APROXIMACIÓN
ANTRACOLÓGICA A LAS OQUEDADES DE LA U4 DEL SITIO MORTERO QUEBRADO (ANFAMA,
TUCUMÁN, ARGENTINA).
ANTHRACOLOGICAL APPROACH TO THE U4 PITS OF THE MORTERO QUEBRADO SITE (ANFAMA,
TUCUMÁN, ARGENTINA).
Francisco Franco
Instituto
de Estudios Históricos, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y
Técnicas, Corro 308, Córdoba, Argentina. franfranco@unc.edu.ar
María Gabriela
Aguirre
Facultad
de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo, Instituto de Arqueología y
Museo, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Miguel Lillo
205, San Miguel de Tucumán, Argentina. mgaguirre@csnat.unt.edu.ar
Juan
Montegú
Instituto
de Estudios Históricos, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y
Técnicas, Corro 308, Córdoba, Argentina. juanmontegu@unc.edu.ar
Julián
Salazar
Instituto
de Estudios Históricos, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y
Técnicas, Corro 308, Córdoba, Argentina. juliansalazar@ffyh.unc.edu.ar
Resumen
Este trabajo presenta el estudio
antracológico de muestras de carbón procedentes del piso de ocupación y de
siete oquedades sub-superficiales detectadas en la Unidad 4 del sitio Mortero
Quebrado. Se trata de una estructura residencial correspondiente al Primer
milenio de la Era, ubicada en la cuenca de Anfama (Tucumán, Argentina). Los
análisis de identificación taxónomica —mediante lupa de bajos aumentos y
microscopía óptica de barrido—, los grados de combustión identificados, la
información etnográfica-etnohistórica, y la realización de modelos de
distribución de especie permitieron correlacionar los registros antracólogicos
de cada pozo con hipótesis funcionales de su uso pretérito. Se identificaron
tres géneros combustionados: Alnus
sp., Schinus sp. y Lithraea sp. que corresponden a especies
vegetales conocidas para la región y que presumiblemente tienen implicancias
que exceden a su uso como combustible, entre ellas, la movilidad de las
poblaciones y la ritualidad doméstica.
Palabras clave: Antracología – Maxent – Oquedad – Bosque montano
Abstract
This
paper presents the anthracological study of charcoal samples from the
occupation floor and seven sub-surface pits detected in Unit 4 of the Mortero
Quebrado site. It is a residential structure from the first millennium AD,
located in the Anfama basin (Tucumán, Argentina). The taxonomic identification
analyses —using low-magnification lenses and optical scanning microscopy—, the
identified combustion degrees, the ethnographic-ethnohistorical information,
and the development of species distribution models allowed for the correlation
of anthracological records from each pit with functional hypotheses of their
past use. Three charred genera were identified: *Alnus* sp., *Schinus* sp., and
*Lithraea* sp., which correspond to plant species known in the region and
presumably have implications beyond their use as fuel, including population
mobility and domestic rituality.
Keywords: Anthracology
- Maxent - Pits – Montane Forest
Introducción
El fuego es un
notable transformador material, en él, los materiales orgánicos se reconfiguran
en inorgánicos (Braadbaart, Reidsma, Roebroeks, Chiotti, Slon, Meyer,
Théry-Parisot, van Hoesel, Nierop, Kaal, van Os, & Marquer, 2020). Esa
característica que podría resultar trivial, se vuelve sumamente importante en
contextos arqueológicos en los que la preservación de restos orgánicos tiende a
ser nula, debido a factores ambientales, como es el caso de la cuenca de Anfama
(Tucumán, Argentina). Los fuegos, y los carbones que surgieron a partir de
ellos, se vuelven por lo tanto uno de los aliados arqueológicos más importantes
para indagar distintas prácticas sociales vinculadas a la domesticidad, incluyendo
tipos de procuramiento, estructuración del espacio doméstico, estrategias
económicas, intensidad de las ocupaciones, entre otras (Jofré, 2004;
Marconetto, 2005; Kahn & Coil, 2006; Braadbaart & Poole, 2008;
Lindskoug & Mors, 2010; Robledo & Scrivanti, 2016; Ortiz, Ramos & Alavar, 2017; Carreras, 2018; Aguirre,
Sampietro, Rodríguez & Cano, 2020; Aguirre & Martínez, 2022).
El presente trabajo
reflexiona qué prácticas podrían vincularse a la presencia de carbones en el
sitio Mortero Quebrado (Anfama, Argentina), particularmente en una serie de oquedades
que se encontraban por debajo del piso de ocupación de la unidad 4. Al
respecto, algunos de esos rasgos presentaron una gran cantidad de material
carbonizado, con lo cual el objetivo principal fue evaluar qué tipo de
selección se presentaba en ellos, si eran especies valoradas actualmente como
combustible o no, o si presentaban alguna distribución diferencial entre los
distintos pozos considerados
En segundo lugar, se
trató de identificar indicadores materiales de circulación y movilidad
territorial puesto que distintas investigaciones recientes han planteado
escenarios en los que las especies vegetales se transportaron por distintos
pisos ecológicos del Noroeste argentino (NOA) o implicaron algún grado de
movilidad logística para su obtención (Korstanje & Würschmidt, 1999; Míguez,
Arreguez & Oliszewski, 2012; Lema, 2017; Martínez & Funes Coronel,
2020). En general, los datos que sustentan esas aproximaciones se obtuvieron de
observaciones de macrorrestos desecados. Para el caso de Mortero Quebrado, el
elevado grado de acidez y humedad de los sedimentos del área de estudio impide
la preservación de registros biológicos secos, clausurando en general la
posibilidad de estudiar macrorrestos.
Caso de Estudio
El sitio arqueológico
Mortero Quebrado se encuentra emplazado en el oeste de la cuenca de Anfama, en
la vertiente oriental de las cumbres Calchaquíes (provincia de Tucumán,
Argentina). Se trata de siete estructuras residenciales ubicadas entre los 2200
msnm y los 2400 msnm, distanciadas en promedio unos 130 m entre sí. Los
conglomerados residenciales se componen de múltiples recintos circulares o
subcirculares —de entre 2 m y 5 m de diámetro— adosados a amplios patios —superiores
a los 10 m de diámetro— de la misma morfología, que se posicionan como el
centro articulador del espacio en las edificaciones (Figura 1). Las viviendas
de este sitio se emplazan en espacios levemente elevados sobre el terreno
circundante, lo que genera que todas ellas sean intervisibles con las
estructuras vecinas (Moyano, 2020).
Se trata de unidades
arquitectónicas similares a las que se observan en los valles de Tafí y La
Ciénega, Quebrada del Infiernillo y los piedemontes orientales de Yocavil, las
cuales fueron habitadas en lapsos que oscilan entre ca. 2000 AP y ca.
1200 AP (Cremonte, 1996; Aschero & Ribotta, 2007; Franco Salvi, Salazar
& Berberián, 2014; Oliszewski & Di Lullo, 2020; Moyano, Franco, López
Lillo, Fiorani, Montegú, Chiavassa
Arias, Justiniano, Etchegoin, Franco Salvi & Salazar, 2023).
A nivel
fitogeográfico, las viviendas de Mortero Quebrado se emplazan en un ambiente
transicional entre los últimos relictos del bosque montano o de nubes de las
yungas y de los pastizales de altura de la prepuna (Cabrera, 1976; Morello,
Matteucci, Rodríguez & Silva, 2012). Allí se intercalan praderas de
gramíneas con bosques de alisos (Alnus
acuminata y Alnus jorullensis var. spachii), sauco (Sambucus peruviana), pino del cerro (Podocarpus parlatorei), nogal criollo (Juglans australis), arbolillo (Viburnum
seemenii), palo yerba (Ilex
argentinum), molles trepadores o del cerro (Schinus gracilipes), duraznillos (Prunus tucumanensis) y parches de queñoa (Polylepis australis) (Bell, 1991; Brown, Blendinger, Lomáscolo
& García Bes, 2009; Morello et al., 2012). La mayoría de estos ejemplares
son actualmente utilizados para combustión, aunque en cada especie varía el
aporte y perdurabilidad que sus leños puedan hacer al fuego.
Figura
1.
Arriba: Ubicación de Mortero Quebrado en la cuenca de Anfama. Abajo:
Planimetría de las distintas unidades —resaltada en rojo la Unidad de la que se
obtuvieron las muestras—
Fuente:
Elaboración propia en QGis 3.14 y Autocad respectivamente.
Las excavaciones
realizadas en Mortero Quebrado —un total de 120 m² distribuidos en tres
unidades: U2, U4 y U5— permitieron constatar el carácter residencial de las
estructuras, a través de un amplio y diverso conjunto material constituido por
cerámicas utilitarias, manos de moler, molinos planos pequeños, material
vegetal carbonizado, alisadores, yunques, rocas intervenidas, concreciones
arcillosas termoalteradas, puntas de proyectil de obsidiana e instrumentos
líticos. También se registraron rasgos internos como estratos de nivelación, fogones
en cubeta y pozos cavados en la roca madre (Salazar & Molar, 2017; Franco
Salvi, Montegú & Salazar, 2020; Salazar & Franco Salvi, 2020; Montegú,
2022; Montegú & Salazar 2023; Salazar, 2023). En particular, el conjunto
cerámico denota vasijas utilitarias aptas para el almacenaje, cocción, consumo
y servicio de alimentos, en el que predominan grupos ordinarios y escasos
decorados. Los artefactos líticos recuperados se asocian a acciones de cortar,
raspar, desbastar y perforar, siendo adscribibles a tareas de procesamiento de
alimentos y producción de otras tecnofacturas (para una descripción con mayor
detalle del registro material consultar: Salazar, Montegú, Molar, Fiorani,
Franco, Moyano & Franco Salvi, 2022; Montegú & Salazar, 2023).
Hasta el momento se
han realizado siete dataciones radiocarbónicas en distintas unidades del sitio
(Tabla 1). Las mismas han sido procesadas en OxCal mediante la curva de
calibración ShCal 20 (Bronk Ramsey, 2017; Hogg, Heaton, Hua, Palmer, Turney,
Southon, Bayliss, Blackwell, Boswijk, Bronk Ramsey, Petchey, Reimer, Reimer
& Wacker, 2020).
Tabla 1. Dataciones
realizadas en Mortero Quebrado
Código |
Datación (años AP) |
Unidad |
Recinto y Unidad
estratigráfica |
Material |
Lim. Inf. (2σ) |
Lim. Sup. (2σ) |
AA107302 |
1725 ± 20 |
MQ-U2 |
R34-UE106 |
Madera carbonizada |
259 d.C. |
418 d.C. |
D-AMS 041076 |
1744 ± 26 |
R34- UE 111b |
253 d.C. |
413 d.C. |
||
AMS041077 |
1663 ± 22 |
R34 – UE 119 |
372 d.C. |
521 d.C. |
||
LP3684 |
1580 ± 60 |
R33-UE 152 |
366 d.C. |
586 d.C. |
||
LP-3688 |
2390 ± 80 |
MQ-U4 |
R45 – UE934 (pozo N°5) |
757 a.C |
194 a.C. |
|
D-AMS024746 |
1855 ± 29 |
MQ-U5 |
Patio-UE 618 |
137 d.C. |
360 d.C. |
|
D-AMS024745 |
1649 ± 30 |
Recinto lateral – UE 631 |
378 d.C. |
526 d.C. |
Fuente: Elaboración propia.
Las seis dataciones
que se realizaron en las unidades MQ-U2 y MQ-U5 se insertan en un lapso
continuo que inicia con mayor probabilidad entre 200 d.C. y 300 d.C. y se
extiende con mayor probabilidad entre 500 d.C. y 600 d.C. En MQ-U4 en cambio se
presenta una única datación, realizada sobre el estrato inferior de un pozo
realizado por debajo del piso ocupacional el cual ofreció un rango cronológico
anterior, cuya mayor probabilidad de ocurrencia se encontraría entre 600 a.C. y
400 a.C (Figura 2). Debido a ello, sería necesario profundizar las
investigaciones para indagar si se trata de una datación outlier o bien si los pozos de las unidades preceden a la
construcción de las viviendas y sus respectivos pisos ocupacionales, cuyas
dataciones remiten a la primera mitad del Primer milenio de la Era.
o
Fuente: Elaboración propia
en Autocad.
En particular, las
muestras que aquí se analizan proceden de MQ-U4. La Unidad está conformada por
un patio central elíptico de 14 m x 10 m (R45), el cual se conecta con cuatro
recintos circulares de entre 4 y 7 m de diámetro (R46, R47, R48 y R49). Allí
inicialmente se excavaron completas dos cuadrículas de 2 m x 2 m (B5, C5). Con posterioridad
y a fines de completar la exposición de una serie de rasgos —siete oquedades—
se decidió ampliar las excavaciones hacia el Norte, Sur y Oeste de B5. En esos
casos las excavaciones del Norte (B4) y Sur (B6) fueron de 1 m x 2 m, y la del
oeste (A5) hasta alcanzar el muro del patio (Figura 3). El registro
antracológico considerado se obtuvo del piso y de seis de los pozos
sub-superficiales del recinto central o patio de dicha unidad.
Figura
3.
Detalle de planta arquitectónica de la U4 de Mortero Quebrado y sectores
excavados
Fuente: Elaboración propia
en Autocad.
Materiales y métodos
Contexto
El análisis incluyó
la realización de un inventario y descripción general de quince muestras de
carbón procedentes de las excavaciones de MQ-U4 de Mortero Quebrado
(correspondientes a dos unidades estratigráficas del piso de ocupación y de
seis pozos que se encuentran cavados en la roca madre por debajo de los pisos
—Figura 4—). Las Unidades estratigráficas fueron establecidas siguiendo el
método propuesto por Harris, el cual considera tanto estratos naturales, como
intervenciones antrópicas (Harris, 1989).
Figura
4.
Detalle de excavaciones y oquedades detectadas en el recinto central de la U4.
Toma cenital
Fuente: Modelo
fotogramétrico de elaboración propia en Autodesk Recap.
La oquedad N°1 es un
orificio de forma sub circular de 20 cm x 37 cm y 30 cm de profundidad, que
presentó una serie de rocas lajas y cuadradas colocadas en la boca del pozo, y
un relleno arenoso (UE907) con restos de carbones y un solo tiesto pequeño. En
su interior presentaba rocas metamórficas que oficiaron de tapa o revestimiento
de la oquedad, seis fragmentos de cerámica roja gruesa rodados y un instrumento
de cuarcita roja (Montegú & Salazar, 2023).
La oquedad N°2
presentaba una serie de lajas a modo de tapa, las cuales se retiraron
parcialmente, debajo de ellas se identificó un sedimento arenoso blanquecino
que se subdividió por otra laja formando dos estratos, UE910 al sur y UE909 al
norte. La forma y dimensiones totales aún no han podido ser determinadas puesto
que se extiende hacia el perfil del área no excavada, pero por el momento la
abertura abarca 92 cm por 98 cm. La UE 910 no presentaba materiales, mientras
que UE 909 contenía carbones, un artefacto de cuarcita y un asa cerámica. Las
paredes de este pozo presentaban una serie de rocas que lo recubrían. Ambos
estratos llegaron a los 25 cm de profundidad dentro de la roca madre, allí se
encontraron rocas en posición oblicua que impidieron seguir con su excavación.
La oquedad N°3 de
forma sub circular de 76 cm x 78 cm y 40 cm de profundidad. Presentaba una
serie de rocas de tamaño mediano y grande a modo de tapa, entre ellas un molino
fracturado. Debajo de estas se registraron dos sedimentos: uno arenoso de color
marrón amarillento (UE929) que contenía gran cantidad de materiales incluyendo
carbones, núcleos de cuarzo, fragmentos cerámicos que remontaban en dos vasijas
pequeñas y molinos fracturados (Montegú & Salazar, 2023); y el otro
arcilloso anaranjado (UE937), el cual contenía algunos tiestos y carbones.
La oquedad N°4
presentaba una forma ovalada de 30 cm x 30 cm y una profundidad de 25 cm,
conteniendo un sedimento arenoso (UE912) con restos de carbón.
La oquedad N°5 es la
de mayores dimensiones (Figura N°2), se trata de un rasgo semicircular de 70 cm
x 60 cm y 110 cm de profundidad. Presentaba cuatro lajas de tamaño mediano
grande superpuestas formando una tapa y otras rocas planas mediano pequeñas
delimitando su boca y paredes internas. Su relleno se constituía de una serie
de estratos (UE914, 915, 931 y 932) con gran cantidad de madera carbonizada,
ceniza, cerámica quemada que corresponde a una urna de gran tamaño, un
fragmento de cuenco fino, lascas líticas, y artefactos de moler activos y
pasivos enteros y con vida útil remanente (Montegú & Salazar, 2023). Su
base estaba constituida por una fina capa de arcilla muy plástica (UE934) que
contenía restos de material vegetal carbonizado. Una muestra de este último
estrato es la que presentó una datación de 2390±80 AP. En su interior
presentaba rocas metamórficas que oficiaron de tapa o revestimiento de la
oquedad (caracterizaciones más acabadas del conjunto artefactual de este pozo
se presentan en Montegú & Salazar, 2023 y Salazar, 2023).
La oquedad N°6, se
trató de una perforación de forma circular de 30 cm x 30 cm y 8 cm de
profundidad. Su interior estaba formado por un sedimento arenoso (UE928),
contenía una roca plana pequeña y la base presentaba una fina capa arcillosa.
Por su tamaño, presencia de roca a modo de cuña y cercanía con el muro
perimetral, pudo funcionar como un pozo de poste para techar el patio.
La oquedad N°7 es un
orificio cuya forma y dimensiones no han podido aún ser definidas de forma
completa, puesto que se extendía hacia el perfil del área no excavada, pero por
el momento abarca 72 cm por 82 cm de ancho y 65 cm de profundidad. El mismo
presentaba rocas metamórficas medianas formando una tapa y otras de caras
planas delimitando parte de la pared que se excavó. El relleno del pozo,
presentaba dos estratos, uno arenoso amarillento (UE925) y arenoso-arcilloso de
color grisáceo y rojizo (UE930) que contenían carbones de gran tamaño sin otros
materiales arqueológicos. En la Figura 5 se presenta una esquematización de la
totalidad de las oquedades.
Figura
5.
Esquematización de la morfología y profundidad de cada oquedad de la U4.
Arriba: Perfil cenital (bocas). Abajo: Perfil lateral.
Fuente: Elaboración propia
en Microsoft Publisher.
Materiales y metodología
El conteo del número absoluto
de restos de carbón (Popper, 1988) fue seguido por la separación de los
fragmentos en tres fracciones de tamaños (≤2mm, 2-4 mm y ≥4 mm) y por el pesaje
de cada fracción. El análisis antracológico específico se efectuó sobre los
carbones que integran el conjunto de tamaño
≥4 mm. Chrzazvez
propone que los fragmentos menores a 2 mm conservan pocos rasgos anatómicos que
permitan la identificación del fragmento, mientras que a partir del tamaño de 4
mm existe mayor certeza de trabajar con maderas carbonizadas originalmente como
combustible (Chrzazvez, 2013), por otro lado, se reconoce que los tamaños
menores a 4 mm suelen ser generados por procesos post-depositacionales (Chrzazvez,
Théry-Parisot, Fiorucci, Terral & Thibaut, 2014). La fracción estudiada es
heterogénea en cuanto a las formas de los individuos y al número de carbones,
por tal motivo, se decidió estudiar a todos los fragmentos cuando estos se
presentaron en un número igual o menor a 10 y cuando estos superaron la
cantidad de 10 elementos, se procedió a estudiar el 50% de la muestra, hasta
alcanzar un máximo de 20 carbones por cada una.
Los fragmentos de
carbón seleccionados se fracturaron manualmente para facilitar su observación
bajo microscopio a diferentes aumentos (10-300x). Los estudios antracológicos
se basan en la variación interna del leño según cada especie (Fahn, 1974; Piqué
i Huerta, 1999), aun cuando hayan sido expuestas al fuego. Las tres secciones
de una madera (transversal, longitudinal tangencial y longitudinal radial) se
describieron siguiendo los rasgos anatómicos cualitativos propuestos en Wheeler
y colaboradores (1989), así, se tuvo en cuenta a: anillos de crecimiento
(marcados o no), vasos (forma, tamaño, cantidad y disposición: porosidad),
parénquima (tipo y disposición), radios (longitud y cantidad; tipo de células
que los constituyen) y fibras (cantidad y características).
Posteriormente, una
selección de carbones representativa de la variación interna de la muestra se
observó y fotografió en Microscopio Electrónico de Barrido (MEB), modelo Supra
55VP, del Centro Integral de Microscopía Electrónica (CIME-CONICET). El procesamiento
de imágenes incluyó el uso del programa ImageJ para el conteo de vasos por mm2.
La identificación taxonómica de los fragmentos se realizó mediante la consulta
de bibliografía especializada (Tortorelli, 2009) y de la base de datos digital
InsideWood (Insidewood.lib.ncsu.edu/). La categoría de Indeterminado incluye a
los fragmentos que se destruyeron durante la manipulación en laboratorio o que
no pudieron estudiarse debido al estado de preservación.
Una vez realizada la
identificación taxonómica se evaluó la representación o porcentaje (Miller,
1988) y la estimación de la ubicuidad (Popper, 1988). Estas formas de
cuantificación corresponden a los parámetros comúnmente empleados en el estudio
de conjuntos arqueobotánicos (Banning, 2000). Durante el tratamiento de cada
fragmento se evaluaron aspectos tafonómicos que permitieron comprender a posteriori, aspectos de la gestión del
combustible vegetal. Se evaluó la resistencia al ejercer presión sobre ellos y
se siguió la diferenciación de las estructuras morfológicas ocasionadas por el
calor (Braadbaart et al. 2020).
El modelo de
distribución de especie (MDE) se realizó a través del software Maxent (Phillips,
Anderson & Schapire, 2006; Biodiversityinformatics.amnh.org/) con base en ocurrencias
recientes (1990 a la actualidad).
Todas obtenidas de Global Biodiversity Information Facility (Gbif.org). Las ocurrencias fueron procesadas
para eliminar puntos duplicados, erróneos o demasiado cercanos espacialmente
siguiendo la propuesta de Franco y Camps (2020), las muestras que cumplieron
con los criterios fueron: Lithraea
Molleoides (n=124), Alnus Acuminata (n=51) y Schinus
gracilipes (n=53). Las
variables bioclimáticas y altitudinales fueron obtenidas de Worldclim 2.1
(Worldclim.org), con una resolución de 30s —1 km2—. Los distintos
mapas presentados en el trabajo se realizaron en QGis 3.22.
Resultados
En total se contabilizaron 1550
carbones de los cuales 475 fragmentos corresponden a la fracción ≥ 4 mm (Tabla
2). Se logró la asignación taxonómica de 90 fragmentos y 42 quedaron en la
categoría de Indeterminados (Tabla 3). Los fragmentos se distribuyeron de
manera heterogénea entre los distintos pozos, destacando el N°5 en el que se
recuperó una gran cantidad de material antracológico y en menor medida el N°7.
Exceptuando al N°6 en el que no se recuperaron carbones —presumiblemente un
hoyo de poste para sostener los techos—, en los demás pozos también se recuperó
material, pero en menor cantidad. Las muestras C5-UE905 y A6-UE924
correspondientes a eventos de relleno y nivelación de la roca madre, ofrecieron
conjuntos menores de carbón. Las variaciones entre oquedades también se
evidencian a nivel del peso de los carbones recuperados, en el caso del pozo
Nº5, también aportó valores notablemente más altos en gramos —140,87 g—, en
comparación a los restantes. (Tabla 2).
Tabla 2. Detalle de tamaño y peso de carbones
por pozo y UE.
MQ-U4 |
|||||||||
N° Pozo |
Cuadrícula |
UE |
N.º total de fragmentos |
≤ 2 mm |
Peso (g) |
2- 4 mm |
Peso (g) |
≥ 4 mm |
Peso (g) |
- |
C5 |
905 |
5 |
0 |
0 |
4 |
0.05 |
1 |
0.07 |
- |
A6/B6 |
924 |
16 |
0 |
0 |
11 |
0.1 |
5 |
0.19 |
1 |
B5/B6 |
907 |
6 |
2 |
0 |
3 |
0.07 |
1 |
0.08 |
Subtotal |
6 |
2 |
0 |
3 |
0.07 |
1 |
0.08 |
||
2 |
B5/C5 |
909 |
9 |
0 |
0 |
7 |
0.05 |
2 |
0.2 |
Subtotal |
9 |
0 |
0 |
7 |
0.05 |
2 |
0.2 |
||
3 |
A5/B5 |
929 |
46 |
0 |
0 |
33 |
0.38 |
13 |
1.21 |
937 |
18 |
0 |
0 |
13 |
12 |
5 |
0.5 |
||
Subtotal |
64 |
0 |
0 |
46 |
12.38 |
18 |
1.71 |
||
4 |
A5/B5 |
912 |
36 |
0 |
0 |
31 |
0.1 |
5 |
0.09 |
Subtotal |
36 |
0 |
0 |
31 |
0.1 |
5 |
0.09 |
||
5 |
A6/B6 |
914 |
30 |
0 |
0 |
19 |
0.12 |
11 |
0.58 |
B5 |
914 |
36 |
0 |
0 |
29 |
0.3 |
7 |
0.66 |
|
B5/B6 |
915 |
117 |
0 |
0 |
96 |
1.75 |
21 |
2.52 |
|
932 |
160 |
0 |
0 |
58 |
3.75 |
102 |
27.38 |
||
934 |
861 |
418 |
6.86 |
226 |
9.73 |
217 |
87.22 |
||
Subtotal |
1204 |
418 |
6.86 |
428 |
15.65 |
358 |
118.36 |
||
7 |
B4 |
925 |
85 |
0 |
0 |
52 |
0.65 |
33 |
4.45 |
B4/B5 |
930 |
86 |
0 |
0 |
47 |
1.2 |
39 |
5.62 |
|
930 - UP 35 |
39 |
0 |
0 |
26 |
0.72 |
13 |
1.25 |
||
Subtotal |
210 |
0 |
0 |
125 |
2.57 |
85 |
11.32 |
||
Total |
1550 |
420 |
6.86 |
655 |
30.97 |
475 |
132.02 |
Fuente:
Elaboración propia.
El estudio anatómico
posibilitó la identificación de tres géneros botánicos: a) Alnus Mill. (39% de las muestras), b) Lithraea Miers ex Hook. & Arn. (21 %) y c) Schinus L., (8%). El porcentaje restante (32%) no pudo ser
identificado (Tabla 3 y Figura 6). En particular, un porcentaje importante de
carbones del pozo N°5 no pudo ser estudiado por encontrarse amalgamados con el
sedimento arcilloso de las UE 932 y 934. La presencia de los taxones fue
diferente entre los pozos, los carbones indeterminados corresponden a la
categoría más ubicua dentro de la muestra, seguidos por Alnus sp., Lithraea sp. y
Schinus con la menor representación.
En general, el análisis tafonómico ha mostrado que Alnus es el taxón que mayores daños anatómicos presenta debido al
proceso de combustión, luego, Lithraea
evidencia solo deformación de las paredes de los vasos mientras que los
carbones de Schinus mantuvieron una
anatomía bien preservada.
Por otra parte, los
géneros Schinus y Lithraea pertenecen a la
misma familia botánica, Anacardiaceae. Se propone que, a pesar de la acción
modificadora del proceso de combustión, algunos rasgos serían útiles para
discriminar entre ambos géneros, a saber: porosidad semicircular, vasos de
mayor diámetro, predominancia de vasos solitarios, disposición radial y vasos
múltiples en Schinus mientras que Lithraea presenta
porosidad difusa y vasos de menor diámetro.
Tabla 3. Detalle de especie identificada por
pozo y UE.
MQ-U4 |
|||||||
N° Pozo |
Cuad. |
UE |
Frag. Analiz. |
Alnus
sp.
|
Lithraea
sp. |
Schinus
sp. |
Indeterminado |
- |
C5 |
905 |
1 |
0 |
0 |
0 |
1 |
- |
A6/B6 |
924 |
5 |
2 |
0 |
1 |
2 |
1 |
B5/B6 |
907 |
1 |
0 |
0 |
0 |
1 |
Subtotal |
1 |
0 |
0 |
0 |
1 |
||
2 |
B5/C5 |
909 |
9 |
0 |
7 |
2 |
0 |
Subtotal |
9 |
0 |
7 |
2 |
0 |
||
3 |
A5/B5 |
929 |
7 |
6 |
0 |
0 |
1 |
937 |
5 |
3 |
1 |
0 |
1 |
||
Subtotal |
12 |
9 |
1 |
0 |
1 |
||
4 |
A5/B5 |
912 |
5 |
4 |
0 |
0 |
1 |
Subtotal |
5 |
4 |
0 |
0 |
1 |
||
5 |
A6/B6 |
914 |
6 |
4 |
0 |
0 |
2 |
B5 |
914 |
7 |
5 |
1 |
0 |
1 |
|
B5/B6 |
915 |
11 |
3 |
0 |
7 |
1 |
|
932 |
20 |
5 |
1 |
0 |
14 |
||
934 |
20 |
8 |
0 |
0 |
12 |
||
Subtotal |
64 |
25 |
2 |
7 |
30 |
||
7 |
B4 |
925 |
12 |
4 |
8 (1 de ellos afín) |
0 |
0 |
B4/B5 |
930 |
16 |
7 |
8 |
0 |
1 |
|
930 - UP 35 |
7 |
1 |
2 |
0 |
4 |
||
Subtotal |
35 |
12 |
18 |
0 |
5 |
||
Total |
132 |
52 |
28 |
10 |
42 |
Fuente:
Elaboración propia.
Figura 6. Composición porcentual de especies por oquedad.
Fuente: Elaboración propia.
a) Alnus Mill.
Anillos de
crecimiento: demarcados (1). Vasos: porosidad difusa (5). Disposición de los
vasos: 4-10 (58%), solitarios (7,5%) y de contorno circular y múltiples de 2
(2,2%). Placas de perforación escalariformes (14). Punteaduras alternas entre
vasos (22). Diámetro de apertura 2 μm (24), punteaduras no vesturadas. Punteaduras de vasos-radios con bordes
definidos (30). Diámetro tangencial de vasos 50.5 μm (41). Vasos por mm²: 90
vasos/mm² (49). Fibras con punteaduras simples y bordes simples (61). Fibras no
septadas (66). Parénquima axial difuso (76). Radios con 1 a 3 células (97).
Radios procumbentes (104). Radios por mm (116) (Figura 7).
Figura 7. Fotografías MEB. Ejemplares arqueológicos. Alnus Mill. A) y C) Corte transversal.
B) Corte transversal. Mediciones de vasos. D) Área resaltada, 1 mm2.
Se observa la forma de disposición de los vasos y algunos del tipo radial
fisurados.
Fuente: Elaboración propia
a partir de imágenes de MEB.
Observaciones: entre
los rasgos tafonómicos destacan vasos estallados observados en 21 fragmentos
sobre el total de la muestra. En vasos con disposición radial se observa la
deformación de las paredes contiguas entre vasos y grietas. Estas
modificaciones corresponden a la categoría de células deformadas y estructuras
muy fragmentadas de Braadbaart y colaboradores (2020), debido al calor. La
medición del diámetro de los vasos que se ha realizado puede variar con
respecto a las mediciones efectuadas en tejidos frescos. Sin embargo, los
valores registrados son coincidentes con los detectados por Huarcaya Rojas
(2016). Las placas de perforación escalariformes no se han conservado en su
totalidad por tal motivo no se pudo establecer el número preciso de barras que
las integran. Debido a las modificaciones anatómicas que ocasiona el calor y la
consecuente pérdida o deformación de algunos rasgos, se decidió concluir la
identificación taxonómica a nivel de género.
Considerando la flora
actual del área, se destaca la presencia abundante de la especie Aliso del
cerro —Alnus acuminata Kunth (Figura
8)—. Se trata de árboles de 6-15 m de alto, con tronco de 20-45 cm de diámetro,
corteza lisa, gris clara cuando joven, rugosa y gris oscura a la madurez (Huarcaya
Rojas, 2016).
Figura 8: MDE de Alnus acuminata
Fuente: Elaboración propia
en Maxent y QGis 3.22
En la Argentina, el
género Alnus presenta cuatro
especies, una nativa, y tres exóticas que se han escapado del cultivo y se han naturalizado.
La especie A. acuminata corresponde a un árbol nativo que
crece entre los 1500 y 2700 m.s.n.m., abarcando sectores de las Yungas de
Catamarca, Jujuy, Salta y Tucumán (Bell, 1991;
https://buscador.floraargentina.edu.ar/species/details/24282;
https://www.gbif.org/es/species/7226594). Los árboles de este género establecen simbiosis con
actinomycetes fijadores de nitrógeno del género Frankia, esto lleva a la formación de nódulos en las raíces (https://buscador.floraargentina.edu.ar/species/details/24282)
y a futuro, esta característica podría considerarse como un indicador útil para
diferenciar entre tallos, ramas y raíces quemadas en este género.
Habitualmente es
utilizada con fines madereros-combustibles (Castañeda Sifuentes & Albán
Castillo, 2016; y observación en campo). También hay referencias etnográficas
del uso medicinal como desinflamatorio de la infusión de corteza y hojas
hervidas (Hammond, Fernández, Villegas & Vaisberg, 1998; Aguilar, Rovelo,
Verjan, Illescas, Baeza, De La Fuente, Avila & Navarrete, 2011).
b)
Lithraea Miers ex Hook. & Arn.
Anillos de
crecimiento: demarcados (1). Vasos: porosidad difusa (5). Disposición de los
vasos: solitarios (18,82%) y de contorno circular, 4-10 (14,11%) y múltiples de
2 (12,94%). Placas de perforación escalariformes (15). Punteaduras opuestas
entre vasos (21). Diámetro de apertura 1,7 μm (24), punteaduras no vesturadas. Punteaduras de vasos-radios con bordes
definidos (30). Diámetro tangencial de vasos 46.9 μm (40). Vasos por mm²: 85
vasos/mm² (49). Fibras con punteaduras simples y bordes simples (61). Fibras no
septadas (66). Parénquima axial difuso (76). Radios con 1 a 3 células (97).
Radios procumbentes (104). 18 radios por mm (116) (Figura 9).
Figura 9. Fotografías MEB. Ejemplares
arqueológicos. Lithraea Miers ex
Hook. & Arn. A y B) Corte transversal. C) Medida de los vasos, D)
Disposición de los vasos.
Fuente: Elaboración propia
a partir de imágenes de MEB.
Observaciones: entre
los rasgos tafonómicos se observa principalmente la deformación de las paredes
de los vasos (células deformadas y estructuras muy fragmentadas de Braadbaart y
colaboradores [2020]). No se han detectado fisuras radiales o vasos estallados.
Debido a las modificaciones anatómicas que ocasiona el calor y la consecuente
pérdida o deformación de algunos rasgos, se decidió concluir la identificación
taxonómica a nivel de género.
Teniendo en cuenta la
flora actual del área (Figura 10), se destaca la presencia de la especie
chichita o molle de beber (Lithraea
molleoides (Vell.) Engl.) —debido a su parecido visual con otras especies
del género Schinus también comúnmente
conocidas como molles—. Se trata de una especie arbórea (2,5 a 9 m de altura)
de copa globosa, de follaje brillante y denso. Ramas tortuosas de corteza gris
oscura. Su fruto es globoso, de unos 8 mm de diámetro, tiene una cáscara
blanquecina, traslúcida y una pulpa negra, muy dulce, pegada alrededor del
carozo, de color castaño claro. Florece entre octubre y noviembre y fructifica
desde diciembre a marzo.
Figura 10: MDE de Lithraea molleoides
Fuente: Elaboración
propia en Maxent y QGis 3.22.
Crece en todas las
provincias desde San Luis al norte. En el NOA (Salta, Tucumán, Catamarca y
Jujuy) aparece en el Chaco Seco, Chaco Serrano y Monte, entre los 0 y 1500
m.s.n.m. Abarca las regiones Paranaense, Chaqueña y se distribuye en Catamarca,
Chaco, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Formosa, Jujuy, La Rioja, Misiones,
Salta, Santa Fe, San Juan, San Luis y Tucumán (floraargentina.edu.ar/species/details/12010;
https://www.gbif.org/es/species/3660239).
Sus usos son
principalmente comestibles —consumo directo del fruto, fermentado o arrope—.
Con su fruto de sabor dulce se fabrica actualmente “Aloja de molle”, una bebida
alcohólica local (http://arborea.proyungas.org.ar/especie/297#/). Sus partes
aéreas también son utilizadas como medicinas digestivas y respiratorias,
endulzante del mate en el área chaqueña, y su resina puede ser utilizada como
urticante (López, Basile, Wallace, Olivaro, Minteguiaga & Ferreira, 2021).
Aunque a nivel arqueológico se ha destacado su potencial calorífico (Capparelli
& Raffino, 1997).
.
c)
Schinus L.
Anillos de
crecimiento: demarcados (1). Vasos: porosidad semicircular (4). Disposición de
los vasos: patrón diagonal y/o radial (7), solitarios (77%) y de contorno
circular y múltiples de 2 (23%). Placas de perforación escalariformes (13).
Punteaduras alternas entre vasos (22). Diámetro de apertura 4,7 μm (25),
punteaduras no vesturadas. Punteaduras
de vasos-radios con bordes definidos (30). Crecimiento helicoidal en vasos
(36). Diámetro tangencial de vasos 65.80 μm (41). Vasos por mm²: 78 vasos/mm²
(49). Fibras con punteaduras simples y bordes simples (61). Fibras no septadas
(65). Fibras de paredes delgadas a gruesas (69). Parénquima axial difuso (76).
Radios con 1 a 4 células (97/98). Radios con porciones multiseriadas y
porciones uniseriadas (100). Radios de dos tamaños distintos (103). Radios
procumbentes (104). 22 radios por mm (116) (Figura 11).
Figura
11.
Fotografías MEB. Ejemplares arqueológicos. Schinus
L. A) Corte transversal. B) Corte longitudinal radial. C) Detalle de corte
transversal con corteza. D- Detalle de medida de vasos y disposición.
Fuente: Elaboración propia a
partir de imágenes de MEB.
Observaciones: entre
los rasgos tafonómicos se ha observado la presencia de fracturas en los
fragmentos debido a la aplicación de presión sobre los mismos. No se han
detectado grietas radiales, vasos estallados ni deformados (anatomía bien
preservada, Braadbaart et al., 2020). Debido al estado general de las muestras,
se decidió concluir la identificación taxonómica a nivel de género.
Considerando la flora
actual del área, se destaca la presencia de la especie Molle trepador o del
cerro —Schinus gracilipes— (Figura 12)[1].
Se trata de un arbusto (raramente árbol) de hasta 10 m de altura, ramas con
pelos escasos, sin espinas (inerme), que generalmente se apoyan sobre otras
plantas. Las hojas son simples, alternas, ovadas (en forma de huevo), con borde
festoneado o con hendiduras (crenado) y escasos pelos. El fruto es una drupa
globosa o subglobosa de 6 o 7 mm, glabra de color rojizo o marrón violáceo (Lozano,
Zapater, Flores & Aquino, 2022; Parrado & Jalil, 2022). Su distribución
natural está limitada a las provincias argentinas de Catamarca, Jujuy, Salta y
Tucumán, en ambientes de Yungas, Prepuna, Chaqueña y Prados de altura entre los
500 y 2500 m.s.n.m. (Da Silva Luz, Mitchell, Daly, Bitencourt, Oliveira Pierre,
Pell & Pirani, 2022; Lozano et al. 2022; Parrado & Jalil, 2022;
http://www.darwin.edu.ar/Proyectos/FloraArgentina/DetalleEspecie.asp?forma=&variedad=&subespecie=&especie=gracilipes&genero=Schinus&espcod=1204;
https://www.gbif.org/es/species/7321788).
Figura 12: MDE de Schinus gracilipes
Fuente: Elaboración propia
con Maxent y QGis 3.22.
Al margen de su
potencial uso como combustible, el consumo de molle ha sido habitualmente
valorado a nivel etnográfico y etnohistórico por sus propiedades alimenticias,
tintóreas y medicinales —consumo directo del fruto, fermentado/chicha e
infusiones— (Gancedo, 1885, pp. 105-107; Capparelli, 2007; Moralejo, 2011, 79;
Parrado & Jalil 2022). Además, no se descarta que Schinus gracilipes tenga
principios activos similares a otros molles como Schinus areira
(Aguaribay o Pimentero) y Schinus molle (Molle, Falso pimentero), cuyos
frutos son utilizados en gastronomía —como sustituto de la pimienta— y sus
hojas y cortezas como fuente de medicamentos naturales para tratar afecciones
respiratorias, gastrointestinales y dérmicas (Parrado & Jalil, 2022).
Discusión
Los resultados
antracológicos obtenidos son los primeros logrados para la cuenca de Anfama y
dan cuenta de la potencialidad informativa de los carbones en un medio de baja
preservación arqueológica debido a la alcalinidad del suelo local. La quema de
al menos tres géneros vegetales distintos —
Alnus sp., Lithraea sp. y Schinus sp.— en las oquedades de MQ-U4
alienta a continuar explorando esta vía de análisis al tiempo que expone una
serie de características del registro que merecen ser discutidas.
La presencia de
oquedades en los pisos de las viviendas también ha sido observada en otros
contextos del Primer milenio de la Era del NOA. En orden de cercanía espacial,
han sido registrados en otras unidades residenciales de Mortero Quebrado (Montegú
& Salazar, 2023; Salazar, 2023), en Lomita del Medio del valle de La
Ciénega (Franco Salvi & Justiniano, 2022), en Yutopián y Cardonal del valle
del Cajón (Gero, 2016; Scattolin, 2019; Sentinelli & Scattolin, 2019),
Tebenquiche 1 en Antofagasta de la Sierra (Haber, 2010), Tres Cruces I en
Quebrada del Toro (De Feo, 2012) y en El Taco 19 y Oyola 50 del Alto Ancasti
(Barot, 2017; Quiroga Viñas & Gastaldi, 2022). Su presencia habitual ha
llevado a Haber (2010, 266) a señalar que los pozos se constituyen como
elementos inseparables de la concepción de los recintos en cuanto espacios de
vivienda. Para el sur de las cumbres Calchaquíes esta asociación también
incluiría recurrentemente eventos de combustión, tal como evidencian los
carbones aquí identificados y otros antecedentes espacialmente cercanos (Franco
Salvi & Justiniano 2022; Salazar, 2023).
En este caso, los
análisis realizados permitieron dar cuenta de Alnus sp. y Schinus sp.
Estos se corresponden con especies locales, abundantes en la actualidad en la
cuenca de Anfama, y que pueden observarse a pocos metros de las estructuras
arqueológicas.
Alnus es un género que, al
margen de algunos usos alternativos —p. ej. uso de corteza como medicina—, se vincularía mayormente con su
función combustible, en la actualidad ampliamente valorada y utilizada en la
cuenca. La presencia de Alnus en los
pozos N°3, 4, 5, 7 y en la UE924 da cuenta de su aprovechamiento habitual hacia
ca. 2000 AP. Asimismo, la frecuencia
de Alnus en el pozo N°5 en el cual la
cantidad de carbón era significativa y el cual presentaba un ensamblaje
complejo de materiales en los que se articulaban fragmentos cerámicos, entre
ellos: una urna de grandes dimensiones, fragmentos óseos e instrumentos de
molienda, daría cuenta de su uso en algún tipo de rito de apertura o clausura
de la oquedad (Salazar, 2023: 68-69).
Schinus
en su variedad gracilipes,
en
cambio, se presenta generalmente como un arbusto siendo factible su
aprovechamiento como chamizo para iniciar los fuegos. La ausencia de rasgos
asociados al proceso de combustión en los fragmentos de carbón, apoya la
premisa de su uso como iniciador del fuego o bien de un aprovechamiento
mayormente vinculado a lo culinario. Su presencia minoritaria en los pozos N°2,
5 y UE 924 sería consecuente con esta hipótesis. Los registros de
molles han sido habituales en sitios arqueológicos del NOA incluyendo valles
occidentales con respecto a Anfama (Korstanje & Würschmidt 1999, Marconetto
2005, Lindskoug & Mors 2010, Amuedo 2020) y sectores orientales (Caria
& Sayago 2008).
En tercer lugar, la
aparición frecuente de Lithraea —pozos
N°2, 3, 5 y 7— fue inesperada, puesto que se trata de un género que se corresponde
en general con sectores de monte chaqueño cuya máxima posibilidad de ocurrencia
en la provincia de Tucumán se encuentra en las sierras del nordeste tucumano
—aunque hay probabilidades bajas de presencia de la especie en los piedemontes
orientales de las cumbres Calchaquíes—, en pisos altitudinales inferiores a las
yungas (Figura 10).
Dicho género ha sido identificado como elemento de
combustión en contextos tardíos de Fiambalá (Andreoni, 2018), El Shincal
(Capparelli & Raffino, 1997), y en las sierras centrales de Córdoba hacia ca.
1900 AP (Robledo & Scrivanti, 2016). Con relación a ello, Capparelli y Raffino
(1997; 184) destacaron su uso combustible en la fragua de metales, puesto que
alcanza y mantiene altas temperaturas. Un único antecedente arqueológico
relativo a su consumo también remite a la provincia de Córdoba durante el
Holoceno tardío (López, Berón, Prates, Medina, Heider & Pastor, 2020).
En el caso de Lithraea,
la anatomía bien preservada en los carbones y la observación de estructuras
anatómicas deformadas, podrían ser un indicativo de fuegos someros o de corta
vida, con lo cual su utilización no parece haber estado vinculada a la búsqueda
de fuegos intensos. Una hipótesis factible es que los pozos hayan sido
utilizados para preservar frutos de Lithraea
de los roedores y el calor estival, para luego quemar allí mismo los sobrantes
de ramas y poder re-utilizar las oquedades. En este sentido, la presencia de un
género que se encontraría fuera de la cuenca de Anfama recuerda que aún en
grupos con desarrollo agrícola como los aquí considerados (Molar, 2021), las
prácticas de recolección-intercambios y de movilidad continuaban siendo uno de
los elementos basales dentro de los esquemas socio-comunitarios (Lema, 2008;
Ortiz & Killian Galván, 2016).
Otra posibilidad no
excluyente, es que su presencia en pozos remita a eventos fundacionales de las
viviendas, tal como se ha evidenciado para sectores de Puna, en los que
distintos objetos eran ofrendados en los cimientos residenciales (Haber, 2010),
y lo cual podría explicar la presencia de una datación radiocarbónica anterior
a las de los pisos de ocupación del sitio. En relación con esta hipótesis, en
el NOA se ha planteado la posibilidad de consumo de bebidas alcohólicas
fermentadas durante el Primer milenio de la Era (Oliszewski, 2005; Lema,
Capparelli & Martínez, 2012; Ortiz & Heit, 2012; Molar, 2021), lo cual
remite a uno de los usos culinarios más conocidos del molle de beber, como es
la fabricación de aloja (López et al., 2021).
Si bien puede
resultar arriesgado, plantear el aprovechamiento de frutos de Lithraea como bebida alcohólica, es una
hipótesis que permitiría explicar la presencia del género en un contexto
particular como lo son los pozos subsuperficiales y su traslado desde sectores más
bajos hasta Anfama. Evidencias de otra especie proveniente de sectores más
secos como es el chañar (Geoffroea
decorticans) y cuyos frutos tienen usos similares a los de Lithraea han sido recuperadas en Anfama
en la U2 de Mortero Quebrado (Franco & Camps, 2020) y en el sitio Casa
Pastor (Salazar et al., 2022), en contextos de temporalidad similar —ca. 2200 AP a ca. 1400 AP— dando cuenta de interacciones presumiblemente
recurrentes entre las poblaciones del bosque montano de las Yungas y otros sectores.
Por otra parte, la
conjunción de la cantidad de carbones y géneros identificados en conjunto con
los rasgos formales y los materiales recuperados en las oquedades permiten
hipotetizar distintas maneras en las que fueron utilizadas las mismas.
En el caso de los
pozos N°1 y N°4 la escasa cantidad de carbones y la ausencia de otras
evidencias como ceniza o cerámicas con hollín, abogaría por la migración de los
mismos desde procesos de combustión realizados en superficie. Asimismo, la
ausencia de materiales en estas oquedades dificulta hipotetizar algún uso
pretérito.
En el registro de los
pozos N°2 y N°7 la presencia mayoritaria de Lithraea, presumiblemente alóctona, y de piedras
lajas a forma de tapas y revestimiento, sin que se presenten otros materiales
arqueológicos destacables, sugeriría un uso vinculado al almacenaje.
En el pozo N°3
mayoritariamente destaca la presencia de Alnus,
y en menor medida de Lithraea y Schinus. En este caso también se
presentan evidencias de una estructura formalizada con piedras lajas e
instrumental doméstico cerámico y lítico, debido a lo cual consideramos que
también pudo tratarse de una oquedad de almacenaje en la que eventualmente se
arrojaron los restos de combustiones superficiales.
El pozo N°5 es sin
duda el registro más complejo con el que se cuenta, allí la cantidad de
carbones es muy superior a la de los otros rasgos —entre los identificados
prima la presencia de Alnus—, el
tamaño de la oquedad es significativo y la cantidad de materiales recuperados
es importante. A su vez, la presencia de fragmentos de una urna de grandes
dimensiones podría asociarse a usos funerarios (Salazar, 2023, 69), puesto que
se trata de una vasija similar a las que se reconocen en contextos mortuorios
del Primer milenio de la Era de las yungas (Rydén, 1936; Heredia, 1974; Cortés,
2006; Míguez, Caria, Muntaner, Baroni, Guerrero & Barazzutti, 2018; Lema,
2019; Franco, 2021; Berberián & Salazar, 2022; entre otros)[2].
Dado el contexto
referido, es factible que allí se hayan producido eventos de combustión que
podrían vincularse con alguna práctica funeraria, el poder calorífico del aliso,
sumado a la gran cantidad de vasos estallados cuantificados en las muestras,
apoya su uso primario como combustible y también la ocurrencia de fuegos de
medias a altas temperaturas. Asimismo, la vinculación entre fuego y funebria ha
sido planteada recurrentemente para distintos sectores del NOA (Ortiz &
Nieva, 2014; Cortés, 2020; Martínez, Oliszewski, Arreguez, Backwell, Luna,
Molar & Naharro, 2020; Lema, 2022), lo cual refuerza como hipótesis
factible lo aquí planteado.
En suma, podríamos
distinguir entre oquedades de almacenaje, en las que las evidencias
antracológicas se presentan, pero no son tan abundantes, siendo factible que se
quemaran allí restos sobrantes, destacando en ellas la presencia de un recurso
de reconocido valor alimenticio/culinario como es Lithraea. Otra que tendría un carácter vinculado a la funebria, con
evidencias de que se realizaron combustiones de mayor magnitud que en el resto,
y una última clase indeterminada, con muy escasa cantidad de carbones y de otro
tipo de materiales.
Independientemente de
la asignación funcional específica de cada pozo, es relevante destacar su
recurrencia en el espacio doméstico y la importante presencia de restos
vegetales en su interior. La práctica de cavar, usar, quemar, arrojar objetos —más
o menos valiosos— y tapar pozos denota un vínculo intenso y transformador con
el lugar habitado y los materiales que los conformaron.
Conclusión
En este trabajo hemos caracterizado el registro
antracológico en contextos particulares como son los pozos sub-superficiales de
una estructura residencial pertenecientes al Primer milenio de la Era en el sur
de las cumbres Calchaquíes.
Las características
de los conjuntos de carbones —cantidad, género identificado— en relación con su
asociación contextual permitieron plantear una serie de funciones distintas
para las oquedades. A su vez, los estudios realizados permitieron identificar
especies de origen presumiblemente local como Alnus, mayoritario en la muestra, cuyo uso hipotético es
eminentemente combustible; y Schinus, minoritario
en la muestra, cuyo uso potencial es más difuso. Y también, otros de origen
foráneo a la cuenca como sería Lithraea cuya
presencia podría tener implicancias vinculadas a la ritualidad, y que también
recuerda la importancia de los recursos de recolección en sociedades
agro-alfareras.
Esperamos en un
futuro avanzar con la caracterización antracológica tanto de los pisos de
ocupación de la U4 como de las demás unidades cercanas para lograr una
perspectiva integral de las especies vegetales utilizadas en Mortero Quebrado y
cómo éstas se articularon con distintas prácticas sociales.
Agradecimientos
A Rudi Chocobar, Susi Navarrete y Petrona Rojas por su sincera amistad y
su hospitalidad de años en Anfama. A los múltiples colaboradores de las
campañas realizadas en Mortero Quebrado. IEH-CONICET. ISES-CONICET por brindar
el espacio usado para la pasantía de posgrado realizada en el año 2022. Al
personal del CIME-CONICET por la colaboración brindada durante el uso del
microscopio electrónico de barrido. El proyecto ha sido financiado por
SECyT-UNC, SPU, CONICET, FONCyT, Toyota Foundation y National Geographic
Society. A los dos revisores anónimos que aportaron mejoras sustanciales en
este trabajo, las opiniones expresadas son de nuestra responsabilidad.
Bibliografía
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Aun así, otros molles como Schinus areira (https://www.gbif.org/es/species/3661832),
Schinus bumelioides (https://www.gbif.org/es/species/3661781), Schinus
fasciculatus (https://www.gbif.org/es/species/7321793), Schinus molle (https://www.gbif.org/es/species/3190642)
y Schinus pilifera (https://www.gbif.org/es/species/7764559) también
pueden encontrarse frecuentemente en áreas circundantes de monte y bosque
chaqueño, remitiendo mayormente a las vertientes orientales.
[2] Esta hipótesis se
basa en un criterio morfológico y tecno-estilístico de la urna recuperada