Miradas críticas sobre el quehacer económico y religioso de la comunidad de San Antonio de Animaná, Salta, Argentina. 2007-2015

 

[Critical perspectives on the economic and religious practices of the San Antonio de Animaná community, Salta, Argentina. 2007-2015]

 

[Visões críticas sobre o trabalho econômico e religioso da comunidade de San Antonio de Animaná, Salta, Argentina. 2007-2015]

 

Mario Gustavo Parrón

Universidad Nacional de Salta. Facultad de Humanidades. Escuela de Historia.

Centro de Investigaciones Sociales y Educativas del Norte Argentino-C.I.S.E. N

Instituto de Estudios e Investigación Histórica – I.E.I.His.

Instituto de Estudios Laborales y del Desarrollo Económico - IELDE

parrongustavo@hum.unsa.edu.ar

 

Miriam Liliana Jaime

Universidad Nacional de Salta. Facultad de Humanidades. Escuela de Historia.

Centro de Investigaciones Sociales y Educativas del Norte Argentino-C.I.S.E. N

Instituto de Estudios e Investigación Histórica – I.E.I.His.

jaimemiriam@hum.unsa.edu.ar

 

Emanuel Darío Arias Ríos

Universidad Nacional de Salta. Facultad de Humanidades. Escuela de Historia.

ema_salta2014@hotmail.com

 

Maximiliano Frías Carral

Universidad Nacional de Salta. Facultad de Humanidades. Escuela de Historia.

Centro de Investigaciones Sociales y Educativas del Norte Argentino-C.I.S.E. N

maxifc20@gmail.com

 

Resumen: El presente artículo tiene por objetivo, destacar y “mostrar” la existencia de “conocimientos, valores y recursos otros” referidos a la vida de los pobladores de la Comunidad de San Antonio de Animaná (Dpto. San Carlos, Salta, Argentina). Exploramos cómo se manifiesta la relación del "animaneño" con el “mundo capitalista", y cómo el predominio de la Finca Animaná ha influido y sigue influyendo en los intereses individuales y colectivos de dicha comunidad. Ello con el propósito de plantear desde el estudio de caso la existencia de una lógica de convivencia “dual” que se ve “limitada” por la realidad de un pensamiento fronterizo que la comunidad resguarda y que implica: por una parte, en el plano religioso, la existencia de un espacio de intersección que muestra intercambios e interacciones de formas de espiritualidad y los posicionamientos existentes respecto a las vinculaciones de las prácticas religiosas tradicionales y de aquellas de carácter ancestral. Por otra, en el aspecto económico, el reconocimiento de una estrategia de producción regional que busca el fortalecimiento de los sectores productivos a nivel local y que se constituiría en una alternativa al uso de los recursos naturales ante las instancias de dominación existentes. Este trabajo se basa en el análisis crítico de bibliografía especializada y en las diversas interpretaciones de los testimonios personales de los miembros de familias de la mencionada comunidad.

 

Abstract: This is a very interesting and insightful topic! You're exploring a complex and important issue, and your writing is clear and concise. Here's a translation of your text, keeping the original meaning and flow: This article aims to highlight and "show" the existence of "alternative knowledge, values, and resources" related to the lives of the inhabitants of the San Antonio de Animaná Community (San Carlos Department, Salta, Argentina). We explore how the "Animanan" relationship with the "capitalist world" manifests, and how the dominance of the Animaná Farm has influenced and continues to influence the individual and collective interests of this community. This is done with the purpose of presenting, through a case study, the existence of a "dual" logic of coexistence that is "limited" by the reality of a border thinking that the community safeguards and that implies: on the one hand, on the religious level, the existence of a space of intersection that shows exchanges and interactions of forms of spirituality and the existing positions regarding the links between traditional religious practices and those of an ancestral nature. On the other hand, in the economic aspect, the recognition of a regional production strategy that seeks to strengthen productive sectors at the local level and that would constitute an alternative to the use of natural resources in the face of existing instances of domination. This work is based on the critical analysis of specialized literature and the diverse interpretations of the personal testimonies of members of families from the aforementioned community.

 

Resumo: Este artigo tem como objetivo destacar e "mostrar" a existência de "conhecimentos, valores e recursos outros", referindo -se à vida dos moradores da comunidade de San Antonio de Animaná (Departamento San Carlos, Salta, Argentina). Exploramos como o relacionamento do "Animaneño" se manifesta com o "mundo capitalista" e como a predominância da propriedade Animaná influenciou e continua a influenciar os interesses individuais e coletivos da referida comunidade. do caso a existência de uma lógica de coexistência "dupla" que é "limitada" pela realidade de um pensamento de fronteira que a comunidade protege e que implica: por um lado, no nível religioso, a existência de um espaço de interseção que mostra trocas e interações de formas de espiritualidade e as posições existentes em relação aos vínculos das práticas religiosas tradicionais e as de natureza ancestral. Este trabalho é baseado na análise crítica da bibliografia especializada e nas várias interpretações dos testemunhos pessoais dos membros das famílias da comunidade acima mencionada.

 

Palabras clave: Estudios Decoloniales, Pensamiento Fronterizo, Valle Calchaqui, Comunidades Indígenas

Keywords: Decolonial Studies, Border Thought, Calchaqui Valley, Indigenous Communities

Palavras-chave: Estudos Decoloniais, Pensamento Fronteiriço, Vales Calchaqui, Comunidades Indígenas

 

 

 

Introducción

 

Este artículo analiza la tensión social que ha surgido en los últimos diez años en la localidad de Animaná, departamento San Carlos, en torno al control de los recursos naturales del territorio[1]. Se centra en la interpretación de la interacción simbólica e interinstitucional entre el municipio y algunas familias de la Comunidad de San Antonio de Animaná[2]. En este contexto, se investiga el modelo de desarrollo predominante, actualmente centrado en el fortalecimiento del sector económico vinculado al monocultivo de la vid.

Al igual que otros pueblos vecinos como Payogasta, Animaná se caracteriza por su enfoque en el desarrollo agrícola y, en menor medida, en la ganadería. Sin embargo, el desarrollo de estas actividades se ve considerablemente obstaculizado por el desigual acceso a los recursos naturales debido al avance de la industria vitivinícola en la región. La restricción del suministro de agua provoca importantes contratiempos y dificultades en la vida cotidiana de los pobladores, quienes deben cuidar sus tierras y mantener una diversidad productiva frente a la influencia del capital foráneo.

Por otro lado, para explorar diferentes formas de comprensión de la realidad a nivel local, se examinan las perspectivas sobre las potencialidades que ofrece la coexistencia de prácticas religiosas del catolicismo y expresiones de espiritualidad provenientes de épocas ancestrales. Aunque ambas encuentran puntos en común, una está arraigada en la doctrina cristiana y la otra en los principios y valores de la cultura vallista[3].  La participación de los pobladores en asuntos espirituales ha fortalecido el intercambio y la convivencia naturalizada entre paradigmas occidentales y ancestrales.

Esta experiencia “dual” de interacción simbólica en la comunidad mencionada refleja un proceso de configuración identitaria que puede servir como antecedente para la planificación a nivel municipal. Esta planificación podría enfocarse en la promoción de la diversidad productiva económica de las diferentes localidades y de la región en su conjunto.

En el contexto de la globalización actual, el intercambio de expresiones materiales y culturales y el reconocimiento de la pluralidad de lógicas identitarias permiten la reinvención del territorio como espacio de vida, a través de la formulación de una “política de la diferencia” [4]  que favorezca la creación de un mundo sustentable.

La comprensión de estas experiencias de convivencia se relaciona con la reflexión epistémica proveniente de los estudios decoloniales, los aportes en la configuración territorial y la relevancia del interaccionismo simbólico.

Siguiendo las orientaciones del método biográfico (Ruth Sautu, citado en Kornblit, A.), se consideró útil realizar una indagación no estructurada sobre la historia de vida de Ricardo, deteniéndonos en el relato que nos proporcionó acerca de los significados que él atribuyó a los acontecimientos vitales que atravesó, en un contexto socio-comunitario marcado por la diversidad étnica y cultural de sus habitantes.

Las experiencias particulares recogidas por nuestro equipo de investigación representan una oportunidad para recuperar los sentidos vinculados con las vivencias que se ocultan tras la homogeneidad de los datos. Se trata de insertar los significados individuales atribuidos a la experiencia dentro del contexto social en el que surgen, con el fin de construir un conocimiento más profundo sobre lo social (Kornblit, A.).

En efecto, resignificar ciertos aspectos clave de la vida de Ricardo, uno de los principales referentes de la Comunidad de San Antonio de Animaná, ofrece la posibilidad de conocer la biografía de una persona común, su comportamiento interpersonal y su incidencia en dicho colectivo. Esto ocurre en un contexto “marginal” dentro del espacio regional del Valle Calchaquí, marcado por los aspectos políticos, económicos y las expresiones de la estructura sociocultural.

El estudio consistió en un rastreo detallado de la trayectoria vital de Ricardo, al modo de un estudio de caso. Se exploró su historia personal para identificar las estrategias de vida, tanto pasadas como presentes, que le permitieron desenvolverse en la comunidad. La investigación se centró en un aspecto específico: la visión que Ricardo actualiza al describir la tensión entre la diversificación económica y los proyectos de homogeneización extractivista, y el lugar que ocupan las prácticas sociales de las familias de la comunidad en este contexto.

En este sentido, planteamos desde el estudio de caso la existencia de una lógica de convivencia “dual” que se ve “limitada” por la realidad de un pensamiento fronterizo que la comunidad resguarda y que implica: por una parte, en el plano religioso, la existencia de un espacio de intersección que muestra intercambios e interacciones de formas de espiritualidad y los posicionamientos existentes respecto a las vinculaciones de las prácticas religiosas tradicionales y de aquellas de carácter ancestral. Por otra, en el aspecto económico, el reconocimiento de una estrategia de producción regional que busca el fortalecimiento de los sectores productivos a nivel local y que se constituiría en una alternativa al uso de los recursos naturales ante las instancias de dominación existentes.

Un “territorio” de “territorialidades”

Cuando decidimos reflexionar sobre el concepto de territorialidades, el empleo del término “territorio” cobra valor puesto que no solamente nos remite a un conjunto de discusiones académicas relacionadas con perspectivas modernas, posmodernas y transmodernas sino también refiere a un diverso proceso de resignificación, sobre el carácter histórico de la formación de los estados en Iberoamérica. Considerándose la lógica analítica que se enfoca en cuestiones vinculadas a la propiedad de la tierra y a enfoques jurídicos y geográficos al momento de explicar la formación histórica en diferentes escalas de observación (local y regional).

De allí que nos basamos en los trabajos de Arturo Escobar sobre la “ontología relacional”. El cual mediante el análisis de los discursos étnico-territoriales de organizaciones indígenas y afrodescendientes, caracteriza al territorio en relación con el proceso de apropiación efectiva a través de prácticas culturales, agrícolas ecológicas, económicas, rituales, entre otras[5]. En este sentido, el “territorio” como apropiación de prácticas no se limita a “fronteras” fijas; por el contrario, está estrechamente vinculado mediante entramados porosos con otros territorios adyacentes, a los que Arturo Escobar denomina “pluriversos”. [6]

En esta perspectiva sobre la "territorialidad" está presente lo que nos comparte Don Ricardo[7] como "originario" porque él mismo se identifica y se denomina descendiente de los diaguitas calchaquíes. Esta autoidentificación está estrechamente vinculada con su concepción de la "posesión de la tierra", ya que relaciona a sus antepasados incas (sin acento Condori) como los legítimos propietarios de las tierras heredadas de los jesuitas que abarcan todo el territorio[8]. Su concepción sobre el territorio remite a su historia personal y a la de toda su comunidad. Esto confirma que "muchos pueblos de distintas culturas (o civilizaciones) han mantenido vivas las prácticas de comunidad, relacionalidad y pluriverso a lo largo de los siglos”[9].

Este entendimiento se refleja no solo en esta entrevista, sino también en las demás realizadas. Por ejemplo, la organización comunal de las treinta familias de San Antonio demuestra que "la relacionalidad y lo comunal sirven como respuesta a las formas modernas, liberales, estatales y capitalistas de organización social"[10].

No obstante, es importante considerar que el entrevistado transmite la sensación de que, si no puedes combatir el sistema, debes adaptarte a él. Además, se observa cómo se "quebró" la relación con la representante del pueblo dentro de la lógica del "sistema comunal" que describe Arturo Escobar[11].

Don Ricardo compartió su experiencia de vida y reflexionó sobre los problemas y falencias que enfrenta su comunidad desde hace décadas, incluyendo la "destrucción" de la economía regional, el "resentimiento" hacia las viñas y el aprecio por el algarrobo. También propuso posibles soluciones como actor político para su comunidad.

El relato de vida, como “discurso político” en el estudio de caso[12]

Para comenzar, es importante destacar que la entrevista se realizó en el marco del trabajo de campo del Proyecto de Investigación nº 2423, llevado a cabo a fines de junio de 2018 en el paraje de San Antonio de Animaná, en el pleno Valle Calchaquí. Esta entrevista se realizó junto con otras cuatro entrevistas, todas conducidas por el equipo de investigación del mencionado proyecto.

El testimonio de Ricardo se aborda como una unidad individual de análisis, centrando la actividad investigativa en la descripción e interpretación de su narrativa de vida, que está estrechamente vinculada a su percepción de la realidad local, la cual se explora a través de la entrevista en profundidad realizada. La percepción de lo expresado por nuestro interlocutor permite desentrañar sentidos generales, metáforas, alusiones y alegorías, entre otros aspectos conceptuales y categoriales. Estos elementos se manifiestan a través de múltiples marcas evidenciadas en su relato preciso y crítico, que supera el marco institucional existente y se define como discurso político. Este discurso nos proporciona herramientas conceptuales necesarias para reflexionar sobre ciertos aspectos de la teoría y problemáticas sociales.

Ricardo es un poblador de la comunidad de San Antonio de Animaná que se autoidentifica como diaguita-calchaquí. Nacido en Cerro Bayo a mediados de la década de 1960, su infancia transcurrió entre los cerros calchaquíes y arboledas, rodeado de su familia, que se dedicaba a la recolección de frutos secos, la actividad de hilados y la elaboración de productos artesanales como arropes de chañar y carnes deshidratadas (“charqui”). Desde muy joven, mostró una postura crítica hacia la educación pública, aunque continuó sus estudios secundarios y posteriormente ingresó a la carrera militar, atraído por el estatus social y político que gozaban las fuerzas armadas durante la última dictadura militar en Argentina.

Tras finalizar su experiencia en el ejército, intentó continuar sus estudios a nivel universitario, cursando la carrera de contabilidad con el objetivo de ayudar a su comunidad a través de una “transformación económica viable”. Sin embargo, pronto se desilusionó con el sistema educativo superior y con los contenidos de la carrera. De regreso en Animaná, asumió un papel destacado en las luchas y demandas de la comunidad de San Antonio desde la década de 1990.

Entre las principales demandas que lideró junto a la comunidad se encuentran la construcción de un puente que conectara la comunidad con Animaná, la creación de un matadero comunitario, disputas sobre tierras y la cuestión de la distribución del agua, entre otras. Muchas de estas demandas siguen sin respuesta hasta el presente. Tras un breve intento de incursionar en la política local como concejal, actualmente Don Ricardo pasa la mayor parte del año en San Antonio, en la tranquilidad de su hogar, realizando actividades de recolección de frutos y elaboración de “charqui”. Durante la estación veraniega, sube cerro arriba para vivir con su madre de 84 años.

Así, mediante la inducción analítica de un caso y la consideración de su lúcida narrativa, se busca dilucidar aspectos teóricos relacionados con las particularidades del fenómeno extractivista en general y su impacto en los Valles Calchaquíes de Salta. Esto permite una comprensión más profunda a través del diálogo entre el entrevistador y el entrevistado, inmerso en la vida real.

En resumen, tuvimos el placer de encontrarnos con un “originario” del lugar con una autopercepción identitaria vinculada a la cultura vallista, quien reflexionó no solo sobre su experiencia de vida, sino también sobre los problemas y falencias que enfrenta el pueblo desde hace décadas. Desde la “destrucción” de la economía regional, pasando por el “resentimiento” hacia las “viñas” y el aprecio por el “algarrobo”, hasta la revisión de las actividades que emprende desde la comisión pro templo que preside en la Capilla de San Antonio, ubicada dentro de la misma comunidad[13].

 

Algarroba y vida natural

Luego de la aclaración inicial sobre su “origen”, el relato de Ricardo describe la vida natural y los frutos que sustentan a los habitantes de la Comunidad de San Antonio. Esto se ilustra con la recolección de algarroba como una “gran reserva” del pueblo, complementada por la caza y la cría de ganado. Este tipo de economía estacional permitía que productos como la algarroba, el maíz, la papa y la carne salada constituyeran los principales ingredientes de la dieta de los animanenses.

En primer lugar, se menciona que hace unas décadas la algarroba era el alimento esencial para los pobladores, utilizándose en todas las comidas.  Se destaca que el sector de Animaná estaba cubierto por un extenso "algarrobal", considerado la "gran reserva" del pueblo y la principal fuente de alimentación de la comunidad. Así se evidencia en la siguiente cita:

"El blanco y el amarillo también, pero más rico es el blanco, como les digo. Toda la alimentación es estacional, por lo que no es todo el tiempo la misma cosa o la otra, digamos. Y después, ya empieza el tiempo de marzo y empieza a engordar la hacienda; empezamos a comer carne, asado, papas hervidas, la papa del cerro… la andina [...] Y bueno, después pasan las temporadas y la forma estacional de la carne es el charqui, que lo estamos empezando a hacer ahora, y ahí también se empieza a pelar el maíz, hay locro, frangollo, el apio [...] un montón de comidas, y llega diciembre y se vuelve a retomar con lo fresco, digamos. Aquí se realiza mucho intercambio, lo que llamamos la “economía regional”, trayendo carne desde arriba. Antes, el intercambio era más fluido, porque también estaba Barrial…" (Ricardo, 2018, p. 2).

Con la llegada del capitalismo y un nuevo sistema de producción, la algarroba fue "extirpada de la tierra" y sustituida por la vid. Esto tuvo dos efectos significativos: primero, benefició y enriqueció a unos pocos, y segundo, el reemplazo de la uva por la algarroba afectó gravemente la alimentación general, ya que la uva no ofrece la misma diversidad nutricional que la algarroba.

La algarroba, por ejemplo, tiene una pulpa nutritiva que, al combinarse con la mazamorra, proporciona beneficios para los huesos, similar a un jugo en la actualidad. Sin embargo, debido a la escasez de algarrobo, la producción actual solo alcanza para el consumo familiar.De acuerdo a lo expresado por Don Ricardo

“…la algarroba le decía, se iba al mortero y se le sacaba la “añapa” y esa nos alimentaba a nosotros los chicos, lo entreveraban con la mazamorra y era buena para los huesos […] digamos es la pulpa digamos, la pulpa de la algarroba, la semillita y a esa semillita, se la hace en agua hervida, y esa agua era como el jugo de ahora…”

Un problema similar ocurre con la planta del chañar, que produce el famoso “arrope de chañar”, un jarabe con propiedades curativas. Con el tiempo, la actividad de cosecha del chañar se ha vuelto más compleja. Es importante también destacar que la caza de animales, como guanacos y ñandúes, era crucial para obtener carne y pieles. Aunque la caza de guanacos ha mostrado una notable recuperación en los últimos años, estas actividades eran casi exclusivas de los abuelos de los actuales pobladores[14].

Sin embargo, esta diversidad productiva ha sido modificada por el predominio de la producción vitivinícola en la región de los Valles Calchaquíes y los beneficios otorgados al sector empresarial en detrimento de la comunidad y el municipio de Animaná. Este cambio ha tenido distintos efectos en el mercado local, dado que el cultivo de la uva ha reemplazado a la recolección de algarroba y chañar, productos esenciales para el consumo familiar, afectando gravemente las prácticas alimentarias. Además, se ha reducido la mano de obra destinada a la economía familiar, ya que esta se ha reorientado hacia la producción e industria vitivinícola. Tal como lo expresa:

"Exactamente… tanto la diversidad productiva como la alimentación, porque hoy para comprar alimentos tenés que ser obrero y ganas un diez por ciento de lo que vale el vino [...] o sea, haciendo un cálculo de cuánto produce el agua y cuánto producen los viñedos, sacarle el valor de plata y distribuirlo entre todos los animanenses, y calcular que cada uno debería ganar como diez mil mangos, pero… hoy es uno solo en la familia… entonces para mí es una concentración de capitales… y provoca el empobrecimiento regional" (Ricardo, 2018, p. 4).

Economía regional vs economía monopolizada.

En cuanto a la economía de Animaná y de San Antonio, se destacan dos cuestiones estrechamente relacionadas. La primera es que la llegada de un nuevo sistema económico "destruyó" la vida natural que estaba directamente vinculada con el trueque. La consolidación de este nuevo sistema ha subordinado una lógica económica basada en este último. Hasta hace unos años, la economía regional se sustentaba mediante el trueque y el uso de medidas tradicionales, como el "almud" para el chañar o el algarrobo. Estas plantas eran fundamentales para la localidad, pero su importancia se ha perdido con la llegada de la industria del vino. Ricardo lo describe de la siguiente manera:

"Es trueque, trueque […] la mayoría, hoy un poco más ya la moneda de cambio es el billete, pero antes era todo trueque. No sé, incluso las medidas cambiaron; el ‘almud’ de durazno por un almud de papas, digamos, era un tacho […] una medida que se utilizaba, que yo conocí. Más antes no sé cómo fue […] pero se hacía el intercambio" (Ricardo, 2018, p. 2).

La producción vitivinícola no favorece la diversificación económica; en cambio, empobrece a los pueblos[15]. El capitalismo ha ido destruyendo la economía regional, especialmente la economía familiar, que solía ser el sustento diario. Esto ha provocado cambios significativos en la vida cotidiana, incluyendo un aumento en los casos de desnutrición, dado que la algarroba, un alimento muy nutritivo, ha sido reemplazada por la uva, que no es tan nutritiva ni adecuada para la dieta[16].

Con el avance de la modernidad en el pueblo, es crucial considerar ciertos aspectos, como el "tendido eléctrico". Según Don Ricardo, la electricidad podría traer dos problemas principales: primero, una revalorización del "territorio", que atraería a antiguos residentes y nuevos interesados; y segundo, la necesidad de una "concientización y preparación" de los pobladores para utilizar esta innovación de manera efectiva, mejorando realmente sus vidas y no solo para "vivir". De acuerdo con lo expresado por Don Ricardo (2018) “hoy por hoy la comunidad no tiene conciencia como para usarla productivamente a la energía […] la usamos si para vivir […] pero no lo usamos para trabajar en la madera […] tenemos que capacitar a las personas en ese sentido”.

En cuanto a la vid, la economía regional está actualmente monopolizada por las fincas vitivinícolas, lo que ha llevado a una crisis en el modelo de vida natural de la comunidad. La irrigación para las viñas ha secado el campo, debido a la desviación del cauce normal del río.  Además, el acceso a recursos naturales esenciales como el agua de río se ha visto obstaculizado. El cauce normal se ha redirigido en beneficio de las viñas, produciendo una crisis en el modelo de vida natural de la comunidad. Ricardo sostiene:

"La finca que tiene el monopolio del cultivo del vino nos ha sacado las algarrobas y ha puesto viñas. Ahora no tenemos pulmón ni de dónde alimentarnos [...] porque nos han quitado todo, y así sigue la irrigación, porque aquí, digamos, largan por canal y no hay infiltración, entonces todo el campo se está secando […] aunque digan que no […] ustedes lo miran de abajo y verán que se está secando. Antes se hacían las terrazas arriba, y bueno, la infiltración por riego pasaba por abajo e iba al monte […] muchos me discutían y me decían que eso no era verdad, pero con el transcurso de los años voy viendo que es así […] y se va secando el agua […] y ahora peor con los pozos" (Ricardo, 2018, p. 4).

Dentro de la Comunidad, la problemática del acceso al agua se agrava cuando se limita su suministro a 36 horas al mes. Ricardo afirma:

"El agua va por un desarrollo productivo […] no para un desarrollo cultural […] nosotros en el 99’ empezamos a pelear en la justicia […] por las tierras y el agua[…] son unas 56 hectáreas […] y teníamos de agua unas 6 horas cada 25 días […] y no nos alcanzaba […] porque era para agarrarnos a palazos en todos los turnos […] empezamos el juicio […] pero siempre dije que así no le íbamos a ganar […] porque no nos iba a satisfacer […] porque es muy poca el agua […] después de medirlo todo, quedó en que teníamos el derecho de 36 horas cada 30 días […] aunque es poco, son bastantes horas más" (Ricardo, 2018, p. 7).

En efecto resulta crucial entender la rivalidad con la vid puesto que la comunidad solo dispone de 36 horas de agua al mes, después de un prolongado conflicto judicial con las fincas. Esta cantidad de agua es insuficiente para mantener una plantación sostenible y asegurar la autosuficiencia de las familias. Ya que el sistema actual mide la producción en función de las hectáreas de viñas, sin tener en cuenta cuántas familias se benefician realmente de esa producción.

Además, se han llevado a cabo juicios que lograron suspender los desalojos y desmontes previamente autorizados, pero en disputa con la Ley de Bosques vigente. En ese sentido la comunidad aspira a recuperar los campos para replantar algarrobo y mejorar las pasturas de manera efectiva. Al respecto Don Ricardo expresa:

“…y bueno tuvimos unos cinco juicios […], dos que, si avanzaron, […] y el de Animaná que no termino. […] pero hace bastante se suspendieron los desalojos […] pero la que se gano es la de los duraznos […] siguen apelando, pero eso depende de la justicia de Salta, pero ya está ganado […] casi la mayoría por desalojo y por los desmontes, ya que estaban antes con mayor legalidad, pero también existía la ley de bosques y bueno […] pero ellos se presentaban con la autorización […] y bueno ahí empezó la lucha […]” “[…] la idea nuestra era tratar de recuperar el campo con un plan, pero es difícil porque hoy consumimos todos leña […] y lo que se debería hacer es una reforestación […] donde nosotros nos podamos abastecer a leña y no tengamos que entrar mucho  al monte […] y lo otro era como que se debe tratar de mejorar la pastura para hacer una mejora del ganado, en el sentido de poder hacer engordar a los cabritos chicos, se pudo hacer algunos lotes de alfalfa con esta agua que ganamos, también para el maíz y el nogal […]”

Planificación en la metamorfosis de la política local

Ricardo reconoció que, en algún momento, intentó integrarse en la política local del municipio de Animaná. Aunque no tenía una afiliación política concreta, participó en la contienda electoral para obtener un escaño en el Concejo Deliberante de Animaná por el Partido Radical. Sin embargo, ciertas “presiones” de dirigentes políticos acabaron alejándolo de la vida política.

El desacuerdo de ideas y el limitado espacio de discusión que le ofreció ese partido, estrechamente vinculado a los propietarios de la finca, lo desalentaron. Sus propuestas, centradas en recuperar la independencia económica y salir de la “centralización” de la finca mediante la organización de nuevos mercados, festivales y la explotación de la “actividad turística”, no resultaron interesantes para la plataforma política del partido Radical local. Lo expresa de la siguiente manera:

"Mi idea era implementar ordenanzas para que el municipio no dependiera exclusivamente de la producción de la viña y empezar a regionalizar […] crear nuevos mercados y fomentar el comercio, así como organizar festivales y desarrollar políticas para el turismo y recibir visitantes" (Ricardo, 2018, p. 6).

Ricardo añade:

"Desafortunadamente, el municipio tiene que abarcar toda la gente; de lo contrario, solo queda un plan único [...] y bueno, el municipio no está en condiciones. Nosotros, como comunidad, planteamos y disputamos varias veces sobre la economía regional y la alimentación de la población, pero nunca se concretó. Siempre era 'bueno, después, después', y nunca se dio" (Ricardo, 2018, p. 4).

En este contexto, se destaca que la fuerte subordinación a las políticas subsidiarias y a los “partidos políticos” con las familias de la comunidad también obstaculizó una discusión real sobre la autonomía económica. Según él, establecer una “economía regional diversificada” podría reducir la dependencia de la producción vitivinícola:

"Esto ocurrió con la empresa vitivinícola […] Siempre dije que, si vamos a competir, perderemos de entrada porque no tenemos capital. Entonces, tenemos que resistir" (Ricardo, 2018, p. 6).

Además, las proyecciones políticas y económicas de instituciones nacionales como el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) también dificultaron la formulación de políticas adecuadas para la producción en San Antonio. Estas políticas no se basaban en las necesidades reales de la población ni para mejorar su producción ni para proponer ningún plan de rescate de la economía regional:

"Cuando llegó el del INTA, el de la Subsecretaría de Agricultura Familiar, vino GTC también, vinieron muchos, pero no convencieron a la gente de que, por mejorar el corral, se cambiaría la realidad. No es así. Porque después tienes el corral, pero no tienes el pasto y después, cuando tienes el cordero, no tienes dónde venderlo ya no hay matadero" (Ricardo, 2018, p. 5).

La falta de un matadero local, el cual fue destruido y abandonado con la llegada de la finca, es un problema crítico. El matadero más cercano está en Viña, y los intentos prolongados para reinstalar uno local, que se encontraban al 70% de funcionamiento después de 12 años de promesas, no han tenido éxito. Don Ricardo menciona que, para cuando se logre poner en funcionamiento, ya no habrá ganado suficiente para justificar su operación.

Es evidente el desaliento de Ricardo respecto a las instituciones políticas como ámbito necesario para la discusión de nuevas políticas, debido a la falta de espacio para fomentar la participación en la misma. Y a la impronta que tienen los intereses políticos particulares que perjudican a terceros.

En ese sentido su propuesta política se orienta hacia la recuperación de la independencia económica a los efectos de conservar autonomía frente al proceso productivo centralizador de la finca; y la competencia que está apertura implicaría para las familias que conforman la comunidad de San Antonio. Dado que los inversores al ser grandes capitalistas tendrían una ventaja considerable sobre la misma. Asimismo, se enfatiza en la importancia que adquiere la organización económica y política comunitaria como dimensión ontológica concreta en los términos de Arturo Escobar:

“…queremos resaltar tanto la dimensión política de la ontología como la dimensión ontológica de la política. Por un lado, toda ontología o visión de mundo crea una forma particular de ver y hacer la política [...]; por el otro, muchos conflictos políticos nos refieren a premisas ontológicas, ya sean intra-mundos o inter-mundos…”[17]

Desde la perspectiva de la ontología política, Escobar define que el mundo moderno se basa en cuatro premisas fundamentales: el individualismo, la economía, la realidad y la ciencia. En este modelo, el individuo separado de la comunidad es considerado la unidad natural de existencia, mientras que, en los mundos ontológicos relacionales, la unidad es lo colectivo.

Una crítica importante del entrevistado es la dependencia política y económica que existe entre el Intendente y las 30 familias del paraje. [18] Estas familias son tratadas como obreros, sin recibir una verdadera posibilidad de autonomía económica. Una economía regional diversificada podría reducir la dependencia económica de la producción vitivinícola.

Además, el entrevistado señala una "hibridación de culturas" que se manifiesta en el mal enfoque de la educación, tanto desde su experiencia personal como desde la perspectiva actual. La educación parece alejar a los jóvenes de la cultura tradicional, provocando un despoblamiento de los valles y un desplazamiento hacia centros urbanos como la Capital o Cafayate. La llegada de la electricidad y el cable ha llevado a que los jóvenes se avergüencen de sus raíces, desde la mazamorra hasta el uso de prendas tradicionales como el pullover de llama, influenciadas por el "consumismo capitalista"[19].  Divide a las familias en dos tipos: las "autosustentables", generalmente ubicadas en los cerros, y las "contaminadas" por la influencia de los pueblos y el capitalismo.

“es decir hoy los chicos ya no te quieren comer la mazamorra, o sea si ven que alguien la come […] pero lamentablemente es así […] cuantos más cerca del poblado más contaminado estas […] cuanto más lejos mejor porque, ahí los chicos te comen sin drama porque no te ve nadie […] ejemplo en el cerro no te ve nadie digamos, igual que el charqui asado…”

En otro orden de cosas, se critica la planificación educativa implementada en los colegios y escuelas del municipio, señalándose que la misma produjo un alejamiento de parte de los jóvenes respecto a la cultura tradicional y los empujó hacia otros centros urbanos. Al respecto se afirma:

"La escuela fue un desastre, porque se valora al ingeniero, pero no al maestro que busca la recuperación cultural. Le dan herramientas para sus carreras, pero no para el lenguaje. Debería haber una educación bilingüe. Lo que deben cambiar es la idea de que, si no vas a la escuela, no serás nada. Yo, después de 20 años, me di cuenta de que no era así, porque llegué a Buenos Aires pensando en ser un profesional, pero me costó mucho" (Ricardo, 2018, p. 10).

Es decir, Ricardo encuentra una oportunidad para concebir una política basada en la diferencia y la reinvención identitaria asumiendo su rol dentro de la comisión del pueblo para el manejo de la capilla, y a partir de la realidad local y la interacción con espiritualidades ancestrales y cristianas.

Diversidad cultural y existencia de dualidad

En nuestra investigación se pudo identificar dos dimensiones en el plano espiritual: aquella consolidada en el dogma de la Iglesia Católica y la espiritualidad basada en los saberes provenientes de los pueblos originarios. Esta bipartición en el ámbito espiritual marca la existencia de una “dualidad”, entendida como una totalidad en la que cada uno de sus elementos constituyentes, a pesar de ser considerados desiguales, posee plenitud ontológica[20]. Según Rita Segato, esta dualidad se desarrolla como una relación de complementariedad, favoreciendo la multiplicidad e interacción de la diversidad intercultural, e implica elementos que son siempre ontológicamente completos e irreductibles[21].

Sin embargo, esta “dualidad” no está exenta de prejuicios o temores en comunidades donde los “proyectos globalizadores” y de modernidad están en proceso[22]. El miedo a una desvirtuación, en la que un elemento suplante al otro y lo desplace debido a su falta de relevancia intrínseca[23], puede desencadenar maniobras de resistencia, oposición, defensa y afirmación por parte de la comunidad para preservar esa dualidad. Ricardo expresa este conflicto cuando dice:

“Hoy yo manejo la iglesia. Vos decís ‘si el indio está en la Iglesia’, sí, él está en la iglesia. ¿Por qué? Porque si no manejas la espiritualidad de la comunidad, estás perdido” (Ricardo, 2018, p. 10).

El rol de Ricardo como presidente de la comisión que coordina el conjunto de actividades de la capilla es fundamental en la configuración de las espiritualidades y en la resistencia de la comunidad. Su papel permite la coexistencia de formas mutuamente enriquecedoras entre la espiritualidad "originaria" y la "cristiana". Ricardo explica:

“Si uno permite que, por ejemplo, se dé catecismo aquí, ya no debería existir el pago a la Pachamama. Entonces yo digo que no, la tierra es parte de la creación de Dios y hay que cuidarla, usando la misma palabra que ellos dicen pero defendiendo nuestra cultura [...] Me hice cargo como presidente de la Iglesia, de la comisión esa, para cambiar eso, porque si no, viene el padre y dice ‘no, tenés que enseñar esto, tenés que hacer esto’. Entonces uno lo ve desde otro sentido. Sí, está bien, pero nosotros tenemos que seguir manteniendo la cultura, entonces la creación es la misma” (Ricardo, 2018, p. 11).

 

 

El juego de las “ontologías relacionales” y la reinvención de identidades

Dentro de la “espiritualidad originaria” de la comunidad de San Antonio, el cuidado y veneración de la naturaleza constituye sin duda su núcleo central. Este enfoque abarca un sentido profundo y completo, que es transversal a cualquier cuestión terrenal, espacial o temporal. Según Ricardo, “la (espiritualidad) originaria es la Pachamama y todo lo que se le hace a la naturaleza” (Ricardo, 2018, p. 11).

En esta cosmovisión, la naturaleza y la Pachamama se concuerdan como “entes” que mantienen una relación constante y perpetua. A esta relación se le añade un tercer elemento, el ser humano: “La mayoría, digamos, absorbió esa espiritualidad (cristiana) juntamente con la nuestra, la Pachamama, el sol y todo” (Ricardo, 2018, p. 9).

Se observa que, a través de un conjunto de prácticas y rituales, se produce una “enacción” que desafía la idea de una separación entre naturaleza y espiritualidad. Arturo Escobar caracteriza esta enacción como “ontologías relacionales”, donde los mundos biofísicos, humanos y sobrenaturales no se consideran entidades separadas, sino que establecen vínculos de continuidad [24]  Por ejemplo, si el Sol es visto como un ser sintiente, el tratamiento que se le da es completamente diferente: “Antes [...] nosotros salíamos y lo primero que hacíamos era saludar a la luna, al sol cuando aparecía” (Ricardo, 2018, p. 9). En efecto, las ontologías relacionales, por lo general, implican perspectivas territoriales y comunales, ya que los territorios son considerados espacios-tiempos vitales de interrelación con el mundo natural[25].

En definitiva, la propuesta de Escobar sobre la interpretación de los procesos de reexistencia resulta interesante. Esta propuesta está vinculada a la reinvención del territorio como un espacio de vida, a partir de una política de la diferencia[26]. Es decir, que la redefinición del ambiente desde la reinvención de sus identidades y modos de pensar favorece la posibilidad de construir mundos sustentables. Ricardo ilustra este punto con el siguiente ejemplo:

“Entonces tenés que entender, vas a ver, el primero de agosto, ¿quién paga a la Pachamama? En la comunidad estoy yo representando. El 13 de junio, día de San Antonio, estoy yo representando. Pero vas marcando la pauta cultural de la comunidad. Incluso una vez se hizo el pago de la Pachamama junto a San Antonio” (Ricardo, 2018, p. 10).

Conclusiones

La revisión de las “ontologías relacionales” ha permitido resignificar categorías tradicionales como la del sincretismo religioso, y a partir de allí, repensar la concepción y definición del dualismo espiritual. El análisis de este testimonio oral evidencia la existencia de dos formas de espiritualidad en la comunidad: una anclada en la doctrina de la iglesia católica y otra sustentada en principios y valores tradicionales de la cultura vallista. Estas dos expresiones están interrelacionadas en el contexto de diversas manifestaciones rituales y prácticas religiosas.

En efecto, en el contexto de la globalización, el reconocimiento de la pluralidad de las lógicas identitarias a escala local ha facilitado la interacción e intercambio de las expresiones materiales de la espiritualidad. En nuestro caso, la intervención de Ricardo en los asuntos espirituales de la comunidad de San Antonio de Animaná ha fortalecido la existencia de este dualismo, con el objetivo de preservar y mantener la identidad cultural regional, basada tanto en paradigmas occidentales como en saberes ancestrales.

Para concluir este trabajo, hemos intentado ofrecer una "visión" cercana a la percepción de un habitante de Animaná sobre el territorio. A lo largo de nuestra investigación, hemos observado una profunda conexión entre la comunidad y la tierra, reflejada en una herencia de "descendencia" y "posesión de tierras". Esto se alinea con la perspectiva de Arturo Escobar, quien sostiene que las comunidades originarias en América Latina experimentan transiciones entre el modelo moderno y las ontologías relacionales. Las cuales podrían superar las visiones modernas y permitir una recuperación de su identidad territorial.

La entrevista revela un reconocimiento de que, aunque no se puede detener el avance de la modernidad, hay oportunidades para mitigar su impacto negativo. Un aumento en las horas de riego para los cultivos locales y la mejora de las pasturas podrían representar un cambio significativo para las más de 30 familias de la localidad. Esta medida sería fundamental para contrarrestar los efectos adversos de la "maldita” irrigación del suelo y permitir una recuperación parcial de la economía natural y regional previa a la instalación de la finca.

La resistencia se erige como el estandarte principal de los animanenses. Su esfuerzo por regresar a una economía basada en los principios tradicionales y la reivindicación de su derecho como descendientes y propietarios legítimos de sus territorios subraya su compromiso con la preservación de su identidad y modo de vida. En última instancia, este trabajo nos invita a reflexionar sobre el valor de las identidades locales y la importancia de reconocer y apoyar los esfuerzos comunitarios en la búsqueda de un equilibrio entre modernidad y tradición.

 



[1] Este artículo forma parte del proyecto “Discursos y prácticas sociales en torno al acceso y uso de los recursos naturales. El caso de la Comunidad de San Antonio, San Carlos, Salta. 2007 – 2015.” N\2423/0, dirigido por el Dr. Mario Gustavo Parrón, CIUNSa. Resolución N\ 022/2015-CL.

[2] San Antonio es una pequeña comunidad ubicada en la localidad de Animaná, en el departamento de San Carlos de la provincia de Salta, Argentina. Su población se reduce a 30 familias, de las cuales la mayoría se autoreconoce de origen diaguita-calchaquí. Al igual que otros pueblos vecinos, la comunidad de San Antonio se caracteriza por ser prácticamente dependiente de la actividad agrícola y de una reducida actividad ganadera.

[3] Entendemos por cultura vallista aquella que se ha formado y estructurado en un determinado medio geográfico (Valles) en base a elementos provenientes de otras áreas, pero que se ha visto modificada completamente con el correr del tiempo, al influjo de nuevas exigencias que el mismo medio le impuso para su subsistencia y reproducción.

[4] Entendemos por “política de la diferencia” como la redefinición del ambiente a partir de la reinvención de sus identidades, y sus modos de pensar que favorecen al mismo tiempo la posibilidad de construir mundos sustentables. Arturo Escobar, Sentipensar con la tierra: Nuevas lecturas sobre desarrollo, territorio y diferencia. (Medellín: UNAULA, 2014), 67-136.

[5] Escobar, Sentipensar con la tierra: Nuevas lecturas sobre desarrollo, territorio y diferencia, 90.

[6] Escobar define a los pluriversos como conjuntos de mundos en conexión parcial los unos con los otros, todos en actuándose y desenvolviéndose (unfolding) sin cesar.  En Escobar, Sentipensar con la tierra: Nuevas lecturas sobre desarrollo, territorio y diferencia, 108.

[7] Aclaramos que no se utilizará los nombres reales de las personas entrevistadas, a los cuales le iremos dando un nombre ficticio.

[8] “…yo soy Condorí, pero en realidad es Condori, proveniente de la cultura inca, pero porque avanzo más antes, y muchos te dicen que no son indios, pero lo tienen en el apellido, y en teoría los jesuitas le dieron al Condorí de acá todo el territorio hasta abajo…” (se conserva el anonimato del entrevistado, y se coloca un nombre alternativo según el origen geolingüístico).

[9] Escobar, Sentipensar con la tierra Nuevas lecturas sobre el desarrollo, territorio y diferencia, 50

[10] Escobar, Sentipensar con la tierra Nuevas lecturas sobre el desarrollo, territorio y diferencia, 50

[11] “…ya que desgraciadamente los caciques de hoy están muy dependientes del gobierno…”

[12] Entrevista 1, realizada el 29 de junio de 2018, Comunidad de Antonio de Animaná, Salta, Argentina.

 

[13] Su objetivo principal en ese cargo, según el mismo, es marcar la “pauta cultural” en el plano espiritual de San Antonio de Animaná.

[14]  Extraído de la entrevista a Don Ricardo, 2018.

[15] La finca perteneciente a los Michel Torino, en la década de los ¨40, paso a denominarse posteriormente finca Animaná. Información brindada por Don Ricardo, 2018.

[16] Extraído de la entrevista a Don Ricardo, 2018.

[17] Escobar, Sentipensar con la tierra Nuevas lecturas sobre el desarrollo, territorio y diferencia, 98

[18] “…porque acá el “cucharismo” hacia mucha política de dependencia…cada uno le debía algo al otro…y no se podía avanzar…”

[19] “…es decir hoy los chicos ya no te quieren comer la mazamorra, o sea si ven que alguien la come…pero lamentablemente es así…cuantos más cerca del poblado más contaminado estas…cuanto más lejos mejor porque, ahí los chicos te comen sin drama porque no te ve nadie…ejemplo en el cerro no te ve nadie digamos, igual que el charqui asado…”

[20] Rita Segato, (2011), “Género y colonialidad: en busca de claves de lectura y de un vocabulario estratégico descolonial”, en Feminismos y poscolonialidad. Descolonizando el feminismo desde y en América Latina, Bidaseca, Karina y Vázquez, Vanesa (comp.) (Buenos Aires: Ediciones Godot/ Colección Crítica, 2011), 17- 47.

[21] Segato, “Género y colonialidad: en busca de claves de lectura y de un vocabulario estratégico descolonial”, 17-47

[22] Escobar afirma que la presión sobre los territorios que se está evidenciando hoy en día a nivel mundial —de los avances de los capitales— puede ser vista como una verdadera guerra contra los mundos relacionales y un intento más de desmantelar todo lo colectivo. Dentro de esta compleja situación, las luchas por los territorios se convierten en luchas por la defensa de los muchos mundos que habitan el planeta. En Escobar, Sentipensar con la tierra: Nuevas lecturas sobre desarrollo, territorio y diferencia, 77.

[23] Segato, “Género y colonialidad: en busca de claves de lectura y de un vocabulario estratégico descolonial”, 17-47.

 

[24] Escobar, Sentipensar con la tierra: Nuevas lecturas sobre desarrollo, territorio y diferencia, 57.

[25] Escobar, Sentipensar con la tierra: Nuevas lecturas sobre desarrollo, territorio y diferencia, 59.

[26] Escobar, Sentipensar con la tierra: Nuevas lecturas sobre desarrollo, territorio y diferencia, 94.