LA GEMELIDAD IMPERFECTA DE LOS ESCUTIFORMES. FIGURAS HUMANAS PINTADAS EN
LAS MEJILLAS DE LAS URNAS SANTAMARIANAS (SEGUNDA PARTE).
THE IMPERFECT TWINNESS OF SHIELDS -SHAPED
ARTIFACTS. HUMAN FIGURES PAINTED ON
THE CHEEKS OF SANTA MARIA URNS (SECOND PART).
Javier Nastri
Universidad Maimónides,
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas – Centro de Ciencias
Naturales, Ambientales y Antropológicas + Fundación Azara.
Universidad de Buenos Aires, Facultad
de Filosofía y Letras, Instituto de Teoría e Historia del Arte “Julio E.
Payró”. Argentina
nastri.javier@maimonides.edu
Resumen
Se presenta una nueva muestra de urnas santamarianas
de colecciones de museo con el motivo del antropomorfo con escudo pintado en el
cuello de las piezas. Se clasifican los motivos atendiendo principalmente a la
forma de los arreglos cefálicos y los blasones de los escudos, al tiempo que se
examina la presencia y la modalidad de implementación del recurso retórico
denominado “diferencia sutil”, el cual es considerado una manifestación
plástica de la noción amerindia de “gemelidad
imperfecta”. A través de la integración de los casos con aquellos de la muestra
compilada en la primera parte (publicada en otra revista hace 5 años) que
presentan todas sus figuras humanas exhibiendo escudos, se definen las
distintas modalidades de manifestación del mencionado recurso retórico, al
tiempo que se proponen hipótesis para dar cuenta de su presencia diferencial en
los distintos casos.
Palabras clave: urnas santamarianas – gemelidad
imperfecta – diferencia sutil – escutiformes
Abstract
A new sample of Santa Maria urns from museum
collections with the motif of the anthropomorph with a shield-shaped artifact image painted on the neck of the pieces is presented.
Motifs are sorted based mainly on the shape of the headdresses and the blazons
on the shields, while the presence and method of implementation of the
rhetorical resource called “subtle difference” -which is considered a plastic
manifestation of the notion Amerindian of “imperfect twinning”- is examined.
Through the integration of the cases with those from the sample compiled in the
first (published in another journal five years ago) that show all their human
figures attached with shield-shaped artifact, the different modalities of manifestation of the
aforementioned rhetorical resource are defined, while hypotheses are proposed
to account for its differential presence in the cases.
Keywords: Santa María urns – imperfect twinness – subtle difference – shield forms
Introducción
El motivo de la figura humana de cuerpo completo pintado sobre las mejillas
de las urnas santamarianas -conocido también en la
bibliografía como “guerrero”[1] tiene una importancia especial en el conjunto de los
significantes del imaginario plástico agroalfarero.
En primer lugar, por tratarse de la representación de una persona, con lo cual
tiene el enorme potencial de proporcionar información acerca de costumbres y
roles sociales en el pasado[2]. En segundo lugar, por su número: al representarse por lo general de a pares
y al tener las urnas dos caras en las cuales se replica en términos generales
la imagen de la anterior, y al mismo tiempo, siendo tan elevado el número de
urnas exhumadas que hoy se encuentran almacenadas en museos, la muestra es muy extensa
(alrededor de un cuarto de millar de motivos). Finalmente, su vinculación casi
directa con la temática del conflicto -central para la comprensión de los
tiempos tardíos (Arkush y Stanish,
2005)- lo posiciona como un significante en torno al cual pueden organizarse
relevantes proposiciones en torno a la forma de vida de la época y las
vicisitudes históricas experimentadas por las antiguas poblaciones. En este
sentido, se trata de un motivo especialmente adecuado para el desarrollo de
aquello que el historiador italiano Carlo Guinzburg
ha dado en llamar una iconografía política (Guinzburg,
2018).
Para evaluar ajustadamente el potencial informativo de estas imágenes hace
falta considerar aspectos retóricos específicos del lenguaje plástico
particular en estudio (Rowe, 1962), los cuales tienen
su propia lógica en función de aquello que en historia del arte se ha
denominado el “canon” de un estilo (Hauser,
1969). Este es el caso, pensamos, del mecanismo de la “diferencia sutil” -identificado
en contextos tales como el nazca (Markert, 2003)[3] y el santamariano (Nastri, 2005, 2008, 2014, etc.)- el cual definiéramos como la “presencia de un
elemento excedente en alguno de los dos términos de la comparación, los cuales,
compuestos por gran cantidad de elementos, presentan todos los demás en igual
número y disposición” (Nastri, 2009:102). En la
descripción de los casos, tomamos como indicativo de la presencia del
procedimiento básicamente dos situaciones: la presencia diferencial de motivos
y el cambio en la orientación y/o posición de los mismos. Este procedimiento
plástico creemos que constituye una forma de expresión de la noción de “gemelidad imperfecta”, sobre la cual se
extendiera Lévi-Strauss en la última de sus “mitológicas
menores” (Carneiro da Cunha, 2012):
En el pensamiento de los amerindios, una especie de clinamen filosófico parece indispensable en orden a que, en
no importa qué sector del cosmos o de la sociedad, las cosas no permanezcan en
su estado inicial, y que, de un dualismo inestable en el nivel que sea en que
es aprehendido, resulte siempre otro dualismo inestable. (Lévi-Strauss, 1992: pp. 292-293)
El vínculo de esta “especie de clinamen”
[4] con alguna de las cuatro ontologías de la praxis planteadas por Descola
(2011), aún no ha sido objeto de examen. En este sentido, resulta vital
estudiar su forma de manifestación en lo que hace a las figuras humanas, a fin
de poder aislar aquella información temáticamente relevante -por ejemplo,
diferencias en el status o rol social de los humanos representados-, de
variaciones en los atributos cuya razón de ser podría deberse exclusivamente a
la búsqueda de cumplimiento de ciertas reglas o cánones del estilo, como es el
caso de la diferencia sutil.
En las páginas que siguen exploro la cuestión a través del análisis de una
nueva muestra de urnas con motivos antropomorfos de cuerpo completo en las
mejillas, registrada en diversos museos de Argentina y de Europa. De esta
manera procederemos a la descripción de las características de los motivos
contenidos en 18 urnas procedentes de diversas localidades del valle de Santa
María (provincias de Catamarca, Tucumán y Salta) y otros aledaños, conocidos en
forma general como integrantes de los valles Calchaquíes. A los fines de la
mencionada descripción, organizamos y extendemos las categorías clasificatorias
introducidas en la primera parte de esta investigación (Nastri,
Mirosnikov, Longo y Gandini,
2019) en relación con los arreglos cefálicos y blasones de los escudos[5]. Al mismo tiempo integramos la nueva evidencia de escutiformes con la
anteriormente presentada (12 casos, dentro del conjunto de 33 piezas con
guerreros publicadas hasta 2016), generando una actualización de las tendencias
cuantitativas que exhibe el conjunto conformado por los casos que presentan este significante de tanta relevancia para la historia indígena de la
región. Por razones de espacio, y en razón de que la muestra total de casos
inéditos es algo más grande que la anterior (39 sobre 33), elegimos en esta
oportunidad concentrarnos en piezas que exhiben sus cuatro antropomorfos del
tipo escutiforme.
Las urnas fase 4 de la
seriación de Weber
Casi la totalidad de los casos conocidos de urnas con el motivo del
antropomorfo en las mejillas corresponden a la fase 4 de la seriación de urnas santamarianas de la variedad Yocavil
(Nastri, 2008), elaborada por Ronald Weber a fines de
la década de 1960 (Weber, 1970)[6]. A pesar de que dicho trabajo se difundió en el medio local a través de
González incluso antes de su publicación (González, 1977) -y de este modo dos
autoras argentinas pudieron aplicar, modificar y extender la seriación a casos
de piezas conservadas en el Museo de La Plata (Podestá y B. de Perrotta, 1973)-, lo cierto es que dicha seriación no fue
prácticamente utilizada en los proyectos de investigación posteriores, a pesar
de los numerosos fechados radiocarbónicos obtenidos
en contextos tardíos de los valles Calchaquíes, desde entonces hasta la
actualidad (Greco, 2014). Esta falta de aprovechamiento de un valioso recurso
generado por la disciplina para el estudio de los cambios experimentados por
las antiguas poblaciones a lo largo del tiempo, creemos que en parte es
consecuencia de algunos aspectos poco claros o de difícil comprensión en la
formulación original de la seriación, que no llegó a ser debidamente
esclarecida tampoco por la labor de sus continuadoras Podestá y B. de Perrotta, seguramente en razón de la interrupción de los
trabajos del equipo en el marco de la instauración de la dictadura militar en
1976 (Bianciotti, 2005:182; Seoane,
2011). Años atrás hemos analizado los aspectos generales de la seriación de
Weber y las modificaciones introducidas por las autoras argentinas (Nastri, 2009), de modo que aquí sólo nos referiremos a
algunos aspectos especialmente relevantes respecto de la consideración de las
urnas fase 4.
Weber postuló una secuencia de cinco fases sucesivas, en función de
concebir al cambio en el tiempo de manera continua y gradual, siguiendo la
secuencia: aparición de rasgos – modificación - desaparición, en la dirección
planteada por Mentzel para el valle de Ica, en el sur
de Perú. Una vez elaborada la seriación, a partir de la vinculación de una de
las fases de un extremo (la 5) con un jalón cronológico obtenido en excavación
por el equipo de Cigliano -la asociación con material
europeo en una tumba en el valle de Santa María (Lorandi,
Renard y Tarragó, 1960)-
pudo orientar temporalmente la secuencia de 5 fases.
Weber consideró 21 atributos -8 morfológicos y 13 iconográficos- sin
establecer explícitamente que alguno de ellos tuviera mayor jerarquía que
otros, siendo que varios presentaban estados compartidos como característicos
para más de una de las fases. No obstante, podemos suponer que daba gran
importancia a la forma del cuerpo, dado que lo coloca entre paréntesis a
continuación de los encabezados de cada fase. De esta manera, la fase 4 es la
del cuerpo “esferoidal” (Weber, 1978:79). Además, presenta una
proporción cuello/cuerpo de 1 a 1,4; un ángulo de inserción del cuello de entre
140° a 160°; cuello evertido; una base “generalmente
modificada”; borde “modificado o no”; asas ubicadas “en la parte
central del cuerpo o más arriba”; sin constricciones; diseño de tipo lineal
“generalmente”; “característico” el tipo de diseño de mejilla “e”
(con antropomorfos); sin relieve; diseños interiores complejos; “corrientes”
los ojos de forma triangular (para la figura de las largas cejas[7]); al contrario que las lágrimas, que son raras en esta fase; bocas grandes
y curvas (también éstas, como las anteriores, referidas a la figura de las
largas cejas); suris del tipo “a”; cabezas de serpiente del tipo “e”
“son comunes”; ocurrencia del rasgo de los brazos (nuevamente, de la
figura de las largas cejas); bandas
laterales discontinuas; “casi siempre” urnas de dos colores (Weber,
1978: pp.79-80). Como podemos apreciar, de 21 rasgos, sólo 8 se manifiestan con
un único estado de atributo en esta fase. A su vez, de estos últimos, sólo uno
es exclusivo: la forma esferoidal del cuerpo. Destacamos el hecho de que para
Weber la fase 4 no es siempre bicolor, como por el contrario postularon
González (1977:330) y sus discípulas (Perrotta y Podestá,
1978:544). Dos urnas bicolores iconográficamente casi idénticas -las número 15
y 16 del registro de Weber- quedan incluidas en fases diferentes -4 y 5- y una
urna tricolor -la número 33-, con todas las características iconográficas
apuntadas para la fase 3, queda incluida en la fase 4; en ambos casos: por la
forma del cuerpo (Weber, 1978). Este tipo de situaciones[8], que en principio podría conducir a cuestionar la estructura o propiedades
del esquema clasificatorio -un gesto bastante extendido durante las últimas
décadas (e.g. Nielsen,
1995; Gnecco y Langebaeck,
2006)-, en realidad proporcionan la oportunidad de descubrir los propios
criterios o factores de peso en el mundo de los antiguos actores. En primer
lugar, cabe identificar la existencia de piezas de transición entre uno y otro
momento. En segundo lugar, el modo en el cual esta se verifica, permite evaluar
el peso de distintas tradiciones, hábitos y órdenes materiales de expresión
idiosincrática, como son los estilos tecnológicos e iconográficos. Si bien esta
es una cuestión cuyo tratamiento excede los alcances del presente trabajo, vale
la ocasión para ilustrar el potencial heurístico del análisis al respecto,
volviendo sobre una pieza publicada en la primera parte y que presenta
características particulares. Se trata de la pieza 1179 de nuestro registro (Nastri, Stern Gelman
y Tulissi, 2009; Nastri,
2014) -de aquí en más p1179 (Nastri et al.,
2019:64, f7a),-, cuyos cuatro antropomorfos de las mejillas no responden ni al
canon de escutiforme, ni al de clepsidra o vestimenta en forma de reloj de
arena, ni a los menos frecuentes de túnicas rectas o triangulares: los
personajes exhiben una forma de cuerpo romboidal con muchas similitudes con el modo en el que
los antropomorfos se representan en el cuerpo de las urnas en las fases
anteriores, en los poquísimos casos en que esto ocurre (Nastri,
2005). La forma ovoidal del cuerpo de la urna
llevaría a Weber a clasificar esta pieza como correspondiente a la fase 3,
resultando significativo el hecho de que ostenta pintura en tres colores. Sería
de este modo la única pieza fase 3 con antropomorfos en las mejillas. Podría
estar señalando de esta manera los primeros ensayos de inclusión de este
significante en un nuevo sector de la pieza. La mayor parte de los atributos de
la urna (morfología, color) son propios de la fase 3, anticipando con la
posición del motivo, y también el arreglo cefálico, el desarrollo posterior del
tema de los guerreros en las piezas de la fase 4. De esta manera, la
articulación entre atributos técnicos, morfológicos e iconográficos contribuye
a la identificación de casos de transición que pueden resultar muy informativos
para el despliegue de la interpretación del proceso de transformación
ideológica a lo largo del tiempo (Nastri, 2009,
2023).
Atendiendo a lo anterior, aprovechamos entonces la oportunidad de la
descripción y análisis de los motivos, para presentar también datos acerca de
la proporción cuello / cuerpo –especialmente relevante para la clasificación de
las urnas como correspondientes a la fase 4-, así también como sobre las
estructuras de diseño en la muestra analizada. Ambas informaciones, al tiempo
que nos permiten apreciar el grado de variación dentro de las piezas fase 4,
serán de utilidad en el futuro para nuevas comparaciones con el resto de las
fases (Tabla 1).
Tabla 1. Listado de piezas estudiadas en el presente trabajo, con
su información básica.
# |
Pieza |
Figura |
Museo |
N° Catálogo |
Procedencia |
Cuello/ |
Estructura cuerpo X |
Colección |
|
nro. |
nro. |
|
|
|
cuerpo |
|
|
1 |
2 |
MEJBA; MLP |
73-235 |
desconocida |
incompleta |
serpiente-brazos |
|
|
2 |
22 |
|
MEJBA; MLP |
Z-8473 |
Fuerte Quemado |
1.32 |
tripartita |
Zavaleta |
3 |
26 |
|
MEJBA; MLP |
73-54 |
desconocida |
1.05 |
brazos |
|
4 |
59 |
|
MEJBA; MLP |
44-1921 |
Santa María |
|
brazos |
Breyer |
5 |
82 |
|
MEJBA; MLP |
73-890 |
desconocida |
1.03 |
tripartita |
|
6 |
87 |
1 |
MEJBA; MLP |
73-52 |
San José |
1.21 |
tripartita |
|
7 |
121 |
4 |
INAPL |
JUD 10817/00 233 |
desconocida |
|
brazos |
|
8 |
288 |
|
MLP |
4415 |
Punta de Balasto |
1.28 |
tripartita |
Muniz Barreto |
9 |
289 |
|
MLP |
5968 |
Lorohuasi |
1.12 |
tripartita |
Muniz Barreto |
10 |
290 |
|
MLP |
2491 |
Trancas |
1.17 |
brazos |
Moreno |
11 |
291 |
|
MLP |
5695 |
Chiquimil |
1.3 |
brazos |
Muniz Barreto |
12 |
292 |
|
MLP |
4426 |
Punta de Balasto |
1.03 |
tripartita |
Muniz Barreto |
13 |
380 |
|
FMNH |
102238 |
Fuerte Quemado |
|
brazos |
Zavaleta |
14 |
485 |
5 |
MLP |
2530 |
Santa María |
|
brazos |
Moreno |
15 |
491 |
|
MLP |
129 |
San José |
1.12 |
banda central |
Moreno |
16 |
494 |
6 |
MLP |
2516 |
desconocida |
1 |
brazos |
Moreno |
17 |
554 |
|
EM |
VC5935 ó 3641 |
no registrada |
|
tripartita |
Zavaleta |
18 |
626 |
|
EM |
VC 0 nr. 149 |
desconocida |
|
brazos |
Zavaleta |
19 |
765 |
|
MPELP |
96863 |
desconocida |
|
brazos |
Ambrosetti |
20 |
853 |
|
MSML |
sin número |
Provincia de Salta |
|
brazos |
Robles |
21 |
974 |
|
MEJBA; MLP |
73-309 |
desconocida |
|
fuera de la bimodalidad |
|
22 |
1009 |
|
MEJBA; MLP |
73-36 |
desconocida |
|
tripartita |
|
23 |
1109 |
|
MEJBA; MLP |
73-36 |
desconocida |
|
tripartita |
|
24 |
1366 |
|
MLP |
4434 |
Ampajango |
|
tripartita |
Muniz Barreto |
25 |
1421 |
|
MLP |
6629 |
desconocida |
|
banda central de chevrones |
Muniz Barreto |
26 |
1466 |
|
MLP |
2453 |
Santa María |
0.8 |
brazos |
Moreno |
27 |
1470 |
|
MLP |
2521 |
desconocida |
1.11 |
brazos |
Moreno |
28 |
1481 |
|
MLP |
sin número |
Rincón Chico |
0.77 |
fuera de la bimodalidad |
Márquez Miranda |
29 |
1483 |
|
MLP |
2620 |
San José |
1.16 |
tripartita |
Moreno |
30 |
1485 |
|
MLP |
2575 |
Ampajango |
|
brazos |
Moreno |
Abreviaturas de Mueos:
INAPL (Instituto Nacional de Antropología); FMNH
(Field Museum of Natural History);
MEJBA (Museo Etnográfico Juan Bautista Ambrosetti); MLP (Museo de La Plata);
MPELP (Museo Prehistórico y Etnográfico Luiggi Piorini); MSML (Museo de Antropología de Salta Juan Martín
Leguizamón).
Fuente: Elaboración propia
Al igual que en
las tres fases anteriores, en la fase 4 existen dos formas principales de
organización del diseño en el cuerpo de la urna: aquella que se ha dado en
llamar “tripartita”, o “a”; y, la segunda, “con brazos” o
“b” (Podestá y B. de Perrota, 1973; Nastri, 1999, 2008, etc.). La muestra aquí analizada
confirma lo visto años atrás respecto de una distribución equilibrada de las
distintas modalidades también durante la fase 4, a diferencia de lo planteado
por Podestá y B. de Perrotta en su estudio de la
colección Muniz Barreto (Podestá y B. de Perrotta, 1973; Nastri y Coll Moritan, 2009). La
estructura de diseño “con brazos” está presente en el 46% de los casos
de nuestra muestra, mientras que la forma “tripartita con banda central” da
cuenta de un 43%. Finalmente, un único caso (4%) presenta la variedad de “serpiente-brazos”
que definimos en otro trabajo (Nastri, 1999), y que
bien podría considerarse como un sub-tipo de la estructura “con brazos”;
y dos urnas (7%) exhiben otro tipo minoritario que Podestá y B. de Perrota dieron en llamar “por fuera de la bimodalidad” (Podestá y B. de Perrotta,
1973).
El motivo objeto
de nuestro interés consiste en representaciones humanas naturalistas de cuerpo
completo presentes, por lo general de a pares, en los cuellos de las urnas. Su
tamaño oscila entre los 25 - 35cm de alto por 10 - 15cm de ancho. Las indicaciones
de los rasgos faciales de estas figuras humanas de cuerpo completo sobre las
mejillas están dadas por lo general por simples círculos pequeños plenos para
los ojos -ocasionalmente en negativo, en igual tamaño- y una línea recta para
la nariz; mientras que la boca puede estar ausente, indicada por una línea
simple, o bien ser representada con exhibición de dientes (esto es, con mayor
detalle que el resto de los rasgos faciales). Luego hay otros elementos
asociados a las cabezas de esos personajes de los cuellos, más difíciles de
reconocer, cuyas particularidades describiremos en cada caso; así también como
los diseños de los artefactos
en forma de escudos" portados por los antropomorfos, a los que cabe denominar blasones, entendiéndolos como componentes de una
heráldica.
Integramos los 18
casos hasta el momento inéditos con aquellos que responden al mismo tipo de la
muestra de casos publicados; esto es: con todas sus representaciones humanas en
las mejillas correspondiente a escutiformes[9]. Se trata de 12 piezas más (Nastri et al., 2019),
conformando de esta manera un conjunto de 30 urnas, con un total de 121
antropomorfos (Tabla 1)[10].
En la muestra de
piezas conformada, el promedio de proporción cuello/cuerpo es de 1,10,
coherentemente con lo postulado por Weber para la fase 4: entre 1 y 1,4 (Weber,
1978:79). No obstante, como puede apreciarse en la Tabla 1, los valores de los
casos incluidos en esta muestra cubren un espectro que extiende el rango
mencionado en su límite inferior, al tiempo que presenta un valor menor para su
límite superior: entre 0,8 y 1,3. La mediana es prácticamente igual al
promedio: 1,12.
En lo que
respecta a la disposición de los motivos antropomorfos de cuerpo completo en
los cuellos de las urnas, la misma se da en las dos mejillas de cada una de las
caras de las piezas, delimitados dichos campos por una línea negra, tal como
puede apreciarse en la Figura 1. En ella indicamos también la terminología
empleada en la identificación de cada uno de los campos o mejillas en las que
se disponen los motivos antropomorfos de cuerpo completo: en el anverso de la
pieza – o norma X-, el campo (a) corresponde a la mejilla de la izquierda y el
(b) a su opuesta de la derecha; en el reverso de la pieza –o norma X`-, el
campo (c) corresponde a la mejilla de la izquierda y el (d) a la de la derecha.
Figura 1. Vista general de p2
y detalladas de las mejillas de p2, p59, p82, p121
y p290.
Fuente: elaboración propia (fotografías del autor).
Atributos de los escutiformes y diferencia sutil en la
muestra integrada
Adentrándonos ya en el estudio del motivo escutiforme en
la muestra de piezas que sólo exhiben esta variedad de antropomorfo, uno de los
dos aspectos al que hemos prestado mayor atención en la descripción es el de
los arreglos cefálicos, dentro de los cuales incluimos tanto adminículos
dispuestos sobre la cabeza como también peinados del cabello, dado que en
varios casos no podemos establecer con seguridad qué parte corresponde a pelo y
cual a algún objeto como ser gorro, sombrero, tocado de plumas, etc. Atendiendo
a sus características formales principales, reconocimos 26 sub-tipos (Figura
2), distribuidos en seis tipos generales. Además, hay un número de casos en el
que los arreglos están ausentes y, por supuesto, muchos otros en los cuales no
es posible reconocer ya sea su presencia o ausencia, o bien el tipo. También,
como señalaré a continuación, existen casos en los que el último tipo general
de ornamento cefálico – gorro o peinado (Figura 2:6)- coexiste con alguno de
los anteriores, en cuyo caso consignamos en la tabla ambos atributos según sus
respectivas signaturas (Tabla 2). Confiamos en que, tras esta primera
presentación, la observación de otros casos a la luz del esquema clasificatorio
introducido permitirá el perfeccionamiento de este último, o incluso su
reemplazo por otro más adecuado, tal como suele ser el caso cuando se usan
clasificaciones. Los rótulos pueden considerarse como arbitrarios, más allá de
que preferimos utilizar nombres descriptivos, en lugar de, por ejemplo,
números, a los fines de facilitar su referencia sin necesidad de consulta a
alguna lista aclaratoria. Es muy posible que las variantes en forma de arco
(Figura 2:1) remitan a objetos de madera de similar contorno al de un tumi (cuchillo ceremonial incaico) sujetos a cascos con
estructura de madera cubiertos de lana, tal como se han preservado en el
desierto de Atacama (Berenguer, 2006). La consideración de las posibles
correspondencias entre formas de arreglos cefálicos y objetos reales del
pasado, amerita un trabajo aparte. Aquí recurrimos a términos que aluden a la
forma a los fines de una primera clasificación que permita observar tendencias
generales preeliminares. Coherentemente con la
integración de las muestras aludida supra, a los tipos de arreglos cefálicos[11] descriptos en esta nueva muestra, agregamos aquellos presentes en la
muestra de casos publicados hasta 2016 (Nastri et al.,
2019).
Figura 2. Clasificación de arreglos cefálicos de las figuras escutiformes.
Fuente: elaboración propia (dibujos del autor).
Tabla 2. Características de los
motivos antropomorfos de las mejillas de las urnas estudiadas.
Mejilla |
Arr. Cef. |
Blasones |
Laterales cabeza |
Diferencia sutil |
Observaciones |
Mejilla |
Arr. Cef. |
Blasones |
Laterales cabeza |
Diferencia sutil |
Observaciones |
|||
2a |
2.1.+6.1 |
1 |
ausente |
Cambio de motivo |
No se puede descartar diferencia
entre caras |
494a |
2.2 |
7 |
ausente |
Cambio en motivo y en el número de |
Diferencias en los ojos, |
|||
2b |
3.1.+6.2 |
1 |
ausente |
494b |
2.2 |
7 |
ausente |
arcos de los arreglos |
||||||
2c |
?+6.1? |
1 |
ausente |
494c |
2.2 |
7 |
ausente |
componentes |
cefálicos y cantidades |
|||||
2d |
?+6.1? |
1 |
ausente |
494d |
2.2 |
7 |
ausente |
de dedos de los pies |
||||||
22a |
1.3 |
6.2 |
ausente |
Cambio de motivo + carencia |
|
554a |
2.6 |
6.3 |
trenzas |
Cambio de motivo |
Diferencia también en |
|||
22b |
2.3? |
6.2 |
trenzas |
|
554b |
2.6 |
6.3 |
cuello ave |
|
el suri felini- |
||||
22c |
1.3 |
no obs. |
no obs. |
|
554c |
2.6 |
6.3 |
trenzas |
|
zado del cuer- |
||||
22d |
2.3 |
3.1 |
melena |
|
554d |
2.6 |
6.3 |
no obs. |
|
po de la urna |
||||
26a |
1.1 |
3.2 |
ausente |
Carencia de motivo |
Faltan pies en (c) |
626a |
2.1 |
3.2 |
trenzas |
Cambio en el número de |
Cuatro dedos en pie |
|||
26b |
1.1 |
3.2 |
ausente |
|
626b |
2.1 |
3.2 |
trenzas |
derecho de (d) |
|||||
26c |
no obs. |
3.2 |
no obs. |
|
626c |
2.1 |
3.2 |
trenzas |
componentes |
erosionada |
||||
26d |
1.1 |
3.2 |
ausente |
|
626d |
2.1 |
3.2 |
trenzas |
|
|||||
59a |
2.4 |
4.1 |
ausente |
Inversión de la posición de los motivos |
La diferencia entre mejillas se invierte en el anverso |
765a |
1.1 |
3.2 |
no obs. |
Cambio de motivo |
Erosionada |
|||
59b |
2.4 |
3.6 |
ausente |
765b |
1.1 |
3.2 |
trenzas |
|
||||||
59c |
2.4 |
3.6 |
ausente |
765c |
1.4 |
3.2 |
trenzas |
|
||||||
59d |
2.4 |
4.1 |
ausente |
765d |
1.4 |
3.2 |
no obs. |
|
||||||
82a |
1.3 |
3.3 |
ausente |
Cambio en el número de componentes |
Diferencia en el nro. de manchas |
853a |
no obs. |
3.9 |
no obs. |
Cambio de motivo |
Erosionada |
|||
82b |
1.3 |
3.3 |
ausente |
853b |
no obs. |
3.8 |
no obs. |
|
||||||
82c |
1.3 |
3.3 |
ausente |
en los suris en el cuerpo de la urna |
853c |
no obs. |
3.9 |
no obs. |
|
|||||
82d |
1.3 |
3.3 |
ausente |
853d |
no obs. |
3.8 |
no obs. |
|
||||||
87a |
2.2 |
3.2 |
ausente |
Cambio de motivo + inversión de orientaciones |
No se puede descartar diferencia
entre mejillas |
974a |
1.3 |
3.10 |
ausente |
Adición de motivo |
Protuberancia en la |
|||
87b |
2.2 |
3.2 |
ausente |
974b |
1.3 |
3.10 |
ausente |
pantorrilla de (c) |
||||||
87c |
no obs. |
no obs. |
no obs. |
974c |
1.3 |
3.10 |
ausente |
Urna negro / rojo |
||||||
87d |
2.2 |
1 |
ausente |
974d |
1.3 |
3.10 |
ausente |
|
||||||
121a |
6.3 |
4.1 |
orejas o rodetes |
Cambio de motivo |
Inversión de la orientación de los |
1009a |
4.1
|
6.3 |
ausente |
|
Erosionada |
|||
121b |
6.3 |
4.1 |
orejas o rodetes |
1009b |
no obs. |
no obs. |
no observable |
|
||||||
121c |
6.3 |
no obs. |
melena o gorro |
triángulos del blasón en (d) |
1009c |
no obs. |
6.3 |
no observable |
|
|||||
121d |
6.3 |
4.1 |
orejas o rodetes |
1009d |
no obs. |
6.3 |
ausente |
|
||||||
288a |
1.3 |
no obs. |
trenzas |
Cambio de motivo |
Diferencia entre ojos circulares |
1109a |
2.5 |
6.5
|
no observable |
Cambio en el número de |
Diferencias en el número de arcos en el arreglo cefálico de (b) |
|||
288b |
1.3 |
6.5
|
trenzas |
1109b |
2.5 |
6.5
|
trenzas |
|||||||
288c |
1.3 |
6.5
|
trenzas |
y de raya |
1109c |
2.5 |
6.5
|
trenzas |
componentes |
|||||
288d |
1.3 |
6.5
|
trenzas |
|
1109d |
2.5 |
6.5
|
trenzas |
||||||
289a |
1.2. |
3.5 |
ausente |
Cambio de motivo |
Erosión en (a) |
1366a |
no obs. |
5.1 |
no obs. |
Cambio de motivo |
Erosionada |
|||
289b |
1.2. |
3.5 |
ausente |
Diferencia entre lados en la sección media de la pieza |
1366b |
no obs. |
4.1 |
no obs. |
|
|||||
289c |
1.2. |
3.2 |
ausente |
1366c |
no obs. |
5.2 |
no obs. |
|
||||||
289d |
1.2. |
3.2 |
ausente |
1366d |
no obs. |
no obs. |
no obs. |
|
||||||
290a |
1.7 |
3.7 |
ausente |
Cambio de componente |
Cambio de componente del interior de blasón en (a) |
1421a |
no obs. |
3.11 |
no obs. |
|
Erosionada |
|||
290b |
no obs. |
3.7 |
ausente |
1421b |
no obs. |
3.11 |
no obs. |
|
|
|||||
290c |
no obs. |
3.7 |
no obs. |
1421c |
no obs. |
3.11 |
no obs. |
|
|
|||||
290d |
1.7 |
3.7 |
ausente |
1421d |
no obs. |
3 |
no obs. |
|
|
|||||
291a |
3.2 |
6.3 |
ausente |
Cambio en el número de componentes y de motivo |
Cambio en el número de triángulos de
relleno de las mejillas |
1466a |
ausente |
4.2 |
ausente |
Cambio de motivo |
|
|||
291b |
3.4 |
3.3 |
ausente |
1466b |
4.1 + 6.1 |
4.2 |
ausente |
|
||||||
291c |
3.2 |
6.3 |
ausente |
1466c |
no obs. |
no obs. |
no obs. |
|
||||||
291d |
3.4 |
3.3 |
ausente |
1466d |
no obs. |
6.6 |
no obs. |
|
||||||
292a |
6.3 |
3.4 |
trenzas |
“Adición” de motivo |
|
1470a |
2.2 + 6.2 |
6.4 |
ausente |
|
erosionada |
|||
292b |
5.1 |
6.4 |
ausente |
|
1470b |
2.2 + 6.2 |
6.4 |
ausente |
|
|||||
292c |
2.7 |
3.4 |
ausente |
|
1470c |
2.2 + 6.2 |
6.4 |
ausente |
|
|||||
292d |
2.1 |
4.1 |
ausente |
|
1470d |
2.2 + 6.2 |
6.4 |
ausente |
|
|||||
380a |
2.1 |
no obs. |
|
Cambio de motivo |
No se puede descartar diferencia entre
caras |
1481a |
1.3 |
1.2 |
|
|
Urna negro / rojo |
|||
380b |
2.2 |
no obs. |
|
|
1481b |
1.3 |
1.2 |
|
|
|||||
380c |
no obs. |
no obs. |
|
|
1481c |
1.3 |
1.2 |
|
“Adición” de gorro |
|
||||
380d |
no obs. |
no obs. |
|
|
1481d |
1.3 |
1.2 |
|
|
|
||||
485a |
2.4 |
10 |
ganchos |
Cambio de motivos Carencia de componente |
Falta gorro en (a) Falta cabeza de serpiente en el blasón de (d) |
1481e |
1.3 |
1.2 |
|
|
|
|||
485b |
2.4+6.2 |
2 |
grecas |
1483a |
1.8 |
8 |
ausente |
|
|
|||||
485c |
no obs. |
2 |
no obs. |
1483b |
1.1 |
6.4 |
ausente |
|
|
|||||
485d |
2.4+6.2 |
no obs. |
trenzas |
1483c |
1.9 |
8 |
ausente |
|
|
|||||
491a |
1.1 |
6.3 |
no obs. |
|
Erosionada |
1483d |
ausente |
6.4 |
ausente |
|
|
|||
491b |
1.1 |
6.3 |
no obs. |
|
1485a |
no obs. |
3.2 |
no obs. |
|
Diferencia sólo |
||||
491c |
2? |
6.3 |
ausente |
|
1485b |
no obs. |
3.2 |
no obs. |
|
entre caras en |
||||
491d |
no obs. |
no obs. |
ausente |
|
1485c |
no obs. |
3.2 |
no obs. |
|
divisoria entre |
||||
1485d |
no obs. |
3.2 |
no obs. |
|
base y cuerpo |
|||||||||
Piezas recopiladas en la primera
parte (Nastri et al 2019) |
||||||||||||||
Piezas dadas a
conocer por primera vez en el presente trabajo |
||||||||||||||
Motivos involucrados en diferencia
sutil entre mejillas |
||||||||||||||
Motivos involucrados en diferencia
sutil entre caras |
||||||||||||||
Fuente: Elaboración del autor
La primera pieza
que describiremos-p2-, documentada en las colecciones del
Museo Etnográfico y sin procedencia conservada, tiene fragmentado el cuello,
pero aún así alcanzan a apreciarse los motivos de las
mejillas (Figura 1). Se trata de cuatro “guerreros” de cabezas
triangulares y con variaciones en sus arreglos cefálicos y diseños en los
escudos. Así, observamos que el antropomorfo (a) ostenta un arreglo cefálico en
forma de arco con penachos (Figura 2:1.2), mientras que el opuesto (b), otro
que denominamos en forma de flecha (Figura 2:3), pero que además se dispone
sobre lo que parece ser un gorro de dos puntas (Figura 2:6.2). Lo cual lleva a
su vez a considerar la posibilidad de que aquella línea más gruesa que se
dispone sobre la frente en el antropomorfo (a), corresponda también a un gorro,
en este caso, plano (Figura 2:6.1). En la norma X` de la pieza la mala
conservación de la pintura no permite definir con claridad a cuál de los tipos
corresponde el arreglo del antropomorfo (c), pero sin duda a ninguno de los del
anverso, pues se trata de un sub-tipo que cuenta con una cruz en su porción
inferior. Mientras que lo mismo cabe decir para el antropomorfo (d), con la
diferencia de que en los extremos de la barra horizontal de la cruz se alcanza
a divisar una suerte de corchetes laterales.
Pasando ahora a
considerar los diseños de los escudos, la banda que separa los diseños
zoomorfos (serpientes) de las porciones superiores e inferiores de los dispositivos
corporales están vacías en las mejillas izquierdas -(a) y (c)-, mientras que en
las de la derecha -(b) y (d)- aparecen en cambio rellenas de puntos (Figura 1).
Es esta una de las dos formas de manifestación del procedimiento de la
diferencia sutil sobre detalles no-figurativos o abstracto geométricos que
ilustramos años atrás (Nastri, 2009:102-104): a
partir de una carencia o de un excedente, según sea la distribución de las
diferencias en los cuatro especímenes contenidos en la pieza. En el caso de p2,
dado lo popular del motivo del cordón punteado, creemos que se trata de una
evitación intencional del llenado del cordón con el punteado habitual. Este
caso resulta así paradigmático respecto de la pregunta específica que guía la
investigación de este trabajo: ¿las diferencias entre los escutiformes
-blasones y arreglos cefálicos- responden a una cuestión temática? ¿Esto es, a
diferencias significativas entre los personajes, como ser su procedencia, rango, función, etc.? ¿O las
diferencias son meramente producto del mismo principio retórico ya conocido
sobre motivos abstracto geométricos de otras secciones o fases de las urnas y
que se manifiesta también en las figuras antropomorfas de cuerpo completo de
las mejillas? ¿O bien puede darse alguna
situación en un caso y otra diferente en otro?
Figura 3. Clasificación de
los blasones en los escudos de los antropomorfos.
Fuente: elaboración propia (dibujos del autor).
El caso de p22,
ilustrado en la primera parte de esta investigación (Nastri
et al., 2019:63, f. 6a), ostenta el mismo blasón de bandas cruzadas de
cordones punteados (Figura 3:3.1) en (d). En X, en cambio los escutiformes de
ambas mejillas exhiben otra variante que denominamos serpientes curvilíneas con
cola (Figura 3:6.2); la misma que está presente también en la mejilla izquierda
(c) de X´. Al mismo tiempo, los arreglos cefálicos varían entre mejillas de una
misma cara, así también como los laterales de la cabeza (trenzas), repitiéndose
el mismo esquema del anverso, en el reverso. Así, los antropomorfos de las
mejillas izquierdas (a, c) ostentan arreglo cefálico de arco emplumado hacia
arriba, sin trenzas en los laterales de sus cabezas trapezoidales; mientras que
los antropomorfos de las mejillas derechas (b, d) presentan arreglo de arcos
contiguos superpuestos en número de tres, y trenzas en los laterales. De modo
que, atendiendo a la variación en las cabezas de los antropomorfos, el
contraste se da entre mejillas izquierdas y derechas de ambas caras. Luego, a
partir de la variación de los blasones, la alteración presente en (d) genera
nuevamente contraste con la mejilla opuesta y al mismo tiempo también con el
anverso de la pieza. Esto último es un patrón que, en términos generales de la
urna, distribuye las diferencias entre antropomorfos en modo de tres vs uno.
Lo visto hasta
aquí nos sugiere que la diferencia sutil conocida para las fases anteriores,
consistente en la presencia diferencial de un elemento abstracto geométrico en
uno de los términos de la simetría o el cambio en la orientación de un motivo
del mismo tipo (Nastri, 2008), podría operar en las
piezas fase 4 de dos formas distintas y excluyentes:
1) de similar
modo que, en las fases anteriores, pero ahora, en las mejillas, en relación con
los personajes antropomorfos. Que como están representados de forma más
completa que la figura de las largas cejas, ofrecen para la aplicación del
recurso de la diferencia sutil elementos adjuntos al cuerpo (como los arreglos
cefálicos), y no solamente los diseños plasmados sobre la indumentaria. Y en lo
que respecta a estos últimos, en los escudos se apelaba a una variedad de
estructuras de diseño más amplia que la mencionada triple alternativa de la
figura de las largas cejas (tripartita, brazos y fuera de la bimodalidad).
2) de un modo
nuevo, de carácter más temático, en la cual las diferencias entre los
antropomorfos serían producto de la representación de distintas personas, con
diferente rango, función o procedencia étnica, entre otros posibles.
La urna p26
es otro caso incluido en la primera parte de la investigación con notables
similitudes con p2 (Nastri et al.,
2019:72, f. 13a). Pero al igual que en esta última (y en contraste con p22)
todos los atributos ostentados por los personajes son idénticos en las cuatro
mejillas. Sólo en (a) el antropomorfo sorprendentemente carece de pies. Queda
la duda de si se trató de un auténtico olvido, o si fue intencional, ya sea a
los fines del cumplimiento del canon de la diferencia sutil, o de la situación
puntual de que quedaba poco espacio para la ejecución de pies, los que, en el
estilo de los ya ejecutados sobre las otras mejillas, habrían requerido de un
campo más amplio para su realización. Y más allá de lo anterior, es interesante
que, en este claro caso de diferencia por carencia, la misma se ejecuta en una
sola de las mejillas de la pieza y no en cada una de las caras de la urna, como
es el caso del cordón punteado en p2. Algo muy similar ocurre en
otro caso de la primera parte que ya habíamos mencionado aquí: el de p1179
(Nastri et al., 2019:64), correspondiente,
como dijimos, a la fase 3. Aquí los cuatro antropomorfos presentan el mismo
cuerpo romboidal y aparecen acompañados dentro de las mejillas por elementos
abstracto geométricos que participan de la ejecución del procedimiento de la
diferencia sutil mediante presencia / ausencia. Los arreglos cefálicos son
todos del mismo tipo principal -en forma de arcos contiguos superpuestos
(Figura 2:2.2)-, mientras que en una de las mejillas (e) la cabeza del
personaje carece de las indicaciones laterales que hemos dado en atribuir a
melenas. O sea, la diferencia sutil por carencia de un elemento figurativo
parte del antropomorfo, se realiza sobre una sola de las mejillas.
La urna p59
forma parte de a las colecciones del Museo Etnográfico, con procedencia de
Santa María, ingresada al acervo del Museo de Ciencias Naturales Bernardino
Rivadavia en el año 1944 (Figura 1). En las imágenes del anverso podemos
apreciar que los arreglos cefálicos son iguales: en forma de arcos contiguos
superpuestos con plumas apicales (Figura 2:2.4). Las diferencias se encuentran
en el diseño de los escudos: en (a) podemos apreciar una banda central vertical
que contiene diseños geométricos de escalonados-espiralados
rectos (Figura 3:4.0); en (b), en cambio, dos hileras de rombos encadenados de
interior reticulado, que se cruzan (Figura 3:6.3). Dichas hileras son similares
a las bien conocidas para las guardas en los pucos de estilo Famabalasto (Palamarczuk, 2011),
a excepción de su reticulado interior. En ambos personajes se destaca la
separación existente entre las cabezas y los escudos; esto es, no se
representan los cuellos, quedando un espacio vacío en el lugar que
correspondería a los mismos. (En p2, en cambio, el mentón de los
personajes hacía contacto con las líneas superiores de los escudos).
Pasando al
reverso de p59 (norma X´), el panorama es muy similar al del
anverso, con la particularidad que en este caso las posiciones se invierten: el
diseño de bandas de rombos cruzados se aplica al escudo del lado izquierdo, y
el de la banda vertical, al del derecho. También se mantienen los espacios
vacíos por debajo de los mentones. En el escudo de la derecha, se agrega un
segundo motivo de triángulos plenos encadenados, contiguos por ambos lados al
exterior de la banda central, y una línea en zigzag paralela a los triángulos
mencionados, aunque esta última sólo en el campo que se dispone por encima de
la escotadura del peto. De modo que una imagen con desequilibrio entre mejillas
en el anverso, al duplicarse en forma invertida en el reverso resulta en una
situación de equilibrio a nivel de la pieza, por más que mantenga la diferencia
entre mejillas. Pero pareciera ser el caso que la inversión de posiciones no
sería suficiente para el cumplimiento del canon de la diferencia sutil, puesto
que se apeló a la adición de un componente extra en el blasón de (d), el cual
genera una situación de desequilibrio del conjunto de los antropomorfos del
tipo tres vs. uno.
La urna p82
también integra actualmente las colecciones del Etnográfico, pero sin
información de procedencia conservada (Figura 1). Tanto los arreglos cefálicos
-del tipo en forma de arco emplumado hacia arriba (Figura 3:1.3)-, como los
diseños de los escudos -bandas cruzadas con dameros rellenos de puntos/manchas
(Figura 3:3.3)-, son idénticos en las cuatro mejillas. Una posible diferencia
se da en las líneas horizontales que marcan el límite superior de las cabezas.
En los personajes de las mejillas derechas de ambas caras, la misma es más
gruesa y podría remitir al pelo o a un gorro, tal como puede apreciarse en las
mejillas derechas de p289 ilustrada en la primera parte de este
estudio (Nastri et al., 2019:64, f. 7b). En
cambio, la diferencia que puede observarse en los dedos de los pies resulta
menos ambigua: el pie derecho de (b) presenta sólo tres dedos; el izquierdo de
(c), cinco, mientras que el resto de las extremidades, tanto de estos como de
los demás antropomorfos responde al patrón más frecuente de cuatro dedos.
Podríamos reconocer aquí una expresión equilibrada de la diferencia sutil: una
carencia en (b) es compensada por una adición en (c)[12].
La urna p87,
ilustrada en la primera parte de esta investigación (Nastri
et al., 2019:58, f.1), es un caso del Etnográfico cuya procedencia
extraviada pudimos reconstruir a partir de las publicaciones. Fue obtenida en
San José, provincia de Catamarca, y también presenta todos los arreglos
cefálicos idénticos -aunque en un caso no se puede determinar por mala
preservación de la pintura-, pero luego exhibe diferencias en los escudos entre
caras: bandas cruzadas con dameros reticulados en ambas mejillas del anverso
(Figura 3:3.2) y banda oblicua con zoomorfos en el reverso (Figura 3:1.1.).
En la siguiente
urna -p121-, del Instituto Nacional de Antropología (sin
procedencia conservada), podemos apreciar una nueva expresión del motivo de
diseño del escutiforme descripto para la pieza anterior (Figura 1). En este
caso la posición de la hilera de los triángulos aparece invertida en los
primeros tres antropomorfos (a), (b), c), respecto del caso de la urna
anterior: en lugar de tener su base en contacto con el borde exterior de la
banda central, la hilera se dispone enfrentada a la anterior; esto es, con su
base cercana al borde del escudo. En cambio, en (d), la hilera vertical de
triángulos se dispone igual que en la urna anterior. De esta manera establece
diferencia sutil con la mejilla opuesta y la norma X´, con la X. Lo notorio de
los escutiformes es su forma general, que transmite la idea de movimiento, a
diferencia de los anteriores casos vistos hasta aquí, resultando así su forma
más similar a la de los motivos del arte rupestre de Guachipas
(Podestá, Rolandi, Santoni, Re, Falchi, Torres y Romero, 2013). Lo mismo vale también para los gorros o arreglos de cabellos. Estos
también transmiten la impresión de movimiento, como la de un textil que flamea
por el viento. Se presentan mediante dos formas globulares. En el anverso, este
motivo aparece más alargado y, en general, algo más grande; y lo mismo cabe
decir acerca de la cabeza del personaje. Todo lo anterior, a expensas del
tamaño del escudo, que debe forzosamente reducirse en función de las
limitaciones del campo de diseño de las mejillas. La mala preservación de la
pintura impide reconocer en (a) las particularidades de la cabeza y del rostro,
salvo el hecho de que el mentón y la boca aparecen de color negro pleno. La
observación de los detalles del antropomorfo de la mejilla contigua (b) ayuda a
reconocer atributos poco claros, por la razón antedicha, como ser unas
protuberancias también negras y plenas en los laterales de la cabeza. Luego la
observación del reverso de la pieza clarifica estos aspectos. Se trata, en el
caso del personaje de la derecha (d), de algún adminiculo que cubre la cabeza y
el rostro a la manera de una suerte de pasamontañas; o bien directamente de una
cabeza completamente pintada de negro. El personaje de la izquierda (c), por su
parte, se presenta como portando un gorro o casco, quedándole el frente del
rostro libre de toda pintura o adminiculo. De esta manera, se trata de un
motivo diferente de los cuatro, dado que (a) también ostenta laterales
perpendiculares a modo de orejas puntiagudas, igual que (b) y (d).
La urna p288
es un caso publicado en la primera parte (Nastri et
al., 2019:68, f. 9a), de antropomorfos de cuerpo completo con idénticos
blasones de serpientes curvi-rectilíneas bicéfalas y
arreglos cefálicos en forma de arco emplumado hacia arriba (Figura 2:1.3),
estructura de diseño del cuerpo de la urna tripartito, con suris felinizados. La diferencia sutil se aplica en la forma de
los ojos de los antropomorfos: de simples puntos en (a) y (c) y de rayas en (b)
y (d). No descartamos la existencia de más diferencias dado el mal estado de
conservación de la pintura.
En p289, también
presentado en la primera parte (Nastri et al., 2019:64, f. 7b), sólo podemos advertir diferencias entre
caras en los rellenos de las bandas cruzadas de los blasones: chevrones en X y
damero reticulado en X´ (Nastri, 1999). La mala
preservación de la pintura impide determinar el arreglo cefálico de (a), donde,
en función de lo visto hasta aquí, no podríamos descartar que hubiera existido
una diferencia entre derecha e izquierda. Pero la observación de los diseños en
otros sectores de la pieza, nos inclinan a relativizar esta posibilidad, dado
que allí aparece con claridad el recurso. En la sección media o cuerpo de la
pieza, hay notoria diferencia entre izquierdas y derechas de ambas normas; así
el suri felinizado con serpiente en el pico tiene
como contrapartida del otro lado de la banda central, una serpiente unicéfala de cuerpo compuesto por grecas. Y entre ambas
normas, difiere el diseño de la banda central: compuesto en X por el
escalonado-espiralado corriente, y en X´ por el
escalonado reemplazado por líneas onduladas que indican su contorno (Márquez
Miranda, 1946:149, f. 55).
La urna p290
es otro caso con espacio vacío entre los mentones de los guerreros y el borde
superior de los escudos. La urna procede de Trancas (Tucumán), y es parte de la
colección Moreno del Museo de La Plata (Figura 4). La heráldica de bandas
cruzadas presenta diferencias en los rellenos de cada una: en (b), (c) y (d)
una banda contiene escalonados-espiralados rectos y
la otra, segmentos de cordones punteados contiguos de modo perpendicular a la
banda. En (a), en lugar de la banda con segmentos de cordones punteados, una
línea interior en zig-zag genera contra los límites
interiores de la banda compartimentos triangulares que aparecen rellenos de
puntos pequeños. En los cuatro casos, un
triángulo pleno negro rellena el espacio vacío generado por el cruzamiento de
las bandas, en la parte inferior de los escudos. De modo que este es otro caso
de distribución de diferencias en la pieza del orden de tres vs. uno.
Figura 4. Vistas en detalle de las mejillas de p485, p491, p494, p554 y p853.
Fuente: elaboración propia (fotografías del autor).
En el guerrero de
(a) se reconoce con claridad el tocado en forma de arcos superpuestos (Figura
3:1.7), mientras que en (b) la pieza se encuentra fragmentada en el exacto
lugar donde cabría esperar la presencia del arreglo cefálico y reconstruida con
material, tal como se hacía de acuerdo con antiguas prácticas de conservación
del museo.
En el reverso de
la pieza se da casualmente el caso inverso de conservación: no podemos apreciar
el arreglo cefálico del personaje de la izquierda por idénticas razones a las
que referíamos para el anverso, mientras que en el personaje de la derecha
podemos reconocer el arreglo de arcos dobles superpuestos (Figura 3:2.2.). Esto
refuerza el reconocimiento de la diferencia sutil entre caras.
La urna p291,
presentada en la primera parte (Nastri et al., 2019:71,
f. 12a), exhibe diferencia entre mejillas tanto en arreglos cefálicos -3.2. a
la izquierda y 3.4. a la derecha en ambas normas-, como en blasones -6.3. en
(a) y en (c) y 3.2. en (b) y (d). De esta manera, no habría diferencia entre
caras, en lo que respecta a los motivos o componentes de antropomorfos (aunque
hay sectores con pintura erosionada que impiden confirmarlo plenamente). No
obstante, sí la hay en lo que respecta a los triángulos plenos de relleno del
campo de la mejilla: en X hay uno sólo por mejilla -en los laterales izquierdo
de cada mejilla-, mientras que en X´ hay entre 3 o 4 a cada lado de cada
escutiforme.
La urna p292,
también presentada en la primera parte (Nastri et al.,
2019:63, f. 6b), ostenta diferencias en los arreglos cefálicos de X, así
también como en los blasones de la derecha de ambas normas: banda central
vertical en X, y serpientes rectilíneas unicéfalas en
X´. En (a) y en (c), repite bandas cruzadas con escalonados-espiralados
(Figura 3). No podemos estar seguros de que el arreglo cefálico de (c) sea
también distinto a los demás -por carencia del mismo-, como ilustra Márquez
Miranda (1939:295, f. 6), en función de que la observación del diseño en la
parte del cuello conservada actualmente echa dudas acerca de la fidelidad del
dibujo publicado originalmente, en lo que hace a ese sector de la urna. De
todas maneras, más allá de esta cuestión, la pieza no deja de ser un caso claro
de multiplicación de diferencias en las mejillas: diferencias en los arreglos
cefálicos entre caras, y entre mejillas en al menos una de ellas; blasones
diferentes entre mejillas y también entre caras, aunque manteniendo el mismo
tipo en las mejillas izquierdas. Y finalmente, en la mejilla incompleta - (c) -
se alcanza a reconocer la existencia de melena, ausente en el resto de los
antropomorfos. Es interesante la constatación de que no hay diferencia sutil en
las otras secciones de la pieza (al contrario de lo que hemos visto que ocurría
en p289), al tiempo que la ausencia de pie en (d) es una
omisión del autor del dibujo publicado originalmente, seguramente en función de
la mala preservación de la pintura en ese sector.
La urna p485
procede de la localidad catamarqueña de Santa María, y forma parte de la
colección Moreno del Museo de La Plata (Figura 4). Y a pesar de que esta también exhibe partes reconstituidas en el museo con
adición de nuevo material en el cuello de la pieza, puede no obstante
reconocerse la manifestación de varios de los aspectos que venimos mencionando.
Los tres arreglos cefálicos visibles corresponden al mismo tipo de dobles arcos
superpuestos con pluma apical (Figura 2). En (c) y (d) se puede observar la
presencia de gorros de dos puntas, ausente en (a) y no observable en (b) por
fragmentación del cuello. Luego los blasones también parecerían ser todos del
mismo tipo -serpientes en V-, pero en un caso -(d)- falta la cabeza de la
serpiente (Figura 5). En (c) y (d) se agregan una pequeña serpiente unicéfala rectilínea de cordón punteado sobre el lado
derecho del escudo en el primer caso y, sobre el izquierdo, en el segundo. De modo que en esta pieza la diferencia en
los blasones es del tipo que podemos denominar tres vs. uno, donde la
diferencia en una sola de las mejillas -en este caso, (d)- genera diferencia al
interior de una de las caras, y, consecuentemente, también entre caras. Y luego
la
presencia de serpientes rectilíneas en X´ establece o
refuerza la diferencia entre caras.
También
perteneciente a la colección Moreno, p491 procede de la
localidad de San José, (valle de Santa María), con fecha de obtención del año
1893 (Figura 4). A pesar de encontrarse en muy mal estado de conservación
(pintura desvaída y remontada tras un evento de fragmentación), puede
apreciarse con seguridad que los antropomorfos de las cuatro mejillas son
prácticamente idénticos, tanto en lo que respecta a las cabezas triangulares
separadas del escudo por un espacio vacío, como en relación con la heráldica
visible en los atavíos: dos serpientes rectilíneas bicéfalas verticales
paralelas a los lados, con el cuerpo hecho de compartimentos que contienen
puntos (Figura 3:6.3). La diferencia sutil aquí podría haber sido generada por
cambios en los arreglos cefálicos. Mientras que en X y en la mejilla derecha de
X´ los mismos son del tipo de “en forma de arco”, en la mejilla izquierda de
X´, podría tratarse de uno “en forma de doble arco”. Pero el mal estado de
conservación no permite determinarlo con total seguridad.
A la misma
colección que la anterior urna pertenece p494, pero en este
caso no contamos con información de procedencia (Figura 4). Los antropomorfos
de esta pieza se destacan por la originalidad de dos atributos. En primer
lugar, los ojos; que, en lugar de consistir en un simple punto, están incluidos
en una forma sub-circular que se funde con las líneas que definen el contorno
de la cabeza. De este motivo se valieron los antiguos artistas para ejecutar el
recurso de la diferencia sutil, puesto que en el caso de la mejilla derecha de
X´, los ojos del antropomorfo son los habituales.
El segundo aspecto original, se
observa en la heráldica, la cual responde a un tipo único hasta el momento:
superficies plenas en las cuatro extremidades del escudo, y hacia el espacio
central en blanco, una dispersión de puntos (Figura 3:7). Lo llamativo de las
mencionadas superficies pintadas de negro, es que en las porciones inferiores
de los escudos en X disponen de modo trasladado (la porción superior se
encuentra rellenada con material reconstructivo de conservación), mientras que
en X´ esta disposición cambia: aquí la simetría que exhiben los motivos
aludidos es del tipo reflejo en ambos escudos. Este original caso tiene la
relevancia de mostrar que el cambio de orientación como forma de manifestación
de la diferencia sutil también está presente en esta fase. En esta urna se
advierte también el raro caso de variación en el número de dedos de los
pies: los pies izquierdos de (a), (c) y
(d) cuentan con un quinto dedo, mientras que el resto se ajusta al canon
corriente de cuatro, con la aparente excepción del pie derecho de (a), el cual
sólo contaría con tres (usamos el condicional porque en el lugar preciso en el
cual podría encontrarse un cuarto dedo, pasa una gran rajadura que atraviesa el
cuello de la pieza, y la pintura se encuentra además un poco desvaída).
Finalmente cabe
consignar las variaciones en el número de superposiciones de los dobles arcos
de los arreglos cefálicos, que en todos los casos es del mismo tipo de en forma
de arcos contiguos superpuestos (Figura 2:2.2.). En (a) hay un desbalance dado
por la existencia de tres arcos en el lado izquierdo y cuatro del derecho. En
(b), en cambio, se presenta un equilibrio, con cinco arcos por lado.
Finalmente, los antropomorfos de X´ presentan el mismo estado equilibrado en
los arcos de los arreglos, en ambos casos, en número de cuatro. Si consideramos
en conjunto todos los atributos repasados, apreciamos que en X`, ambos
escutiformes no presentan diferencia sutil entre sí, llamando la atención el
hecho de que los cuatro escutiformes de la pieza tienen diferente cantidad de
dedos en cada uno de sus pies. Por otra parte, entre las dos normas de la pieza
hay diferencia en el tipo de simetría que presentan las superficies plenas
negras de las porciones inferiores de los escudos: trasladada en X, refleja en
X`. Finalmente en X, el resto de los atributos difiere entre (a) y (b): tres
arcos superpuestos en el lado derecho del arreglo cefálico de (a), contra
cuatro del izquierdo, mientras que en (b) son cinco por lado; ojo de punto en
(b), contra el ojo enmarcado de (a); y tres dedos en un pie y cuatro en el otro
en (a), contra cuatro y cinco respectivamente, en (b).
La urna p554
corresponde a la colección Zavaleta del Museo de Berlín, sin procedencia
conocida (Figura 4), es otro caso de heráldica de dos serpientes bicéfalas
rectilíneas verticales rellenas de puntos, presente en los cuatro personajes.
Idéntica situación se da en el caso de los arreglos cefálicos, del tipo en
forma de arcos contiguos con penachos sobre barra cruzada con arcos laterales
(2.8). En los tres casos cuyo estado de conservación permite apreciar los
laterales de la cabeza, se reconoce la presencia de un adminículo, quizás una
trenza o un pendiente con forma almenada o de zig-zag.
Mientras que en (a) y en (c) tiene la forma corriente de pender hacia abajo a
la manera de trenzas (aunque en este caso se puede apreciar que parten de la
prolongación lateral de la línea horizontal que marca el fin de la porción
superior de la frente, lo cual podría interpretarse como un sombrero); en (b),
en cambio parte de abajo hacia arriba y tiene la forma de un cuello de animal,
probablemente un ave. Luego en los mismos tres casos referidos (los mejor
conservados de la pieza), también se puede advertir la existencia de un motivo
en negro sobre el borde superior del escudo, a la altura del cuello.
Posiblemente algún tipo de colgante de tipo pectoral, o bien otra ornamentación
de la heráldica.
La mala
conservación de (d) impide determinar la existencia de diferencia sutil entre
caras en lo que respecta a los cuellos, pero puede afirmarse la misma en
relación con la sección central de la pieza. Allí los suris felinizados
tienen manchas en su interior a excepción del de la izquierda de X, que exhibe
escalonados-espiralados rectos.
La urna p626,
presentada en la primera parte (Nastri et al., 2019:70,
f. 11a), es otro caso de igualdad en todos los blasones, arreglos cefálicos y
la suerte de trenzas laterales. No obstante, hay diferencia en el número de
dedos de los pies. En (d) son cuatro, mientras que en el resto de las mejillas
en las que se puede divisar (a) y (b), son tres. Coherentemente con esto, y
siempre hasta donde la conservación de la pintura permite apreciar, esta
reducida aplicación de la diferencia sutil, en comparación con otros casos,
habría bastado para que no hubiera sido necesaria compensación con apelación al
recurso en el cuerpo de la urna, pues no se verifica la presencia de diferencia
sutil en este último.
También
presentada en la primera parte, p765 (Nastri
et al., 2019:68, f9c) aparenta total uniformidad a primera vista, con
sus blasones de bandas cruzadas con dameros reticulados, iguales a la urna
anterior. Sin embargo, entre caras hay elecciones de distintas variantes de
arreglos cefálicos, dentro de nuestra misma categoría general de arcos: simples
en X, y emplumados para abajo, en X' (Figura 3:1.1 y 1.4, respectivamente).
La urna p853,
del Museo de Antropología de Salta, es otro caso de decoración de bandas
cruzadas, en una pieza de la cual no se conservó la porción superior del
cuello, ni tampoco la información acerca de la localidad de procedencia (Figura
4). En (a) una de las bandas contiene una sucesión de rombos Famabalasto, mientras que no puede determinarse con
seguridad el relleno de aquella otra con la cual se cruza (Figura 3:3.9). Todo
parece indicar que es el mismo que puede reconocerse en la mejilla derecha de
la misma norma: cápsulas de cordón punteado transversales a la banda; con la
diferencia de que en (b), en lugar de los rombos hay una línea ondulada
continua (Figura 3:3.8). En X´ la distribución de los blasones es invertida en
las mejillas, y nuevamente en (d) podemos reconocer la banda con los rombos Famabalasto, pero no el motivo que rellena la banda con la
cual se cruza, en razón de la erosión de la pintura. Se trataría entonces de
otro caso de diferencia sutil por cambio de orientación -o, más precisamente,
posición-, en lo que respecta al contraste entre caras, además del contraste intra-caras a partir de los blasones.
El caso de p974
es uno de los más singulares de los ilustrados en la primera parte, por el
hecho de corresponder a la variedad negro/rojo, con características
enunciativas Belén, pero con el motivo santamariano
del escutiforme (Nastri et al., 2019:69, f.
10). Podría hipotetizarse que se trata de una pieza
elaborada por artesanos entrenados en la tradición Belén que habrían optado por
emular, recrear o copiar un motivo original del estilo santamariano
(Nastri, 2023). Esto queda sugerido por el mismo
hecho de la presencia del motivo del “guerrero” -exclusivo del arte santamariano, en lo que
respecta a la alfarería antigua valliserrana- y por
la forma de la cabeza de este junto con su arreglo ornamental. Pero la forma
del escudo y, especialmente sus terminaciones laterales superiores, no están
presentes en el repertorio santamariano. En cuanto a
la presencia o no del recurso de la diferencia sutil, no podemos aseverarlo con
seguridad. Encontramos un círculo pleno a la altura de la rodilla derecha de
uno de los personajes, más al tratarse de una forma tal, no podemos descartar
que se trate de un error propio del proceso de pintado; finalmente en función
de lo visto hasta aquí, nos inclinamos por consignarlo como una realización
efectiva.
Otro caso de urna
con mejillas incompletas en su porción superior es el de p1009 (Figura 5), con el mismo motivo de
serpientes bicéfalas rectilíneas paralelas rellenas de puntos (Figura 3:6.3) en
su interior, ya descripto, por ejemplo, para p554. Se trata de una
vasija sin procedencia conservada, parte de las colecciones del Museo
Etnográfico, pudiéndose apreciar apenas las cabezas triangulares en algunos
casos, y sólo en uno de ellos parte del arreglo cefálico, aparentemente con
gorro o rodetes. La urna p1109, en cambio, conservada en
forma completa (aunque no así la pintura), permite apreciar los pendientes o
trenzas en los laterales de las cabezas de los antropomorfos, de modo muy
similar a aquel de p554. Queda la duda acerca de si en (c) faltan
éstos, con lo cual se trataría de un caso de diferencia sutil por carencia.
Pero de lo que sí estamos seguros es en la detección la presencia de su
opuesto: la adición. Esta se verifica en el número de dobles arcos de los
arreglos cefálicos (Figura 3:2.6): 2 en todos los casos, a excepción de (b),
donde son 3.
Figura 5. Vistas en detalle de las mejillas de p1009, p1109, p1366 y
p1421.
Fuente: elaboración propia (fotografías del autor).
La urna p1366
corresponde a la colección Muniz Barreto y procede
del sitio Cementerio Arcal en la localidad de Ampajango (pcia. de Catamarca).
Aunque no se conserva la porción superior del cuello (y en uno de los lados de
la pieza, casi nada del cuello), podemos reconocer los diseños de los escudos a
partir del conocimiento ya acumulado, en tres de los antropomorfos (Figura 5).
Se trata del conocido motivo de la banda, que incluye en su interior motivos
geométricos, más allá de las variaciones en su disposición: vertical central,
cruzadas, oblicua, etc. Lo original de esta pieza es que incluye variaciones en
los tres casos: en (a) son dos bandas verticales paralelas; en (b), una sola,
central; y en (c) son nuevamente dos las bandas, dispuestas en forma oblicua y
paralelas. Los rellenos de las bandas también cambian: en el primer caso
contienen rayas oblicuas; en el segundo, grecas; y en el tercero, cordones
oblicuos conteniendo a su vez rayas oblicuas.
La urna p1421
también pertenece a la colección Muniz Barreto y al
igual que en la anterior, la fragmentación del cuello no permite conocer la
manifestación de las porciones superiores de los antropomorfos (Figura 5). Y
siendo también pobre la preservación de la pintura, apenas se puede reconocer
el tipo de blasones en dos de los casos, en los cuales se trata de bandas
cruzadas, mientras que en los otros dos se puede asignar al tipo particular:
bandas cruzadas con cápsulas de puntos y escalonados (Figura 3:3.11).
En los personajes
de la única norma en que se conservaron completos de p1466
-X- se aprecia el contraste entre uno sin arreglo cefálico (a) y otro con
arreglo de plumas en línea y gorro chato, en (b). La inclinación de las
supuestas plumas junto al tipo de gorro mencionado, también podrían aludir a
los sombreros de crisálidas de mariposa, de los cuales existen un par de
ejemplares conservados, procedentes de la provincia de Jujuy (e.g. Ambrosetti, 1899:267-269)[13]. Ambos antropomorfos de X exhiben
como blasones de sus escudos dos partes verticales generadas por medio de una
fina línea negra central (Figura 6). Del lado derecho se disponen dos rombos Famabalasto. Del izquierdo, aparentemente una serpiente
bicéfala. Esta última también se reconoce como motivo central en (d). De modo
que, a pesar de lo incompleta de la pieza, las partes conservadas alcanzan para
reconocer la indicación de diferencia sutil tanto entre mejillas, como entre
caras.
Figura 6. Vistas
en detalle de las mejillas de p1466, p1470, p1483 y p1485
Fuente: elaboración propia (fotos del autor).
La urna p1470,
por su parte, es un buen caso de aquello que Lévi-Strauss
denomina “esclarecimiento de motivo” (Lévi-Strauss,
1992:198; Nastri, 2015:28) en lo que respecta a los
gorros (Figura 6). Estos son de dos puntas (que podrían representar gorros que
en la realidad eran de cuatro, dada la ausencia de perspectiva en la pintura santamariana)[14] y su forma de triángulos curvados nos aleja de la duda en cuanto a que
pudiera tratarse de representaciones de peinados. De esta manera es muy grande
la similitud con los artefactos físicos gorros conocidos para el Norte de Chile
(Berenguer, 2006). Luego el otro elemento que integra el arreglo es el mismo en
las 4 mejillas: en forma de arcos contiguos superpuestos en número de 3. Los
blasones consisten de dos serpientes bicéfalas verticales paralelas con cuerpo
de triángulos. La mala conservación de la pintura impide determinar la
existencia de diferencia sutil en la heráldica. En el resto de los atributos,
no se detecta. Así como tampoco en las otras secciones de la urna, aunque la
pintura se encuentra bastante mal preservada.
La vasija p1481
es una de las urnas más curiosas, exhumada a mediados del siglo XX en el sitio
de Rincón Chico (Catamarca) e incluida en la primera parte (Nastri
et al., 2019:66, f.8b). Se trata de otro caso de pieza negro/rojo, en la
que los caracteres enunciativos Belén se combinan con un motivo propio del santamariano, como es el caso del “guerrero”. De
similar modo a p974, la adopción del motivo muestra diferencias con
lo habitual en el estilo del valle de Santa María, especialmente visible en las
terminaciones superiores laterales de los escudos, además de la forma y de la heráldica
plasmada en los mismos (Nastri, 2023). Pero lo más llamativo es el hecho de que los
antropomorfos no son 4, ni 6, como en la alfarería santamariana[15], sino cinco. No obstante, esta
aparente falta de familiaridad con la convención representativa santamariana, o bien compromiso con una búsqueda sincrética
de adaptación del motivo al marco enunciativo Belén, no prescinde del recurso
de la diferencia sutil: uno y sólo uno de los cinco escutiformes, exhibe
peinado o gorro de dos puntas, además de la melena lateral (Nastri
et al., 2019:66, f.8b).
La urna p1483, de las antiguas colecciones del Museo de La Plata, es
otro caso curioso, en la medida en que la cabeza de al menos un personaje fue
realizada con similar manejo del positivo y negativo al que se utiliza en la
representación de las cabezas de serpiente (Figura 6). Pero la orientación de
la misma, al respetar la forma triangular habitual de los antropomorfos,
sugiere que el cuerpo serpentiforme ocuparía el lugar del arreglo cefálico del
primero. El mismo consiste en un cordón punteado vertical inclinado hacia la
derecha, con dos líneas laterales en zig-zag, en el
lugar de los conocidos ganchos laterales, todo posiblemente rematado en la
cúspide con un arco horizontal, también de cordón punteado, aunque, nuevamente,
la mala conservación de la pintura no permite aseverarlo con seguridad. El
diseño del blasón de (a) también resulta original. Se trata del primer caso de
reticulado romboidal completo, sin bandas, ni separación alguna de campos. El
de (b), en cambio, responde al canon ya conocido de dos serpientes bicéfalas
rectilíneas verticales en reflexión, sin eje explícito de simetría. La cabeza
del personaje, por su parte, consiste en un triángulo de lados más largos que
lo habitual en los “guerreros”, con aparente arreglo cefálico en forma
de arco, grueso, ambos en color negro pleno.
En X´ se repite
la misma disposición entre lados en lo que respecta a los diseños tanto de las
cabezas, como de la heráldica. En la cabeza serpentiforme de (c) se puede
apreciar cómo el cuerpo de la serpiente constituye la línea vertical del
arreglo cefálico, que es del tipo en forma de arco con extremos de cabezas de
serpiente enroscadas hacia adentro, describiendo una greca. La cabeza del
extremo izquierdo queda dispuesta hacia abajo, mientras que la de la derecha,
hacia arriba. El último tramo del cuerpo de esta última, por su parte, resulta
más grueso, y posiblemente se trate de un cordón punteado. Finalmente, la
cabeza negra plena de (d), de mayor tamaño que su homóloga de X, incluye o un
rostro con ojos cerrados en raya, o bien se trata de una cruz, dispuesta en un
espacio dejado en blanco al efecto. De esta manera, la diferencia sutil se da
tanto entre mejillas como entre caras, aun cuando las posiciones de los dos
tipos de blasones sean las mismas en anverso y reverso.
P1485 es el último caso inédito que presentamos, con el cual agotamos el conjunto
de piezas sobre los cuales tenemos la seguridad de que en sus cuatro mejillas
ostentan el motivo del guerrero con escudo. También perteneciente a las
antiguas colecciones del Museo de La Plata (colección Moreno), procede de Ampajango y actualmente no cuenta con la porción superior
del cuello, que fue reconstruida con la adición de material plástico. No
obstante, el sector preservado permite apreciar que las heráldicas son las
mismas en los cuatro casos: bandas cruzadas con dameros reticulados (Figura
3:3.2). Las protuberancias por encima y debajo de las escotaduras fueron
pintadas en negro pleno y los tobillos de los personajes aparecen como cordones
con rayas, de modo similar a las extremidades de las suris o llamas felinizadas que en ocasiones se representan en los cuerpos
de las piezas de esta fase 4 (Reinoso y Pratolongo,
2008; Cantarelli y Nastri,
2023). Como en otros casos ya vistos en los que no registramos diferencia sutil
en el cuello de la urna, la misma se exhibe en cambio en las secciones
inferiores de la pieza. En este caso, con la línea que separa el sector
superior del cuerpo del basal, que es un cordón punteado en X´, mientras que en
X el campo homólogo carece de puntos en su interior.
La información referida a la diferencia sutil del
conjunto de los casos descriptos se presenta en forma resumida en la Tabla 2.
En base a la misma, discutiremos a continuación las diversas formas que puede
asumir el empleo del recurso de la diferencia sutil, así también como las
implicancias interpretativas de su presencia o ausencia.
Discusión
Hemos visto que hay casos en los cuales la diferencia
entre una y otra mejilla de una cara de la pieza, se duplica en la cara
opuesta, mientras que, en otros casos, no se verifica dicha repetición. En esta
última situación, tenemos además de la diferencia entre mejillas de una cara,
diferencia entre caras. Cuando la misma diferencia entre mejillas se presenta
tanto en el anverso como en el reverso, entonces no hay diferencia entre caras.
Luego hemos detectado un caso especial que es el de repetición de la diferencia
en las mejillas en ambas caras, pero en posiciones invertidas: por ejemplo,
aquello que en X está del lado izquierdo, en X´ se encuentra en el derecho.
Teniendo en cuenta estas distintas formas de manifestación del recurso, puede
señalarse entonces que todas las piezas santamarianas
de la muestra cuyos motivos pintados se han conservado en su totalidad exhiben
la presencia del recurso de la diferencia sutil. En la tabla se destacan en
color naranja cuando las mejillas de una misma cara exhiben contrastes entre
sí, y, en amarillo, cuando hay diferencia entre caras. Todos los casos en los
que se puede confirmar la presencia sólo de una u otra forma de estas
manifestaciones, presentan mejillas o sectores de las piezas faltantes o con
pintura no conservada, lo cual impide descartar la presencia de la
manifestación del recurso en el nivel faltante (entre mejillas o entre caras).
Hemos presentado clasificaciones preliminares de arreglos
cefálicos y blasones de escudos principalmente a los fines de contar con una
terminología para referirnos a objetos y diseños que no nos resultan familiares[16]. De modo que la finalidad del
desarrollo y presentación de las mismas tiene que ver con la necesidad de un
ordenamiento de la variedad de formas que agilice la referencia a similitudes y
diferencias en esos aspectos más alejados de nuestra comprensión y tradición
cultural. Otros elementos, en cambio, resultan de más fácil o directa
conceptualización, como ser el número de dedos de los pies, la presencia o
ausencia de los mismos, la identificación de formas particulares en los
laterales de las cabezas. Así, en ciertos casos apreciamos que la diferencia
sutil resulta de la apelación a diferentes tipos de arreglos cefálicos o de
blasones de nuestra clasificación, mientras que en otros se trata de
diferencias en detalles; por ejemplo: el número de arcos dentro del mismo tipo
de arreglo cefálico en forma de arcos superpuestos. Así, el conjunto de piezas
de la muestra en las cuales se ha identificado el recurso de la diferencia
sutil (25 sobre el total de 30, equivalente al 83%), se distribuye del
siguiente modo: por cambio en el tipo de motivo: 14 piezas; por cambio en el
número de componentes de un motivo: 7 piezas;
cambio del componente dentro del motivo: 2 piezas; carencia de motivo o
componente: 1 pieza; y, finalmente, inversión de la posición en las mejillas de
los motivos diferentes entre cada cara de la vasija: 1 pieza. Más allá del
hecho de que las elecciones en la construcción de la tipología determinan en
buena medida esta distribución, sobre todo en lo que respecta a la distinción
entre motivo y componente[17] (cf. Segre, 1985 respecto de la
dinámica tema/motivo), cabe destacar tanto la alta frecuencia del recurso de la
diferencia sutil en las mejillas de las urnas fase 4, como así también la excepcionalidad
de los casos de carencia de componente (como el referido de los pies del
antropomorfo de p26); y de la
inversión de las posiciones de los personajes con diferencias entre el anverso
y el reverso de la pieza (como el referido de p59).
Es interesante el hecho de que aquellas piezas en las
cuales no se detectó el recurso de la diferencia sutil, cuentan con amplias
zonas erosionadas o fragmentadas, en la cuales no podemos descartar que sí
hubieran sido ámbito de manifestación del recurso. Incluso en las dos urnas de
la muestra que corresponden a otro estilo/sub estilo -las urnas negro/rojo (Marchegiani, Palamarczuk y
Reynoso, 2009)- se verificaría el uso del recurso. Con dudas, como
mencionáramos para el caso de p974, y con total seguridad para el
caso de p1481, donde se expresa a través de la adición de un gorro
de dos puntas (o de cuatro, dado que no hay perspectiva, o bien podría tratarse
de un peinado con dos protuberancias) en uno de los cinco antropomorfos que
contiene la pieza en el cuello (Nastri et al.,
2019:66, f. 8b; Nastri, 2023: f. 3). Este caso
resulta así significativo respecto de la pregunta planteada al inicio, acerca
de si las diferencias entre los antropomorfos habrían tenido un carácter
temático o bien sólo retórico. Que uno de los cinco “guerreros” presente
un atributo extra, y que este se trate nada menos que de un textil, sería compatible
con la manifestación de una insignia de rango por parte de un superior en la
jerarquía social o militar. Un caso similar es el de p2, en donde
sólo uno de los cuatro antropomorfos ostenta gorro de dos puntas. En p485
se puede reconocer el mismo motivo en los antropomorfos de (b) y (d), estando
ausente en (a). La falta de preservación del soporte en (c) no nos permite
determinar si en esta pieza se aplicaría el recurso de diferencia sutil por
carencia en (a), o si obedecería a una aplicación del recurso a nivel mejillas,
o con valor de contraste de jerarquía en el contexto de cada una de las caras
de la urna. Finalmente, en p1470 se puede reconocer el motivo del
gorro de dos puntas en los cuatro antropomorfos, a pesar de que la pieza se
encuentra con la pintura muy erosionada (formando parte del reducido conjunto
de casos en los cuales no se pudo determinar la presencia del recurso de la
diferencia sutil, quedando entonces la duda acerca de si el mismo se ejecutó en
algún sector de la vasija no visible actualmente).
Ahora, más allá de las implicancias interpretativas del caso de los emblemas
rituales o militares, volviendo a la
cuestión de los modos de manifestación de la diferencia sutil en general en las
mejillas, debemos destacar las dificultades para aprovechar la información de
la muestra en todo su potencial. Tratándose, como vemos, de motivos o componentes
pintados de reducido tamaño, localizados en la porción más frágil de las
vasijas (el cuello), y cuya consideración requiere de la comparación de las
cuatro mejillas, las posibilidades de realización del análisis se reducen a un
número mucho menor de casos del conjunto del total de la muestra. Así es como
en función de la erosión o fragmentación de las mejillas, en más de un tercio
de los casos (11 sobre 30)[18] no podemos evaluar la forma de
manifestación de la diferencia sutil en términos de los cuellos en su conjunto.
Pues si bien podemos advertir diferencias entre mejillas o entre caras, sólo
con el dato completo de las cuatro mejillas podemos establecer la forma que
asume la diferencia sutil a nivel de la pieza en lo que respecta a las mejillas.
Por ejemplo, un “guerrero” al cual le faltan los pies en una mejilla,
genera, como vimos, diferencia sutil tanto en el marco de la cara que se trate
de la pieza, como entre las dos caras de la vasija. Entonces la diferencia
sutil es por carencia. Algo similar, ocurre en el caso de tratarse de una
adición, por ejemplo, como también vimos, de un gorro que sólo esté presente en
uno de los escutiformes. Pero luego, los casos en los que hay diferencia entre
mejillas, por cambio de motivos, por ejemplo, y en el reverso de la pieza los
motivos sean los mismos (más allá de que se inviertan o no sus posiciones) u
otros que también presenten contrastes entre mejillas, entonces la diferencia
sutil resulta equilibrada, pues no hay una distribución de las diferencias del
orden de tres vs. uno. De modo que, si
no contamos con buena preservación de las cuatro mejillas, la evaluación de
esta relación a nivel de la pieza en su conjunto en lo que respecta a los
antropomorfos resulta imposible; y, en el mejor de los casos, sólo conjetural.
De modo que nos ceñiremos ahora a los 19 casos de los cuales contamos con buena
preservación de la pintura, pudiendo de esta manera identificar el modo de aplicación de la
diferencia sutil. Observamos que el modo más popular es el de
cambio de motivos o componentes (10 casos); seguido por el cambio en el número
de componentes (5 casos); carencia (3 casos); adición (2 casos); e inversión de
posiciones (2 casos). El total resultante es mayor al n de piezas dado que hay
casos que contienen más de un recurso de diferencia sutil. Entre los casos de carencia no podemos dejar de resaltar el carácter particular del caso de p494,
por presentar la diferencia sutil en varios de los atributos, con
distribuciones diferentes en la pieza, como vimos: si atendemos a los ojos de
los antropomorfos, se ajusta a la diferencia por carencia en (d); en los
diseños de los blasones, en cambio, hay equilibrio, pues las simetrías cambian
pero sólo entre caras; en los dedos de los pies hay desequilibrio por carencia,
pues en (a) se aprecia un dedo menos por pie, que en el resto de los casos; y
por último, el arreglo cefálico de (a) es el único que exhibe asimetría en el
número de arcos entre lados izquierdo y derecho del “guerrero”. De modo
que según el atributo del que se trate, el antropomorfo que se distingue del
resto por carencia, será (a), o (d).
Finalmente, dentro del grupo de diferencia por adición, tenemos el caso de
p121, en el cual (c) presenta la singularidad de ostentar un gorro con
tapa-orejas o bien melena lateral, mientras que, en el resto de los
antropomorfos, en este lugar hay indicación de orejas o algún objeto o rodete
pequeño del tamaño aproximado de una oreja. El probable tapa-orejas de (c) es
una “adición”, pero que al mismo tiempo cubre o bien reemplaza a aquel elemento
visible en el mismo lugar en los otros “guerreros”. La determinación
precisa dependerá de futuros avances en la identificación del referente del
motivo, a partir de la comparación con hallazgos orgánicos excepcionales del
desierto de Atacama, por ejemplo (Berenguer, 2006).
Conclusiones
A partir de la observación en detalle de las figuras antropomorfas de las mejillas de una muestra
de 30 urnas santamarianas, inventariamos un conjunto
de formas de arreglos cefálicos y diseños sobre los escudos de utilidad para
establecer diferencias entre los personajes de una misma cara de las piezas, o
entre las caras. Logramos como resultado
detectar en estos y en otros atributos de más sencilla identificación (como ser
la forma de los ojos o la cantidad de dedos de los pies) variadas formas de
manifestación del recurso que denominamos diferencia sutil, al cual
consideramos una forma de expresión del concepto de gemelidad
imperfecta identificado por Lévi-Strauss en sus
análisis de los mitos. Por el momento podemos sintetizar esa variedad de formas
de manifestación del mencionado procedimiento en las urnas, como sigue:
1) por carencia de un elemento que forma parte del antropomorfo:
pies, melena o plumas del arreglo cefálico, por ejemplo. En este caso puede
realizarse sobre una sola de las mejillas, con lo cual se genera una diferencia
entre mejillas y también entre caras.
2) por adición de un elemento ausente en el resto de los
antropomorfos de la misma pieza: componente extra que se incorpora en espacios
antes vacíos dentro de los escudos. En este caso también puede realizarse sobre
una sola de las mejillas y, del mismo modo que el anterior, generar diferencias
entre mejillas y también entre caras.
3) por cambio en el tipo de motivo o en la orientación de
los componentes del mismo, ya sea entre mejillas o entre caras.
4) por inversión de las posiciones de dos antropomorfos
que difieren entre mejillas por alguno de sus atributos. Esta acción genera una
diferencia sutil exclusivamente entre caras de las urnas.
Vimos que en todos los casos en los cuales los motivos se
preservaron se puede reconocer la presencia del recurso de la diferencia sutil
en los antropomorfos, tanto para generar contrastes entre mejillas de una misma
cara, como entre caras de la pieza. Esto no es óbice para que dicha apelación
al recurso ocurra también en otras secciones de la pieza, como ser la sección
media (Nastri, 2008). Considerando a las vasijas en
su conjunto, estas presentan a los efectos de la consideración de la gemelidad imperfecta dos planos o niveles: una primera
división entre dos caras, y una segunda entre lados izquierdos y derechos de
cada una de ellas. De este modo son cuatro los campos, llamados mejillas, en
los que se disponen los motivos objeto de nuestro interés. La distribución de
las diferencias identificadas puede darse así en términos de equilibrio -cuando
la misma diferencia que se observa en una cara se duplica en la opuesta- o de relación
tres vs. uno - cuando la diferencia en una cara no se duplica en la opuesta,
quedando así una mayoría de antropomorfos idénticos que contrastan con el
restante, ya sea porque este carece de un atributo que los demás sí tienen, o
bien presenta uno ausente en los otros-. La importancia de estos juegos de
simetrías intencionalmente imperfectas sugiere que la función de las
diferencias en los emblemas de los “guerreros” pudieron estar determinadas por
esta preocupación retórica, antes que, por cuestiones temáticas, como ser la
indicación de diferencias de rango o procedencia entre los antropomorfos con
atuendos guerreros plasmados en la superficie de una misma urna. Esto en modo
alguno afecta la relevancia de las características particulares de atributos
tales como los ornamentos cefálicos y blasones como posibles referentes
temáticos de procedencia étnica o geográfica del conjunto de antropomorfos
contenidos en una pieza, tal como sugiere el caso de la urna negro/rojo de
Rincón Chico, que al tiempo que se vincula al fenómeno de la intervención
incaica exhibe blasones exóticos al área valliserrana
(Nastri et al., 2019). Resulta interesante el hecho de que el recurso de la diferencia sutil no
esté ausente en las piezas de la muestra que corresponden al tipo Belén-Santa
María o Negro/rojo, las cuales posiblemente hayan sido pintadas por artistas no
muy familiarizados con las convenciones santamarianas
a la luz de las ostentosas diferencias con el canon habitual de representación
de los “guerreros” (Nastri, 2023). Sin duda que la
intervención incaica debió implicar cambios en varias de las esferas en las que
estuvieron involucradas las urnas -producción, distribución, ritual, etc.- y la
identificación de particularidades como las señaladas en el diseño del motivo
del “guerrero” (repetición del mismo en número mayor a cuatro en un
caso, contornos rectilíneos de los escudos, blasones con componentes
excepcionales, etc.) seguramente contribuirá a una mejor comprensión de la complejidad de relaciones que
disparó tan especial circunstancia histórica.
A pesar de las limitaciones dadas por los problemas de conservación de las
piezas, el hecho de que siempre está presente el recurso de la diferencia sutil
en los antropomorfos, en una variedad de atributos y componentes de los mismos
-que pueden involucrar o no a los aspectos que mejor se prestarían para la
expresión de diferencias temáticas (arreglos cefálicos y blasones)- nos inclina
a sostener la falta de conexión narrativa entre las figuras incluidas en las
piezas. Tal como señaláramos respecto de fases anteriores, las representaciones
figurativas son auto-contenidas en el modo definido por Witkin
para el arte de tipo “háptico”. Esto es,
exhiben atributos, pero no interaccionan con otras (Witkin,
1995; Nastri, 2008). Hasta el momento sólo hemos
identificado escenas en el género de las urnas santamarianas
en otras secciones de las
piezas o lados de las piezas: la porción basal de ciertas urnas con modelados (e.g. González, 2007:69-70, f. 15); y en la porción interior
de los cuellos (Nastri, 2014; Cantarelli
y Nastri, 2023).
Es nuestro objetivo continuar el estudio con los casos de
antropomorfos con cuerpo “en forma de
clepsidra” (Nastri et al., 2019), para a
continuación proseguir con los casos de urnas en los cuales coexisten ambos
tipos de atavío -clepsidra y escudos- a los fines de seguir evaluando diversas
alternativas interpretativas en relación con el
significante de la figura humana naturalista, tan relevante respecto de la
forma de vida y los imaginarios vigentes durante el pasado indígena de la
región. La profusa e imbricada disposición de motivos en el arte de las urnas santamarianas exige una observación pormenorizada y el
desarrollo de herramientas clasificatorias específicas que faciliten la
identificación y organización del conjunto de los datos. Pues a partir de esto
último contamos con mayores chances de comenzar a reconocer los intereses de
los antiguos artistas, sin dudas dirigidos a la multiplicación de formas
siempre originales de expresar las pequeñas diferencias que subsisten entre
personajes en casi todo similares. Una cosmovisión que no deja de resaltar el
concepto de unidad en la diferencia y los juegos de compensación de diferencias
entre dos términos, considerados sobre diversos planos de oposición o
confrontación.
Agradecimientos
Los trabajos de documentación de piezas en museos fueron
realizados gracias a los siguientes subsidios: ANPCyT
PICT 1941 y CONICET PIP 282.
Agradezco a las autoridades y el personal de los
siguientes museos en los cuales se documentaron piezas: de Antropología de
Salta (Mirta Santoni y Christian Vitry);
Etnográfico de la UBA (José Pérez Gollán, Myriam Tarragó, Andrea Pegoraro, Adriana
Callegari, Gabriela Amiratti,
Marina Marchegiani, Alejandra Reinoso y Juan Manuel
Estévez); de La Plata (Laura Miotti, Mariano Bonomo, Ana Igaretta, Diego Gobbo, Gabriel Alarcón); Etnológico de Berlín (Manuela
Fischer). A María Pía Falchi, por la gentileza de
hacernos llegar el registro fotográfico de p121. A Lucila Stern Gelman por el armado de las
figuras 2 y 3. Colaboraron en los relevamientos de piezas en museos los
estudiantes de grado y posgrado Milena Acha, Selene Arislur, Sebastián Cohen; Carla Martínez, Leandro Palacios,
Daniel Rampa, Lucila Stern Gelman
y Leticia Tulissi.
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[1] El uso del término “guerreros” (Lafone
Quevedo, 1908:346; Perrotta y Podestá, 1978:544)
viene dado por el hecho de que las imágenes portan implementos defensivos y
suelen ser representados de a pares (de ahí el plural) en cada cara de las
urnas fase 4 de la seriación (Weber, 1978).
[2] Por razones de espacio obviaremos la discusión acerca de la
problemática de la representación de las imágenes (cf. Bovisio, 2011). Simplemente señalamos que cuando se trata
de un arte “naturalista”, el mismo constituye una vía de acceso a prácticas del
pasado, más allá de que su representación esté mediatizada por un sinnúmero de
aspectos. Ante la preservación casi nula de restos de vestimentas de los
antiguos pobladores, la imagen de una persona vestida resulta una información
de indudable valor. Como cualquier documento histórico y arqueológico, su uso
requiere de la correspondiente crítica.
[3] Markert no lo
denomina de esta forma, sino que se refiere al procedimiento en términos de un
“plan establecido”. En Nazca la diferencia de algún detalle entre
motivos figurativos suele darse en casos de repetición de una imagen más de dos
veces, en las que se puede apreciar en una de ellas la carencia o el agregado
de una pequeña línea (Markert, 2003).
[4] Término
latino que se traduce como “inclinación” (Enciclopedia Herder, consulta el
5/12/23).
[5] En la primera parte hemos distinguido entre dos formas de
representación del cuerpo de los personajes antropomorfos de las mejillas: en
forma de escudo y en forma de clepsidra (Nastri et
al. 2019). En alguna ocasión empleamos el término coraza como sinónimo del primero
y túnica, como equivalente al segundo. Pero atendiendo al caso de la coraza
“real” recuperada por Ryden en el río Loa y tratada
en la primera parte de este trabajo, podemos ahora establecer diferencias entre
los términos: la coraza sería en realidad asimilable al cuerpo en forma de
clepsidra. Luego tenemos entonces a los escudos como adminículos que ocultarían
la propia vestimenta del personaje. La túnica o camiseta (de forma rectangular
o cuadrangular) sería entonces otro tipo de atuendo al igual que el poncho o
túnica triangular; estos últimos, en principio no específicos para su uso en
combate.
[6] Hasta el momento son sólo 2 casos identificados
correspondientes a la fase 3.
[7] Usamos el término de figura de las largas cejas, que
introdujimos hace ya más de una década (Nastri,
2008), para distinguir entre la referencia a atributos humanos del rostro
principal -central- presente en las vasijas, de las figuras humanas de cuerpo
completo de las mejillas. Salvo esta distinción, todas las referencias a los
atributos en este párrafo son tomadas de Weber (1978).
[8] Que
llevaría a Podestá y B. de Perrota a revelar, por
ejemplo, que “demás está decir que ese cambio gradual hace a veces dudar en
la colocación de un artefacto en una u otra de las fases” (Podestá y B. de Perrotta, 1973:9).
[9] Si bien a p1366
y p1421 les falta una mejilla -con lo cual no podemos determinar que
efectivamente el antropomorfo pintado haya correspondido a un escutiforme- las
incluyo en la muestra por el hecho de considerar, a la luz del conocimiento
disponible, que en ambos casos el cuarto antropomorfo no pudo ser otro que un
escutiforme. Pues hasta el momento no se ha presentado ningún caso de urna con
tres antropomorfos de un tipo y el restante, de otro.
[10] El total no es múltiplo de
4 en razón de que incluimos el caso de p1481, descripta en la
primera parte, y que atípicamente cuenta con 5 antropomorfos en el cuello (Nastri et al., 2019, Nastri, 2023).
[11] Entendemos
por arreglo cefálico toda protuberancia reconocible sobre la cabeza o en sus
laterales de los personajes antropomorfos, que pudiera corresponder con adornos
dispuestos sobre la misma o bien peinados efectuados en la cabellera.
[12] El conteo de las cantidades de dedos de los pies de los
antropomorfos puede expresarse textualmente con mayor claridad de la siguiente
forma, ejemplificando con p87: (a) 4/4; (b)3/4; (c) 5/4; (d) 4/4.
Entendiendo que el primer número refiere al pie derecho del antropomorfo, y el
segundo al izquierdo del mismo (no del observador).
[13] No podemos descartar que el engrosamiento de la línea que define el
contorno lateral derecho de la cabeza de (b) corresponda a los cubre orejas de
ciertos gorros tejidos.
[14] De
modo similar a lo que ocurre con la representación de cuadrúpedos en el arte
rupestre (Cantarelli y Nastri,
2023).
[15] Hasta el momento el número de seis guerreros ha sido
reconocido sólo en el caso de dos urnas inéditas, no incluidas en la muestra
por el momento, dado que tienen sus cuellos incompletos al punto que ni
siquiera puede determinarse si cuentan con la figura de las largas cejas.
[16] En el NOA no hay buenas condiciones para la preservación de elementos
orgánicos como los que constituyeron la materia prima de arreglos cefálicos y
atuendos, según podemos conocer de otros ámbitos del mundo andino. La
conservación de gorros, cascos con tumis de madera
(esto es, objetos “en forma de arcos”) a modo de emblemas (e.g.
Berenguer, 2006:46, f. 19) y diseños en vestimenta tejida de origen cuzqueño
con similitudes con los motivos de los blasones de nuestra muestra, sugiere la
posibilidad de que el imaginario santamariano tenga
un estrecho vínculo con objetos y formas efectivamente vigentes en la vida
social del pasado.
[17] Son motivos aquellos elementos
numerados al mayor nivel de detalle de nuestras tipologías de arreglos cefálicos
y blasones, así también como cada uno de los ítems referidos en la columna de
“laterales”. Los componentes, por su parte, son los distintos elementos a los
cuales nos referimos, que forman parte de alguno de los motivos anteriores.
[18] Como se desprende de la Tabla 2, en los siguientes casos no
se cuenta con la información suficiente como para evaluar el tema de la
distribución de las diferencias en los cuellos de las urnas: p2,
p288, p380, p491, p765, p853,
p1009, p1366, p1421, p1470 y p1485.