista político-administrativo como del quehacer diario de los pueblos.

 

A manera de cierre, creemos que la comprensión y análisis de estas cuestiones requieren como condición sine qua non la articulación de estas vías y sitios asociados con la instalación de El Shincal de Quimivil; uno de los principales centros administrativos incaicos del NOA, que pudo funcionar como una capital regional de una huamani (provincia) Inka[47]. Dicha articulación pudo ser posible gracias a la construcción de caminos y senderos que permitieron la movilidad de las caravanas y el control de un extenso territorio, como así también el mantenimiento de lazos religiosos y sociales. Esto permitió sellar sobre el espacio preexistente una nueva dinámica sociocultural, expresada tanto material como simbólicamente.

 

 

Agradecimientos

 

Esta investigación se enmarca dentro de un proyecto de Tesis Doctoral y ha sido financiada por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (PICT Nº 13-10987). Asimismo quiero agradecer a la Licenciada Anahí Iácona por sus comentarios, correcciones y sugerencias durante la etapa de preparación del manuscrito; al Licenciado Diego Gobbo por su colaboración en el tratamiento digital de las imágenes y uso del SIG (Sistemas de Información Geográfica); al Dr. Rodolfo Raffino y la Dra. Carlota Sempé por dirigirme en este proyecto de investigación y a todos mis amigos de Londres y Belén por acompañarme durante las tareas de campo.

 

 

Ingresó: 7 de abril de 2010

Aceptado: 27 de julio de 2011

 

 

 

 

El Camino del Inka en el sector central de la provincia de Catamarca: actualización y perspectivas

 

 

Resumen

 

Este trabajo tiene como objetivo presentar las últimas investigaciones referentes a la vialidad incaica en el valle del Río Quimivil y en el interfluvio montañoso de la Sierra de Zapata de la provincia de Catamarca. La metodología empleada consistió en el reconocimiento empírico de los caminos y sus componentes asociados, ya sean sitios o asentamientos, materiales en superficie, elementos constitutivos del paisaje, entre otros. El sitio El Shincal ha sido tomado como asentamiento-eje a partir del cual se separan dos caminos Inkas, uno en dirección al Valle de Abaucán por la Cuesta de Zapata, y otro en dirección a los campos agrícolas de Las Vallas a través del valle del Río Quimivil. De esta forma es posible incorporar nuevas rutas de comunicación en este sector de la provincia de Catamarca y comenzar a establecer los vínculos sociales interregionales para el momento de expansión incaica.

 

Palabras claves: Qhapaq Ñan; Valle del Río Quimivil; Interfluvio de la Sierra de Zapata; El Shincal; Vínculos sociales

 

 

Reinaldo Andrés Moralejo

 

 

 

 

The Inka Road at the central sector of the Province of Catamarca: update and overview

 

 

Abstract

 

The aim of this work is to present the last investigations on the Inka roads at the valley of Río Quimivil and the mountain interfluve of Sierra de Zapata, in the Province of Catamarca. The methodology consisted of the empirical recognition of roads and their associated components, such us sites or settlements, materials on surface, constitutive elements of the landscape, among others. The site El Shincal has been considered as the central settlement from which two Inka roads separate, one in direction of the Valle de Abaucán by Cuesta de Zapata, and another in direction of the agricultural fields of Las Vallas through the valley of Río Quimivil. In this way it is possible to incorporate new communication routes in this part of the Province of Catamarca and begin to establish the interregional social links at the moment of Inka expansion.

 

Keywords: Qhapaq Ñan; Valley of Quimivil River; Mountain interfluve of Sierra de Zapata; El Shincal; Social links

 

 

Reinaldo Andrés Moralejo

 

 



[1] CONICET, Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad Nacional de La Plata.

[2] Hyslop, John, Qhapaqñan. El Sistema Vial Incaico, Instituto Andino de Estudios Arqueológicos, Petróleos del Perú, Lima, Perú, 1992.

[3] Hyslop, John, 1992, ob.cit., p. 32.

[4] Herrera, Antonio de, Historia General de los Hechos de los Castellanos en las Islas i Tierra Firme del Mar Océano, Imprenta Real de Nicolás Rodríguez, Madrid, España, 1730 [1492-1531]; Garcilaso de la Vega, Inca, Comentarios Reales de los Incas, Vol. 133-135, Biblioteca de Autores Españoles, Ediciones Atlas, Madrid, 1960 [1609]; Betanzos, Juan de, Suma y Narración de los Incas, M. del C. Rubio (Ed.), Ediciones Atlas, Madrid, 1987 [1551]; Cieza de León, Pedro de, Crónica del Perú. El Señorío de los Incas, F. Pease G. Y (Ed.), Biblioteca Ayacucho, Venezuela, 2005 [1553].

[5] Regal, Alberto, Los caminos del Inka en el antiguo Perú, Editorial Sanmartí, Lima, Perú, 1936; Levillier, Roberto, El Imperio Incaico. Descripción de sus divisiones, montañas y caminos. Nómina de tribus, Editorial Espasa Calpe, Buenos Aires, 1946; Von Hagen, Víctor, Los caminos del sol, Editorial Hermes, Buenos Aires, 1958; Von Hagen, Víctor, The Royal Road of the Inca, Gordon Cremonesi Ltd., London, 1976; Strube erdmann, León, “La ruta de Don Diego de Almagro en su viaje de exploración a Chile”, en Revista de la Universidad Nacional de Córdoba, homenaje jubilar a Monseñor Doctor Pablo Cabrera 1857-1957 (número especial, primera parte), Córdoba, Argentina, 1958, pp. 269-293; Strube erdmann, León, “Vialidad Imperial de los Incas”, en Serie Histórica, Nº 33, Instituto de Estudios Americanistas, Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Nacional de Córdoba, Argentina, 1963, pp. 1-113; Raffino, Rodolfo, Los Inkas del Kollasuyu, Ediciones Ramos Americana, La Plata, Argentina, 1981; Hyslop, John, The Inka road system, Institute of Andean Research New York, Academic Press, New York, 1984.

[6] Stehberg, Rubén y Ángel Cabeza, “Sistema vial incaico en el Chile semiárido”, en Comechingonia, 9 (número especial), Editorial Comechingonia, Córdoba, Argentina, 1991, pp. 153-216; Barcena, Roberto, “El Tambo Real de Ranchillos”, en Xama, Nº 6-11, Publicación de la Unidad de Antropología, CRICYT, Mendoza, Argentina, 1998, pp. 1-52; Vitry, Christian, Aportes para el estudio de caminos incaicos. Tramos Morohuasi-Incahuasi. Salta, Argentina, Ed. Gofica, Salta, 2000; Vitry, Christian, “Propuesta metodológica para el registro de caminos con componentes Inkas”, en Revista Andes, Nº 15, CEPHIA, Universidad Nacional de Salta, Salta, Argentina, 2004, pp. 213-250; Martín, Sergio, “Factores de alteración geoambientales y antrópicos sobre el Camino Inka en la sierra de Famatina-La Rioja-Argentina. Consideraciones Preliminares”, en UNLaR Ciencia, Año 3, Vol. I, Nº 2, Universidad Nacional de La Rioja, 2002, pp. 22-32; Martín, Sergio, “Caminos incaicos ‘principales’ y ‘secundarios’ en la sierra de Famatina (La Rioja-Argentina): actualización y revisión conceptual”, en Xama, Nº 15-18, Publicación de la Unidad de Antropología, CRICYT, Mendoza, Argentina, 2002-2005, pp. 21-35; Castro, Victoria, Varinia Varela, Carlos Aldunate y Edgardo Araneda, “Principios Orientadores y Metodología para el Estudio del Qhapaqñan en Atacama: desde El Portezuelo del Inka hasta Río Grande”, en Chungara Revista de Antropología Chilena, Vol. 36, Nº 2, Universidad de Tarapacá, Chile, 2004, pp. 463-481; Berenguer, José, Iván Cáceres, Cecilia Sanhueza y Pedro Hernández, “El Qhapaqñan en el Alto Loa, norte de Chile: un estudio micro y macromorfológico”, en Estudios Atacameños, Nº 29, Universidad Católica del Norte, San Pedro de Atacama, Chile, 2005, pp. 7-39; Raffino, Rodolfo, Diego Gobbo, y Anahi Iácona, “De Potosí y Tarija a la frontera chiriguana”, en Folia Histórica del Nordeste, Nº 16, Instituto de Investigaciones Geohistóricas, Resistencia, Chaco, 2006, pp. 83-129; Raffino, Rodolfo, Reinaldo Moralejo, Diego Gobbo, “El dominio Inka en la Sierra de Zapata (NOA)”, en Investigaciones y Ensayos, Nº 56, Academia Nacional de la Historia, Buenos Aires, Argentina, 2008, pp. 309-332.

[7] Vitry, Christian, 2004, ob.cit.

[8] Morlans, Cristina, “Regiones naturales de Catamarca. Provincias geológicas y provincias fitogeográficas”, en Revista de Ciencia y Técnica II (2, Año 1), Universidad Nacional de Catamarca, Secretaría de Ciencia y Tecnología, Consejo de Investigación, 1995, pp. 1-42.

[9] Capparelli, Aylen, Reconstrucción ambiental de la instalación arqueológica Inka “El Shincal”, Tesis Doctoral Inédita, Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad Nacional de La Plata, La Plata, Argentina, 1997.

[10] Morello, Juan, “La Provincia Fitogeográfica del Monte”, en Opera Lilloana, Nº 2, Instituto Miguel Lillo, San Miguel de Tucumán, Argentina, 1958, pp. 1-115.

[11] Cabrera, Ángel, “Fitogeografía de la República Argentina”, en Boletín de la Sociedad Argentina de Botánica, Vol. 14, Nº 1-2, Sociedad Argentina de Botánica, Buenos Aires, Argentina, 1971, pp. 1-30.

[12] Cabrera, Ángel, “Zoogeografía: La fauna de los bosques y de las llanuras”, en Sociedad Argentina de Estudios Geográficos, Nº 8, GAEA, Buenos Aires, Argentina, 1947, pp. 347-411.

[13] González Bonorino, Felix, “Descripción Geológica de la Hoja 13c, Fiambalá, Provincia de Catamarca”, en Boletín de la Dirección Nacional de Geología y Minería, Nº 127, Dirección Nacional de Geología y Minería, Buenos Aires, 1972, pp. 1-73.

[14] Ruiz Huidobro, Oscar, “Descripción Geológica de la Hoja 12c, Laguna Helada, Provincia de Catamarca”, en Boletín Dirección Nacional de Geología y Minería, Nº 146, Dirección Nacional de Geología y Minería, Buenos Aires, 1975, pp. 1-55.

[15] González Bonorino, Félix, 1972, ob.cit.

[16] Trombold, Charles D., “An introduction lo the study of ancient New World road networks”, en C. D. Trombold (comp.), Ancient road networks and settlement hierarchies in the New World, Cambridge University Press, New York, 1991, pp. 1-10.

[17] Trombold, Charles D, 1991, ob.cit., pp. 4-6.

[18] Trombold, Charles D, 1991, ob.cit.

[19] Hyslop, John, 1992, ob.cit.

[20] Trombold, Charles D, 1991, ob.cit.

[21] Hyslop, John, 1984, ob.cit.; Hyslop, John, “Observations about research on prehistoric roads in South America”, en C. D. Trombold (comp.), Ancient road networks and settlement hierarchies in the New World, Cambridge University Press, New York, 1991, pp. 28-33.

[22] Earle, Timothy, "Paths and roads in evolutionary perspective”, en C. D. Trombold (comp.), Ancient road networks and settlement hierarchies in the New World, Cambridge University Press, New York, 1991, pp. 10-16.

[23] Trombold, Charles D, 1991, ob.cit.

[24] Earle, Timothy, 1991, ob.cit.; Hyslop, John, 1991, ob.cit.

[25] Earle, Timothy, 1991, ob.cit.

[26] Strube Erdmann, León, 1958, ob.cit.; Strube erdmann, León, 1963, ob.cit.

[27] González, Alberto Rex, “Las ruinas del Shincal”, en Actas del Primer Congreso de Historia de Catamarca, Tomo III, Junta de Estudios Históricos de Catamarca, San Fernando del Valle de Catamarca, Argentina, 1966, pp. 15-28.

[28] Raffino, Rodolfo, Ricardo Alvis, Alberto Manzo y María Toddere, “Arqueología Inka cordillerana y la expedición de Almagro”, en Actas y Memorias del XI Congreso Nacional de Arqueología Argentina (Resúmenes y Resúmenes Expandidos), Primera Parte, Tomo XIII, Nº ¼, San Rafael, Mendoza, 1994, pp. 196-199; Raffino et al., 2008, ob.cit.; Raffino, Rodolfo, "Inka Road research and Almagro´s Route between Argentina and Chile”, en Tawantinsuyu, Vol. I, Canberra, La Plata, 1995, pp. 36-45.

[29] Raffino et al., 1994, ob.cit..; Raffino et al., 2008, ob.cit.; Raffino, Rodolfo, 1995, ob.cit.

[30] Moralejo, Reinaldo Andrés, “El “Tambillo Nuevo” de la Sierra de Zapata (provincia de Catamarca)”, en Arqueología, Nº 15, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Buenos Aires, 2009, pp. 207-215.

[31] Moralejo, Reinaldo A., 2009, ob.cit.

[32] Raffino et al., 2008, ob.cit.

[33] Moralejo, Reinaldo Andrés, “Nuevas evidencias de Capacñam en las cercanías del sitio El Shincal de Quimivíl”, en Libro de resúmenes de las VII Jornadas de Jóvenes Investigadores en Ciencias Antropológicas, Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano, Buenos Aires, Argentina, 2006, pp. 41-42.

[34] Giovannetti, Marco, Reinaldo Moralejo y Gustavo Corrado, Gustavo, “Informe preliminar y presentación del sitio Los Colorados (Departamento de Belén, Catamarca)”, en Memoria del III Congreso de Historia de Catamarca, Tomo II, Junta de Estudios Históricos de Catamarca, San Fernando del Valle de Catamarca, Argentina, 2007, pp. 125-133; Giovannetti, Marco, Articulación entre el sistema agrícola, sistema de irrigación y áreas de molienda como medida del grado de ocupación Inka en El Shincal y Los Colorados (Valle de Hualfín, Provincia de Catamarca), Tesis Doctoral Inédita, Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad Nacional de La Plata, La Plata, Argentina, 2009.

[35] Giovannetti et al., 2007, ob.cit.

[36] Moralejo, Reinaldo, 2006, ob.cit.

[37] Raffino et al., 2008, ob.cit.

[38] Giovannetti, Marco, 2009, ob.cit.

[39] Hyslop, John, 1984, ob.cit., p. 244.

[40] Pensamos que ambos bloques funcionaban como “mojones o portal de acceso” hacia los campos de cultivos allí emplazados.

[41] Denevan, William, “Tipología de las configuraciones agrícolas prehispánicas”, en América Indígena, Vol. XL, Nº 4, Instituto Indigenista Americano, México, 1980, pp. 619-652.

[42] Berberian, Eduardo y Axel Nielsen, “Sistemas de asentamiento prehispánicos en la etapa Formativa del Valle de Tafi”, en E. Berberian (comp.), Sistemas de asentamientos prehispánicos en el Valle de Tafi, Editorial Comechingonia, Córdoba, Argentina, 1988, pp. 21-51.

[43] Moralejo, Reinaldo Andrés, César Carrizo, Juan Ramón Bazán y Hernán Alancay, “Arqueología en la localidad de Las Vallas (Belén, Catamarca): nuevas evidencias de ocupación y su relación con el sector meridional del Valle de Hualfín”, en Actas del VI Congreso Argentino de Americanistas, Tomo 2, Año 2008, Sociedad Argentina de Americanistas, Editorial Dunken, Buenos Aires, 2009, pp. 263-282.

[44] Moralejo et al., 2009, ob.cit., pp. 272-273.

[45] Giovannetti, Marco, 2009, ob.cit.

[46] González, Alberto Rex, “Patrones de asentamiento incaico en una provincia marginal del Imperio: implicancias socio-culturales”, en Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología, Tomo XIV, Nº 1, NS, Sociedad Argentina de Antropología, Buenos Aires, Argentina, 1980, pp. 63-82; Raffino, Rodolfo, 1981, ob.cit.

[47] Raffino, Rodolfo, El Shincal de Quimivil, Ed. Sarquis, San Fernando del Valle de Catamarca, Argentina, 2004.