ALCANCES Y LIMITACIONES PARA CARACTERIZAR LAS OCUPACIONES FORMATIVAS EN CAFAYATE (SALTA)

 

 

 

Rossana Ledesma* y Claudia Subelza*

 

 

 

Introducción

El estudio de las ocupaciones pre-santamarianas[1] ha generado interrogantes sobre los alcances y limitaciones en el empleo de indicadores formativos en la microregión Cafayate (Salta).

 

Al efectuar la revisión del material arqueológico procedente de uno de los sitios: SSALCAF 1 (La Banda de Arriba)[2] se hicieron necesarios replanteos. Si bien algunas de sus características orientaban a puntualizar los entierros como formativos, se observaron variantes que no se ajustaban con las definiciones tradicionales empleadas en las regiones valliserrrana y puneña.

 

La discusión de las particularidades de la ocupación en Cafayate es fundamental para poder analizar los procesos sociales que se desarrollaron con anterioridad a las ocupaciones santamarianas[3]. Éstas últimas se presentan en conjunto como palimpsesto, de manera recurrente con las ocupaciones formativas y con alta visibilidad en la zona. Por ello se han empleado, inicialmente, una serie de indicadores arqueológicos como el emplazamiento, tecnología cerámica y arte rupestre que ayudaron a establecer las “particularidades formativas” en la zona de estudio.

 

Aunque el término Formativo y su definición se encuentran en plena discusión, y con ciertas limitaciones para efectuar estimaciones cronológicas, se buscarán características formativas para la microregión que permitan avanzar en la comprensión del proceso por el cual las poblaciones de Cafayate establecieron su territorio en la confluencia de los ríos Calchaquí y Santa María[4].

 

Definición del Período Formativo

 

Los principales trabajos de las sociedades formativas en el Noroeste Argentino son los realizados por A. R. González[5], V. Nuñez Regueiro[6], J. Pérez Gollán[7] , O. Heredia[8], B. Dougherty[9], R. Raffino[10], C. Sempé[11], M. Tarragó[12], E. Berberián[13], D. Olivera[14],  C. Scattolín[15], M. Baldini[16], I. Gordillo[17], L. García[18] y C. Aschero[19]. Si bien el uso del término Formativo se ha generalizado, aún se observa en la bibliografía el empleo de terminologías equivalentes como Períodos Temprano o Medio y Agroalfarero Temprano o Medio.

 

Según A. R. González y J. Pérez[20], el período Formativo regional surandino se caracteriza por ser un estadio de la evolución social equivalente al Neolítico del viejo Mundo, etapa en la cual la revolución agropecuaria ya estaba cumplida. Luego, V. Nuñez Regueiro[21] amplía la definición y lo relaciona con los modos de producción donde la agricultura y la ganadería constituyeron una parte esencial de la economía, a la cual se incorporan nuevas manufacturas como la cerámica, los textiles por telar y el empleo del metal. Posteriormente, D. Olivera[22] considera al Formativo como un sistema de adaptación que implica estrategias que define como productivas (agrícola y/o pastoril), complementadas con caza y recolección, con determinado grado de sedentarismo y que han incorporado tecnología adecuada.

 

Estas definiciones no son descartadas por M. Tarragó[23] quien caracteriza al Formativo del Noroeste Argentino a partir de una serie de aspectos sustantivos como el papel de las prácticas agrícolas ganaderas en la producción de alimentos, el proceso de sedentarismo, la mayor estabilidad de los asentamientos, la ubicación de las viviendas vinculadas con las labores agrícolas - pastoriles y el desarrollo de nuevas tecnologías. Se trata de un proceso de transformación donde las sociedades participan de una vida aldeana bien establecida con producción de alimentos.

 

En las discusiones realizadas en la última década sobre el empleo del término Formativo, tanto los estilos cerámicos[24], el patrón de asentamiento[25], las estrategias adaptativas[26] como la organización económica[27], forman parte de los atributos empleados en la gran mayoría de los trabajos que refieren a esta etapa para el noroeste argentino, haciendo hincapié en algunos de ellos según sea el contexto de investigación.

 

Indefectiblemente los debates y cuestionamientos al término “formativo” están focalizados en las múltiples variantes y situaciones que se dan en cada uno de los espacios ocupados por las poblaciones durante aproximadamente 2.000 años en el Noroeste Argentino. La posibilidad de efectuar una propuesta superadora será factible cuando se pueda contar con más estudios microregionales que den cuenta de las relaciones internas y externas (sociales, información, bienes, religiosas, etcétera).

 

Mientras tanto,  en este trabajo se analizan los alcances y las limitaciones al caracterizar a las ocupaciones en la Microregión Cafayate como formativas, es decir las pre-santamarianas[28]. Debido a ello se emplearon los “aspectos” recurrentes y tradicionales ya mencionados como estilos cerámicos, patrón de asentamiento y nuevas tecnologías.

 

Inicialmente se había pensado que en Cafayate los sitios de Desarrollos Regionales y su iconografía santamariana “encubrían” a los formativos, pero la situación se presentó de manera diferente.  Anteriormente, otros autores[29] habían planteado para el Valle de Santa María las dificultades para encontrar asentamientos formativos importantes y los problemas para identificar a los sitios formativos y de integración regional.

 

Si bien, no se considera que los sitios formativos hayan desaparecido por completo, las posibilidades de definirlos en la zona de Cafayate son reducidas debido a los procesos postedepositacionales antrópicos y naturales[30]. A pesar de las limitaciones, el registro formativo presentado inicialmente por Tarragó y Scattolín[31] para los Valles de Santa Maria y Calchaquí se amplió en los últimos años. Los sitios Lampacito[32], Soria 2[33] y SSALCAF 1 -La Banda de Arriba[34] son los referentes más recientes de las ocupaciones pre-santamarianas.

 

En el proyecto que se lleva adelante en Cafayate, las investigaciones se iniciaron con la revisión de las tareas efectuadas en la Banda de Arriba (SSALCAF 1) y las posibles vinculaciones intersitio en la microregión. De esta manera se brinda una síntesis y actualización de la información correspondiente.

 

Antecedentes

 

La historia arqueológica en Cafayate (Salta) se caracteriza por una serie de interrupciones que indudablemente parcializan el registro. Los primeros trabajos en la zona fueron realizados por J.B. Ambrosetti[35], P. Toscano[36], A. Quiroga[37], C. Reyes Gajardo[38]. Décadas después continuaron las investigaciones de la Universidad Nacional de Rosario[39]. Aunque el Sr. Rodolfo Bravo conformó una amplia colección particular en el pueblo, no se cuenta con información publicada ni con referencias sobre las excavaciones efectuadas.

 

Entre los años 1986 y 1990, profesionales del Museo de Antropología de Salta realizaron tres rescates arqueológicos en el paraje La Banda de Arriba, ubicado al noroeste del pueblo de Cafayate. En aquella oportunidad quedaron al descubierto restos óseos humanos cuando una familia realizaba refacciones en su propiedad.

 

El sitio La Banda de Arriba -SSALCAF 1- fue caracterizado como enterratorio múltiple con acompañamiento funerario[40]. Fueron determinados tres sectores diferenciados donde se rescataron artefactos cerámicos y restos óseos humanos: 1) dos vasijas cerámicas con siete vasijas pequeñas en su interior; 2) Enterratorio múltiple (trece individuos) con once vasijas medianas como acompañamiento funerario y 3) Enterratorio individual y una vasija cerámica pequeña, un collar de cuentas de turquesa, un instrumento de bronce completo y uno fragmentado.  Se trata de una necrópolis donde se han ubicado al menos 14 individuos, siete de ellos masculinos, tres femeninos y cuatro sin identificación de sexo[41].

 

El grupo está conformado por individuos adultos con edades estimadas de 50 años (uno), 40 años (uno), edad avanzada (un anciano), entre 25 y 30 años (cuatro), 20 años (uno), 18-19 (uno), menor de 15 años (uno) y cuatro sin posibilidad de estimación. El tipo de enterratorio es colectivo y primario, a excepción del hallazgo de la Cuadrícula A, donde fue identificado un individuo masculino de veinte años. 

 

En el año 1992, bajo el marco de reestructuración del gobierno de la provincia de Salta el área de investigación del Museo de Antropología de Salta es disuelta. Ello implicó que no se continuara con los trabajos en la Banda de Arriba como tampoco con el análisis del material obtenido en excavación que fue resguardado en dicha institución.

 

Las investigaciones fueron retomadas en el año 1997 por parte de la Universidad Nacional de Salta, bajo la dirección de M. Lo Celso[42] y G. Plaza. Para complementar la información se realizó una nueva excavación[43] en un sector contiguo al del rescate. En superficie no se observaron indicadores arqueológicos y fueron excavadas dos cuadrículas (2 x 2 m) en la transecta A y cuatro cuadrículas (2 x 2 m) en la transecta B. De la transecta A se rescataron fragmentos cerámicos dispersos de diversos tipos y no se evidenciaron ni pisos de ocupación ni estructuras. Por las características edafológicas y la disposición de los vestigios se pudo determinar que el material procedía del arrastre de zonas más altas[44].

 

La Transecta B fue dividida en cuatro sectores de 2 m x 2 m, y se establecieron cuatro niveles artificiales en su estratigrafía. En el sector 1 solamente se registraron hallazgos de fragmentos cerámicos erosionados en un contexto de remoción. En los sectores 2 y 3 también se evidencian los procesos de remoción pero con hallazgos de material óseo fragmentado y en mal estado de conservación debido a la proximidad de una acequia y raíces de viñas.

 

El material extraído está compuesto por fragmentos cerámicos y óseos. No se registraron vasijas completas como tampoco acompañamiento funerario. Se observó una estructura semicircular parcialmente destruida. Debido a los elevados procesos postdepositacionales y a la presencia de viviendas modernas no se pudo definir la estructura general del sitio.

 

Al igual que en los rescates realizados por el Museo de Antropología, los indicadores habitacionales o domésticos no se pudieron establecer.

 

Una vez finalizado el proyecto CIUNSA Nº702, y agotadas las posibilidades de realizar nuevas excavaciones en la propiedad de la familia Gutiérrez, se planificaron nuevas actividades para poder ubicar los sitios arqueológicos vinculados a SSALCAF 1. Así, los sucesivos proyectos del CIUNSA (1449 y 1086) se concentraron en prospectar de manera intensiva la zona de Cafayate[45]. Como resultado de estos trabajos se sintetizan a continuación las características de los sitios registrados, según su ubicación en los sectores occidental y oriental de la microregión.[46]

 

Sobre la ladera oriental de las Serranías del Cajón y a diferentes altitudes se emplazan sitios arqueológicos con características formativas y santamarianas.  En primer lugar se hace referencia al conjunto de sitios comprendidos en Finca La Banda, como el ya descripto SSALCAF 1 que marca la reapertura de las investigaciones en la zona. Luego SSALCAF 2, ubicado a doscientos metros al norte del primero, con indicios de material lítico y cerámico en superficie como producto de remoción. La cerámica es similar a las vasijas completas del primer rescate. SSALCAF 3 se ubica en un lote que colinda con SSALCAF1, contiene escasos fragmentos cerámicos formativos y santamarianos además de bloques líticos con cazoletas. SSALCAF 4 se encuentra a 100 m al oeste de SSALCAF 1 y se caracteriza por estructuras circulares, fragmentos cerámicos de tipo tosco y lítico en superficie.

 

En el año 2001, personal del centro Vecinal La Banda de Arriba y de la Municipalidad de Cafayate denuncian un nuevo hallazgo y se registra SSALCAF 10 que presenta un patrón disperso de recintos irregulares con muros de rocas planas. El material arqueológico recuperado comprende cuatro vasijas enteras de pequeña dimensión y una urna. En su interior se encuentran tres cuentas de turquesa, una de malaquita y dos molares de un infante. El último sitio registrado en este paraje es SSALCAF 18 conformado por un contexto de inhumación en urnas de un adulto e infantes correspondientes a Desarrollos Regionales.

 

En las márgenes del Río Seco se identifica a SSALCAF 5 donde existe abundante material lítico y cerámico en superficie, y estructuras de piedra en forma circular de 2 m de diámetro.

 

SSALCAF 6 está ubicado en la Quebrada del Río Colorado, a un kilómetro aguas arriba de El Divisadero. Se observan muros de planta semicircular y semisubterráneos, bloques con cazoletas, material cerámico formativo y lítico en superficie.

 

El sitio denominado Molinos Jesuitas -SSALCAF 7- presenta en superficie bloques con cazoletas, fragmentos cerámicos pintados (similar a Guachipas policromo). Es un sitio sin estructuras definidas y alteraciones visibles ante la presencia de caminos, acequias y construcciones históricas. Se encuentra sobre la margen sur del camino consolidado hacia Yacochuya.

 

En la localidad de San Luis, al oeste del pueblo de Cafayate se sitúa SSALCAF 8. Contiene estructuras circulares aisladas, bloques con cazoletas y andenes de cultivo; abundante cerámica Formativa y de Desarrollos Regionales en superficie.

 

Ubicado en el paraje de El Divisadero, SSALCAF 9 ya contaba con las referencias de investigadores como J. B. Ambrosetti, J. Toscano y A. Quiroga, quienes mencionan tres aleros con arte rupestre. El registro actual muestra diez abrigos con pinturas, enterratorios, terrazas de cultivo y bloques con cazoletas. En la Cueva de los Camélidos se han identificado tres pisos de ocupación, con material botánico, cerámico, desechos de talla y pastas de pintura.

 

En la confluencia de los ríos Colorado y El Alisar, en SSALCAF 11 se registran campos de cultivo, estructuras habitacionales y un abrigo con pinturas rupestres. Los fragmentos cerámicos son escasos en superficie y con características formativas y de Desarrollos Regionales. La densidad de desechos líticos es baja.

 

Hacia el norte, Tres Cerritos – SSALCAF 16- constituye un sitio con grabados rupestres de visibilización restringida. Los grabados han sido ubicados por cronología relativa en el período Formativo y en Desarrollos Regionales.

 

Chimpa –SSALCAF 23- y Toroyaco –SSALCAF 27- fueron registrados y trabajados por un equipo de la Universidad Nacional del Litoral en 1961. Las actividades de excavación y recolección superficial revelaron material cerámico Formativo para el primero y estructuras habitacionales con cerámica policroma, gris y marrón pulida para el segundo.

 

Sin embargo Chuscha –SSALCAF 26- y Yacochuya –SSALCAF 20- concentran una importante densidad de estructuras habitacionales, enterratorios y campos de cultivo. Ambos sitos poseen ocupaciones Formativas y de Desarrollos Regionales según el indicador cerámico proveniente de recolección superficial, pozos de sondeos y de dibujos de vasijas enteras de colección.

 

El Mollar –SSALCAF 21- y Arroyo Colorado – SSALCAF 22- están ubicados en las márgenes orientales del río Santa María y  presentan muros de piedra que se estiman forman parte de campos de cultivo pero sin indicares cronológicos en superficie.

 

En dirección opuesta al conjunto de sitios que se acaban de exponer, los siguientes se ubican en la vía de acceso hacia Pampa Grande y Guachipas. En la quebrada conformada por el río Las Conchas se registran cinco sitios. El primero de ellos es Tía Jacinta -SSALCAF 15- que incluye evidencias de fragmentos cerámicos y líticos. Las Figuritas –SSALCAF 19- es un abrigo con pinturas rupestres sin otros indicadores de ocupación. Por su parte Río Negro -SSALCAF 14- y Confluencias -SSALCAF 13- son necrópolis de características tardías. El único sitio habitacional es Santa Bárbara – SSALCAF 12- que está ubicado en la quebrada homónima con evidencias de Desarrollos Regionales exclusivamente.

 

Figura  1 Microregión Cafayate (Provincia de Salta)

 

                   

 

SIGLA

NOMBRE SITIO

PERÍODO

SSALCAF 1-

LA BANDA DE ARRIBA 1

FORMATIVO

SSALCAF 2-

LA BANDA DE ARRIBA 2

FORMATIVO

SSALCAF 3-

LA BANDA DE ARRIBA 3

FORMATIVO

SSALCAF 4-

LA BANDA DE ARRIBA 4

 

SSALCAF 5-

RÍO SECO

FORMATIVO-

DES. REGIONALES

SSALCAF 6-

RÍO COLORADO

 

SSALCAF 7-

MOLINOS JESUITAS

FORMATIVO

SSALCAF 8-

SAN LUIS

FORMATIVO-

DES. REGIONALES

SSALCAF 9-

EL DIVISADERO

FORMATIVO-

DES. REGIONALES

SSALCAF 10-

LA BANDA DE ARRIBA 5

FORMATIVO

SSALCAF 11-

EL ALISAR

FORMATIVO-

DES. REGIONALES

SSALCAF 12-

SANTA BARBARA

DES. REGIONALES

SSALCAF 13-

CONFLUENCIAS

DES. REGIONALES

SSALCAF 14-

RIO NEGRO

DES. REGIONALES

SSALCAF 15-

TIA JACINTA

 

SSALCAF 16-

TRES CERRITOS

FORMATIVO- DES. REGIONALES

SSALCAF 17-

LOS MORTERITOS

 

SSALCAF 18-

LA BANDA DE ARRIBA 6

FORMATIVO-

DES. REGIONALES

SSALCAF 19-

LAS FIGURITAS

FORMATIVO-

DES. REGIONALES

SSALCAF 20-

YACOCHUYA

FORMATIVO-

DES. REGIONALES

SSALCAF 21-

EL MOLLAR

 

SSALCAF 22-

ARROYO COLORADO

 

SSALCAF 23-

CHIMPA

FORMATIVO

SSALCAF 24-

QUINCE CACIQUES

DES. REGIONALES

SSALCAF 25.- 

PIEDRAS PINTADAS

 

SSALCAF 26-

CHUSCHA

FORMATIVO-

DES. REGIONALES

SSALCAF 27-

TOROYACO

FORMATIVO

Figura  2  SITIOS MICROREGION CAFAYATE. Departamento Cafayate (Salta)

 

Ocupaciones prehispánicas y su territorio

 

Las prospecciones en la zona de Cafayate tenían como objetivo inicial realizar un registro de sitios formativos. Más allá de la descripción sistematizada, se consideró la necesidad de analizar la información en un marco que pueda orientar la interpretación de las ocupaciones efectuadas, en este sentido resultó operativo realizar un análisis territorial.

 

Se define al territorio como el espacio utilizado por los grupos humanos en su vida de todos los días y no sólo el sitio como único dato arqueológico, sino su contexto. Sintéticamente consiste en la continuidad del registro en el campo, su situación en la microregión, su asociación con otros indicadores de ocupación (temporal o permanente), los emplazamientos y las zonas por las que se desplazaron los grupos humanos. Para ello se sigue en líneas generales a R. Bradley[47], P. Bueno y R. de Balbín[48].

 

Para contextualizar los sitios arqueológicos en un territorio se aplicó igual metodología de análisis con todos los indicadores de ocupación. Así se identificaron áreas de variabilidad ecológica, de habitación, de actividades económicas, funerarias, decoradas y de tránsito[49].

En la contextualización propuesta se trabajó en dos niveles, el primero basado en el registro de sitios arqueológicos y el segundo en el estudio de los sitios en una doble relación: inter-sitio y de los sitios con su territorio.

 

De esta manera fue definida una unidad de muestreo denominada Microregión[50] Cafayate que está ubicada en el Valle Calchaquí, específicamente en la confluencia de los ríos Calchaquí, Santa María y las Conchas. Se efectuaron prospecciones sistemáticas y la base de datos cuenta con un registro[51] de veintisiete sitios arqueológicos hasta el momento[52].

 

Se ha buscado establecer una asociación entre los indicadores arqueológicos y los emplazamientos[53]. Para ello se ubicaron sitios con enterratorios, aldeas, cazoletas[54], campos de cultivo y arte rupestre.  De manera asociada se consideró la presencia y combinación de recursos naturales (hídricos, botánicos, minerales, tipo de suelo) y el factor geográfico[55]. En todos los casos se observó como recurrente la visibilidad[56] que se tenía desde el sitio arqueológico frente el entorno, especialmente a los senderos y accesos occidentales al valle.

 

Los sitios fueron caracterizados según los indicadores arqueológicos como Formativos, de Desarrollos Regionales y Mixtos (formativo y desarrollo regionales). Luego fueron ubicados geográficamente según su disposición en fondo de valle, cañadas, pie de sierra y sierra.

 

Como se puede observar en la Figura 3, existe una clara recurrencia en el modelo de emplazamiento que se ha denominado Mixto, donde los sitios integran tanto ocupaciones formativas como de desarrollos regionales, que pueden ubicarse en fondo de valle, pie de sierra y cañadas.

 

Figura  3 Tipos de emplazamiento en la microregión Cafayate

 

En este momento no se puede aseverar sobre las posibles reocupaciones o continuidades, pero los rescates[57] realizados en SSALCAF 18 (La Banda de Arriba 6) y SSALCAF 10  (La Banda de Arriba 5) muestran que no hubo una superposición de enterratorios o destrucción de asentamientos previos; por el contrario, existe una notoria conservación. 

 

En el primer caso, SSALCAF 18, se trata de una necrópolis de desarrollos regionales y durante la excavación no se identificó ningún fragmento cerámico formativo como tampoco modificación en el contexto de inhumación. En el enterratorio formativo de SSALCAF 10 no hay registro de fragmentos cerámicos tardíos[58]. Sin embargo, en ambos casos se observa en superficie indicadores arquitectónicos y cerámicos de ambos períodos.

 

El panorama de excavación de la microregión es indefectiblemente complicado porque los indicadores cronológicos absolutos y relativos se presentan alternadamente. Por ejemplo, en SSALCAF 9 se excavó un sector con características arquitectónicas que se estimaban como formativas.  El registro de excavación no arrojó fragmentos cerámicos diagnósticos y la datación absoluta calibrada se corresponde con Desarrollos Regionales[59].

 

Una situación similar se presentó en SSALCAF 26 donde fueron analizados los materiales recuperados de pozos de sondeo (año 1998) y que estaban depositados en el Museo de Antropología de Salta[60]. Las características en superficie de este yacimiento lo ubican como tardío, pero los fragmentos cerámicos en los niveles inferiores se corresponden con grupos de referencia formativos[61].

 

Este palimpsesto de indicadores cronológicos formativos y de desarrollos regionales se refleja en el modelo mixto y está presente al oeste de la microregión, donde las poblaciones humanas ocuparon y demarcaron los mismos espacios de manera recurrente y de diferente manera con arte rupestre, enterratorios, campos de cultivo y aldeas.

 

En la elección antrópica del emplazamiento se han conjugado variables como los recursos naturales disponibles, la visibilidad que se tenía del entorno, la posición en los accesos a las cañadas y quebradas laterales que conectan a la puna y una re-elección de los espacios que se encuentran en los accesos al Valle Calchaquí (cañadas y pie de sierra) desde momentos  formativos hasta los de desarrollos regionales.

 

La combinación de marcadores territoriales no se presenta con iguales características en el este y noreste de la microregión donde los recursos naturales y los accesos al oriente son notoriamente diferenciados. En el sector oriental del valle, al pie de las laderas occidentales de las Sierras Calchaquíes se realizaron prospecciones en las adyacencias de los arroyos Santa Bárbara, El Mollar y Arroyo Colorado. En éstos dos últimos se registraron campos de cultivo delimitados por muros de piedra y sin fragmentos cerámicos en superficie. En la Quebrada de Santa Bárbara (acceso a Pampa Grande y Guachipas) se registraron los sitios SSALCAF 12, SSALCAF 13 y SSALCAF 14 con características en superficie de Desarrollos Regionales[62].

 

Se podría decir que el fondo de valle es el sector con mejores posibilidades para el asentamiento humano pero la poca estabilidad de los suelos asociada al carácter irregular de los ríos es una variable limitante de alto grado. Hay datos de emplazamiento en fondo de valle como el caso de SSALCAF 23, pero no se han detectado otros sitios con arquitectura remanente en las márgenes del río Calchaquí, Santa María y Las Conchas.

 

Si bien es intención continuar con el registro acabado de los sitios arqueológicos de la microregión, es indudable que se debe trabajar con un contexto en el que los indicadores formativos y de Desarrollos Regionales están presentes permanentemente. En este sentido, se analizó el material cerámico y el arte rupestre con un carácter más orientativo que diagnóstico.

 

Acerca del material cerámico de Cafayate

 

Uno de los indicadores orientadores para estimar la cronología relativa de los sitios arqueológicos en la microregión ha sido la cerámica. El material recuperado en excavación y recolecciones superficiales fue sistematizado a los fines de tener un patrón de referencia a través de estudios morfológico-decorativos y de análisis tecnológicos.

 

En el informe del primer rescate efectuado en SSALCAF 1 se consigna la recuperación de 16 piezas y 442 fragmentos los cuales fueron clasificados oportunamente en grupos como el tosco cepillado, gris inciso-grabado, negro pulido y pintado negro sobre rojo natural[63].

 

Luego de la excavación del año 1998 fueron analizados los fragmentos cerámicos de la transecta B (543 en total) de los cuales se determinaron 11 grupos cerámicos[64](Figura 4). En esta oportunidad se tomaron en cuenta variables cualitativas como tipo, tamaño, distribución de antiplásticos, textura y tipo de fractura, color de superficie, tipo de cocción y espesor de los fragmentos, tipo de bases y asas.  Sin embargo, al realizar una revisión exhaustiva, se observaron variantes que podían incluirse bajo un mismo grupo y se realizó una nueva sistematización y descripción de los mismos[65].

 

Figura  4 Grupos cerámicos de referencia La Banda de Arriba.

 

Grupo Tosco

Es el que posee mayor representatividad en el conjunto, un 41 % del total. Se trata de fragmentos con espesores variables de 5 a 14 mm, abundante antiplástico de tamaño no uniforme y distribución irregular. El color de superficie varía entre rojizo y marrón y el del núcleo de su pasta es tan variable que supone una cocción irregular aunque de tipo oxidante. Ante la presencia de bordes, estos son rectos o evertidos. Bajo este grupo se registran asas de tipo doble adheridas y bases rectas. Parecen haber formado parte de contenedores de gran tamaño dados los espesores de los fragmentos.

 

Grupo Naranja Alisado

Representa un 14,4 % del conjunto. Los fragmentos más delgados poseen entre 3 y 7 mm de espesor, distribución regular de inclusiones no plásticas de tamaño uniforme, fractura regular y recta, textura compacta, color de superficie naranja a rojizo y pardo, color del núcleo marrón. Los más gruesos tienen entre 7 y 14 mm, distribución irregular del antiplástico y tamaño no uniforme, fractura irregular, color de núcleo naranja, cocción irregular. En algunos casos se observa la presencia de un baño algo más oscuro que el color de pasta. Bajo este grupo se registran asas de tipo mamelonar y bases cóncava-convexas.

 

Grupo Gris Alisado

Representa un 19,3 % del conjunto siendo el segundo en importancia de aparición. En general las inclusiones no plásticas (cuarzo y mica) aparecen distribuidas de manera regular en la pasta. El color de superficie es gris, la cocción de tipo reductora y uniforme. Según el espesor de sus paredes podrían dividirse en fragmentos delgados (4 a 6 mm) y gruesos (7 a 10 mm). En los primeros se observa una pasta de textura compacta, fractura de tipo regular recta y un tamaño uniforme de las inclusiones no plásticas. Los segundos presentan texturas variables como compacta, porosa y a veces laminar, por lo tanto su fractura es irregular en los dos últimos casos.

 

Es en este grupo donde se registra la mayor cantidad de fragmentos de borde recto y donde las bases son planas con ángulo obtuso o de tipo cóncava-convexa. También presenta asas de inserción doble remachada y de tipo lisa. Además es notable el borde erosionado de muchos de sus fragmentos y cierta resistencia a la fractura.

 

Una variante de este grupo se advierte en los fragmentos gruesos (7 a 11 mm) cuya textura es compacta porosa, la fractura es concoidal y presenta un núcleo de pasta marrón que indica una cocción irregular, de tipo oxidante. El color de superficie externa e interna es rojizo.

 

Grupo Gris Negro Pulido

Representa un porcentaje de 6,6 del total y es muy probable que integren una misma pieza con los del Grupo Inciso ya que esta técnica decorativa solo se realiza en forma sectorizada (cuerpo o borde). Las tonalidades varían de gris a negro en parte como resultado de la cocción de tipo reductora pero no uniforme de la pieza. Si bien el color del núcleo es gris uniforme, en los fragmentos gruesos (6-10 mm) puede presentarse ennegrecido en el centro. Las inclusiones no plásticas no son visibles en los fragmentos de espesores finos (3 a 5 mm) y en general la textura es compacta y de fractura resistente. No se han registrado bases y asas para este grupo.

 

Grupo Inciso

Con el 5,3 % del total posee las mismas características de pasta que los grises alisados y gris negro pulido que sugiere la posibilidad de conformar otra sección de una misma vasija asociada a fragmentos de espesores delgados. Una tercera variante pero atípica, es el rojo inciso pulido representado por un fragmento de borde de escudilla. Los motivos geométricos realizados con incisiones de trazo fino destacan líneas paralelas, reticulados y círculos concéntricos que en varios casos delimitan un sombreado zonal.

 

Son de textura muy compacta y antiplástico fino. Los fragmentos del rescate (1988) tienen las mismas características pero su superficie es alisada.

 

Grupo Pintado Bicolor

Es el grupo menos representativo (0,7 %), los colores combinados son el negro sobre fondo de pasta marrón. Los motivos representados son bandas paralelas, círculos reticulados y óvalos concéntricos. Lo particular de este grupo es la pasta que suele ser muy homogénea y compacta casi sin antiplástico y son fragmentos generalmente pulidos. Los diseños representados podrían adscribirse al estilo Guachipas Polícromo[66].

 

Grupo Marrón Pulido

Son fragmentos de textura compacta laminar y antiplástico fino. Con espesores de 4 a 7 mm, son poco representativos en el conjunto. Su superficie es similar al fondo de pasta de los fragmentos Guachipas Polícromo.

 

De esta clasificación fue posible además realizar una observación acerca de cuáles de estos grupos estaban representados en las piezas enteras y en los fragmentos cerámicos procedentes de excavación (SSALCAF 1, excavaciones años 1988 y 1998) y de recolección superficial (SSALCAF 9, SSALCAF 8, SSALCAF 15). La Figura 5 muestra los criterios de presencia y ausencia de cada grupo cerámico y en el gráfico de la Figura 6 se los ha representado porcentualmente para cada sitio.

 

GRUPO

Nº de VASIJAS COMPLETAS SSALCAF 1

SSALCAF 10

SSALCAF 1

 

SSALCAF 8

 

SSALCAF 9

 

SSALCAF 15

 

TOSCO

3

X

X

X

X

GRIS ALISADO

1

X

 

X

 

NARANJA ALISADO

0

X

X

X

X

GRIS NEGRO PULIDO

10

X

 

 

 

INCISOS

8

X

 

X

X

MARRON PULIDO

2

X

X

X

X

PINTADO BICOLOR

0

X

X

X

 

PULIDO EN LINEAS

2

 

 

 

 

N=

26

1255

253

249

100

Figura  5 Grupos cerámicos La Banda de Arriba, según presencia y ausencia.

 

 

Figura  6 Grupos cerámicos de referencia La Banda de Arriba, relación porcentual

 

En particular puede observarse que variantes como el Pulido en Líneas no se encuentra representado en los fragmentos de la zona pero sí en dos de las piezas. La técnica del pulido en líneas está presente en recipientes de pasta anaranjada y cuerpo globular y se destaca por la presencia de delgadas líneas rojas, más oscuras que el fondo de la pasta, que atraviesan verticalmente la vasija. Otro denominador común es la abundancia de mica visible en superficie casi como un aditamento decorativo.

 

Por otro lado, el porcentaje de fragmentos de los grupos de gris negro pulido e incisos es inverso a una alta frecuencia de vasijas representadas para ellos. Es interesante destacar que esto podría deberse a una manufactura de tecnología conservada, pues presentan alta resistencia a la fractura y sus piezas son de pequeño porte como vasos, escudillas y botellas. De todos modos entre la cerámica delgada estos serían los grupos diagnósticos para catalogar a un sitio como formativo dentro de la microregión.

 

Con respecto al análisis morfológico de artefactos que conforman el acompañamiento funerario, se cuenta con una mayoría de vasijas de servicio que incluyen escudillas, vasos, botellas y jarros. Del análisis de las mismas se observa una recurrencia de perfiles compuestos y complejos. Las asas en cinta se disponen de manera vertical sobre el cuerpo y el labio de las piezas (jarros); otro atributo característico es el predominio de la base plana y los bordes evertidos mientras que para la decoración y el acabado de superficie se utilizan frecuentemente la incisión y el grabado tanto como el pulido y bruñido. Las tonalidades de pastas varían entre gris, gris-negro y marrón (a excepción de 4 vasijas).

 

Teniendo en cuenta estos atributos y la clasificación en grupos cerámicos para SSALCAF 1, las semejanzas más significativas dentro de la microregión se establecen con los sitios SSALCAF 26, y SSALCAF 9, de acuerdo a un catálogo de dibujos de piezas cerámicas de colección que fueron relevadas y descriptas por Carrara y Monti en 1961[67]. Se pueden observar para el primer sitio, piezas de similar morfología con áreas de diseño geométricos grabados en su mayoría. Las bandas decorativas están rellenas de líneas verticales y quebradas además del reticulado. Los jarros exhiben figuras escalonadas rellenas de líneas paralelas. En cuanto a las piezas enteras se detallan las siguientes variantes: jarros, vasos y vasijas restringidas de pequeño porte[68]. Los sondeos practicados en este SSALCAF 26 dieron como resultado cerámica santamariana en la superficie, mientras que a mayor profundidad aparecen fragmentos de tipo tosco, gris alisado, gris inciso, marrón inciso y naranja alisado[69].

 

Entre las piezas dibujadas y descriptas para SSALCAF 9 por parte de Carrara y Monti se encuentran jarros de perfil compuesto y superficie gris pulida, con decoración geométrica grabada. Se repite la modalidad del asa en cinta vertical y la decoración en paneles a ambos lados de la vasija; una escudilla semiesférica cuya decoración pintada en rojo y negro sobre ante recuerda al estilo Guachipas Polícromo (ver Tarragó y Scattolín, 1999:146, figs. 1 h y k) y un pequeño vaso gris pulido de cuerpo globular con la cabeza modelada de tres batracios casi incrustados en el cuerpo. En superficie también se ha encontrado la figura de este animal el cual se agrega a la lista de modelados zoomorfos (llama, aves y quirquincho) incorporados como motivo decorativo casi siempre en forma de apéndice.

 

Desde una perspectiva tecnológica, se han analizado los recursos para la manufactura cerámica a través de la composición físico-química[70] de las fuentes de arcillas de la microregión. Como resultado se ha logrado identificar dos unidades claramente diferenciables: una perteneciente a los bancos del perfil del río Yacochuya, de origen fluvial; la otra cuya distribución se encuentra en la quebrada de Las Conchas y coincide con la formación geológica de origen lacustre denominada El Mollar. Las diferencias están marcadas ante todo por su composición química y características litológicas que resultan de su génesis. Se estima que los productores de cerámica durante el formativo debieron haber priorizado el uso de canteras de la microregión como así también los bosques de algarrobo, recurso vegetal con propiedades óptimas para la cocción y predominante en la microregión. Mientras que las fuentes lacustres circundan sus límites, las fluviales coinciden con su distribución, y esto debió favorecer la recolección de diversos objetos de trabajo en forma simultánea y cooperativa (leña de algarrobo y arcillitas).

 

Tal como se ha expresado anteriormente y en función de la proximidad a los sitios arqueológicos de SSALCAF 1, las fuentes de origen fluvial de Yacochuya estarían más asociadas al conjunto cerámico correspondiente.  

 

Arte rupestre

 

El segundo tipo de indicadores para ubicar temporalmente a los sitios arqueológicos en la microregión Cafayate es el arte rupestre. La técnica de pintura ha sido registrada en SSALCAF 9, SSALCAF 19, SSALCAF 11 y SSALCAF 25.  Y la técnica de grabado en SSALCAF 16[71], SSALCAF 8, SSALCAF 9, SSALCAF 7, SSALCAF 11 y SSALCAF 6.

 

Las composiciones temáticas se han empleado de manera orientativa para considerar a los sitios con arte como Formativos (Inferior y Superior) o de Desarrollos Regionales. Se han utilizado exclusivamente las similitudes de diseño para establecer una secuencia porque las técnicas de ejecución varían entre los sitios analizados[72].

 

Los criterios para establecer la cronología relativa de los sitios con arte en el Noroeste Argentino han sido propuestos por A. Lorandi[73], J. Schobinger[74], C. Aschero[75], M. Podestá[76] y M.I. Hernández Llosas[77]. A estos trabajos se suman las secuencias locales que integran las representaciones plásticas en pintura, grabado y arte mueble[78].

 

En trabajos anteriores se establecieron los patrones de diseño en la Microregión Cafayate[79]. El arte de esta microregión se caracteriza por la variabilidad en las representaciones de camélidos, figuras humanas, felinos y geométricos.

 

Camélidos[80].

Se definieron diez patrones de camélidos. Esta variabilidad en el diseño de los camélidos se observa a nivel intrasitio e intersitio. Los motivos fueron representados con técnica de pintura o grabado, con dos patas y con cuatro patas, alineados o en rebaños. También presentan características fantásticas como cola enroscada y cuello exagerado (biomorfos).

 

Como excepción, dos patrones se caracterizan por la estandarización del diseño de las llamas y la ejecución en pintura blanca y en bicromía. Las llamas se encuentran alineadas en igual plano de apoyo y atadas pero sin una figura humana como guía.

 

Felinos

Los felinos se registraron en SSALCAF 19 y se definieron tres patrones. Están asociados a camélidos y representados tanto aislados como en grupos. La ejecución se realizó exclusivamente en pintura blanca.

 

Figuras humanas

Se establecieron cinco patrones. Las figuras de perfil con tocado o máscara, mascariformes, las figuras humanas de cuerpo completo, de frente, con tocados y armas, uncus y los denominados hombres escudos con tobilleras y adornos plumarios. La técnica de ejecución consiste tanto pintura como grabado.

 

Motivos geométricos

Los motivos geométricos son simples y fueron ejecutados en SSALCAF 9 con la técnica de pintura y en SSALCAF 16 a través del grabado. Los que cuentan con mayor frecuencia son los círculos, triángulos, elipses, poligonales abiertas, líneas combinadas, espirales, líneas paralelas y cruzadas.

 

Cazoletas

Se trata de bloques de roca con orificios elipsoidales y circulares talladas en su interior. Tradicionalmente se los definía como morteros comunitarios, pero la recurrencia en las dimensiones de las concavidades (18 cm. de diámetro) ha llevado a considerarlos como una manifestación de arte rupestre en sí misma[81].  Los bloques se encuentran expuestos en superficie.

 

Su dispersión en la microregión es más bien restringida y acotada al pie de sierra y cañadas del sector oeste en donde predomina este tipo de roca como soporte (bloques de arenisca).

Figura  7 SALCAF 9, Bloque Sector Bajo

 

 

Bajo criterios de repetición y asociación de motivos (intra e intersitios), cánones y patrones se determinaron los siguientes temas: alineación simple de camélidos erguidos en una misma dirección y mismo plano virtual de apoyo, alineación de camélidos atados sin figura humana, Grupos de llamas en diferentes orientaciones y planos sin alineación, Felino asociado a grupo de camélidos y, Conjunto de figuras humanas con adornos y alineadas.

 

Los sitios SSALCAF 9, SSALCAF 16 y SSALCAF 19 son los que cuentan con mayor número de paneles y motivos registrados. A su vez presentan diseños y composiciones temáticas sin superposiciones o modificaciones en los paneles.

 

En el único caso en que se ha podido obtener información contextual es en SSALCAF 9, específicamente en uno de los sectores con arte rupestre denominado Cueva de los Camélidos. Se definieron tres ocupaciones temporarias y en la primera de ellas se ha correlacionado la muestra pigmentaria de pared con pastas de pinturas[82]. El registro arqueobotánico[83] está conformado por leguminosas alimenticias como Prosopis spp (algarrobo), Arachis hypogea (maní) y Geoffrea decorticans (chañar), cereales Zea mays (maíz) y, Anadenanthera spp (cebil). El fechado radiocarbónico ubica a la segunda ocupación en Desarrollos Regionales: LP-2006, 520 ±60 años AP -rango de s 1399 AD: 1460 AD, carbón. Los camélidos representados corresponden al patrón C1, de alta estandarización en la microregión.

 

Si bien la información no cuenta con relación contextual directa en los otros sitios con arte rupestre, se ha realizado una secuencia relativa basada en relaciones de semejanza con el arte rupestre de las microregiones próximas que cuentan con secuencias conocidas[84] y el arte mobiliar (cerámica) de la microregión Cafayate.

 

En esta ocasión se ha empleado el indicador rupestre proveniente de las microregiones Antofagasta de la Sierra y Las Juntas de Guachipas. La primera se ubica en la puna catamarqueña, al oeste de Cafayate y a una distancia aproximada de 150 km. La segunda está en las sierras subandinas y a 70 Km. al este. 

 

Respecto al arte mobiliar se ha considerado a las vasijas cerámicas que forman parte del acompañamiento funerario de los enterratorios de SSALCAF 1. Los motivos de líneas entrecruzadas están representados en vasijas incisas (Figura 8) y en los grabados de SSALCAF 16 (geométricos). Se destacan por sus diseños un vaso con apéndice (llama), una pipa y el grabado en una jarra de una serie de felinos y uno de ellos está fumando una pipa (Figura 8). También presenta recurrencia el patrón Fe1 del sitio SSALCAF 19 con este felino sentado y de perfil (Figura 9, Nº11). El enterratorio ha sido ubicado cronológicamente en el Formativo Superior de acuerdo al fechado radiocarbónico LP-2043, 1110±90 años AP (rango de 1 s 885 AD: 1046 AD, huesos).

 

Figura  8 SSALCAF 1- Piezas cerámicas

 

La siguiente secuencia relativa del arte rupestre en la microregión Cafayate necesita ajustarse indudablemente con más fechados, pero se la presenta como línea de investigación hasta tanto el registro de excavación permita correlacionar los contextos de producción y uso del arte rupestre[85]:

 

§     Formativo Inferior: Variabilidad en el diseño de los camélidos, con dos o cuatro patas, alineados o en rebaños, llamas felinizadas y fantásticas. Las figuras humanas son de cuerpo completo con tocados y armas. Geométricos simples.

§     Formativo Superior: Variabilidad en el diseño de los camélidos. Figuras humanas de perfil y con máscaras. Mascariformes. Felinos.

§     Desarrollos Regionales: Estandarización de los camélidos, alineados, atados, monócromos o en bicromía. Entre las figuras humanas se destacan los Uncus y hombres escudos con adornos (tobilleras y adornos plumarios).

 

 

Figura  9  Arte rupestre de Cafayate. Secuencia cronológica relativa.

 

 

Discusión

Aunque el término Formativo está ampliamente extendido, al ubicar cronológicamente y caracterizar los sitios de Cafayate no se podían establecer correspondencias directas con las definiciones tradicionales como tampoco con las recientes. Por consiguiente se orientó este trabajo en particularizar el Formativo para la microregión, a partir de la relación entre los indicadores arqueológicos que se tienen hasta el momento. 

 

Las relaciones consideradas se presentan en los hallazgos botánicos asociados al arte rupestre, entre los enterratorios colectivos e individuales y un acompañamiento funerario diversificado y suntuario, en los emplazamientos en cañadas y pie de sierra vinculados con la disponibilidad de recursos naturales aptos para la subsistencia y con un control de los accesos al valle.

 

Más allá de contar con presencia de agricultura, arte rupestre, sedentarismo, tecnología cerámica, textil y metalúrgica, las características dadas para el formativo valliserrano y puneño no son correspondidas en buena medida. Aunque SSALCAF 1 cumple con algunas de ellas y el fechado orienta a confirmar esta adscripción, en los restantes sitios los indicadores arqueológicos son ambiguos.   

 

También se ha observado una combinación de estrategias productivas y de recolección. En el primer caso se considera el pastoreo y la agricultura. Las imágenes representadas en el arte rupestre muestran escenas de caravaneo de llamas e hileras de llamas atadas con y sin figura humana que las precede (SSALCAF 16 y SSALCAF 19). La iconografía empleada en el modelado de la cerámica muestra la representación de la cabeza de llama como apéndice (Figura 4, D). A ello se agrega la presencia de restos óseos fragmentados de camélidos recuperados en contextos de enterratorios en SSALCAF 1.

 

El registro arqueológico muestra una variabilidad de recursos botánicos entre los que se destacan el maíz, chañar, algarrobo, maní y cebil. Se trata de indicadores botánicos domesticados y silvestres, incluso algunos de éstos últimos proceden de otros pisos ecológicos[86].  Estos vegetales han sido registrados en la Cueva de los Camélidos en SSALCAF 9, asociados a terrazas de cultivo y arte rupestre.

 

En cuanto al grado de sedentarismo aún no estamos en condiciones de aseverar la continuidad en el uso y/o permanencia en los sitios arqueológicos presentados, pero sí se puede advertir una gran movilidad de los grupos en torno al aprovechamiento de recursos e intercambio de información. Esta movilidad se traduce en los circuitos de interacción observados a corta distancia con la presencia de grupos cerámicos asociados al estilo Candelaria, además de patrones y temas relacionados con el arte rupestre de Guachipas; y a larga distancia con la presencia de fragmentos cerámicos correspondientes a la Fase Coyo[87] y diseños en el arte rupestre de Antofagasta de la Sierra (larga distancia).  Las materias primas alóctonas también brindan información acerca de la movilidad a corta y larga distancia, a las yungas (maní, cebil) y a la puna (obsidiana, turquesa). 

 

La incorporación de nuevas tecnologías se observa en la producción cerámica, textil y metalúrgica.  En el primer caso se identificaron los siguientes grupos cerámicos formativos naranja alisado, gris alisado, tosco, gris negro pulido, gris inciso y pintado bicolor, y en cuanto a formas se observan las siguientes: vasos de perfil compuesto, jarros de perfil complejo y compuesto, botellas de cuerpo globular y asa en cinta y la mayoría de ellas tiene base plana. A través del análisis de arcillas y de la composición mineralógica de las pastas, se pudo determinar la utilización de las canteras locales para la manufactura cerámica[88]. En SSALCAF 9 y asociado a vegetales (cebil) se ha recuperado un ovillo de lana y restos de fibras[89] hiladas que indicarían un aspecto de la producción textil. En los enterratorios de SSALCAF 1 y asociados a dos inhumaciones, parte del acompañamiento funerario estaba compuesto por instrumentos de bronce.

 

Por las características observadas en los enterratorios de la Banda de Arriba, no se puede pensar en una escasa diferenciación social debido a cierta complejidad en su organización: elección de sectores y tipos de inhumación (colectivos e individuales), diversidad y calidad del acompañamiento funerario. En SSALCAF 1, el enterratorio individual estaba asociado a una pieza cerámica, cuentas de collar e instrumento de bronce. En SSALCAF 10, el entierro de un niño de tres años tenía como acompañamiento cuentas de collar y cuatro vasijas pequeñas en un contenedor cerámico de grandes dimensiones. Por estos indicadores, se puede decir que ya existía cierta desigualdad social antes de lo tradicionalmente esperado en el valle Calchaquí.

 

Los fechados radiocarbónicos realizados por esta investigación son los primeros datos cronológicos para la microregión Cafayate. Se pudo corroborar la ubicación a finales del formativo del enterratorio de SSALCAF 1 y que anteriormente se había efectuado de manera relativa.

 

Si se tiene presente que el comienzo de Desarrollos Regionales había sido considerado en el siglo X de nuestra era, los recientes resultados en el Valle de Yocavil[90] conducen a considerar el comienzo de la ocupación tardía en el siglo XI. El fechado de SSALCAF 1 estaría en el lapso de ocupación pre-santamariana[91].

 

Consideraciones finales

 

Los aspectos analizados para definir el formativo en esta zona como la presencia de agricultura, pastoreo y la incorporación de nuevas tecnologías (cerámica, textil y metalúrgica) se aproximarían a los parámetros arqueológicos tradicionales.

 

A nivel iconográfico, la composición en los diseños observados en el arte rupestre se correlacionan con las representaciones de motivos y temáticas caracterizadas como formativas (llamas felinizadas, mascariformes, felinos, camélidos de cuatro patas, figuras humanas de frente y de perfil) en un reducido porcentaje. A ello se agrega la correlación con el arte mueble como es la presencia de diseños de camélidos y felinos con pipas acodadas con hornillo cónico en la cerámica de la Banda de Arriba. 

 

Los grupos de referencia cerámica de adscripción Candelaria y Ciénaga en sus últimas fases como acompañamiento funerario (jarros y vasos de perfil compuesto, botellas de cuerpo globular con modelado zoomorfo, escudillas de borde evertido) y el fechado radiocarbónico en SSALCAF 1 permiten ubicar al contexto de inhumación en el Formativo Superior.  Los fragmentos cerámicos Guachipas polícromo -tanto en recolección como en excavación- no resultan representativos en los muestreos realizados para integrar los grupos cerámicos de la microregión.

 

Entre las limitaciones para caracterizar el formativo se puede mencionar a las unidades habitacionales poco definidas, con insuficientes indicadores para establecer si las poblaciones eran reducidas o no, una ausencia de arquitectura ceremonial, combinaciones de ocupaciones en el espacio, evidencias limitadas de una continuidad en la ocupación o reocupación y, finalmente, una marcada diferenciación social. Además se presentan dificultades para diferenciar el formativo Inferior del Superior según las características dadas en microregiones ubicadas a corta y larga distancia.

 

Por la posición estratégica de la microregión se estimaba que la diversidad de bienes de intercambio procedentes de otros ambientes debería tener mayor representatividad en el registro arqueológico, pero los hallazgos en este aspecto son más bien restringidos. Aunque ello puede deberse a la escasa conservación del material (procesos de alteración naturales y antrópicos) tampoco se descarta la posibilidad de considerar que la microregión haya gozado de un mayor control territorial.

 

En este sentido, es necesario avanzar en dos líneas de investigación en la microregión que son el tipo de interacción y de emplazamiento.

 

Los indicadores disponibles orientan a pensar en una restringida interacción a corta y larga distancia, que estaría dada de manera transversal (este-oeste) entre yungas, valle y puna. Por ahora, son poco representativos los indicadores para vincular la microregión con la esfera de interacción de Aguada, lo cual no implica que se considere a la zona como marginal, más bien se desarrollaron procesos sociales que formaron parte de una dinámica diferente, donde las recurrencias se presentan de manera acotada tanto en el arte rupestre como en la cerámica.

 

La ubicación de los sitios formativos refleja una preferencia por el pie de sierra y cañadas, espacios que luego serían elegidos por las sociedades de desarrollos regionales. Pero la presencia de marcadores gráficos en los accesos al valle muestra el uso de marcadores territoriales de una manera interesante y que no coincide con zonas de recursos naturales vinculados a la producción y recolección como los algarrobales, fuentes de arcillas, suelos bien drenados y con agua permanente.

 

Lo que en primera instancia se había considerado como palimpsesto de sitios parece evidenciar una intencionalidad en ocupar los mismos espacios, sin que por ello se visualice una destrucción de las ocupaciones previas. Indicador de ello es la conservación de los enterratorios formativos y del arte rupestre en Desarrollos Regionales.

 

Si bien los temas del arte rupestre como la tecnología cerámica difieren entre Formativo y Desarrollos Regionales en Cafayate, no deja de ser sugerente la elección recurrente de los emplazamientos. A ello se agrega la restringida interacción con la puna y las yungas en el formativo, donde la transmisión de información habría sido menos precisa y puntual. La situación se modifica en tiempos santamarianos con una mayor circulación de bienes e ideas y las replicaciones de representaciones no sólo tendrían mayores similitudes sino también mayor presencia.

 

Las características “formativas” para la microregión Cafayate están vinculadas indefectiblemente a la tecnología cerámica (grupo de referencia La Banda de Arriba), arte mueble y arte rupestre con alta variabilidad (pipas, felinos, mascariformes, figuras de perfil) y diferenciación social (entierros diferenciados en adultos como en niños).

 

Los aspectos diferenciadores presantamarianos con las ocupaciones posteriores estarían dados en la transmisión de información que es reducida, de “grano grueso”, pero presente con otras microregiones ubicadas a corta o larga distancia, y la producción de bienes no tipificados.

 

De manera recurrente se puede pensar en la elección del emplazamiento y el uso continuado de los mismos sitios como marcadores gráficos (arte rupestre y enterratorios) en las quebradas laterales de acceso al Valle Calchaquí.

 

Finalmente, las dataciones radiocarbónicas realizadas conducen a considerar que las poblaciones presantamarianas ocuparon la microregión hasta el siglo XI de nuestra era.

 

Se considera que a nivel microregional se pudo avanzar en el conocimiento cronológico, tecnológico, ritual, de emplazamiento y sobre contactos a corta y larga distancia. Los desafíos se incrementan para investigar los tipos de asentamientos y los estilos de vida de las poblaciones que ocuparon Cafayate en tiempos presantamarianos.

 

 

 

Alcances y limitaciones para caracterizar las ocupaciones formativas en Cafayate (Salta)

 

Resumen

 

En este trabajo se analizan los alcances y limitaciones para ubicar temporalmente a los sitios arqueológicos formativos de la microregión Cafayate (Salta). El registro muestra particularidades que no se corresponden en buena manera con los antecedentes de la subregión Valliserrana. Se emplearon indicadores absolutos (fechados radiocarbónicos) y relativos como el arte rupestre, tecnología cerámica y tipos de emplazamiento en el sur del Valle Calchaquí para estimar cronológicamente las ocupaciones pre-santamarianas. A escala microregional se pudo avanzar en el conocimiento cronológico, tecnológico, ritual y territorial. Esta información muestra que los procesos sociales fueron particulares y que las poblaciones formaron parte de una dinámica diferente a la regional.

 

Palabras clave: Formativo; Arte rupestre; Tecnología cerámica; Cafayate; Territorio

 

Rossana Ledesma  y Claudia Subelza

 

 

 

Possibilities and Limitations of Characterizing Formative Occupations in Cafayate (Salta)

 

Abstract

 

This work analyses the possibilities and limitatios of placing the archaeological formative sites the Cafayate (Salta) micro-region from the chronological point of view. Records show peculiarities that do not correspond well with the antecedents of this subregion. Absolute radiocarbon-dated indicators as well as the relative ones, such as rock art, pottery technology and different kinds of placement in the south of Calchaquí Valley were used to estimate the pre-Santamariana occupations chronologically. On a micro-regional scale there was a progress in the chronological, technological, ritual and territorial knowledge. This information shows that the social processes were peculiar and that populations were part of a dynamics different from the regional one.

 

Key-words: Formative; Rock Art; Pottery Technology; Cafayate; Territory

 



* CIUNSA - CEPIHA, Facultad de Humanidades, Universidad Nacional de Salta. roledesma@arnet.com.ar  cmonique_s@hotmail.com

 

[1] Se emplearán en forma indistinta los términos formativo y pre-santamarianos para hacer referencia a un momento cronológico en la historia de las poblaciones de Cafayate.

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[3] En este trabajo se emplearán en forma indistinta los términos Desarrollos Regionales y santamarianos para hacer referencia a un momento cronológico en la historia de las poblaciones de Cafayate, más que a un estadio evolutivo.

[4] Tarragó (1989) define a este sector como Valla Calchaquí Inferior. Salta.

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[21] Nuñez Regueiro Op. Cit.

[22] Olivera, Op. Cit.

[23] Tarragó, 1992; 1994, Op. Cit.

[24] González, 1977 Op. Cit; Tarragó, 1989 Op. Cit.

[25] Madrazzo, G. y M. Ottonello, “Tipos de instalación prehispánica en la región de la Puna y su borde”, en Monografías Nº1. Museo etnográfico Municipal “Dámaso Arce”, 1966

Raffino, R. Poblaciones indígenas en Argentina. Urbanismo y proceso social precolombino. Tea, Buenos Aires, 1991

[26] Olivera, 1988. Op. Cit.

[27] Nuñez Regueiro, 1974. Op. Cit.

[28] “El término pre-santamariano indica una asignación cronológico-cultural relativa basada en atributos de cultura material. Atribuye una antigüedad aproximada de 500 AC a 900 DC a los artefactos o componentes agroalfareros anteriores al Período Tardío o de Desarrollos Regionales, este último normalmente identificado por la cerámica de estilo santamariano (900- 1500 DC)” (Scattolín et al 2005: 41).

[29] Podestá, C. y E. de Perrota, “Desarrollo cultural en el Valle de Santa María durante el Período Tardío o de Desarrollos Regionales”, en Actas y Memorias del IV Congreso Nacional de Arqueología Argentina (1ª parte), Revista del Museo de Historia Natural, Tomo III, San Rafael (Mendoza), pp: 43-54.

Nuñez Regueiro, V. y M. Tartussi, “Orígenes de la ocupación prehispánica del sitio Stuc Tav (El Pichao), Provincia de Tucumán”, en Publicaciones, Instituto de Arqueología de Tucumán. Universidad Nacional de Tucumán. Nº2. 1993, pp: 19-30.

[30] Lo Celso, M. y R. Ledesma, “Sitios arqueológicos formativos en el municipio de Cafayate (Salta), avances de investigación”, en I Jornadas de Antropología. Facultad de Humanidades, Universidad Nacional de Salta, 2005, pp: 267-282.

[31] Tarragó, M.  y C. Scattolín, “La problemática del período formativo en el Valle de Santa María”, en Actas del XII Congreso Nacional de Arqueología Argentina. Tomo I. La Plata, 1999, pp: 142-153.

[32] Scattolín, C., “Contornos y confines del universo iconográfico precalchaquí del valle de Santa María”, en Estudios Atacameños. Arqueología y Antropología Surandinas Nº 32, 2006, pp: 119-139.

Scattolín, M. C.,  M. F. Bugliani, L. Pereyra Domingorena y L. I. Cortés, “La señora de los anillos, entre otras tumbas presantamarianas de Yocavil”, en Intersecciones en Antropología, Facultad de Ciencias Sociales, Vol. 6:1-2, Universidad Nacional del Centro de la provincia de Buenos Aires, Olavarría, 2005. pp: 29-41.

[33] Palamarczuk V., R. Spano, F. Weber, D. Magnífico, S. López, M. Manasiewicz, “Soria 2. Apuntes sobre un sitio formativo en el Valle de Yocavil (Catamarca, Argentina), en Intersecciones en Antropología Nº8, Facultad de Ciencias Sociales, UNCPBA, Olavarría, 2007, pp: 121:134.

[34] Lo Celso y Ledesma, 2005. Op. Cit.

[35] Ambrosetti, J. B. “Las grutas pintadas y los petroglifos de la provincia de Salta”, en Boletín del Instituto Geográfico Argentino, 16, 1895,  pp: 26-34.

Ambrosetti, J. B. “Por el valle Calchaquí”, en Anales de la Sociedad Científica Argentina, 1897, pp: 44:289.

Ambrosetti, J. B. “Cuatro pictografías de la región calchaquí”, en Anales de la Sociedad Científica

Argentina, 1903, pp: 56: 116.

[36] Toscano, J. La región calchaquina: páginas de historia pre y postcolombina y de arqueología calchaquina, Buenos Aires, 1898.

[37] Quiroga, A. Petrografías y pictografías de Calchaquí. Universidad Nacional de Tucumán, Buenos Aires, 1931.

[38] Reyes Gajardo, C. “Cavernas pintadas y grabadas de Cafayate (Provincia de Salta)”, en Revista Geográfica Argentina 12(70-75), 1939, pp: 338-342.

[39] Carrara, M. T. y Monti, Registros de dibujos de piezas cerámicas de la Colección Bravo. Cafayate. Salta. (MS), 1961.

Heredia, O.; M. Palacios; A. Luzzi y L.Naudeau.  “Ensayo de un cuadro cronológico del sector meridional del Valle Calchaquí”. Ponencia presentada al III Congreso Nacional de Arqueología Argentina. Salta, 1974. MS.

[40] Buliubasich y Plaza, 1991. Op. Cit.

[41] Acreche N. y V. Albeza, “Informe del material óseo, La Banda de Arriba, Cafayate.”  Museo de Antropología de Salta. Salta, 1991. (MS)

[42] Proyecto CIUNSA Nº 702. Período 1998-2000.

[43] A ello se agrega que la familia Gutiérrez necesitaba ampliar sus terrenos de cultivo en el lote. 

[44]  Lo Celso et al 2000. Op. Cit.

[45] Lo Celso, M. y R. Ledesma, “Aportes sobre evidencias Formativas en el municipio de Cafayate (Salta)”, en XV Congreso Nacional de Arqueología Argentina, Mesa de Comunicaciones Noroeste Argentino. Río Cuarto, 2004, p: 313.

[46] Lo Celso y Ledesma, “Sitios arqueológicos formativos en el municipio de Cafayate (Salta), avances de investigación” I Jornadas de Antropología, Facultad de Humanidades, Universidad Nacional de Salta, 2005, pp: 267-282.

  Ledesma, “Integración de sitios con arte rupestre y su territorio en la microrregión Cafayate (Provincia de Salta)” Cuadernos del Instituto de Antropología y Pensamiento Latinoamericano 21. Bs As, 2006/2007, pp: 115-131.

[47] Bradley, R., Ritual and Domestic life in Prehistoric Europe. Routledge, London and New York, 2005.

[48] Bueno Ramírez, P. y R. de Balbín Behrmann, “Le sacré et el profane: notes pour l-interpretation des graphies préhistoriques péninsulaires”, en Révue Archéologique du l’Ouest, supplé. nº9; 2001, pp: 141-148.

Bueno Ramírez, P. y R. d.  Balbín Behrmann.  “Art mégalithique et art en plein air. Approches de la définition du territoire pour les groupes producteurs de la péninsule ibérique”, en  L'Anthropologie (104), 2000, pp: 427-458.

[49] Ledesma, R.  “Estudio de territorialidad en el sur del Valle Calchaquí por medio de marcadores gráficos (Salta, Argentina)”,  en Chungara, Universidad de Tarapacá, Publicación especial en el marco del VII Simposio Internacional de Arte Rupestre celebrado en Arica, Chile. 2006. en prensa.

[50] Se utiliza el término microregión “para designar una serie de microambientes o zonas con recursos topográficos y vegetales diferenciados, que se presentan en una cierta continuidad espacial y que representan una muestra adecuada del potencial de recursos que ofrece la región geográfica en estudio” (Aschero, 1988:223).

[51] En esta base se incorporaron los sitios arqueológicos citados por Heredia et al (1974), Tarragó y Scattolín (1999) y R. Bravo y hallazgos casuales que fueron denunciados al Museo de Antropología de Salta.

[52] Basado en Ledesma 2006-2007 (Tabla 1, pág.119) donde están detallados los vestigios en superficie, las publicaciones e informes. Algunos sitios no se han ubicado cronológicamente debido a la ausencia de indicadores arqueológicos diagnósticos.

[53] Se sigue a Aschero (1997) en la definición de emplazamiento. Bueno et al (2005) se refieren a “modelos de ubicación” con similares criterios.

Aschero, C. “De como interactúan emplazamientos, conjuntos y temas”. En Arte rupestre en la Argentina. Actas y memorias del XI Congreso Nacional de Arqueología Argentina (Cuarta parte). Tomo XVI, Nº1/4. San Rafael, Mendoza, 1997, pp:17-28

Bueno Ramírez, P., B. Bermejo y R. d. Balbín Behrmann,  El dolmen de Azután (Toledo). Áreas de habitación y áreas funerarias en la cuenca interior del Tajo. Colección Monografías UAH 2. Universidad de Alcalá; Diputación de Toledo, Alcalá de Henares, 2005.

[54] Se trata de los tradicionalmente denominados morteros comunales. En este caso se utiliza el término cazoletas (empleado en la península ibérica para este tipo de talla en roca) porque no se cuenta con elementos para sustentar la funcionalidad de molienda.

[55] Ledesma, R., “Integración de sitios con Arte Rupestre y su territorio en la Microregión Cafayate (Provincia de Salta)”. Cuadernos del Instituto Nacional de Antropología 21. Buenos Aires, 2006-2007. pp:115-132

[56] También se han considerado variables como orientación, tipos de emplazamiento, visibilidad y visibilización Ledesma, R.  2006, Op. cit.

[57] Años 2003 y 2006, de los cuales nuestro equipo participó solamente en SSALCAF 18. En esta oportunidad se encontró un enterratorio de un infante en una urna santamariana y un adolescente en una vasija globular sin decoración, con tapa y una placa de metal como acompañamiento.  En SSALCAF 10, el enterratorio es de un infante en una vasija ovoidal, sin decoración y con acompañamiento funerario (cuentas de turquesa y cuatro vasijas de dimensiones pequeñas).

[58] La “excavación” fue realizada por alumnos de EGB como parte de una tarea escolar. Los padres rescataron todo el material arqueológico, lo depositaron en el centro vecinal y efectuaron la correspondiente denuncia al Museo de Antropología de Salta.

[59] LP-2006, 520 ±60 años AP -rango de s 1399 AD: 1460 AD, carbón;  LP-1913, 560 ± 50 años AP -rango de s 1327 AD: 1351 AD, carbón.

[60] En 1998, Per Cornell y su equipo efectuó una serie de pozos de sondeo en las inmediaciones de Cafayate (Chuscha) y el material obtenido fue depositado en el Museo de Antropología de Salta.

[61] Subelza, C. “Apuntes preliminares acerca del material cerámico formativo del sitio Chuscha, Cafayate Pcia. de Salta”. Ponencia presentada en el VIII Congreso Nacional y I Latinoamericano de estudiantes de Arqueología. Universidad Nac. de Salta. Salta, 2003. Ms.

[62] El encargado de una de las fincas de Santa Bárbara encontró una vasija pequeña de características formativas en un sector que traía material de arrastre del arroyo homónimo. Por ello no se descarta la posibilidad de la presencia de sitios formativos.

[63] Buliubasich y Plaza 1991. Op. Cit.

[64] Lo Celso et al 2000. Op. Cit.

Bravo, L; Calzadilla, C. Rivera, J.; Subelza, C y J. Vargas, "Consideraciones generales acerca de la cerámica formativa en el sitio La Banda de Arriba, Cafayate, provincia de Salta”. II Jornadas de Jóvenes Investigadores. Universidad Nacional de Salta, 2000, MS.

[65] Subelza, C. “Manejo de recursos para el proceso productivo de la cerámica Formativa en el sector meridional del valle Calchaquí y sus implicancias sociales”. Tesis de Grado Licenciatura en Antropología. Facultad de Humanidades, Universidad Nacional de Salta. 2008, MS.

[66] Serrano, A., Manual de Cerámica Indígena. Ed. Asandri. Córdoba, 1958.

[67] Carrara y Monti. Op. Cit.

[68] ver Tarragó y Scattolín, 1999: 146, fig. a, c, e, g.

[69] Subelza, C. 2003. Op. Cit.

[70] Subelza, 2008. Op. Cit.

[71] de Hoyos, María. “El arte de sonreír en la Salamanca de Tres Cerritos. Cafayate, Salta”, en Revista Arqueología 13, Instituto de Ciencias Antropológicas (UBA). Buenos Aires, 2005, pp: 9-44.  

[72] El empleo de técnicas diferenciadas puede deberse a la diversidad de soportes disponibles en cada uno de los sitios (rocas metamórficas y cretácicas) como a la disponibilidad de materias primas.

[73] Lorandi, A. M. “El arte rupestre del Noroeste Argentino (Área del norte de la Rioja y sur y centro de Catamarca)”, en Dédalo, Revista de arte e arqueología, Museu de arte e arqueología II. Nº4. Universidad de Sao Paulo, 1966, 15-171.

[74] Schobinger, J. y C. Gradín. Arte rupestre de la Argentina. Cazadores de la Patagonia y agricultores andinos. Ediciones Encuentro. Madrid, 1985.

[75] Aschero, C.  “Figuras humanas, camélidos y espacios en la interacción circumpuneña”, en Podesta, M. y M. de Hoyos (Eds.) Arte en las rocas. Arte rupestre, menhires y piedras de colores en Argentina. Sociedad Argentina de Antropología. Buenos Aires, 2000, pp. 15-44

Aschero, C. “De cazadores y pastores. El arte rupestre de la modalidad Río Punilla en Antofagasta de la Sierra (Puna Meridional, Argentina), en Fiore, D. y M. Podestá (Eds.) Tramas en la Piedra. Producción y usos del arte rupestre. Buenos Aires, 2006, pp: 103-140.

[76] Olivera, D. y M. Podestá. “Art resources: Rock art and formative settlements-subsistence systems in the Argentine Meridional Puna” En Penny Dransart (Ed.). Andean Art: Visual Ex – pression and its relation to andean beliefs and values. Worldwilde Archaeology Series, Glasgow, 1995, pp: 265-301.

Podestá, M. “Arte rupestre en asentamientos de cazadores recolectores y agroalfareros en la Puna Sur de Argentina: Antofagasta de la Sierra, Catamarca”, en Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología XVIII (I). Buenos Aires, 1986-1987, pp: 241-263.

[77] Hernández Llosas, M.I. “Secuencia rupestre Humahuaca y arqueología regional (Jujuy, Argentina). SIARB, Boletín Nº6, La Paz, 1992, pp:29-40.

Hernández Llosas, M.I. “Tres momentos, tres contextos, un lugar: variaciones contextuales y temporales en el arte rupestre de la Quebrada de Humahuaca, Jujuy, Argentina”. En Boletín del Museo Chileno de Arte precolombino Nº8, Santiago de Chile, 2001, pp:59-82.

[78] A estos trabajos se suman los siguientes:

Podesta, M. y L. Manzi. “Arte rupestre e interacción regional en la Puna Argentina”, en Cuadernos del Instituto Nacional de Antropología Nº16.. Buenos Aires, 1995, pp: 367-399.

Aschero, C. M. Podestá y L. García. “Pinturas rupestres y asentamientos cerámicos tempranos en la Puna Argentina”, en Arqueología 1. Buenos Aires, 1991, pp: 9-49.

Gordillo, I., M. Baldini y M.F. Kusch. “Entre objetos, rocas y cuevas: significado y relaciones entre la iconografía rupestre y mobiliar de Aguada”, en Podesta, M. y M. de Hoyos (Eds.) Arte en las rocas. Arte rupestre, menhires y piedras de colores en Argentina. Sociedad Argentina de Antropología. Buenos Aires, 2000, pp: 101-112.

Kornstanje, A. y C. Aschero. “Arte rupestre en los Valles de El Bolsón y Las Cuevas (Catamarca, Argentina): formulando hipótesis de cambio y conflicto. Chungara 28, Arica.. 1996, impreso 1998, pp: 199-222

Kush, M.F. “Coincidencias y diferencias: la cerámica Portezuelo y el arte rupestre de Catamarca”, en Podestá, M. y M. de Hoyos (Eds.) Arte en las rocas. Arte rupestre, menhires y piedras de colores en Argentina. Sociedad Argentina de Antropología. Buenos Aires, 2000, pp: 95-100.

[79] Ledesma, R. “El Alisar y El Divisadero. Dos sitios arqueológicos con pinturas rupestres en Cafayate, Salta”. En Cuadernos de Humanidades, Nº15. Facultad de Humanidades, Universidad Nacional de Salta. 2004, pp:31-45.

Ledesma, R.. “Contexto de producción de pinturas rupestres en El Divisadero (Cafayate, Salta, República Argentina)”. Andes. Antropología e Historia. Nº16. CEPIHA. Facultad de Humanidades. Universidad Nacional de Salta, 2005, pp: 305-323.

Ledesma, 2006-2007. Op. Cit.

[80] Los criterios empleados para conformar los cánones, patrones y temas de la microregión Cafayate se encuentran detallados en Ledesma 2004 y 2006-2007.

[81] M. Podestá y colaboradores consideran esta posibilidad en Los Morteritos (Antofagasta de la Sierra).  Podestá et al 2006. 

[82] Ledesma, 2005. Op. Cit.

[83] Bravo, M. “Análisis botánico en un sitio formativo del sector meridional del Valle Calchaquí: El Divisadero, Cueva de los Camélidos (Cafayate, Salta)”.  Informe final beca de estudiantes avanzados. CIUNSa. Universidad Nacional de Salta, 2007. MS.

[84] Los diseños correspondientes a las secuencias relativas de estas microregiones como su fundamentación están detallados en los siguientes trabajos: Podestá, 1986-1987 Op. Cit.; Olivera y Podestá, 1995 Op. Cit; Aschero, 2000 Op. Cit. Aschero, 2006. Op. Cit.

[85] 1) Patrón C1, SSALCAF 9; 2) Patrón C10b, SSALCAF 19; 3) Patrón F4, SSALCAF 19; 4 y 5) Patrón F5, SSALCAF 16 y SSALCAF 19; 6) Tema 1, alineación simple de camélidos, SSALCAF 19; 7) Patrón F1, SSALCAF 9; 8) Patrón F6, SSALCAF 16; 9) Patrón Fe3, SSALCAF 19; 10) Patrón Fe2, SSALCAF 19; 11) Patrón Fe1, SSALCAF 19; 12) Geométrico SSALCAF 16; 13) SSALCAF 16; 14) Patrón C8, SSALCAF 16; 15) Patrón C5, SSALCAF 16; 16) Patrón C4, SSALCAF 9; 17) Biomorfo, SSALCAF 16; 18 y 19 ) Biomorfo, SSALCAF 9; 20 y 21) Patrón F2, SSALCAF 16

[86] Bravo, 2007. Op. Cit.

[87] Rojo Grabado de San Pedro (Tarragó, 1989:470). Tolombón, fragmento de puco Molleyaco-Coyo, (Tarragó y Scattolín, 1999; figura 2a)

[88] Subelza, 2008. Op. Cit.

[89] La identificación está siendo realizada por M. Reigadas.

[90] Greco, C. “Dataciones y eventos arqueológicos en la localidad de Rincón Chico, Valle de Yocavil, Catamarca”. En Pifferetti, A. y R. Vommaro (Eds.) Primer Congreso Argentino de Arqueometría. Rosario, 2005, pp: 312-323. 

[91] Los fechados radiocarbónicos para sitios sin alfarería santamariana para el Valle de Yocavil han sido publicados por Bugliani y Domingorena, 2002 y Scattolín, 2003.

Bugliani, M.F. y L. Pereyra Domingorena.. Conjuntos cerámicos en el sitio formativo "Bañado Viejo" (Tucumán). Actas del XIII Congreso Nacional de Arqueología Argentina. Tomo 2, Córdoba, 2002, pp: 347-358.

Scattolín, C. “Los ancestros de Calchaquí: Una visión de la colección Zavaleta”. En Cuadernos. Revista de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales. Nº20, Universidad Nacional de Jujuy, 2003, pp:51-79.