Modalidades del comercio de esclavos en Buenos durante el período 1610-1619

 

Miguel Á. Rosal*

 

 

El presente avance forma parte de un proyecto de investigación sobre los afroporteños durante el siglo XVII a través de la revisión y análisis de una fuente no demasiado conocida. Nos referimos a las Escribanías Antiguas (1584-1756), una de las piezas en series completas de mayor antigüedad conservadas en el Archivo General de la Nación, teniendo en cuenta que la segunda fundación de la ciudad de Buenos Aires data de 1580[1].

 

Se trata de documentos legales relacionados con diversas escrituras, como por ejemplo, poderes, obligaciones, compraventa de esclavos, testamentos, cartas y recibos de dote, e incluso cartas de libertad, correspondientes a la segunda década de la centuria en cuestión. Dichos testimonios están redactados en una forma de escritura paleográfica denominada procesal encadenada, variante -bastante deformada- de la letra cortesana empleada por la Corona de Castilla, a lo que debe sumarse la caligrafía notoriamente descuidada de algunos escribanos porteños. Otros escollos a superar fueron los documentos transparentados, dados, por un lado, la calidad muy ácida de la tinta, y por otro, la demasiado fina del papel; en otros casos, desgraciadamente, las escrituras están parcial o casi totalmente destruidas. No es extraño, en fin, encontrar partes de documentos, a los cuales les falta el principio o el final. En otros casos, han desaparecido folios enteros.

 

En síntesis, para realizar el presente estudio, fueron utilizados los tomos 4 a 10 de las Escribanías Antiguas, los cuales suman 3.337 folios[2].

 

 

Distribución de los datos. Las compraventas de esclavos

 

Buenos Aires fue refundada en 1580 y funcionó desde sus inicios como puerto de entrada (esclavos principalmente) y salida (plata potosina), operando de forma ilegal la mayor parte de las veces, dado el sistema de monopolio comercial implantado por la corona de España. En el citado año se produjo también la fusión de las dos Coronas (España y Portugal) bajo el reinado de Felipe II, unión que duraría seis décadas. Los esclavos transportados directamente desde Angola, o haciendo escala en puertos del Brasil, ambos territorios bajo el dominio lusitano, eran introducidos generalmente mediante el uso y abuso de las “arribadas forzosas” por parte de los capitanes negreros. Se trataba de un contrabando más o menos permitido por las autoridades coloniales, esto es, pretextando tener que hacer reparaciones en la nave, falta de víveres, peligro de corsarios, etc., el buque atracaba, para luego desembarcar- y comercializar- mercaderías, entre ellas esclavos, en un puerto vedado por la legislación hispana, en el marco del citado monopolio comercial español[3].

 

En ese sentido, es bastante ilustrativa una real cédula dictada por Felipe III en Ventosilla el 20 de octubre de 1613, en la cual el monarca se queja amargamente por los perjuicios que ocasionaba el comercio ilícito desarrollado por el puerto de Buenos Aires:

 

de ordinario van al puerto de Buenos Aires, así de los de Portugal por vía del Brasil, como de Guinea, islas de San Jorge y El Hierro, de las Terceras y otras partes, muchos navíos con negros, vino, hierro y otras mercaderías de diferentes géneros, y que en estos navíos y en los que se navegan los frutos de la permisión que tiene el Río de la Plata para sacar cierta cantidad de harinas para el Brasil y volver en su retorno algunas cosas de hierro y vestuario para los vecinos, se meten por aquel puerto gran cantidad de mercaderías y negros cada año, y se sube a Potosí y a toda esa provincia de las Charcas, y aun se baja hasta Lima y extiende por todo el Perú, y que toda la plata y el oro que procede de estos empleos que son muy gruesos, se saca por el dicho Río de la Plata en los dichos navíos en que se navega la permisión, y en otros,

 

y agrega que el año anterior (1612) “cinco navíos que partieron de Angola llevaron más de mil doscientas piezas de negros”, describiendo los mecanismos empleados para efectuar los fraudes y excesos, lamentándose, además, porque la mayor parte de la plata extraída del Cerro y sacada por Buenos Aires era sin quintar[4].

 

Tal como sucedió con el estudio de la primera década del siglo XVII, las escrituras más repetidas para ilustrar la problemática de la esclavitud en Buenos Aires[5] durante el segundo decenio fueron, en la fuente que hemos revisado, las compraventas de esclavos.

 

A esta clase de operaciones propiamente dichas, se sumaron, como en el lapso anterior, obligaciones, recibos de dotes, fletamentos de carretas, y hasta un par de cartas de libertad pagada, que ilustraron sobre las distintas modalidades de la trata (precios de esclavatura, rutas de internación, costos de la misma, etc.), además de decomisos de grandes lotes[6], y en especial una clase de documentos que no habíamos encontrado durante la anterior investigación: el “recibo de esclavos”, es decir, el envío de partidas de regular volumen hacia el interior del espacio rioplatense a manos de consignatarios que debían venderlas al contado, a los precios que hallare en los mercados alejados del puerto, en especial el potosino, y a pagar al consignador porteño a los varios meses de efectuado el “recibo”.

 

 

Tabla N° 1: Distribución de los datos obtenidos sobre esclavos. Buenos Aires, segunda década del siglo XVII

Esclavos comercializados

253

Esclavos en consignación (“recibo” de esclavos)

427

Esclavos decomisados

363

Otras operaciones

11

Total

1.054

 

En cuanto a la procedencia de los esclavos, no hay demasiadas precisiones sobre la cuestión, si bien es posible que una porción considerable de los mismos fuera oriunda de la región congo-angoleña[7].

 

A diferencia del decenio anterior, son más frecuentes- aunque aún no demasiado numerosos- los casos de esclavos negros “criollos de esta tierra”, “ladinos” y mulatos; también aparecen las ventas de madres e hijos y las de grupos familiares. Respecto a la documentación sobre negros libres, continúa siendo significativamente exigua; en efecto, sólo encontramos tres cartas de manumisión (tema sobre el que volveremos), y los testamentos consultados, en algunos casos de los cuales consignaban un apreciable número de esclavos[8], no indicaban disposición alguna sobre la libertad futura de los siervos para después de los días de los otorgantes.

 

En síntesis, este segundo acercamiento a la temática de los afrodescendientes de Buenos Aires del temprano siglo XVII, ha sido- principalmente- a través de las compraventas de esclavos. En ese sentido, el trabajo de archivo nos ha permitido construir un cuadro anexado al final del artículo, para lo cual hemos utilizado documentación correspondiente al lapso 1612-1619[9], dado que no hemos hallado testimonios del bienio 1610-1611[10]. Los datos extraídos de las compraventas de esclavos, y de las otras escrituras mencionadas (obligaciones, recibos de dote, fletamentos de carretas, etc.), fueron considerados como operaciones, las cuales a su vez fueron ordenadas cronológicamente. Presentamos, entonces, los resúmenes que se pueden desprender del análisis del citado cuadro.

 

 

Tabla N° 2: Total de operaciones-precio promedio[11]

Operaciones

Esclavos

Precio total

Precio promedio

49

253

54.134

213,97

 

 

Tabla N° 3: Promedio de edad de los esclavos y precio promedio

Casos

51

Edad promedio

17,63

Precio total

14.611

Precio promedio

286,49

 

La tabla 2 no sólo estaría indicando el escaso volumen que aún tenía el mercado porteño de compraventas de esclavos, y esto más allá de una documentación que debe considerarse -por los motivos explicados- incompleta y que una parte desconocida, pero seguramente apreciable, de operaciones todavía no era asentada ante escribano[12]. A la luz de las cifras estimativas de introducción brindadas por algunos estudiosos (Studer, Saguier, Vila Vilar, Crespi), se comprende que si bien Buenos Aires era el puerto de ingreso de la esclavatura, la misma no permanecía demasiado tiempo en la ciudad derivándose, la mayor parte, hacia el interior del territorio.

 

De todos modos, los datos parciales sirven para dar una idea del comportamiento del mercado. Vemos que si comparamos el precio promedio de los esclavos con el de la década anterior (212,12 pesos)[13], prácticamente no hay diferencias. Sin embargo debemos tener en cuenta que en las cifras del segundo decenio se incluyen- a diferencia del primero- las ventas de grupos familiares, donde están involucradas varias “crías”, lo cual hace caer el precio promedio[14]. Esto se nota claramente al eliminar a estas últimas del análisis, en la tabla 3, donde se consideran solamente aquellos esclavos para los cuales tenemos especificados su sexo y edad, si bien no podemos dejar de apreciar lo acotado del universo estudiado. Aún así, vemos que la edad promedio se acerca a los 18 años. Es decir, estamos hablando de un segmento etario prácticamente ideal para los negreros; se trata de esclavos jóvenes- en plena edad productiva y reproductiva- y que, además, han sobrevivido a la “travesía intermedia” (puerto africano-puerto americano), lo cual nos está diciendo que son resistentes y, posiblemente, sanos, si bien, los documentos especificaban que los esclavos eran vendidos con todas sus “enfermedades, cubiertas y descubiertas” para, de ese modo, evitar las acciones redhibitorias.

 

La exigua oferta de esclavatura en el mercado porteño, dado que la mayor parte de ella era reorientada hacia Charcas, Chile o regiones intermedias, podría explicar el alza de precios observada en algunos casos concretos. En junio de 1617, entre los bienes del contador Thomás Ferrufino, fallecido ab-intestato, quedaron una negra, Beatriz, de 30 años, y su hijo, un mulatillo, Juan, de 3 años, además de un muleque, Pablo, de 14 años. En el remate de los mismos, el capitán Gonzalo de Caravajal adquirió a la madre y el niño en 440 pesos, y Alonso de Vergara al muleque en 300 pesos. Entre junio de 1617 y febrero de 1618, los tres esclavos fueron adquiridos- operación que no tenemos registrada- por el licenciado Luis Rodríguez de Vergara, presbítero, el cual se los vende a Alonso de León, vecino de Santa Fe, secretario de la gobernación, en 950 pesos. En ocho meses el precio de los tres esclavos se incrementó en 210 pesos, prácticamente el precio promedio de un esclavo para el período[15].

 

 

Precios y salarios

 

Más allá de todas estas consideraciones, para tener una cierta idea del valor de un esclavo debemos conocer algunos de los precios de la época, si bien esto no necesariamente significa que hubiera pagos monetarios en el intercambio comercial cotidiano, acercándose más a una economía natural donde lo que primaba era el trueque[16].

 

A través de los Acuerdos del Cabildo hemos intentado acercarnos al problema. A mediados de 1610, el Ayuntamiento, al fijar aranceles (“precios de las hechuras”) de sastres y zapateros, establece que:

 

atento a la pobreza de los vecinos de esta ciudad y que no alcanza ni plata para poder acudir a la paga de las dichas hechuras por no tener salida de sus frutos y harinas y que convenía que los oficiales [artesanos] les recibiesen para en pago de sus obras los dichos frutos [...] se acordó que los dichos oficiales tengan obligación de recibir a los dichos vecinos y moradores la mitad del precio de las hechuras y obras que hicieren en frutos de la tierra como es: harina, trigo, carneros y sebos, maíz, candelas, pan y vino y tocino, y la otra mitad en plata.

 

En cuanto a los aranceles en sí, “un vestido entero de hombre llano, de paño o rasa” costaba 10 pesos, uno de muchacho (de ocho a diez años) 6 pesos, lo mismo que uno de mujer; la confección de zapatos salía 1 peso, la de botas 2 pesos, y las chinelas de mujer 1 ½ peso, “lo cual se entiende de solas las hechuras dándole cordobán”[17]. Un año después, se fijaron los aranceles de carpinteros (entre otros ejemplos, una silla costaba 3 pesos y una mesa llana 4 pesos) y herreros (un freno salía 3 pesos, una hoz 4 reales, una desjarretadera 3 pesos y unas espuelas llanas 2 reales)[18].

 

En 1611, al subir el precio de la harina “por escasez de la cosecha” se mandó que por 1 peso se den 14 libras de pan cocido, pero poco después se acordó que fueran 16 libras, tal como se había estado haciendo[19]. Un año más tarde la fanega de harina de trigo “encostalada” costaba 5 pesos[20], mientras que la de sal, en 1613, 9 pesos[21].

 

Si bien era común vender el ciento de huevos a 1 peso, “por la falta que hay de gallinas por morirse muchas como es notorio [...] se acordó que tan solamente se dieran veinte y cuatro huevos por un peso y no más[22].

 

El precio del vino “de la tierra” era de 12 pesos la arroba hacia 1617, pero dos años más tarde se había incrementado en 2 pesos, ya que “en la ciudad había falta de vino muy grande[23]. La arroba de vino de Paraguay valía 12 pesos, y la de “miel de cañas”, 10 pesos, mientras que la libra de yerba, 1 real 3 cuartillos[24].

 

Por 1 peso se obtenían 32 velas de sebo “de a tres onzas y media cada una”[25], y se pretendió subir la carretada de ramas de 1 a 1 ½ peso, lo cual fue desestimado[26]. Las “frezadas”, valían 8 pesos cada una y la vara de sayal 6 reales[27].

 

En cuanto al precio del ganado, los novillos de más de tres años costaban 6 reales, y los de menor edad, 4 reales[28], lo mismo que las ovejas[29]. Las “yeguas de vientre de tres años para cuatro, buenas de dar y recibir” a 5 pesos[30]. Los cueros vacunos, en fin, costaban 1 ½ peso[31], y el cuarto de res se vendía a 3 reales[32].

 

Por último, un recibo de dote de 1616 abarca y resume algunas de estas cuestiones: según el mismo, una suerte de tierra[33] en el pago de Monte Grande de 400 varas de frente por una legua de fondo se valuaba en 400 pesos, y 1.000 varas de frente por una legua y media de fondo en el pago de la Magdalena ascendía a 600 pesos[34]; la mitad de una cuadra (70 por 140 varas) en la traza de la ciudad costaba 200 pesos y cuatro tiendas[35] 1.000 pesos; una carreta con dos yuntas de bueyes, 100 pesos; 12 vacas de vientre, 50 pesos; 200 ovejas, 150 pesos; y 40 cerdos, 100 pesos[36].

 

En cuanto a salarios, hemos encontrado algunos ejemplos que pueden ayudar a vislumbrar la cuestión. A principios de 1610 se nombró como letrado asalariado del cabildo al licenciado Diego Pérez de Andrada y se le señalaron 100 pesos por cuatro meses[37]. Años después, se le ha de abonar al abogado del cabildo ante la Real Audiencia de la Plata 150 pesos corrientes “por el salario de este presente año por lo que ha ayudado y ha de ayudar a este Cabildo así en esta ciudad como por lo que en su nombre hubiere de hacer en la dicha Real Audiencia por este presente año de seiscientos y diez y nueve[38]. El portero de la institución ganaba 20 pesos por año, que es “el salario ordinario que se suele dar” (hay varios ejemplos a lo largo de la década)[39]. En cuanto al agrimensor Lázaro Quintero ganaba 4 pesos diarios “por la medida de cada suerte de tierra atento a que es nombrado por el Cabildo[40].

 

Otro de los oficios que está bastante bien documentado es el de maestro de escuela. Alejandro Jamin se ofreció a enseñar a leer, escribir y contar a “los muchachos” cobrando por ello 12 pesos anuales por cada uno y “la dicha paga se le ha de hacer en harinas, cueros y sebos y trigo y ganados que es fruto de la tierra pagado por los tercios del año de cuatro en cuatro meses[41]. El salario de Felipe Arias de Mansilla, a su vez, quedó estipulado, por cada año y por cada muchacho que enseñare a leer, en 6 pesos, y a escribir, en 9 pesos, la mitad en plata y la mitad en frutos de la tierra, pagados “por las personas que asentaren los dichos muchachos[42]. Martín de Angulo, por su parte, ofrece otro tipo de acuerdo: “por el tiempo que anduvieren deletreando [los niños] se le ha de pagar por cada uno a cuatro reales, y en leyendo de leído hasta que pase a escribir, seis reales; y en poniéndolo a escribir, un peso cada mes, y a los que escribieren, leyeren y contaren, diez reales, y en la dicha forma se obligó por tiempo de un año[43].

 

En otro orden, Diego Benito puso

 

demanda a los bienes de Diego Marín Negrón, gobernador que fue de esta provincia, difunto, y a Mateo de Grado como su albacea y tenedor de los bienes, por el servicio de tres años que en su vida le hice de paje y camarero a razón de a ciento y cincuenta pesos por año del tiempo que le serví de paje y doscientos y cincuenta de camarero que todo ello montó seiscientos pesos poco más o menos[44].

 

Para finalizar este apartado, un estudio que se acercaría a la cuestión salarial podría ser el de los “asientos” o “conciertos” de trabajo realizados con indios, encomendados y no encomendados, que provenían de distintas regiones del interior rioplatense. Estos contratos, firmados por lo general con “un indio ladino en lengua española” y con la asistencia del “protector de los naturales”, duraban un año, y obligaban a los contratados a realizar todo tipo de tareas recibiendo por ello distintas cantidades de dinero- generalmente alrededor de 30 pesos- y/o ropa, además de comida y atención en las enfermedades, y en ocasiones instrucción religiosa; hay distintos ejemplos a lo largo de la década[45].

 

En síntesis, si bien el universo de precios y salarios analizado es un tanto acotado, se vislumbra a través del mismo que los esclavos no eran una “mercancía” barata.

 

 

La internación de los esclavos

 

Este tema a sido abordado desde diferentes ángulos: el “recibo de esclavos” (15 casos), el fletamento de carretas y barcas (12 casos), las compraventas de esclavos (7 casos) y obligaciones contraídas (6 casos). Los datos recogidos han sido agrupados en la tabla 4.

 

 

Tabla N° 4: Internación de esclavos en el espacio rioplatense. Destino (1612-1619)

cantidad

día

mes

año

fuente

destino

documento

54

26

6

1612

t. 4, f. 521

Potosí

recibo de esclavos

19

26

6

1612

t. 4, f. 525

Potosí

recibo de esclavos

6

8

2

1613

t. 5, f. 52

Potosí

recibo de esclavos

5

27

6

1613

t. 5, f. 238

Chile

recibo de esclavos

57

8

7

1613

t. 5, f. 221

Potosí

recibo de esclavos

11

17

2

1614

t. 6, f. 55

Chile

recibo de esclavos

 

18

2

1614

t. 6, f. 59

Mendoza

flete de carretas

 

21

2

1614

t. 6, f. 62

Mendoza

flete de carretas

 

20

3

1614

t. 6, f. 106

Santiago del Estero

flete de carretas

 

20

3

1614

t. 6, f. 113

Santiago del Estero

flete de carretas

 

20

3

1614

t. 6, f. 115

Santiago del Estero

flete de carretas

 

11

4

1614

t. 6, f. 131v.

Santiago del Estero

flete de carretas

 

14

4

1614

t. 6, f. 139

Santiago del Estero

flete de carretas

41

25

4

1614

t. 6, f. 171

Potosí

recibo de esclavos

62

2

6

1614

t. 6, f. 266

Potosí

recibo de esclavos

7

24

6

1614

t. 6, f. 322

Chile

obligación

5

8

7

1614

t. 6, f. 376

Potosí

obligación

64

10

7

1614

t. 6, f. 383

Potosí

recibo de esclavos

2

16

7

1614

t. 6, f. 355

Chile

obligación

7

28

7

1614

t. 6, f. 395v.

Chile

obligación

1

23

9

1614

t. 6, f. 401v.

Chile

recibo de esclavos

12

26

9

1614

t. 6, f. 431

Tucumán

recibo de esclavos

 

26

9

1614

t. 6, f. 432

Mendoza

flete de carretas

2

27

9

1614

t. 6, f. 433

Chile

obligación

 

9

3

1615

t. 7, f. 45

Santiago del Estero

flete de carretas

 

17

3

1615

t. 7, f. 74

Santiago del Estero

flete de carretas

 

1

4

1615

t. 7, f. 96

Potosí

flete de carretas

31

2

4

1615

t. 7, f. 131

Tucumán

recibo de esclavos

2

3

4

1615

t. 7, f. 134

Potosí

recibo de esclavos

60

3

4

1615

t. 7, f. 135

Potosí

recibo de esclavos

18

5

7

1615

t. 7, f. 189

Potosí

venta de esclavo

5

6

7

1615

t. 7, f. 169v.

Chile

venta de esclavo

 

13

7

1615

t. 7, f. 202

Santa Fe

flete de barca

2

17

7

1615

t. 7, f. 232

Santa Fe

obligación

3

29

3

1617

t. 8, f. 195

La Plata

venta de esclavo

1

3

5

1617

t. 8, f. 210

La Plata

venta de esclavo

3

12

2

1618

t. 9, f. 34

Santa Fe

venta de esclavo

1

19

3

1618

t. 9, f. 67v.

Esteco

venta de esclavo

3

14

4

1618

t. 9, f. 75

Asunción

venta de esclavo

2

14

11

1619

t. 10, f. 251

Potosí

recibo de esclavos

486

 

 

 

 

 

 

 

Los datos del cuadro precedente están indicando que 25 de los viajes de dirigieron por la Carrera del Norte (Santiago del Estero, Tucumán, Esteco, Potosí, La Plata), 11 por la Carrera de Chile (pasando por Mendoza), y 4 por la Carrera del Litoral (Santa Fe, Asunción).

 

Sin embargo, es la cantidad de esclavos involucrados en dichos viajes de internación donde notamos la diferencia entre los distintos destinos: mientras sólo 8 esclavos salen hacia el litoral, y 40 son llevados a Chile, 438 son destinados al distrito minero potosino. La diferencia es más apreciable todavía si desagregamos los datos que poseemos sobre cantidad de carretas para algunos de esos viajes, cifras que pueden observarse en la tabla 5.

 

 

Tabla N° 5: Fletes de carretas en Buenos Aires para el traslado de esclavos hacia el interior rioplatense, 1614-1615

cantidad

precio

día

mes

año

fuente

destino

por vehículo

total

5

92

460

18

2

1614

t. 6, f. 59

Mendoza

6

90

540

21

2

1614

t. 6, f. 62

Mendoza

13

70

910

20

3

1614

t. 6, f. 106

Santiago del Estero

5

68

340

20

3

1614

t. 6, f. 113

Santiago del Estero

5

68

340

20

3

1614

t. 6, f. 115

Santiago del Estero

5

75

375

11

4

1614

t. 6, f. 131v.

Santiago del Estero

8

75

600

14

4

1614

t. 6, f. 139

Santiago del Estero

6

75

450

9

3

1615

t. 7, f. 45

Santiago del Estero

6

73

438

17

3

1615

t. 7, f. 74

Santiago del Estero

 

Los guarismos indican que 48 de las 59 carretas se dirigen hacia el norte, y si bien no sabemos si todos los vehículos están cargados de esclavos, ya que es posible que también trasladaran otras mercancías, la diferencia de 4 a 1 parecería ser bastante contundente[46].

 

Lo que las fuentes no nos dicen es porqué los convoyes llegan sólo hasta Santiago del Estero, cuando en la década anterior alcanzaban la villa de Madrid de las Juntas (que luego de trasladada pasaría a llamarse Esteco)[47], e incluso llegaban hasta San Salvador[48].

 

Para finalizar este apartado, cabe destacar que de los 15 recibos de esclavos, en 11 de ellos el consignador es el capitán Diego de Vega, internando 416 piezas (del total de las 427 involucradas), de las cuales sólo 16 son enviadas a Chile. Este portugués, natural de la isla de Madeira, se especializaba en complejas operaciones comerciales con el Brasil, conectándolo a través de Buenos Aires con el mercado potosino y el interior rioplatense, lo cual le reportaba cuantiosas ganancias[49]; pero no sólo era un activo participante del tráfico negrero, ya que también poseía tiendas de efectos de Castilla, compraba y vendía propiedades rurales y urbanas, era prestamista, etcétera.

 

En 1610 efectúa una petición ante el Cabildo para ser “recibido como vecino” dado que

 

he tenido de nueve años a esta parte en este pueblo casa poblada y haciendas de mucha importancia como es notorio y hombres que acudían a las malocas [...] y en ocasión que entró el inglés en esta ciudad me hallé en ella con tres hombres a mi costa y muchas municiones y armas que presté para la defensa de esta ciudad [por lo que] pido y suplico me mande recibir por tal vecino asentándome en el libro de Cabildo[50].

 

Petición que le fue acordada. Años más tarde, en 1614, otorga una fianza “en que se obliga a la seguridad de los depósitos que en él se hicieren de negros [...] y para los demás depósitos de otros géneros que de aquí adelante en él se hicieren”, fianza que fue admitida por el cabildo[51], y un año después, ya reelegido como Mayordomo del Hospital, dona 300 cueros a la Institución[52].

 

La llegada de Hernandarias al poder pudo haber significado un escollo casi insalvable en su ascendente, y no demasiado transparente carrera[53]. A principios de 1616, el gobernador declaró nula la reelección de Diego de Vega como Mayordomo del Hospital por parte del Cabildo[54], y meses después va por todo. En efecto, el gobernador resuelve “en cuanto al nombramiento [de apoderado] que se hace a Diego de Vega no ha lugar por enviar preso como le envía al Rey nuestro Señor y su Real Consejo por causas que contra él ha sustanciado en fraude de su Real Hacienda y porque son de tanta consideración le tiene remitido con su persona[55].

 

Cuestión que parece, empero, no haberle afectado demasiado, ya que con la llegada del nuevo gobernador, Diego de Góngora, consigue un poderoso aliado. En 1618 figura en una nómina de vecinos que donaron voluntariamente dinero para realizar refacciones en la Iglesia Mayor[56], y un año después “ratifica y aprueba” la citada escritura de fianza de marzo de 1614 sobre “los depósitos de negros”[57], apareciendo, además, en segundo lugar en una lista de vecinos que son “más convenientes” para ir como apoderados (“Procurador”) de la ciudad ante la Corte, si bien en esta oportunidad no fue elegido[58]. Por último, al menos para esta segunda década del siglo XVII, sabemos que en julio de 1619 hay dos obligaciones a favor del citado capitán, una de las cuales es cancelada- con su firma- en agosto de 1621[59].

 

 

Observaciones finales

 

En 1617 Hernando Arias de Saavedra, “gobernador y capitán general de estas provincias del Río de la Plata” declara que posee una mulata, María, de 5 años, hija de una esclava suya, María, ya difunta; dado que recibe de parte de Domingo Páez una muleca, llamada también María, da la libertad a la citada mulatilla[60]. En abril de dicho año, Francisco Caballero de Bazán, “presbítero, cura y vicario” de la ciudad, compró a María Texeira, mulata, “natural de la isla de la Madera”, de 30 años, en 400 pesos; dicha esclava fue adquirida en almoneda pública de los bienes del ya citado difunto gobernador Diego Marín Negrón por deuda de 7.672 pesos, monto al que lo condenó el Consejo de Indias por dejar de cobrar los derechos de Licencia y Aduanilla de esclavos introducidos a Buenos Aires. Tres meses después, María, “por intercesión de algunas personas principales” le pide al cura su libertad, la cual es tasada en los 400 pesos que había pagado en el remate, dinero que recibe de manos del capitán Rodrigo Núñez de León, “vecino y protector de los naturales de esta ciudad [quien] ha buscado y juntado de limosna la dicha cantidad”. De todos modos, la liberta igual deberá seguir sirviendo al capitán Mateo de Grado, “deudo [y albacea] del gobernador Diego Marín Negrón”, en su casa y en su viaje a las costas del Brasil, aunque no cuando pase a los reinos de España, y si así no lo cumpliese la libertad quedaría revocada[61].

 

El otorgamiento- a todas luces no demasiado convencido y, por cierto, bastante peculiar- de estas exiguas manumisiones, la ausencia de libertades testamentarias[62], la vigencia plena- más allá de que no encontramos evidencias de que se realizaran in situ- de la práctica de carimbar[63], todo ello nos está hablando de la existencia de relaciones esclavistas fuertemente arraigadas, muy alejadas, en tiempo y forma, de las que comenzarán a desarrollarse hacia fines del lapso hispánico y principios de período independiente.

 

Y sin embargo, una pequeña luz en el todavía obscuro e incierto panorama de la situación social de los afrodescendientes del temprano siglo XVII. El capitán Bernardo Díaz declara, en 1615, que hacía 10 años había adquirido una negra, Catalina, “criolla de las islas de Canaria” y que hacía 4 años le había dado la libertad. Durante ese último tiempo tuvo un hijo mulato, Martín, de unos dos años,

 

el cual por la razón dicha nació libre y no sujeto a servidumbre, y para que de ello en todo tiempo conste y se sepa que el dicho mulato Martín no es esclavo [...], otorgo y conozco por esta presente carta que ahorro y liberto al dicho Martín, mulato, de la sujeción y cautiverio que en mi poder haya tenido o podido tener, por razón de le no tener hecha y otorgada carta de ahorría a la dicha Catalina, su madre, por cuanto declaro que al tiempo que nació fue con la dicha libertad, como tengo declarado y así a mayor abundamiento, por haber nacido de la dicha Catalina, y por la voluntad que al dicho Martín, mulato, he tenido y tengo, le doy la dicha libertad[64].

 

En síntesis, Martín, es el primer afroporteño nacido libre -hacia 1613- que tenemos registrado.

 

 

Ingresó: 10 de abril de 2012

Aceptado: 10 de julio de 2012

 

 

 

 

 

 

Anexo: Compraventas de esclavos en la ciudad de Buenos Aires (1612-1619)

 

cantidad

Sexo

edad

precio

día

mes

año

fuente

masculino

femenino

por pieza

total

1

1

 

28

450

450

13

10

1612

t. 4, f. 596

1

1

 

 

300

300

13

10

1612

t. 4, f. 613

1

 

1

20

255

255

17

4

1614

t. 6, f. 215

1

1

 

15

500

500

x

5

1614

t. 6, f. 188

1

1

 

20

320

320

19

6

1614

t. 6, f. 292v.

7

4

3

 

1780

24

6

1614

t. 6, f. 322

5

4

1

 

300

1500

8

7

1614

t. 6, f. 376

2

2

 

16/16

277

554

16

7

1614

t. 6, f. 355

8

4

4

 

ώ

1960

28

7

1614

t. 6, f. 395v.

2

 

 

 

400

800

27

9

1614

t. 6, f. 433

1

1

 

30

280

280

30

10

1614

t. 6, f. 445

3

 

3

 

П

600

15

12

1614

t. 6, f. 461v.

2

1

1

14/14

225

450

2

2

1615

t. 7, f. 25

3

 

3

 

Х

600

2

4

1615

t. 7, f. 126

15

6

9

 

280

4200

11

4

1615

t. 7, f. 104

105

 

 

 

100

10500

2

5

1615

t. 8, f. 216

1

1

 

9

200

200

17

5

1615

t. 7, f. 116

18

 

 

 

5099

5

7

1615

t. 7, f. 189

5

 

 

 

280

1400

6

7

1615

t. 7, f. 169v.

1

1

 

16

255

255

7

1

1616

t. 8, f. 18

7

3

4

 

D

2400

11

12

1616

t. 8, f. 154

3

1

2

 

300/200/200

700

30

1

1617

t. 8, f. 179

15

11

4

 

350

5250

1

3

1617

t. 8, f. 192

1

1

 

24

350

350

4

4

1617

t. 8, f. 201v.

1

 

1

30

400

400

7

4

1617

t. 8, f. 299

8

5

1

 

Ω

2000

30

4

1617

t. 8, f. 204

1

1

 

12

290

290

3

5

1617

t. 8, f. 210

1

 

1

28

400

400

10

5

1617

t. 8, f. 216

1

 

1

20

400

400

4

6

1617

t. 8, f. 246v.

2

1

1

 

δ

440

18

6

1617

t. 8, f. 401v.

1

1

 

14

300

300

18

6

1617

t. 8, f. 402v.

1

1

 

12

300

300

3

7

1617

t. 8, f. 262

1

 

1

30

400

400

13

7

1617

t. 8, f. 299

1

 

1

 

310

310

20

7

1617

t. 8, f. 323

1

 

1

7

200

200

11

9

1617

t. 8, f. 361

1

 

1

15

322

322

12

9

1617

t. 8, f. 366

3

2

1

 

Σ

950

12

2

1618

t. 9, f. 34

1

1

 

 

330

330

13

2

1618

t. 9, f. 40

1

1

 

20

405

405

6

3

1618

t. 9, f. 56

1

1

 

20

370

370

19

3

1618

t. 9, f. 67v.

3

2

1

 

Ξ

864

14

4

1618

t. 9, f. 75

1

 

1

14

340

340

5

7

1618

t. 9, f. 116v.

2

1

1

 

300

600

12

4

1619

t. 10, f. 17

4

2

2

 

400

1600

5

6

1619

t. 10, f. 30v.

1

 

1

16

250

250

27

6

1619

t. 10, f. 79v.

1

1

 

19

400

400

30

6

1619

t. 10, f. 82v.

3

1

1

 

700

19

7

1619

t. 10, f. 112v.

1

1

 

18

400

400

6

8

1619

t. 10, f. 236

2

1

1

 

λ

460

2

12

1619

t. 10, f. 273

253

67

52

 

 

54134

 

 

 

 

precio promedio

 

 

213,97

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Observaciones

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

incluye una "cría" de 3 años, masculino.

 

 

 

 

 

ώ

incluye una "cría" de 3 años, femenina.

 

 

 

 

 

П

incluye una "cría" de 2 años, femenina.

 

 

 

 

 

Х

incluye una "cría" de 4 años.

 

 

 

 

 

 

14 piezas: 295, 50 pesos c/u; 4 piezas: 240, 50 pesos c/u.

 

 

 

D

incluye un matrimonio con tres hijos.

 

 

 

 

 

Ω

se incluyen dos "crías".

 

 

 

 

 

 

δ

madre y mulatillo de 3 años.

 

 

 

 

 

 

Σ

incluye un mulatillo de 4 años.

 

 

 

 

 

 

Ξ

matrimonio con un negrillo de 4 años.

 

 

 

 

 

matrimonio con una "cría" de año y medio.

 

 

 

 

 

λ

madre negra de 15 años y su hijo, mulatillo, de 3 años.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fuente: AGN, Escribanías Antiguas (1584-1756), Protocolos,

 

 

 

 

IX-48-1-4, Legajo 3926, tomo 4: 1611-1612.

 

 

 

 

 

IX-48-1-5, Legajo 3927, tomo 5: 1612-1613.

 

 

 

 

 

IX-48-1-6, Legajo 3928, tomo 6: 1614.

 

 

 

 

 

 

IX-48-1-7, Legajo 3929, tomo 7: 1615.

 

 

 

 

 

 

IX-48-2-1, Legajo 3930, tomo 8: 1616-1618.

 

 

 

 

 

IX-48-2-2, Legajo 3931, tomo 9: 1618-1637-1700.

 

 

 

 

 

IX-48-2-3, Legajo 3932, tomo 10: 1619-1621.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Modalidades del comercio de esclavos en Buenos durante el período 1610-1619

 

 

Resumen

 

Se intenta un avance del abordaje de la temprana trata de esclavos en el puerto de Buenos Aires en el siglo XVII que permite visualizar las características de origen, valor y precio en la temprana configuración de la trata. A su redistribución, traslado al interior del territorio y destino acompañan el desarrollo de conflictos de poder e intereses centrados en el comercio de esclavos.

 

Palabras clave: Trata; precios; internación; destinos; poder

 

Miguel Á. Rosal

 

 

Modalities of the Slave Trade Buenos Aires between 1610-1619

 

Abstract

 

This is an attempt to approach the early slave trade in the port of Buenos Aires in the seventeenth century, that allows us to analyze the characteristics of the  origin, value and price in the early slave trade. Its redistribution, inland  transfer and destination is accompanied by the development of interest and power conflicts focused on the slave trade.

 

Key-words: Trata; prices; distribution; destination; power.

 

Miguel Á. Rosal

 

 



* Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas-Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr. Emilio Ravignani”, UBA.

[1] Este trabajo es una suerte de continuación del que hicimos sobre la primera década del siglo XVII, y que se titula “El comercio de esclavos en la ciudad de Buenos Aires a principios del siglo XVII”, (artículo aceptado para ser publicado en el Anuario del Centro de Estudios Históricos “Prof. Carlos S. A. Segreti”, Córdoba). En él se describe con más precisión las características de esta inapreciable documentación. En los documentos transcriptos se ha modernizado la ortografía.

[2] Archivo General de