Años de Esperanza de Vida Perdidos por grandes grupos de causas de mortalidad en la Argentina entre los años 1998 y 2009
Abstract
El cálculo de los años de esperanza de vida perdidos (AEVP) representa la diferencia entre el
máximo posible de años que se pueden vivir entre dos edades y los que realmente se viven. Los
AEVP son válidos para medir el nivel de mortalidad de una población en un determinado período,
por grupos de edad y causas de muerte, puede ser empleado también para medir la velocidad de
cambio en la mortalidad de una población entre dos períodos. Los objetivos de este trabajo fueron
determinar los Años de Esperanza de Vida Perdidos entre las edades 0 y 85 años para la población
argentina según sexos, para los años 1998 y 2009; y determinar la velocidad de cambio de la
mortalidad en 6 grupos de causas de mortalidad seleccionadas, en los mencionados años.
Se realizó un análisis de bases de datos de las defunciones registradas en la Argentina para los años
1998 y 2009. Las causas de mortalidad fueron reagrupadas de acuerdo a la lista “6/67” de la OPS,
se calcularon los Años de Esperanza de Vida Perdidos y su velocidad de cambio en la población
argentina -según sexos- para esos dos años.
Entre los resultados se observó en los AEVP un diferencial por género en los seis grupos de causas
analizados, como así también en la velocidad de cambio de cada uno de esos grupos en el período
comprendido entre 1998 y 2009. Así también se destaca el cambio de los patrones de mortalidad en las
mujeres pasando de una alta contribución de las enfermedades del sistema circulatorio al inicio del
período a una disminución de este tipo de enfermedades en el final del período para aumentar la
contribución en AEVP de las enfermedades causadas por neoplasias, mientras que en los varones se
mantienen las enfermedades del sistema circulatorio como primera causa en contribuir con AEVP.
Se puede concluir que la prevención y el control de las enfermedades no transmisibles se han
transformado desde hace algunos años en una prioridad para el sector salud, ya que su participación en
la mortalidad total y en el gasto público en salud por la cronicidad que llevan implícitas muchas de estas
enfermedades antes de su desenlace lo justifican; y para esto las herramientas de promoción de hábitos
de vida saludables devienen en herramientas fundamentales.