ACCIÓN COLECTIVA Y PARTICIPACIÓN
POLÍTICA DE LOS JÓVENES EN EL NOROESTE ARGENTINO. EL CASO DE LOS “CHANGOS
PIQUETEROS DE LA UTD DE GRAL. MOSCONI.
Juan Wahren[1]
Introducción
En este trabajo nos proponemos analizar las
acciones colectivas que realizan jóvenes del noroeste argentino en el marco de
un proceso de socialización dentro de un movimiento social como el de los
trabajadores desocupados de Gral. Mosconi, en la Provincia de Salta. Nos
interrogamos acerca de las identidades que construyen estos jóvenes al
integrarse a una organización social que combina las acciones colectivas de
protesta y el trabajo comunitario y productivo, a la vez que indagaremos acerca
de los niveles de participación de los jóvenes en dicha organización.
Abordaremos estas problemáticas a la luz del caso de los jóvenes integrantes de
la Unión de Trabajadores Desocupados de Mosconi (UTD): los “changos
piqueteros”, jóvenes de la localidad de Gral. Mosconi que se encontraban
excluidos socialmente.
En primer lugar, realizaremos una breve
contextualización sobre los cambios estructurales generados durante la década
del ’90 con la aplicación de políticas neoliberales que impactaron fuertemente
en la región estudiada.
Luego, en el segundo apartado realizamos un
breve recorrido por las distintas concepciones y estudios sobre los jóvenes en
las sociedades contemporáneas con la idea de poder analizar el caso planteado
y, así, aportar a una mayor comprensión sobre la participación social y
política de los jóvenes de los sectores populares, en este caso a través de las
organizaciones de trabajadores desocupados.
En el tercer y cuarto apartado presentamos el
caso de investigación, abordado en el marco de los procesos de acción
colectiva, la configuración de proyectos comunitarios y productivos autogestionados
y la participación y reconfiguración identitaria de los jóvenes en su proceso
de socialización hacia el interior de la UTD.
Por último realizamos unas reflexiones finales
que, a la vez que abren nuevos interrogantes, permiten comprender que el proceso
organizativo de los jóvenes que participan en la UTD implica una forma de
participación política más allá de la lógica institucional que logra encauzar a
los jóvenes en un proceso de reafiliación social que canaliza y potencia su
rebeldía al mismo tiempo que reconstruye lazos de solidaridad e identidades
sociales ligadas a las esferas de la producción autogestiva y lo comunitario.
En términos metodológicos adoptamos un enfoque
cualitativo, basado principalmente en el uso entrevistas en profundidad, realizadas
en el marco de nuestra investigación, así como también utilizamos entrevistas
de otros investigadores[2] y
documentos y relatos de los propios actores publicados en libros[3].
1- Transformaciones estructurales en la provincia
de Salta
Durante la década
del ’90 se produjeron en la Argentina una serie de cambios socioeconómicos
estructurales que redefinieron gran parte del escenario en el cual surge y se desarrolla la UTD en la provincia
de Salta.
Con la aplicación
de políticas neoliberales a escala nacional y regional, comenzó un proceso de
privatizaciones de las empresas estatales que eran pilares del modelo anterior
y fuente de trabajo directo e indirecto para miles de personas que veían
asegurada su reproducción material (y simbólica) de la vida. Además, algunas de
estas empresas generaban -en ciertas zonas del país- economías de enclave local
donde tambien estas empresas actuaban como agente ordenador del territorio y de
las relaciones sociales de estas localidades, tal como fue el caso de Yacimientos
Petrolíferos Fiscales (YPF) en distintas localidades de la Argentina. La
privatización de YPF desarticuló ese entramado económico, político, social y
cultural que la empresa había desplegado en esos territorios durante gran parte
del siglo XX, particularmente en Gral. Mosconi y Tartagal, generando un
complejo proceso de “desafiliación social”[4]
y dislocando de las identidades de los trabajadores “ypefeanos” y sus familias
que veían desmoronarse sus “mundos de vida” y cierta previsibilidad laboral y
social, generando profundos cambios en el horizonte de expectativas colectivas
de esas poblaciones, particularmente entre los jóvenes, para quienes la
posibilidad de trabajar y formarse dentro de YPF quedaba obturada.
Estas
privatizaciones, junto con otros factores[5],
fomentaron el crecimiento del desempleo a nivel nacional que creció hasta
índices hasta ese entonces inéditos en la historia argentina (18% en el año
1995), devastando social y económicamente a las zonas que dependían casi
exclusivamente del trabajo generado por estas empresas. Las indemnizaciones de los retiros voluntarios fueron
invertidas en proyectos cuentapropistas o cooperativas que al cabo de poco
tiempo fracasaron, dejando a estos ex trabajadores sin capital y sin trabajo.
Por otra parte, en términos políticos, desde el
retorno de la democracia a comienzos de la década del ochenta, la hegemonía
peronista en Salta se vio cristalizada en los sucesivos gobiernos de la familia
Romero ligada al Partido Justicialista[6]. A
partir del año 2007, y hasta la fecha de publicación de este trabajo, el
gobernador es Juan Manuel Urtubey, también del peronista del Frente Para la
Victoria aunque opuesto a Juan Carlos Romero quien sigue detentando el
liderazgo del Partido Justicialista en Salta. De esta manera, la política
institucional provincial se encuentra hegemonizada por las diferentes
“corrientes internas” del peronismo salteño. En este marco, la participación
electoral para las elecciones provinciales -por fuera de las estructuras del
peronismo provincial- no aparece como un horizonte posible para las diversas
organizaciones sociales salteñas en general ni para la UTD en particular.[7] En la
UTD una mayoría de los jóvenes y referentes entrevistados remarcan en sus
relatos una actitud refractaria a la participación política
institucional-electoral, principalmente su referente más conocido; José
“Pepino” Fernández.
En este sentido
cabe destacar que "los niveles de
abstención electoral y de votos en blanco se han ido acrecentando desde el año
1991, especialmente en las ciudades de Gral. Mosconi y Tartagal"[8]. Si bien, en los últimos años se ha
dado un relativo proceso de reconfiguración institucional a nivel nacional,
donde los partidos políticos y el Estado han recobrado protagonismo[9],
en la UTD se mantienen -en tensión con posturas más “institucionalistas” que
abogan por una participación electoral de la organización[10]-
miradas que plantean que el foco de la UTD deben seguir siendo sus proyectos
productivos y comunitarios autogestionados y las acciones colectivas de protesta
disruptivas, principalmente los cortes de ruta y los cortes de acceso a las
grandes empresas de la región, es decir un proyecto de autonomía sostenido en
prácticas territoriales productivas y comunitarias autogestivas.
2- La construcción del concepto de juventud y la
participación política de los jóvenes.
En las últimas
décadas asistimos a una (re)construcción de las formas de participación y los
modos de ser joven. Según algunos autores, la juventud es un sector social que
se resiste a ser conceptualizado y que ha dejado de tener una definición
estática y unívoca[11].
Estas posturas
presentan cuestionamientos al concepto clásico de juventud, poniendo el acento
en aquellos aspectos psicosociales y culturales, más allá de los puramente
demográficos o biológicos[12].
Así, las juventudes comenzaron a ser definidas, más que por condiciones
naturales, como construcciones sociales apoyadas en significaciones complejas
afectadas por las condiciones históricas, psicobiológicas, la situación
socioeconómica, las relaciones de género, las pautas culturales, etc.
Son tres procesos los que
otorgan una mayor visibilidad a los jóvenes en la última mitad del siglo XX: la
reorganización económica, como resultado del aceleramiento industrial,
científico y técnico, que implicó ajustes en la organización productiva de la
sociedad; la oferta y el consumo cultural, y el discurso jurídico.[13]
De este modo la
referencia de la edad para definir a la juventud pierde centralidad. Aunque
siga siendo una de las variables explicativas en relación con otras ligadas a
pautas culturales, económicas y/o de participación política.
Como expresan
Margulis y Urresti, “no existe una única
juventud”, ya que este concepto alude a una compleja trama de
situaciones sociales, actores y escenarios.
Juventud es un significante
complejo que contiene en su intimidad las múltiples modalidades que llevan a
procesar socialmente la condición de edad, tomando en cuenta la diferenciación
social, la inserción en la familia y otras instituciones, el género, el barrio
o la micro cultura grupal[14].
Es decir, que si
bien designa una etapa de la vida que se caracteriza por la transición de la
niñez, pubertad o adolescencia a la plena adquisición de las responsabilidades
adultas, la juventud se construye (y reconstruye) alrededor de un territorio,
país o región, componiéndose de distintos sectores y grupos con un alto grado
de heterogeneidad. De la misma manera, la experiencia subjetiva del joven, y de
su paso a la vida adulta, corresponde a un contexto social y cultural diferenciado
y desigual en diversas formas[15].
La juventud, así,
se constituye como experiencia histórica, esto es, “como un modo
de situarse en la facticidad concreta del mundo de la vida”[16].
Por
otro lado, y siguiendo a Bourdieu[17],
el proceso de delimitación de las edades sociales (infancia, juventud, adultez
y vejez) remite a un problema de intereses y de poder, en cuanto su misma
taxonomía despliega un proceso de subordinación, discriminación y exclusión,
donde lo que está en juego es la trasmisión de poder y de privilegios entre las
generaciones. La juventud, como la adultez, no está dada, sino que se afirma
socialmente en la disputa entre jóvenes y adultos por definir las propias
identidades. “Las clasificaciones por edad vienen a ser
siempre una forma de imponer límites, de producir un orden en el cual cada
quien debe mantenerse, donde cada quien debe ocupar su lugar”[18].
Hollingshead en la década de los ’40 definía a la juventud como un período de
la vida de una persona en que la sociedad en la que vive no la considera como
un niño, pero tampoco le otorga el status, los roles y las funciones del adulto[19].
Así, la juventud era definida como una etapa preparatoria en la cual el joven
se encuentra en un período de mora con suspensión de la plenitud de las capacidades
de participación.
Estos tipos de
enfoques han recibido diversas críticas por concebir la juventud desde el punto
de vista adulto, como un proceso de progresivo escalonamiento que puede
conllevar el “peligro de degenerar en una apología del
adulto, y el error de concebir al joven como incompleto”[20].
Del mismo modo, algunos autores señalan que ese período de “moratoria”, de
permisividad entre la madurez biológica y la madurez social[21],
no se ofrece de igual manera a todos los jóvenes, sino que puede variar según
su pertenencia a diferentes sectores sociales, género, etc.
En este trabajo, comprendemos a la juventud en
el marco de la
relación entre este actor y la acción colectiva y su participación política en
continuidad con los trabajos[22]
que analizan
la importancia que ha
tenido la participación de los jóvenes en espacios organizativos, fuertemente
atravesados por la búsqueda de alternativas que les permitan no sólo dar
expresión a sus demandas políticas, sino satisfacer sus necesidades materiales
básicas, a partir de una situación de fuerte precarización y/o exclusión
laboral[23],
Así como también aquellos trabajos que
profundizan en torno al impacto subjetivo que producen estas prácticas en los
jóvenes que participan de estos movimientos sociales[24].
Situamos entonces
nuestro análisis en los jóvenes de los sectores populares ligados a una
participación política extra-institucional. Estos jóvenes aparecen generalmente
invisibilizados en muchos trabajos académicos o en el marco de las políticas
públicas, al ser caracterizados como “pobres” o “piqueteros” perdiendo así
parte de su identidad como jóvenes. En este sentido tomamos en cuenta la
advertencia que nos plantea Urresti al afirmar que
la forma de invisibilidad
radical es la que corresponde a los movimientos de desocupados y territoriales
de los barrios de sectores populares. En estos casos se trata de una verdadera
invisibilización en la medida que sus integrantes, en su abrumadora mayoría
jóvenes, nunca son percibidos como tales y sí como pobres, marginales,
indigentes, lo que los alude con otros atributos que sin dudas también poseen,
pero les escamotea su condición de pertenencia a una generación que comparte
anhelos y esperanzas relativamente comunes que quedan de costado cuando se los
menciona de este modo. Algo similar ocurre cuando se los nomina por el método
de su reclamo -por ejemplo, como piqueteros- o por sus logros en el reparto de
bienes, en el caso de que aparezcan de un plan del gobierno. Estas formas de
nominación invisibilizan la condición juvenil que sólo queda en “positivo”
cuando menciona a otras clases sociales[25].
Así, la
definición de juventud que tomamos para este trabajo se liga a la noción de
participación política de los jóvenes en torno a experiencias militantes en
organizaciones sociales ligadas a procesos de territorialización y construcción
de autonomía (Vázquez y Vommaro[26]).
En relación a la participación política de los jóvenes de los sectores
populares, entendemos a la noción de política en sentido amplio, ligada a las
conceptualizaciones de los movimientos sociales que permiten reflexionar a la
política como una actividad que puede trascender las fronteras de la
participación política institucional y/o electoral. Es decir, en términos de
Ranciére[27],
diferenciando la política que irrumpe de forma disruptiva de la política ligada
a lógica institucional hegemónica, es decir, una política que otorga voces y
visibilidad a quienes no eran escuchados ni vistos en la esfera de lo
político-institucional.
Así, sostenemos que
un movimiento social empieza a configurarse
cuando la acción colectiva empieza a desbordar los lugares estables de la
política, tanto en el seno de la sociedad civil como en el del estado, y se
mueve a través de la sociedad buscando solidaridades y aliados en torno a un cuestionamiento
sobre los criterios y formas de distribución de la riqueza social o de los
propios principios organizativos de la sociedad, el estado y el gobierno[28].
En este sentido, los movimientos
sociales generan una politización de lo cotidiano, a partir de prácticas
disruptivas que se enmarca en canales extra institucionales de participación y
acción, en espacios que construyen nuevos procesos de subjetivación política[29]. Así,
creemos que los movimientos sociales expanden la idea de “lo político” hacia ámbitos
extrainstitucionales y no pueden clasificarse como procesos “prepolíticos” o meramente
“antagónicos”[30],
sino que habilitan formas políticas e identitarias que subvierten, al menos
temporalmente, el orden hegemónico. Tal como plantea
Merklen[31],
la noción de “ciudadanía” no basta para contener los procesos de politización
de vastos sectores sociales durante el neoliberalismo y los jóvenes de los
sectores populares no son una excepción a esta ampliación de las fronteras de
la participación en la vida pública que va más allá de la esfera institucional.
Por ello, incorporamos al análisis “aquellas otras formas de
participación ligadas con la acción colectiva no institucional, ya sea en
acciones de protesta o en movimientos sociales, susceptibles de generar marcos
experiencias y subjetividades comunes”[32].
En este sentido, es necesario observar en las acciones de los jóvenes ciertos
rasgos de “politicidad” que siguiendo a diversos autores de las teorías de la
acción colectiva y los movimientos sociales pueden resumirse en
la organización colectiva,
la visibilidad pública (ya sea de un sujeto, de una acción o de una demanda);
el reconocimiento de un antagonista a partir de la cual la organización
adquiere potencial político; la formulación de una demanda o reclamo que, por
lo dicho, adquiere carácter público[33].
Es, entonces, a
partir de esta definición de participación política en un sentido amplio, que
analizamos las prácticas políticas de los “changos piqueteros” de la UTD de
Gral. Mosconi.
Con respecto a estos debates, García Canclini
plantea que los jóvenes, y particularmente los de sectores populares de los
países periféricos, en las sociedades actuales se enfrentan con “un paisaje
desencantado” en el cual las opciones son casi
exclusivamente trabajo precario y exclusión. Si el liberalismo proponía modernización
para todos, el neoliberalismo promueve una “modernización
selectiva”[34],
y en este modelo, los jóvenes de los sectores populares, entre otros sectores
sociales, son excluidos. Es decir, más que a convertirse en
“trabajadores satisfechos y seguros, se convoca a los jóvenes a ser
subcontratados, empleados temporales, buscadores de oportunidades eventuales”[35].
Si la sociedad bajo el orden hegemónico excluye a los jóvenes en sus
perspectivas de socialización a futuro no sólo les está diciendo a estos
jóvenes que “hay poco lugar para ellos. Se
está respondiendo a sí misma que tiene baja capacidad, por decir así, de
rejuvenecerse, de escuchar a los que podrían cambiarla.”[36]
Simultáneamente, en diversos países de América
Latina emergieron múltiples movimientos y organizaciones sociales donde los
jóvenes aparecen como un actor relevante -aunque también muchas veces
invisibilizado- de las acciones colectivas. Así, en nuestro continente los
jóvenes
son protagonistas importantes,
no siempre visibles, en la búsqueda y realización de estrategias cotidianas
para sortear las crisis, doblegar el destino y sugerir posibilidades de futuro;
aunque a veces estas estrategias no se inscriban en las lógicas del pacto de
civilidad aprobadas por la modernidad.[37]
En este sentido,
nos interesa abordar y reflexionar acerca de cuáles son las respuestas
colectivas de los jóvenes que participan en la UTD frente a estas opciones que
reservan para los jóvenes un futuro que aparece como difuso, indeterminado,
etéreo, volátil.
En este caso los
procesos de territorialización que son practicados por la UTD habilitan estas
lógicas de participación política que encuentran en su anclaje territorial un
espacio reforzador de sus propias identidades como jóvenes y como piqueteros
simultáneamente a la de trabajadores autogestionados. En este sentido, como
veremos en el próximo apartado, se entremezclan procesos de autonomía (en
términos de participación política directa), autogestión (en torno a proyectos
productivos y comunitarios) y acción directa (en cortes de ruta y accesos a
empresas) que constituyen las formas nodales de la participación política de
los “changos piqueteros” de la UTD. De esas voces subalternas y de esas
experiencias de construcción de alternativas de socialización para los jóvenes
excluidos es que intenta dar cuenta este trabajo.
3- Las acciones colectivas de protesta y los proyectos autogestionados
de la UTD.
Los jóvenes que se incorporan en la UTD participan en
distintas actividades de la organización. Por un lado, son parte de las
acciones colectivas de protesta, como por ejemplo cortes de ruta, cortes de
acceso a las empresas de hidrocarburos o graffitis en el espacio público. Por
otro lado, se integran a diferentes proyectos autogestivos (productivos y
comunitarios) y participan en la administración de las cooperativas, los
recursos y los planes sociales que gestiona la UTD.
Las
acciones colectivas de protesta que realiza la UTD son básicamente las del
“repertorio de acciones”[38] del
denominado “movimiento piquetero” del cual son una de las expresiones
organizativas fundacionales.[39]El
corte de ruta aparece como el tipo de acción de protesta privilegiado por la
UTD junto con el corte de acceso a las
empresas de la zona, principalmente aquellas ligadas a la explotación de los
hidrocarburos. Como veremos más adelante, estas acciones directas interpelan y
convocan a gran parte de la juventud de la región que encuentra estas acciones
como una forma de canalizar sus demandas y cierta rebeldía juvenil;
principalmente por el carácter confrontativo que adquieren este tipo de acción
directa frente a las fuerzas de seguridad.
Por
su parte, esta modalidad de corte de acceso a las empresas aparece como una
forma de acción radicalmente disruptiva ya que interrumpe directamente la
producción y/o circulación de mercancías de las grandes empresas de la región.
La UTD también realiza -aunque en menor medida- movilizaciones por el centro de
la ciudad o frente a la Municipalidad.
Las
demandas en cada acción de protesta varían de acuerdo a la coyuntura pero
mayormente se refieren al reclamo de puestos de trabajo, proyectos de
desarrollo local e infraestructura para la zona, planes sociales, maquinarias e
insumos para los proyectos productivos y comunitarios, pero también pueden
incluir reclamos salariales y de presupuesto para la salud, la educación y
otras demandas generales de distintos habitantes de Gral. Mosconi. En los
últimos años, los integrantes de la UTD han incorporado demandas territoriales
y en defensa del medio ambiente (contra los desmontes, las inundaciones, el
avance de la frontera agropecuaria de la mano de la soja transgénica,
contaminación de la industria hidrocarburífera) así como la disputa por la
gestión de tierras y zonas forestales para proyectos autogestionados de la
propia UTD.
También
hemos registrado en diferentes puntos de la localidad una diversidad de
pintadas y graffitis alusivos a estas demandas, así como la consigna “que
vuelva YPF” o “YPF Vuelve”.
Por otra parte, la UTD despliega en el territorio una
serie de proyectos autogestionados que abarcan trabajos comunitarios para la
localidad (arreglo y limpieza de plazas, construcción de centros de salud y
aulas en escuelas, cooperativa de viviendas, etc.), proyectos productivos (herrería,
aserraderos, ladrilleras, huertas, talleres textiles, entre otros) y proyectos
culturales y educativos (una Universidad Popular, talleres de cine y
periodismo, construcción y gestión de una escuela rural, etc.).
Estos proyectos comenzaron a partir del año 2000, con
la reorganización de la UTD a partir de gestionar sus propios planes sociales.
Hasta entonces la organización obtenía planes sociales y subsidios para
realizar, mayormente, labores de limpieza y mantenimiento de plazas, calles y
aceras, bajo supervisión de la propia Municipalidad. En este sentido, la UTD
era un espacio donde los desocupados, jóvenes y adultos, al participar en las
acciones colectivas de protesta obtenían algún tipo de plan social para
desempleados; pero las “contraprestaciones” que debían realizar se encontraban
gestionadas por el Estado a nivel local o provincial, siendo estas tareas muy
poco calificadas y de relativo valor para el conjunto de la comunidad. Con el
crecimiento de la organización y el aprendizaje desde la propia práctica de
algunos de sus referentes, comenzaron a
poner en práctica ideas innovadoras en torno a la gestión de los subsidios y
planes obtenidos a través de los cortes de ruta: volcar esos recursos hacia
proyectos comunitarios de impacto directo en la comunidad y/o resignificar esos
subsidios en la base de proyectos productivos que con el tiempo puedan
transformarse en autogestivos y autónomos de la asistencia estatal u otros
agentes externos al propio emprendimiento[40].
Con la incorporación de los cortes de acceso a las
grandes empresas de la región se complementaron los planes y subsidios
estatales con materiales, insumos y herramientas de trabajo que permitían
completar el nuevo esquema de trabajo propuesto. Esto favoreció ampliamente el
crecimiento cuantitativo y cualitativo de la UTD, incorporando para ese
entonces masivamente a trabajadores desocupados de distintas trayectorias
laborales (no sólo ex-ypefeanos como en los primeros años) y, sobre todo a
muchos jóvenes con escasa o nula experiencia laboral previa que no encontraban
otras alternativas de trabajo en el marco de la creciente crisis política y
económica del país de fines del siglo XX[41].
Como veremos, en estos nuevos proyectos
autogestionados, el rol de los jóvenes incorporándose a espacios comunitarios,
productivos y/o de formación laboral fue vital para el crecimiento de esta
faceta de la organización, así como en la estructura administrativa que se fue
forjando con el crecimiento y ampliación de los proyectos autogestionados.
Nosotros
nunca hemos estado de acuerdo con los planes trabajar pero finalmente sí los
aceptamos y, a la vez, los hemos ido reconvirtiendo en el sentido de hacerlos
productivos… pero eso ha sido por idea de nosotros nomás, porque mayormente los
planes cuando han empezado acá eran para limpiar las acequias para barrer las
calles… así eran los proyectos… y nosotros no, nosotros cuando nos han dado los
primeros planes, me acuerdo en enero del 2000, lo primero que atacamos fueron
las escuelas, empezamos a refaccionar, hacía 15 años que no se refaccionaban
las escuelas primarias…fuimos refaccionando eso… luego de a poco empezamos con
otros proyectos como ladrilleras, las huertas, el taller de herrería y
soldadura, y muchos otros. Y bueno así los fuimos haciendo productivos, porque
esto ahora queda para siempre.[42]
Este despliegue de proyectos marca y reconfigura un territorio que
había sido “abandonado” por la empresa estatal YPF a partir de su privatización
y que hoy aparece en disputa por sus tierras y recursos naturales con una
diversidad de empresas petroleras, madereras y sojeras; en el marco de un
proceso de activa intervención desregulatoria del Estado[43].
Entre los principales proyectos comunitarios se
encuentran aquellos ligados a lo que podríamos denominar “obra pública en
pequeña escala” y/o tareas de las que habitualmente se suele encargar el
gobierno municipal. Una de estas tareas realizadas por la UTD ha sido la
limpieza de espacios públicos como calles, plazas, desmalezamiento de terrenos,
construcción de paradas de ómnibus, construcción y/o refacción de edificios de
la comunidad: escuelas, hospitales, centros de salud, centros comunitarios,
salones de usos múltiples en los barrios, etc. También la UTD ha realizado
refacciones de casas y lo que ellos llaman “erradicación de ranchos”, que
consiste en la suplantación de casas precarias de chapa y madera por casas de
ladrillo y cemento.
Podemos afirmar que la radicalidad de estos
emprendimientos se encuentra en que la UTD toma a su cargo ese tipo de trabajos
que la municipalidad o el gobierno provincial no realizan, o lo hacen de manera
deficiente. Al mismo tiempo, con estos proyectos la UTD ha generado una
nominación simbólica, en el marco de esta disputa territorial, en cada uno de
estos emprendimientos que llevan la “marca” del logo de la UTD (el cual, por
cierto, tiene la misma tipografía que el de la vieja YPF estatal). Así,
escuelas, hospitales, centros de salud, paradas de ómnibus, centros vecinales,
y cientos de edificios y espacios públicos portan el logo de la UTD,
explicitando esta disputa territorial y simbólica por la apropiación de los
espacios urbanos y rurales, es decir, por el territorio socialmente construido.
Por otro lado, además de los proyectos
comunitarios de “infraestructura”, existen diferentes proyectos ligados a la
salud y la educación y la cultura. Desde el aspecto sanitario, la UTD ha
realizado cursos para promotores de salud comunitarios, que luego han
colaborado en las campañas sanitarias de los centros de salud barriales y del
hospital de Mosconi. Muchos de los participantes de estos talleres obtuvieron
puestos de trabajo dentro del hospital público de la ciudad. Desde el aspecto
educativo y cultural resulta importante destacar el proyecto de la Universidad
Popular de Mosconi donde participan cientos de jóvenes que se capacitan en
distintas carreras técnicas y terciarias.
En torno a los proyectos
productivos puede destacarse el aserradero para el cual los integrantes de la UTD se
trasladan hacia la zona del chaco salteño para recuperar y procesar la leña
producida por el desmonte de las empresas sojeras. De este modo, el aserradero
produce “listones” de madera de quebracho, algarrobo, lapacho, etc. que luego
son vendidos en el mercado. Una parte de esos listones son utilizados en el
Taller de Carpintería de la UTD. La mayoría de los integrantes del
emprendimiento son jóvenes sin trayectoria laboral previa.
Otro proyecto productivo nodal en la UTD es el Taller
Metalúrgico, cuya función principal ha sido la
formación laboral en el oficio de soldadores y herreros de los jóvenes
integrantes de la UTD. Muchos de ellos luego obtienen, en el marco de las
acciones colectivas de la UTD, puestos de trabajo en las empresas petroleras
multinacionales. Esta capacitación en soldadura y herrería les permite a estos
jóvenes obtener puestos de trabajo con mayores calificaciones profesionales y,
por lo tanto, con una mayor remuneración salarial. Este es un ejemplo más de
cómo la UTD ha logrado combinar las acciones colectivas de protesta, con un
entramado social y productivo. Otra actividad del taller consiste en la
refacción de mobiliario y equipamiento para las escuelas de la zona; así como
la fabricación de juegos infantiles para las plazas de la localidad a través
del reciclaje de materiales abandonados de la ex YPF. De esta manera, viejas
estructuras para la perforación de petróleo se convierten en bancos escolares,
pizarrones, toboganes, subibajas, hamacas, trepadoras, etc. Un tercer espacio
del taller se encuentra ligado al trabajo autogestionado donde se realizan
diversos trabajos de herrería y/o soldadura: que permiten obtener ingresos
autogestionados a los integrantes del proyecto. Quienes participan del taller
son grupos rotativos de alrededor de veinte jóvenes que se capacitan bajo la
coordinación del responsable del emprendimiento.
También se encuentra la Carpintería donde fabrican
aberturas y puertas para las cooperativas de vivienda; además de muebles a
pedido que se venden en el mercado local (empresas y particulares). También
participan en algunos trabajos comunitarios de la UTD. La mayoría de quienes
participan allí, incluido su responsable, son jóvenes de la orgnización.
Por último, muchos jóvenes se han integrado también a
las cooperativas de vivienda que en diferentes etapas construyó 360 viviendas
entre las localidades de General Mosconi y Coronel Cornejo.
Por
otra parte, se encuentra la "Oficina Administrativa” de la UTD. Este
espacio es el que menos visibilidad tiene pero es desde donde se sostiene el
funcionamiento cotidiano de la organización a través de las gestiones
administrativas y contables de todos los recursos obtenidos en las acciones
colectivas de protesta. En esta oficina, que es coordinada por Rodolfo “Chiqui”
Peralta (uno de los principales referentes de la UTD), participan una decena de
jóvenes, principalmente mujeres, que a la vez que realizan tareas de
contraprestación por diferentes planes sociales y/o de empleo (también
obtenidos a través de cortes de ruta o acciones de protesta similares) se
capacitan cotidianamente en contabilidad, administración, informática y
diversas tareas ligada a la gestión de recursos humanos.
Los
integrantes de la UTD se refieren que sus demandas inmediatas son para la
obtención de “trabajo genuino”, es decir un trabajo bien remunerado, con cargas
sociales y aportes jubilatorios, pero en el marco de las relaciones laborales
capitalistas. Sin embargo, remarcan que su objetivo principal va más allá de
estas relaciones laborales y se orientan hacia la demanda de “trabajo digno” al
cual definen como el espacio donde las decisiones del proceso de trabajo las
toman los propios trabajadores del emprendimiento, es decir, el trabajo
autogestivo, cooperativo y no capitalista.
Esto
no implica que estos proyectos no estén exentos de contradicciones y tensiones
que implican -en varias ocasiones- procesos de autoexplotación laboral y
condiciones precarias de trabajo que no siempre son problematizadas por la
propia organización[44] y que
pueden generar consecuencias no deseadas por la organización en sus objetivos
de construir espacios de “trabajo digno”. Esto presenta importantes desafíos
organizativos y en torno a la formación laboral y política donde los jóvenes
tienen un papel potencial muy importante que no siempre es tenido en cuenta
dentro de la UTD.
Por
ello, para finalizar este apartado, resulta interesante señalar el alcance que
comporta este entramado productivo-comunitario de la UTD que se construye a
partir de los recursos obtenidos en el marco de las acciones colectivas de
protesta de la organización y los procesos de confrontación-negociación con el
Estado en sus diferentes niveles y las empresas de la zona (principalmente de
hidrocarburos, forestales y sojeras).
En
respuesta a la activa retirada del Estado en la zona, principalmente con la
privatización de YPF, la UTD participa en los procesos de resistencia social a
estas transformaciones pero al mismo tiempo toma una actitud propositiva,en
palabras de uno de sus referentes implica la decisión de que “nosotros mismos
debíamos convertirnos en ese Estado ausente.”[45]
Sostenemos,
entonces, que este este entramado autogestivo habilita procesos de autonomía
política que no sólo resignifica los recursos obtenidos de las empresas y el
Estado por medio de las acciones colectivas de protesta para fortalecer
procesos de resistencia frente a las reformas neoliberales, la desocupación
estructural y el avance territorial de las empresas de la región, sino que
propone en la práctica “nuevos mundos de vida” que implican verdaderos “campos
de experimentación social”[46]
que surgen en los momentos de latencia, es decir, en los momentos de menor
visibilidad en el espacio público de las organizaciones sociales, cuando estas
no se encuentran en la esfera pública sino replegados en sus propios
territorios, recreando lazos sociales desde la cotidianeidad. Estos espacios se
encuentran ligados a procesos culturales, a novedosas formas de pensar y hacer
la política, a la construcción de nuevos lazos sociales y solidarios y,
también, a posibles nuevas formas de producir y reproducir la vida desde economías
alternativas y autogestionadas.[47]
De este modo, el
entramado territorial que se fue conformando a través de las acciones
colectivas de protesta y los proyectos autogestionados, con sus contradicciones
y potencialidades, aparece como una de las características distintivas de la
UTD.
Se ha caracterizado a
esta organización como un “municipio paralelo”[48], por
la cantidad de actividades que realizaba suplantando la ausencia estatal
(limpieza de calles, terrenos y plazas, refacciones de hospitales, escuelas y
salones comunitarios, campañas de salud, etc.). En efecto, la UTD llegó a
asumir
ciertas funciones municipales, en
la medida en que distintos sectores -directores de escuelas y hospitales,
comunidades religiosas, clubes e individuos en general- comenzaron a acercar
pedidos de obras, que se realizaban sobre la base de los planes Trabajar[49].
Pero también podría
afirmarse que, en realidad, la UTD es la YPF paralela, obviamente no en el
sentido de la producción de petróleo (aunque la organización tiene como proyecto
producir en pozos abandonados por las empresas), sino el intento de la UTD por
reconstruir el entramado social y comunitario que implicaba la acción de la
empresa estatal, y en el intento de ser un factor de reactivación económica y
laboral de la región; claro que con formas organizativas por fuera de la
institucionalidad estatal[50]. Así,
la UTD es una organización
donde se articulan acciones
colectivas, acciones de protesta, acciones políticas, acciones de disputas por
territorios, generación de territorialidades, etc. Es decir, estas acciones no
se agotan en la salida al espacio público sino que tienen un claro sentido de
disputa territorial[51].
En
síntesis, basados en una añoranza del “Estado dentro del Estado” que implicaba
la vieja YPF estatal -y en el marco de procesos de resistencia y movilización
social a las reformas neoliberales frente a un “Estado ausente”- la UTD
conforma este entramado productivo-comunitario que, sin proyecciones políticas
explícitas, implica -desde las prácticas
concretas de los actores- procesos de territorialización autonómicos ligados a
la autogestión y a la conformación de “mundos de vida” en torno a nuevas
relaciones laborales no capitalistas y a relaciones sociales de reciprocidad.
En este sentido, afirmamos que estos procesos de territorialización autonómica
configuran a la UTD -a diferencia de la antigua YPF estatal- como un “Estado
por fuera del Estado”, al proyectarse en la intención de recuperar -en parte-
el rol que antaño cumplía YPF en la región, es decir, transformarse en el
reordenador de las prácticas productivas, sociales y culturales, de la región.
La
consigna de “recuperar el Estado” que plantean algunos de los referentes de la
UTD, asume entonces su carácter contradictorio y en creativa tensión entre la
autonomía y la heteronomía, es decir, la idea de “recuperación de estado” es
bastante
polisémica, cuando indaga que es recuperación de Estado, en las respuestas hay
una ambigüedad entre aquella vieja idea de Estado Nación con la que ellos
crecieron y se formaron como sujetos obreros, y esta idea de la propia acción
de construcción que ellos están llevando a cabo, que ellos están innovando.
Está constantemente presente la tensión entre el regreso a la relación
capitalista salarial bajo la organización del Estado y esta construcción
autogestionaria y autónoma[52].
En este sentido, en las localidades de General
Mosconi y Tartagal el mito unificador de
la sociedad[53]
fue el desarrollo de la empresa estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF)
que fue el ordenador societal y territorial de la población desde
aproximadamente la década del cuarenta hasta su privatización en los albores de
la década del noventa[54].
Con la crisis desatada a partir de la
privatización se transformó el tejido social, generándose una sociedad
“desgarrada” de sus fundamentos tradicionales de “desarrollo” y de sus clivajes
de contención identitaria, dados en gran parte, por la “cultura laboral” ligada
a la actividad petrolera y a sus actividades subsidiarias (empresas de
servicios, comercio, formación, etc.). Esta “cultura del trabajo” se generaba
en el marco de YPF que no sólo ofrecía puestos de trabajo bien remunerados,
sino capacitaciones y formación laboral, posibilidades de ascenso social,
cobertura médica y social, vacaciones y actividades recreativas, acceso a la
educación en sus distintos niveles, etc.[55].
Con el proceso de privatización, esta cultura
del trabajo se vio desarticulada por un fulminante proceso de pauperización y
heterogeneización de los sectores que anteriormente habían estado bajo la
órbita de la YPF estatal[56].
En efecto, este proceso es una de las causas explicativas de las de las
primeras “puebladas” en la región, así como de la propia conformación de la
Unión de Trabajadores Desocupados[57].
Dos décadas después de la irrupción pública de este movimiento social, sumada a
la propia experiencia territorial de la UTD, podemos pensar que la forma de habitar ese territorio por parte de
quienes participan en la UTD ha ido construyendo un nuevo mito sobre el
territorio, un mito ligado a la recuperación de ese territorio y de ese Estado
perdidos; que en referencia a la comunidad que conformaba la vieja YPF estatal,
retoma a los pocos actores que permanecieron de aquella vieja formación social
y territorial, es decir, los ex trabajadores ypefeanos
y los pobladores de la región.
Esta
intencionalidad reordenadora del territorio de la acción colectiva de la UTD
puede observarse a través de los procesos de territorialización autogestionada
-tanto comunitaria como productiva-, así como en el alcance de sus acciones
colectivas de protesta radicalizadas -cortes de ruta y cortes de acceso a las
empresas transnacionales de la zona- todos los cuales implican procesos
autonómicos que comportan un espacio de intervención y creación de la política más
allá del espacio institucional-estatal, aunque referenciado en una añoranza de
los “años dorados” ypefeanos[58], que
como bien señala Benclowicz[59], han
sido resignificados como tales por los propios actores de la región (y los
propios integrantes de la UTD), invisibilizando que el orden social ypefeano no
estaba exento de fuertes desigualdades sociales y económicas y comportaban
también una fuerte segregación espacial-territorial que se reflejaba, incluso,
en la conformación de barrios y servicios exclusivos para el personal
calificado y directivo de la vieja YPF estatal que dejaba por fuera al resto de
los trabajadores de YPF y la población en general, a lo que se sumaba la fuerte
exclusión de las poblaciones indígenas de la zona[60].
4- La
participación de los jóvenes en la UTD
Los jóvenes tienen un rol protagónico en las acciones
colectivas de protesta de la UTD, así como en la conformación de los proyectos
comunitarios y productivos. Esta participación es valorada positivamente por
los referentes de la organización así como por los propios jóvenes, aunque esto
no se refleja necesariamente en los espacios de referencia. En efecto, los
referentes de la UTD son, generalmente, hombres de entre 50 y 60 años, la
mayoría de ellos ex-ypefeanos. Aunque hay algunas mujeres también consideradas
referentes, ninguno de estas es joven, lo cual implica un desafío para la
organización en tanto la renovación de liderazgos aparece como un proceso
complejo, sobre todo en términos de recambios generacionales.
Sí aparecen jóvenes como referentes en algunos de los
emprendimientos productivos como la carpintería, la herrería (recientemente),
la clasificadora de semillas, algunas cuadrillas de las cooperativas de
vivienda y algunas huertas comunitarias. Esto implica que en lo que podríamos
definir como “referentes medios” de la organización la presencia de jóvenes
implica casi un 35% de los emprendimientos autogestivos y, potencialmente,
estos referentes medios podrían pasar a tener mayor peso relativo en los
niveles de mayor referencia de la organización.
En términos cuantitativos, si bien solamente tenemos
datos aproximados brindados en los relatos de los entrevistados[61],
podemos señalar que los jóvenes de ambos sexos conforman más del 65% de los
integrantes de la organización (se calcula que la UTD tiene un poco más de 2000
miembros en algunas de sus actividades y emprendimientos en una localidad de
poco más de 22.000 habitantes), teniendo presencia principalmente en los
equipos administrativos (salvo los dos referentes y un integrante del equipo
adulto, el resto de los aproximadamente 20 integrantes de las oficinas
administrativas y de proyectos son jóvenes entre 18 y 25 años, principalmente
mujeres).
En la carpintería el 90% de sus 30 integrantes son
jóvenes varones y en la herrería sucede algo similar con sus 40 integrantes
(90% de jóvenes varones). Por su parte, se encuentra la clasificadora de
semillas, donde el 70% son jóvenes mujeres, un 10% son jóvenes varones y el 20%
restante mujeres adultas (el emprendimiento cuenta con 20 integrantes). Un caso
singular corresponde a los aserraderos móviles cuyos grupo de trabajo de 40
integrantes se encuentra conformado íntegramente por jóvenes varones pero la
referente del emprendimiento es “Doña Mary” (a su vez referente importante de
la organización) quien con más de 60 años lidera a un grupo de jóvenes que
eligen entre los más problemáticos de la localidad para ofrecerles un espacio
de trabajo y contención a algunos jóvenes que se encuentran con problemas
familiares o de drogadependencia y/o delincuencia menor.
Acá (en la UTD) no se le
cierra la puerta a nadie, Así agarramos a esos jóvenes que no quiere nadie, que
andan perdidos, maleantes algunos, que andan en drogas, la joda, alcohol y esas
cosas... los “boca seca” les decimos, pero luego con el trabajo van aprendiendo
y saliendo buenos.[62]
En la Universidad Popular de Mosconi, un
emprendimiento educativo co-gestionado entre la UTD y la Universidad Católica
de Salta, participan también cientos de jóvenes que realizan estudios
terciarios o universitarios de diferentes carreras y diplomados.
Como contrapartida, podemos observar que actualmente
en el emprendimiento de costura no participan jóvenes sino que el 100% de las
aproximadamente 30 integrantes del espacio productivo son mujeres adultas, aunque
anteriormente en uno de los dos turnos de trabajo participaban mayoritariamente
mujeres jóvenes (Deledicque, 2007)[63].
Por último, las cooperativas de vivienda y las huertas
comunitarias, los proyectos productivos más numerosos de la UTD, se encuentran
conformados por un 65% de jóvenes de ambos sexos, principalmente hombres.
De todos modos, la inserción de los jóvenes en la UTD
es percibida positivamente por los participantes de la organización como una
forma de integración social a partir de la “cultura del trabajo” que ha
intentado transmitir la UTD a sus integrantes más jóvenes. En los últimos años
se han ido incorporando cada vez más jóvenes a los distintos proyectos
productivos y se estima que esa tendencia irá en aumento.
Ahora los que participan no son tanto la
gente grande o de YPF. La mayoría son jóvenes, es la juventud la que ahora
busca trabajo; la que tiene mucho protagonismo. Es un dato importante porque,
en la medida en que consigue puestos de trabajo esa juventud que está
descarriada, uno ve que se centra. Por eso decimos nosotros que la base
fundamental es el trabajo.[64]
Resulta
interesante observar que tanto los jóvenes como los adultos de la organización
rescatan la idea de que la formación laboral y la integración generada en la
UTD funcionan como una forma de inserción social, que aleja a los jóvenes de la
marginalidad y exclusión.
Hay muchos jóvenes que tienen muchas ganas
de crecer, que tienen ganas de salir adelante y que esto se componga y que no
sigamos siendo únicamente beneficiarios de un plan, si no que quieren llegar
más allá, pero hace mucha falta de gente que venga a capacitarnos. Porque hace
falta mucha capacitación... porque así como hay jóvenes que se dedican a andar
en la calle. Hay muchos que tienen ganas de crecer... y hay mucha participación
de los jóvenes en los proyectos.[65]
Cabe
destacar que en algunos proyectos autogestionados de la UTD, los jóvenes,
además de tener una importante participación numérica, cumplen roles de
responsabilidad dentro de los mismos. En general, los jóvenes que ingresan a la
UTD realizan sus primeras experiencias de trabajo en el marco de los proyectos
comunitarios o productivos de la UTD cobrando un plan social o a veces sin
recibir ningún tipo de remuneración. Posteriormente, algunos logran acceder a
puestos de trabajo en empresas petroleras con sueldos mucho más elevados que
los que pueden obtener con los planes sociales y/o con los proyectos
autogestionados de la UTD pero que suelen durar entre tres y seis meses y que
generalmente son conseguidos por la organización a través de los cortes de
acceso a las empresas. El trabajo comunitario es considerado por los referentes
de la organización como un “paso previo” de formación y transmisión de la
“cultura del trabajo” para luego poder ingresar a trabajar en una empresa o un
proyecto productivo.
(...) había un grupo de muchachos, cerca de
cien muchachos que eran patoteros, ladrones, hacían desastres. Estaban
separados de nosotros, a nosotros nos costaba comprenderlo… Luego hubo
posibilidades de conseguir trabajo en las empresas multinacionales, empezamos a
hacer la lista, empezamos a armar los grupos de trabajo. Con este grupo que
estaba ahí de joda, chupando, entonces, yo agarraba y salía para la escuela a
hacer trabajo comunitario y luego de allí sacábamos a los muchachos para que
vayan a la empresa. Entonces nosotros por lo menos los preparamos, los
capacitamos. Y bueno, entonces, pasó que agarramos y empezamos a mandar, cerca
de 15 o 20 muchachos (que) se han ido a la empresa durante un mes y cuando
vuelven, vuelven con $1.500 en el bolsillo. Entonces todos los otros, decían:
“yo quiero trabajar en la empresa”, “ah, les decía yo, pero antes vos tenés que
hacer como el Hilario, tenés que hacer trabajo comunitario.[66]
En
efecto, el “mundo ypefeano” ligado al trabajo, la formación en oficios y la
posibilidad de progresar laboralmente en un empleo estable, son también parte
del imaginario de los jóvenes de Mosconi. Muchas de las razones esgrimidas
acerca de su participación en la UTD se encuentran fuertemente ligadas a este
imaginario laboral; expectativas que en muchos casos son canalizadas por la UTD
a través de la participación juvenil en las acciones colectivas de protesta.
Aunque muchas veces critican a la generación de sus padres por no haber sabido
defender YPF, muchos jóvenes se han sumado a la lucha de los ex-ypefeanos que
retoma la UTD y hoy son quienes sostienen con su presencia los cortes de ruta y
las acciones de protesta más radicalizadas.
De
este modo, la participación de los jóvenes es primordial para garantizar la
eficacia de las protestas. Si bien casi siempre participan algunos referentes
“ex-ypefeanos (principalmente José “Pepino” Fernández), la inmensa mayoría de
quienes sostienen los prolongados cortes de ruta o los cortes de acceso a las
empresas (ubicadas muchas veces en zonas de difícil acceso) son los jóvenes.
Por un lado, la participación en estas acciones colectivas de protesta habilita
a los jóvenes la oportunidad de obtener algún plan social o puesto de trabajo
“genuino” en alguna empresa petrolera (muchas veces estos puestos obtenidos por
la UTD son temporarios y otras veces logran puestos de trabajo efectivo en las
empresas, en todos los casos implica una remuneración que supera mas de diez
veces en promedio el monto recibido por un plan social). También cabe la
posibilidad de ingresar en alguno de los proyectos productivos autogestionados
de la UTD o en las estructuras administrativas, donde pueden obtener ingresos
dignos a partir de un trabajo comunitario y/o productivo.
Por otro
lado, las acciones colectivas de protesta y el potencial riesgo de
confrontaciones con la Policía provincial y/o gendarmería nacional generan
cierto atractivo para algunos jóvenes de la zona que vivieron algunas de las
grandes represiones en los cortes de ruta y puebladas de 1997, 2000, 2001 y
años subsiguientes, que conformaron una especie de relato mítico de quienes
resistieron, combatieron y avanzaron sobre las rutas poniendo sus cuerpos y
vidas en riesgo por una causa que consideran justa y que tiene importante
legitimidad entre parte de la población de gral. Mosconi y que, hacia el
interior de la organización es reforzada y refrendada en cada corte de ruta y
protesta por parte de los propios jóvenes y sus referentes.
En
este sentido, Pereyra sostiene que
los
jóvenes piqueteros de la UTD sostienen y se aferran al costado más combativo y
violento de la identidad y, su lazo de pertenencia más fuerte está asociado a
la experiencia de los combates en la ruta sea contra la policía o contra la
gendarmería.[67]
Los
jóvenes cobran un sentido protagónico de estas acciones de protesta, a la vez
que resignifian sus identidades en torno a la figura de “piquetero” que otorga
un aura mítica de la lucha en el corte de ruta y el enfrentamiento callejero
con las fuerzas represivas (policía provincial y gendarmería nacional) pero
también conforma una identidad que los dignifica como sujetos frente a una
realidad percibida como injusta por los propios actores (“no tengo por qué
tener miedo, salvo a vivir como seguimos viviendo”) que, frente al miedo
y a los proceso de “desafiliación social” encuentra en los cortes de ruta y en
la UTD un espacio de contención, de pertenencia y de participación en pos de un
posible cambio social.
En
todos los cortes de ruta, siempre la juventud es la principal protagonista.
Porque somos hijos, porque sabemos que todos los del pueblo nos tenemos que
defender, porque somos uno solo y todos dependemos de todos. La participación
nuestra fue estar siempre ahí al pie del cañón. Si nos llaman desde el corte de
ruta, porque la Gendarmería viene a reprimir, salimos a las cinco de la mañana
o cuando sea.[68].
Con
la familia es algo terrible que pasa todo el tiempo. Los hermanos, mi viejo, mi
vieja, nunca estuvieron de acuerdo. La mayoría de las veces que yo iba a los
cortes de ruta me escapaba. En cambio con los amigos se siente un apoyo mayor,
siempre a los amigos les pude confiar mi vida, y mis amigos son piqueteros. A
medida que pasaba el tiempo y los cortes seguían sucediendo, encontraba más
amigos y era más fácil, era más seguro, era más como una cuestión de orgullo
que te pasaba.(...) Del lado de los amigos yo no tengo de que quejarme, pero
del lado de la familia yo no la pasé nada bien, de última lo aceptan porque
supongo que tienen miedo, En cambio yo creo que no tengo por qué tener miedo,
salvo a vivir como seguimos viviendo. Entonces si hay una oportunidad de
cambiarlo, yo quiero tomarla y ver que sí, que yo estoy haciendo algo para eso.[69].
Al
mismo tiempo, en algunas acciones colectivas protagonizadas por los jóvenes de
la UTD pueden observarse rasgos de nuevas prácticas juveniles, ligadas a
experiencias de las grandes urbes como puede ser la de los “grafittis”, aunque
recontextualizada localmente a partir de la “pérdida” del mundo ypefeano. De
este modo, cientos de paredes, edificios públicos, e incluso algunas de las
instalaciones de las empresas petroleras se encuentran pintadas con aerosol;
las consignas suelen ser las siglas de “YPF”, “UTD”, “Que vuelva YPF” o frases
similares. Estas pintadas son realizadas esporádicamente por algunos de los
jóvenes de la UTD que, de esta manera, van marcando territorios con consignas o
su propia firma en un intento por autoafirmar su identidad, a veces individual,
a veces colectiva, y que, a la vez, hablan de una disputa territorial y
cultural con las multinacionales que impusieron sus logos y símbolos en los
lugares -tanques, edificios y galpones- donde otrora se encontraba el logo de
“YPF”[70].
De
todas formas, cabe destacar que con la consolidación de los proyectos
productivos y comunitarios muchos jóvenes también fueron interpelados por la
esfera autogestionaria de la UTD. En este sentido podemos hablar de un cambio
en la participación de los jóvenes en la organización que , sin dejar su nivel
de participación en las acciones de protesta, pasaron a engrosar gran parte de
los proyectos autogestivos de la UTD, así como muchos de aquellos jóvenes que
obtuvieron puestos de trabajo permanentes en las empresas petroleras o de
servicios de la zona continúan ligados, de manera laxa, a la organización
(realizando aportes solidarios, participando de actividades culturales o
sociales, etc.) aunque ya no participen directamente de las protestas o de los
proyectos autogestionados.
En
este sentido, la UTD aparece en los relatos de los jóvenes que participan en
ella, como un espacio ordenador y central de sus vidas, un entorno familiar que
funciona como “una segunda casa”. Un espacio donde se encuentran con otros
pares, a la vez que sienten contención por parte de los integrantes los adultos
de la organización; donde su palabra y su participación son valoradas, donde
parece haber una preocupación por el desarrollo y crecimiento de ellos como
individuos y como parte de un colectivo social.
Esto, como vimos, aparece en el contexto de las acciones de
protesta pero también desde el entramado productivo y comunitario
autogestionario. En efecto, los jóvenes de la UTD lo expresan de esta manera en
las entrevistas realizadas: "Para mi la UTD es una
segunda casa...es como una familia que se junta acá para que esté bien el
pueblo...y tratamos que se mejore el país también... es una buena familia la
que se junta acá".[71].
O, como relata una joven integrante de la organización: "Es como mi segunda casa... ya forma parte de mi, van tantos
años... ya la siento como una casa... siempre vengo, cuando trabajo en las
mañanas vengo a las tardes a participar o de noche".[72]
Se
construye así un sentido de pertenencia comunitario mediado por esta
organización que, con su práctica, intenta reconstruir lazos sociales y
despliega proyectos productivos que son percibidos por sus integrantes como
generadores de un progreso para el conjunto de la comunidad, incluyendo a los
jóvenes sin trayectorias laborales previas.
Por
otro lado, cabe resaltar que los jóvenes no tienen un espacio propio de
encuentro y participación dentro de la organización. Los jóvenes desarrollan
sus actividades en el marco de los grupos de trabajo y en la vida cotidiana de
la organización sin realizar distinciones por la edad de quienes participan. La
mayor parte de los jóvenes entrevistados no percibían la necesidad de tener un
espacio específico para la juventud: "en el grupo de la UTD opinan todos, los jóvenes, los más grandes, las
ideas las tiran entre todos y de ahí se va sacando algo... no hay
diferencias".[73]
Sin embargo, en otras entrevistas encontramos el deseo de
conformar un espacio propio de jóvenes, pero más que nada ligado a la
posibilidad -en sintonía con los proyectos de los referentes de la
organización- de elaborar proyectos de capacitación laboral orientados hacia
los jóvenes, aunque no hacia la conformación de un espacio que aborde la
problemática específica de los jóvenes:
Sería bueno formar (una juventud
organizada), porque además hay programas para jóvenes, proyectos para jóvenes
de entre 18 y 25 años, eso me gustaría, integrar o formar un grupo para poder
hacer esos proyectos para los jóvenes.[74]
Con
respecto a la inserción laboral o la obtención “trabajo genuino” en fábricas o
empresas petroleras, los jóvenes se encuentran con la dificultad de no contar
con experiencia laboral y capacitación técnica. La UTD aparece, en este
sentido, cumpliendo una doble función; tanto como capacitadora en oficios, a la
vez que como canal de gestión para conseguir puestos de trabajo y/o planes sociales
a través de las acciones colectivas de protesta. Para los referentes de la UTD,
el trabajo es la forma en que los jóvenes pueden progresar y reinsertarse
socialmente. Para la UTD “rescatar”
a los jóvenes significa conseguirles un plan, un puesto de trabajo o
capacitarlos en algún oficio. Es una forma de insertarlos en el “mundo del
trabajo” que estos referentes conocieron cuando estaba YPF.
El trabajo genuino, el trabajo mismo les
cambia la vida a ellos… nosotros tenemos, hemos educado a personas que están en
la droga, tipos jóvenes estoy hablando, no?... Y bueno, entonces esos chicos
cuando los empezás a insertar en la empresa privada, esos chicos se hacen casa,
salen a comprar cosas que ni soñaban. Entonces, entre ellos se van copiando los
ejemplos (...) Y los pibes, la vagancia… entonces empiezan a entrar en un mundo
del trabajo.[75]
Ahora están saliendo muchos pibes que
aprendieron, que se han formado gracias a la UTD, porque hemos conseguido
cursos de oficio presionando a las empresas con los cortes de acceso para que
nos den cursos de capacitación.[76]
La UTD tiene el proyecto de conformar una “escuela de
oficios” propia donde se articulen los saberes de sus integrantes y los
proyectos productivos, así como fomentar y generar la creación de institutos terciarios,
e incluso universitarios, de capacitación y formación.
Mayormente yo trabajo con chicos jóvenes… la
idea es que … por ahí una frase muy repetida de nosotros es que YPF era una
escuela de oficio y eso al irse YPF esto se perdió… Por eso los chicos jóvenes
que vengan acá es para aprender un oficio.[77]
Si bien la transmisión de conocimiento es muy marcada en
cuanto a la formación laboral, no aparece una transmisión de las acciones
colectivas y las diferentes ideas políticas que subyacen en la práctica de la
UTD. Al respecto, la preocupación de algunos referentes es que los jóvenes no
comprendan las razones de la lucha de la organización. Sin embargo, los mismos
dirigentes son conscientes de que el énfasis puesto en la cuestión de la
formación laboral hace que estas otras problemáticas queden relegadas o
subsumidas por falta de tiempo y recursos.
Creo que nosotros acentuamos mucho el tema
sobre el ejemplo en lo que es el trabajo, la responsabilidad del trabajo. Y no
sé por qué no hacemos docencia política, (...) yo creo que es por falta de
tiempo y por falta de recursos humanos que no se habla con los compañeros. O
tal vez, nosotros no somos capaces de transmitir eso.[78]
Como la UTD no tiene definiciones políticas propias o
marcos ideológicos definidos en su seno conviven diferentes adscripciones
político-ideológicas y, por ende, no hay un conjunto sistematizado de
principios políticos. De este modo, la transmisión de valores se da a través de las
propias acciones colectivas, tanto las de protesta como las de raigambre
productiva y/o comunitaria. Los referentes transmiten sus valores a los jóvenes
desde el ejemplo -al tiempo que ese liderazgo también es constantemente
refrendado en esas mismas acciones- por lo que se dificulta la conformación de
espacios políticos formativos para los jóvenes en particular y para toda la
organización en general. “Nosotros somos
independientes, no tenemos una ideología política. Cada uno tiene su
ideología, pero no dentro de la UTD, porque si no, nos agarramos todos a
trompadas acá, y no hay nada”.[79]
Asimismo
estos liderazgos tienen una impronta fuertemente personalista por lo que esto
también dificulta la construcción de síntesis políticas y organizativas a la
vez que una formación y transmisión de valores sistematizada hacia los
integrantes más jóvenes de la organización. En ese recambio generacional y en
nuevas formas de asumir la lógica política por parte de los jóvenes es donde
algunos de los referentes depositan esperanzas para la continuidad y expansión
de la UTD.
Yo
tengo mucha esperanza en la gente joven, en los que nos vienen siguiendo, que
incluso escuchamos que reclaman ese cambio de actitud de algunos de nosotros
que somos los más grandes (el entrevistado se refiere a las prácticas
personalistas de los referentes y los problemas de comunicación internos). Así que no podemos encerrarnos, no debemos. Pero
si lo hacemos, en algún momento toda esa gente joven que viene por detrás de
nosotros va a producir los cambios.[80]
En
este sentido, esta cuestión de la falta de formación política, sumada a la
falta de un espacio específico para los jóvenes que participan de la UTD,
constituye uno de los desafíos más importantes de la organización, tanto para
fortalecer su proceso organizativo actual como para proyectar su crecimiento en
el futuro y el potencial recambio generacional que sería necesario para
garantizar la continuidad del proyecto de la organización y su despliegue
territorial.
Por
último, podría plantearse que las propias acciones de protesta en los cortes de
ruta o en los cortes de acceso a las empresas (y la participación de los
jóvenes en los procesos de negociación con funcionarios políticos y/o
empresarios en el marco de estas acciones) constituyen una suerte de espacio
formativo “ad-hoc” donde se ponen
en juego herramientas políticas, simbólicas y discursivas que son aprehendidas
por los “changos piqueteros” y que luego
esas herramientas son utilizadas incluso por fuera de las acciones de la
UTD o en los ámbitos laborales donde estos jóvenes lograron insertarse gracias
a la lucha de la UTD.
Lo que aprendí a luchar en la UTD, con Pepino,
con Chiqui, con Tomás, los cortes de ruta, estar ahí aguantando al sol muchos
días, pecharle a la policía, a la gendarmería... después lo usé en mi trabajo
(en una empresa petrolera de la zona) cuando no nos querían pagar horas extras,
ah visto?. Les paramos todo, les hicimos piquete hasta que nos dieran lo que
corresponde. Y eso lo aprendí en la ruta... con los changos de la UTD.[81]
En
una zona devastada por la desocupación, donde los jóvenes parecen no tener
horizontes, la UTD es para ellos una escuela de formación laboral y, al mimo
tiempo, un espacio donde, desde la acción colectiva, pueden obtener no sólo un
trabajo, sino también un lugar donde no se sientan marginados, donde encuentran
espacios de socialización y contención.
Este
lugar de pertenencia se construye desde la formación laboral y la participación
en los proyectos autogestionados, pero también, a través de la participación en
las acciones colectivas de protesta como los cortes de ruta y cortes de acceso
donde los jóvenes fueron adquiriendo roles destacados.
Así,
la organización posibilita un espacio de socialización alternativa, a partir de
la cual se reconstruyen identidades colectivas que remiten tanto al “mundo del
trabajo” como a la “dignidad de la lucha”; así como a una resignificación del
territorio y los recursos naturales de la región[82].
Reflexiones
Finales
En
un contexto caracterizado por la fragmentación de las identidades sociales, la
desmovilización política y la consecuente huida hacia el ámbito privado y
doméstico en desmedro del público; éstas organizaciones sociales como la UTD,
parecen ser nuevas maneras de expresión participativa, acotadas, pero positivas[83] en
tanto parecieran ser incipientes “campos de experimentación social”[84] donde
los movimientos sociales ponen en práctica “mundos de vida” alternativos al
orden hegemónico en distintas esferas como por ejemplo, la economía, la
política, la cultura, la educación, la salud, etc.
Implican,
en la propia práctica procesos de territorialización autónoma; territorios para
la innovación e intervención política "más allá" del campo
institucional. No sólo como un proceso de resistencia al avance de las
políticas neoliberales, sino proponiendo alternativas concretas al sistema
capitalista hegemónico, basadas en proyectos autogestionados, ya sean productivos
y/o comunitarios, culturales, educativos o ligados a la salud de la población
de Gral. Mosconi.
En
efecto, en el caso de los “changos piqueteros” de la UTD, frente a las
consecuencias que conllevan la globalización y el neoliberalismo en términos de
exclusión y precarización laboral para los jóvenes de los sectores populares,
parecieran existir otras respuestas más allá del “nihilismo”, la
automarginación y el desencantamiento por la política. Así, los jóvenes
construyen en la UTD un espacio alternativo a ese “paisaje desencantado” que
les ofrece la globalización neoliberal (Canclini, 2004). En términos de Norman
Long (2007), encontramos en estas organizaciones como la UTD un espacio en
donde los sujetos se han mostrado capaces de crear “otra” situación a partir de
definir su propio horizonte de expectativas, convirtiéndose así en agentes de
la creación y reproducción de los vínculos de mercado, los lazos comunitarios y
relaciones gubernamentales teniendo como base determinados repertorios
culturales y recursos sociales organizativos particulares.
Podría
pensarse que estas experiencias colectivas de los jóvenes constituyen
respuestas novedosas -en un contexto estructural desfavorable- donde pese al
cual logran construir un espacio de
contención y de acción política en sentido amplio, poniendo en cuestión desde
la práctica cotidiana (y aún sin proponérselo) el paradigma de una juventud
escéptica e inmovilizada que suele aparecer en muchos de los estudios sobre la
juventud contemporánea[85]. En
efecto, la UTD aparece como un espacio que canaliza la frustración generada en
una estructura de desocupación y de desafiliación social, generando una
formación laboral y un espacio de resocialización de lazos comunitarios; a la
vez que simultáneamente canaliza la “rebeldía juvenil” de estos jóvenes
habitantes de Gral. Mosconi al construir su identidad como jóvenes piqueteros
que además de cortar las rutas pueden crear proyectos autogestionados y
comunitarios que generan mejoras concretas en la propia comunidad.
Al
mismo tiempo, pueden observarse algunos desafíos de la UTD para consolidar esta
participación; por ejemplo, la falta de espacios propios para los jóvenes y/o
espacios de formación política son vislumbrados -como vimos en algunos casos
hasta por los propios actores- como obstáculos a una plena participación de los
jóvenes de la UTD así como también un importante desafío a sortear para el
pasaje generacional de las referentes políticos de la organización.
De
este modo, con múltiples desafíos y potencialidades, los jóvenes que participan
en la UTD reconstruyen sus identidades a partir de las acciones colectivas de
protesta y de la conformación de “campos de experimentación social” que logran
rearmar las redes de solidaridad de la localidad de Mosconi recuperando los sentidos
de comunidad, incluyendo así a los jóvenes que hasta entonces aparecían como
uno de los actores sociales más excluidos en la región.
Ingresó: 30/05/12
Aceptado: 09/11/15
ACCIÓN COLECTIVA Y PARTICIPACIÓN
POLÍTICA DE LOS JÓVENES EN EL NOROESTE ARGENTINO. EL CASO DE LOS “CHANGOS
PIQUETEROS DE LA UTD DE GRAL. MOSCONI.
Resumen
En
este trabajo nos proponemos analizar las acciones colectivas que realizan
jóvenes del noroeste argentino en el marco de un proceso de socialización
dentro de un movimiento social como el de los trabajadores desocupados de Gral.
Mosconi, en la provincia de Salta. Nos interrogamos acerca de las identidades
que construyen estos jóvenes al integrarse a una organización social que combina
las acciones colectivas de protesta y el trabajo comunitario y productivo, a la
vez que indagaremos acerca de los niveles de participación de los jóvenes en
dicha organización. Nos interesa profundizar el análisis en torno a los
distintos tipos de estrategias que los propios actores utilizan para afianzar
su identidad y su participación dentro de la organización; por qué se acercan e
integran a los movimientos, cuáles son sus expectativas y necesidades, y cuáles
son las formas organizativas que construyen entre sí y con los sujetos
“adultos” dentro de la organización que los contiene. Abordaremos estas
problemáticas desde un enfoque cualitativo a través de entrevistas en
profundidad y análisis de documentos estudiando el caso de los jóvenes
integrantes de la Unión de Trabajadores Desocupados de Mosconi (UTD).
Palabras clave: Acción
Colectiva, Juventud, Movimientos Sociales, Participación Política,
Territorialidad.
COLLECTIVE ACTION AND YOUTH POLITICAL PARTICIPATION IN
THE NORTHWEST OF ARGENTINA. THE CASE OF “CHANGOS PIQUETEROS” OF THE UTD (GRAL
MOSCONI, SALTA).
Abstract
In this article we analyze the collective actions
of young people from northwestern Argentina in the frame of a social movement,
specifically the unemployed workers of Gral. Mosconi, province of Salta. We
analyze the different identities that these young people build into a social
organization that combines collective action protest with communitarian and
productive work. We also analyze the youth's different strategies and ways of
participating in the organization, which are their motivation and expectations
in the collective actions and the social relations between the participants of
the social movement. This case study is about young people's political
participation in the “Unión de Trabajadores Desocupados” (Unemployed Workers
Union) of Gral. Mosconi, Salta
Key words: Collective Actions,
Youth, Social Movement, Political participation, Territoriality.
[1]Sociólogo. Doctor en Ciencias Sociales (Facultad de Ciencias Sociales- Universidad de Buenos Aires). Coordinador del Grupo de Estudios Rurales-Grupo de Estudios sobre Movimientos Sociales de América Latina –Investigador Asistente del CONICET en el Instituto de Investigaciones Gino Germani (IIGG). E-mail: juanwahren@gmail.com
[2]Ceceña, Ana Esther y Korol, Claudia, La experiencia de la UTD de Gral. Mosconi. Entrevista a Rodolfo “Chiqui” Peralta”, en Observatorio Latinoamericano de Geopolítica, [en línea] http://www.geopolitica.ws/article/rodolfo-chiqui-peralta-union-de-trabajadores-desoc/"http://www.geopolitica.ws/article/rodolfo-chiqui-peralta-union-de-trabajadores-desoc/, 2005; Korol, Claudia, Mosconi. Cortando las rutas del petróleo, Equipo de Educación Popular “Pañuelos en Rebeldía”, Ediciones Madres de Plaza de Mayo, Buenos Aires, 2006; Pereyra, S., “¿De las acciones de lucha a los proyectos productivos? La experiencia de la Unión de Trabajadores Desocupados de General E. Mosconi en la Provincia de Salta”, en Cuadernos de CLASPO-Argentina, (19) Buenos Aires, 2006; Deledicque, M., (2007) Mosconi–Salta, C. G. Proyecto de investigación El Movimiento de Trabajadores desocupados en Argentina,(2005-2008-RES-155-25-007) Consejo de Investigaciones Sociales y Económicas (ESRC), Programa de Acción Pública No Gubernamental (NGPA), LSE, Universidad de Bath.
[3]Fernández, Juan Carlos “Gipi”, “Recuperar la autonomía es recuperar el Estado”, en Giarracca, N. y Massuh, G. (Comps.) El trabajo por venir. Autogestión y emancipación social, Antropofagia, Buenos Aires, 2008.
[4]Castel, R., La inseguridad social: ¿Qué es estar protegido?, Ediciones Manantial, Buenos Aires, 2004.
[5]Desregulación económica, apertura comercial externa, paridad monetaria con el dólar, etc.
[6]Roberto Romero, caudillo peronista de Salta, gobernó entre el año 1983 y 1987, luego fue electo, también por el PJ, Hernán Cornejo entre los años 1987 y 1991 (aunque pertenecía a una línea interna del peronismo opuesta al “Romerismo”). Luego de la gobernación del partido Renovador entre los años 1991 y 1995 con la gobernación de Roberto Ulloa, el peronismo salteño retornó al poder ejecutivo con Juan Carlos Romero -hijo de Roberto Romero- quien gobernó la provincia durante tres mandatos consecutivos (1995-1999; 1999-2003 y 2003-2007).
[7]Cabe señalar que uno de sus referentes más importantes, Juan Carlos “Gipi” Fernández, fue electo Concejal en Gral. Mosconi por el PJ local. Sin embargo esta función hizo que este referente se aleje de la actividad cotidiana de la UTD mientras duró su mandato. Por su parte José “Pepino” Fernández -el principal referente de la UTD- en los últimos años ha comenzado a pensar en construir una herramienta electoral propia – el Partido de la Necesidad de la gente (PNG)- que plantea algunas cuestiones disruptivas con la política institucional tradicional y aún no se ha presentado en ninguna elección. Por otra parte, en los últimos años el Partido Obrero de Salta (de orientación trotskysta) logró importantes resultados electorales a nivel nacional, provincial y local (obtuvo concejales en Gral. Mosconi), contando con varios legisladores en estos tres niveles. Queda para analizar en futuras investigaciones si este avance electoral y de participación institucional interpela a los jóvenes de las organizaciones sociales de la provincia y de la UTD en particular.
[8]Panozzo, Mabel, Ley de lemas, partidos políticos y gobernabilidad, Salta, Cámara de Diputados de la Provincia de Salta, 2004, p.17.
[9]Bonvillani, A., Palermo, A. I., Vázquez, M., & Vommaro, P. A., “Juventud y política en la Argentina (1968-2008): Hacia la construcción de un estado del arte”, en Revista argentina de sociología, 6 (11), Buenos Aires, 2008, pp. 44-73; Svampa, Maristella, Cambio de época. Movimientos sociales y poder político, Siglo XXI Editores y CLACSO, Buenos Aires, 2008.
[10]Dentro de la UTD conviven diferentes miradas y posicionamientos que se expresan a través de diferentes referentes donde conviven en tensa calma referencias tanto a la reconstrucción de un “Estado de Bienestar” -idealizado a través de la experiencia de la “época dorada” de YPF- como a una práctica autogestionaria y autónoma enraizada en los proyectos llevados a cabo por la UTD con los recursos obtenidos a través de las protestas en las rutas.
[11]Fernández, M. “Notas sobre la participación política de los jóvenes chilenos”, en Balardini, S. (Comp.), La participación social y política de los jóvenes en los horizontes del nuevo siglo, CLACSO, 2000; Caputo, L., “Identidades trastocadas de la juventud rural en contextos de exclusión. Ensayando una reflexión sobre la juventud campesina paraguaya”, Ponencia preparada para la Reunión anual del GT sobre Juventud de CLACSO y el Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad de Costa Rica, El replanteamiento de la transición juvenil: exclusiones y respuestas, San José, Costa Rica, 2000; Brito Lemus, R. “Hacia una sociología de la juventud”, en la Revista de Estudios sobre Juventud Jóvenes, Cuarta Epoca, Año 1, Nº 1, México, 1996.
[12] Caputo, L. (2000), Ob. Cit.
[13]Reguillo, Rosana, Culturas juveniles: formas políticas del desencanto, Siglo Veintiuno Editores, Buenos Aires, 2013, p. 23.
[14] Margulis, M. y Urresti, M., “Los jóvenes de sectores populares: una crisis dentro de otra”, en Los Jóvenes de hoy: ¿Crisis de edad o de época?, Asociación Ecuménica de Cuyo, Mendoza. AR ed., Argentina, 2000, p.4.
[15]Portilla Rodríguez, M., “Juventud rural: construyendo la ciudadanía de los territorios rurales”, Documento borrador de trabajo, IICA, 2003.
[16]Urresti, M., “Paradigmas de participación juvenil”, en Balardini, S. (Comp.), La participación social y política de los jóvenes en los horizontes del nuevo siglo, CLACSO, 2000, p. 178.
[17]Bourdieu, P. “La ‘juventud’ no es más que una palabra” en Sociología y Cultura, Grijalbo, México, 1990.
[18] Bourdieu, P., 1990, Ob. Cit, p. 164.
[19]Saltalamacchia, H. R., “La Juventud Hoy: un análisis conceptual”, en Revista de Ciencias Sociales. Universidad de Puerto Rico, Instituto de Investigaciones sociales, Puerto Rico, [en línea] "http://saltalamacchia.com.ar/escritos_juventud_concep.htm"http://saltalamacchia.com.ar/escritos_juventud_concep.htm, s/f.; Brito Lemus, 1996, Ob. Cit.
[20]Caputo, 2000, Ob. Cit.
[21] Margulis y Urresti, 2000, Ob, Cit.
[22]Zibechi, Raúl, Genealogía de la Revuelta. Argentina: sociedad en movimiento, Nordan, Montevideo, 2003; Bonaldi, Pablo, "Hijos de desaparecidos. Entre la construcción de la política y la construcción de la memoria", en E. Jelin & D. Sempol (comps.) El pasado en el futuro: los movimientos juveniles, Siglo XXI, Buenos Aires, 2006; Vázquez, Melina, “Apuntes sobre la socialización política de jóvenes piqueteros”, en Villanueva, E y Massetti, A. (Comps.) Movimientos sociales y acción colectiva hoy, Prometeo, Buenos Aires, 2007; Vázquez, Melina y Vommaro, Pablo, “La participación juvenil en los movimientos sociales autónomos. El caso de los Movimientos de Trabajadores Desocupados (MTDs)”, en Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, Vol. 6, Nro. 2 Julio-Diciembre, Manizales, 2008.
[23]Bonvillani, A., Palermo, A. I., Vázquez, M., & Vommaro, P. A., 2008, Ob Cit, p. 63
[24]García Guerreiro, L. y Wahren, J., “Identidades en construcción y acción colectiva de los jóvenes del norte argentino. Una comparación de los casos de la Unión de Jóvenes Feriantes de Misiones y los jóvenes de la UTD de Gral. Mosconi (Salta)” en III Jornadas de Jóvenes Investigadores, Instituto de Investigaciones Gino Germani, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, 2005; Bonvillani, Andrea, Construcción de ciudadanía “desde abajo”: posibilidades y límites en la experiencia de un grupo de jóvenes pobres. Pensares, 1(5), 2009, pp. 459-478
[25]Urresti, Marcelo, “La participación política de los jóvenes: entre la incomodidad y los fantasmas”, en Sociales en Debate, nro. 06, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, 2014, pp. 10-11.
[26]Vázquez, Melina y Vommaro, Pablo, 2008, Ob. Cit.; Vázquez, Melina y Vommaro, Pablo, “Sentidos y prácticas de la política entre la juventud organizada de los barrios populares en la Argentina reciente”, Cuadernos del CENDES, (70), 2009, pp. 47-68.
[27]Ranciére, Jacques, El desacuerdo. Política y filosofía, Buenos Aires, Nueva Visión, 2007.
[28]Tapia, Luis, Política Salvaje, Muela del Diablo-CLACSO, Buenos Aires, 2008, p. 55.
[29] Ranciére, Jacques, 2007, Ob. Cit.
[30]Vázquez, Melina “La socialización política de jóvenes piqueteros. Un estudio a partir de las organizaciones autónomas del conurbano bonaerense”, Tesis de Maestría, Maestría en Investigación en Ciencias Sociales, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, mimeo, 2008.
[31]Merklen, Denis, Pobres ciudadanos. Las clases populares en la era democrática (Argentina, 1983-2003), Buenos Aires, Editorial Gorla, 2005.
[32]Bonvillani, A., Palermo, A. I., Vázquez, M., & Vommaro, P. A., 2008, Ob. Cit. p. 50.
[33] Bonvillani, A., Palermo, A. I., Vázquez, M., & Vommaro, P. A., 2008, Ob. Cit. p. 51.
[34]García Canclini, N., Diferentes, Desiguales y Desconectados. Mapas de la Interculturalidad, Gedisa, Barcelona, 2004
[35]García Canclini, N, 2004, Ob. Cit. p. 169.
[36]García Canclini, N, 2004, Ob. Cit. p. 168.
[37]Reguillo, Rosana, Culturas juveniles: formas políticas del desencanto, Siglo Veintiuno Editores, Buenos Aires, 2013, pp. 12-13.
[38]Tarrow, S., El poder en movimiento. Los movimientos sociales, la acción colectiva y la política, Alianza, Madrid, 2009.
[39]Svampa, M. y Pereyra, S., 2003, Ob. Cit.
[40]La UTD fue la primera de las denominadas organizaciones “piqueteras” del país en transformar estos planes sociales y subsidios en la base para proyectos autogestionados de `índole comunitaria y/o productiva, cuestión que paulatinamente fue siendo imitada por diferentes organizaciones sociales en todo el país, sobre todo aquellas de carácter autónomo y territorial.
[41]Cabe resaltar que hasta entonces, desde la fundación de la UTD en el año 1996 hasta que la organización comenzó a gestionar los planes y subsidios estatales en el año 2000(a los que se sumaron los recursos obtenidos en los cortes de acceso a las empresas como “nueva” modalidad de acción piquetera), la mayoría de sus integrantes eran ex trabajadores de YPF adultos con un promedio de edad que rondaba los 40 años. Con la autogestión y ampliación de los planes, subsidios y recursos, la UTD tuvo un crecimiento exponencial, sobre todo con la incorporación de mujeres y jóvenes de ambos sexos, además de trabajadores desocupados sin experiencia en YPF, así como integrantes de diferentes comunidades indígenas de la zona, sobre todo del Pueblo Wichí, y algunos pequeños productores campesinos.
[42]Entrevista a Tomás Moreno (Responsable Taller de Herrería UTD). Realizada en el marco del proyecto de investigación de la Universidad de Buenos Aires UBACYT S-087: “Acciones colectivas: protestas y organizaciones sociales en escenarios de crisis, en el interior del país”, durante los meses de marzo y abril de 2004, dirigido por la Prof. Norma Giarracca.
[43]Wahren, J. “Construyendo territorios: Corporaciones, movimiento social y proyectos autogestionados en Mosconi, Salta (Argentina)” en Mançano Fernandes, Bernardo (Org.) Campesinato e agronegócio na América Latina: a questão agrária atual, Expressão Popular, San Pablo, CLACSO, 2008; Wahren, Juan “Movimientos sociales y territorios en disputa: Experiencias de trabajo y autonomía de la Unión de Trabajadores Desocupados de Gral. Mosconi, Salta”, Trabajo y Sociedad, N° 19, Invierno, [pags. 133-147], Universidad Nacional de Santiago del Estero, Santiago del Estero, 2012.
[44]Schaumberg, Heike, “Imaginaciones
generacionales de lucha y trabajo en Gral. Mosconi, Salta”. II Jornadas
de Investigación en Antropología Social, Buenos Aires, 2004; Schaumberg,
Heike, In search of alternatives: the making of grassroots politics and power
in Argentina. Bulletin of Latin American Research,
27(3), 2008, pp. 368-387; Wahren, Juan,
2012, Ob. Cit.
[45]Fernández, Juan Carlos “Gipi”, 2008, Ob. Cit., 159.
[46]Santos, Boaventura de Sousa, Crítica de la razón indolente: contra el desperdicio de la experiencia, Bilbao, Desclée de Brouwer, 2003.
[47]Pereyra, S., 2006, Ob Cit.; Wahren 2008 y 2012, Ob. Cit.
[48]Svampa, M. y Pereyra, S, 2003, Ob Cit.; Dinerstein, A. Contartese, D. y Deledicque, M., “¿Reemplazando al municipio, al sindicato, a la ONG y al partido político? Notas de investigación sobre la innovación organizacional en las organizaciones de trabajadores desocupados en Argentina”, Realidad Económica, N° 234, IADE, Buenos Aires, 2008.
[49] Benclowicz, José, Estado de malestar y tradiciones de lucha. Genealogía del movimiento piquetero de Tratgal-Mosconi 1930-2001, Biblos, Buenos Aires, 2013, p. 225.
[50]Wahren, Juan, 2008, Ob. Cit.
[51] Giarracca, Norma, “Organización y acción colectiva. El caso de la UTD de Mosconi, Salta” en Villanueva, E. y Massetti, A. (Comps.) Movimientos sociales y acción colectiva en la Argentina de hoy, Prometeo, Buenos Aires, 2007, p. 152.
[52]Giarracca, Norma, 2007, Ob. Cit., p. 152.
[53]Laclau, Ernesto, Nuevas reflexiones sobre la revolución de nuestro tiempo, Nueva Visión, 2000.
[54]Svampa, M. y Pereyra, S., 2003, Ob. Cit.; Petz, Ivanna, “Acerca de los sentidos políticos del movimiento social en el norte argentino: el caso de la Unión de Trabajadores Desocupados de General Mosconi”. Cuadernos de antropología social, (22), Buenos Aires, pp. 77-93; Wahren, Juan, 2012, Ob. Cit.; Benclowicz, 2013, Ob. Cit.
[55] Svampa, M. y Pereyra, S., 2003, Ob. Cit.; Benclowicz, 2013, Ob. Cit.
[56] Schaumberg, 2004, Ob. Cit.; Deledicque, 2007, Ob. Cit.; Dinerstein, Contartese, y Deledicque, 2008, Ob. Cit.; Benclowicz, 2013, Ob. Cit.).
[57] Barbetta, P. y Lapegna, P., “Cuando la protesta toma forma: los cortes de ruta en el norte salteño”, en Giarracca N. (Comp.) La protesta social en Argentina. Transformaciones económicas y crisis social en el interior del país, Alianza Editorial, Buenos Aires, 2001; Benclowicz, 2013, Ob. Cit.
[58]Svampa, M. y Pereyra, S., 2003, Ob. Cit.;
Pereyra, 2006, Ob. Cit.; Deledicque, 2007, Ob. Cit.
[59] Benclowicz, 2013, Ob. Cit.
[60]Barbetta, P. y Lapegna, P., 2001, Ob. Cit.; Wahren, Juan, 2012, Ob. Cit.
[61]La mayor parte de la información fue recabada en distintos relevamientos que realizamos en los distintos proyectos autogestionados de la UTD y la información fue corroborada y corregida por el referente de la UTD Rodolfo “Chiqui” Peralta quien es el responsable de la Oficina Administrativa de la UTD, encargada del seguimiento y gestión de todos los planes sociales, subsidios y otros recursos que obtiene la UTD.
[62]Entrevista a Doña Mary (Referente de la UTD). Realizada en el marco del proyecto de investigación de la Universidad de Buenos Aires UBACYT S-087: “Acciones colectivas: protestas y organizaciones sociales en escenarios de crisis, en el interior del país”, durante los meses de junio y julio de 2007, dirigido por la Prof. Norma Giarracca
[63]Este emprendimiento sufrió importantes cambios a lo largo de los años y una alta tasa de rotatividad en sus integrantes producto de algunas crisis internas del proyecto y sumado a la falta de insumos que tuvo en diferentes períodos que afectaron su funcionamiento de manera continuada; sumado a las dificultades en la comercialización de las prendas producidas a causa de la competencia de la ropa proveniente de la cercana zona fronteriza con Bolivia que se comercializa a menor costo que la que producen desde la UTD.
[64]Entrevista a Rodolfo “Chiqui” Peralta (Referente de la UTD). Realizada en el marco del proyecto de investigación de la Universidad de Buenos Aires UBACYT S-087: “Acciones colectivas: protestas y organizaciones sociales en escenarios de crisis, en el interior del país”, durante los meses de octubre y diciembre de 2010, dirigido por la Prof. Norma Giarracca.
[65]Entrevista a Marcela Almaraz (joven integrante de la UTD). Realizada en el marco del proyecto de investigación de la Universidad de Buenos Aires UBACYT S-087: “Acciones colectivas: protestas y organizaciones sociales en escenarios de crisis, en el interior del país”, durante los meses de junio y julio de 2007, dirigido por la Prof. Norma Giarracca.
[66]Entrevista a José “Pepino” Fernández (Referente de la UTD). Realizada en el marco del proyecto de investigación de la Universidad de Buenos Aires UBACYT S-087: “Acciones colectivas: protestas y organizaciones sociales en escenarios de crisis, en el interior del país”, durante los meses de octubre y diciembre de 2010, dirigido por la Prof. Norma Giarracca.
[67]Pereyra, S., 2006, Ob. Cit., p.15.
[68]Entrevista a joven integrante de la UTD en Korol, Claudia, 2006, Ob. Cit., pp. 35- 36
[69]Entrevista a joven integrante de la UTD en Korol, Claudia, 2006, Ob. Cit., pp. 38.
[70]García Guerreiro, Luciana y Wahren, Juan, 2005, Ob. Cit.
[71]Entrevista a Pablo (joven integrante de la UTD). Realizada en el marco del proyecto de investigación de la Universidad de Buenos Aires UBACYT S-087: “Acciones colectivas: protestas y organizaciones sociales en escenarios de crisis, en el interior del país”, durante los meses de octubre y diciembre de 2010, dirigido por la Prof. Norma Giarracca.
[72]Entrevista a María (joven integrante de la UTD). Realizada en el marco del proyecto de investigación de la Universidad de Buenos Aires UBACYT S-087: “Acciones colectivas: protestas y organizaciones sociales en escenarios de crisis, en el interior del país”, durante los meses de junio y julio de 2007, dirigido por la Prof. Norma Giarracca.
[73]Entrevista a Ricardo (joven integrante de la UTD). Realizada en el marco del proyecto de investigación de la Universidad de Buenos Aires UBACYT S-087: “Acciones colectivas: protestas y organizaciones sociales en escenarios de crisis, en el interior del país”, durante los meses de octubre y diciembre de 2010, dirigido por la Prof. Norma Giarracca.
[74]Entrevista a María (joven integrante de la UTD), 2007, Ob. Cit.
[75]Entrevista a Tomás Moreno (Responsable Taller de Herrería UTD), 2004, Ob. Cit.
[76]Entrevista a Ricardo (joven integrante de la UTD), 2010, Ob. Cit.
[77]Entrevista a Tomás Moreno (Responsable Taller de Herrería UTD). Realizada en el marco del proyecto de investigación de la Universidad de Buenos Aires UBACYT S-087: “Acciones colectivas: protestas y organizaciones sociales en escenarios de crisis, en el interior del país”, durante los meses de octubre y diciembre de 2007, dirigido por la Prof. Norma Giarracca.
[78]Entrevista a Rodolfo “Chiqui” Peralta (Referente de la UTD), 2010, Ob. Cit.
[79]Entrevista a Rodolfo “Chiqui” Peralta (Referente de la UTD) en Ceceña y Korol, 2005, Ob. Cit. p. s/d.
[80]Entrevista a Rodolfo “Chiqui” Peralta (Referente de la UTD) en Ceceña y Korol, 2005, Ob. Cit. p. s/d.
[81]Entrevista a Luis (joven integrante de la UTD), 2010, Ob. Cit..
[82] García Guerreiro, Luciana y Wahren, Juan, 2005, Ob. Cit.
[83]Urresti, M., “Paradigmas de participación juvenil”, en Balardini, S. (Comp.), La participación social y política de los jóvenes en los horizontes del nuevo siglo, CLACSO, Buenos Aires, 2000.
[84]Santos, Boaventura de Sousa, 2003, Ob.Cit.
[85]García Guerreiro, Luciana y Wahren, Juan, 2005, Ob. Cit.