DOMESTICACIÓN: MOLDEANDO LA NATURALEZA
Bibiana Vilá y Hugo Yacobaccio,
Eudeba,
Buenos Aires, 2013, 103 páginas.
Este libro, profuso en ilustraciones, mapas y diagramas, producto del equipo interdisciplinario de Bibiana Vilá (CONICET) mereció en setiembre de 2014 un premio del Programa Premios Nacionales (producción 2011-2013, área Antropología) del Ministerio de Cultura de Argentina.
Yendo al título, el sustantivo castellano “domesticación” deriva del adjetivo latino domesticus con el significado de personal, particular, privado de la familia. En nuestra lengua pasó a tener el sentido de “manso”, ofreciendo un opuesto que es “salvaje”. Como verbo se entiende por domesticar, a acciones tales como amansar, domar, amaestrar.
El libro que comento toma a la domesticación en sentido muy amplio, sobreponiéndose por momentos a la acepción de “selección” de las especies. Es decir que cunde en la obra una visión evolucionista con muy diferentes escalas de tiempo. Algunas, por ser breves y acotadas en el espacio son absolutamente antrópicas-culturales.
Existe en la base misma de la obra, una contradicción epistemológica del momento que la concepción de naturaleza (palabra que surge del propio título) es cultural y ligada al sustrato filosófico greco-latino.
Hechas estas salvedades, la obra de Vilá y Yacobaccio, dirigida a un público estudiantil (Colección Ciencia Joven de EUDEBA) que requiere de soluciones rápidas a enigmas candentes, se vuelca a dirimir cuestiones relacionadas con un puñado de especies de todo el mundo, sean animales o vegetales. Dentro de los animales aborda cuestiones del “amansamiento” de mamíferos de alta visibilidad en todo el orbe.
Dentro de las plantas se refiere con insistencia a las que enriquecerán la dieta humana, quedando marcada América como un continente que brindó las “domesticaciones” más fundamentales para el hombre.
Se percibe un especial interés por dilucidar la historia evolutiva de las dos principales acompañantes del hombre: el perro y el gato. A éstos se les dedica bastante espacio y bibliografía. Tal énfasis desdibuja las finalidades del libro. Dado que las fuentes mayoritariamente son páginas de internet de fácil acceso, uno se pregunta si no habría sido mejor profundizar en especies más raras o cuestionadas.
De todos modos subyace en las explicaciones que el fenómeno “mascota” o del pet (en inglés implicando la palabra el sentido de animal domesticado y mimado) está en la base de todos los acercamientos del hombre primitivo a determinadas especies: se trae una cría joven o huérfana al ámbito del hogar, se la alimenta, se suscita un comensalismo y una dependencia que al fin redundarán en una domesticación.
Hay selecciones de especies encaradas por el hombre con brío y persistencia y que redundan en la multiplicación de insectos útiles (la abeja, el gusano de seda) que merecerían otro tomo como el que se está comentando. Fueron fundamentales al hombre y marcaron regiones, tiñeron el ethos de etnias enteras con su explotación. Animales como las aves y los peces también suministran ejemplos, muchos más que los que acá se presentan.
El oportunismo del hombre, de todas las épocas y regiones respecto a la flora y fauna de su entorno, su pragmatismo y sus exacerbadas condiciones de observación permitieron que variadas domesticaciones se concreten, con diferentes medidas de tiempo pero domesticaciones al fin. Luego cuenta el capítulo de los contactos, -de los intercambios de las selecciones entre los continentes y regiones-, a tal punto que los arranques de los procesos hoy aparezcan inciertos: es el caso de la importante calabaza botelliforme por ejemplo.
Los elementos vegetales dando servicios como estimulantes, alucinógenos, tintóreos, condimenticios, también sufrieron una importante selección humana y al momento, no solo están esfumados sus centros de origen sino que también migraron, se reinstalaron, fueron objetos de modas, de euforias y de olvidos.
En el proceso de amansamiento, mucho cuenta la psicología animal (más difícil es hablar al respecto, de las plantas). Hay géneros y especies que son más propensas al acercamiento doméstico y allí coadyuvan hombre y bestia, en lograr un producto final que ya no sea el animal del que se partió, formándose algo nuevo que en la nomenclatura latina ocupara un lugar: Canisfamiliaris, por ejemplo por hablar del perro.
El voluntarismo del espécimen salvaje por incorporarse al entorno del hombre está patentizado (literaria y ficcionalmente) en El Principito de Saint Exupery (1946) cuando en el cap.XXI el personaje se enfrenta a un zorro que lo quiere tentar a que lo domestique (apprivoiseren francés). Crear lazos es la definición que le da el zorro al hombre; la bestia quiere crear lazos por la conveniencia que implica no tener que huir constantemente de embates con armas, de redadas y trampas.
He aquí el nudo de la cuestión: el “moldeamiento” que interesa a los autores, sea voluntario y buscado, sea imperceptible, gradual, como un goteo que cubre siglos y siglos y que puede terminar en la generación de “razas” (variedades) como en el maíz.
Para la provincia de Salta, es un libro evocativo, pues recuerda al público en general que entre todos los esfuerzos andinos por conservar al “Perro Pila”, los salteños juegan un importante rol.
La bibliografía de la obra está agrupada de un modo inusual: se agrupan los trabajos decisivos de tres grupos de investigación cada uno por aparte: los de D.K.Belyaev, los de A. Miklósi y los de E. Ostrander, todos aparecidos -acompañados de muchas más firmas-, en revistas de circulación absolutamente internacional, de 1980 en adelante. Luego viene una bibliografía general en la que no faltan los clásicos argentinos como Lorenzo Parodi (1966).
De modo que “Domesticación: moldeando la naturaleza” se vuelve un disparador de más investigaciones, ramificadas en el espectro de los dos grandes reinos en los que se mueve el hombre: el animal y el vegetal.
Alicia A. Fernández Distel
Licenciada
y Doctora en Ciencias Antropológicas por la UBA