LOS APELLIDOS DE SALTA EN EL SIGLO XXI: ORIGEN

GEO-LINGÜÍSTICO, DIVERSIDAD Y FRECUENCIA

 

María Ester Albeck*

Emma Laura Alfaro*

José Edgardo Dipierri*

Estela Raquel Chaves**

 

Introducción

 

Los apellidos son el resultado de procesos históricos y culturales, motivo por el cual constituyen una variable sociocultural que ofrece múltiples posibilidades y direcciones de estudio de una población, y representan en la actualidad un recurso metodológico esencial de la bioantropología y la genética de poblaciones humanas[1]. El disponer de los apellidos de toda la población permite tener una visión global del comportamiento genético y demográfico de la misma, visión que no siempre es posible lograr utilizando, sobre todo en genética, otros métodos más costosos, lentos o difíciles[2]. Aplicando el método adecuado para cada caso, y considerando que los resultados representan una medida relativa y no absoluta de la afinidad biológica inter o intrapoblacional, los apellidos conforman un excelente material de estudio ya que permiten reconstruir parte de la historia cultural y biológica de una población.

 

El fenómeno demográfico de la migración constituye un factor importante tanto en la evolución biológica de las poblaciones humanas como en la conformación de su estructura. Las tasas de migración, inferidas a partir de la distribución de apellidos, representan aproximaciones confiables de los patrones migratorios recientes y de los cambios en la distribución geográfica de poblaciones subdivididas[3].

 

Los apellidos han sido utilizados como discriminantes étnicos de acuerdo a la clasificación propuesta por Pinto Cisternas y Castro de Guerra[4], ya que permiten evaluar el mestizaje experimentado por las poblaciones al separar a las mismas en distintos subgrupos, en función de su origen étnico, ponderando la contribución de cada uno al pool génico y a la antroponimia de las poblaciones.

 

Los apellidos también revelan identidad y parentesco y pueden ser rastreados a través del tiempo. Marcadas discontinuidades en la distribución de los apellidos pueden ser producidas por la migración de poblaciones y la relocalización de grupos étnicos[5]. El análisis de la distribución espacial y temporal de los apellidos permite estimar cuántos individuos continúan viviendo en el área donde sus ancestros estaban asentados cuando comenzó el uso de apellidos[6]. En otras palabras, la distribución actual de los apellidos revelaría los efectos no sólo de la migración reciente sino también la del pasado[7].

 

El objetivo de este trabajo es analizar la contribución de apellidos de distinto origen geográfico-lingüístico a la conformación de la población actual de la provincia de Salta.

 

 

Metodología

 

Se trabajó con el Padrón electoral[8] de la provincia de Salta para 2001, proporcionado por la Cámara Nacional Electoral. Los apellidos de varones y mujeres, tomados de manera conjunta, fueron analizados tal como estaban registrados, en el caso de tratarse de apellidos dobles sólo se consideró el primero. El origen de los apellidos se estableció en base a criterios geográficos y lingüísticos, y para cada una de las categorías consideradas se determinó el porcentaje de apellidos sobre el total y el de portadores sobre la población completa. Los apellidos fueron agrupados por rangos según la cantidad de representantes de cada uno en: únicos (1 solo individuo), de 2 a 9, 10 a 99, 100 a 499 y más de 500 portadores[9].

 

Según el origen geográfico-lingüístico, los apellidos se clasificaron en 2 grandes categorías: autóctonos, es decir de origen americano o indígena, y foráneos, procedentes de otras partes del mundo. A estas categorías se agregaron otras dos, correspondientes a los apellidos que no pudieron ser clasificados y un pequeño grupo que comprende algunos que pueden ser tanto autóctonos como foráneos, ejemplos de estos son los apellidos Lamas, Zerpa y Tapia. La clasificación de los apellidos se realizó primeramente a partir del conocimiento empírico y búsqueda bibliográfica, posteriormente se consultó documentación colonial (“Jujuy” y “Tucumán”)[10], para el caso de los apellidos autóctonos, y bases digitales disponibles en internet para los de origen foráneo.

 

Los apellidos autóctonos fueron sub-clasificados según su origen geográfico en Andinos (Bolivia, Chile, Perú y Ecuador), Jujeños (apellidos registrados en documentación colonial de la Puna de Jujuy y Quebrada de Humahuaca entre 1557 y 1786), Tierras Altas del Noroeste Argentino (incluidos en documentos históricos del sector andino de Salta, Catamarca, La Rioja y Tucumán), Tierras Bajas de Noroeste Argentino (Santiago del Estero y tierras bajas de Salta, Jujuy y Tucumán), Sureños (que incluyen antropónimos registrados desde la provincia de Córdoba y San Juan hacia el Sur) y Sin Clasificar. Se considera la categoría “Jujeños” como un grupo significativo, en tanto se viene analizando este conjunto desde hace tiempo para la clasificación de los apellidos de la provincia de Jujuy[11] y por no contar con investigaciones análogas para la provincia de Salta.

 

Los apellidos foráneos se agruparon en categorías menores según su origen geográfico y/o lingüístico en: africanos, alemanes, árabes[12], armenios, belgas, británicos, coreanos, chinos, escandinavos, españoles, este europeo, franceses, griegos, hebreos, hindúes, holandeses, italianos, japoneses, portugueses, suizos, tailandeses y vascos. A éstos se suma un grupo que contiene los apellidos que no pudieron ser incluidos en ninguna de las categorías antedichas pero que, a todas luces, son apellidos foráneos. La presencia de esta diversidad de orígenes geo-lingüísticos refleja el gran aporte de inmigrantes resultado de la sanción de la Ley de Inmigración de Avellaneda en 1876.

 

Aquí cabe aclarar que muchos españoles pueden portar apellidos de origen vasco y viceversa, en tanto ambos son propios de la península ibérica, no obstante, la diferencia lingüística entre ambos es indiscutible. Esta es la única distinción realizada al interior del conjunto de apellidos españoles, que incluye también a los catalanes, gallegos y otros. Asimismo, individuos de origen indígena o africano pueden llevar apellidos españoles o vascos como resultado de la imposición de los mismos al momento del bautismo en la etapa colonial u obtenidos en la primera mitad del siglo XIX con el fin de la esclavitud.

 

En cuanto a los antropónimos británicos tampoco se ha diferenciado entre ingleses, galeses, escoceses e irlandeses[13]. Respecto a los apellidos judíos sólo se pudieron identificar aquellos que claramente provienen del hebreo (como Cohan o Levi). El grueso de dichos apellidos, sin embargo, se encuentra enmascarado en muchos de los que se hallan clasificados lingüísticamente como alemanes (por ejemplo Fleckenstein, Rubin, Zimerman). Tampoco se ha distinguido entre apellidos de origen alemán del espacio austríaco de aquellos propios de Alemania[14].

 

Los apellidos foráneos fueron posteriormente reagrupados en 7 grandes categorías geográficas: Sur, Centro, Norte y Este de Europa, Cercano y Lejano Oriente, además de África, a las cuales se agrega el grupo Sin Clasificar. Para los del Sur de Europa se discriminó el porcentaje de portadores de apellidos españoles y vascos sobre el total de individuos, en razón de que gran parte de éstos corresponden a las migraciones a la región iniciadas en el siglo XVI[15].

 

Tanto para los apellidos autóctonos como foráneos se calculó la relación entre el número de individuos y número de apellidos para estimar la cantidad promedio de personas que portan un antropónimo dentro de cada subcategoría, un dato indicativo de su antigüedad en Salta y áreas aledañas[16].

 

 

Diversidad y frecuencia de los apellidos

 

El total de apellidos registrados en la provincia de Salta asciende a 20.007, si bien en muchos casos se trata de variantes muy similares de lo que podría ser un mismo apellido. Estos se distribuyen en una población de 647.330 individuos donde 8.079 pertenecen a apellidos únicos, vale decir portados por un solo individuo. Según se desprende de la Tabla 1 resulta indicativo que los portadores de 252 apellidos cubran el 62% de la población total, entre éstos el más frecuente es López con un total de 12.898 individuos en el padrón electoral de 2001 (Tabla 2).

 

 

 

Tabla 1: Distribución de frecuencias (%) de apellidos en total apellidos y total individuos.

 

Apellidos

Cantidad de apellidos

% apellidos

Cantidad de individuos

% individuos

Únicos

8.079

40,4

8.079

1,3

2 a 9 portadores

7.826

39,1

32.212

5,0

10 a 99 portadores

3307

16,5

87.387

13,5

100 a 499 portadores

543

2,7

117.647

18,2

más de 500 portadores

252

1,3

402.004

62,1

Total

20.007

100

647.330

100

 

 

Los apellidos autóctonos más frecuentes en Salta se hallan dominados por andinos y en segundo lugar por los clasificados como “Jujeños”, ambas categorías comprenden apellidos de origen polifilético. Los correspondientes al espacio geográfico de la provincia de Salta (Tierras Altas del NOA) aparecen en tercer lugar, tal vez por los traslados compulsivos de la población durante la época colonial. Para éstos no ha sido posible definir si su origen es mono o polifilético.

 

En cuanto a los diez apellidos foráneos más representados, todos son de origen español, siete de los cuales corresponden a patronímicos de origen polifilético. Para el caso de la frecuencia de los apellidos Cruz y Romero, de clara vinculación religiosa, se ha propuesto su probable imposición en la población autóctona en el marco del proceso de evangelización[17]. Flores, por su parte, es el segundo apellido más frecuente en Perú después de Quispe, por lo tanto podría estar vinculado también con la migración de población andina hacia el Noroeste Argentino en la etapa colonial y republicana[18].

 

 

Tabla 2: Los 10 apellidos más frecuentes clasificados en autóctonos y foráneos.

 

Apellidos autóctonos

n

Apellidos foráneos

n

MAMANI (Andino)

6.026

LOPEZ (Español)

12.898

TOLABA (Andino)

3.574

FLORES (Español)

8.685

COLQUE (Andino)

2.455

RODRIGUEZ (Español)

8.425

CHOCOBAR (Jujeño)

2.380

DIAZ (Español)

8.334

VILTE (Jujeño)

2.242

CRUZ (Español)

7.356

GUAYMAS (TANOA*)

2.200

MARTINEZ (Español)

7.104

CHOQUE (Andino)

2.095

GONZALEZ (Español)

6.773

CONDORI (Andino)

1.696

RUIZ (Español)

6.268

GUANTAY (TANOA*)

1.673

GUTIERREZ (Español)

5.876

QUIPILDOR (Jujeño)

1.557

ROMERO (Español)

5.816

* TANOA: Tierras Altas del NOA

 

 

En la Figura 1 se observa que el 40% del total corresponde a apellidos únicos mientras sólo un 1.3% registra más de 500 portadores. Lo opuesto se observa al analizar el porcentaje de individuos en cada una de estas categorías, donde sólo el 1.3% del total de individuos porta un apellido único y más del 60% está concentrado en 252 apellidos (Figura 2). Esto estaría reflejando una población con un crecimiento sostenido a partir de un núcleo con raíces coloniales (autóctonos y foráneos), coincidente con la imposición del uso de apellidos, probablemente a fines del siglo XVII e inicio del XVIII[19]. Sobre este núcleo se registra el ingreso de migrantes extra-continentales y de países vecinos a fines del siglo XIX y principios del XX, a los cuales se agrega la intensa migración interna de las últimas décadas, muchos de los protagonistas de esta última serían responsables del caudal de apellidos únicos registrados.

 

 

Figura 1: Frecuencia porcentual de apellidos según cantidad de portadores.

 

 

 

Figura 2: Porcentaje de individuos según categorías de portadores.

 

 

 

Según las categorías generales consideradas al clasificar los apellidos en autóctonos y foráneos, se obtuvieron los valores que figuran en la Tabla 3 donde se observa claramente la abrumadora mayoría de apellidos de origen foráneo tanto en el porcentaje de apellidos como en el de individuos portadores.

 

 

Tabla 3: Distribución porcentual de apellidos e individuos según el origen del apellido.

 

Origen

Cantidad de apellidos

% apellidos

Cantidad de individuos

% individuos

Autóctonos

1393

6,96

64342

9,94

Autóctonos/Foráneos

89

0,44

13414

2,07

Foráneos

18339

91,65

568870

87,88

Sin clasificar

186

0,93

703

0,11

Total

20007

100

647330

100

 

 

El origen geo-lingüístico

 

Los apellidos autóctonos

 

Respecto a la subcategorización de los antropónimos autóctonos, de origen americano, la Tabla 4 resulta ilustrativa de la significativa importancia de los apellidos de origen andino pertenecientes a países limítrofes (Bolivia y Chile) u otras naciones andinas (Perú y Ecuador), que supera holgadamente en cantidad y número de portadores a las otras categorías, originarias del espacio argentino. En segundo lugar aparecen los procedentes de las Tierras Bajas del NOA aunque la población cubierta es menor y podría estar vinculada con migraciones recientes del oriente boliviano. Como tercer grupo, y representando el 14.7% del total de apellidos autóctonos, aparecen los característicos de las Tierras Altas del NOA. Estos últimos dos grupos pertenecen a nombres propios del espacio geográfico de la Provincia de Salta (Valles Calchaquíes y este salteño). Los registrados en la documentación colonial de la provincia de Jujuy presentan un porcentaje de apellidos menor que los del NOA, sin embargo, muestran mayor número de portadores que estas últimas categorías (Figuras 3 y 4). Los apellidos “Jujeños” están representados principalmente por aquellos derivados de nombres indígenas prehispánicos registrados para la Puna de Jujuy, colindante con la Provincia de Salta. Los clasificados como Sureños resultan significativamente menos representativos, tanto entre el total de apellidos como de portadores. Se observa la importancia de los apellidos Sin Clasificar, producto del desconocimiento generalizado sobre la lingüística y etnicidad americanas, lo que dificulta enormemente la ubicación de los antropónimos por áreas geográficas. Sin embargo, resulta mínima la población incluida en esta categoría (Figuras 3 y 4).

 

En este contexto se hace evidente la significativa importancia de apellidos de origen andino seguido por los propios del espacio geográfico salteño. No obstante, si se considera la población que lleva esos apellidos la diferencia es abismal, en tanto el número de personas que porta apellidos de migrantes (andinos y jujeños) casi cuadruplica a los propios de Salta. La baja frecuencia de los sureños (apellidos y portadores) es, claramente, una consecuencia de la distancia geográfica con su zona de origen y su reciente presencia en la provincia (reflejado en la relación entre el número de individuos y el de apellidos: 1,88).

 

 

Tabla 4: Porcentajes de apellidos e individuos según procedencia geográfica de los apellidos autóctonos.

 

Autóctonos

Cantidad de apellidos

% apellidos

Cantidad de individuos

% individuos

N° de individuos/N° de apellidos

Sin clasificar

259

18,59

1094

1,7

4,22

Andino

408

29,29

35.973

55,91

88,17

Tierras Bajas del NOA

307

22,04

2.243

3,49

7,31

Tierras Altas del NOA

205

14,72

11.135

17,31

54,32

Jujeños

158

11,34

13.792

21,44

87,29

Sureños

56

4,02

105

0,16

1,88

Total

1.393

100

64.342

100

46,19

 

 

 

Figura 3: Porcentaje de apellidos autóctonos según origen geográfico.

 

 

 

Figura 4: Distribución porcentual de individuos según origen geográfico de apellidos autóctonos.

 

 

 

En la Figura 5, que grafica la relación entre el Nº de individuos y de apellidos de origen autóctono, se considera la presencia de 3 conjuntos. El primero abarca los apellidos con más de 80 representantes, corresponde a los andinos y a los que han sido identificados en la documentación colonial para la provincia de Jujuy. El segundo grupo, con más de 50, engloba a los procedentes de las Tierras Altas del NOA y el último conjunto agrupa a los que exhiben entre 2 y 7 portadores por apellido e incluye a los de las Tierras Bajas del NOA, a los Sin Clasificar y a los procedentes del sur del país.

Los apellidos de origen andino, con 88 portadores en promedio, comprenden algunos muy difundidos como Mamani, Tolaba, Colque, Choque y Condori; se trata de apellidos claramente polifiléticos. Respecto a los apellidos autóctonos registrados en Jujuy en los siglos XVI y XVII, algunos que perduran en el área, como Chocobar, Vilte y Quipildor, se conocen desde 1654 y también son polifiléticos, en tanto corresponden a nombres masculinos que se transformaron posteriormente en apellidos a fines del siglo XVII[20]. En cuanto a los apellidos englobados entre los de las Tierras Altas del NOA, básicamente identificados en registros y documentación colonial, se destacan Guaymas y Guantay, sexto y noveno entre los diez apellidos autóctonos más frecuentes en la provincia (Tabla 2). En este contexto resulta indudable la antigüedad de algunos apellidos en la región.

 

Los que cuentan con menos representantes, reflejan migraciones recientes procedentes de otras partes del país, como los apellidos Sureños, o de las tierras bajas. Entre los Sin Clasificar se hallan algunos con muchos portadores, lo que podría indicar cierta antigüedad en la región pero que no han podido ser ubicados geográficamente o en documentación colonial.

 

 

Figura 5: Relación entre Nº de individuos y Nº de apellidos según origen de apellidos autóctonos.

 

 

Los apellidos foráneos

Como se desprende de la Tabla 5, al clasificar los apellidos foráneos según su origen lingüístico, se obtuvieron 22 categorías además del grupo Sin Clasificar. En este conjunto se observa que los antropónimos españoles constituyen indudablemente el grupo numéricamente más importante; no sólo contiene mayor cantidad de apellidos sino también de individuos portadores y presenta, además, el promedio más significativo en cantidad de individuos por apellido (87). Como se mencionara previamente estos valores pueden estar sobrestimando la contribución hispana a la población salteña en tanto encubre individuos de origen autóctono o africano. No obstante, los valores obtenidos reflejan claramente el sistema nominativo español, derivado fundamentalmente de nombres de pila de lo cual resulta un origen polifilético para muchos de ellos. Como se destaca en la Tabla 2, de los 10 apellidos más frecuentes 7 proceden de nombres de pila. Algunos podrían ser de origen monofilético, como Cañizares y Tejerina que aparecen en documentación colonial para el sur de Bolivia y norte de Argentina, apellidos frecuentes en Salta y Jujuy pero poco representados en otras partes del país.

 

Los apellidos vascos cuentan con menos representantes, y esto probablemente se deba a que habitualmente se remontan a un topónimo - el lugar de la casa originaria -[21], con lo cual se podría plantear un probable origen monofilético para la gran mayoría de los apellidos vascos de Salta, varios de ellos presentes en la región desde hace más de 400 años (Armella, Ayarde). La particularidad de la estructura de la lengua vasca radica en la formación de palabras compuestas, donde a una raíz se agregan prefijos y sufijos que modifican el sentido y generan, en el caso de los apellidos, una multiplicidad de nombres mediante la combinatoria de fonemas (se trata de una lengua aglutinante). Si nos atenemos a su significado, hacen referencia a diferentes aspectos relacionados con la casa del linaje, en especial la vegetación asociada, en tanto muchas raíces lingüísticas corresponden a nombres de plantas o a algún tipo de vegetación. También es probable que varios de los apellidos Sin Clasificar de claro origen foráneo pertenezcan al grupo vasco, sin embargo, al no haberse identificado en los registros han permanecido en dicha categoría.

 

Para el caso de los apellidos asimilables lingüísticamente a la lengua alemana (sin discriminar entre alemanes y austríacos), éstos comprenden muchos que pueden corresponder a judíos centroeuropeos pero que resultan difíciles de identificar. Lo mismo ocurre con la gran categoría de apellidos proveniente del este europeo (checos, lituanos, polacos, rusos, ucranianos, eslavos en general, etc.), donde la escasa información sobre las diferentes lenguas y los respectivos sistemas nominativos no permite clasificarlos de manera adecuada[22].

 

Respecto a los apellidos provenientes de la India se han podido identificar 38; muchos corresponden a la nación Sihk, con tres variantes de un mismo apellido (Singh), provenientes de Panjab (Punjab en inglés) ubicado en el noroeste de la India, en el límite con Pakistán. En dicha región los varones utilizan como segundo nombre Singh (cuyo significado es león) y las mujeres Kaur (princesa). Los sihk habitualmente no utilizan apellidos, en tanto éstos se encuentran íntimamente ligados al sistema de castas, rechazado por ellos. Por dicha razón, Singh como antropónimo no tiene connotaciones patronímicas y resulta claramente polifilético, con 257 representantes en el padrón electoral de 2001 de Salta.

 

 

Tabla 5: Porcentajes de apellidos e individuos según origen lingüístico de los apellidos foráneos.

 

Foráneos

Cantidad de apellidos

% apellidos

Cantidad de  individuos

% individuos

N° de individuos/Nº de apellidos

Africano

3

0,02

8

0,001

2,7

Alemán

834

4,55

3057

0,537

3,7

Árabe

535

2,92

5488

0,965

10,3

Armenio

7

0,04

11

0,002

1,6

Belga

12

0,07

29

0,005

2,4

Británico

364

1,98

1790

0,315

4,9

Chino

7

0,04

16

0,003

2,3

Coreano

2

0,01

3

0,001

1,5

Escandinavo

84

0,46

300

0,053

3,6

Español

5016

27,35

437013

76,821

87,1

Europa Este

835

4,55

2453

0,431

2,9

Francés

819

4,47

5825

1,024

7,1

Griego

74

0,40

300

0,053

4,1

Hebreo

27

0,15

164

0,029

6,1

Hindú

38

0,21

503

0,088

13,2

Holandés

77

0,42

196

0,034

2,5

Italiano

4803

26,19

23188

4,076

4,8

Japonés

37

0,20

211

0,037

5,7

Portugués

97

0,53

915

0,161

9,4

Suizo

10

0,05

23

0,004

2,3

Tailandés

1

0,01

2

0,0004

2,0

Vasco

1900

10,36

77285

13,586

40,7

Sin clasificar 

2757

15,03

10090

1,774

3,7

Total

18339

100

568870

100

31,0

 

 

Al agrupar los apellidos foráneos según el área geográfica de procedencia, se establecieron 7 categorías: a) Centro de Europa (alemanes, belgas, franceses, holandeses y suizos); b) Norte de Europa (británicos y escandinavos); c) Este de Europa; d) Sur de Europa (españoles, griegos, italianos, portugueses y vascos), e) Cercano Oriente (árabes, armenios, hebreos); f) Lejano Oriente (chinos, coreanos, hindúes, japoneses y tailandeses); g) África, además de los Sin Clasificar. En estos conjuntos resulta abrumador el número de apellidos propios del sur de Europa seguidos por los no clasificados y los centroeuropeos (Alemania y Francia). A éstos se contraponen los demás que cuentan con valores que no superan el 5%. Sin embargo, si se considera el número de portadores, un 94% de los individuos tiene apellidos procedentes del Sur de Europa (Tabla 6). Un caso interesante lo constituyen los originarios de África, si bien la población durante la colonia fue importante en el Noroeste Argentino, no se les asignaba apellidos, excepto algunos que indicaban procedencia (Angola), muy poco frecuentes. Después de la abolición de la esclavitud fue común adoptar el apellido del amo. El ingreso de migrantes recientes responde por el resto del conjunto de apellidos de ese origen.

 

 

Tabla 6: Distribución porcentual de apellidos e individuos según origen geográfico de apellidos foráneos.

 

Procedencia

Cantidad de apellidos

% apellidos

Cantidad de  individuos

% individuos

Norte Europa

448

2,44

2090

0,37

Centro Europa

1752

9,55

9130

1,60

Este Europa

835

4,55

2453

0,43

Sur Europa

11890

64,83

538701

94,70

Cercano Oriente

569

3,10

5663

1,00

Lejano Oriente

85

0,46

735

0,13

África

3

0,02

8

0,001

Sin clasificar

2757

15,03

10090

1,77

Total

18339

100

568870

100

 

 

Figura 6: Porcentaje de individuos según región de procedencia de apellidos foráneos, discriminando españoles y vascos.

 

Al segregar los apellidos de origen vasco y español del conjunto del sur europeo, por corresponder a las migraciones extra-continentales más antiguas a la región y con una permanencia de más de cuatro siglos, resulta sumamente interesante la Figura 6, donde los porcentuales indican que más de un 90% de la población (portadores) con apellidos foráneos lleva un antropónimo español (77%) o vasco (14%) (Tabla 7, Fig. 7) mientras que en el conjunto de apellidos sólo alcanzan el 37%. La antigüedad de un apellido en una región, en este caso el conjunto vasco-español, resulta directamente proporcional a su frecuencia en la población. En las provincias del Noroeste Argentino, esto se ve potenciado por el frecuente reemplazo de la antroponimia autóctona o africana por la ibérica.

 

 

Tabla 7: Distribución porcentual de apellidos e individuos según origen geográfico de apellidos foráneos, discriminando españoles y vascos.

 

Procedencia

Cantidad de apellidos

% apellidos

Cantidad de  individuos

% individuos

Españoles (E)

5016

27,35

437013

76,82

Vascos (V)

1900

10,36

77285

13,59

Sur (sin V ni E)

4974

27,12

24403

4,29

Sin clasificar (S/C)

2757

15,03

10090

1,77

Otros

3692

20,13

20079

3,53

Total

18339

100

568870

100

 

 

 

Figura 7: Porcentaje de apellidos foráneos según región de procedencia discriminando españoles (E) y vascos (V).

 

 

 

Para los apellidos foráneos se obtuvo también el promedio de portadores, es decir la relación Nº de individuos/Nº de apellidos, que permite formar 4 conjuntos. Una primera categoría incluye los apellidos con índices superiores a 80, que comprende en este caso a los que han sido clasificados como procedentes de España, a éstos sigue una segunda categoría con más de 40 individuos por apellido en la que se encuentran exclusivamente los de origen vasco. El tercer grupo abarca los que presentan índices de 7 a 13: hindú, árabe, portugués y francés y, por último, el conjunto más abundante que muestra índices entre 1 y 6 individuos por apellido que incluye, entre otros, a los Sin Clasificar (Figura 8).

 

Es probable que algunos portadores originales de los apellidos franceses y portugueses hayan ingresado a la región durante la etapa colonial, de allí el mayor promedio de individuos por apellido, aunque originalmente pudieron ser monofiléticos, al menos en el caso de los franceses.

 

La notable diferencia entre el número de portadores españoles y vascos, ingresados de manera contemporánea al espacio del Noroeste Argentino en la etapa colonial, radica en la naturaleza de los antropónimos. Los apellidos españoles serían mayoritariamente polifiléticos (varios migrantes con el mismo apellido sin reconocer un origen común), mientras que los vascos son fundamentalmente monofiléticos y remitirían a un único origen (un portador migrante).

 

 

Figura 8: Relación entre Nº de individuos y Nº de apellidos según origen de apellidos foráneos

 

 

 

Discusión y conclusiones

 

Utilizando los apellidos como discriminante geográfico-lingüístico es posible analizar la conformación de las poblaciones y, en este sentido, los de la provincia de Salta se muestran adecuados para estimar la contribución y distribución de distintos grupos parentales a la población actual. En los últimos 500 años el sustrato de población preexistente recibió el ingreso de poblaciones alóctonas, inicialmente varones procedentes de la península ibérica y africanos (varones y mujeres).

A partir de la documentación histórica colonial de la provincia de Salta de fines del siglo XVIII, el aporte de los naturales de la región era de aproximadamente un 26%, al cual se agregaba la contribución española (28%) y africana (46%)[23]. En los siglos XIX y XX se sumó, en menor medida, la de grupos procedentes de otros lugares del mundo[24]. Basándose en el momento de ingreso de las poblaciones alóctonas continentales y extracontinentales a la región, se puede dividir el poblamiento de Salta en 3 grandes fases: precolonial, colonial y posterior a la ley de inmigración[25]. Los apellidos auctóctonos actuales derivarían de las formas de denominación de los individuos en la fase precolonial y colonial. La mayoría de los apellidos autóctonos más frecuentes en Salta en la actualidad son de origen aymara, pero entre ellos también se detectan apellidos que derivan de lenguas originarias del norte argentino, ahora extintas (cacán, Puna de Jujuy). Sin embargo, el conjunto de apellidos autóctonos es minoritario en la población.

 

Con la conquista ocurrió un profundo cambio en la antroponimia de los nativos americanos. Bajo la influencia de los evangelizadores se sustituyeron los nombres o formas de denominación nativos por apellidos y nombres españoles[26]; esto afectó también a la población originaria de África. Sin embargo, la adopción del uso de apellidos tomó más de 200 años para instaurarse plenamente en la región. En efecto, en la provincia de Jujuy en el padrón realizado al pasar la encomienda de casabindos y cochinocas a Pablo Bernárdez de Obando en 1654, los individuos registrados portaban un nombre cristiano y otro autóctono. En cambio, en el Censo de Carlos III (1778/79), confeccionado al crearse el Virreinato del Río de La Plata, los individuos contaban con un nombre cristiano y un apellido que, a diferencia del registro de 1654, ya era un nombre de familia que se transmitía a la descendencia[27].

 

Resulta indudable que la población de Salta, registrada en el Padrón electoral de 2001, cuenta con una inmensa mayoría de portadores de apellidos foráneos, donde los de origen vasco y español resultan más numerosos. Esto condice claramente con la temprana colonización del NOA por parte de individuos de ese origen, a partir de la segunda mitad del siglo XVI, y el proceso de evangelización.

 

Luego de la Ley de Inmigración, en la segunda mitad del siglo XIX, se registró una nueva oleada de inmigrantes, en este caso provenientes de diversas partes del mundo, que se asentaron principalmente en los sectores este, centro y sur de la República Argentina. Es probable que el ingreso de esta población extra-continental y otra procedente de países sudamericanos aledaños se haya potenciado a partir de la llegada del ferrocarril a la región y con el desarrollo de la industria azucarera en las tierras bajas orientales a fines del siglo XIX. El meteórico surgimiento del turismo en las últimas dos décadas ha generado un nuevo flujo de población, principalmente procedente de otras regiones del país, donde resulta importante el sustrato proveniente de la inmigración del siglo XIX y principios del XX; el ingreso reciente de población extra-continental incluye algunos originarios de países asiáticos y África.

 

La relación entre la cantidad de apellidos clasificados según su origen y el número de portadores de los mismos ilustra, en gran parte, el largo proceso que se acaba de describir. Así, los apellidos (como se presentaron en la Tabla 5) muestran parte del proceso que conformó la población actual de la Provincia de Salta. En este contexto los apellidos vascos y españoles cuentan con mayor número de representantes por apellido (valores de 41 y 87 respectivamente) y resultan en todo coherentes con una permanencia de varios siglos en el área, a lo cual se suma, en el caso de los españoles, el polifiletismo de muchos de ellos.

 

También resulta interesante comparar, para el caso de autóctonos y foráneos, la cantidad de portadores por apellido, donde los jujeños y los españoles, ambos polifiléticos, presentan valores idénticos, tal vez reflejo del momento en el cual se instaura el uso de apellidos en la región, tanto para hispanos como originarios. Haciendo abstracción de los apellidos propios de las tierras altas y bajas del NOA, que podrían interpretarse como monofiléticos, las demás categorías cuentan con un lapso de permanencia mucho menor en la región y, por lo tanto, menos tiempo para para crecer numéricamente.

 

Atendiendo a la inmigración relativamente reciente de hindúes y árabes, poco más de un siglo, otra podría ser la explicación de la importancia de la cantidad de portadores por apellido. En el caso de los hindúes por un excepcional polifiletismo mientras que entre los árabes se estima que podría deberse a procesos de migración de grupos familiares.

 

El conjunto con valores más bajos contiene apellidos procedentes de diversas partes del mundo, norte, este y sur europeo, además de Asia y África. Los portadores de dichos apellidos corresponden al ingreso de población de otras partes del planeta, que tuvo lugar a fines del Siglo XIX y principios del XX, y a la migración interna reciente a la provincia.

 

Esta aproximación coincide con los antecedentes históricos, demográficos y moleculares para el NOA[28]. Se plantea así una importante contribución española al mestizaje de la población salteña, sin embargo, es necesario poner en relevancia que dentro de los apellidos españoles se encuentran incluidas otras poblaciones significativas numéricamente, como por ejemplo la africana colonial y la mayor parte de la población originaria, según ha sido demostrado para el Noroeste Argentino[29].

 

La Provincia de Salta y sus apellidos constituyen un interesante caso de estudio que permite caracterizar la naturaleza e importancia de las migraciones pasadas y recientes en la conformación de la población actual y, en este proceso, recuperar el sustrato autóctono, cuya importancia es mucho mayor que lo indicado por los apellidos.

 

 

 

Recibido: 20/05/16

Aceptado: 16/04/2017

LOS APELLIDOS DE SALTA EN EL SIGLO XXI: ORIGEN

GEO-LINGÜÍTICO, DIVERSIDAD Y FRECUENCIA

 

Resumen

 

A partir del padrón electoral correspondiente al año 2001, que incluye a todos los varones y mujeres mayores de 18 años, se consideraron los apellidos registrados en la Provincia de Salta. Los apellidos se analizaron tal como aparecen registrados para agruparlos según su origen geográfico y lingüístico en dos grandes categorías: autóctonos (de origen amerindio) y foráneos (correspondientes a áreas extra-americanas), subdivididas en categorías menores. Se distingue la diversidad de apellidos y se estima su frecuencia. En el padrón electoral 2001 se registraron 647.330 individuos y 20.007 apellidos de los cuales 8.079 son portados por un solo individuo (apellidos únicos). En este conjunto, los apellidos autóctonos resultan minoritarios en relación a los foráneos. Los resultados se interpretan en función de los antecedentes demográficos y migratorios de la provincia y de la región. Se plantea una importante contribución española al mestizaje de la población salteña actual que, sin embargo, incluye grupos, significativos numéricamente, como por ejemplo el aporte africano colonial y la mayor parte de la población originaria.

 

Palabras clave: Apellidos, Origen geo-lingüístico, Migración, Salta, Argentina

 

María Ester Albeck

Emma Laura Alfaro

José Edgardo Dipierri

Estela Raquel Chaves

       

 

 

 

 

SURNAMES IN SALTA IN THE 21ST CENTURY: GEO-

LINLUISTIC ORIGIN, DIVERSITY AND FREQUENCY

 

Abstract

 

From the 2001 Argentine electoral register, which includes all men and women over 18 years old, the surnames registered in the Province of Salta were considered. The surnames were analysed such as they were recorded there in order to group them according to their geographic and linguistic origin into two broad categories: autochthonous (from Amerindian origin) and foreign (corresponding to extra-American areas), subdivided into smaller categories. The surname’s diversity and its frequency were estimated. In the 2001 electoral register, there were 647,330 individuals and 20,007 surnames, of which 8,079 were carried by a single individual (unique surnames). In this group, autochthonous surnames are a minority compared to foreign surnames. The results are interpreted in terms of the demographic and migratory history of the province and region. An important Spanish admixture to the modern population of Salta is proposed. Nevertheless, Hispanic surnames include other groups like the African colonial contribution and most of the autochthonous population.

 

Keywords: Surnames, Geo-linguistic origin, Migration, Salta, Argentina

 

María Ester Albeck

Emma Laura Alfaro

José Edgardo Dipierri

Estela Raquel Chaves

 

 



* Instituto de Ecorregiones Andinas (INECOA). Universidad Nacional de Jujuy –CONICET. San Salvador de Jujuy, Jujuy, Argentina. Correo electrónico: malbeck52@gmail.com; ealfaro@inbial.unju.edu.ar, jedjujuy@gmail.com

** Instituto de Biología de la Altura. Universidad Nacional de Jujuy. San Salvador de Jujuy, Jujuy, Argentina. Correo electrónico: estelar.chaves@gmail.com

[1] Lasker, Gabriel Ward, Surnames and genetic structure, Cambridge Studies in Biological Anthropology. Cambridge University Press, 1985.

[2] Pinto Cisternas, Juan y Castro de Guerra, Dinorah, “Utilidad de los apellidos en estudios de biología humana”, en Revista Médica de Chile, 116, Chile, 1988, pp. 1191-1197.

[3] Piazza, Alberto; Rendine, Sabina; Zei, Gianna; Moroni, Antonio; Cavalli-Sforza, Luigi Luca, “Migration rates of human populations from surname distributions”, en Nature, 329, Estados Unidos, 1987, pp. 714-716. Mourrieras, Bruno; Darlu, Pierre; Hochez, Joëlle; Hazout, Serge, “Surnames distribution in France: a distance analysis by a distorted geographical map”, en Annals of Human. Biology, 22(3), Reino Unido, 1995, 183-198.

[4] Pinto Cisternas, Juan y Castro de Guerra, Dinorah, 1988, Ob.Cit.

[5] Sokal, Robert Reuven; Harding, Rosalind; Lasker, Gabriel Ward; Mascie-Taylor, Nicholas, “A spatial analysis of 100 surnames in England and Wales”, Annals of Human Biology, 19 (5), Reino Unido, 1992, pp.  445-476.

[6] Manni, Franz; Toupance, Bruno; Sabbagh, Audrey; Heyer, Evelyne, “New method for surname studies of ancient patrilineal population structures, and possible application to improvement of Y-chromosome sampling”, en American Journal of Physical Anthropology, 126, Estados Unidos, 2005, pp. 214-228. ten Kate, Leo; Teeuw, Marieke; Henneman, Lidewij; Cornel, Martina, “Consanguinity and Endogamy in the Netherlands: Demographic and Medical Genetic Aspects”, Human Heredity, 77, Estados Unidos, 2014, pp. 161–166.

[7] Mascie-Taylor, Nicholas and Lasker, Gabriel Ward, “The distribution of surnames in England and Wales: A model for genetic distribution”, en Man, 25(3), Reino Unido, 1990, pp. 521-530.

[8] Un breve comentario sobre el uso de este tipo y otras fuentes en estudios antroponímicos en: Chesire, James; Mateos, Pablo; Longley, Paul, “Delineating Europe´s Cultural Regions: Population Structure and Surname Clustering”, en Human Biology, 83 (5), Estados Unidos, 2011, pp. 573-598.

[9] ten Kate, Leo; Teeuw, Marieke; Henneman, Lidewij; Cornel, Martina, 2014, Ob.Cit.

[10] Agradecemos a Silvia Raquel Palomeque la transcripción de documentos coloniales que incluyen apellidos indígenas.

[11] Albeck, María Ester; Alfaro, Emma Laura; Dipierri, José Edgardo; Morales, Jorge Omar; Vásquez, Néstor Omar, “Antropónimos indígenas del siglo XVII: Una mirada a Casabindo y Atacama”, en actas del XV Congreso Nacional de Arqueología Chilena, Arica, Chile, 2000. Albeck, María Ester; Dipierri José Edgardo; Alfaro, Emma Laura y Palomeque, Silvia Raquel, “La identidad de los casabindo a través del origen de sus apellidos”, en Actas del XIII Congreso Nacional de Arqueología Argentina, tomo I, Córdoba, 2001, pp. 183-197. Albeck, María Ester; Alfaro, Emma Laura; Dipierri, José Edgardo, “Apellidos y estructura sociodemográfica: cambio y continuidad en Casabindo (siglos XVII al XXI)”, en Boleda y Mercado Herrera (comp.), SEPOSAL, Seminario Internacional de Población y Sociedad en América Latina (1), GREDES, Salta, 2007, pp. 333-346. Alfaro, Emma Laura; Dipierri, José Edgardo; Albeck, María Ester; Morales, Jorge Omar, “Estructura genética por isonimia en poblaciones históricas de la puna jujeña”, en actas del V Congreso Asociación Latinoamericana de Antropología Biológica y VI Simposio de Antropología Física “Luis Montané”, Universidad de La Habana, La Habana, Cuba, 1998. Alfaro, Emma Laura; Dipierri, José Edgardo; Albeck, María Ester; Morales, Jorge Omar, “Consanguinidad e identidad en el Casabindo colonial”, en actas de IV Jornadas Nacionales de Antropología Biológica, San Salvador de Jujuy, 1999. Alfaro, Emma Laura; Albeck, María Ester; Dipierri, José Edgardo, “Apellidos en Casabindo entre los siglos XVII y XX. Continuidades y cambio”, en Andes, 16, Salta, 2005, pp. 147-164.

[12] Onomap, el registro digital de apellidos más completo consultado en Internet, carece de bases de apellidos de países árabes, Europa del Este y Portugal (Cheshire, James 2004), aportes significativos en el caudal migratorio de la Argentina.

[13] Darlu, Pierre; Bloothooft, Gerrit; Boattini, Alessio; Brouwer, Leendert; Brouwer, Matthijs; Brunet, Guy; Chareille, Pascal; Cheshire, James; Coates, Richard; Dräger, Kathrin; Desjardins, Bertrand; Hanks, Patrick; Longley, Paul; Mandemakers, Kees; Mateos, Pablo; Pettener, Davide; Useli, Antonella; Manni, Franz, “The Family Name as Socio-Cultural Feature and Genetic Metaphor: From Concepts to Methods”, en Human Biology, 84 (2), Estados Unidos, 2012, pp. 169–214.

[14] Chesire, James; Mateos, Pablo y Longley, Paul, 2011, Ob. Cit.

[15] Albeck, María Ester y Palomeque, Silvia Raquel, “Ocupación española de las tierras indígenas de la Puna y “Raya del Tucumán” durante el período colonial temprano”, en Memoria Americana, 17 (2), Buenos Aires, 2009, pp. 173-212.

[16] Bloothooft, Gerrit, 'Linguistics and geography, the surname case', in Zonneveld W., Quené H., and Heeren, W. (Eds.), 'Sound and Sounds, studies presented to M.E.H. (Bert) Schouten', Utrecht: UiL-OTS, 2011, pp. 9-20: http://www.let.uu.nl/~Gerrit.Bloothooft/personal/Publications/SchoutenBloothooft2011.pdf

[17] Dipierri, José Edgardo; Ocampo, Susana Blanca; Ruso Armando, “An estimation of inbreeding from isonymy in the historical (1734-1810) population of the Quebrada de Humahuaca”, en Journal of Biosocial Science, 23(1), England, 1991, pp. 23-31.

[18] Los portales de los diarios peruanos El Pueblo y La República informan que los apellidos más frecuentes de Perú son Quispe y Flores con 337.908 y 292.450 portadores respectivamente (Nota del 12/11/15).

[19] Alfaro, Emma Laura, Dinámica antroponímica y estructura demogenética en Casabindo: siglos XVI al XXI. Tesis Doctoral Inédita, Facultad de Ciencias Naturales y Museo. Universidad Nacional de La Plata, 2010. Disponible en http://sedici.unlp.edu.ar/handle/10915/5329. Medinaceli, Ximena, ¿Nombres o apellidos? El sistema nominativo aymara Sacaca, siglo XVII. Instituto de Estudios Bolivianos, La Paz, Bolivia, 2003. Aguiló, Federico, “Una posible pista sobre la presencia de “mitmakuna” en la zona de Pampa Yampara”, en Historia Boliviana, III/2, Bolivia, 1983, pp. 157-171.

[20] Albeck, María Ester; Alfaro, Emma Laura; Dipierri, José Edgardo; Morales, Jorge Omar; Vásquez, Néstor Omar, 2000, Ob. Cit. Albeck, María Ester; Dipierri, José Edgardo; Alfaro, Emma Laura y Palomeque, Silvia Raquel, 2001, Ob. Cit. Alfaro, Emma Laura; Albeck, María Ester; Dipierri, José Edgardo, 2005, Ob. Cit. Albeck, María Ester; Alfaro, Emma Laura; Dipierri, José Edgardo, 2007, Ob. Cit. Alfaro, Emma Laura, 2010, Ob. Cit.

[21] Sarramone, Alberto, Los abuelos vascos del Río de la Plata. Editorial Biblos, Azul, 1995.

[22] Chesire, James, “Analysing surnames as geographic data”, en Journal of Anthropological Sciences, 92, Italia, 2014, pp. 99-117. Doi 10.4436/JASS.92004.

[23] Comadrán, Ruiz Jorge, Evolución Demográfica Argentina durante el periodo Hispano. 1535-1810, EUDEBA, Buenos Aires, 1969.

[24] Martínez Sarasola, Carlos, Nuestros paisanos los indios, EMECE. Buenos Aires, Argentina, 1992. Hernández, Isabel, Los indios de la Argentina, Colecciones Mapfre 1492, Madrid, 1992.

[25] Dipierri, José Edgardo, Apellidos del Noroeste argentino: Distribución, isonimia, estructura y dinámica poblacional, Tesis de Maestría Inédita, Universidad Nacional de Jujuy, Jujuy, 2004.

[26] Medinaceli, Ximena, 2003, Ob. Cit.

[27] Albeck, María Ester; Dipierri, José Edgardo; Alfaro, Emma Laura y Palomeque, Silvia Raquel, 2001, Ob. Cit.

[28] Demarchi, Darío; Claria, Dalmira María; Dipierri, José Edgardo y Gardenal, Cristina Noemí, “Genetic structure of native populations from Argentina inabiting at different altitudes”, en Human Biology, 72(3), Estados Unidos, 2000, pp. 519-525; Dipierri, José Edgardo; Alfaro, Emma Laura y Bejarano, Ignacio, “Surnames, ABO system and miscegenation in highlands population of province of Jujuy (Northwest Argentine)”, en HOMO, 50(1), Alemania, 1999, pp. 14-20; Dipierri, José Edgardo; Alfaro, Emma Laura; Martinez-Marignac, Verónica; Bailliet, Graciela; Bravi, Claudio Marcelo; Cejas, Silvina y Bianchi, Nestor Oscar, “Paternal directional matting in two Amerindian subpopulations located at different altitude in the Northwest of Argentina”, en Human Biology, 79(6), Estados Unidos, 1998, pp. 1001-1010; Dipierri, José Edgardo; Alfaro, Emma Laura; Peña, José Angel; Jacques, Constant and Dugoujon, Jean Michel, “GM, KM inmunoglobulin allotypes and other serum genetic markers (HP, GC, PI and TF) among south American populations living at different altitude (Jujuy province, Argentina) Admixture Estimates”, en Human Biology, 72(2), Estados Unidos, 2000, pp. 305-319; Martinez-Marignac, Verónica; Bailliet, Graciela; Dipierri, José Edgardo; Alfaro, Emma Laura; López-Camelo, José Santiago y Bianchi, Néstor Oscar, “Variabilidad y ambigüedad de linajes holándricos en poblaciones Jujeñas”, en Revista de Antropología Biológica, 3(1), Buenos Aires, 2001, pp. 65-77; Mascitti, Virginia; Dipierri, José Edgardo; Ocampo, Susana Blanca, “Sistema ABO, apellidos y miscegenación en poblaciones a diferentes niveles altitudinales”, en CUADERNOS, Nº 2, Jujuy, 1991, pp. 63-66; Motti, Josefina María Brenda; Rodenak, Boris; Muzzio Marina; Ramallo, Virginia; Santos, María Rita; Castro, Cecilia; Alfaro, Emma Laura; Dipierri, José Edgardo; Scheible, Melissa; Saunier, Jessica; Irwin, Jodi; Coble, Michel; Bailliet, Graciela; Bravi, Claudio Marcelo, “The genetic composition of Argentina prior to the massive immigration era: Insights from matrilineages of extant criollos in central-western Argentina”, en Forensic Science International. Genetics Suppement., Reino Unido, 2009, doi:10.1016/j.fsigss.2009.09.034; Ramallo, Virginia; Mucci, Juan Marcos; García, Angelina; Muzzio, Marina; Motti, Josefina María Brenda; Santos, María Rita; Pérez, María; Alfaro, Emma Laura; Dipierri, José Edgardo; Demarchi, Darío Alfredo; Bravi, Claudio Marcelo; Bailliet, Graciela, “Comparison of Y-chromosome haplogroup frequencies in eight Provinces of Argentina”, en Forensic Science International. Genetics Suppement, Reino Unido, 2009, doi:10.1016/j.fsigss.2009.08.047; Wang, Sijia; Ray, Nicolas; Rojas Winston, María Parra; Bedoya, Gabriel; Gallo, Carla; Poletti, Giovanni; Mazzotti, Guido; Hill, Kim; Hurtado, Ana Magdalena; Camrena, Beatriz; Nicolini, Humberto; Klitz, William; Barrantes, Ramiro; Molina, Julio; Freimer, Nelson; Bortolini, María Cátira; Salzano, Francisco Mauro; Petzl-Erler, María Luiza; Tsuneto, Luisa; Dipierri, José Edgardo; Alfaro, Emma Laura; Bailliet, Graciela; Bianchi, Néstor Oscar; Llop, Elena; Rothhammer Francisco; Excoffier, Laurent and Ruiz-Linares, Andrés, “Geographic Patterns of Genome Admixture in Latin American Mestizos”, en PLOs Genetics, 4(3), Estados Unidos, 2008.

[29] Dipierri, José Edgardo, 2004, Ob. Cit.