Revista
Andes, Antropología e Historia
Vol. 2, Nº
32, Julio - Diciembre de 2021
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https://creativecommons.org/licenses/by-nc/4.0/ ISSN Nº 1668-8090
Política
y sociedad en Salta y el Norte Argentino, 1780-1850.
Marcelo
Daniel Marchionni
Editorial
Universidad Católica de Salta Eucasa; Fondo Editorial de la Secretaria de
Cultura de la Provincia de Salta; ICSOH Facultad de Humanidades Universidad Nacional
de Salta, 2019, 512 páginas
Paul Richart Barboza
Universidad
Nacional de Salta
Argentina
richartbarboza89@gmail.com
El
lector que recorra las páginas de Política y Sociedad en Salta… conocerá los cambios y continuidades en los
entramados políticos introducidos por las reformas borbónicas y el proceso revolucionario y
podrá entender cómo se conformó la provincia de Salta. Marcelo
Marchionni plantea como hipótesis central que en las
primeras décadas del siglo XIX -por lo menos hasta la separación de Jujuy
en 1834- no existió una entidad
provincial unificada en Salta, y que en el proceso de construirse como tal tuvo que articular un conglomerado de ciudades y
territorios que declamaban su soberanía. De esta manera, el accionar de los
grupos que componen la elite, y los proyectos políticos que emanan de ella,
deben ser comprendidos dentro de este contexto.
Cabe subrayar que la obra es el resultado de la tesis
doctoral del autor, defendida en la Universidad Nacional de Salta el 10 de
julio de 2013, y publicada recientemente, luego de su lamentable
fallecimiento en 2014. La tesis fue dirigida por Sara Mata y evaluada por Marcela
Ternavasio, Beatriz Bragoni y Gabriela Tío Vallejo -notables especialistas en
la temática- y aprobada con la máxima calificación.
El libro se estructura en tres partes, que
corresponden a núcleos temáticos vinculadas a tres dimensiones específicas del
fenómeno del poder político: la soberanía, el territorio y los actores sociales.
En la primera sección, que lleva
como título Poder y soberanía, nos encontramos con tres capítulos: Acerca del poder y de la soberanía; Entre la ciudad y la provincia. Cabildo y
Juntas de representantes; y Súbditos,
vecinos y ciudadanos. Los procesos electorales. En el mismo, se abordan
problemas relacionados a la cuestión de la soberanía y la representación
política dentro de la provincia. Una de las primeras aseveraciones señaladas por el autor son
las tensiones entre la idea de soberanía única y
jerarquización de autoridades y territorios, instaladas por los borbones, frente
a la tradición pactista que reconocía la existencia de reinos y ciudades como
depositarios de la soberanía. Durante el proceso revolucionario estas disputas
seguirían latente pero ahora en un plano donde se juegan la lucha por la
legitimidad del poder monárquico caído. Marchionni analiza el funcionamiento de
las instituciones de los cabildos y de las Juntas de Representantes como receptoras
de la soberanía, indagando el ejercicio del poder y los roles que cumplieron dentro
de la representación política de la ciudad y de la provincia. El argumento de
este apartado gira entorno a que estas instituciones no pueden legitimarse como
una instancia representativa de toda una entidad política provincial porque Salta
estaba conformada por varias unidades jurisdiccionales en donde
tradicionalmente recaía la soberanía. Esta fragmentación se puede observar cuando
tras la supresión del Cabildo de la ciudad de Salta en 1825, todavía continuaban
perviviendo los cabildos de las ciudades subalternas, los cuales representaban
a su vez los “derechos de los pueblos”, especialmente la de Jujuy que se autonomizará
de Salta instituyéndose en provincia soberana en 1834. Finalmente, en esta sección se estudian las prácticas electorales
entre 1810 y 1820, advirtiendo que la elite dirigente buscó controlar y
disciplinar a las tropas movilizadas.
La
segunda sección, Poder y Territorio, consta
de tres capítulos: Ciudades y cabildos en la colonia; Ciudades y
cabildos en la provincia. Integrando el territorio provincial; Ciudades
y cabildos en las representaciones nacionales. En ella se analizan la reestructuración de las jurisdicciones administrativas, la construcción
de los territorios, las relaciones entre ciudades y la conformación de la
provincia. El autor reconstruye los conflictos jurisdiccionales que se desatan
entre Cabildo e Intendencia, y entre ciudades capitales y ciudades subalternas,
haciendo hincapié en las disputas de la ciudad de Salta con el Cabildo jujeño. Tras
la independencia de la monarquía y hasta 1834, Salta era la unidad de tres ciudades y un
conjunto de territorios, y no una entidad provincial unificada. Esta
fragmentación en el plano territorial, político y fiscal continúa en los
procesos electorales, como por ejemplo para enviar representantes a las distintas
instancias nacionales. En el plano
representativo se deja entrever una preminencia de las ciudades por sobre la
unidad territorial mayor que la englobaba y un imaginario de noción de
jurisdicción urbana en el representante, es decir que estos son apoderados de
una ciudad con instrucciones dadas por sus cabildos y no de una unidad soberana mayor.
La última sección del libro titulada,
Poder y Elites, tiene un aporte
significativo porque brinda un registro detallado de los distintos miembros de
la elite que participaban en las instituciones del poder político, y al mismo
tiempo, una interpretación de su accionar y de sus filiaciones políticas. Aquí
nos encontramos con cinco capítulos: “La parte más sana y principal” … Las
elites entre la colonia y la república; Vecinos versus
funcionarios reales; Vecinos versus
vecinos; “Patriotas” versus
“realistas”; “Patria Nueva” versus
“Patria Vieja”; “Unitarios” versus
“Federales”.
Una línea de análisis se puede
visualizar en la composición de los cabildos, las Juntas de Representantes y el
cargo de gobernador. Con respecto a los cargos capitulares, a fines del siglo
XVIII, el autor advierte que además de las familias tradicionales de la elite
salteña, es decir las que
descendían de los primeros conquistadores y que eran grandes propietarios
rurales de los valles de Lerma y Calchaquí, se suman los comerciantes
peninsulares, que llegaron gracias a la coyuntura económica favorable. Algunos
de estos últimos adquirieron la vecindad a partir de estrategias matrimoniales con
miembros de las familias propietarias rurales. Con la Revolución muchos de esos
comerciantes peninsulares desaparecieron de los cargos capitulares, quedando
ahora conformado por los propietarios de la tierra y los comerciantes que mayores
vínculos tenían con ellos. Un recorrido parecido se realiza con los gobernadores
caracterizando su trayectoria política y militar. En
cuanto a la composición de las Juntas Provincial y Permanente los nombres giran
en torno a miembros de la elite de distintas actividades como sacerdotes,
abogados, comerciantes y grandes propietarios de la tierra.
Un segundo aspecto de análisis, y
que se anuda al anterior registro, es el accionar y los realineamientos
políticos de la elite. En primer lugar, se abordan las tensiones entre los
cabildos y la Intendencia de
Salta, muchas de ellas debida a los recortes de atribuciones que desataban la lucha
por el control de los recursos. Aquí se encarga de delinear las posiciones de los
individuos que se agrupan en torno a los intendentes y los que cumplen el papel
de opositores, puntualizando las disputas con los dos últimos gobernadores coloniales,
José de Medeiros y Nicolás Severo de Isasmendi. En estos dos casos queda en
evidencia la debilidad creciente de las autoridades centrales en el contexto de
crisis monárquica.
Siguiendo el mismo método se estudia
la conformación de los colectivos sociales y políticos que integraron las filas
patriotas y realistas. Si bien no se hace una profundización de los intereses materiales
que llevaron a unirse dentro de uno u otro bando, si se propone una
delimitación a partir del componente social y su anclaje territorial. De esta
manera el autor ubica en las filas de los patriotas
a miembros de los grandes propietarios de tierras de la Frontera y del Valle de
Lerma, y al núcleo de comerciantes que mayor vinculación tuvieron con ellos.
Mientras que las filas realistas están
compuestas de integrantes de las familias de grandes propietarios de tierras
del Valle Calchaquí e importantes referentes del comercio peninsular,
especialmente de efectos de Castilla. También examina los problemas internos
que conllevó el proceso revolucionario, a partir de la indagación de las actas
capitulares, como el fuero gaucho y las contribuciones al vecindario salteño, entre ellos los empréstitos forzosos, donativos
y confiscaciones.
Las disputas faccionales a finales
de la década de 1810 también es uno de los temas que aborda el autor. Durante
los últimos años del gobierno de Güemes emergieron dos bandos que se disputaban
el poder político en Salta, por un lado, la Patria
Vieja, encolumnados con el gobernador y su oficialidad, y la Patria Nueva, oposición a Güemes
dirigida en su mayoría por abogados provenientes de familias de comerciantes. La
raíz de los conflictos residía en la guerra misma, continuar significaba la prohibición del comercio con el
Alto Perú, mayores empréstitos, la continuidad del fuero militar y exención del
pago de arriendos a los gauchos.
Acertadamente, Marchionni introduce en este conflicto el papel de la
movilización miliciana en la disputa por el poder. Aquí se abre un nuevo
escenario donde cobra mayor protagonismo el factor militar dentro de la reconstrucción
de un nuevo orden institucional. Si bien la Patria Nueva
se terminó de consolidar tras la muerte de Güemes en 1821 y lograron ocupar las
funciones legislativas en las Juntas de Representantes, imponiendo así a los gobernadores,
el poder real se apuntalaba en los grupos que tenían la dirección de las
milicias.
Por último, se estudia las disputas
entre las facciones unitarias y federales. Primeramente, lo que se
rescata de este punto es la reconstrucción de los grupos a partir de los
derroteros de los individuos que la componen, claramente se hace difícil
encuadrar a los actores políticos en variantes homogéneas y dicotómicas. En
segundo lugar, se advierte una presencia más sólida y fuerte del proyecto unitario frente al federal,
la hipótesis explicativa del autor gira alrededor de la debilidad política,
militar y fiscal de la provincia y a la fragilidad territorial de la provincia.
Estos factores llevan a que no exista una oposición a las autoridades de Buenos
Aires ni a una propuesta de autonomía en 1820 sino más bien una búsqueda de un
régimen de unidad. El federalismo como
proyecto político, y los federales como
quienes lo sostienen, no contaron con una presencia de la misma magnitud que
sus oponentes, y su triunfo en 1831 se debía al avance de las tropas
provinciales dirigidas por Facundo Quiroga.
Política
y sociedad en Salta…es un punto de partida
necesario para el estudio del proceso político de Salta entre la Colonia y la
República, así como una
explicación convincente sobre la construcción de la provincia de Salta y la
lucha de poder entre la elite. Marchionni
habilitó una serie de preguntas y una agenda de problemas estimulantes para la
investigación histórica del siglo XIX. A nuestro juicio es central interrogarse
sobre las apoyaturas sociales de las dirigencias políticas luego de la
muerte de Güemes teniendo en cuenta las recurrentes
tensiones entre el poder formal y el poder efectivo, este último sustentado en las
movilizaciones milicianas.