RESEÑA
Ayrolo, V., Barral, M. E., & Wilde, G.
(Eds.). (2023). Catolicismos de la
colonia a la república: Nuevas miradas desde el sur (1.ª ed.). Rosario,
Argentina: Prohistoria Ediciones. 198 pp.
Catolicismos de la Colonia a la República: nuevas miradas desde
el Sur sintetiza las investigaciones
realizadas en el campo de los estudios del catolicismo en la Argentina durante
las últimas tres décadas. Los cuatro capítulos que lo componen ponen de
manifiesto el interés de sus principales historiadores por incorporar estas
líneas de trabajo dentro de una historiografía más general y las múltiples
posibilidades que habilitan los caminos ya transitados.
Inscripto en la renovación de los
estudios históricos de la religión que tuvo lugar en Latinoamérica durante los
últimos treinta años, el libro da cuenta de la formación de este ámbito de
estudio, señalando el carácter fortuito en el que algunos de sus historiadores
-procedentes de otras áreas- se encontraron
con los agentes y las instituciones católicas. Las trayectorias de estos
investigadores confluyeron en el grupo de estudios RELIGIO, creado en 1996 y
coordinado actualmente por los editores del libro. El grupo reúne especialistas
de diversas universidades nacionales e internacionales y se dedica al estudio del
catolicismo, con énfasis en los siglos XVIII y primera mitad del siglo XIX.
Desde esa perspectiva, el libro recupera la historia del campo en la
historiografía argentina a través de las miradas que sus autores han
contribuido a consolidar.
En el primer capítulo, La historia rural y regional: campos
fértiles para una nueva historia de la Iglesia (siglo XVIII y primera mitad del
XIX), María Elena Barral traza un recorrido que caracteriza la renovación
de los estudios sobre el catolicismo en Argentina en el ámbito de la historia
rural y regional. Recupera las propuestas de renovación de la historia agraria
en Nueva España surgidas hacia 1970, cuyo impacto en la historiografía
rioplatense -aunque con una recepción tardía y parcial- motivó nuevas preguntas
sobre la articulación social y la inserción patrimonial en espacios como la
campaña bonaerense, abriendo el camino hacia fuentes y temáticas vinculadas a
la Iglesia. Este giro implicó un distanciamiento de la historia eclesiástica
tradicional, dando lugar a las primeras obras sobre el catolicismo rioplatense
desde una perspectiva secular, con nuevos espacios, recortes y actores. La
autora profundiza en dos puntos de observación dentro de este ámbito: los curas
como intermediarios y las formas de la religiosidad. Su acercamiento muestra
cómo el análisis de las prácticas y agentes religiosos no sólo complejizó el
panorama de las vinculaciones derivadas del catolicismo, sino que permitió
entablar un diálogo con diversas ramas de la historia y con la demografía histórica.
En el segundo capítulo, Política e Iglesia. Del diálogo a la
escritura de la historia, Valentina Ayrolo aborda
la variedad de cauces que tomó la historia política renovada desde el siglo XX
y su relación con la transformación de los estudios sobre la Iglesia en
Argentina, señalando además la vinculación intrínseca entre ambas historias.
Esta se manifestó en trabajos que, influenciados por los nuevos enfoques
sociales, culturales y económicos, abordaron a los sacerdotes como agentes
cuyas actividades adquirieron proyecciones políticas más allá de lo religioso.
Diversos enfoques se destacan en estas líneas, como el estudio de los perfiles
clericales y el análisis de su participación tanto en los procesos
revolucionarios como en la posterior institucionalización del poder, aunque aún
persista cierta marginalidad respecto a su incorporación dentro de la
historiografía laica. Por otro lado, se
muestra cómo el cambio de paradigma sobre el poder habilitó nuevas líneas de
análisis acerca de la autoridad que ejercían los sacerdotes, desde el control
de la palabra en una cultura oral hasta su papel en la educación y la vida
comunitaria. El capítulo concluye destacando la necesidad de incorporar estas
miradas en las narrativas históricas generales.
En el tercer capítulo, Desafíos metodológicos y teóricos en la
agenda de la historia del catolicismo, Guillermo Wilde analiza la
pertinencia de los estudios sobre misiones de frontera en la agenda
historiográfica contemporánea. Aquel es un campo que desde la década de 1990 se
ha alejado de la visión apologética y restringida de la "historia de la
evangelización". Los avances en las fuentes elegidas, preguntas realizadas
e interpretaciones elaboradas le permiten comentar algunas temáticas
historiográficas más generales que podrían nutrirse de una relación más
estrecha con el trabajo sobre las misiones. El estudio de las conexiones
globales, la cuestión de los conocimientos y los saberes y del cuerpo como
espacios del ejercicio del poder, son los tres campos elegidos. El abordaje
incluye la vinculación previa que tienen los estudios sobre las misiones con
cada campo, a la que se suman las posibles conexiones a futuro entre ambos. De
esta manera, el autor logra comunicar la riqueza de la corriente que ha
trabajado las misiones al mismo tiempo que muestra lo que tienen para ofrecer
las interpretaciones generales de procesos culturales actuales.
El
cuarto capítulo, Desafíos metodológicos y
teóricos en la agenda de la historia del catolicismo, adopta un carácter coral al contar con ensayos de
especialistas de diversas áreas e instituciones, tanto nacionales como
internacionales. Organizado por ejes temáticos, combina entrevistas,
reflexiones sobre trayectorias de investigación y balances historiográficos.
Algunas de las contribuciones se centran en aproximaciones
temático-conceptuales, especialmente en torno a los distintos giros que marcaron a las ciencias
sociales y su impacto en los estudios sobre religión. Entre ellos, Andrés Freijomil
examina la proliferación de estos giros desde la década de 1970 y cómo algunos
de ellos tendieron a reificar lo trascendental, para
luego proponer una historiografía renovada, menos centrada en las
continuidades. Claudia Damasceno Fonseca y Artur Barcelos exploran, desde diferentes contextos, las potencialidades
del giro espacial: Fonseca en relación con las dinámicas religiosas en Brasil y
Barcelos respecto de la evangelización jesuítica
entre los guaraníes. Por su parte, Edith Llamas Camacho aborda el giro material
a partir del vínculo entre evidencias arqueológicas y demandas políticas,
mientras que Vanina Scocchera
propone la corporeidad como una vía para ampliar los objetos y enfoques del
análisis religioso.
A ellos se suman enfoques aplicados,
como el que aborda el lugar de las mujeres en la Iglesia católica. Los trabajos
que lo componen realizan una revisión de la historiografía más relevante desde
distintas perspectivas y ofrecen perspectivas a futuro. Alicia Fraschina abre la sección con un estudio sobre monjas y
beatas bonaerenses entre los siglos XVII y XX, en el que analiza la vida
institucional y la dimensión subjetiva como dos concepciones complementarias de
la religiosidad femenina. Beatriz Vitar, por su parte, examina la
historiografía en torno a la actuación de las mujeres en el campo religioso
colonial a través de conventos, cofradías y congregaciones. Otros espacios,
como las casas de recogida en las misiones de frontera o el ámbito doméstico
-en los que las mujeres desplegaron prácticas relacionadas con la medicina- son
trabajados por María Elena Imolesi y Telma Chaile respectivamente,
quienes analizan la agencia femenina en estos escenarios.
El concepto de heterodoxia es
retomado por Facundo Roca y Anderson José Machado de Oliveira como herramienta
analítica para el estudio de las prácticas religiosas. Roca lo valora por su
capacidad para visibilizar la pluralidad existente dentro de sistemas
absolutistas, sin equiparar necesariamente su posición con la de la ortodoxia.
Machado de Oliveira, por su parte, examina la dispensa del "defecto de
color" como una forma específica que permite repensar categorías
tradicionalmente utilizadas para delimitar la inclusión o exclusión dentro del
orden religioso.
La entrevista de Fabian Fechner
-realizada por Guillermo Wilde- recoge algunas de las reflexiones del
historiador sobre la definición de la historia global, los vínculos con su
trabajo sobre la administración jesuítica en el Paraguay y las posibilidades de
articular diferentes campos hacia una historia verdaderamente global. Omar Svriz Wucherer analiza el estado
actual de este campo que continúa "de moda", lo que ha derivado en
una proliferación de trabajos al mismo tiempo que permitió una cierta dilución
del término. Frente a ello, propone un acercamiento desde el análisis de objetos
circulantes en conjunto con un esfuerzo teórico por aclarar el término global.
Por su parte, Alexandre Coello de la Rosa presenta puntos clave de su
investigación sobre la transformación de Manila en una sociedad confesional,
atendiendo a los vínculos entre actores metropolitanos y locales ligados a la
Iglesia.
Dentro del eje que vincula la
historia del catolicismo con la historia sociopolítica y cultural, Nelson
Castro Flores examina la cristianización de las poblaciones indígenas en
Charcas colonial desde una perspectiva renovadora, que contempla la
multiplicidad de dimensiones sociales y culturales implicadas en el proceso.
Por su parte, Bruno Feitler reflexiona sobre el lugar
alcanzado por la historiografía laica dentro del campo de la historia de la
Iglesia, en contraste con los enfoques más tradicionales de la historia
eclesiástica.
En diálogo con los ejes anteriores,
algunos trabajos aportan perspectivas metodológicas y reflexiones sobre el uso
de nuevas herramientas y fuentes documentales. Maria
Laura Mazzoni realiza un balance entre
potencialidades de las nuevas herramientas informáticas en el estudio de la
dinámica y los agentes religiosos frente a sus limitaciones de implementación,
mientras que Fabián Vega advierte sobre el lugar todavía marginal que ocupa la
historia del catolicismo dentro de las humanidades digitales y señala posibles
líneas de desarrollo futuro. En cuanto a las fuentes y archivos, Wilfrido
Llanes Espinoza analiza cómo las prácticas de investigación se transformaron
tras la crisis de la historiografía que puso en cuestión la representatividad
de las fuentes. María Laura Salinas comparte su experiencia en edición y
publicación de fuentes, comentando la importancia de acercar las fuentes a los
especialistas, así como los desafíos que encierra ese objetivo. Por su parte,
Jaqueline Vassallo describe su trabajo con el archivo
del arzobispado de Córdoba, abordando sus particularidades y los obstáculos
comunes que plantea el tratamiento de las colecciones. Finalmente, Silvano
Benito Moya retoma el debate en torno a la denominación de los archivos
eclesiásticos y religiosos, y las implicancias conceptuales de esa distinción.
En conjunto, los autores ofrecen un
análisis detallado de la evolución de una historiografía laica de la religión
católica en Argentina, destacando tanto sus logros como sus articulaciones
—reales y potenciales— con corrientes historiográficas predominantes en el
ámbito argentino y latinoamericano. Desde las experiencias de diversos
investigadores -muchos de ellos vinculados al grupo RELIGIO-, el libro muestra
cómo llegaron a interesarse por lo religioso desde campos ajenos, y cómo esta
intersección abrió nuevas posibilidades analíticas. Catolicismos de la colonia a la república… traza un mapa riguroso
del campo y realiza una invitación explícita al diálogo interdisciplinario y a
una colaboración futura que se presenta tan prometedora como necesaria.
Serena Liendro
Universidad Nacional de Salta