EXODO O PERMANENCIA: HERIDA Y RE-SIGNIFICACIÓN POLÍTICA EN SANTIAGO DEL ESTERO. UN ANÁLISIS DESDE ABAJO Y EN CLAVE LOCAL DEL PRIMER PERONISMO (1930-1952)

 

EXODUS OR PERMANENCE: WOUND AND POLITICAL RE-SIGNIFICATION IN SANTIAGO DEL ESTERO. AN ANALYSIS FROM BELOW AND IN LOCAL CODE OF THE FIRST PERONISM (1930-1952).

 

 

Mercedes Vargas

Licenciada en Psicología por la Universidad Nacional de Córdoba

 Doctora en Ciencia Política por el Centro de Estudios Avanzados

Universidad Nacional de Córdoba (CEA-UNC)

 Becaria Post-doctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas

 y Técnicas del Instituto de Estudios para el Desarrollo Social

 Universidad Nacional de Santiago del Estero

(CONICET-INDES, UNSE)

mer_chan86@hotmail.com

 

 

Fecha de ingreso: 17/02/17

Fecha de aceptación: 04/12/17

 

 

Resumen

 

El carácter migrante del trabajador rural santiagueño se ha asociado comúnmente a los orígenes de un proceso de desarrollo socio-económico orientado a establecer las bases del proyecto moderno en el país. Sin embargo, poco se indagó sobre el significado que adquiere la experiencia de emigración para quienes la realizan o incluso sobre su valor en ciertos procesos políticos. El siguiente artículo se propone mirar el fenómeno migratorio antes y durante el período peronista como forma de entender de qué manera este discurso político y aquella histórica experiencia se co-implicaron. Para ello, en el primer apartado nos ocupamos de mostrar cómo la emigración del santiagueño a otros espacios provinciales impregnó la narrativa local como aspecto constitutivo de la identidad provincial. En el segundo apartado, tomando las solicitudes enviadas por estos pobladores al presidente Perón en 1951-1952. Expondremos cómo la formulación de estas demandas se encuentra parcialmente condicionada por el conflicto entre éxodo o permanencia, aunque intentando intervenirlo, transformarlo. Por último, nos interesa reflexionar sobre las implicancias de la ‘condición migrante’ para pensar el sujeto político.

 

Palabras claves: Éxodo; Peronismo; Santiago del Estero; Identidad; Política.

 

 

 

 

Abstract

 

The migrant character of the rural worker in Santiago del Estero has been commonly associated with the origins of a process of socio-economic development aimed at establishing the bases of the modern project in the country. However its impact, little was has been said about the signification of the emigration experience for those who go through it or even its value in certain political processes. The following article aims to look at the migratory phenomenon before and during the Peronist period as a way of understanding how this political discourse and that historical experience were co-implicated. With this purpose, in the first section, we consider how the emigration of the santiagueño to other provincial spaces impregnated the local narrative as a constitutive aspect of the provincial identity. In the second section, taking into account the requests sent by these residents to President Perón in 1951-1952, we will explain how the formulation of these demands is partially conditioned by the conflict between exodus or permanence, although trying to intervene or transform it. Finally, we are interested in reflecting on the implications of the 'migrant condition' for thinking about the political subject.

 

Key words: Exodus, Peronism, Santiago del Estero, Identidy, Politics.

 

50.000. Acaso 60.000. Pero hay algo más aún respecto de ese número, y es que está en movimiento. En verdad, el valor del número humano sólo es una función dinámica. La imaginación contemporánea simplifica la noción del movimiento del número humano, figurándoselo necesariamente bajo una representación de masas, de muchedumbres, de individuos encaminados, en fila o en montón, por la misma vereda, con un mismo fin. Y, en efecto, virtualmente, aquella enorme cifra humana en movimiento podría tal vez representarse como ‘una gran columna de silencio y (…) en marcha’. Pero, realmente, en el caso, la imagen dinámica tendría que configurar más bien un cuadro general de desmovilización y de desbande. En definitiva, el gran número mide aquí una magnitud de poder negativa: es el nombre de una dispersión[1].

 

 

El éxodo santiagueño o condiciones para pensar el vínculo entre sujeto provincial y el peronismo

 

La cuestión del éxodo y la emigración del trabajador rural o jornalero en Santiago del Estero ha resultado un tema de significativo interés en la historia social y la literatura académica local[2]. Asimismo, el fenómeno migratorio ha sido de particular interés en los estudios sobre los orígenes del peronismo, para entender la emergencia y apoyo que recibió el líder del movimiento nacional y popular desde los sectores trabajadores y obreros[3]. Incluso recientemente, la relación entre la figura de la migración interna y los orígenes del peronismo ha sido destacada como un aspecto central para analizar los procesos de constitución identitaria que desencadenó el proceso político mencionado en contextos locales[4]. Siguiendo la línea abierta por estos planteos, el presente artículo pretende avanzar en el estudio de la co-implicancia que adquieren dos procesos de significativa relevancia para el análisis de la constitución identitaria en Santiago del Estero: por un lado, el éxodo como figura que estructuró parcialmente el contexto discursivo provincial antes y durante el período peronista (1935-1952); y por el otro, el vínculo entre habitante de provincia y líder peronista como parcialmente condicionado por la experiencia del éxodo. Mirar ambas cuestiones, permitirá avanzar sobre la consistencia que adquirió dicho lazo político desde su dimensión subjetiva, o lo que aquí denominamos “desde abajo”.

En este sentido, en un trabajo precedente intentamos explorar acerca de los efectos de interpelación que tuvo el llamado de Perón a que cualquier habitante de los diferentes territorios del país pudiera participar del Segundo Plan Quinquenal de 1951, situándonos en diferentes demandas materiales solicitadas desde el caso provincial que aquí nos convoca: agua, caminos, escuelas, dispensarios, dependencias administrativas y espacios de recreación de diverso tipo, entre otros[5]. A partir de dicho análisis, dos señalamientos pueden extraerse para avanzar en los estudios a nivel local y situado del primer peronismo: a) que la experiencia del éxodo ocupaba un lugar relevante en el contexto local incluso antes de la llegada y consolidación del peronismo; b) que dicha experiencia resulta significativa para entender la modulación e implicancias que asume el vínculo con el peronismo en Santiago del Estero. Tal corolario nos lleva a subrayar la importancia que adquiere retomar el interés por el fenómeno de la emigración interna y su relación en el apoyo y surgimiento del peronismo. Aún más, dicha vía nos parece necesaria para profundizar acerca de los procesos de transformación identitaria que a nivel local produjo la experiencia política peronista.

El éxodo o la emigración constante del santiagueño de su territorio provincial, ha sido una tematización recurrente en los discursos de los intelectuales locales[6]. Como afirma Canal Feijoó en el epígrafe del presente trabajo, el carácter inestable del trabajador rural sedimentó la imagen de una muchedumbre, una masa de seres “encaminados, en fila o en montón, por la misma vereda, con un mismo fin”. Imagen de un gran número de pobladores que antes que significar su dinámica y permanente movimiento, en cambio, asemeja un estado “general de desmovilización y desbande”. La inestabilidad geográfica de estos pobladores consolidó además la idea de que el movimiento emigratorio contribuye a estructurar un habitante provincial con escasa participación en la vida política local, especialmente en tiempos eleccionarios:

 

 

El bajo porcentaje de votantes que solían arrojar las estadísticas electorales de la provincia, no se debía tanto a la ignorancia o a la indiferencia cívica (tan explicables ambas) del pueblo, como a ese desplazamiento incontenible (…)[7].

 

 

Además, la falta de población estable en la provincia no sólo ha sido considerada una variable influyente en la participación política y cívica sino también en el crecimiento económico y productivo de la provincia, siendo una de las causas de su estancamiento:

 

 

La falta de un trabajo estable constituye un mal endémico entre nosotros, pues, mientras una población agrícola obrera de más de 50.000 almas, se ve obligada a realizar esa emigración golondrina, nuestras tierras permanecen improductivas[8].

 

 

La idea de un ser inestable en el espacio provincial, tendiente a la emigración y movilidad geográfica, sedimentó el imaginario de un pueblo disperso y amorfo, del santiagueño como un ser errante, como el “nombre de una dispersión”, en palabras de Canal Feijoó. De esta manera, durante los años treinta y cuarenta las narrativas locales escenificaban usualmente a la población de Santiago del Estero (principalmente rural) como “dispersa y desaglutinada, sin articulación ni arraigo, formando esas poblaciones volantes”[9], atomizados.

Ahora bien, asociada a esta idea de un pueblo desparramado por la extensión del territorio nacional, aparece también la imagen de un sujeto sin valor político, sin voz e incluso sin nociones de nacionalidad ni racionalidad política. “Son simplemente ‘una masa’, un amasijo demográfico momentáneo, amorfo, sin ninguna unidad interior sin ninguna posesión común, y por eso sin duda espiritualmente estéril, incapaz de por sí de alcanzar una nueva costumbre creadora”[10]. Constituyen una “masa friable, pulverizable y muda” dice Canal Feijoó[11], “pobladores entregados a esta vida, forman la cohorte del paria” afirma Orestes Di Lullo[12], “no logran hacer un pueblo”, son “verdaderos parias en su propia patria” advierte el Director del Departamento Provincial del Trabajo[13].

Estas referencias alusivas al carácter “golondrina” y errante de la población santiagueña, largamente difundida por los anales de la historia local, nos invita a pensar el carácter significativo que adquiere dicho fenómeno en la estructuración del imaginario provincial. Más aún, nos invita a preguntarnos sobre qué valor adquiere dicha experiencia usualmente considerada desde ciertas condiciones materiales preexistentes, a la hora de pensar sus implicancias políticas en los procesos de constitución identitaria de un contexto provincial. El migrante interno como parte del mundo del trabajo y la estructura económica es tomado como índice de una configuración más amplia, esto es, la de los territorios del “interior del país”. El desplazamiento geográfico de ciertas poblaciones establece consigo la representación de un ser provincial despolitizado, dócil e irracional, muchas veces asociado con cierta naturaleza bohemia, improductiva y transgresora de este actor social, al momento de integrarse al mundo del trabajo. Como ha sido señalado en otros trabajos:

 

 

Aquellos que califican como gaucho matrero al Martín Fierro, hermano carnal del hachero, y que lógicamente coinciden en la conclusión de que la culpa del atraso de los trabajadores del interior, y en especial del forestal es, la falta de espíritu de ahorro y educación de los mismos, tampoco dudan en señalar las causas de esta trashumancia. La atribuyen a una especie de bohemia generalizada, un gitanismo colectivo. Una especie de instinto viajero que lleva al santiagueño (…) a deambular de un confín al otro del país. Nada es más falso. Quienes así piensan desean poner un velo negro sobre la realidad, y la verdad es que hasta el momento lo han conseguido.

No es de ninguna manera instinto (…)[14].

 

 

La idea del obrero santiagueño como un ser ambulante por “instinto viajero”,bohemia generalizada” o “gitanismo colectivo” se asociaba a su falta de racionalidad económica en el manejo de su dinero y de su tiempo libre, así como por el modo (también visto como irracional) de orientar su acción: el derroche o gasto de su jornal en vicios como el juego y el alcohol, la falta de ahorro, etc. Por ejemplo, estos sentidos estructuraron fuertemente el discurso de las elites económicas entre fines de siglo XIX y hasta aproximadamente la mitad del siglo XX, principalmente de aquellas firmas dueñas de los establecimientos dedicados a la explotación forestal y el cultivo de tierras instalados en la provincia:

 

 

Para quien no conoce las costumbres de vida del obrero criollo de tierra adentro, no resulta muy fácil comprender ni justificar ciertos métodos de trabajo. Vamos a tratar de explicarnos en forma que permita formarse una idea de lo que es el elemento. El obrero criollo no tiene espíritu. Es un bohemio sin aspiraciones y muy inclinado al juego y al alcohol. Estos vicios lo dominan y como consecuencia de ello no tiene nunca dinero para atender a las necesidades propias y a las de su familia. (…) y las bebidas y el juego se las procura aunque tenga que caminar cinco o seis leguas a pie y valerse de mil subterfugios para engañar o ebulir la severa vigilancia que las administraciones de los obrajes ejercen en su defensa (…)[15]. 

 

 

Pero más allá de las asociaciones en términos de naturaleza o cultura, la emigración del trabajador rural santiagueño a otras provincias ha tenido su causa en la falta de trabajo estable y disponible en su medio local, apareciendo como única opción ante ello su aventada búsqueda de labor estacional en los campos de producción de cultivos de diferentes provincias del país (azucarera, en Tucumán, Salta y Jujuy, cosechas agrícolas y de cereales en el Litoral y Córdoba, forestal en el Chaco, entre otras)[16].

Ahora bien, el movimiento de desplazamiento emigratorio por aquello que no se encuentra disponible en el territorio de origen, ha sido predominantemente explicado desde miradas más estructurales como un aspecto residual de un proceso socio-económico más amplio, signo del carácter lento y atrasado de ciertos espacios geográficos en relación con otros de mayor crecimiento e industrialización[17]. En este sentido, la pertenencia de estos trabajadores “golondrinas” o “migrantes internos” a un espacio social pre-moderno o “periférico”, de persistente tradición caudillista en su estilo político, ha servido como factor explicativo para entender la “disponibilidad” que presentan estas “masas amorfas” del interior para alinearse rápidamente bajo ciertos liderazgos carismáticos, como el que ofrecía en los años cuarenta Juan Domingo Perón[18]. Desde estas miradas, el nuevo marco de referencia que ofrecía el peronismo con la promulgación de nuevos derechos sociales y laborales, permitía entender el apoyo que prestaron los migrantes internos del cordón urbano-industrial de Buenos Aires, al naciente movimiento nacional y popular[19]. A pesar de que esta forma de interpretar ambos procesos (la migración interna y el peronismo) cuenta ya con una larga trayectoria de revisiones y críticas, todavía influye en el modo de entender la relación entre “migrantes internos” y la racionalidad política de estos sectores en regímenes de rasgos populistas[20].

En este sentido, reponer la discusión entre la racionalidad política de aquel actor tendiente a la emigración o visto como migrante interno y de qué manera el vínculo con el líder peronista vino a condicionar o intervenir sobre dicha experiencia, interesa en un doble aspecto: por un lado, porque permite profundizar respecto de aquello que dio consistencia y contenido político a dicho vínculo provincialmente situado; segundo, porque permite entender de otro modo el valor que adquiere la experiencia de la emigración en los procesos políticos de amplio alcance nacional como lo fue el peronismo. Si bien el problema del migrante interno ha atravesado las investigaciones sobre peronismo para pensar el “mote infamante” que se le adjudicaba a aquel signo político, el estudio sobre la composición de un sector social atravesado por la experiencia emigratoria nunca trascendió el “extremo de la recepción de la cadena migratoria”. En cambio, coincidimos con Daniel James cuando afirma que “El universo social, cultural y político del que procedían los migrantes quedó esencialmente inexplorado (…)”[21].

En función de lo dicho, recogemos el guante propuesto por el historiador inglés para pensar aquel universo geográfico aún inexplorado suficientemente, pero poniendo especialmente énfasis en la posición enunciativa de aquel poblador rural provincial quien, en su demanda de obras públicas al líder del movimiento político, esgrime una serie de estrategias argumentativas que merecen ser analizadas. Tomando solicitudes enviadas en ocasión al llamado a participar de la elaboración del Segundo Plan Quinquenal, analizaremos las implicancias y efectos que adquiere la experiencia migratoria en el vínculo que establecieron los pobladores de Santiago del Estero de diferentes sectores sociales con el discurso político peronista. Esto es, nos preguntamos ¿qué juegos de sentidos despliega aquella subjetividad atravesada por la experiencia del desarraigo y la emigración forzada? ¿Cómo aparece esta experiencia a través de la demanda a Perón?, ¿qué hizo posible el discurso político peronista respecto a la experiencia de desplazamiento y errancia que atravesaba el santiagueño? A partir de este privilegiado acervo documental es posible analizar de qué manera aparece y se tematiza a nivel subjetivo la experiencia del éxodo y el movimiento de desplazamiento a otros espacios geográficos. Ello nos permitirá entender de qué manera ambos aspectos, éxodo y vínculo político con el líder, se intervinieron y co-implicaron.

 

Despoblación o permanencia: un atascadero existencial.

 

El 3 de Diciembre de 1951 Juan Domingo Perón realiza un llamado a la población argentina convocándola a participar de la elaboración de lo que será su Segundo Plan Quinquenal de gobierno durante el período 1952-1957. Dicho llamado constituía una oportunidad para solicitar aquello que se considerara necesario o pendiente de realización en los diferentes territorios del país. La amplitud de la respuesta recibida desde diferentes sectores sociales fue tan amplia que llevó a extender la fecha límite de admisión de los envíos un mes más del previsto. Asimismo, estas demandas se sumarían a las respuestas obtenidas por una encuesta aplicada por el gobierno en meses previos denominada “Perón quiere saber lo que su pueblo necesita”. Las cartas recibidas conforman hoy un fondo documental específico de 19.000 legajos, aproximadamente, del Archivo General de la Nación[22].

Coincidimos con Pastoriza y Pedetta cuando afirman que lo relevante de tales solicitudes refiere, antes que a su cumplimiento o no, a “la expectativa y el impacto que la consulta popular generó”, así como también permite aproximarse a “la idea que la sociedad tenía respecto del Estado peronista y el alcance de sus capacidades[23]. Asimismo, la relevancia de tal intervención por parte del líder y presidente de la Nación, con su llamado a la población a participar en la definición de su programa de gobierno, permite acceder y reflexionar sobre la significación que tal hecho tuvo para los sectores trabajadores de diversas pertenencias y estamentos sociales, constituyendo un hecho que señala un mojón temporal en la memoria colectiva[24].

En Santiago del Estero, los pedidos enfatizaban en torno a la necesidad de obras públicas en general y particularmente respecto de aquellas que facilitasen el acceso y la obtención del “agua”, la construcción de nuevos “caminos” y la instalación de diferentes tipos de dependencias institucionales y administrativas (escuelas, puestos sanitarios, comisaría, etc.) para aquellas localidades que se percibían a sí mismas, por su fuerte actividad comercial, como siendo de gran relevancia para el desarrollo del país[25]. Ahora bien, a pesar de la variedad de obras demandadas, un aspecto insistente en su enunciación las vincula y asemeja entre sí. Aquellas solicitudes que versaban sobre la necesidad de contar con obras para mejorar elacceso al agua, por ejemplo, se expresaban de la siguiente manera:

 

 

La despoblación por la falta de agua es notoria y así, poco a poco, van muriendo los campos que eran nuestra mayor riqueza (…)

Existe un proyecto de Irrigación Nacional para mejorar el sistema del Canal San Martín y es urgente llevarlo a la práctica si no se quiere correr el riesgo de que Loreto desaparezca o, por lo menos, vegete[26].

(…) Población centenaria que carece de agua totalmente.

Dispone de un pozo, que dá muy poca agua y que no alcanza a las necesidades de la población, lo que origina su despoblación[27].

LIBRE CAUCE DEL RIO SALADO:(…) Para solucionar en parte esta situación (sic) que incide en la despoblación del hombre de campo y la de su potencial ganadero correspondería se arbitren los medios conducentes para que las aguas del Río Salado tenga libre curso y llegue a esta zona (…)[28].

Para solucionar en gran parte, la falta de agua en esta provincia de Santiago del Estero, que posee tierras tan fértiles y que desgraciadamente se ve empobrecida por falta de tan precioso elemento, hasta producir el éxodo de varias poblaciones que se desmoralizan por carecer de dicho elemento hasta para beber (…). Evitaríase así la ruina y el éxodo de muchos campesinos que pierden sus animales y los ven morir de hambre y sedientos, sin poder remediarlos, encontrándose en medio de su angustia por no poder remediarlo, de no mediar la acción del segundo PLAN QUINQUENAL[29].

 

 

Estas demandas de obras hídricas, necesarias para asegurar la vida en diferentes localidades del interior provincial, configuran la imagen de un pueblo precario que corre el riesgo de quedar en la ruina, o peor, vegetar, despoblarse, desaparecer. La carencia del recurso solicitado ocasiona la miseria de un medio en el que la vida se pone en peligro o finalmente genera el movimiento de sus habitantes.

Es en este intersticio que abre la práctica epistolar, que se vuelve posible para el poblador rural decir algo respecto de aquellas condiciones que lo empujan al desplazamiento geográfico. A través de la escritura orientada a la formulación de la demanda, algo más se significa y se vuelve decible. Esto es, el carácter inestable de su vida y el de sus actividades cotidianas. Es en estos trazos que arrojan los pobladores santiagueños al dirigirse al presidente de la Nación, que se muestra el carácter irregular e interrumpido del acceso a lo más indispensable y urgente de los habitantes de estas zonas del territorio argentino. Interrupción al acceso de lo más indispensable para la vida y el trabajo que se asocia inmediatamente a la causa por la que se produce la emigración o el éxodo de sus pobladores.

Esa asociación no sólo condiciona el pedido de obras para la obtención del agua, sino también la formulación de otras demandas como la realización de puestos sanitarios o de nuevos y mayores niveles de instrucción educativa que les permita a los jóvenes santiagueños una salida laboral dentro de la provincia.

 

 

Existe una sala de primeros auxilios, en casa alquilada, a cargo de una enfermera, contando hoy, hace solo unos meses con una visita semanal de un médico, por cierto no llena las necesidades de la grandísima zona que acuden los enfermos por que a sesenta kilómetros a cualquier punto cardinal no hay médicos y que la periódica visita médica, no es, posible sea para ocho días (sic), los enfermos migran dentro de sus, o no gravedades, a las capitales[30]

Terminado este ciclo [primario], los egresados cuyos padres no pueden posibilitarles la continuación de estudios secundarios por razones de orden económico, deben permanecer inactivos en sus hogares o emigrar a los centros de poblaciones o ciudades en procura de lo que en el terruño no pueden conseguir: Dedicar sus actividades dentro de sus posibilidades físicas a alguna industria, como sería  por ejemplo, la explotación de alguna fábrica, bajo los auspicios de la Nación, como una más de las habilitadas en las provincias.

Tal situación Exmo. Señor, que se agudiza año tras año, no solo de orden económico, sino sentimental como lo es el alejamiento del hogar, podría solucionarse mediante la instalación de una SECCIONAL DE LA CORPORACION ARGENTINA DE LA TEJEDURIA DOMESTICA y que fuera solicitada en los años 1947 y 1948 y que reiteramos en esta oportunidad[31].

 

 

Las cartas, bajo la forma de la demanda material, permiten significar algo del atascadero existencial conflictivo por el que transitan diariamente los pobladores rurales de Santiago del Estero: esto es, acudir a la huida migratoria o correr el riesgo de desaparecer lenta y silenciosamente por la falta de condiciones que permitan una vida estable en sus localidades. La falta de todo aquello que se solicita materialmente como necesario da sentido al carácter interrumpido de este ser provincial, en la medida en que lo lleva a transitar entre el ser o no ser. Frente al carácter “periódico”, inestable e intermitente que adquiere la disponibilidad de los recursos básicos para el funcionamiento del orden civil, la despoblación y éxodo aparecen como única opción posible a la situación preexistente. Allí el ser resigna algo de sí quedando, a cambio, la marca de una herida: aquella que inscribe el éxodo o desarraigo. En consonancia con lo señalado por Di Lullo, “el éxodo es la lágrima sin consuelo del campo; de ese campo que se queda con su órbita vacía de mirar el regreso tardío del hombre[32].

El éxodo del habitante rural santiagueño permite trazar los bordes de una dimensión de pérdida que adquiere diferentes nombres en la experiencia identitaria de estas poblaciones. La falta de posibilidades de trabajo en las zonas del interior provincial no sólo ocasiona pérdidas en la producción industrial y el crecimiento económico de una localidad, también conlleva algo de lo más íntimo y familiar: “el alejamiento del hogar”. En este sentido, el fenómeno migratorio no se presenta como rasgo aislado e individual de un sujeto cuya pertenencia a un espacio marginado, en términos de desarrollo económico, explicaría su tendencia a desplazarse hacia otros lugares de mayor centralidad industrial. No se trata desde estas narrativas de un ser irracional y tendiente al movimiento ambulatorio y trashumante otorgado por cierta naturaleza o costumbre culturalmente difundida. Más bien, la emigración masiva aparece como decisión forzada que hiere y daña la configuración identitaria de un entorno o comunidad, principalmente en lo que respecta a sus vínculos y lazos establecidos. Ello en la medida en que lo que no se pierde por un lado (si decidiera quedarse el santiagueño perdería su vida o, al menos, la pondría en riesgo), necesariamente se pierde por otro (el abandono de su hogar, el desprendimiento de sus vínculos familiares, sociales, amorosos, en fin, afectivos)[33].

En esta dimensión dramática de la existencia, es que el carácter significativo y afectivo del fenómeno migratorio adquiere asimismo una naturaleza política, es decir, se ofrece como superficie de conflicto y, por ende, de problematización y cuestionamiento para aquel que se encuentra atravesado por dicha experiencia. Sobre este terreno de sentidos es que la formulación de la demanda de obra pública al presidente se motoriza y se vuelve cuestión no sólo social sino también de política estatal. ¿Qué está haciendo el poblador cuando solicita las diferentes obras mencionadas? Una respuesta posible que arriesga el presente artículo es que, a partir de la solicitud y formulación de diferentes obras públicas, el poblador rural de la provincia de Santiago del Estero esgrime alternativas novedosas que intervienen y alteran aquel terreno existencial. La ejecución de las obras solicitadas opera como límite al funcionamiento actual del medio en que viven y establece un modo diferente a partir del cual el éxodo y la despoblación se descentran como única opción posible y legítima para sus habitantes. Esto es, la demanda de obra pública interrumpe el carácter ya interrumpido del orden cotidiano.

Desde las posiciones enunciativas de quienes escriben el pedido de obras públicas, se desestabiliza la representación de un orden que se muestra como necesariamente inestable, periódico, coartado por falta de bienes y servicios. En contra de éste, las narrativas de estos pobladores esgrimen estrategias que impulsan y hace pensable un orden permanente y estable para la provincia:

 

 

“Los ferroviarios de esta localidad y su zona de influencia, que en total con sus familias suman unas setecientas personas, carecemos de un médico ferroviario permanente, cada vez que se necesita su atención (…)”[34].

Pobladores organizados instan “ha (sic) la repartición de Agua y Energia que se mantenga el servicio diario de traslado de enfermos ha (sic) nuestro sanatorio de la ciudad de Santiago del Estero”[35].

 

 

En idéntico sentido se solicita: “ASISTENCIA MEDICA PERMANENTE EN GARZA DEPARTAMENTO SARMIENTO[36]. El pedido al líder interviene así sobre el terreno de una (histórica) herida identitaria: “asegurar la estabilidad de la población” en su provincia.

 

 

En segundo lugar y con el propósito de asegurar la estabilidad de la población, crear fuentes de trabajo que aseguren al poblador una fuente de ingresos positiva y para ello solicitamos dos obras de suma importancia que son: (…)[37].

5°) La expropiación de una acequia para la formación de un pequeño canalito que con su riego puede llegar hasta Villa Gimenez, por el mismo cause (sic) y con ello se asegura la estabilidad de sus habitantes[38].

 

 

El par despoblación/éxodo frente al de permanencia/estabilidad aparece como binomios que definen aquel atascadero existencial de este sujeto provincialmente situado. Sobre esta superficie de sentidos, dos alternativas atraviesan su experiencia identitaria: sucumbir en “la salida periódica” y estacionaria de sus habitantes cuando no en la “despoblación” definitiva, o bien construir un orden “permanente” que “asegura la estabilidad de sus habitantes”. El poblador santiagueño, en su especie de diálogo con el líder del peronismo y presidente de la Nación, claramente se inclina por el segundo par. Incluso más, sobre esta dimensión existencial se apoyan todos los pedidos de obra pública que hace llegar este usualmente denominado “ser del interior”.

Ahora bien, hasta aquí nos hemos ocupado de explorar el movimiento subjetivo que implicaba esta formulación de demandas desde la posición enunciativa de los pobladores rurales o del interior provincial. Es decir, hemos destacado el sentido y el carácter significativo que adquiría el terreno en el cual interviene el poblador local de Santiago del Estero a través de su pedido de obras públicas. Esto nos permite acercarnos y complejizar más acerca de la consistencia y textura que adquirió el vínculo entre ciertos sectores poblacionales y el líder político. Asimismo, permite entender de qué manera ciertas características del contexto provincial, en este caso el valor que adquiere el éxodo como fenómeno local, condicionaron parcialmente aquel vínculo. Sin embargo, ello todavía no nos dice nada respecto de ciertas cuestiones referidas más bien a lo que el proceso político peronista viene a introducir sobre aquel universo social, cultural y político provincial. Es decir, ¿qué introduce la relación con el líder en este contexto en el que la emigración aparece como una experiencia altamente significativa en la construcción identitaria? Y, en segundo lugar, ¿en qué medida es posible pensar esta condición migrante en términos políticamente productivos, antes que como rasgo residual de un proceso más amplio? ¿Qué queda de aquella imagen de amasijo mudo, sin articulación ni arraigo, disponible a la manipulación de los liderazgos carismáticos? A continuación, nos abocaremos a trabajar sobre dichas preguntas. Ambas, nos permitirán trazar nuevas condiciones desde las cuales reflexionar acerca de la racionalidad política de ciertos sectores situados en espacios provinciales en el marco de procesos histórico-políticos de alcance nacional.

 

Reparando la herida: compensación y retorno

 

Como hemos señalado al inicio del presente trabajo, el carácter móvil y migrante del poblador santiagueño estuvo asociado a la imagen de un ser disperso, sin posibilidades de tomar participación en asuntos de la vida local y política a causa de su inestabilidad geográfica. Incluso, y principalmente desde ciertas elites de la economía local, el comportamiento de aquel trabajador móvil era visto como irracional e irresponsable respecto al cumplimiento en los contratos laborales: el abandono de los lugares de trabajo, el manejo del pago recibido por su jornal y el uso del tiempo libre (juegos, alcohol, “vicios”) son algunos de los aspectos asociados a un supuesto gusto por el derroche o el malgasto por parte de los trabajadores del interior. Su condición golondrina e inestable, particularmente en las actividades agrícolas y forestales, era explicado la mayoría de las veces, por cierta naturaleza “criolla”, “bohemia” o “gitana” de estos pobladores. En esta misma línea interpretativa también se pensó la predisposición o disponibilidad de estos sectores migrantes a apoyar liderazgos carismáticos fuertes, siguiendo la tradición caudillista de sus espacios de origen[39].

Ahora bien, a la luz de los epistolarios analizados ¿qué hay allí de aquella racionalidad o naturaleza supuesta en la condición del ser provincial? ¿qué le hace el proceso político peronista a esta forma de significar la experiencia ambulatoria del santiagueño? Desde estos relatos aquí priorizados para entender el significado que adquiere cierta experiencia histórica a nivel subjetivo, hemos mostrado que la emigración del poblador santiagueño de su territorio es construido como la marca de una herida, algo del orden “no sólo económico, sino sentimental”, como afirmaban las madres tejedoras en su carta, que atraviesa y estructura la identidad provincial y por ende las demandas a Perón en 1951. Del intersticio que se abre entre el sujeto y el líder emergen sentidos que impulsan la construcción de un orden social permanente, estable. Pero además, se tensionan aquellas narrativas alusivas a la presencia de un ser inmóvil o pasivo políticamente, irresponsable o irracional respecto de los vínculos con su comunidad.

 

 

Haciendonos eco de la gentil invitación del excelentísimo señor Presidente de la Nación General Juan Domingo Perón, y, animados del más sano propósito de colaboración en la obra recuperadora de nuestro Gobierno Justicialista, nos es grato elevar a la consideración del señor Director, el presente memorial que, modestamente, lleva reflejada una parte de las muchas aspiraciones populares de éste pueblo y sus alrededores.-

Durante largos años, señor Director, en éste apartado lugar, han trabajado en la selva vírgen, legiones de hijos de nuestra tierra.

El trabajo rudo y salvaje que, solo el santiagueño austero, templado y aguerrido puede soportar, no tuvo para él ni para sus hijos sino mezquinas compensaciones, pues, mientras abría a golpe de hacha paso a la civilización, lo hacía a costa de su acervo cultural, físico y moral. Lejos de todo contacto social en el selvático campamento, día tras día, ha ido degenerando sus costumbres ancestrales, disminuyendo su capacidad intelectual y contrayendo en la incomodidad y la privación las más terribles enfermedades que llegaron a ser un peso y una responsabilidad para los gobiernos de antaño que fueron sordos y ciegos hasta que llegó la justicia social peronista.

Con el Justicialismo, consideramos llegada la hora de las compensaciones, ya que este pueblo y todo el chaco santiagueño ha dado y sigue dando de sí cuanto tiene y que ha aportado a los caudales públicos desde tiempos lejanos la más cuantiosa colaboración, sin que por ello haya recibido obras en concepto de devolución y viéndose amenazada su subsistencia para el día que no tuviere más que dar. Aparte de viejas iniciativas de orden privado que fueron múltiples, nada existía aquí que significase acción oficial. Sin escuelas, iglesias, edificios fiscales, obras de asistencia social, agua, etc, en la medidas de las necesidades (sic)[40]

 

 

El movimiento de la escritura pone en evidencia dos cuestiones interesantes para pensar la relación usualmente establecida entre el apoyo de aquellos seres del interior atravesados por la experiencia migratoria y el peronismo: en primer lugar, el poblador rural santiagueño denuncia que aquella suerte de entrega de su fuerza de trabajo en el orden de lo “público”, sólo ha sido compensado o retribuido por “viejas iniciativas privadas”. Allí, la llegada del gobierno justicialista permite inscribir el concepto de una acción oficial asociada a la función estatal, en tanto locus de una responsabilidad gubernamental antes que a las provenientes de iniciativas privadas. Lo hace, asimismo, instalando una frontera entre un pasado de olvido, por parte de aquellos gobiernos que fueron “sordos y ciegos” a la situación dolorosa de un pueblo, y un presente promisorio y redentor. En esta línea, el “Justicialismo” redefine lo social bajo la forma de una temporalidad actual y novedosa a partir de un sentido de justicia (“la hora de las compensaciones”), que pone límite a una desigualdad preexistente: recibir “obras en concepto de devolución” y en proporción a lo brindado por el trabajador santiagueño “desde tiempos lejanos”. El peronismo aparece entonces como un hecho que no sólo establece un corte con una modulación hasta entonces vigente, sino que además se concibe siendo capaz de escuchar los reclamos de estos seres considerados, desde las narrativas locales y nacionales, desde el mutismo y la pasividad.

En segundo lugar, que aquella no compensación pasada comienza a ser percibida no sólo como un acto “oficial” y de “responsabilidad” de la función estatal, sino además en términos de una “justicia social” presente y actual. La llegada del “Justicialismo”, significa un momento en la lógica de los intercambios sociales en la cual aquel ser amenazado en su existencia, atravesado por la experiencia que lo lleva a perder o dar todo de sí, ve como posible una reparación. A diferencia del desconocimiento de aquel pasado reciente, la “justicia social peronista” ejerce un reconocimiento entre aquel trabajador del interior provincial y una función estatal que ahora se percibe del lado de una justicia realizable e inmediata[41].

Ambos aspectos señalados permiten pensar que se trata para quien esgrime su demanda, de una “justicia” entendida no sólo en términos retributivos, sino también igualitarios. Ello en la medida en que el vínculo político con el líder se apoya sobre algo del orden de un reconocimiento merecido y hasta entonces negado. Lo expresado podría adquirir la siguiente fórmula: el justicialismo no sólo viene a alguien lo que se merece, sino además a considerar merecedor a quien no fue contemplado (visto ni oído) como tal. 

En este sitio es que puede pensarse que la asociación de la figura del líder del movimiento como principal autoridad nacional, permiten forjar en estos sectores trabajadores de la ruralidad provincial, un concepto de Estado anteriormente precario cuando no ausente, como se ha afirmado ya desde otros trabajos sobre el tema[42]. Acción oficial de un Estado cuya intervención se percibe inclinando la balanza a favor de una aritmética más justa.

En este contexto enunciativo, a la lógica clientelar de los intercambios estratégicos y utilitarios, desde los que se suelen pensar los apoyos y lealtades políticas de estas poblaciones y sobretodo el valor de la obra pública, se le agrega otra de carácter igualmente constitutivo en el establecimiento del vínculo entre un sujeto y un discurso político: la lógica del reconocimiento, el gesto de quien escucha el grito de aquel que ve amenazada la “permanencia” y “estabilidad” de su existencia cotidiana local. Aquella lógica que convierte el ruido o murmullo (la mudez de la masa) en la voz audible de un ser parlante al que se le ha negado hasta entonces la escucha y la mirada[43]. Lógica política que permite transformar el dolor y el drama de una experiencia de pérdida (el abandono del santiagueño de su espacio de pertenencia) en la formulación de una demanda que excede la satisfacción material y que se orienta por la búsqueda de reparación de una situación de injusticia preexistente y persistente.

 

 

OBRAS SANITARIAS: Nosotros, señor Director, pensamos que si se ha de estabilizar la población y hacerla de arraigo es menester que cuente con los medios más indispensables de vida y el agua es elemental, es preciso dotar de agua a las distintas poblaciones del apartado chaco santiagueño.

EXPROPIACIÓN DE PUEBLOS: En el departamento Mariano Moreno del que es cabecera Quimilí, cuenta con 15.760 kilómetros cuadrados y sólo tiene cuatro pueblos fiscales donde las garantías de nuestra carta magna están en vigor. De los 50.000 habitantes del departamento, más de 35.000 viven en propiedades particulares, no siendo propietarios ni teniendo la posibilidad de serlo, en pueblos gobernados a criterio de los dueños, que acuerdan las garantías que les convienen y restringen las libertades más elementales. Los trabajadores de los pueblos más importantes de ésta zona que son Alhuampa-Otumpa-Cejolao-Weisburd-Puna-Villa-Brana-Amamá y Central Dolores, han solicitado al Gobierno de la Provincia que expropie los terrenos para trazar pueblos fiscales que cederían en beneficio del libre comercio, del arraigo del santiagueño errante en su tierra y del concepto de nacionalidad[44]. 

 

 

Esta escritura pone en evidencia que la relación entre el poblador del interior santiagueño y el objeto de la demanda lleva la marca de una herida, su inestabilidad en el territorio, la emigración a la que debe recurrir por aquello que carece en su medio local: agua, educación, asistencia social, etc. De allí es posible entender las siguientes solicitudes:

 

 

2°) La expropiación de un perímetro de terreno para formar el pueblo y documentar a los posesionados en ella, para la formación de un municipio, dada la enorme cantidad de habitantes que ascienden a 2.200, según último censo y en ella la construcción de sus edificios públicos propios, pequeño mercadito, sala de Primeros auxilios, Comisaría, Registro Civil, Juzgado de Paz (…)[45].

La población de Las Termas de Rio Hondo, por su condición de centro de activo turismo, por las características de su clima subtropical y por la importancia de su población estable; necesita de la formación de lugares arbolados (…). Las setecientas ectareas (sic) de que se compone la planta expropiada para formar el pueblo, ha sido totalmente dividida y enajenada a disposición de Gobierno de la Provincia (…).

La solución a nuestro modesto entender sería: Expropiar más tierras destinadas a construir en ellas UN BARRIO PRA (SIC) OBREROS Y OCUPANTES DE LOS TERRENOS DESTINADOS PARA PARQUE; con lo que se daría solución a varios problemas, a saber: a) Dar viviendas dignas a los obreros, b) Resolver el problema de los actuales ocupantes de los mencionados terrenos (…)[46].

 

 

En este movimiento, el peronismo conmueve las estructuras de la imaginación política de un sujeto y la escritura se transforma en herramienta creativa de formas alternativas posibles de vida en la provincia. La marca de la emigración se resignifica con el peronismo, al tiempo que ésta también interviene en la significación de la experiencia peronista de un modo singular: el peronismo significa la posibilidad de crear las condiciones, mediante obras, para “formar el pueblo”, permitiendo a las localidades del interior provincial poblarse nueva y dignamente. Se trata de pueblos que se presentan ante el líder como merecedores de un reconocimiento ya sea por el carácter numeroso y activo de sus habitantes, “obreros”, así como de las actividades productivas que estos nuclean: turismo, libre comercio, etc. 

Asimismo, cabe resaltar una cuestión no menos significativa. Como ya mencionamos, el santiagueño a través de la escritura narra la experiencia de un espacio en el cual la falta de acción oficial a través de las principales dependencias y organismos civiles (escuelas, puestos sanitarios, registro civil, comisaría, tierras, etc.), produce la despoblación. En este sentido, la relación del sujeto con el discurso político se significa como la posibilidad de una acción oficial que adquiere diferentes formas de intervención (expropiación de tierras, dotación de servicios básicos para la supervivencia y la producción), que harían posible “estabilizar la población”, “hacerla de arraigo”. La presencia del Estado se significa entonces como un actor o instancia reguladora del carácter conflictivo que adquiere la convivencia entre un sujeto y otro. Se espera de su acción que se oriente en dirección a reparar una distribución desigual: aquel en el que ciertos pueblos se sienten “gobernados a criterios de sus dueños que acuerdan las garantías que les convienen y [les] restringen las libertades más elementales”. “Formar pueblos”, “documentar a los posesionados”, permitirían darle consistencia y cuerpo a un sujeto-pueblo que, a pesar de “la enorme cantidad de habitantes” aparecen en los relatos como dispersos, amorfos y mudos. La intervención estatal del gobierno peronista significa la posibilidad de inscribir un nuevo régimen de contabilidad en el que estos seres errantes en su propio territorio, flotantes, comiencen a ser contados en la aritmética de las partes que estructuran el orden de lo común, de lo nacional[47].

 

 

Santiago del Estero es una de las provincias que quizás más necesite que el poder central acuda en su ayuda, con la ejecución de diversas obras, de suma y urgente necesidad, ante la situación que actualmente se encuentra debido a diversos factores y los cuales obstruyen su progreso.

Desapareciendo sus bosques día a día, fuente principal de trabajo en la provincia, con ríos que no nacen en su territorio, con muy escazas (sic) precipitaciones pluviales, es realmente impresionante las perspectivas desfavorables que se presentan para esta provincia, de hijos laboriosos y probos. Santiago del Estero posee en su seno grandes riquezas materiales y espirituales, que impulsadas debidamente llegarán a colocar esta provincia en el ritmo de progreso. (sic) que le corresponde[48].

 

El proceso articulatorio que realiza la escritura instituye un sujeto “trabajador”, “laborioso” y honrado, (“probo”), “templado”, “aguerrido” que cuestiona aquel trabajador inestable, paria, “espiritualmente estéril”,incapaz de por sí de alcanzar una nueva costumbre creadora” y que estructuraron la imaginación local predominante desde algunos relatos intelectuales[49].

De esta manera, desde la formulación “desde abajo” de la escritura se configura una subjetividad política que contradice aquella sin unidad, sin valor humano ni racionalidad. Desde esta posición enunciativa, la marca de lo errante y migrante del sujeto de provincia, antes que exponer un ser irracional sin capacidades reflexivas (como efecto residual de un proceso de modernización que no logró penetrar completamente en la provincia), subvierte dicha imagen y muestra su reverso: el sujeto se presenta como el principal iniciador y contribuyente de un orden civilizatorio que en su ejecución lo expoliaba y amenazaba su existencia sin recibir nada a cambio. Estos relatos dislocan las narrativas dominantes en torno a un espacio social interior muerto e inerte, desértico, mostrando en cambio que “posee en su seno grandes riquezas materiales y espirituales, que impulsadas debidamente llegarán a colocar esta provincia en el ritmo de progreso. (sic) que le corresponde”[50].

Por este camino, el santiagueño en su vínculo con el líder del movimiento y principal autoridad nacional, escenifica e imaginariza, el deseo del retorno de quien tuvo que “emigrar a los centros de poblaciones o ciudades en procura de lo que en el terruño no pueden conseguir[51]. Se trata de un lugar cuyas zonas “marginales con tierras muy buenas” han sido, sin embargo, vaciadas de su población. Antes que “convertidos en pueblos muertos sin ninguna esperanza de revivir[52], el ser provincial en interlocución con el líder y presidente se aparece como aquel, entre tantos pobladores, que “permanecen todavía luchando contra las inclemencias, animadas solamente por el gran amor de la tierra que las vio nacer[53].

En el espacio relacional entre el sujeto y su líder político se modula, a través de la demanda material, una herida que estructura y expone el carácter precario de su identidad: su errancia, su migración constante, el éxodo en masa y la pérdida que esta experiencia implica indefectiblemente: su hogar, sus costumbres, su modo de vida, como ha sido destacado por Canal Feijoó:

 

 

“No es raro, sin embargo, que, especialmente al encaminarse a los trabajos a la zafra, el varón arramble con toda la familia, dejando tras sí el rancho desmantelado y solo. (…) entre los trastos y las cobijas, va encaramada la compañera con el último vástago dormido en su regazo, y la anciana, y el chico que sujeta bajo el brazo un gallo de cuello nervioso, (…)” (Ya corre por ahí la ocurrencia:

-Che, ¿para qué llevas ese gallo?

-Para que me lo cante, pues…

Y no es cosa de ponerse sentimentales. El gallo lanza su primer canto entre las 2 y 3 de la mañana, exactamente la hora en que hay que comenzar a prepararse para la jornada; también canta alardeando el triunfo sobre su adversario en la ensañada ‘riña’, (…) una de las fiestas predilectas de la pasión campesina)”[54].

 

 

Esta cita muestra claramente la dimensión afectiva y sensible implicada en las pérdidas y costos que acarrea el éxodo para el trabajador rural. De allí la consistencia que adquiere en el vínculo con el líder y su impacto en la imaginación política de este sujeto provincial. La migración en búsqueda de mayor estabilidad socioeconómica acarrea el desprendimiento de otras marcas identitarias igualmente significativas que hacen fundamentalmente al tejido de su vida cotidiana en el interior provincial. Pero también, este vínculo que se establece entre el llamado y su respuesta muestra cómo aquella marca identitaria se transforma, volviéndose una superficie discursiva de posibilidades alternativas que el santiagueño imagina en la elaboración de su propuesta para el segundo período del gobierno peronista.

Asimismo, estas narrativas nos permiten entender algunos efectos que desencadenó el peronismo a nivel de la racionalidad política del sujeto. Si el empuje a la emigración constante transformaba la población provincial en masa muda, amorfa y pasiva desde la posición de las elites intelectuales, estos relatos dan cuenta del movimiento subjetivo capaz de suscitar desde abajo la relación que estos seres establecen con el discurso político hegemónico. Se trata de un poblador usualmente definido como proveniente del interior del país, como un migrante interno, que en su toma de la palabra no reproduce lo dado ni lo toma como destino inexorable de cierta naturaleza identitaria. Más bien intenta torcerlo, intervenirlo, para pensar una distribución diferente de los poderes que estructuran el orden social: una que le otorge a éste su lugar particularmente privilegiado dentro del ordenamiento comunitario provincial y nacional. “Quimilí es importante y merece ser beneficiado con alguna de las tantas y dignas obras que necesita en los siguientes órdenes (…)”[55], refiere una de las solicitudes ya citadas.

En las solicitudes de obra pública, el migrante aparentemente sin voz articula y configura el escenario que vuelve factible aquel retorno del santiagueño a su provincia que anteriormente no encontraba consuelo sino, en cambio, la órbita vacía de un mirar que esperaba el regreso demorado del santiagueño a su tierra, como afirmaba Orestes Di Lullo.

 

Reflexiones finales a modo de cierre

 

La experiencia de emigración del sujeto de Santiago del Estero aparece en las narrativas sobre la identidad provincial como un locus conflictivo y preexistente a la llegada del peronismo. La tematización de este hecho construye, desde las narrativas de la historia intelectual local, la imagen de una población dispersa, muda o sin participación política en asuntos públicos. Asimismo, esta población de “migrantes internos” recién llegados a los centros industriales y de mayor desarrollo moderno, fue considerada, en los inicios del proceso peronista, como aquella masa disponible, según Germani[56], a la manipulación de un líder carismático que le otorgó su apoyo buscando un nuevo marco de referencia frente a su experiencia de transición. Esta mirada si bien ya de larga data, todavía persiste como un fuerte supuesto a la hora de entender la racionalidad política de los sectores trabajadores del interior del país.

Ahora bien, nuestro análisis ha intentado cuestionar esta vinculación usual. En cambio, lo que aquí mostramos es el pliegue que de esta experiencia se produce, su doblez o lo que queda como reverso: es decir, cómo es que en tanto experiencia de pérdida, dolorosa, de abandono de aquello significativo para el habitante de un espacio social particular, la misma se transforma en arena discursiva para articular un proceso de cuestionamiento y re-significación respecto de lo dado o usualmente naturalizado en el devenir cotidiano.

El carácter fuertemente simbólico-afectivo que adquiere la experiencia del desarraigo la convierte en superficie significativa capaz de funcionar como un lugar donde se instala un proceso de transformación identitaria: es decir, donde se conjugan elementos de lo preexistente de aquel ser provincial y lo novedoso de un discurso político, reconfigurando sus composiciones previas suscitado por el espacio relacional que abre la respuesta al líder.

La forma-solicitud de obra pública que adquiere este diálogo, a raíz de la condición establecida por la forma gubernamental, insiste sobre la cuestión mencionada: éxodo, despoblación, errancia, inestabilidad en la vida del interior provincial. Una marca o herida identitaria que, al enunciarse bajo la forma demanda, se hace presente de manera desplazada. En su enunciación dramática opera una inscripción significante novedosa que lo enuncia de un nuevo modo: se pasa así de la falta de obras que llevan a la inactividad o el traslado del poblador, a la posibilidad de generar condiciones para una vida estable y permanente en la provincia. El pedido de diferentes obras públicas condensa la concreción de un sueño, un deseo de largo arrastre para el santiagueño: “formar pueblos” de carácter “permanente”, “asegurar su estabilidad” a la población.

Allí la llegada del gobierno Justicialista se inscribe como una acción oficial que viene a significar una ausencia previa (la de los gobiernos anteriores) y la posibilidad de transformar esta experiencia de larga data, en el ejercicio de una justicia que se realiza en lo inmediato. A través del pedido de obras públicas, el trabajador provincial de Santiago del Estero llama al Estado, lo interpela y lo exhorta a restituirle su arraigo interrumpido, su “concepto de nacionalidad” privado ante la falta de acción oficial retributiva. Aquello que vuelve su identidad incompleta, fallada, amorfa en tanto masa dispersa, puede arreglarse con la intervención de la “justicia social peronista”. El nombre de la justicia bajo el sentido que le otorga el discurso político peronista, la vuelve inédita y amplifica sus contornos. Con esta intervención la narrativa del sujeto provincial restituye su falla y se percibe como una comunidad capaz de alcanzar la plenitud a través de la concreción de aquello solicitado: el retorno y la estabilidad de sus pobladores. Asimismo, por este camino, aquel actor social de la ruralidad provincial realiza un acto político y creativo del que parecía incapaz desde la falta de unidad política que le otorgaba la condición dispersa y pulverizada de su peregrinaje.

Efectivamente y como señala el epígrafe del presente trabajo, se trata de una imagen dinámica, en movimiento, como afirma Canal Feijoó. Movimiento de subjetivación política no visible desde aquellas matrices analíticas que toman la emigración simplemente como dato sociodemográfico antes que desde su valor implicado en la constitución identitaria. Aquel poblador rural aparentemente “sin arraigo”, que forma “la cohorte del paria”, como afirmaban los intelectuales de la época, demanda a los poderes políticos e institucionales en nombre de un pueblo que oscila intermitentemente entre ser y no ser. Movimiento ambulatorio y errante que se muestra haciendo mella en su identidad, la vuelve precaria y perforada. Sin embargo, se convierte en el motor que lo empuja a construir una posición enunciativa para tomar la palabra, cuestionar lo dado y fundar su pedido. De allí que esta marca identitaria adquiera un valor no tanto residual sino más bien como el locus potencial donde se despliega un proceso de problematización o politización para el sujeto provincial.

 

 

 



[1] “Los éxodos rurales”, texto redactado en el año 1930, se encuentra compilado junto a otros textos escritos entre 1938-1943 en la edición Canal Feijoó, Bernardo, De la estructura mediterránea argentina. Teoría de la ciudad argentina, Fundación Cultural Santiago del Estero, Franco Rossi Ediciones, Buenos Aires, [1938-1943] 2012, pp. 17.

[2] Al respecto, se puede consultar Canal Feijoó, Bernardo, [1938-1943], 2012, Ob. Cit.; Di Lullo, Orestes, El bosque sin leyenda. Ensayo económico social, Fundación Cultural Santiago del Estero, Franco Rossi Ediciones, Buenos Aires. [1937] 2012; Tasso, Alberto. Aventura, Trabajo y Poder. Sirios y libaneses en Santiago del Estero (1880-1980), Ediciones Índice, Santiago del Estero, 1989; Judith, Farberman, "Migrantes y soldados. Los pueblos de indios de Santiago del Estero en 1766 y 1813", en Cuadernos del Instituto Ravignani, nro. 4, Universidad Nacional de Buenos Aires, Buenos Aires, 1992; Álvarez, Luis, El éxodo santiagueño según los censos nacionales de 1869, 1895 y 1914, Lucrecia ediciones, Santiago del Estero, 1993; Dargoltz, Raúl, Hacha y Quebracho, Marcos Vizoso Ediciones, Santiago del Estero, 2003; Tasso, Alberto, Ferrocarril, quebracho y alfalfa. Un ciclo de agricultura capitalista en Santiago del Estero, 1870-1940, Alción Editora, Córdoba, 2007.

[3] Germani, Gino, Política y Sociedad en una época de transición, Paidós, 1956; del mismo autor, “El surgimiento del peronismo: el rol de los obreros y de los migrantes internos”, Desarrollo Económico-en Revista de Ciencias Sociales, Vol. 13, 1973, pp. 435-488; Halperín Donghi, Tulio, “Algunas observaciones sobre Germani, el surgimiento del peronismo y los migrantes internos”, en Desarrollo Económico Revista de Ciencias Sociales, Vol. 14, 56, 1975; Cantón, Darío y Acosta, Luis, Una hipótesis rechazada. El rol de los migrantes internos según Gino Germani en los orígenes del peronismo, Hernández editores, Buenos Aires, 2013.

[4] James, Daniel, “Los orígenes del peronismo y la tarea del historiador”, en Archivos de Historia del movimiento obrero y la izquierda, vol. II, n°3, 2013, pp. 131-147; James, Daniel y Lobato, Mirta, en prensa.

[5] En el proceso de mi investigación doctoral intenté mostrar cómo más allá del interés general y obvio que asumen este tipo de pedidos, el análisis en clave local permitía dar cuenta del sentido y el carácter particularmente significativo que adquirían estas demandas en el contexto en el que se inscriben, intentando plantear una mirada alternativa a aquellas lecturas que interpretan la obra pública únicamente como un medio de intercambio racional entre favores y votos. Al respecto, Vargas, Mercedes. Entre el sujeto y su líder. Un análisis de los efectos políticos del discurso peronista en Santiago del Estero (1944-1955). Tesis de Doctorado en Ciencia Política, Centro de Estudios Avanzados, Universidad Nacional de Córdoba, 2016.

[6] Si bien en el presente artículo tomamos fundamentalmente las narrativas de intelectuales como Bernardo Canal Feijoó, Orestes Di Lullo y Amalio Olmos Castro, la tematización del éxodo santiagueño también puede rastrearse en artistas del ámbito literario de los años treinta y cuarenta, como la obra de Rava, Horacio. Hueracoche y otros cuentos. Santiago del Estero, 1937-1938; Quenel, Clementina, La Luna Negra, Santiago del Estero, [1945] 2008; de la misma autora también El Bosque Tumbado, Santiago del Estero, [1948-1950] 1981. Asimismo el éxodo ha constituido el tema central de importantes obras de la música folklórica como la chacarera Añoranzas de Argentino Julio Jerez, declarado himno provincial, por citar uno de los más reconocidos.

[7] Canal Feijoó, Bernardo, [1938-1943] 2012, Ob. Cit., pp. 18.

[8] Olmos Castro, Amalio. El Trabajo. Edición de autor, Santiago del Estero, 1942, pp. 62-3. El destacado es nuestro.

[9] Di Lullo, Orestes, Ob. Cit., [1937] 2012, pp. 63.

[10] Canal Feijoo, Bernardo, [1938-1943] 2012, Ob. Cit., pp. 49.

[11] Canal Feijoo, Bernardo, [1938-1943] 2012, Ob. Cit., pp. 49.

[12] Di Lullo, Orestes, [1937] 2012, Ob. Cit., pp. 63.

[13] Olmos Castro, Amalio, 1943, Ob. Cit., pp. 394.

[14] Dargoltz, Raúl, Hacha y Quebracho. Historia ecológica y social de Santiago del Estero. Marcos Vizoso Editores, Santiago del Estero, 2003, pp. 115.

[15] Documento del Establecimiento Ottavia de Compagno Hermanos, Buenos Aires, 1928, pp. 4-5 en Dargoltz, Raúl, Ob. Cit., pp.79. La firma “Compagno Hermanos” fue una de las empresas de explotación forestal más importantes que se estableció en la provincia a principios del siglo XX. Para los años cuarenta, la explotación forestal en la provincia se encontraba en decadencia, sin embargo la vigencia de este discurso en torno al trabajador rural “golondrina” se sostuvo por décadas posteriormente y todavía aún bajo las nuevas formas que adquiere la actividad económica rural.

[16] Olmos Castro, Amalio, El Trabajo, Edición de autor, Santiago del Estero, 1942.

[17] Al respecto, puede consultarse: Germani, Gino, Política y sociedad en una época en transición, Siglo XXI, Buenos Aires, 1956; Di Tella, Torcuato. “Populismo y Reformismo” en Ianni, Octavio. Populismo y contradicciones de clase en Latinoamérica, Era, México, 1973, pp. 38-83; Cardoso, Fernando Henrique y Faletto, Enzo, Dependency and Development in Latin America, University of California Press, USA, 1979; Touraine, Alan. América Latina. Política y Sociedad, Espasa-Calpe, Madrid, 1989, entre otros. Esta tradición de pensamiento ha influido fuertemente en los modos de entender los regímenes populistas de Latinoamérica. Para una lectura crítica al respecto se recomienda Groppo, Alejandro, “La Lógica Sublime del Populismo: un enfoque Post-estructuralista”, en Utopía y Praxis Latinoamericana, vol. 17, n° 58, julio-septiembre, 2012, pp. 27-38.

[18] La vinculación entre la figura del “migrante interno”, el “cabecita negra” y la identidad “peronista” ha sido mencionada en importantes trabajos que conforman actualmente valiosos insumos en el campo de estudios sobre el peronismo. Al respecto, Germani, Gino, 1973, Ob. Cit., pp. 435-488; Ratier, Hugo, El Cabecita Negra, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1971; Haperín Donghi, Tulio, “Algunas observaciones sobre Germani, el surgimiento del peronismo y los migrantes internos”, en Desarrollo Económico-Revista de Ciencias Sociales vol. 56, n°14, 1974, pp. 765-781; Guber, Rosana, “El ‘cabecita negra’ o las categorías de la investigación etnográfica en la Argentina”, en Revista de Investigaciones Folclóricas, vol. 14, 1999, pp. 108-130; Milanesio, Natalia, “Peronists and Cabecitas: Stereotypes and Anxieties at the Peak of Social Change” en Karush, Matthew y Chamosa, Oscar. The New Cultural History of Peronism: Power and Identity in Mid-Twentieth Century Argentina, Duke University Press, Duham, 2010; Esta idea ha sido particularmente destacada en el trabajo de James, Daniel, 2013, Ob. Cit., pp. 131-147. El presente trabajo constituye un primer intento de comenzar a trabajar dicha vinculación.

[19] Germani, Gino, [1956] 1979, Ob. Cit.

[20] Al respecto, es conocido el debate que suscitó la concepción establecida por Germani sobre la supuesta división interna de la clase obrera para pensar las diferencias que atravesaban a los viejos y nuevos obreros en sus prácticas políticas durante la emergencia del peronismo. Posteriormente, tanto los trabajos de Murmis y Portantiero bajo la idea de una unidad solventada por una común experiencia de explotación capitalista, como Halperín Donghi y la ponderación del peso relativo que tuvieron las emigraciones por aquellos años peronistas, clausuraron transitoriamente el debate sobre la composición de los sectores trabajadores abierto al interior de la historiografía peronista. Debate que ponía en escena ciertas figuras espectrales asociadas al fenómeno populista como el de “manipulación”, “liderazgo carismático”, “irracionalidad de las masas”. Sobre este punto ver James, Daniel, 2013, Ob. Cit.

[21] James, Daniel, 2013, Ob. Cit., pp.142.

[22] Al respecto, Acha, Omar, “Sociedad política y sociedad civil durante el primer peronismo”, en Desarrollo Económico - Revista de Ciencias Sociales, vol. 44, n° 174, 2004, pp. 199-230. También, Pastoriza, Elisa y Pedetta, Marcelo, “Lo que el pueblo necesita’. Turismo social y Peronismo. Argentina, 1945-1955”, en Études caribéennes, Texto en línea: 13-14, Diciembre 2009, puesto en línea en 2011, consultado el 06 de septiembre de 2016 disponible en URL: http://etudescaribeennes.revues.org/3767; DOI: 10.4000/etudescaribeennes.3767. Las solicitudes recibidas eran clasificadas en carpetas-legajos que constaban los siguientes datos: “iniciador” (que podían tratarse de individuos particulares o colectivos), “tema” (la demanda propiamente), “materia” (materia a la que la demanda remitía: educación, obras sanitarias, obras públicas, etc.), “ministerio” del cual dependía su evaluación y realización y, finalmente, “provincia o territorio” de procedencia.

Actualmente este acervo documental está siendo cada vez más consultado y sistematizado de acuerdo a diferentes preguntas de investigación que fueron consolidando un campo de indagación que no sólo tiene en cuenta al aparato estatal que desplegó el peronismo en su gestión, sino también el efecto en sus destinatarios: el pueblo, la masa o aquellas personas “comunes” que no formaban parte de ninguna clase política pero se implicaban en su funcionamiento. Sobre este aspecto se enfoca el presente trabajo.

[23] Pastoriza, Elisa. y Pedetta, Marcelo, 2011, Ob. Cit., s/p.

[24] Pastoriza, Elisa y Pedetta, Marcelo, 2011, Ob. Cit.

[25] Vargas, Mercedes, 2015, Ob. Cit.

[26] Fondo Documental Archivo General de la Nación, Legajo 051, iniciativa n° 12.329. De aquí en más se consignará: abreviadamente Leg. N°, iniciativa n° seguido de la sigla AGN.

[27] AGN, Leg. 072, iniciativa n°14.680.

[28] AGN, Leg. 037, iniciativa n°11.253. Las mayúsculas pertenecen al original.

[29] AGN, Leg. 049, iniciativa n° 14.343. Las mayúsculas pertenecen al original.

[30] AGN, Leg. 056, iniciativa n° 8.023.

[31] AGN, Leg. 036, iniciativa 8.084. Cabe destacar que, a la diversidad de demandas de obras, cabe también una diversidad de remitentes localizados o provenientes, a su vez, de distintos departamentos del interior provincial. De las citas expuestas se destacan principalmente hombres y mujeres del departamento Rio Hondo, Aguirre, Sarmiento, La Banda, que en forma individual o colectiva presentan la demanda, algunos con aval otros sin éste de la Unidad Básica o el Movimiento Peronista Femenino de la zona para la cual realizan sus pedidos (al final ver gráfico I). Las mayúsculas en la cita pertenecen al original.

[32] Di Lullo, Orestes, [1937] 2012, Ob. Cit., pp. 11.

[33] Este dilema que caracteriza a una decisión forzada ha sido conceptualizado por Lacan, Jacques, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Seminario XI, 1964. Paidós, España, 2006. Justamente a partir de esta idea se destaca la dimensión constitutiva de la pérdida que atraviesa el proceso de formación identitaria.

[34] AGN, Leg. 053, iniciativa n° 6.691.

[35] AGN, Leg. 045, iniciativa n° 19.024.

[36] AGN, Leg. 056, iniciativa n° 8.023. Las mayúsculas pertenecen al original. El destacado es nuestro.

[37] AGN, Leg. 040, iniciativa n°15.542.

[38] AGN, Leg. 035, iniciativa n° 12.314.

[39] Germani. Gino, [1956] 1979, Ob. Cit.

[40] AGN, Leg. 068, iniciativa n°14. 697.

[41] Esta idea sigue la línea planteada por Althusser, Louis, “Tres notas sobre la teoría de los discursos”, en Escritos sobre el psicoanálisis. Freud y Lacan, Siglo XXI, México, 1996.

[42] Al respecto, Acha, Omar, “Sociedad política y sociedad civil durante el primer peronismo”, en Desarrollo Económico-Revista de Ciencias Sociales, vol. 44, n°174, 2004, pp. 199.230.

[43] Ranciere, Jacques, El desacuerdo. Política y filosofía. Nueva Visión, Buenos Aires, 2007. Nuestro análisis dialoga en este sentido con autores del pensamiento político contemporáneo posfundacional como Jacques Ranciere y Ernesto Laclau cuyos aportes nos permiten pensar las implicancias de un proceso populista.

[44] AGN, Leg. 068, iniciativa n° 14.697. Las mayúsculas son del original.

[45] AGN, Leg. 035, iniciativa n° 12.314.

[46] AGN, Leg. 048, iniciativa n° 8.233. Las mayúsculas pertenecen al original.

[47] Ranciere, 2007, Ob. Cit.

[48] AGN, Leg. 042, iniciativa n° 16.335.

[49] Canal Feijoó, Bernardo, [1938-1943] 2012, Ob. Cit., pp. 49.

[50] AGN, Leg. 042, iniciativa n° 16.335.

[51] AGN, Leg. 036, iniciativa 8.084.

[52] AGN, Leg. 040, iniciativa n° 15.542.

[53] AGN, Leg. 042, iniciativa n° 16.327.

[54] Canal Feijoó, Bernardo, [1938-1943] 2012, Ob. Cit., pp.18.

[55] AGN, Leg. 068, iniciativa n°14.967.

[56] Gino, Germani, [1956] 1979, Ob. Cit.