RELACIONES ENTRE IMÁGENES Y MINERALES.
EL CASO DE LOS GRABADOS DE EL SALTO-1 (DPTO. TINOGASTA, CATAMARCA)
RELATION BETWEEN IMAGES AND MINERALS. THE CASE OF EL SALTO-1 ENGRAVINGS
(DPTO. TINOGASTA, CATAMARCA)
Mara Basile
Universidad
de Buenos Aires – Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas,
Facultad de Filosofía y Letras, Instituto de las Culturas, Bartolomé Mitre
1970, 4° y 5° “A”, CABA, Argentina. basilemara@gmail.com
Norma Ratto
Universidad
de Buenos Aires – Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas,
Facultad de Filosofía y Letras, Instituto de las Culturas, Bartolomé Mitre
1970, 4° y 5° “A”, CABA, Argentina.nratto@filo.uba.ar
Resumen
Damos a conocer el
primer relevamiento realizado en el sitio El Salto-1 compuesto por un conjunto
de 10 (diez) bloques grabados dispuestos de manera dispersa en la terraza
fluvial del río y quebrada homónima en el faldeo oriental de la sierra de
Fiambalá, Tinogasta, Catamarca. Analizamos el repertorio temático desplegado en
cada bloque, registrando los tipos de motivos, la técnica de ejecución y
evaluando la existencia de superposiciones y diferencias en las tonalidades de las
pátinas. Asimismo, ponderamos la importancia de considerar las condiciones de
emplazamiento, a nivel de sitio y de cada bloque, y definir así los contextos
de los que estas imágenes participaron. Al respecto, trabajos
arqueometalúrgicos e investigaciones en curso pusieron de manifiesto la
importancia del estaño, el cobre y otros minerales en las Sierras de Fiambalá y
Zapata, su relación con la metalurgia prehispánica, tanto en tiempos de la
conquista incaica como previos, y también las diversas estrategias
implementadas para su control a lo largo del tiempo. En este marco, nuestra
hipótesis de trabajo es que los grabados del sitio El Salto-1 están vinculados
con distintas etapas de la cadena operativa metalúrgica, particularmente con el
procesamiento de las menas de mineral de estaño; sin descartar aspectos de
defensa, control y/o regulación del acceso a las amplias áreas
mineralizadas.
Palabras
Clave: Arte rupestre – Figuras felinizadas – Minería prehispánica
-Tinogasta, Catamarca.
Abstract
We report
the first survey conducted at the site El Salto-1, composed of a set of 10
(ten) engraved blocks scattered on the fluvial terrace of the El Salto river
and ravine, in the eastern foothills of the Fiambalá mountain range, Tinogasta,
Catamarca. We analyzed the thematic repertoire displayed in each block,
recording the types of motifs, the technique of execution and evaluating the
existence of overlaps and differences in the patina tonalities. We have also
considered the importance of taking into account the conditions of placement,
at the level of the site and of each block, to define the contexts in which
these images participated. In this regard, archaeometallurgical work and
ongoing research have shown the importance of tin, copper, and other minerals
in the Sierras de Fiambalá and Zapata, their relationship with pre-Hispanic
metallurgy, both during the Inca conquest and before, and also the different
strategies implemented to control them over time. In this context, our working
hypothesis is that the engravings of the site El Salto-1 are related to
different stages of the metallurgical operational chain, especially to the
processing of tin deposits, without excluding aspects of defense, control,
and/or regulation of access to the large mineralized areas.
Key-words: Rock art – Felinized
figures – Pre-Hispanic mining- Tinogasta, Catamarca.
Introducción. Los grabados
y su contexto regional
En la región de
Fiambalá, los trabajos realizados hasta el momento indican que las
manifestaciones rupestres se encuentran dispersas sobre diversos soportes en
las distintas cotas altitudinales del valle (1.400-2.000 m.s.n.m.), las
quebradas internas del Sistema de Famatina, Cordillera de Narváez (2.400-3.500
m.s.n.m.) y las quebradas altas de la Cordillera de San Buenaventura
(1.900-3.500 m.s.n.m.) (Basile, 2011, 2012; Basile y Ratto, 2011; Basile,
Ratto, Coll y Miyano, 2021, Ratto y Basile, 2009; Ratto, Orgaz y Caletti,
2000-2002, entre otros). En términos generales suelen estar asociadas a vías de
circulación conformadas por conectores naturales que continúan usándose en la
actualidad para vincular los distintos ambientes de la extensa región, y así
posibilitar el acceso a espacios productivos y/o recursos particulares (Basile,
2012; Basile y Ratto, 2012-2014, 2015; Ratto, Basile y Feely, 2012, entre
otros). En función de los relevamientos realizados y la contextualización de
cada uno de los sitios registrados, hemos interpretado al arte rupestre local
en términos de señalización de las vías de circulación utilizadas a lo largo
del tiempo en el marco de una región caracterizada por la baja densidad
poblacional para distintos momentos de su historia prehispánica. Sin embargo,
recientemente el panorama se complejizó ya que la realización de estudios
arqueometalúrgicos regionales puso en valor la riqueza mineralógica de las
Sierras de Fiambalá y de Zapata, especialmente por la existencia de abundantes
minas de estaño (Sn) y cobre (Cu) (Ratto, Pichipil, Amado, Cechetto Baum y De
Rosa, 2021). La abundancia del Sn es altamente significativa, ya que su
distribución espacial es discontinua en el NOA y las más conocidas y mejor
contextualizadas se identificado, hasta el momento, únicamente en la provincia
de Jujuy (Angiorama, 2001).
La riqueza
estannífera del oeste tinogasteño conllevó a replantear el papel de esta región
dentro de la historia regional, especialmente para las sociedades que la
habitaron entre los siglos VII y XVI. Al respecto, Ratto, Orgaz, Coll y Basile
(2023) articularon distintas líneas de evidencia (informes geológicos, libretas
de campo y materiales de la colección Max Uhle) y sitios arqueológicos, tanto
residenciales como con arte rupestre, los cuales se localizaban en las
cercanías de los conectores naturales y/o caminos que los enlazaban. A partir de
la lectura integral de estos datos postularon que la región de Fiambalá formó
parte del complejo y dinámico entramado de relaciones y estrategias políticas,
desarrolladas entre los siglos VII y XVI, las cuales estuvieron vinculadas con
la apropiación y explotación del mineral de estaño para producir bronce
estannífero.
Esta hipótesis derivó
en la realización de nuevas prospecciones, especialmente en áreas de presencia
de minas de Sn con asociación de Cu, las cuales se localizan en el faldeo
oriental de las Sierras de Fiambalá, específicamente en la quebrada de El Salto
(Tinogasta Catamarca), como es el caso de la mina Vil Achay y otros sitios
conocidos en el área como es el caso de Río del Inca-Lucke (Ratto et al., 2023).
En este marco, nuestro objetivo es presentar el registro rupestre del nuevo
sitio El Salto-1 y su contextualización espacial. El sitio está conformado por
10 bloques grabados localizados en la terraza fluvial izquierda del río
homónimo en cota de 1613 msnm. En estos bloques se despliega un conjunto de
imágenes que es coincidente con los repertorios locales, pero entre las que se
destacan representaciones de figuras felinizadas que incluyen casos en los que
se sugiere la transformación de humanos en jaguares o uturuncos, los cuales de
manera directa o indirecta se vinculan con la actividad minera
(Bouysse-Cassagne, 2005; San Francisco y Ballester 2010; Podestá, 2023, entre
otros).
Las nuevas
manifestaciones rupestres de El Salto-1 están asociadas con un conjunto de
morteros muy profundos y un sitio residencial (El Salto-2) interpretado como un
campamento minero (Ratto,
Méndez, Ciccioli, Basile y Cruz, 2024). Asimismo, el sitio se relaciona
espacialmente no solo con áreas que presentan alta mineralización en estaño y
evidencias de explotaciones mineras cuya morfología se ajusta con la con la
minería prehispánica (Ratto et al.,
2024), sino también con conectores naturales que comunican con los valles del
oriente y occidente a través de la Cuesta de Zapata y la quebrada del Paraguay,
respectivamente (Figura 1).
Figura 1: Mapa de ubicación de
los sitios: (1) El Salto-1 (grabados y morteros), (2) El Salto-2 (residencial),
(3) la mina de estaño Vil Achay en la Sierra de Fiambalá, (4) Rio del
Inca-Lucke y conectores naturales que articulan con los valles de oriente y
occidente.
Fuente: Proyecto Arqueológico Chaschuil-Abaucán (PACh-A)
Lineamientos
metodológicos
La ubicación de cada
bloque se realizó a través de su posicionamiento geográfico mediante el uso de
posicionador satelital Garmin GPSmap 87 –Datum WGS84- lo que facilitó luego su
puesta en relación contextual con el resto de las evidencias arqueológicas documentadas
en el área. El relevamiento implicó el registro de las condiciones generales de
emplazamiento, así como las características específicas de cada soporte
contemplando sus dimensiones, orientación y las condiciones de visualización
(Criado Boado, 1999). El registro de los grabados se efectuó a través de la
realización de croquis a mano alzada y múltiples fotografías digitales
generales, secuenciales y puntales que fueron ensambladas en gabinete y
procesadas mediante programas de mejoramiento digital (Adobe Photoshop e
Illustrator) para la recuperación del diseño original de las imágenes.
Asimismo, se evaluó la existencia de superposiciones de motivos o diferencias
en la tonalidad de las pátinas que, en forma articulada, pudieran indicar
momentos diferentes de utilización de cada bloque. Al respecto, las
superposiciones permiten además abordar las decisiones y actitudes tomadas por
quienes realizaron las imágenes más recientes (Aschero, 1988; Re, 2016). Por su
parte, las tonalidades de las pátinas pueden ser utilizadas como indicadores
cronológicos relativos cuando se comparan las diferencias existentes entre
grabados realizados sobre caras o paneles que presenten la misma orientación y
en tal sentido han sido ampliamente empleadas (Falchi, Podestá, Rolandi, Re y
Torres, 2011; Martel, Rodríguez y Del Bell, 2012; Re, 2016; Ratto, Rodríguez
González, Basile, Pérez Torrado y Fernández Turiel, 2018, entre otros). Por
último, registramos las técnicas de ejecución empleadas (Álvarez y Fiore,
1995), la continuidad de los trazos y la profundidad media del surco para
evaluar, de forma preliminar, la existencia de diferencias en los modos de
producción de los grabados, siguiendo la propuesta de Vergara y Troncoso
(2015).
Para organizar las
imágenes documentadas utilizamos como base y como referencia la propuesta de
clasificación en categorías de conjuntos de clases, clases y subclases de
representaciones elaborada por Aschero (1999, 2006) para el estudio del arte
rupestre de la vecina región de Antofagasta de la Sierra (ANS). Allí se observa
una continua producción de manifestaciones rupestres desde momentos arcaicos
hasta tiempos históricos y una intensa reutilización de los soportes y sus
imágenes a lo largo de este amplio lapso. La fina calibración cronológica de cada
una de las modalidades definidas para ANS a lo largo de esos 10.000 años
convierte esta secuencia en una base de referencia fundamental que fuimos
ajustando, a partir de los trabajos realizados, a la realidad visual de nuestra
región de estudio (Ratto y Basile, 2009; Basile, 2012; entre otros).
Los grabados de El
Salto-1
Características
generales del lugar de emplazamiento
El sitio denominado
El Salto-1 (ES-1) está conformado por 10 bloques de granito y gneiss de textura
fina, característicos de las Sierras de Fiambalá (Fogliata y Ávila, 2004). Los
bloques se disponen de manera aislada (I, II, VII, X) o agrupada (III-IV-V-VI;
VIII-IX) en la terraza fluvial del río El Salto, 2 km al sur de la mina Vil
Achay (Figuras 1 y 2). El área fue modificada por la apertura de una huella
vehicular.
En el sector de
emplazamiento de los grabados se documentaron también un conjunto de cuatro
morteros fijos, de boca simple y múltiple de forma cupuliforme, cuyas
profundidades oscilan entre los 24 y 40cm asociados a artefactos de molienda
móviles, voluminosos y muy pesados (4kg), interpretados como chancadores
manuales en base a los resultados de los estudios arqueométricos realizados
(Figura 2b, Ratto et al., 2024).
Tanto morteros como chancadores fueron manufacturados en rocas muy duras y de
textura gruesa, granitos y gneises, lo cual contrasta con los bloques
seleccionados para ser intervenidos con imágenes que guardan litología similar,
pero son de grano más fino. Ninguna de las rocas soporte relevadas presenta la
asociación de grabados y morteros. La excepción puede ser el bloque II que
actualmente presenta una gran cuña en la cara cenital producto de vandalismo
donde había un mortero de boca simple, según fue informado por los pobladores locales
(Figura 2c). En asociación espacial con El Salto-1, en el sector entre el
piedemonte y la terraza fluvial, se localiza el sitio El Salto-2 compuesto por
un conjunto de estructuras circulares, muro doble, deterioradas por procesos de
formación naturales y culturales, en asociación con materiales cerámicos que lo
vinculan con las sociedades del primer milenio. Los relevamientos realizados
dan cuenta de que el sitio El Salto-2 fue sujeto a intensos procesos erosivos y
se encuentra con cimientos expuestos, lo cual fue agravado por procesos de
reclamación arquitectónica, posiblemente ocurridos a comienzos del siglo XX por
el tipo de vainas de escopetas recuperadas. La escasa alfarería prehispánica
registrada en superficie presenta características tecno-morfológicas y
estilísticas que las asocian a los modos de hacer de las sociedades del primer
milenio: fragmentos de piezas de superficies grises horneadas en atmósfera
reductora y de superficies anaranjadas resultantes de cocciones oxidantes,
pulidas, algunas pintadas y todas de texturas muy compactas que se corresponden
con modalidades del estilo Aguada. Estas evidencias escuetas disminuyen aún más
en el lugar de emplazamiento de los grabados, pero mantienen las mismas
características. El sitio El Salto-2 ha sido interpretado como un campamento
minero de tiempos prehispánicos, posteriormente reclamado por arrieros y/o
pirquineros en época subactual (Ratto et
al., 2024).
El emplazamiento a nivel y la
existencia de rocas no grabadas de similar litología en los alrededores limitan
la visibilidad. Sin embargo, las dimensiones y morfología de algunos de los
bloques (I y II) y la agregación de otros en un espacio de 10 m lineales
(bloques III, IV, V y VI por un lado y bloques VIII y IX, por otro) permite la
inter-visibilización y convocan la atención del observador que circula por la
terraza.
Figura 2: A la izquierda,
vista aérea del lugar de emplazamiento del sector con mayor cantidad de bloques
grabados sobre la terraza fluvial. A la derecha: (a) vista panorámica de las
laderas con minerales y la terraza donde se ubican los grabados; (b) mortero
múltiple con posibles chancadores en sus bocas; (c) bloque II con gran cuña en
cara cenital; (d) bloques V y VI; (e) bloque X.
Fuente: Proyecto Arqueológico Chaschuil-Abaucán (PACh-A).
No todos los bloques
grabados tenían plena visibilidad superficial. Al respecto, los bloques III y
IV fueron en gran parte tapados por sedimentos fango-arcillosos de textura muy
fina, por lo que se procedió a su destape para constatar y registrar la
existencia o no de grabados en las caras sepultadas (Figura 3). Es posible que
el retransporte de los sedimentos que sepultó los bloques haya sido
consecuencia del movimiento de tierra por la apertura de la huella vehicular y
la posterior acción del agente agua, pero no estamos en condiciones de
afirmarlo.
Figura 3: Proceso de destape
de los bloques III y IV parcialmente sepultados. (a) vista del estado inicial
donde se observa el único segmento visible del bloque IV. (b) y (c) trabajos de
remoción del sedimento y la vegetación. (d) vista de los dos bloques ya destapados
donde se destaca el único sector del bloque IV que se visualizaba antes de
dichas tareas.
Fuente: Proyecto Arqueológico Chaschuil-Abaucán (PACh-A).
Los bloques grabados
definen cuerpos geométricos poliédricos irregulares con caras planas o curvas,
por lo que la orientación de las áreas sujetas a posible intervención visual
son variables. La altura de los bloques varía entre los 25 y los 140 cm (Tabla 1)
y la mayoría de ellos presenta más de una cara grabada (7:10) por lo que su
observación completa demanda la circulación del observador a su alrededor.
Estos mayormente se encuentran alineados siguiendo la orientación N-S del cauce
del río y se van detectando a medida que el observador va transitando por la
terraza, acercándose a cada uno de ellos.
Tabla 1: Características
básicas de los bloques grabados: dimensiones, cantidad de caras grabadas,
orientación y cantidad de motivos.
Bloque |
Dimensiones (en cm) |
N Caras grabadas |
Orientación |
N Motivos |
||
Largo máximo |
Ancho máximo |
Altura máxima |
||||
I |
95 |
120 |
130 |
1 |
W |
5 |
II |
240 |
250 |
125 |
4 |
NE |
23 |
S |
||||||
Cenital |
||||||
W |
||||||
III |
185 |
231 |
59 |
3 |
N |
27 |
Cenital |
||||||
E |
||||||
IV |
200 |
170 |
62 |
2 |
S |
16 |
Cenital |
||||||
V |
174 |
119,5 |
72 |
3 |
N |
6 |
E |
||||||
W |
||||||
VI |
250 |
185 |
140 |
2 |
N |
8 |
W |
||||||
VII |
220 |
190 |
35 |
3 |
N |
4 |
E |
||||||
Cenital |
||||||
VIII |
69 |
67 |
25 |
2 |
Cenital |
2 |
NE |
||||||
IX |
138 |
115 |
77 |
1 |
S |
1 |
X |
164 |
100 |
74 |
1 |
NW |
1 |
93 |
Fuente: Proyecto Arqueológico Chaschuil-Abaucán (PACh-A).
La totalidad de las
intervenciones realizadas permitieron registrar, luego de intensas tareas de
mejoramiento digital de las fotografías en gabinete, al menos 93 motivos
grabados por piqueteado distribuidos en los diez bloques de El Salto-1. Todos
estos grabados son prehispánicos, menos uno cuya temporalidad relativa se
relaciona con la reclamación del sitio El Salto-2 y remite a tiempos de
arrieros (ver más adelante). Todos los grabados presentan surcos muy
superficiales, con profundidades que oscilan entre 0,5 y 1,5 mm, y grados de
continuidad variables, lo que dificulta la identificación plena de sus
características tanto en terreno como en gabinete[1]. Sin
embargo, es probable que el grado de contraste entre figura y soporte haya sido
mayor en el momento de ejecución de los grabados.
Las imágenes grabadas
El repertorio
temático de cualquier conjunto expresivo supone una elección entre las
infinitas posibilidades que ofrece el mundo físico e imaginario. En este
recorte se ponen en juego procesos de selección e interpretación condicionados
social e ideológicamente y está por lo tanto cargado de significación (Gordillo
y Basile, 2019). Inicialmente, organizamos la descripción de las imágenes en
función de la posibilidad de reconocer en ellas sus modelos referentes a partir
de relaciones de semejanza formal sin que esto implicara suponer una intención
de realización de una copia mimética (Kusch, 1991) y sabiendo que esta
distinción reside en nuestra propia dificultad para detectar elementos que nos
permitieran remitir ciertos diseños no figurativos a algún modelo conocido por
nosotros (Aschero, 1975). Sobre el total de motivos identificados, el 72 %
corresponde a motivos no-figurativos (69:93) mientras que el 28 % a figurativos
(24:93).
Entre los motivos no
figurativos (69:93) predominan las figuras circulares en sus distintas
variantes (círculos simples, con damero, irradiados, concéntricos o adosados y
figuras libremente onduladas), registrándose con intensidad variable en siete
de los diez bloques grabados. También se registraron de modo más restringido
figuras escalonadas, cruces de contorno curvilíneo, una marca de ganado (sensu Podestá, Re y Romero Villanueva,
2011 y Podestá, com. Pers. 2023) y diversos trazos curvilíneos aislados que
parecen replicar las grietas naturales de las rocas y que posiblemente encaucen
el agua fluyendo sobre la superficie (sensu
Cornejo, 2023) (Tabla 2 y Figura 4).
Por su parte, los
motivos figurativos (24:93) tienen una baja frecuencia general y tienden a
concentrarse en dos de los siete bloques en que se registran. Este repertorio
está compuesto tanto por motivos simples que podemos considerar “realistas” ya
que recrean o aluden a referentes de existencia física, como por un conjunto de
motivos compuestos de carácter fantástico o quimérico, que consisten en
creaciones imaginarias que combinan elementos reales (Gordillo, 2020). Entre
los realistas se destacan los camélidos en sus diversas variantes (aislados,
agrupados, alineados o enlazados), las figuras humanas, un ave y las fauces de
un felino. Mientras que las imágenes quiméricas aluden a distintas mezclas
animales (camélidos serpentiformes o felinizados, serpientes felinizadas,
felino-ave) en las que atributos felínicos se integran en las combinaciones,
incluyendo casos en los que se sugiere la transformación de humanos en jaguares
o uturuncos (sensu Podestá, 2023; Cornejo, 2023) (Tabla 2 y Figura 4).
Tabla 2: Clasificación y
cuantificación del repertorio temático registrado en cada uno de los bloques
grabados de El Salto-1.
Repertorio temático |
Bloque |
Total |
|||||||||||
I |
II |
III |
IV |
V |
VI |
VII |
VIII |
IX |
X |
||||
Geométricos |
Trazos
Lineales |
Trazos rectilíneos
y/o curvilíneos simples |
|
3 |
3 |
|
2 |
|
|
|
1 |
|
9 |
Figuras
Circulares |
Circunferencias
con damero |
1 |
1 |
|
|
|
|
|
|
|
|
2 |
|
Círculo
simple con radios interiores |
|
9 |
3 |
1 |
2 |
|
1 |
|
|
|
16 |
||
Círculo
concéntrico |
|
2 |
2 |
|
|
4 |
|
|
|
|
8 |
||
Círculo
irradiado simple (soles) |
|
1 |
|
|
|
|
|
|
|
|
1 |
||
Círculos
tangentes o adosados |
|
|
10 |
|
|
|
|
|
|
|
10 |
||
Espirales
|
1 |
|
|
|
1 |
|
|
|
|
|
2 |
||
Figuras
libremente onduladas |
2 |
5 |
|
3 |
|
1 |
1 |
|
|
|
12 |
||
Figuras
Cruciformes |
Cruciformes
dobles contorneados - cruz de contorno curvilíneo |
|
1 |
1 |
1 |
|
|
|
|
|
|
3 |
|
Figuras
Escalonadas |
Escalonados
simples o dobles |
|
|
1 |
1 |
|
2 |
|
|
|
|
4 |
|
Clepsidras |
1 |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
1 |
||
Marcas
de ganado |
Marcas
de ganado |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
1 |
1 |
|
Total no-figurativos |
69 |
||||||||||||
Simples y "realistas” |
Camélidos |
Camélidos,
cuerpo angosto, lineal, cuatro patas (aislados, enlazados, en sucesión) |
|
|
3 |
5 |
|
|
2 |
|
|
|
10 |
Zoomorfos
indet. |
Zoomorfos
indet. |
|
|
|
2 |
|
|
|
|
|
|
2 |
|
Aves |
Aves |
|
|
1 |
|
|
|
|
|
|
|
1 |
|
Figuras Humanas |
Con
atavíos (tocados o elementos pectorales) |
|
|
1 |
|
|
|
|
|
|
|
1 |
|
Humanas
simples |
|
|
1 |
|
|
|
|
|
|
|
1 |
||
Felino |
Fauces |
|
|
1 |
|
|
|
|
|
|
|
1 |
|
Compuestos y “quiméricos” |
Camélido-Serpiente |
Camélido
Serpentiforme |
|
|
|
|
|
|
|
1 |
|
|
1 |
Serpiente-Felinizada |
Serpientes
de cabeza simple o bicéfala (anfisbenas) con fauces felínicas |
|
|
|
|
1 |
1 |
|
|
|
|
2 |
|
Camélido-Felino |
Camélidos
con colas o fauces |
|
|
|
1 |
|
|
|
1 |
|
|
2 |
|
Felino-Ave |
Cabeza
felínica reversible |
|
|
|
1 |
|
|
|
|
|
|
1 |
|
Humano-Felino |
Felinos
humanizados |
|
1 |
|
1 |
|
|
|
|
|
|
2 |
|
Total figurativos |
24 |
||||||||||||
TOTAL |
5 |
23 |
27 |
16 |
6 |
8 |
4 |
2 |
1 |
1 |
93 |
Fuente: Proyecto Arqueológico Chaschuil-Abaucán (PACh-A).
Figura 4: Repertorio temático
grabado en los bloques de El Salto-1. Los dibujos del ave, una de las figuras
humanas, el felino-ave reversible y dos de los felinos humanizados realizados
por Mariano Cornejo.
Fuente: Proyecto Arqueológico Chaschuil-Abaucán (PACh-A).
Este repertorio se
despliega con intensidad diferencial en los distintos bloques ya que algunos de
ellos condensan la mayor cantidad de imágenes con frecuencias de 16 a 27
motivos grabados en forma extendida en sus distintas caras entre las que, en
algunos casos, existe continuidad gráfica (bloques II, III y IV, Figura 5a). En
contraste, hay otros en los que se registran frecuencias mucho menores que no
superan los 8 grabados (bloques I, V a X, Figura 5b).
Figura 5: Foto y calco de los
grabados de los bloques: (a) IV, luego de su destape y (b) VII.
Fuente: Proyecto Arqueológico Chaschuil-Abaucán (PACh-A).
La temporalidad de
las imágenes
Durante el registro
en el campo y el posterior análisis en gabinete se observaron muy pocas
diferencias en las tonalidades de las pátinas de los diferentes motivos
ubicados en caras con orientaciones comparables. Las escasas diferencias
observadas que abonan la idea de reutilización de estos soportes en el tiempo
están acotadas a los bloques III, V y VI. Se trata de algunos círculos
concéntricos (2:8), figuras circulares en damero (2:2) y trazos curvilíneos
(1:9) que presentan pátinas más oscuras que el resto de los motivos grabados en
la misma cara. Cabe recordar que los bloques III y IV se encontraban parcialmente
sepultados al momento del relevamiento por lo que el proceso acrecional, que
resultó en la formación de la pátina en el resto de los soportes y en las caras
expuestas de estos mismos bloques, no ocurrió en los sectores protegidos por el
sedimento imposibilitando su evaluación. No estamos en condiciones de estimar
el momento preciso de ocurrencia del retransporte de sedimentos que los sepultó
por lo que no podemos evaluar el tiempo que estuvieron expuestos a los agentes
climáticos.
Asimismo, al igual
que en el resto de los sitios rupestres locales, también es característica de
los grabados de El Salto-1 la muy baja frecuencia de superposiciones y los
únicos casos registrados corresponden a la categoría de superposiciones mínimas
definidas por Re (2016). Al respecto, en la cara norte del bloque II,
intensamente intervenida, un conjunto de trazos curvilíneos libremente
ondulados se superpone mínimamente a una cruz de contorno curvilíneo y a un
círculo con radio interior. Sin embargo, en ninguno de estos casos existen
claras diferencias de pátina entre los motivos superpuestos por lo que
estimamos que los eventos no habrían estado muy distanciados en el tiempo. Si
bien es probable que estas superposiciones hayan sido accidentales, su
existencia también indica que se habría buscado ubicar las nuevas imágenes
cerca de las existentes en la misma cara de la roca. En términos generales, y
dado que sabemos que la producción rupestre es resultado de eventos de grabado
sucesivos en un tiempo difícil de precisar (sensu
Aschero, 2006), vemos que en El Salto-1 hay una decisión de reutilizar los
bloques que condensan la mayor cantidad de grabados (II, III y IV) pero
respetando cuidadosamente las intervenciones previas sin superponerse ni
obliterarlas.
La escasez de
superposiciones y de diferencias en la tonalidad de las pátinas dificultan el
ordenamiento temporal de los grabados. Sin embargo, algunas de las imágenes
relevadas en El Salto-1 brindan elementos diagnósticos que resultan comparables
con motivos registrados en otros sitios locales (Basile, 2012, 2013; Ratto et al. 2018, entre otros) o
extra-regionales (Aschero, 2000, 2006, entre otros) con dataciones establecidas
y nos permiten postular su asignación cronológica relativa.
Al respecto, en los
bloques II, III y VI se registraron al menos ocho círculos concéntricos, un
tipo de motivo que está presente con mucha intensidad en el sitio Grabados de
Las Papas. Este fue adscripto a momentos iniciales del primer milenio en
función de las diferencias de pátinas registradas (Ratto y Basile, 2012-2014;
Ratto et al. 2018). En El Salto-1
algunos de esos motivos (3:8) presentan incluso pátinas más oscuras indicando
posiblemente un momento inicial de marcado al menos de las caras de esos
bloques.
Por su parte, la
ejecución de cantidad de círculos adosados (bloque III), cruces de contorno
curvilíneo (bloques II, III, IV) camélidos de tipo lineal esquemático, de
cuatro patas rectas y cabeza de perfil (bloques III, IV, VII, Figura 6f), los
camélidos felinizados con colas enroscadas (bloques IV y VIII), un camélido
serpentiforme (bloque VIII, Figura 6b), las serpientes con fauces (bloques V y
VI, Figura 6c), las cabezas felínicas y los felinos humanizados (bloques II;
IV, Figura 6a y d) son representaciones de amplia dispersión durante el
Formativo del NOA y se corresponden con las conocidas en otros sitios de la
región como Suripotrero, Alero Peña Abajo 1 y Los Morteros, en los que fueron
adscriptos en forma relativa al primer milenio de la era (Ratto y Basile, 2009;
Basile, 2012; Ratto y Basile, 2012-2014, entre otros). Particularmente las
figuras felínicas y las combinaciones de animales con atributos felínicos en
general son referentes muy recurrentes dentro del discurso visual Aguada que
recorre distintos soportes móviles (cerámica, metales, roca) y fijos (arte
rupestre) a partir de mediados del primer milenio (González, 1974; Gordillo,
2010; Gordillo y Basile, 2019; Cornejo y Podestá, 2022; Podestá, 2023, entre
otros).
En los bloques II y
IV destaca el registro de figuras felinizadas que interpretamos como síntesis
de la figura del uturunco (humano-felino) (sensu
Podestá, 2023 y Cornejo, 2023) o “enmascarado” (Gordillo, 2020), alusiones
simplificadas o geometrizadas a la figura del jaguar y al mismo tiempo al ser
fantástico que resulta de la mezcla o consustanciación de la humanidad y la
felinidad (Podestá, 2023; Vitry, 2023): (i) fauces saliendo de la grieta
natural que atraviesa la roca soporte (Figura 6d); (ii) una cabeza dentada con
grandes mandíbulas que incluye, escondida sutilmente dentro de su diseño, un
ave (Figura 6a); y (iii) figuras humanas lineales de cuerpo completo con
atributos felínicos (fauces) (Figura 6e). Por su parte, las anfisbenas son
definidas por Cornejo y Podestá (2022) como líneas ondulantes que unen dos
polos distantes entre sí y se registran en El Salto en baja frecuencia (bloques
V y VI) e integran en su diseño elementos propios de las cabezas felinas,
particularmente las fauces (Figura 6c). La construcción de estas figuras
ambiguas, reversibles y alternas según el punto de vista empleado (Gordillo y
Basile, 2019) aluden al conocimiento profundo del código y del repertorio por
parte de realizadores y destinatarios (humanos y no humanos). Es un recurso muy
frecuentemente empleado dentro del corpus visual Aguada que evoca la dualidad y el juego
de los opuestos dentro de la propia imagen (Gordillo, 2020).
Figura 6: Selección de
imágenes diagnósticas grabadas en El-Salto-1: (a) felino-ave reversible del
bloque IV, vista en posición frontal y rotada 180° donde se destaca el ave
incorporada en la figura felínica y ejemplos de combinaciones similares en
alfarería y arte rupestre Aguada (tomadas de Gordillo, 2010 y Gordillo y Basile,
2019); (b) humanos felinizados de los bloques II y IV e imágenes semejantes
grabadas en la Cueva de los Felinos, Salta (tomadas de Vitry, 2023 y Cornejo,
2023); (c) Serpiente camélido del bloque VIII e imagen similar grabada en el
sitio Suripotrero; (d) Fauces del bloque IV y hacha de bronce Aguada (tomada de
Gordillo, 2010); (e) Serpiente felinizada del bloque VI e imagen similar
grabada en Cerro Blanco, San Juan (tomada de Cornejo y Podestá, 2022) y olla
Aguada negro grabada del valle de Ambato, Catamarca (tomada de Gordillo, 2010);
(f) camélidos del bloque VII e imágenes similares grabadas en los sitios Los
Morteros y Suripotrero.
Fuente: Proyecto Arqueológico Chaschuil-Abaucán (PACh-A).
Por último, en el
bloque X registramos una figura que presenta similitudes con aquellas
interpretadas como reproducciones grabadas de las marcas de ganado estampadas
en el anca de los animales (Podestá et
al., 2011). En este caso se trata de una inicial doble unida en uno de sus
extremos que presenta pátina clara, destacándose a la distancia por su alto
contraste con el soporte. Resulta interesante señalar que este motivo, si bien
está grabado de modo muy superficial (1,1 mm) presenta un surco despejado, sin
corteza y continuo que genera trazados limpios y de anchos controlados,
marcando ciertas diferencias técnicas respecto del resto de los grabados
prehispánicos del sitio.
En síntesis, todo
indica que, independientemente de la bajísima frecuencia de superposiciones y
de diferencias de pátina existentes entre sus grabados, los bloques de El
Salto-1 habrían sido intervenidos en forma recurrente y con intensidad variable
a lo largo del tiempo. A modo de hipótesis planteamos que el grabado de estos
bloques inicia con la realización de una muy baja frecuencia de imágenes que
presentan pátinas más oscuras y han sido adscritas en otros sitios locales a
inicios del primer milenio (círculos concéntricos -3:93-y en damero -2:93-,
bloques I, II y III). La intensidad de la intervención visual se potencia en la
mayoría de los bloques del sitio (II-III-IV-V-VI-VII y VIII) hacia el siglo VII
de la era con el grabado de la mayoría de las imágenes diagnósticas descriptas
(camélidos de cuatro patas, figuras felínicas y felinizadas, anfisbenas, cruces
de contorno curvilíneo, camélido serpentiforme). Esa intervención parece
discontinuarse hacia momentos tardíos y de conquista incaica, no registrándose
ningún grabado que pueda ligarse a estos momentos, y culmina con la marca de ganado
grabada en el bloque X que se ubica en un único soporte distinto de los
intervenidos en tiempos prehispánicos.
Discusión
El registro de los
grabados de El Salto-1 es altamente sugestivo para el oeste de tinogasteño,
donde el arte rupestre se presenta disperso y en bajas proporciones.
Consideramos que no es un hecho menor su emplazamiento en una zona con rica
mineralización, principalmente de estaño, su asociación con morteros con
profundidades superiores a aquellas que se relacionan con la actividad de
molienda de granos (Giovannetti, com. Pers. 2024), machacadores pesados que
presentan dimensiones y pesos similares a aquellos reportados y vinculados con
la actividad minera (Ratto et al.,
2024) y un sitio habitacional, interpretado como campamento minero. Esta
situación es por primera vez registrada en la vertiente oriental de las Sierras
de Fiambalá para las sociedades del primer milenio de la era, dado que en la
vertiente occidental habíamos interpretado la relación entre el sitio rupestre
Los Morteros y la mina de cobre Pachamama como un lugar de demarcación y
control de recursos minerales para el mismo momento de la historia regional
(Ratto et al., 2021, 2023). Por lo
tanto, la nueva evidencia de El Salto-1 apoya con más fuerza la relación espacial,
alrededor del siglo VII de la era, entre el arte rupestre y los espacios
mineralizados del oeste tinogasteño.
En El Salto-1 si
bien, como vimos, se registran imágenes de tiempos distintos, se reitera, al
igual que en Los Morteros, este incremento de la intensidad de intervención
visual hacia mediados del primer milenio evidenciada en la cantidad de imágenes
ligadas al discurso visual Aguada (felinos y figuras felinizadas). Estos
aspectos se relacionan con el registro de un conjunto cerámico de estilo
Aguada, escaso pero presente tanto en asociación con los grabados y morteros
como con las estructuras arquitectónicas de El Salto-2.
En función de la
información presentada planteamos como hipótesis de trabajo que los grabados
del sitio El Salto-1 están relacionados con la defensa y regulación del acceso
a la extracción de los minerales disponibles en el área (sensu Cabello, 2017). Al respecto, si bien el repertorio es el
esperado para los sitios locales contemporáneos, se registran aquí como
novedad, distintas imágenes quiméricas que evocan la transformación del humano
en felino. Estas representaciones denominadas “uturuncos” están definidas por
la presencia de rasgos como manchas, cola, garras, grandes mandíbulas y boca
dentada. Pueden mostrarse conformando una figura completa o disociados, como
símbolos que aluden a su presencia. En algunos casos se presentan resueltas de
modo muy detallado y resultan claramente visibles. En otros se resuelven como
síntesis formales, construidas por trazos lineales simples y están ocultas
dentro de intrincadas transformaciones, resultando difíciles de detectar para
nuestros ojos no entrenados (González, 1974; Cornejo, 2023; Podestá, 2023).
Representaciones de uturuncos se han registrado en diversos soportes expresivos
móviles (cerámica, parafernalia alucinógena, tejidos, metales) y fijos en
distintos sectores del noroeste argentino a partir de mediados del primer
milenio. Grabados o pintados se desplegaron en los aleros inmersos en los
bosques de cebil de Ancasti o Las Juntas (Nazar, De la Fuente y Gheco, 2014;
Nielsen, Podestá, Falchi, Avalos, López y Vázquez, 2022), en lugares de
encuentro o cruce de caminos o ríos (Cerro de Los felinos, Vitry, 2023) y en
sitios ligados a distintos tipos de actividades productivas tales como canteras
líticas (el Sunchal de Ciénaga Grande, Vitry, 2023) o áreas con presencia de
minerales (Cueva Inca Viejo, López, Seguí y Solá, 2021). Salvo algunas
excepciones (Cerro de Los Felinos, Salta, Vitry, 2023), suelen presentarse en
bajas proporciones, pero destacan por su gran pregnancia visual ligada a un
tamaño destacado, a un trazo más cuidadoso o a su ubicación particular
(Podestá, 2023).
Este tipo de
representaciones han sido interpretadas de modos diversos que suelen coincidir
en que en ellas se manifiesta la transformación humano-felínica que abre la
posibilidad de acceder a las cualidades distintivas de estos animales: su
sagacidad, destreza, astucia, fuerza y velocidad (Pastor, Recalde, Ocampo,
Tissera y Chiavassa Arias, 2015). De esta manera, estos relatos gráficos aluden
y a la vez accionan o vehiculizan, en el marco de celebraciones y ofrendas
colectivas, la transformación de guerreros o mineros en uturuncos para aumentar
su poder y valor en batalla o resistir las penurias de una labor hostil
(Podestá, 2023; Pastor et al. 2015;
López et al. 2021, entre otros).
Imágenes semejantes se han reportado pintadas o grabadas tanto en contextos
ligados a la minería metalífera como no metalífera (San Francisco y Ballester,
2010; López et al., 2021; Cabello,
2017) En la misma sintonía se ubican los relatos que fueron registrados por
Bouysse-Cassagne (2005), seguramente resignificados y atravesados por la
conquista española, en documentos del siglo XVI y XVII que aluden a los cultos
al uturunco entre los mineros del sur andino (Collao y de Charcas, Bolivia) al
que le pedían su fuerza luego de haber consumido tabaco, bebido y bailado
durante días y noches seguidas antes de penetrar en la mina.
Las imágenes que
evocan la transformación humana en felinos no tienen antecedentes dentro del
repertorio rupestre local, por lo que consideramos que su registro en El
Salto-1 resulta sintomático, ya que podrían connotar ceremonias propiciatorias
para el buen destino y la incorporación de la fuerza, la vista y la destreza
necesarias para el desarrollo de la actividad minera y la ejecución de las
diferentes etapas de su cadena operativa (González, 2002). Imaginamos que estas
tareas estaban en manos de partidas recurrentes de personas que conocían
profundamente los procesos de trabajo ligados a la actividad
minero-metalúrgica. En esta dirección, proponemos que el espacio rupestre de El
Salto-1 fue un lugar marcado visualmente, en los morteros profundos se habría
realizado el chancado de rocas graníticas con inclusiones de minerales de
estaño, tipo casiterita, para separar el mineral de la ganga (Catalano, 1930; Idoyaga, 1995). Al no
contar con evidencia de actividades metalúrgicas en el sitio (restos de hornos,
escorias, crisoles) asumimos que la casiterita habría sido traslada a otros
espacios donde se realizó la fundición, posiblemente lugares de vivienda
permanente (aldeas). Es interesante que 5 km aguas abajo del río El Salto se
encuentra el ingreso de la quebrada del Paraguay, en dirección este-oeste, que
permite conectar con la vertiente occidental de la serranía de Fiambalá,
específicamente con el barreal de la Troya donde estuvo emplazada la aldea
LT-V50, con dataciones entre los siglos VII-VIII (Feely y Ratto, 2009; Ratto y
Feely, 2020). Recientemente hemos encontrado evidencia de un horno metalúrgico
y escorias dentro del espacio residencial de la aldea, junto con otros
destinados a la cocción cerámica (Ratto et
al., 2024). Toda esta nueva información está en proceso de análisis de
distinto tipo. Sin embargo, la hipótesis planteada requiere una aclaración. La
bibliografía especializada establece que los marayes se usaban para moler las rocas, pero su registro es a partir
del siglo XV, además de haber sido utilizados para procesar principalmente
minerales no-estanníferos como oro (Angiorama y Becerra, 2021) y modelos
experimentales han sido empleados para reducir carbonato de cobre y galena (Cruz,
Angiorama, Becerra, Braticevic y Comunidad Aborigen Atacama de Cobres, 2021). Por lo tanto, consideramos
parsimonioso mantener la hipótesis hasta tanto ahondemos en la realización de
estudios arqueométricos, tanto en las piezas activas y pasivas usadas en la
molienda de la mena.
En conclusión, los grabados de El
Salto-1 presentan un repertorio particular que, por su ubicación cercana a la
mina Vil Achay, estaría acompañando la presencia de grupos de personas que con
cierta regularidad se asentaban en las estructuras de El Salto-2, para el
procesamiento de los minerales extraídos y su trasladado a los lugares de
fundición y preparación de los objetos en los fondos de valle. Es elocuente la
ubicación de este sitio, los minerales, los uturuncos grabados, los morteros
profundos con los chancadores y el posible campamento minero, lo cual nos
habilita e impulsa para seguir investigando las relaciones de este sitio con la
minería prehispánica en la historia regional. Aún no tenemos evidencia, ni
entre las imágenes grabadas ni entre la alfarería dispersa en superficie, de
materiales asignables a momentos tardíos e incaicos, situación que también
hemos registrado en Los Morteros (Ratto et
al., 2021). Sabemos que es hacia mediados del primer milenio cuando se
inicia la preparación de la aleación de cobre y estaño para la producción de
objetos de alto valor simbólico estilo Aguada (placas, cetros y hachas sensu González, 2002). Esta innovación
tecnológica marca la trayectoria de la metalurgia del NOA en los siglos
posteriores y la importancia de la explotación del estaño a partir de esos
momentos a nivel extra-regional se potencia indiscutiblemente (Ratto et al., 2023). Por lo tanto, debemos
seguir completando este rompecabezas, avanzando en la definición del modo en
que se reconfigura el paisaje regional de recursos mineros para las sociedades
tardías e incas, donde el conector de la Cuesta de Zapata adquiere un rol
fundamental para articular con los valles del oriente. Las formas de significar
los espacios son diversas y estas imágenes potentes bien pueden haber invocado
el respeto y la decisión de no intervenir estos lugares ya marcados,
manteniendo su vigencia e incorporándolas en las narrativas y tramas de
relaciones posteriores.
Agradecimientos
Las autoras agradecen
muy especialmente a Mercedes Podestá y Mariano Cornejo por su ayuda para la
identificación de los “uturuncos”, a Mariano además por su generosidad para
brindarnos sus dibujos apasionados. A Carlos Aschero siempre. A Carlos
Buslaiman y Edgar Nieva por compartir con nosotras la ubicación de estos
grabados, su compañía y apoyo fundamental en las tareas en terreno y visita a
la mina Vil Achay. A Martín Orgaz, Luis Coll y Anabel Feely por su ayuda en el
relevamiento y a Augusto Ronchetti Ratto por su valioso registro fotográfico
del proceso. A Pablo Cruz por ayudarnos a pensar. A los colegas Catherine
Westfall, José Blanco, Benjamín Ballester y Alex San Francisco por brindarnos
las lecturas que fuimos solicitando. A Ignacio Garibaldi y al Museólogo Jorge
Pedemonte por colaborar con la identificación del casquillo y a Carlos Landa
por el contacto. A Luis Coll le agradecemos su paciencia para la preparación
del mapa y la ortofoto presentados en las Figuras 1 y 2. Por último,
agradecemos a la Comisión Organizadora del IV CONAR por la invitación a
participar del evento y de esta publicación. A los evaluadores anónimos por sus
comentarios y sugerencias. Este trabajo y las campañas de relevamiento fueron financiadas
por los proyectos: PICT 2019-0618 (ANPCyT), PIP 0915 (CONICET) y UBACYT
20020220300065BA (UBA).
Bibliografía
Álvarez, M., y Fiore,
D. (1995). Recreando imágenes: diseño de experimentación acerca de las técnicas
y los artefactos para realizar grabados de arte rupestre. Cuadernos, 16, 215-239.
Angiorama, C. (2001). De metales, minerales y yacimientos. Contribución al
estudio de la metalurgia prehispánica en el extremo noroccidental de Argentina.
Estudios Atacameños, 21, 63-87.
Angiorama, C. y Becerra F.
(2021). Minería y metalurgia prehispánica en el Noroeste Argentino: una
puesta al día de las evidencias arqueológicas recuperadas en la actual
provincia de Jujuy. Estudios Atacameños.
Arqueología y Antropología Surandinas, 67, e4471. https://doi.org/10.22199/issn.0718-1043-2021-0030
Aschero,
C. (1975). Motivos y objetos decorados del sitio precerámico Inca Cueva 7
(provincia de Jujuy). Antiquitas,
20-21, 2-7.
Aschero,
C. (1988). Pinturas rupestres, actividades y recursos naturales: un encuadre
arqueológico. H. Yacobaccio (Ed.) Arqueología
Contemporánea Argentina. Actualidad y Perspectivas, Ediciones Búsqueda,
109-145.
Aschero,
C. (1999). El arte rupestre del desierto puneño y el Noroeste Argentino. J.
Berenguer y F. Gallardo Ibáñez (Eds.) Arte
Rupestre en los Andes de Capricornio, Museo Chileno de Arte Precolombino,
97-136.
Aschero,
C. (2000). Figuras humanas, camélidos y espacios en la interacción
circumpuneña. M. Podestá y M. D. Hoyos (Eds.), Arte en las rocas: arte rupestre, menhires y piedras de colores en
Argentina, Sociedad Argentina de Antropología, Asociación Amigos del
Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano, 15-44.
Aschero,
C. (2006). De cazadores y pastores. El arte rupestre de la modalidad río
Punilla en Antofagasta de la Sierra y la cuestión de la complejidad en la Puna
Meridional argentina. D. Fiore y Podestá M. M. (Eds.) Tramas en la Piedra. Producción y usos del arte rupestre, Asociación
Amigos del Instituto Nacional de Antropología (AINA), World Archaeological
Congress (WAC) y Sociedad Argentina de Antropología, 103-140.
Basile,
M. (2011). Continuidades y Rupturas en
las Representaciones Plásticas del Formativo (ca. 200 AD) a la Ocupación
Incaica (ca. 1480 AD) en la Región de Fiambalá (Pcia. de Catamarca). Tesis inédita
para optar al título de Doctora en Arqueología, Facultad de Filosofía y Letras,
Universidad de Buenos Aires.
Basile,
M. (2012). Imágenes, recursos
visuales y soportes: un recorrido por las manifestaciones rupestres de la
región de Fiambalá (Catamarca). Relaciones
de la Sociedad Argentina de Antropología, 37(2), 413-434.
Basile,
M. (2013). Las manifestaciones plásticas de la región de Fiambalá: cambios y
continuidades entre los siglos V al XV. N. Ratto (Comp.), Delineando prácticas de la gente del pasado: Los procesos
socio-históricos del oeste catamarqueño, Serie Publicaciones, Sociedad
Argentina de Antropología, 177-250.
Basile,
M. y Ratto N. (2011). Colores y surcos. Una propuesta metodológica para el
análisis de las representaciones plásticas de la región de Fiambalá (Tinogasta,
Catamarca, Argentina). Boletín del Museo
Chileno de Arte Precolombino, 16(2), 75-88.
Basile,
M. y Ratto, N. (2012-2014). Conectores marcados durante el primer milenio d.C
en el oeste tinogasteño. Los grabados de Suri Potrero y Los Morteros
(Catamarca). Mundo de Antes, 8, 61-82.
Basile,
M. y Ratto, N. (2015). Images in time: an overview of rock art manifestations
in the Fiambalá region (Catamarca, Northwestern Argentina). Expression, 8, 8-14.
Basile,
M., Ratto, N., Coll, L. y Miyano J.P. (2021). Escasos pero emblemáticos: los
grabados del sitio piedra escrita en la región de Fiambalá (Catamarca,
Argentina). Cuadernos del INAPL, 9(1),
22-35.
Bouysse-Cassagne,
T. (2005). Las minas en el Centro-Sur andino, los cultos prehispánicos y los
cultos cristianos. Bulletin de L’Institut
Francaise d’ Études Andines 34(3), 443-462.
Cabello,
G. (2017). Marcando Yacimientos: Pinturas
rupestres y minería en la región de Atacama, Chile (600-1300 d.C.). Tesis
inédita para acceder al título de Doctora en Arqueología, Facultad de Filosofía
y Letras, Universidad de Buenos Aires.
Catalano,
L. (1930). Yacimientos de Estaño (Casiterita) de la Sierra de Fiambalá,
Catamarca. Estudio Geológico-Económico. Publicación
N° 81. Dirección General de Minas, Geología e Hidrogeología. Ministerio de
Agricultura de la Nación. Buenos Aires.
Cornejo,
M. (2023). Los Uturuncos del Cerro de los Felinos. M. Cornejo (Ed.) Uturuncos. Un itinerario desde el Cerro de
los Felinos, Mundo Gráfico Salta Editorial, 115-244.
Cornejo,
M. y Podestá M. (2022). La anfisbena en
el bestiario rupestre. Gráfica y símbolo en Santa Rosa de Tastil. Comechingonia. Revista de Arqueología,
Vol. 26 (1), 167-192.
Criado
Boado, F. (1999). Del Terreno al Espacio: Planteamientos y perspectivas para la
arqueología del paisaje. Criterios y convenciones en arqueología del paisaje. Capa 6, 1-55.
Cruz, P., C. Angiorama, F. Becerra, S. Braticevic y
Comunidad Aborigen Atacama de Cobres (2021). La mina de Cobres (puna de Salta,
Argentina) y la producción de metales en baja escala durante los periodos
prehispánico y colonial. Nuevo Mundo
Mundos Nuevos [En línea], Débats, https://doi.org/10.4000/nuevomundo.83406
Falchi,
M., M. Podestá, D. S. Rolandi, A. Re y Torres M. A. (2011). Arte rupestre entre
las sierras y los llanos riojanos: Localidad Arqueológica Palancho. Comechingonia. Revista de Arqueología, 15,
39-63.
Feely,
A. y Ratto N. (2009). Variaciones de los conjuntos cerámicos de unidades
domésticas: aldeas y puestos formativos del bolsón de Fiambalá (ca. 1500-1300
A.P.). N. Ratto (Comp.) Entrelazando
Ciencias: Sociedad y ambiente antes de la conquista española, EUDEBA,
99-129.
Fogliata,
A. y J. Ávila (2004). El yacimiento de estaño Vil Achay, Catamarca. Rev. Asoc. Geol. Argent, vol.59, 83-90.
González, A. R. (1974). Arte,
estructura y arqueología. Ediciones Nueva Visión, Buenos Aires.
González, L. (2002). A sangre y fuego. Nuevos datos sobre la
metalurgia Aguada. Estudios Atacameños,
24, 21-37.
Gordillo,
I. (2010). La imagen del felino en la
America Precolombina. Union Académique Internationale. Corpus Antiquitatu, Americanensium. Argentina VIII. Academia Nacional de Historia.
Gordillo, I. (2020). De quimeras y transformaciones:
arqueología del arte y figuras polisémicas en los Andes del Sur. V. Solanilla
Demestre (Ed.) Congreso Internacional sobre
Iconografía Precolombina, Barcelona
2019. Actas, Zea Books, 204-216.
Gordillo, I. y Basile M. (2019). Los unos y los otros:
contraposición y reflexiones sobre el universo expresivo del NOA prehispánico. Boletín del Museo Chileno de Arte
Precolombino, 24 (1), 153-179.
Idoyaga,
M. G. (1995). Caracterización tectónica y
metalogénica de los depósitos estanníferos argentinos. Tesis inédita para
acceder al título de Doctor en Ciencias Geológicas, Facultad de Ciencias
Exactas y Naturales, Universidad de Buenos Aires.
Kusch, F. (1991). Forma, diseño y figuración en la cerámica
pintada y grabada de La Aguada. M. M. Podestá, M. I. Hernández Llosas y S.
Renard de Coquet (Eds.) El arte rupestre
en la arqueología contemporánea, Sociedad Argentina de Antropología, Asociación
Amigos del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano,
14-24.
López, G., Seguí, S. T., y Solá P. (2021). Arte rupestre
prehispánico en un sitio minero, ritual y caravanero de la puna de Salta: el
caso de Cueva Inca Viejo en el contexto macroregional de los Andes Centro-Sur. Comechingonia, 25(3), 129–164.
Martel, A., Rodríguez, S., y Del Bel, E. (2012). Arte
rupestre y espacios de memoria: Las representaciones del sitio Confluencia
(Antofagasta de la Sierra, Catamarca, Argentina). Revista de Antropología, 25, 121-162.
Nazar, D. C., G. de la Fuente y Gheco L. (2014). Entre
cebiles, cuevas y pinturas. Una mirada a la estética antropomorfa del arte
rupestre de la Tunita, Catamarca, Argentina.
Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, 19 (1), 37-51.
Nielsen,
A. E., Podestá, M. M., Falchi, M. P., Avalos, J., López, M. L., y Vázquez, M.
(2022). Contextos sociales del arte rupestre del Cerro Cuevas Pintadas
(Guachipas, Salta, Argentina). Relaciones,
47 (1) 027. https://doi.org/10.24215/18521479e027
Pastor,
S., Recalde, A., M. Ocampo, L. Tissera y Chiavassa Arias, S. (2015). Chamanes y
guerreros, felinos: iconigrafía de transmutación del Noroeste de Córdoba (Argentina).
Boletín de la SIARB, 29, 71-85.
Podestá,
M. (2023). Historias de Uturuncos. Su imagen en los bestiarios rupestres del NO
argentino. M. Cornejo (Ed.) Uturuncos. Un
itinerario desde el Cerro de los Felinos, Mundo Gráfico Salta Editorial,
19-44.
Podestá,
M., Ré, A. y Romero Villanueva G. (2011). Visibilizando lo invisible. Grabados
históricos como marcadores idiosincráticos en Ischigualasto. L. Núñez y A.
Nielsen (Eds.), En ruta: arqueología,
historia y etnografía del tráfico surandino, Encuentro Grupo Editor,
341-372.
Ratto,
N. y Basile M. (2009). Un recorrido marcado: Los grabados de Suri Potrero
(Fiambalá, dpto. Tinogasta, Catamarca). N. Ratto (Comp.), Entrelazando Ciencias: Sociedad y ambiente antes de la conquista
española, Eudeba, 31-66.
Ratto,
N. y Basile M.
(2012-2014). Los grabados más septentrionales del oeste tinogasteño y su
conexión con la Puna sur (Catamarca, Argentina). Mundo de
Antes, 8, 195-212.
Ratto,
N., M. Basile y Feely A. (2012). Rutas y espacios conectados: las tierras altas
y bajas del oeste tinogasteño ca. 2000-1000 A.P. (Catamarca). Revista de Antropología Chilena, 26 (2),
33-58.
Ratto, N. y Feely A. (2020). Un barreal
con 2000 años de historia: La Troya, departamento Tinogasta, Catamarca. Revista del Museo de Antropología, 13
(2), 69-82.
Ratto, N., C. Méndez, P. Ciccioli, M.
Basile y Cruz P. (2024). Recursos minerales y procesamiento: primeras
aproximaciones a las etapas extractivas y mineralurgia en el sitio El Salto-1
(Departamento Tinogasta, Catamarca, Argentina). Enviado para su publicación en
el Dossier Especial del Boletín de la Sociedad Chilena de Arqueología.
Ratto,
N., M. Orgaz, L. Coll y Basile M. (2023). El estaño en el tiempo: diferentes
modos de uso y apropiación de los espacios mineros en los siglos VII al XVI
(departamento de Tinogasta, Catamarca, Argentina). Boletín de la Sociedad Chilena de Arqueología, 54, 255-280.
Ratto,
N., Orgaz, M. y Caletti S. (2000-2002). Relevamiento arqueológico del campo de
grabados de Guanchincito (Fiambalá, depto. Tinogasta, Catamarca), Cuadernos del INAPL, 19, 551-572.
Ratto,
N., M. Pichipil, J. Amado, J. Cechetto Baum y De Rosa H. (2021). Initial Study on the metallurgical Technology from western Tinogasta,
Catamarca, Argentina (I-XV CENTURIES CE). Historical
Metallurgy, 53(2), 62-75.
Ratto,
N., A. Rodríguez González, M. Basile, F.J. Pérez Torrado y Fernández Turiel J.
L. (2018). Arte rupestre y vulcanología: aporte para una cronología relativa de
los grabados de Las Papas (Dpto. Tinogasta,
Catamarca). Revista del Museo de
Antropología, 11(1),75-84.
Re, A. (2016). Superimpositions and attitudes towards
pre-existing rock art: a case study in southern Patagonia. R. Bednarik, D.
Fiore, M. Basile, G. Kumar y T. Huisheng (Eds.), Palaeoart and materiality: the scientific study of rock art, IFRAO,
15-30.
San
Francisco, A. y B. Ballester (2010). La economía y las representaciones. Ensayo
sobre la producción minero-metalúrgica durante el periodo medio en la región de
Atacama (III Región). Il Quattrocento, 4, 139-159.
Vergara, F. y Troncoso A. (2015). Rock art, technique
and technology: an exploratory study among hunter gatherer and agrarian
communities in prehispanic Chile (500 to 1450 a.D.). Rock Art Research, 32(1), 31-45.
Vitry,
C. (2023). Montañas, jaguares y caravaneros. Paisajes rupestres del Calchaquí Norte.
M. Cornejo (Ed.) Uturuncos. Un itinerario
desde el Cerro de los Felinos, Mundo Gráfico Salta Editorial, 93-112.
[1] Cabe aclarar que
algunos bloques necesitan un trabajo de análisis aún más profundo y la
aplicación de técnicas de tratamiento digital más específicas que han permitido
visualizar imágenes no vistas inicialmente. Estas tareas se encuentran aún en
proceso y están siendo desarrolladas por Mariano Cornejo.