La “naturaleza” y la filosofía del buen vivir
Abstract
Aimé Cesaire, en su obra “Una Tempestad”, expone un diálogo constituyente de la modernidad europea. Es entre Próspero y Calibán. Próspero: -...simio maldito! ¡Cómo se puede ser tan feo! Calibán: -¡Vos me considerás feo, pero vos a mi no me parecés nada lindo! ... Próspero: -...podrías por lo menos agradecerme el haberte enseñado a hablar. ¡Un bárbaro! ¡Una bestia bruta que yo eduqué, formé, que yo saqué de la animalidad que todavía se manifiesta todo el tiempo! Calibán: -Desde ya eso no es verdad. Salvo, por supuesto a chapurrear tu lengua para comprender tus órdenes: cortar madera, lavar los platos, pescar, plantar legumbres, porque sos demasiado haragán para hacerlo. En cuanto a tu ciencia, ¿alguna vez me la enseñaste?... Próspero: -¿Qué serías vos sin mí? Calibán: -¿Sin vos?, Pero, ¡sencillamente el rey! ¡El rey de la isla! El rey de mi isla, a la que tengo derecho por Sycorax, mi madre.
He ahí algunos datos del “encuentro de culturas”, que como es obvio en el diálogo, es un conflicto instalado desde la simiente del contacto colonial. De modo que la emergencia de nuevos conocimientos o aquilatadas experiencias de estos mundos del Abya Yala, adoptan el camino de la contraconquista que permita hacer emerger la la lucha por la emancipación. Es lo que advertiremos enseguida, al resumir las filosofías andinas y sus implicancias sobre la “idea” de Naturaleza de los pueblos originarios que han experimentado la experiencia del colonialismo imperial.