DE LAS
FORMAS Y DE LAS EXPERIENCIAS CAMPESINAS DE LA ESCLAVITUD: CAMPESINOS NEGROS EN
RÍO DE JANEIRO, 1840-1890[1]
Flávio Gomes[2]
En varias partes de América- especialmente en Colombia, Venezuela y Brasil- se desarrollaron amplias formas campesinas en áreas con mano de obra esclava y en regiones esclavistas propiamente dichas desde el siglo XVII. Cuando destacamos algo de la permanencia de un dato pasado- con o sin esclavitud, distante o cercano- vale mencionar las formas campesinas, sus orígenes y sus dimensiones, en este caso las constituidas en las franjas de las fronteras agrarias en expansión, en las áreas agrestes o de plantation[3]. ¿Qué representaron los campesinos y las comunidades agrícolas en Brasil? Pero sigue abierta una investigación: ¿qué sucedió con las poblaciones libres pobres en las áreas en expansión económica y/o dirigidas al mercado interior? No eran pocas las regiones esclavistas donde la población negra libre tenía una autonomía económica razonable, incluso durante la esclavitud[4]. Podían ser propietarios de pequeños lotes de tierra y comprometerse con el cultivo de géneros alimenticios para el abastecimiento. Todavía son escasos los trabajos que han estudiado a las poblaciones de libertos y ex-esclavos y sus expectativas de ocupación de la tierra inmediatamente después de la Abolición[5]. O incluso durante la esclavitud a través de las tierras destinadas a los pequeños cultivos legadas de generación en generación de familias de esclavos y después libertos, ocasionando conflictos con los antiguos señores en el post-1888[6]. De cualquier manera, importantes estudios agrarios han señalado nuevas direcciones para entender el conflicto agrario de los siglos XVIII y XIX, tanto del punto de vista de la legislación como de las expectativas de los hacendados, labradores, pequeños agricultores y las formas de ocupación de los diversos sectores sociales[7].
Debemos conocer las formas campesinas bajo la esclavitud. Estas pueden ayudarnos a reflexionar sobre las formas campesinas de la post-Abolición y las primeras décadas del siglo XX[8]. ¿Y la población de libertos, salidos del cautiverio? ¿Establecieron nuevas bases de ocupación agrícola o mantuvieron las antiguas? Sigue rondándonos una imagen cristalizada de la emancipación, el acceso a la tierra y el destino de la población negra en los albores del siglo XX. La representación de dos gigantescas filas- paralelas y en sentidos contrarios- en dirección a la hacienda (en la época post-1888). La de llegada era de inmigrantes europeos en dirección al trabajo libre, supuestamente racional y capitalista. En la de salida, surgían los ex-esclavos y los libertos, gratificados, expulsados, indeseados o confundidos al mismo tiempo, que peregrinarían hacia las ciudades en busca de empleo. Una imagen caricaturizada, pero que también nos indica cómo los literatos del pasado e intelectuales del presente han percibido y continúan percibiendo lo que muchos estudios históricos llamarían la “transición”. Imágenes que cristalizaron proyectos de nación que acabaron siendo hegemónicos y las memorias históricas de silencio y negación. Los mitos de los inmigrantes radicales, inventando la historia del trabajo y la prosperidad o su versión inversa: los negros analfabetos, miserables, sin preparación y apuntando ya hacia los problemas socio-raciales del futuro. Pocas posibilidades para pensar las experiencias y las expectativas de la post-emancipación articulando las fronteras económicas y agrarias abiertas y la migración de micro-sociedades campesinas (pequeños campesinos, libertos, negros y mestizos). Paradójicamente, la forma campesina más conocida del período de la esclavitud son las comunidades de esclavos fugitivos. Los quilombos y los mocambos (comunidades de escravos fugidos) son las denominaciones históricas que se dan en el Brasil colonial y post-colonial a los grupos de fugitivos[9]. Más recientemente el término remanescentes de quilombos (comunidades negras rurales y descendientes de antiguos cimarrones) apareció como una categoría jurídica en la Constitución Brasileña de 1988, artículo 68o de los ADCT (Actos de las Disposiciones Constitucionales Transitorias) y en el artículo 216o de Cultura. Como garantía del derecho a la posesión de las tierras ocupadas y heredadas por sus antepasados, el artículo 68o promulgó “se reconoce la propiedad definitiva a los remanescentes de las comunidades de quilombos que están ocupando sus tierras, siendo deber del Estado emitirles los títulos respectivos”. Mientras que el artículo 216o (párrafo quinto) definió como parte del patrimonio nacional los “documentos” y “áreas que contengan restos de antiguos quilombos”[10]. Sin embargo (considerando tiempos y espacios), entre los quilombos históricos- fosilizados a menudo en la legislación colonial o en determinadas interpretaciones historiográficas- y las comunidades remanescentes- “descubiertas” por antropólogos, encontradas inesperadamente en etnografías y surgidas del discurso de los movimientos sociales- nos falta conocer los procesos históricos de la constitución de un campesinado negro y las formas de las culturas de los mundos agrícolas[11].
Consideramos en este artículo el argumento central de que una dimensión de la formación del campesinado en Brasil ocurre en los procesos de conexiones socio-económicas entre las comunidades de fugitivos y las expectativas de una economía propia de los esclavos- a través del campo- en las plantaciones. Además, con el crecimiento de la población negra libre, se formaban comunidades de campesinos negros en varias regiones, tanto de plantation como de producción de alimentos. En relación a la provincia de Río de Janeiro podemos argumentar que en la segunda mitad del siglo XIX surgieron formas campesinas que se articularon con los procesos de migración y acceso a la tierra en la post-emancipación.
Campesinado en la sociedad esclavista: aspectos teóricos
En Brasil, en diversas áreas regiones, los esclavos
solían frecuentar ferias y mercados locales los sábados y domingos- en sus “días
libres” consuetudinarios- donde montaban tiendas y vendían productos de sus campos,
como economía propia. En la historiografía brasileña, el debate sobre las
formas campesinas durante la esclavitud ganó impulso con la publicación del
ensayo de Ciro Cardoso “La brecha campesina en el sistema esclavista”, en una
antología en 1979[12]. Utilizando
el concepto de “brecha campesina” trabajado por Sidney Mintz y por Tadeusz
Lepkowski[13],
Cardoso abordó la naturaleza de la sociedad esclavista brasileña, constatando las
actividades campesinas existentes. Resumió en parte el debate intelectual para la
zona del Caribe y otras áreas, destacando las “modalidades
del fenómeno campesino bajo el régimen esclavista de tipo colonial”.
Según el autor, existirían “campesinos no-propietarios”, “campesinos propietarios”,
“actividades campesinas de los quilombolas” y el
“protocampesinado esclavo”. El eje central sería compatibilizar esclavo y
campesino sin comprometer la categoría teórica modo de
producción esclavista colonial, siendo esta la base interpretativa
propuesta. En 1987, Ciro Cardozo retomaría la cuestión agregando evidencias de
fuentes secundarias y de investigaciones en curso, así como también respondiendo
las críticas de Jacob Gorender y Antônio Barros de Castro[14]. Ofreció
un repertorio de evidencias sobre la práctica de la concesión de parcelas de tierras
a los esclavos para el cultivo de su propia subsistencia[15].
En muchas regiones caribeñas, la población negra libre
tenía una razonable autonomía económica, aún durante la esclavitud[16]. Parte
de la misma era propietaria de pequeños lotes de tierra y se dedicó al cultivo
de alimentos para el abastecimiento. En muchas áreas, la producción orientada
al mercado externo se veía dificultada por la limitación del acceso a la tierra,
el capital para la inversión y la distribución de la producción. Surgía una mayor
viabilidad económica y autonomía en torno al mercado interno y junto a los sectores
de abastecimiento. De los mismos, participaban tanto pequeños propietarios como
también los cautivos de las plantaciones que buscaban comercializar los productos
excedentes de su economía propia[17].
En Brasil, los habitantes de las comunidades de esclavos fugitivos eran denominados quilombolas o mocambeiros[18]. Como característica principal de estas comunidades y de las actividades socio-económicas de sus habitantes se destacó la gestación de una economía campesina. Desarrollaban actividades integradas a las economías locales. Contaban, de este modo, con la protección de taberneros, pequeños labradores y principalmente de los esclavos assenzalados. En no pocas áreas ni contextos se constituyó una integración socio-económica de los quilombolas y otras formas de inserción de la economía campesina, como por ejemplo, el cultivo de pequeños campos y el acceso al comercio informal, en el caso de aquellos que permanecían assenzalados. Se formaba así un campesinado predominantemente negro, articulando libertos, esclavos, taberneros, labradores, y principalmente quilombolas.
Aún contando con algún u otro intento- en general sin base empírica propia y con la utilización incompleta y desactualizada de la bibliografía- es difícil establecer una tipología (lo que algunos denominan extrañamente de morfología) para los quilombolas, considerando la complejidad de sus experiencias y realidades espaciales y temporales muy distintas, tanto en Brasil como en una perspectiva hemisférica americana. De un modo general, coexistieron diversas formas de aquilombamientos: estaban aquellos que buscaban constituir comunidades independientes con actividades campesinas integradas a la economía local; existía el aquilombamiento caracterizado por la protesta reivindicatoria de los esclavos para con sus señores; y estaban los pequeños grupos de fugitivos que se dedicaban a atacar y asaltar haciendas y poblados próximos. Los quilombos más duraderos consiguieron reproducirse a lo largo del tiempo y mantener una economía estable, a pesar de las constantes expediciones re-esclavizadoras. Producían excedentes, negociando y manteniendo intercambios mercantiles. Los quilombos caracterizados como formas de protesta reivindicatoria fueron constituidos por esclavos pertenecientes a una misma localidad o haciendas. Eran, la mayor parte de las veces, cautivos de propiedad de un mismo hacendado. Se mantenían refugiados en las tierras de su propio señor. Estos aquilombamientos duraban meses o inclusive años. Estaban incluso aquellos que huían por dos o tres días y se mantenían aquilombados, pero acababan agenciando su vuelta al cautiverio, por "apadrinamiento", buscando en la medida de lo posible reivindicar márgenes de autonomía. Aún con características diferentes, estos tipos de quilombos podían coexistir e integrarse en una misma área, en un determinado período[19].
Cimarrones y campesinos negros en
las últimas décadas de la esclavitud
También podemos pensar las formas de ocupación agraria desde la cultura de la protesta esclava. Es lo que puede suscitar episodios de aquilombamientos en el sureste esclavista durante las últimas décadas de la esclavitud. El primero tuvo lugar en Campos dos Goytacazes, al norte de Río de Janeiro, con el quilombo de la Loanda, situado en el interior de una hacienda del mismo nombre, a orillas del río Paraíba. Fallecida la propietaria, los esclavos (e incluso los libertos) que trabajaban allí decidieron aquilombarse. En desacuerdo con la posible y finalmente concretada venta, ocuparon la hacienda y expulsaron a los administradores. João Ferreira Tinoco, que les había comprado la propiedad a los herederos, no lograba tomar posesión de ella porque los aquilombados lo rechazaban desde 1877. En enero de 1878, el Monitor Campista publicó un anuncio de venta de la hacienda de la Loanda donde destacaba “probada 700 brazas y media legua de profundidad o 160 alqueires[20] de tierras en total, apropiadas para el cultivo de la caña, con pastos en las tierras llanas, y las altas y montañosas para el cultivo de mandioca y café”[21]. Lo interesante es que en ninguna parte se menciona que también se vendían los esclavos con la hacienda o que había una ocupación ilegal. Todavía en 1877, el jefe de la Policía, por orden del presidente de la provincia, ordenó personalmente una expedición punitiva con más de 50 soldados. Al llegar a la hacienda fue recibido por los esclavos que dijeron con “franqueza que no [se] entregaban y que estaban listos para la lucha”[22]. Las autoridades, en lugar de invadirlos, optaron por cercarlos para cortarles el abastecimiento. La idea era minar su disposición de mantenerse aquilombados en la hacienda. Con el objetivo de desocupar la propiedad, se optó por vencerlos a través del hambre y el cansancio. Pero los aquilombados resistieron bastante tiempo al bloqueo, ya que desde 1877 hasta 1880, los hacendados de Campos disfrutaron de la vecindad de esta ocupación. Otro hecho interesante fue que, mientras algunos aquilombados construyeron sus chozas en el monte, otros, por lo que se sabe, siguieron viviendo en las propias senzalas. Un peculiar aquilombamento, pues ocupaban los edificios de la hacienda, asumiendo el derecho de ser libres y trabajar para ellos mismos. Para las autoridades y los hacendados, un aquilombamento que influenciaba negativamente otras senzalas de la región. El tiempo pasaba y la población solicitaba que se tomaran medidas para poner fin a aquel “mal ejemplo”. Las autoridades se justificaban, alegando que no disponían de suficiente fuerza policial para nuevas acciones. Se mezclaban conflictos, acuerdos, confrontaciones, arreglos y situaciones sin salida[23].
A mediados de 1880, el suplente del delegado de la Policía de Campos, Luiz Carlos de Lacerda (un liberal que más tarde se convertiría en el líder del abolicionismo “radical” de la región), acompañado tan solo por seis soldados, arrestó a 53 aquilombados de la hacienda de la Loanda, que, según las informaciones, estaban armados y con municiones. El Monitor Campista describió que “con un plan tan bien calculado que sin disparar ni un tiro, todos los que estaban en el quilombo fueron capturados, siendo cinco hombres, entre los que estaban los dos cabecillas, y 18 mujeres y los niños en número de 28 de 14 años de edad para abajo…”[24]. ¿Cuál habrá sido “el plan tan bien calculado” del suplente del delegado para “destruir” el quilombo de la Loanda en 1880, desocupando la hacienda sin encontrar la oposición de los esclavos, y todo eso con tan sólo seis soldados? El mismo aquilombamento, en la hacienda desde 1877, había resistido expediciones punitivas con numerosos soldados. En 1880, la mayor parte de los aquilombados capturados- según el periódico- eran mujeres y niños. Tan sólo había cinco hombres. Los aquilombados, cercados en la hacienda y sin poder garantizar su supervivencia ¿habrían optado por entregarse, por lo menos provisionalmente? ¿O había más hombres en la hacienda que escaparon cuando llegó la policía? El “apadrinamiento” puede haber formado parte de la economía política de los aquilombados que, quizás, se vieron sin recursos para seguir enfrentando las fuerzas policiales. El presidente de la Provincia, Francisco Antonio de Souza, en 1877, con motivo de la expedición frustrada- dirigida por el jefe de Policía Cavalcanti de Albuquerque- determinó que el cerco de la hacienda fuera reforzado “con fuerza y paisanos, hasta que los negros se rindan [por] falta de recursos”. Aislar los quilombos de las infinitas redes de protección y complicidades que los rodeaban era una de las estrategias para exterminarlos. A pesar de contar con pocas evidencias sobre este episodio del quilombo de la Loanda, en 1880, podemos analizar cómo esclavizados y aquilombados- muchas veces los mismos personajes- intentaron defender una comunidad y una economía propia amenazadas por la muerte y la venta de la propiedad[25].
Otro episodio ocurrido los últimos años de la esclavitud, en el que encontramos la colaboración entre quilombo y senzala, nos ayuda a entender, no sólo los sentidos y los significados de la libertad todavía durante la esclavitud, sino también los posibles legados en la post-emancipación. Este hecho se dio en Paraíba del Sur, en 1882. Cerca de la hacienda las Três Barras, algunos labradores capturaron a esclavos fugitivos de sus propiedades y a través de ellos descubrieron que en la zona agreste “había un quilombo con muchos negros fugitivos a los que ayudaban los esclavos de las Três Barras”. Y empezaron a mandar pequeñas tropas- con labradores y capataces- para atacar el quilombo, capturando aquí o allá a los quilombolas. Sin embargo, una vez “al pasar por los campos de las Três Barras, fueron atacados por los negros de las Três Barras en un número superior a cien personas entre hombres y mujeres, todos armados con guadañas y hachas”. Los esclavos que trabajaban en los campos tomaron “de la Escolta al jefe del quilombo que iba preso para responder por los demás esclavos fugitivos” y también arrestaron al “capataz y negro de confianza que iba ayudando a la Escolta” y “todos gritaron en voz alta que lo iban a matar porque estaban en contra de sus compañeros”. Después se retiraron gritando “mata, mata, quedando desgraciadamente en poder de sus agresores” el capataz, “sin saber si está vivo o muerto”[26].
El hecho extraordinario, sorprendente, sobresaltó a los señores y a las autoridades. Los cautivos que trabajaban en el campo reaccionaron violentamente (tal vez inesperadamente) contra una expedición antimocambo, liberaron al “jefe del quilombo” que iba preso y, según parece, ejecutaron a un “negro capataz”, haciéndole responsable de las denuncias y de ser el guía contra los quilombolas. Teniendo en consideración los diferentes contextos en torno a la configuración de formas campesinas que conectaba la economía propia de los esclavos assenzalados y la economía quilombola, interpretamos este episodio en el sentido de una cultura campesina- en vísperas de la Abolición- de acceso y control de la tierra a través de sus conexiones mercantiles. Esta cultura campesina podía ser la de las pequeñas tierras cultivables y de los lotes que los señores les destinaban o donde se establecían los quilombolas, en las tierras baldías de propiedades agrarias. ¿El aquilombamento como una extensión de las senzalas? Puede ser. Los cautivos que permanecían en las senzalas de las Três Barras, pudieron haber evaluado que la represión local estaba amenazando los intereses compartidos. Cuando decidieron atacar la expedición intentaban proteger las relaciones sociales y económicas más amplias que gestionaban. Sobre la región de Paraíba del Sur, el Valle del Paraíba cafetero, la costumbre que tenían los hacendados de destinar lotes de tierras a las familias esclavas está bien documentada. Más de 1/3 de los planteles estaban organizados en núcleos familiares, que se mantenían en el tiempo, incluso con las reparticiones de las herencias. Las familias esclavas extensas se volvían estables y llegaban a tres generaciones, en posesión de pequeños campos cultivables, base de una economía propia organizada por el parentesco. Son evidencias que también podrían investigarse en otras áreas del Valle del Paraíba y de Brasil, es decir, las comunidades esclavas que tenían la tradición de cultivar pequeños campos basados en una organización familiar consolidada en varias generaciones[27]. Se trata, ciertamente, de experiencias que fueron fundamentales en la post-emancipación, especialmente en lo que respecta al acceso a la tierra. En el Valle del Paraíba- a diferencia de Campos dos Goytacazes- no hay muchos registros de quilombos más duraderos. Aunque es un área de plantation y con una cultura esclava importante, no existe información sobre quilombos históricos. Sin embargo, hay registros contemporáneos de numerosas comunidades negras agrícolas, algunas de las cuales reivindican la tierra a través de los dispositivos legales de remanescentes de quilombos[28].
Consideraciones finales
¿Qué ocurrió con tantas comunidades quilombolas en la post-emancipación? Aún durante el cautiverio, ¿cuáles eran las relaciones de la población libre pobre rural con las comunidades de fugitivos?[29] ¿En qué medida la experiencia de un campesinado negro (ocupaciones de mestizos en áreas de fronteras agrarias[30]) se articuló con la migración de poblaciones de mocambos y tierras donadas a libertos?[31] ¿Por qué, a pesar del impacto de la demografía esclava, algunas áreas estuvieron menos expuestas a la formación de quilombos y otras constituyeron una tradición de aquilombamiento? ¿En qué medida los procesos de post-emancipación en determinadas áreas culminaron con una extensiva ocupación campesina negra?[32] Y los aquilombamentos: ¿cuáles desaparecieron y cuántos se multiplicaron o incluso se fundieron con otros sectores rurales, haciéndose más o menos invisibles? Es interesante que en el pasado, la legislación de la época y una determinada interpretación historiográfica, definieran los quilombos tan sólo como una unidad de la resistencia esclava; y en el presente, las denominadas comunidades remanescentes aparecen muchas veces en las etnografías como espacios de reminiscencia cultural, casi fósiles. Muchas de las actuales comunidades negras rurales no se originaron necesariamente en los quilombos históricos, sino de una combinación entre éstos y complejos espacios agrícolas (villas, mercados, almacenes de intercambios mercantiles, etc.) conectados por varios sectores rurales durante la esclavitud y la post-abolición[33]. Algunas definiciones jurídicas y tipologías de las políticas públicas no las consideran pueblos de la selva, no los alinean como trabajadores agrícolas y ni siquiera están contempladas en la pauta contemporánea de los movimientos sociales de lucha por la tierra (Movimiento de los Sin Tierra (MST) y otros). Aunque algunas han sido agraciadas recientemente por las políticas públicas del INCRA, MEC, FCP, SEPPIR y los proyectos de distribución de renta, la inmensa mayoría sigue excluida de una dimensión más incluyente de la historia y del reconocimiento. La formación de un campesinado negro en Brasil tiene orígenes diversos: las tierras heredadas de los quilombolas/esclavos fugitivos y sus descendientes de la esclavitud; las donaciones de los señores o de las órdenes religiosas a los ex-esclavos; las tierras compradas por los libertos y heredadas por sus descendientes; las tierras obtenidas del Estado a cambio de la participación en las guerras (de Paraguay, por ejemplo) o también de las innumerables migraciones de libertos y sus familias en la post-emancipación inmediata[34]. Son conocidas bajo diferentes nombres: poblaciones tradicionales rurales negras, barrios rurales negros, comunidades rurales negras, tierras de negro y tierras de santo[35]. Y además debemos incluir la formación de comunidades de senzalas, que serían comunidades negras formadas aún durante la esclavitud- con consecuencias en la post-emancipación- hasta hoy, como es el caso de los cautivos y libertos de un mismo propietario o de un conjunto de propietarios, organizadas por grupos de trabajo, vecinos, familias, el compadraje y la base religiosa[36].
La discusión actual sobre las comunidades negras rurales en Brasil es compleja. No caben definiciones a-históricas y tampoco etnografías improvisadas. Y no hay espacio para certezas y verdades, absolutas y definitivas. Están en juego: luchas seculares por la tierra, tradiciones de su uso y manejo, derechos constitucionales, reconocimiento del pasado, formas de políticas públicas afirmativas y de reparación histórica[37]. Y mucho más, de todos los lados e intereses. Como la definición de remanescentes de quilombos es al mismo tiempo incluyente y operacional, muchas comunidades se encuentran con problemas para ser reconocidas oficialmente por los órganos competentes, y también para hacer respetar su demarcación, vulneradas por sectores agrarios interesados en sus tierras y territorios. Hay morosidad para entregar los títulos definitivos de las tierras y también algunos equívocos de los estudiosos y movimientos sociales en lo que respecta a las interpretaciones jurídicas. Las dimensiones de la memoria histórica, de las reconstrucciones del pasado y del presente, de la ciudadanía y de los derechos constitucionales pueden (y deben) ser articulados. Las narrativas que hemos expuesto- que no son necesariamente “verdades históricas”- pueden ofrecer (sólo) una comprensión más compleja sobre las formas campesinas del pasado- de la esclavitud y de los años inmediatamente posteriores- con respecto a las conexiones entre las senzalas, los quilombos, las villas, los intercambios mercantiles y los indígenas. Las investigaciones históricas sobre las experiencias campesinas del pasado pueden sugerir que la definición de los quilombos históricos y de las comunidades negras actuales se ha ampliado. Esto puede ayudar (esperamos) tanto en las investigaciones en el campo de la educación, la sociología, la lingüística, la geografía y la antropología, como en los callejones sin salida de las políticas públicas emergentes. Los diferentes significados de los quilombos y de los quilombos remanescentes pueden no ser necesariamente una invención del presente, pues tenemos que conocer más las experiencias del siglo XX y antes de la Constitución 1988. También la re-semantización, tan alardeada como categoría antropológica, no tiene que excluir o preseleccionar las experiencias históricas- las que hemos visto en este artículo y tantas otras- sino agregarlas, considerando si existen o no registros históricos, y también de la memoria, de las formas de identidad, los aspectos del territorio y de la cultura material[38].
Aceptado: 13 de setiembre de 2011
De las
formas y de las experiencias campesinas de la esclavitud: campesinos negros en
Río de Janeiro, 1840-1890
Resumen
En este artículo volvemos a abordar las conexiones históricas en la formación de un campesinado negro durante la esclavitud y las primeras décadas de la emancipación. Consideramos que diversas experiencias campesinas- constitución de comunidades de campesinos negros- en Río de Janeiro se constituyeron en los intercambios económicos, culturales y simbólicos de las comunidades de fugitivos (quilombos y mocambos) y las comunidades de senzalas. Desde el punto de vista teórico y metodológico, escudriñar dichos procesos de conexiones históricas nos permite ver las semejanzas y permanencias en los modelos de ocupación agraria y las expectativas de autonomía y acceso a la tierra entre las últimas décadas de la esclavitud y los estudios clásicos.
Palabras claves: Tierra;
Campesinado; Esclavitud; Post-emancipación
Flávio Gomes
About
forms and rural experiences of slavery: black peasants in Rio de Janeiro,
1840-1890
Abstract
In this paper we consider again the historical connections in the
formation of a black peasantry during slavery and the early decades of
emancipation. We believe that different peasant experiences- the settlement of
black farmers communities in Rio de Janeiro- were established during the
economic, cultural and symbolic exchanges of fugitive communities (quilombos
and mocambos) and senzalas communities. From the theoretical and methodological
point of view, the analysis of these historical connection processes, allows us
to see the similarities and continuities in land occupation patterns and
expectations and access to land between
the last decades of slavery and classical studies.
Keywords: Land; Peasantry; Slavery; Post-emancipation
Flávio
Gomes
[1] Me gustaría agradecer las críticas y sugerencias de los colaboradores ad-hoc. Esta investigación en curso pretende articular los registros históricos del pasado con las comunidades negras rurales del presente y está siendo financiada por el CNPq.
[2]
Universidade Federal do Rio de Janeiro.
[3] Costa, Iraci Del Nero da, Arraía-Miúda. Um Estudo sobre os não-proprietários de escravos no Brasil, MGSP Editores, São Paulo, 1992; Palacios, Guilhermo, Campesinato e escravidão no Brasil: agricultores livres e pobres na Capitania Geral de Pernambuco (1700-1817), Editora da Universidade de Brasília, Brasília, 2004.
[4] Palacios, Guilhermo, "Campesinato e Escravidão: Uma proposta de periodização para a história dos cultivadores pobres livres no Nordeste Oriental do Brasil, C. 1700-1875", en DADOS, Revista de Ciências Sociais, Vol. 30, N° 3, Universidad del Estado de Río de Janeiro, Río de Janeiro, 1987; Schwartz, Stuart B., Escravos, Roceiros e Rebeldes, Ed. São Francisco, São Paulo, 2001.
[5] Castro, Hebe Maria Mattos y Rios, Ana Maria, Lugão, Memórias do Cativeiro: Família, trabalho e cidadania no pós-abolição, Civilização Brasileira, Rio de Janeiro, 2005; Fraga Filho, Walter, Encruzilhadas da Liberdade. História de Escravos e libertos na Bahia (1870-1910), Editora da Unicamp, Campinas, 2006; Guimaráes, Elione, Terra de Preto. Usos e ocupação da terra por escravos e libertos (Vale do Paraíba mineiro, 1850-1920), Editora da UFF, Rio de Janeiro, 2009; Machado, Maria Helena Pereira Toledo, "Em torno da autonomia escrava: uma nova direção para a história social da escravidão", en Revista Brasileira de História, ANPUH/Marco Zero, Vol. 8, N° 16, São Paulo, 1988.
[6] Barickman, Bert J., "'A bit of land, wich they call a roça':
slave provision grounds in the Bahia Recôncavo, 1780-1860", en Hispanic American Historical Review, Vol. 74, N° 4, Duke University Press,
1996, pp. 649-687; Guimarães, Carlos Magno, "Quilombos e Brecha camponesa.
Minas Gerais (Século XVIII)", en Revista do Departamento de
História, Nº 8, Belo Horizonte, 1989, pp. 139-163; Machado, Maria
Helena Pereira Toledo, "Vivendo na mais perfeita desordem: os libertos e o
modo de vida camponês na província de São Paulo do século XIX",en Estudos Afro-Asiáticos, N° 25, Centro de Estudos
Afro-asiáticos, Rio de Janeiro, 1993; Silva, Eduardo, "A função ideológica
da brecha camponesa", en Reis, João José y Silva, Eduardo, Negociação e Conflito: a resistência negra no Brasil escravista,
Cia. das Letras, São Paulo, 1989, pp. 22-31.
[7] Motta, Márcia Menendez, Nas Fronteiras do Poder. Conflito e Direito a Terra no Brasil do século XIX, Arquivo Público do Estado do Rio de Janeiro/Vício de Leitura, Rio de Janeiro, 1998.
[8]
En varios estudios comparativos sobre la Abolición y post-emancipación no se
han considerado dichas experiencias de quilombos y
comunidades campesinas negras en Brasil. Drescher, Seymor, “Brazilian
Abolition in comparative perspective”, en Hispanic American
Historical Review, Vol. 68, N° 3, Duke University Press,
1988, pp. 429-460; Scott, Rebecca J., “Exploring the meaning of freedom: postemancipation
societies in comparative perspective”, en Hispanic American
Historical Review, Vol. 68, N° 3, Duke University Press,
1988, p. 407-28.
[9] Reis, João José
& Gomes, Flávio dos Santos (orgs.), Liberdade por um fio.
História dos Quilombos no Brasil, Cia. das Letras, São Paulo, 1996. Para
el debate clásico en una perspectiva hemisférica, Price, Richard (org), Sociedades Cimarronas. Comunidades esclavas rebeldes en las Américas,
Ed. Siglo Veintiuno, Madrid,
1981 y "Resistance
to slavery in the Americas: Maroons and their communities", en Indian Historical Review, Vol. 15, Nº 1-2, 1988-1989.
[10] Exaltação, Edmeire y Gomes, Flávio dos Santos, “Remanescente de quilombo”, en Motta, M. (org.), Dicionário da Terra, Civilização Brasileira, Rio de Janeiro, 2005, p. 398.
[11] Para el debate
de la historiografía brasileña, Queiroz, Suely Robles Reis de, "Rebeldia escrava
e historiografia", en Estudos econômicos,
Vol. 17, Número especial, USP, Sao Paulo, 1987, pp. 7-35; Schwartz, Stuart B.,
"Recent trends in the study of slavery in Brazil", en Luso-Brazilian Review, Vol. 25, Nº 1, Universidad
de Wisconsin, 1988, pp. 1-25.
[12] Cardoso, Ciro Flamarion S., Agricultura, Escravidão e Capitalismo, Vozes, Petrópolis, 1979, pp. 133-154.
[13] Mintz, Sidney W., "A note on the definition of
peasantries", en Journal of Peasant Studies,
Vol. 1, Nº 1, 1972, pp. 91-106; "The origins of the Jamaican market
system", en Caribbean Transformations,
Chicago, Aldine Publishing Company, 1974; “Slavery and the rise of
peasantries”, en Historical Reflections, Vol. 6,
Nº 1, 1979, pp. 213-253 y “Slave life on Caribbean plantations: some unanswered
questions”, en Palmié, Stephan (org.), Slave Cultures and the
Cultures of Slavery. Knoxville, The University of Tennessee Press, 1995,
pp. 12-21. Ver la reseña crítica de este debate teórico en Cordeiro-Giusti,
Juan A., Labor, Ecology and History in Caribbean sugar
plantation region: Piñones (Loíza), Puerto Rico, 1770-1950, Tese de
Ph.D, State University of New York, 1994.
[14] Cardoso, Ciro Flamarion S., Escravo ou
Camponês? O Procampesinato negro nas Américas, Brasiliense, São
Paulo, 1987; Castro, Antônio Barros de., "A Economia Política, o
capitalismo e a escravidão", en Amaral Lapa, José Roberto (org.), Modos de Produção e realidade Brasileira, Vozes, Petrópolis,
1980, pp.67-107; Gorender, Jacob, "Questionamentos sobre a teoria
econômica do escravismo colonial", en Estudos Econômicos,
IPE-USP, 13 (1), São Paulo, 1983, pp.7-39.
[15]
Cardoso, Ciro Flamarion S., 1987,
ob.cit.
[16] Sobre tierra y expectativas en la post-emancipación en el
Caribe: Besson, Jean., "Land Tenure in the Free Villages of Trelawny,
Jamaica: A Case Study in the Caribbean Peasant Response to Emancipation",
en Slavery & Abolition, Vol. 5, N° 1,
1984, pp. 1-27; Johnson, Howard, "The Emergence of a Peasantry in the
Bahamas during Slavery", en Slavery & Abolition, N° 2,
1989, pp. 172-186.
[17] Allen, Richard B., “Economic
Marginality and the Rise of the Free Population of Colour in Mauritius,
1767-1830”, en Slavery & Abolition, Vol. 10,
N° 2, 1989, pp. 126-150; Cox, Edward L., Free Coloreds in the Slave
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Tennessee Press, Knoxville, 1984; Scott, Rebecca J., Emancipação
Escrava em Cuba: a transição para o trabalho livre, 1860-1899, Paz e
Terra, Rio de Janeiro, 1991.
[18] En Brasil, sobre el debate clásico
acerca de las dimensiones culturales y políticas en relación a los quilombos,
Bastide, Roger, As Américas Negras: As Civilizações
Africanas no Novo Mundo, Difel, São Paulo, 1974; As Religiões Africanas no Brasil. Contribuição a uma Sociologia das
Interpretações das Civilizações, Livraria Pioneira Ed., São Paulo,
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1972; Moura, Clóvis (org.), Os Quilombos na Dinâmica
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Reis, João José, Liberdade por um fio. História dos quilombos no Brasil, Cia. das Letras, São Paulo, 1996; Reis, João José, "Quilombos e
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Vol. 17, Número especial, USP, Sao Paulo, 1987, pp. 61-88.
[19] Gomes, Flávio dos Santos, A Hydra e os pantânos. Mocambos, quilombos e comunidades de fugitivos
no Brasil escravista (sécs. XVII-XIX), Polis/UNESP, São Paulo, 2005.
[20] Medida de superficie agraria equivalente a 4,84 hectáreas.
[21] Biblioteca Nacional do Rio de Janeiro, Monitor Campista, 4 de junho de 1878.
[22] Archivo Nacional do Rio de Janeiro, Fundo IJ 1, Presidência da Provincia, mazo 493, Oficio de 18/09/1877.
[23] Biblioteca Nacional do Rio de Janeiro, Jornal da Provincia, 18/09/1879.
[24] Biblioteca Nacional do Rio de Janeiro, Monitor Campista, 5 y 6 de julio de 1880.
[25] Gomes, Flávio dos
Santos, Histórias de Quilombolas, Companhia das
letras, São Paulo, 2006, pp. 248-306. Sobre el abolicionismo radical
en Campos de Goytacazes y el surgimiento de quilombos, ver Donald Jr,
Cleveland, "Slave Resistance and Abolitionism in Brasil: the
Campista Case, 1879-1888", en Luso-Brazilian Review, Vol.
13, N° 2, Universidad de Wisconsin, 1976, pp. 182-193.
[26] Archivo Público del Estado de Rio de Janeiro (en adelante APERJ), Fondo SPP, Colección 166, Doc. 43, Pública Forma de 04/09/1882.
[27] Fragoso, João Luís Ribeiro y Florentino, Goés, "Marcelino, filho de Inocência Crioula, neto de Joana Cabinda: um estudo sobre famílias escravas em Paraíba do Sul (1835-1872)", en Estudos Econômicos, Vol. 17, Nº 2, IPE-USP, São Paulo, 1987, pp. 151-173.
[28] Sobre registros de quilombos
en Río de Janeiro en los siglos XVII, XVIII e inicio del s. XIX, Gomes, Flávio
dos Santos, “Uma tradição rebelde: notas sobre os quilombos na Capitania do Rio
de Janeiro (1625-1818)”, en Afro-Ásia, N°
17, Centro de Estudios Afro Orientales, Universidad Federal de Bahía, Bahía, 1996
y "Quilombos no Rio de Janeiro no século XIX", en Reis, João José
& Gomes, Flávio dos Santos, Liberdade por um fio:
História dos quilombos no Brasil, Companhia das Letras, São Paulo,
1996, pp. 263-290.
[29] Klein, Herbert S., "Os homens
livres de cor na sociedade escravista brasileira", en DADOS,
Nº 17, Instituto de Estudios Sociales y Políticos, Universidad del Estado de
Río de Janeiro, Río de Janeiro, 1978, pp. 3-27; Zeuske, Michael y
Assunção, Mathias Rohring, “‘Race’, ethnicity and social
structure in 19th century Brazil and Cuba”, en Ibero-Amerikanisches Archiv, Vol. 24, Nº 3 e 4, IAI, Berlin, 1998,
pp. 375-443.
[30] Acerca de fronteras agrícolas y estrategias campesinas, Neves, Erivaldo Fagundes, 1994.
[31] Sobre campesinado e identidades raciales, Barickman,
Bert J., “As cores do escravismo: escravistas ‘pretos’, ‘pardos’ e ‘cabras’ no
Recôncavo baiano, 1835”, en População e Família,
Vol. 2, N° 2, USP, Sao Paulo, 1999, pp. 7-62.
[32] Almada, Vilma Paraíso Ferreira de., Escravismo e Transição: O Espírito Santo (1850/1888),
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1984; Castro, Hebe M. Mattos de, Das Cores do
Silêncio: os significados da liberdade no Sudeste escravista, Brasil, Século
XIX, Nova Fronteira, Rio de Janeiro, 1998; Dean, Warren, Rio Claro. Um Sistema Brasileiro de Grande Lavoura, 1820-1920,
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Esquecidos. Escravos e Trabalhadores livres no Brasil- Séculos XVIII e XIX,
UNICAMP, Campinas, 1977.
[33] Reis, João José, "Escravos e Coiteiros no Quilombo do Oitizeiro, em 1806", en Liberdade por um fio. História dos Quilombos no Brasil, Cia. das Letras, São Paulo, 1996, pp. 332-372.
[34] Reis, João José & Gomes, Flávio dos Santos, “Roceiros, camponeses e garimpeiros quilombolas na escravidão e na pós-emancipação”, en Starling, H.M.M., Rodrigues, H.E. y Telles, M. (orgs.), Utopias Agrárias, Editora da UFMG, Belo Horizonte, 2007, pp. 206-241.
[35] Gomes, Flávio dos Santos, “Terra de preto”, en Márcia Motta (org.), Dicionário da Terra, Civilização Brasileira, Rio de Janeiro, 2005, p. 467.
[36]Almeida, Alfredo Wagner Berno, "Terras de Preto, Terras de Santo, Terras de Índio- Uso Comum e Conflito", en Edna M. R. Castro y Jean Habbete (orgs.), Na Trilha dos Grandes Projetos: Modernização e Conflito na Amazônia, Cadernos do NAEA/UFPa, N° 10, Belém, 1990 y (org.) Frechal, terra de preto: quilombo reconhecido como reserva extrativista, SMDDH/CCN-PVN, São Luís, 1996.
[37] Entre los principales estudios antiguos
y nuevos sobre las comunidades negras rurales y remanescentes
de quilombo, ver, entre otros, Acevedo
Marín, Rosa Elizabeth y Ramos, Edna B., Negros do Trombetas.
Guardiões de matas e rios, UFPA, Belém, 1993; Bandeira, Maria de
Lourdes, Território negro em espaço branco: estudo
antropológico de Vila Bela, Brasiliense, São Paulo, 1988; Brasileiro, Sheila, “Sacutiaba e Riacho
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1996; Leite, Ilka Boaventura (org.), Negros no Sul do Brasil:
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& Robert Slenes, Cafundó. A África no
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1996, pp. 37-102 y Véran, J. F., “Rio das Rãs: memória de uma `comunidade
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23, Centro de Estudios Afro-Orientales, Universidad Federal de Bahia, Salvador,
1999, pp. 297-330.
[38] Gomes, Flávio dos Santos, "Ainda sobre os quilombos: repensando a construção de símbolos de identidade étnica no Brasil", en Reis, Elisa; Fry, Peter y Almeida, M.H.T. (orgs.), Política e Cultura. Visões do passado e perspectivas contemporâneas, ANPOCS/Hucitec, São Paulo, 1996, pp. 197-221. Más recientes, ver los estudios y las perspectivas de Arruti, José Maurício Andion, “As comunidades negras rurais e suas terras”, en Dimensões- Revista de História da Universidade Federal do Espírito Santo, Vitória, 2002, pp. 243-270; Castro, Hebe Maria Mattos, "Remanescentes das comunidades dos quilombos": memórias do cativeiro e políticas de reparação no Brasil, en Revista da USP, São Paulo, N° 68, 2006, pp. 104-111 y “Políticas de reparação e identidade coletiva no mundo rural: Antônio Nascimento Fernandes e o Quilombo São José”, en Revista de Estudos Históricos, Rio de Janeiro, N° 37, 2006, pp. 167-189.