Revista Andes, Antropología e Historia

Vol. 2, Nº 32, Julio - Diciembre de 2021

 

Esta obra está bajo licencia de Creative Commons Atribución - No Comercial CC BY-NC    https://creativecommons.org/licenses/by-nc/4.0/ ISSN Nº 1668-8090

 

 

SOBRE MEMORIAS MATERIALIZADAS Y SU ACTIVACIÓN EN UN CONTEXTO ARQUEOLÓGICO. EL CASO DEL CASCO HISTÓRICO DE CONCEPCIÓN DE LA SIERRA (MISIONES, ARGENTINA).

 

ABOUT MATERIALIZED MEMORIES AND THEIR ACTIVATION IN AN ARCHAEOLOGICAL CONTEXT. THE CASE OF THE HISTORICAL CITY OF CONCEPCION DE LA SIERRA (MISIONES, ARGENTINA).

 

Amanda Eva Ocampo

Universidad Nacional de Misiones

Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas

Secretaría de Investigación y Postgrado

Argentina

amiocampo25@gmail.com

 

 

Fecha de ingreso: 19/10/2020  

Fecha de aceptación: 29/04/2021

 

 

Resumen

El presente trabajo de investigación se lleva a cabo en el pueblo de Concepción de la Sierra (Misiones, Argentina). Entre los siglos XVII- XVIII, su territorio fue parte de uno de los treinta pueblos de reducciones jesuíticas, fundada en 1619, la reducción “Nuestra Señora del Ibitiracuá” o “Concepción”. Actualmente dicho lugar constituye un patrimonio arqueológico en pleno casco urbano y con una materialidad circundante.

Partiendo de esta articulación pasado-presente, la propuesta de este artículo es aportar al estudio de un período de la historia regional, cuyas materialidades arqueológicas se manifiestan como un elemento presente en la vida cotidiana de la comunidad concepcionense. Para ello, se propone una metodología para sitios reduccionales en contextos urbanos, tales como las tareas de prospección y el registro oral, a partir de entrevistas.

Finalmente, se discute y considera los estudios de la materialidad arqueológica distribuida en el casco histórico, desde una mirada arqueológica/antropológica, que indique cuáles son los medios por los que la memoria social es reproducida.

 

Palabras clave: arqueología- reducción- memoria – patrimonio –materialidad

Abstract

This research is carried out in the town of Concepción de la Sierra (Misiones, Argentina). Between the XVIIth and XVIIIth centuries its territory was one of the thirty jesuitic reductions founded in 1619. The reduction Nuestra Señora del Ibitiracuá or “Concepción”, is today an archaelogical heritage site within the town itself with materiality all around.

From this past- present articulation the research proposes to study a period of regional history which presents an archaeological materiality as an element present in daily life of the local community. For this reason, we present a methodological proposal for reduction sites in urban contexts. It concerns prospections and oral recordings from interviews. 

Finally, we argue and consider a study of the archaeological materiality distributed at the historical center of Concepción de la Sierra from an archaeological/ anthropological perspective that indicates what are the means by which the social memory is reproduced. 

 

Keywords: Archaeology- reduction- memory- heritage- materiality

 

 

 

 

Introducción

 

Las reducciones jesuíticas (1610-1768) que ocuparon la región misionera –hoy sureste de Paraguay, sur de Brasil, nordeste de Argentina y Uruguay- constituyen uno de los patrimonios más ricos de la actual provincia de Misiones. Una de ellas se encuentra en el actual pueblo de Concepción de la Sierra (en adelante CS), constituyendo el centro de interés de esta investigación (figura 1).

Una de las particularidades de dicho pueblo es que se encuentra emplazado en la misma ubicación del trazado urbano jesuítico de los siglos XVII- XVIII. Éste manifiesta principalmente, en su entorno social y natural, la historia de la interacción hispano- indígena, a partir de la huella que dejó la Compañía de Jesús en su paso por las tierras de la región[1].

De esta manera y contando con la materialidad arqueológica que se encuentra en el casco histórico y los conocimientos sobre el sitio por parte de sus habitantes, se propone indagar, en primer lugar, en la conexión pasado-presente en los espacios habitados, y, en segundo lugar, si esta articulación manifiesta (o no) una memoria social.

Se realizaron relevamientos de rasgos arqueológicos y restos materiales, a partir de prospecciones y el registro de relatos orales de los/as habitantes locales. En ambos métodos se tiene en cuenta la característica particular de la reutilización espacial y material como elemento de rememoración. Finalmente, se presenta una propuesta de estudio sobre memoria social, y cómo CS expresa un carácter de memoria sensorial[2] y experiencia, a través de la resignificación de los elementos estructurales y simbólicos, revelados en el contexto arqueológico y moderno actual.

Este trabajo es parte de un proyecto mayor, que se inscribe en una investigación interdisciplinaria, generada en la Universidad Nacional de Misiones, que fomenta la inclusión y el uso activo del patrimonio comunitario, en la atención de asuntos e intereses sociales con implicancias culturales y políticas, trabajando en una arqueología inserta en las prácticas cotidianas y en cuestiones sociales[3].

 

Contexto histórico de la reducción

 

Al suroeste de la provincia de Misiones y cercano al río Uruguay, se encontraba una reducción jesuítica, fundada por el Padre Roque González de Santa Cruz -8 de diciembre de 1619-, denominada “Nuestra Señora de la Limpia Concepción de Ibitiracuá”[4] o también conocida como Concepción.

Dicha reducción fue una de las más grandes y de ella surgieron los pueblos jesuíticos de San Nicolás y Santo Ángelo, actualmente en territorio brasileño. El jesuita Furlong afirmaba que “a pesar de haber sido madre de otras dos reducciones, Concepción contó siempre con numerosos pobladores. En 1702 la cifra fue la mayor de entre todas las reducciones, y alcanzó 5653 almas[5].

 

 

 

 

 

Figura 1. Reducciones jesuíticas y ubicación de la reducción de Concepción.

 

La planificación del trazado urbanístico coincidía con el esquema fijo típico de las reducciones emplazadas en estos territorios; una gran plaza central constituía el corazón de cada poblado, ancha de cien metros y larga de unos ciento treinta, donde se erigía una cruz imponente, acompañada, con frecuencia, con estatuas de la Virgen y del santo patrono del poblado. En la plaza se centraba la vida social de la comunidad: al frente y ambos costados se encontraban la iglesia, el colegio, el cementerio, los talleres, las viviendas de los misioneros y el cotiguazu, mientras que en los laterales se ubicaban las viviendas de los guaraníes, dispuestas en largas filas barriales paralelas, que partían desde el centro hacia la periferia[6], rematando en la entrada principal, a cuyos costados habían otros edificios públicos como el cabildo y los depósitos, entre otros (figura 2).

Un dato interesante es que la reducción de Concepción nunca se mudó del pueblo, ya que se hallaba en un área distante tanto de las incursiones de los Payaguá -señores entonces del río Paraguay y parte del Paraná- como de los Guaycurú como, así también, de los embates de los portugueses -que venían haciendo sus conquistas desde el norte y desde el sur- y que realizaban inmensos rodeos para llegar a esa parte. Además, el lugar se hallaba resguardado por un bosque impenetrable hacia el este; factores que hacían de Concepción un territorio protegido y factible de cobijar las reliquias de los pueblos guayreños, del Tape e itatines[7].

Figura 2. Plano de la antigua reducción jesuítica “Nuestra Señora de la Concepción”. Fuente: Reseña Histórica de Concepción de la Sierra”. Territorio de Misiones.

 

 

 

El paso del tiempo y su evolución urbana

 

En la actualidad, el pueblo histórico de CS condensa huellas materiales del paso misional, preservados como muestras de un patrimonio arqueológico, que manifiesta una reutilización de elementos, que conforman parte de la trayectoria histórica de la sociedad local. Por lo tanto, de esa reducción que habría sido parte del entorno de colonización, se puede observar una materialidad que une y articula el pasado-presente, a través de estructuras edilicias y piezas arquitectónicas, en parte sueltas, fragmentarias, incompletas pero presentes en la vida cotidiana de la comunidad (figura 3).

Estos elementos están constituidos principalmente por cimientos de muros, estructuras conformadas por materiales de distintos periodos, reutilización de rocas para distintos usos, tales como la construcción de monumentos, reconstrucción de muros divisorios de propiedades privadas, canteros, entre otros.

Si se deduce que la planificación urbana actual es un espacio reutilizado, dicho  carácter se observa en los espacios donde las personas responsables de las obras y de su organización reutilizan materiales, tales como rocas itacurú y arenisca, con un propósito de carácter decorativo y/o funcional (figura 4).

Además, en el espacio cultural del pueblo, se encuentran elementos que fueron parte de las grandes estructuras arquitectónicas presentes en la antigua reducción, tales como pilastras, columnas, hornacinas, capiteles, un reloj de sol, rocas talladas y fragmentos sueltos e incompletos (figura 5).

 

 

Figura 3. El casco urbano de Concepción de la Sierra y la superposición del plano de la antigua reducción. Autor: Arq. Martin Sánchez.

 

     

Figura 4. Hostería Don Francisco; rocas reutilizadas con juntas de cemento y realización de canteros

 

 

   
Figura 5. Materiales arqueológicos expuestos en la Casa de la cultura

 

 

 

 

Enfoque teórico de investigación

 

Se plantea un abordaje teórico que habilite tratar diversos aspectos, dimensiones y territorialidades de los espacios históricos de las reducciones. Dicha tarea resulta compleja ya que, al estudiar sitios arqueológicos insertos en contextos urbanos, se debe tener en cuenta múltiples elementos teóricos o una integración de todos ellos.

Como primer paso de investigación, nos introdujimos en el mundo de la arqueología histórica y urbana, o, en nuestro caso de estudio, en contextos de transformación urbana, para, posteriormente, articular dicho enfoque con una propuesta de patrimonio arqueológico y estudios regionales.

 

¿Arqueología Histórica o  urbana?

           

En primer lugar se debe tener en cuenta una perspectiva analítica basada en un enfoque interdisciplinario, principalmente a partir de contar con herramientas de las disciplinas de la historia, la antropología y la arqueología, abriendo así la posibilidad de reflexionar sobre distintos elementos del discurso arqueológico en su conjunto[8] y, en esa dirección, indagar en cuáles formas de arqueología se lleva cabo en nuestras investigaciones.

Por un lado, se propone seguir los enfoques teóricos de la arqueología histórica. Los debates acerca de su autonomía como disciplina científica transitan, desde la década de 1960, en torno a la discusión acerca de pensar si la arqueología histórica es una herramienta de la historia o un subcampo de la propia arqueología[9]. Actualmente ambas ya han delimitado sus propios objetos de estudio y cada una contiene subdisciplinas que se interceptan. Desde ese lugar, la arqueología histórica se define como “el ámbito de las ciencias que aborda el problema del pasado humano ubicado en tiempos históricos y que puede utilizar para su resolución, información proveniente del registro arqueológico y de documentos escritos”[10] .

En el caso del continente americano, se tiene en cuenta el rango temporal que se inicia con la invasión de los europeos, a partir del estudio de la evidencia material y otras fuentes de información, tales como documentos escritos, pinturas, fotografías y registros orales[11].

En cuanto a las temáticas de investigación que han recibido especial atención en Argentina, se puede mencionar las siguientes: arqueologías de conflicto, de fronteras, arqueología marítima, urbanas, sobre centros clandestinos de detención, esclavitud y, finalmente, a las misiones de jesuitas y reducciones de distintas órdenes religiosas[12].

Otro campo que no debe pasar desapercibido es el de la arqueología urbana, la cual puede ser considerada como la arqueología de la ciudad moderna[13]. Si bien el área de estudio y sus características no entran directamente en esta rama, ya que, al estar insertas en un contexto urbano, pero buscando restos de un periodo anterior, es decir, no dentro de la definición básica de la Arqueología urbana[14], sí interesa observar los procesos de transformación vividos en un espacio, resultado de la acción de una sociedad del pasado que manifiesta huellas en el presente. De esta manera, se toma la propuesta del manejo de múltiples fuentes de información útiles a los estudios arqueológicos, tales como la arquitectura, registros escritos y orales, etc., para reconstruir contextos significativos para el proceso histórico y para su impronta patrimonial. En síntesis, indagar en las alteraciones antrópicas y culturales de un espacio que fue una antigua reducción y presenta una continuidad ocupacional, manifiesta en su reutilización espacial y material.

La mirada arqueológica sobre el sitio y su contexto está orientada a interpretar las conexiones históricas desde la materialidad jesuítica-guaraní, para entender tales manifestaciones materiales como productos del pasado que interpelan las acciones actuales, situadas en un contexto histórico en constante transformación.

Esto ocurre no solo en el pueblo de CS.  Se pueden nombrar algunos ejemplos, tales como en La Cruz, en el departamento de San Martín (provincia de Corrientes), en donde las ocupaciones se habían hecho con la superposición de los antiguos poblados de Santo Tomé, La Cruz y Yapeyú, “aprovechando escombros para las nuevas habitaciones y templos”[15]. Entre sus restos arqueológicos más importantes se encuentran hornos jesuíticos y un reloj de sol.

Ubicado también en la provincia de Corrientes, se encuentra San Carlos, en el departamento de Ituzaingo. El mismo cuenta con vestigios históricos que manifiestan su pasado jesuítico-guaraní y escenario de una de las épicas batallas de las fuerzas misioneras, comandadas por Andrés Guacurarí, en el año 1818. El pueblo moderno creció sobre las ruinas de la antigua reducción y hoy pueden verse los viejos muros y cimientos centenarios, mezclándose con las construcciones modernas.

 

 

Figura 6. Muros jesuíticos conservados en las calles principales de San Carlos. Fuente: Snihur (2017) Diario Región Litoral.

 

 

 

Se destaca así la existencia de un patrimonio arqueológico, integrado al devenir cotidiano de su gente[16]; en el que confluye una arquitectura redefinida en espacios diferenciados, en los que se revelan rasgos elementales de las experiencias de la vida en la reducción, tales como restos de espacios propios de un asentamiento urbano, que incluían desde iglesias, lugares públicos como la plaza y viviendas, dejando múltiples materiales sobre y bajo el pueblo actual.

Se propone la idea teórica metodológica que considera la socialización de la materialidad arqueológica en múltiples escalas, que responden a situar etapas temporo- espaciales de la experiencia social[17] a tono de territorialidades, con lógicas de planificación y organización diferente de la vida cotidiana.

Los trabajos arqueológicos permiten estudiar un período específico. Sin embargo, en nuestro caso de estudio, no se puede borrar el hecho de que la materialidad arqueológica se encuentra en un espacio físico en pleno desarrollo urbano, y, por ende, con la presencia de sus habitantes actuales. En este contexto, dichos materiales, al menos los más visibles y ubicados en pleno casco histórico, son parte de una socialización con el presente, que actúan como un canal de representación para ese pasado histórico.

Esta situación lleva a reflexionar sobre la importancia del sitio arqueológico desde una mirada diacrónica, a partir del uso contemporáneo de las cosas del pasado, representadas y cartografiadas colectiva e individualmente en un paisaje cotidiano. En términos generales, no se debe dejar inadvertido el hecho de que la comunidad establece relaciones cotidianas con las “cosas del pasado”[18], que implican la necesidad de pensar el patrimonio arqueológico desde una visión integral e interdisciplinaria; proponiendo inscribir a la arqueología como un campo de aplicación que integre el estudio del registro material con el contexto comunitario, actual y regional.

 

Materialidad y Patrimonio Arqueológico

 

Actualmente la provincia de Misiones cuenta con edificaciones, espacialidades y múltiples materialidades que constituyen elementos patrimoniales referidos a las antiguas reducciones. Estos conforman un conjunto de fundamental relevancia, especialmente a la hora de gestionar recursos para generar acciones adecuadas a la preservación de la impronta jesuítica – guaraní de la región.

Para poder realizar un estudio y acercamiento a este contexto de bienes patrimoniales, resulta pertinente referirse a la materialidad o restos materiales y la relación entre personas y objetos[19]; crucial en arqueología.

Siguiendo al autor Miller, la materialidad y su estudio proponen dos intentos claves de teorización; el primero, en cuanto cosas como artefactos, y el segundo, a partir de definir el dualismo de sujetos y objetos[20] o simplemente, definir el resto material a partir de la cultura. Esta cultura material existe debido a un ambiente exterior que nos habitúa  e impulsa, y, de manera dialéctica, “producimos y somos los productos de procesos históricos[21].

A partir de contemplar el área de investigación, los restos pertenecientes a las reducciones manifiestan como las personas se estructuran en una trama de relaciones sociales, insertos en una perspectiva espacial y temporal determinada históricamente, y, a la vez, moviéndose en el espacio y tiempo[22].

La materialidad tiene la capacidad de acumular historias, y su significación deriva de distintos grupos sociales y eventos conectados entre sí, generando diferentes contextos sociales de la cultura material[23].

 A partir de la materialidad, se genera el patrimonio definido como un hecho social en el cual ciertos procesos de distintas sociedades, momentos e impresiones materiales se legitiman como algo digno de ser estudiado, conservado y puesto en valor; es decir que son socialmente apreciados[24]. Y si bien esas manifestaciones materiales fueron realizadas y puestas en función en tiempos pretéritos, pasan a ser bienes patrimoniales valorados, a partir del aprecio en contextos actuales, concebido desde una relación emocional-cognitiva, si se quiere, y concretizado, mediante prácticas de reutilización y manipulación de los mismos.

El patrimonio presenta una gran heterogeneidad y multiplicidad, desde sus formas de definirlo, estudiarlo y gestionarlo[25]. Un elemento clave, manifestado como parte de una “dualidad ontológica[26], es que el patrimonio se hereda y se construye, a partir de su resignificación y reutilización.

El patrimonio arqueológico se define como todas las evidencias materiales, producto de las actividades de poblaciones del pasado, tuteladas por el Estado a través de sus distintas jurisdicciones. Su correcta puesta en valor implica una incidencia social, es decir, o la sociedad participa y disfruta de estos bienes o ni siquiera podrán denominarse patrimonio[27].

La arqueología histórica que trabaja sitios reduccionales, en especial en su aplicación intensiva en los contextos urbanos, no debe ignorar las temáticas de la conservación y restauración del patrimonio cultural y los historiadores y arqueólogos/as están llamados a dar cuenta de esta situación de ausencias, desvalorización e indiferencias, respecto de determinados vestigios, ya considerados de la humanidad[28]. Es decir que hace falta “añadirle al patrimonio cultural una función simbólica, cultural y documental[29], que represente a la región desde un hecho histórico memorable. Se propone reflexionar sobre el patrimonio, no como parte de una historia objetiva ni un objeto valioso per se, sino como referente a los usos que del pasado se hacen en el presente[30].

Los sitios arqueológicos van cambiando, transformando y resignificándose a lo largo del tiempo, constituyéndose en un paisaje testigo y/o protagonista de procesos sociales y trayectorias que van forjando identidades empoderadas por los grupos humanos que los manipulan. Es decir, no habitamos territorialidades a la manera de desiertos deshabitados, sino que hasta estos mismos son producidos por las sociedades que existen, ocupan y agencian los lugares para la supervivencia, y sus rastros son imposibles de ignorar en los trabajos arqueológicos de estudio.

Se propone pensar al patrimonio en referencia con lo que existe y se construye, en donde cada actor social se relaciona con sus patrimonios, mediante distintas prácticas empíricas y cognoscitivas, objetos, discursos, espacios y tiempos, a partir de experiencias y acciones en las múltiples esferas del plano social.

Atender patrimonios arqueológicos implica pensar en las relaciones sociales que existen en y a través de nuestros mundos materiales[31].

 

La región en lo local y viceversa. Territorialidad/es de estudio

 

            A partir de centrar la investigación en una de las reducciones que fueron parte del sistema misionero de los treinta pueblos de jesuitas y guaraníes, es que se suma al enfoque teórico una perspectiva regional, que pone el punto de interés en los estudios regionales como objeto de análisis. Dicha línea analítica nace y crece en el campo de las ciencias sociales –geografía, economía, historia, antropología, etc.-y revisa y recupera la noción de región-territorio, como núcleo del dilema –generalidad/particularidad-, en la discusión sobre procesos y prácticas sociales. Desde la perspectiva histórica, interesa adherir a la afirmación de que las regiones, en tanto territorialidades producidas socialmente, “son espacios humanizados singulares que son modificados y se reestructuran, precisamente, a través de la actividad humana[32].

Si consideramos territorio como una realidad existente, de carácter ontológico, y no un simple instrumento de análisis, tradicionalmente tenemos dos posibilidades, vehiculadas por aquellos que priorizan su carácter de realidad físico-material o realidad “ideal”, en el sentido del mundo de las ideas[33].

Las regiones, en tanto herramienta teórica de los/as investigadores/as, se constituyen así en “hipótesis a ser demostradas[34]. A esto se agrega que un análisis social tendrá en cuenta el uso del territorio, y no el territorio en sí mismo como interacción entre un sistema de objetos y un sistema de acciones[35].

La región puede considerarse como lugar-local/lugares/región-nación-mundo, en interacción secuencial o congelados, a tono de dimensiones o escalas de observación, y cuyas dinámicas son impulsadas por el motor de los conflictos sociales, tanto al interior como hacia el exterior de las configuraciones espaciales generadas; las lecturas de ese devenir/es son factibles de ser verificadas en y desde el acontecer histórico[36]. Bajo la compresión espacio temporal, “las distintas significaciones otorgadas al espacio y al tiempo por distintos actores sociales entran en conflicto[37].

En ese sentido se utiliza el enfoque regional-local como categoría de análisis que considera a la espacialidad como constructo cultural resultante de un proceso histórico, que se imprime desde y como sello identitario, que permite generar sentidos de pertenencia respecto de los lugares habitados. Es así que la historia y las historias, en tanto trayectorias particulares y colectivas, dotadas de vivencias, experiencias y percepciones acerca del lugar, ofrecen las rutas de sentidos que los sujetos reglamentaron, consensuaron y dispusieron, respecto del uso y organización de los espacios de dominio - jurisdicciones políticas, modelos económicos y pautas culturales específicas[38].

Un elemento clave en estos enfoques de estudio son los espacios.  Los mismos dependen de los problemas que se aborden, y cada investigación y sus resultados ofrecen las pautas necesarias para su definición[39]. En el caso de la reducción de Concepción, como espacio local se comprende que fue parte de una región misional y sistema integral, formado e inserto en el orden colonial-imperial español. Es decir que, si bien fue un espacio con una dinámica particular, formaba parte de una macro-región cultural[40]. Sin embargo, no se debe desatender las “variadas relaciones con las sociedades circundantes-fronterizas que a su vez, han construido sus propios espacios[41]; y las influencias y determinaciones que generaron la evolución de ese sistema integrado como misión-región misional.

Es así que las evidencias históricas y arqueológicas indican que la región no es un hecho geográfico inmutable en el tiempo, sino un hecho histórico mutable[42], transformado y transformable, dando pie a inscribir nuevas significaciones y sentidos a la territorialidad, vinculando seres humanos y espacio habitado/habitable[43]. Se piensa en la región como parte de procesos abiertos, dinámicos, contingentes, en permanente transformación a partir de las prácticas materiales y culturales de la sociedad.

 

 La formación de un espacio supone la acumulación de acciones localizadas en diferentes momentos, (…) condicionante de los procesos sociales en cuanto posee la capacidad de perdurar más que la sociedad que produce en las formas espaciales[44].

 

Hay un territorio que se define antes de todo en referencia con las relaciones sociales y al contexto histórico en que está inserto. Una de las características más importantes es su historicidad, inherente a todo grupo social a lo largo de toda su historia, e imprescindible diferenciarlo en la especificidad de cada período histórico[45].

Teniendo en cuenta que el espacio de CS dispone de una materialidad arqueológica que une un pasado con un presente, es que los estudios regionales ofrecen  una alternativa para estudiar en una misma sociedad “aquello que perdura y aquello que cambia[46], a partir de lo que fueron los espacios reduccionales y su continuidad histórica. Al analizar el caso puntual de dicho pueblo, se encuentran y reconocen una diversidad de experiencias concentradas en rastros que se superponen, en parte hermetizados y en parte permeables a la modificación.

En esa dirección resulta fundamental el aporte de los trabajos de arqueología histórica en los estudios regionales, para estudiar un pasado histórico que no ignore ni presentes ni futuros[47] y, comprendiendo a los estudios de sitios reduccionales como un

 

Área misionera integrada por los territorios de todas las comunidades indígenas participantes, configurando una macro-región” desde una conceptualización anclada en la idea región cultural definida como una estructura espacial sincrónica y diacrónica[48].

 

  Desde esta perspectiva, es imprescindible incorporar las variables espacio-temporales en las que se desenvuelven las relaciones sociales, ya que la región

 

Es el resultado de un proceso de estructuración social que articula tiempo y espacio y condensa diferentes procesos sociales que implican el desarrollo de una territorialización contextual, que orienta procesos particulares locales, y de una periodización de las relaciones histórico-sociales que surgen del propio objeto de estudio, más que de una entidad previamente establecida[49].

 

Al fin y al cabo, pensar el contexto de las misiones como un conjunto de treinta pueblos que actuaron en un territorio en común[50].

 

Paisajes arqueológicos y cotidianeidad como fuentes de memoria

 

A partir del sitio objeto de estudio, sus particularidades como patrimonio vivo y cotidiano y su paisaje arqueológico circundante es que se trae presente la idea de una manifestación de memoria social.

Si bien los debates e intentos por definir las prácticas de la memoria son múltiples y analizadas desde distintas perspectivas de estudio, ya sea como fuente de conocimiento o de compromiso político y/o de lucha[51], en este trabajo se toma como punto de partida la idea de definir la memoria como una práctica social, que trae el pasado al presente e involucra procesos de recuerdo y resignificaciones de conocimientos heredados.

A partir de pensar en el casco urbano de CS como un disparador de rememoración, se sigue la línea de Halbwachs y la memoria colectiva[52].  La misma conlleva la idea de pensar cómo los recuerdos se adaptan al conjunto de nuestras percepciones actuales, y cómo estos son colectivos, siendo los demás quienes nos los recuerdan[53]. Hay una conformación de memorias a partir del hecho de formar parte de un grupo, estar en contacto con éste, identificarse con él y confundir nuestro pasado con el suyo[54].

 Si tenemos en cuenta que hay un lugar histórico y habitado en el presente, se recurre al elemento de trayectoria; es decir, como las formas en que las personas se reconocen y reconstituyen sus autobiografías se irán transformando de acuerdo con los lugares comunes que ocupan y las relaciones que se establecen en los distintos medios sociales[55]. En este caso, hay una memoria que es entendida como marcos de interpretación constituidos por experiencias localizables en el espacio, como lugares físicos que funcionan como mojones en los que se estructuran los marcos espaciales, a partir de los cuales recordamos[56].

En CS, el pasado de un determinado periodo histórico regional se experimenta a través de la vida cotidiana en el presente, cuando las personas se mueven en un medio espacial preconfigurado, al que su circulación también modifica[57].

El sitio reduccional y actual pueblo habitado muestra en sus espacios una vinculación entre memoria y lugar, manifestándose en materialidades y en cómo las personas usan esos restos materiales, reutilizados para recordar, olvidar, o distanciarse de sus pasados[58].

La memoria, en este caso, no es solo una fuente de conocimiento, sino también un modo de experimentar el entorno[59]. Desde esta perspectiva, los lugares no existen solamente porque se les atribuyen pensamientos, sentimientos y valores, sino que, además, su entidad se basa sobre el hecho de que dichos significados provienen de la experiencia de habitarlos[60].

A partir de un protagonismo de la comunidad que habita un sitio arqueológico, se puede pensar en memorias a partir de trayectorias, y cómo éstas se ligan en cualquier lugar y momento cuando se recuerda y es producida por la práctica de los caminantes y su integración se realiza a través de trayectorias y no en niveles abstractos de una clasificación descontextualizada[61]. Las personas que viven cotidianamente en CS conocen sus alrededores a través de relatos sobre ocurrencias pasadas, ligando su propia historia con la de otros/as.

 

 

Metodología de trabajo

 

A continuación se presentan los métodos y técnicas tanto arqueológicas como etnográficas que permitieron abordar la temática de estudio.

Entrevistas con habitantes de la zona

 

En esta etapa de trabajo, se tuvo en cuenta como fundamental fuente de información a los miembros de la misma comunidad, mediante entrevistas y diálogos abiertos con las personas, para integrar los conocimientos y saberes en circulación. Sus historias, opiniones y referencias sobre el paisaje comunitario, en términos de percepciones y experiencias particulares, aportaron en el proceso de la investigación histórico-arqueológica. Desde esta lógica, se entiende la importancia de utilizar información cualitativa, al considerar la visión y posicionamientos múltiples respecto del impacto antrópico en los sitios arqueológicos, y para referenciar acerca del lugar que los restos arqueológicos tienen en la cotidianeidad, que incumbe a las prácticas de los/as habitantes actuales.

 

Prospección arqueológica

 

Las prospecciones fueron realizadas en un área seleccionada del casco histórico. Se adoptó la prospección arqueológica, entendida según Gallardo y Cornejo como “la aplicación de un conjunto de técnicas para optimizar las probabilidades de descubrimiento de los materiales culturales que caracterizan el registro arqueológico en el ámbito de un espacio geográfico conceptualmente definido”[62].

Para realizar dicha prospección, la técnica elegida fue la táctica pedestre; una inspección sistemática de un área de la superficie por un equipo de operadores/as espaciados en intervalos regulares[63].

Se definió una sección limitada del área de estudio, teniendo en cuenta principalmente la superposición de planos de la antigua reducción y el tejido urbano actual, los datos e información de múltiples lugares, con material arqueológico proporcionado por habitantes del municipio, y la accesibilidad de los espacios elegidos para su relevamiento.

 

Resultados

Relatos orales sobre el convivir con un sitio histórico

 

Se realizaron diálogos abiertos y entrevistas semiestructuradas, tanto a personas nacidas en la misma localidad como a las que se encuentran viviendo en el mismo lugar por un tiempo mayor a diez años. Las entrevistas fueron realizadas a grupos que se encontraban juntos en algún punto en común (como un lugar de trabajo o espacios públicos, como la plaza), en viviendas y en otras locaciones del casco urbano. En cada caso se consideró la estructura etaria, sexo, ocupación y si pertenecían a alguna institución (escuelas, Casa de la Cultura, Municipalidad, entre otros) (tabla 1).

Desde un abordaje antropológico, cuando los encuentros de conversación salían de la estructura de las preguntas diagramadas, se generaron diálogos abiertos a modo de enfoques biográficos[64], es decir, historias de vida contadas que palpaban el pasado del pueblo; desde los cambios y transformaciones del lugar, ubicación de los espacios más antiguos, las funciones de determinados espacios (de antes y ahora), entre otros temas.

 

 

Tabla Nº 1.  Base de datos de las personas entrevistadas 

Personas entrevistadas

Sexo

Edad

Trabajo/ pertenencia institucional

6 estudiantes

5 masc./ 1 fem.

15 y 17 años

Estudiantes de la Escuela Normal Sup. Nº 7 Paula Albarracín de Sarmiento

4 empleados

4 masc.

adultos

Ministerio de Agronomía

3 empleadas

3 fem.

adultas

Hospital de Concepción de la Sierra

4 empleados/as

2 masc/ 2 fem.

adultos

Personal de la Casa de la Cultura

2 estudiantes

2 fem.

adultos

estudiantes de Turismo

1 empleado

masc.

jubilado

Encargado de la Biblioteca Popular Bartolomé Mitre

2 propietarios (matrimonio)

1 fem. /1 masc.

adultos

Dueños del hotel Amoité

1 empleada

fem.

adulta

Abogada y concejal de Concepción de la Sierra

2 empleadas

2 fem.

adultas

Guías de las reducciones de Santa Ana y San Ignacio

1 docente

masc.

adulto

Director de la Escuela Nº 742

4 estudiantes universitarias

4 fem.

adultas

Estudiantes de la Facultad de Arte y Diseño

1 empleada

fem.

adulta

Lic. en turismo

1 docente

fem

adulta

Directora del Instituto Superior Manuel Giudici

1 funcionario

masc.

adulto

Intendente del municipio de Concepción de la Sierra

4 jubilados

2 masc/ 2 fem.

adultos

Ex docentes y gendarmes retirados

Total de entrevistados/as: 37

 

 

 

Fuente: elaboración propia

    

 

En términos generales, los temas tratados fueron los siguientes:

En primer lugar, la presencia de materiales de la época jesuítica; identificación de materiales que pertenecían a la antigua reducción de Concepción en el área de viviendas y otros lugares cercanos. En este caso, algunas personas inclusive nos invitaban a sus casas y chacras cercanos, para mostrar dichos materiales.

En los espacios abiertos y públicos del pueblo, los restos de muros o rocas sueltas también eran conocidos sobre todo por personas mayores y en particular, por un jubilado docente que tenía un interés personal por la historia del pueblo. Siguiendo el tema material, también se mencionaban situaciones de robo, explicando que algunos se encontraban en museos como en la provincia de Buenos Aires y en zonas aledañas, como el pueblo de Apóstoles, el cual cuenta actualmente con una estatua de un santo sin cabeza.

Otro tema presente fueron los mitos, leyendas e historias locales. A partir de que las entrevistas se iban realizando, si bien se empezaba con el tema “propiamente arqueológico” del pueblo, esto se iba relacionando con las historias del pueblo y con sus leyendas. Si bien no desarrollaremos este tema[65], se destaca el hecho de que la historias más populares y repetidas por las personas entrevistadas se relacionan con el santo Roque González y la creencia de que sus restos (y su corazón) se encuentran bajo el edificio de la actual iglesia, en frente de la plaza principal, y los túneles de jesuitas construidos en distintos lugares del pueblo.

Finalmente, en la mayoría de las entrevistas, se comentaba acerca del estado sociocultural y económico actual de CS. Estos temas incluyeron desde la situación urbana del pueblo, nuevas obras por hacer, servicios públicos ineficientes, fuentes de trabajo y diásporas ha­cia las grandes ciudades.

Si bien no se presenta en este trabajo un análisis exhaustivo sobre toda la información que se obtu­vo en los diálogos, se debe mencionar cuáles fueron las ideas generales que surgieron:

Se manifestaron conocimientos generales por parte de los entrevistados, en referencia a rasgos arqueológicos que forman parte del casco urbano principal, como así también de espacios y materiales sueltos, presentes en propiedades privadas. También se registró una vinculación de la historia regional del pueblo con mitos y leyendas, atendiendo a que las mismas van desapareciendo en las nuevas generaciones.

En referencia a la materialidad arqueológica, algo notable es que se pudo distinguir un interés por preservar y cuidar el patrimonio je­suítico o antigua reducción, a partir de la demanda de acciones por parte de los vecinos y vecinas, al mismo municipio. Esto conllevó en algunos casos, a mostrar las ubicaciones de distintos espacios “con historia” y en los cuales los/as arqueólogos/as e investigadores de la universidad debían estudiar.  No obstante, el llamado progreso en el sentido de generar un avance del pueblo, en cuanto a nuevas obras edilicias y de pavimento urbano, también fueron considerados como elementos claves, pero sin poner en contradicción la idea de preservar. En entrevistas a docentes y al mismo Intendente, este tema tuvo relación con posibles proyectos de turismo local, como así también planes a futuro de desarrollo local.

A partir de las entrevistas realizadas, se presenta la idea de que los habitantes del pueblo conocen el escenario cultural y natural que conforma el casco histórico y presentan conocimientos acerca de que la región estaba conformada por antiguas reducciones jesuí­ticas, manifestando inclusive que Concepción es “la reducción más antigua de la provincia”.

 

Concepción es el pueblo más antiguo de la provincia. Las primeras gentes que empezaron a progresar eran de acá[66].

 

Se generan variados niveles de conocimiento y concientización de los sitios históricos, a partir de la existencia de piezas y rasgos arqueológicos, que se encuentran a lo largo de la provincia y particularmente de CS. Los registros orales muestran que se conocen y ubican muros, rocas, tejas, cimientos de antiguas estructuras jesuíticas y otras construcciones conocidas[67].

     A partir del registro de relatos orales, definidos como fuentes de información, se accedió a las diferentes trayectorias de los habitantes de CS, en directa relación con una materialidad arqueológica presente en el pueblo y en su vida cotidiana.

     Se consideró la entrevista y el diálogo abierto como una técnica de investigación que buscó indagar en el conocimiento, por parte de integrantes de la comunidad, respecto de la historia del periodo jesuítico, lo que dejó este paso y la actualidad del pueblo en referencia de su historia (figura 7).

 

 

Figura 7. Temas principales obtenidos de los registros orales.

 

 


Materialidad arqueológica en el casco urbano

 

Los trabajos de prospección se realizaron a partir de dos recorridos con una orientación N-S y E-O, con el fin de lograr una contextualización más precisa del sitio y de sus áreas circundantes. En total, se registraron sesenta y tres áreas que contenían material arqueológico, dentro del contexto urbano del pueblo (figuras 8 y 9). Éste, en su mayoría, estaba representado por rocas itacuru y arenisca, las cuales fueron utilizadas como material constructivo durante el periodo de ocupación de la reducción jesuítica- guaraní[68]. También se registraron estructuras de viviendas indígenas (figura 10) y otras que contenían una mezcla de materiales de distintos periodos históricos, una reutilización de rocas para la realización de obras, tales como muros divisorios (figura 11), y una reutilización de materiales para la realización de canteros.

Si bien el relevamiento superficial de materiales arqueológicos es un trabajo de mayor densidad y con objetivos específicos de una investigación arqueológica, en este artículo se analiza la materialidad y el conocimiento local de la misma, en articulación con una propuesta de estudio sobre memoria social.

 

Figuras 8. Registro de la ubicación de los restos arqueológicos relevados del recorrido Nª 1. La plaza fue tomada como punto de referencia.

 

 

 

 

Referencias

1- Cimiento de rocas en terreno privado

2- Huerta realizada con rocas itacuru

3- Roca canteada.

4- Vereda realizada con roca arenisca y un detalle iconográfico. Además hay una reutilización de rocas para cantero.

 5- (Área Concep 1) Terreno elevado de propiedad privada donde se observan dos líneas de muros de roca itacurú. Los mismos están cubiertos de vegetación.

6- Muro de rocas en vereda de propiedad privada.

7- Terreno nivelado con máquinas, que presenta perfiles de hasta 2 m. Se observa material arqueológico (tejas, vidrio, cerámica, loza, etc.)

8- Perímetro de una propiedad rodeado de un muro con rocas itacurú y cemento.

9- Obra en construcción con formación de perfil donde se observa un alineamiento de rocas.

10- Vivienda con frente con un acopio de rocas itacurú.

11- Utilización de rocas de arenisca e itacurú para la realización de un cantero.

12- Alineación de cimientos y rocas sueltas utilizadas para cantero en la vereda.

13- Terreno esquinero bordeado por un muro bajo con rocas itacurú y cemento.

14- Espacio de bomberos. Se observa un posible muro de contención en la vereda, alterado por la remoción de raíces de un árbol.

15- Entrada de Hostería “Don Francisco”: rocas reutilizadas con juntas de cemento y realización de canteros.

16- Vivienda nivelada con rocas itacurú.

17- Espacio FM Renacer.  Estructuras realizadas con rocas itacurú y realización de canteros.

18- Muro de rocas con pintado moderno.

19- Muro de rocas en una esquina de propiedad privada.

20- Local comercial: en su interior se encuentra un muro de rocas reutilizado.

21- Cancha de fútbol donde se registra una roca canteada.

22- Propiedad que se utiliza como depósito de la comparsa “Maringá”. Cimientos de rocas y baldosas en su interior de una construcción anterior.

23- Muro de rocas itacurú con juntas de cemento.

24- Cantero realizado con rocas itacurú y arenisca.

25- Propiedad con muro de rocas itacurú y cemento.

26- Vereda con roca itacurú y arenisca.

27- Esquina con un muro que presenta cimientos de roca itacurú más ladrillos modernos en su parte superior.

28- Muro que nivela propiedad privada, con rocas itacurú y junta de cemento. En su interior se encuentran rocas de arenisca con ornamentación más un muro de rocas itacurú y ladrillos modernos en su parte superior.

29- Unión de rocas itacurú.

30- Muro realizado con cimientos de roca itacurú más ladrillos modernos.

31- Rocas de arenisca sueltas en el interior del terreno.

32- Muro de rocas itacurú sobre nivel de vereda y rocas pintadas utilizadas para cantero.

33- Vivienda con un frente de muro de roca itacurú y otras rocas en la vereda.

34- Escuela especial Nº 40 edificada sobre cimientos de roca itacurú y ladrillos modernos en su parte superior.

35- Cantero en vereda de rocas itacurú y cemento

36- Cantero de roca itacurú en patio interno de vivienda.

37-Vivienda con cimientos de roca itacurú.      

38- Hilera de rocas en la vereda y rocas en el piso del patio.

39- Rocas en la vereda recién extraídas.

40- Rocas itacurú en la vereda.

41- Muro perimetral de rocas itacurú con cemento. En su patio hay una estructura de contención.

42- Comisaria que tiene en su vereda líneas de roca itacurú.

 43- Roca arenisca en patio de vivienda.

44- Vivienda con línea de rocas itacurú en su vereda.

45- Vivienda con camino de rocas en su patio.

 

Figura 9. Registro de la ubicación de los restos arqueológicos relevados del recorrido Nª 2. La plaza fue tomada como punto de referencia.

 


Referencias

1- Plaza que ubica el comienzo del pueblo. En ella hay un conjunto de columnas, rocas sueltas y un monumento realizado con rocas itacurú.

2- Vivienda en frente de la rotonda de entrada al pueblo, con cimientos de rocas itacurú.

3- Cimientos de rocas sobre terreno.

4- Línea de rocas en la vereda.

5- Línea de rocas en la vereda, cubierta de vegetación.

6- Cimiento de rocas itacurú, debajo de muro de ladrillos modernos.

7- Casa de la Cultura, lugar donde se encuentran materiales arqueológicos como columnas, pilastras, bases y un reloj de sol, tomado de distintas ubicaciones del Municipio.

8- Muro de rocas. En su parte superior posee ladrillos modernos.

9- Muro de rocas utilizado como división de terrenos.

10- Terreno sin construcción en misma manzana del ex Cabildo. Relevado para futura excavación.

11- Predio del Cabildo de la reducción. Pórtico con dintel monolítico.

12- Muro de rocas utilizado para dividir terrenos.

13- Propiedad privada con huerta y muros de rocas utilizadas para división de terrenos.

14- Conjunto de rocas puestas en la vereda.

15- Rocas itacurú sueltas en propiedad.

16- Línea de rocas itacurú en vereda

17- Muro de rocas cubierto de vegetación y perfil.

18- Rocas que se utilizaron para realizar un muro de una cancha de Básquet.

 

 

Figura 10. Muro de rocas itacurú que forma parte del frente de una vivienda particular (punto N° 6 registrado en el recorrido N° 1).

 

 

 

Figura 11. Estructura registrada en el patio del predio del antiguo Cabildo (punto N° 11 registrado en el recorrido N° 2).

 

 

Articulación pasado- presente: reutilización espacial en sitios reduccionales

 

En CS, si tenemos en cuenta que todo el espacio que representa el casco histórico fue parte de la antigua reducción, se deduce que la planificación urbana actual es un espacio reutilizado. Esto además se registra en el relevamiento de campo. La característica particular de reutilización se define como un proceso de reaprovechamiento de un lugar en cuestión. En este caso de estudio, se encuentra un espacio de planificación urbana, típica de una antigua reducción jesuítica-guaraní, que, en un período posterior, sufrió un proceso de reciclaje y el espacio es reutilizado a los fines del nuevo pueblo, desarrollando un nuevo modelo urbano, con funciones similares a su antigua ocupación.

Desde una continuidad ocupacional, teniendo en cuenta la superposición de planos entre el asentamiento de la reducción y el trazado urbano actual, es que se observa una  espacialidad con una repetición de funciones que coinciden; espacios como la plaza principal y la iglesia se encuentran en lugares que, desde 1619, año de la fundación, tuvieron el mismo fin, es decir, como espacios sociales de encuentro y culto religioso. Si se suma, además, la materialidad arqueológica registrada a lo largo del casco urbano, se manifiesta un proceso de reutilización que articula dichos materiales, ya sea sueltos o procedentes de construcciones del periodo colonial, con materiales modernos.

El casco histórico que se encuentra en el sitio manifiesta un condicionamiento espacial, a partir de un pasado revelado materialmente.

Los procesos de reutilización implicaron la articulación de diferentes momentos, formando parte de la evolución urbana y social de la historia del lugar. No obstante, el urbanismo local y desarrollo del Municipio ha llevado a la destrucción de buena parte de las estructuras arqueológicas pertenecientes a la reducción; es decir que, día a día, se sigue perdiendo gran parte del patrimonio arqueológico[69]. De esta manera, se plantea el hecho de que la importancia de los trabajos arqueológicos en los pueblos históricos de la provincia radica en que los sitios se encuentran en peligro de desaparecer, y resulta primordial el rescate de las manifestaciones materiales que se encuentran debajo de los pueblos actuales, como una acción de salvaguardar, además, la memoria histórica[70].

La reutilización de estas planificaciones urbanas reduccionales actualmente se encuentra en directa relación con el pueblo y sus actividades, generando una manifestación de continuidad histórica con su pasado. Los procesos de reutilización implican la articulación de diferentes momentos, formando parte de la evolución urbana y social de la historia del lugar [71].

Si además se tiene en cuenta una perspectiva de investigación en cuanto al lugar como un paisaje arqueológico[72], la materialización del tiempo, en un mismo espacio, únicamente es posible mediante la superposición estratigráfica de los retazos de pasado que lograron sobrevivir. Hay un espacio construido como herencia del pasado[73], que se encuentra en elementos arquitectónicos, como viviendas particulares, y rasgos arqueológicos a lo largo del pueblo.

Teniendo en cuenta que, tanto la elección de las técnicas constructivas como de los materiales utilizados, se constituyen en elecciones formales realizadas por los proyectistas en diversos momentos históricos[74], su estudio permite tener una aproximación a los procesos sociales inherentes a los espacios construidos, y analizar de qué manera la perdurabilidad de algunos de éstos se manifiestan en la reutilización del espacio[75].

Discusión

 

La presente investigación se focalizó en analizar la materialidad arqueológica y los registros de historia oral, de manera tal de poder obtener una visión más integradora y con el objetivo de observar cómo se manifiesta una memoria social.

Desde la arqueología histórica y, en nuestro caso de estudio, teniendo en cuenta un sitio arqueológico en un contexto urbano, se pudo observar y registrar un espacio inmerso en relaciones sociales y en constante transformación.

Hay una memoria social que se activa en la materialidad arqueológica presente en el casco histórico del pueblo. Esto se genera a partir de la reutilización de materiales, observados en espacios, tales como viviendas y lugares públicos, incluyéndose en la actualidad del lugar y generando una resignificación de lo que fue una antigua reducción.

Si bien hubo determinadas limitaciones en cuanto a definir una precisión cronológica, para ordenar distintos momentos históricos de ocupación, teniendo en cuenta además la reutilización espacial del área hasta momentos actuales, se identificaron locus con variedad de material arqueológico, que sobrevivieron al paso del tiempo e indican un sitio con un alto índice de restos insertos en contextos urbanos.

La característica principal es que la reutilización del espacio genera un factor de obstrusividad; es decir que aumenta la probabilidad de que materiales arqueológicos, depositados en la superficie terrestre, puedan ser descubiertos por un/a operador/a [76].

Si, además, se compara con otras reducciones de la provincia, como los espacios exclusivamente reservados a los/as turistas, tales como las “ruinas” de San Ignacio Mini o Santa Ana, la particularidad de CS es que no es un espacio vacío, sino que se encuentra continuamente recorrido y habitado por su comunidad.

A partir de un registro acerca de los saberes de los/as habitantes de CS, se pudo indagar en un conocimiento histórico local en referencia al periodo regional reduccional. De esta manera, pensar en una articulación entre restos arqueológicos insertos en un espacio actual, más las múltiples trayectorias recorridas en un paisaje reocupado y refuncionalizado, llevan a definir a CS como una constelación pasado- presente[77].

Desde el análisis del espacio social, se pudo observar también que, a partir de las características que presenta, CS estimula la memoria histórica[78]. Desde un todo, los rasgos arqueológicos presentes en el casco histórico del pueblo forman parte de una memoria comunal[79],  en un sentido patrimonial comunitario, aunque algunos de ellos formen parte de propiedades privadas y, por ende, a un propietario/a.

El lugar habitado en donde esos materiales se encuentran insertos, siguiendo a la autora  McCallum, “presenta una yuxtaposición de materialidades, y la inscripción despareja de eventos y procesos sobre los materiales reflejan la hibridación de distintas temporalidades, historias y memorias[80].

 

Consideraciones finales

 

En este artículo, se propuso establecer una articulación entre un registro material arqueológico e histórico junto con los relatos orales, los cuales sirvieron como un vehículo oportuno, para los estudios de memoria social en pueblos misioneros, que fueron parte de antiguas reducciones de jesuitas y guaraníes.

A partir de la investigación realizada, se establece que la materialidad de CS y la memoria social estarían mediadas por una experiencia cotidiana y sensorial del vivir en el sitio arqueológico.

Esta línea de investigación permite plantear el hecho de cómo el lugar de estudio presenta uno de los períodos más importantes en la provincia de Misiones, como es el auge de las reducciones jesuíticas-guaraníes, y cómo éstas se conocen a partir de una experiencia sensorial, usando la cultura material y el espacio físico construido y reutilizado.

Es interesante pensar, a partir del estado actual del paisaje arqueológico que representa el casco histórico de CS, la interacción que la comunidad experimenta con una cultura material de casi cuatrocientos años, y cómo esta experiencia permite activar la memoria histórica del lugar[81].

El sitio arqueológico que presenta un patrimonio vivo es un espacio con múltiples trayectorias de tiempos y eventos[82], y su directa articulación con una materialidad arqueológica de un determinado periodo histórico, como lo fue el reduccional jesuítico- guaraní con una población actual, lo que formula una memoria social en continuo movimiento y transformación.

Se genera un puente pasado- presente que se manifiesta actualmente en el trazado urbano de dicha localidad, acompañado de complejas construcciones sociales que, creemos, se condicionan de acuerdo con un contexto social, cultural e histórico específico, como es la antigua reducción jesuítica de Concepción, inserta en la región de las misiones[83].

Esta investigación llevó a codificar la continuidad vital de la materialidad arqueológica, a partir de los espacios reconstrui­dos y físicamente observables, que, de algu­na manera, condicionaron la línea histórica de los pueblos misioneros con un pasado jesuítico, como ocurre en Concepción[84].

Los relatos orales y la materialidad histórica registrada, presentes en el pueblo son formas conmemorativas de la memoria. Su espacio circundante actúa como una “semilla de rememoración”, como recuerdo, y para recordar siempre debe haber algo de ese pasado. El conocimiento histórico de la comunidad, acompañado de una materialidad arqueológica revelada, sirven para recordar la historia del período reduccional jesuítico- guaraní.

Hay una memoria social e histórica que se expresa como un palimpsesto en donde lo oral y lo material “coinciden en parte, se mezclan y se reinterpretan una y otra vez con nuevos actores[85].El casco histórico que se encuentra en el sitio manifiesta un condicionamiento espacial de un pasado revelado materialmente, a partir de los trabajos de prospección realizados. El resultado es un espacio vinculado al pasado histórico del paso de la Compañía de Jesús por estas tierras, más una continuidad de ocupación, manifestado arqueológicamente por restos materiales, tanto del periodo jesuítico como postjesuítico.

Finalmente destacamos la idea de que los resultados de los trabajos de campo presentados en este artículo son solo una parte de un proyecto mayor y han sido de naturaleza exploratoria. Los mismos no nos permitieron definir secuencias estratigráficas. Sin embargo, pudimos proponer premisas de estudio, en cuanto al sitio de la reducción como un sitio arqueológico multicomponente y reutilizado en un período postjesuítico, ubicado en pleno casco urbano y con múltiples rasgos y materiales arqueológicos e históricos.

 El desafío, entonces, desde la arqueología es pensar en la participación de construir mundos alternativos desde múltiples temporalidades y repensar el establecimiento de una línea de continuidad con el presente[86]. Y el desafío en esta investigación consistió en pensar acerca de cómo la materialización de la memoria puede definirse como una herramienta metodológica, para conocer el pasado, y cómo el mismo es reinterpretado y transformado.

 

 



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[5] Furlong, Guillermo, 1962, Ob. Cit., p. 121.

[6] Armani, Alberto (1997), Ciudad de dios y ciudad del sol. El “estado” jesuita de los guaraníes, DF, México, Ed. Fondo de Cultura Económica.

[7] Furlong, Guillermo, 1962, Ob. Cit.

 

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[11] Landa, Carlos, y Ciarlo, Nicolás, 2016, Ob. Cit.

[12] Landa, Carlos, y Ciarlo, Nicolás, 2016, Ob. Cit.

[13] Schávelzon, Daniel (2020), Manual de Arqueología Urbana. Técnicas para excavar Buenos Aires, CABA, Buenos Aires, Fundación Cassará. Schávelzon, Daniel (1992), La Arqueología urbana en la Argentina. CABA, Buenos Aires; Centro Editor de América Latina.

[14] Schavelzon, Daniel, 2020, Ob. Cit.

[15] Snihur, Esteban (2019) En línea  https://noticiasdelacruz.com.ar//nota/3984/restauran-muros-jesuiticos-de-calles-uruguay-y-misiones (Fecha de consulta: 5 de diciembre de 2019).

[16] Senatore, Ximena (2004), “Discursos ilustrados y sociedad moderna en las colonias españolas de Patagonia”, en Zarankin, Andrés y Funari, Pedro Paulo (eds.), Arqueología Histórica en América del Sur; los desafíos del S XXI, Bogotá, Colombia, Universidad de Los Andes, pp. 29- 54.

[17] Hamilakis, Yannis, 2015, Ob. Cit.

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[20] Miller, Daniel (2005) “Materiality: An introduction”, en Miller, Daniel (ed.), Materiality, Durham N. C., Duke University Press, pp. 1-50.

[21] Miller, Daniel, 2005, Ob. Cit., p. 6.

[22] Petrosini, Alejo, 2018, Ob. Cit.

[23] Gosden, Chris y Marchall, Yvonne (1999), “The cultural biography of objects”, World Archaeology, vol. 31, nº 2, pp. 169-178. Petrosini, Alejo (2017), “Agencia y Patrimonio Jesuítico-Guaraní. El debate en Argentina a principios del siglo XX”, Anais do Museu Paulista: História e Cultura Material, nº 26, pp. 1-34.

[24] Criado, Felipe y Barreiro, David (2013), “El patrimonio era otra cosa”, Estudios Atacameños, 45, pp. 5-18.

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[26] González, Pablo, 2016, Ob. Cit., p. 181.

[27] Querol, Ángeles y Martinez Díaz, Belén (1996), La gestión del Patrimonio Arqueológico en España, Madrid, España, Alianza Editorial S.A. 

[28] Areces, Nidia, 2012, Ob. Cit.

[29] Arenas Fernández, José (1996), Introducción a la Conservación del Pa­trimonio y Técnicas Artísticas, Barcelona, España, Ariel S.A., p. 45.

[30] González, Pablo, 2016, Ob. Cit.

[31] Miller, Daniel, 2005, Ob. Cit.

[32] Campi, Daniel (2001), “Historia Regional: ¿Por qué?”, en Fernández, Sandra y Dalla Corte, Gabriela (eds.), Lugares para la Historia. Espacio, historia regional e historia local en los estudios contemporáneos, Rosario, Argentina, UNR edit., p. 87.

[33] Haesbaert, Rogerio (2007), O mito da desterritorializção: do “fim dos territórios” á multiterritorialidade. Rio de Janeiro, Brasil, Bertrand.

[34] Fernández, Sandra y Dalla Corte, Gabriela (2001), “Introducción”, en Fernández, Sandra y Dalla Corte, Gabriela (eds.), Lugares para la Historia. Espacio, historia regional e historia local en los estudios contemporáneos, Rosario, Argentina, UNR edit., p. 14.

[35] Santos, Milton (1996), La naturaleza del espacio. Técnica y tiempo. Razón y emoción, Barcelona, España, Ariel. Haesbaert, Rogerio, 2007, Ob. Cit.

[36] Areces, Nidia (1999), “Regiones y Frontera. Apuntes desde La Historia”, Andes, nº 10, p. 19- 32. Fernández, Sandra y Dalla Corte, Gabriela, 2001, Ob. Cit.

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[41] Areces, Nidia, 1999, Ob. Cit., p. 25.

[42] Areces, Nidia, 1999, Ob. Cit.

[43] Fernández, Sandra y Dalla Corte, Gabriela, 2001, Ob. Cit.

[44] Areces, Nidia, 1999, Ob. Cit., p. 21. 

[45] Haesbaert, Rogerio, 2007, Ob. Cit.

[46] Auge, Marc (1998), “El espacio histórico de la Antropología y el tiempo antropológico de la historia”, en Auge, Marc (Ed.), Hacia una antropología de los mundos contemporáneos Barcelona, España, Gedisa, p. 14.

[47] Areces, Nidia, 2012, Ob. Cit.

[48] Levinton, Norberto, 2009, Ob. Cit., p. 266.

[49] Bandieri, Susana (2013), “Homenaje a la historia regional. La trama abierta de la historia”, La Rivada. Investigaciones en Ciencias Sociales. Revista electrónica de la Sec. de Investigación y Postgrado, Número especial, pp. 4-9.  

[50] Villegas Jaramillo, María Matilde (2006), “Protección del patrimonio cultural de las Misiones jesuíticas de los guaraní. Intervenciones en los sitios arqueológicos misioneros de São Joao y São Lourenço Mártir”, Apuntes, vol. 19, nº 1, pp. 100- 165.

[51] Ramos, Ana (2011), “Perspectivas antropológicas sobre la memoria en contextos de diversidad /desigualdad”, Alteridades, vol. 21, nº 42, pp. 131-148. Ramos, Ana (2016), “La memoria como objeto de reflexión: recortando una definición en movimiento”, en Ramos, Ana; Crespo, Carolina y Tozzini, María (comps.), Memorias en lucha. Recuerdos y silencios en contextos de subordinación y alteridad, Río Negro, Editorial UNRN, pp. 51- 70.

[52] Halbwachs, Maurice (2004), “Memoria colectiva y memoria individual”, en La memoria colectiva, Zaragoza, Prensas Universitarias de Zaragoza. Ramos, Ana, 2011, Ob. Cit.

[53] Halbwachs, Maurice, 2004. Ob. Cit.

[54] Ramos, Ana; Crespo, Carolina; y Tozzini María, “En busca de recuerdos ¿perdidos? Mapeando memorias, silencios y poder”, en Ramos, Ana, Crespo, Carolina; y Tozzini, María (comps.),  Memorias en lucha. Recuerdos y silencios en contextos de subordinación y alteridad, Río Negro, Editorial UNRN, 2016, pp. 13- 50.

[55] Ramos, Ana, 2011, Ob. Cit., pp. 131-148.

[56] Ramos, Ana, 2011, Ob. Cit., pp. 131-148.

[57] Ramos, Ana, 2011, Ob. Cit., pp. 131-148. Grossberg, Lawrence (1992), We Gotta Get out of This Place. Popular Conser­vatism and Postmodern Culture, Nueva York, Routledge.

[58] Ramos, Ana, 2011, Ob. Cit., p. 136.

[59] Ramos, Ana, 2011, Ob. Cit., pp. 131-148.

[60] Ingold, Tim (1993), “The Temporality of Landscape”, World Archaeology 25 (2), pp. 152-74. Tilley, Christopher (1994), A phenomenology of Landscape. Places, paths and Monuments. Oxford, UK, Berg publishers. Massey, Doreen, 2005, Ob. Cit., p. 23.

[61] Ramos, Ana, 2016, Ob. Cit., pp. 13-50.

[62] Gallardo, Francisco. y Cornejo, Luis (1986), “El diseño de la prospección arqueológica. Un caso de estudio”, Chungará, vol. 16-17, p. 410.

[63] Gallardo, Francisco. y Cornejo, Luis, 1986, Ob. Cit.

[64] Bachiller, Santiago (2015), “Reflexiones etnográficas sobre un trabajo de campo con personas en situación de calle”, Población y sociedad, vol. 22, nº 2, pp. 135-144.

[65] Los temas en relación con mitos y leyendas del pueblo pueden verse en la tesis de grado de: Andrade, Mariana (2013), Patrimonio oral y Turismo: mitos y leyendas del Río Uruguay. El caso de Concepción de la Sierra, Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Misiones, Posadas.

[66] Entrevista realizada al director de la escuela Nº 219 de Concepción de la Sierra en el marco del Proyecto de Investigación “Patrimonio, inclusión y desarrollo. Hacia una epistemología del turismo patrimonial desde la región de las Misiones jesuíticas guaraníes” de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, UNaM, durante el mes de noviembre de 2014.

[67] Ocampo, Amanda (2019), Arqueología en contextos de transformación urbana. El caso de Concepción de la Sierra (Misiones, Argentina). Entre la materialidad arqueológica y la patrimonialización de un pueblo misionero, Tesis de Doctorado inédita. Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, Argentina. 

 

[68] Ocampo, Amanda, 2019, Ob. Cit.

 

[69] Contreras, Alvaro (1990), “Teoría y Práctica de la Arqueología de Rescate”, Boletín de Arqueología,   1, pp. 41-54.

[70] Sanchiz, Juan Manuel (2007), “La Fábrica de la Memoria. La reutilización del Patrimonio Arqueológico Industrial como medida de conservación”, Antiqvitas, nº 18-19, pp. 265- 272.

[71] Ocampo, Amanda (2015), “Cuando el pasado y el presente se encuen­tran: el caso de estudio de la reducción jesuítica de Concepción de la Sierra como patrimonio cultural. Provincia de Misiones. Argentina”, Cuadernos del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano - Series Especiales, vol. 2, nº 3, pp. 292- 303.

[72] Criado Boado, Felipe (1999), “Del terreno al espacio: Planteamientos y perspectivas para la Arqueología del Paisaje”, Cadernos de Arqueoloxia e Patrimonio, vol. 9, nº 6, pp. 1- 82.

[73] Azkarate, Agustin (2013), “La construcción y lo construido. Arqueología de la Arquitectura”, en Quirós, Juan Anton (Comp.), La Materialidad de la Historia, Madrid, Akal, pp. 271-298.

[74] Azkarate, Agustín, Ob. Cit., 2013, pp. 51-64.

[75] Ocampo, Amanda, y Richard, Alejandro (2016), “Reutilización espacial en las misiones jesuítico- guaraní. El caso del pueblo de Concepción de la Sierra (Misiones, Argentina)”, Revista de Antropología del Museo de Entre Ríos, vol. 2, n º 1, pp. 88- 99.

[76] Arrigoni, Gloria Iris (2014), “Evaluación del impacto arqueológico. Construcción de gasoducto CT-2 A PCG CD-1”, Pan American Energy. Estudios de impacto ambiental arqueológicos. Hidroar S.A. Servicios Hidrogeológicos y ambientales, pp. 1-22.

[77] Benjamin, Walter (2008), Tesis sobre la historia y otros fragmentos, Íta­ca, México, Benjamin archiv.

[78] Rappaport, Joanne (2005), “Historia y vida cotidiana” y “Escribiendo la historia”, Cumbe Renaciente. Una historia etnográfica andina, Bogotá, Instituto Colombiano de Antropología e Historia y Universidad del Cauca, pp. 125-154 y 155- 190.

[79] Rappaport, Joanne, 2005, Ob. Cit., p. 128.

[80] McCallum, Stephanie, 2016, Ob. Cit., p. 205.

[81] Hamilakis, Yannis, 2015, Ob. Cit. p. 32. Ocampo, Amanda, 2016, Ob. Cit., pp. 88-99.

[82] Massey, Doreen, 2005, Ob. Cit., pp. 130-148.

[83] Ocampo, Amanda, 2015, Ob. Cit., pp. 2-13.

[84] Ocampo, Amanda, 2015, Ob. Cit., pp. 2-13.

[85] Rappaport, Joanne, 2005, Ob. Cit., p. 188.

[86] Ramos, Ana; Crespo, Carolina; y Tozzini, María Alma, 2016, Ob. Cit., pp. 13- 50.